Educación o hecho educativo. Por: Martha Soledad Montero. 2009

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EDUCACIÓN O HECHO EDUCATIVO.
Elaborado por: Martha Soledad Montero g.
(Versión preliminar)
El presente trabajo, muestra algunos de los aportes hechos por Armando
Zambrano, en su texto: Didáctica, pedagogía y saber, siguiendo las preguntas
que propone el autor, sobre las posibles implicaciones de los resultados de la
investigación realizada por él en la concepción de pedagogía, didáctica y saber.
En especial, en lo que se refiere al hecho educativo, objeto de estudio de las
ciencias de la educación, según él, y su expresión en los discursos
pedagógicos, y por último, se hace una aproximación a los términos de una
posible discusión.
Didáctica, pedagogía y saber .
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Para efecto de este trabajo y luego, de plantear a grandes trazos, los
desarrollos de Zambrano a propósito de la concepción de pedagogía y de
didáctica, señalo algunos elementos de discusión, tendientes a mostrar dos
concepciones distintas de educación, formación y experiencia, estableciendo
de manera general, las tres líneas de análisis, que se presentan entre ellas.
Armando Zambrano,2 en su tesis plantea que tanto la didáctica como la
pedagogía, son conceptos de naturaleza específica, disímil y paradójicamente
recíproca. Tal que, por didáctica se entienda la condición práctica de la
pedagogía, se le reconozca como una disciplina científica cuyo objeto es la
génesis, la circulación y la apropiación del saber en sus condiciones de
enseñanza y de aprendizaje.
Frente a ello, según el autor surge una pregunta: ¿Sí la didáctica constituye la
parte material de la pedagogía, en qué condiciones se funda dicha relación, qué
conceptos operan y cuál es la relación entre saber y representación? De ahí,
que la afirmación de Zambrano, sea tratada a manera de pregunta: ¿a qué
llamamos pedagogía? Por ello, en un primer momento establece su
especificidad y en un segundo momento, precisa sus dimensiones, sus
relaciones, su espacio en las disciplinas escolares y su práctica.
Señala el autor, como el eje de la actividad docente es la didáctica. Y, es la
didáctica en la medida que ofrece a la actividad docente el material conceptual y
operativo para que los profesores puedan transmitir saber, interrogando el
correspondiente conocimiento, creando vínculos de proximidad con los saberes
de los estudiantes.
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Armando Zambrano Leal. Didáctica, pedagogía y saber: aportes desde las ciencias de la educación. Bogotá. Cooperativa
Editorial Magisterio. 2005.
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Armando Zambrano Leal. Didáctica, pedagogía y saber: aportes desde las ciencias de la educación. Bogotá. Cooperativa
Editorial Magisterio. 2005.
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Además, él precisa, que la didáctica es una verdadera disciplina, porque le da
coherencia y organización a la actividad del profesor, en tanto, simultáneamente,
es la organizadora de los aprendizajes. De ahí, que la didáctica lo es, por la
transmisión y la apropiación de los saberes que manejamos, en relación con
nuestra experiencia. Ella, nos sitúa en la función del profesor. Aquí, el saber se
interroga según su génesis y sus formas de circulación y de apropiación;
mientras, que las disciplinas movilizan el aprendizaje del conocimiento, dado que
lo que se enseña es el saber disciplinar.
En esa dirección, las ciencias de la educación tienen por objeto de estudio el
hecho educativo; objeto que es multiforme en función de la pregunta por el
hombre y su necesidad de educación. En el decir de Armando Zambrano, el
hecho educativo, se presenta como un terreno posible de exploración del
paradigma y su delimitación depende de las diferentes ciencias que lo estudian.
Mientras que la pedagogía, se considera una reflexión axiológica sobre el
educar. Un concepto cuya esencia escapa a la clasificación epistemológica del
conocer. De allí, surge la preocupación por el saber, el cual aparece como una
región de referencia distinto del conocer y del conocimiento.
Se entiende en este texto, como un “acto de sospecha” y una “capacidad de
ver”; sin que por ello proceda de un proceso lógico y estandarizado por la
racionalidad objetiva del método científico. Por estas consideraciones, la
reflexión tiene sentido en razón de la pregunta: ¿qué es el saber? Y no ¿cuál es
la relación que mantienen los sujetos con éste?
En tanto, el saber en la didáctica, en la experiencia de reflexión de la pedagogía,
se interroga por su génesis, sus formas de circulación y sus formas de
apropiación; es preciso pensar: que lo que se enseña realmente es el saber de
las disciplinas.
Saber, que hace referencia a las prácticas discursivas de las disciplinas y a sus
actos de transposición. Actos, para pensarlos por fuera de una supuesta
neutralidad, púes, ellos van acompañados de una “actitud oculta” que proviene
de la experiencia de vida de los docentes.
Así, afirma Zambrano, sobre la práctica de la enseñanza, la cual esta
determinada por el saber de las disciplinas y por una actitud de vida, lo que le
otorga a la pedagogía su valor social. Tal que, nos conduzca, más bien a
preguntar por la diferencia que de hecho, parece darse en la práctica educativa,
entre lo que define al docente, al profesor y al maestro. Categorías con un
desarrollo histórico en el ejercicio de la enseñanza.
Ahora bien, al volver la mirada sobre la pedagogía, según el autor, se cae en
cuenta de la existencia de cierta inclinación por asignarle al discurso
pedagógico, la obligación de: delimitar la enseñanza a la instrumentalización del
conocimiento disciplinar. Sin embargo, cuando se pregunta ¿qué enseñamos?
¿Nuestro saber o el saber en el que hemos sido formados? Se observa que ella
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no se limita al ejercicio de la transmisión del saber o de un conocimiento
disciplinar.
Por el contrario, la pedagogía, ante todo, continúa diciendo, forma una actitud
frente a la vida y a su campo disciplinar. Ello, le permite entender el acto de
enseñar como una manera de profesar: una forma de vida, una forma de
pensamiento y una posibilidad de reorganizar la experiencia del saber disciplinar
y del saber de la vida. Cuestiones necesarias para alcanzar la “estatura del
pedagogo”.
Esta es la diferencia discursiva desarrollada por Armando Zambrano en
“Didáctica, pedagogía y saber”. En consecuencia, la pedagogía es pensada,
como un discurso social sobre el valor de educar, afirmando que ello, no
constituye una disciplina, ni es el eje de la actividad docente, por lo menos en lo
que se tiene que ver con la organización de los aprendizajes.
La actividad del profesor en la pedagogía, continúa diciendo, esta regulada por
la distancia, la altura y las formas como él vuelve sobre su práctica. Dimensiones
fundantes de la pedagogía, cuando el profesor confronta su actividad práctica
frentes a las exigencias del contexto, las rupturas y las dificultades del alumno, y
la idea de un ciudadano concreto.
Advierte Zambrano, sobre la importancia de tomar distancia en la actividad
pedagógica frente al acto de educar. Puesto que, es esta distancia la que
determina la altura del pedagogo al establecer la diferencia entre quien se
considera: instructor, educador o profesor.
Esta tesis sostiene que la cuestión de la pedagogía, es entenderla como un
discurso social sobre el educar, siempre y cuando, el docente se tome el tiempo
de reflexionar su práctica. Lo que implica de facto cierta distancia, un silencio,
prudencia histórica razonable y la probabilidad de una cierta neutralidad frente al
objeto. Así, cobra sentido, la pedagogía: si provoca un alejamiento sin olvido,
una forma elaborada de prudencia para ver, y el ver se encuentra en la distancia
y se toma el tiempo necesario de la prudencia.
Es decir en la pedagogía, una vez se aprende a ver sin afán, cortésmente, de
forma segura y lúcida, el espíritu del pedagogo, se vigoriza a través de la
contemplación. Insiste, sí el pedagogo, se toma el tiempo necesario para tomar
distancia frente a su práctica, su quehacer esta, entonces, referido a la
enseñanza, lugar que habla de la naturaleza del educar, de los desafíos, de las
tensiones y de las formas prácticas de resistencia.
Simultáneamente, advierte que: distancia es delimitación, insurgencia frente a la
inmediatez, pausa frente al ruido, riesgo de arriesgar dicha pausa, sin que la
obligación anule la iniciativa práctica del sujeto. Cuestión, que la
instrumentalización no impide para proveerse de las sensaciones de la realidad.
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En síntesis, se infiere sobre la pedagogía su trascendencia, su altura en el juego
ético, la responsabilidad debida al otro y en su relación con la educación en
tanto valor, se constituye en un valor soberano, debido a que lo es por decisión,
tacto y prudencia.
Sin embargo, cuando se trata del concepto, este se piensa en sus componentes
y en su multiplicidad. En los componentes, porque tratan los problemas y las
cuestiones, entendidas como el conjunto de preguntas cuyo espacio es el
concepto y la trayectoria en las regiones del saber, es decir según una noción de
paradigma.
En este sentido, la tarea del filósofo es la construcción, creación e invención de
los conceptos y el concepto, lo es por que plantea problemas y cuestiones
ligadas al objeto de las ciencias. Entiende, el autor por paradigma, el modelo de
aproximación a los fenómenos, una forma de ver y una manera sistemática de
tomar posición.
Aclara, que denominar concepto a la didáctica y a la pedagogía , implica la
expresión de un conjunto de problemas del hecho educativo, su potencial para
sistematizarlos y hallarles solución, explicándolos en la relación teoría/práctica.
Tal que, se sitúen la pedagogía y la didáctica como conceptos dependientes de
las ciencias de la educación.
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Didáctica.
La didáctica da lugar a las situaciones de aprendizaje. Ella, se presenta como el
espacio de la práctica. Por ello, los elementos que la conforman son la
representación y los medios intelectuales utilizados por el sujeto para apropiarse
de los saberes disciplinares en tanto gramáticas de la ciencia. El estatuto
disciplinar de la didáctica, pretende materializar la mirada axiológica que
contiene la pedagogía sobre el educar . La didáctica es una disciplina científica,
afirma categórico el autor de Didáctica, pedagogía y saber.
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Como disciplina científica, en su dimensión epistemológica, abre un campo de
investigación sobre el acto de aprender. De ahí, que su objeto de estudio es el
aprendizaje vía el saber . Las fuentes del aprendizaje son las motivaciones y las
dificultades que conlleva el acto de educar en una situación de aprendizaje. Por
ello, la inteligencia y las estructuras intelectuales, se toman en consideración
para explicar la apropiación que hace el alumno de un saber específico.
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En cuanto a la transmisión, la didáctica la estudia en la perspectiva de un saber
situado. En síntesis, dice el autor, ella, orienta su quehacer educativo por la
trasmisión y por la apropiación de saberes disciplinares y específicos, que
3
Ibid., p.18
Ibid., p.22
5
Ibid., p.22
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permiten entender el aprendizaje en tanto un acto. Así, resulta la didáctica
pensada como la reflexión de empíricos, profesores y formadores.
La didáctica, se origina en el campo de las matemáticas. Campo de
sedimentación de los procesos de transmisión y de apropiación de los
conocimientos en su especificidad. Por ello, las matemáticas, se constituyen en
un campo epistemológico de reflexión para la trasmisión y la apropiación del
saber escolar.
Hace la salvedad sobre nuestro medio escolar colombiano, puesto que él
considera, que el conocimiento escolar es más saber escolar, en tanto, las
escuelas representan para nosotros un mundo de significados, en donde los
sujetos desarrollan actividades como posibilidades de saber y no toman la
escuela como epicentro de conocimientos.
En sus rasgos epistemológicos, la didáctica como disciplina científica, se
organiza a través de un conjunto de disciplinas, ciencias y problemas con el
propósito de delimitar su objeto de estudio. Dado que, las cuestiones del
aprendizaje son asuntos que le competen al saber, que estudia, de un lado, el
hecho educativo según procesos de aprendizaje y de enseñanza en relación con
los saberes.
De otro lado, por que se pregunta por el conjunto de acciones que movilizan las
distintas disciplinas escolares. Esta cuestión, puede pensarse como un
metadiscurso en su reflexión epistemológica e histórica. En la medida que,
pueden dar cuenta del surgimiento de la didáctica y de sus conceptos.
Conceptos, que pretenden: comprender los objetos de enseñanza y de
aprendizaje, orientar la intervención del especialista en el aula de clase y
comprender y explicar las condiciones intelectuales del sujeto y sus
aprendizajes.
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Considerada la didáctica, una disciplina autónoma dentro de las ciencias de la
educación, ella señala tres cuestiones: el debate entre didáctica y didáctica de
las disciplinas, el debate entre didáctica y pedagogía y el debate entre distintos
puntos de vista sobre la didáctica misma. Esto es, la transposición, los
programas y las directivas dadas por las agencias del Estado y la instalación de
un campo científico a partir de la investigación, bajo la condición de hacer frente
a la práctica.
De ahí que, el estatuto epistemológico de la didáctica, acepte la existencia de las
disciplinas, sin que se trate de un asunto metodológico ni instrumental.
Reconoce, en esa dirección, los aportes de la filosofía, de la sociología, de la
psicología, entre otras, disciplinas como el psicoanálisis y la antropología,
consideradas a su vez, como disciplinas organizadoras de los aprendizajes
según sus múltiples significados instituidos en el saber escolar.
6
7
Ibid., p.27
Ibid., p.27
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En este sentido, la didáctica entiende las relaciones con los procesos
generacionales y hereditarios, según las reglas del capital cultural, social y
económico. Mientras, la representación social de un saber determina los
márgenes de acceso y de reproducción según el lugar que ocupe el sujeto en la
división social del trabajo. Los sujetos en sus prácticas producen unos símbolos
los cuales explican las diversas formas de inmersión en el mundo, provocando a
su vez múltiples representaciones.
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De ahí, que los profesores representen la vinculación entre las generaciones y
los saberes. Por eso, afirma el autor, la representación social de un saber
depende de la relación que establecen los sujetos con la producción, con la
forma como asume su historia y ello en virtud de las prácticas sociales de
transmisión y las oportunidades de acceso que ofrece el Estado a través del
sistema escolar aprendiendo a ver el saber como objeto social.
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Aclara, Zambrano, que la relación que conforma el sujeto con las
representaciones y con el saber, son tanto del orden social como cultural en el
sentido de la comprensión del mundo en el que se vive. Aquí, las prácticas se
organizan en rituales, donde las acciones aparecen como formas de relato y de
ordenamiento simbólico. Señala que, por ejemplo, el arte, la música, el teatro, la
pintura y la poesía, son formas simbólicas cuya finalidad es la realización del
sentimiento inconsciente y oculto de la misma vida.
De la actividad, dice, aparece como gramática cultural, en la medida en que se
considera el epicentro de la representación. Entendiendo que el saber cultural,
es de un orden distinto al del saber científico. El saber cultural, permite explorar
las dimensiones del espíritu, y en sus prácticas da cuenta de otros saberes y da
cuenta de las formas complejas de la cultura en su poder de clasificación.
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Entonces, según estas afirmaciones, lo escolar sería la intención soberana de la
cultura burguesa en concordancia con la existencia de una relación entre cultura
popular y cultura dominante. Puesto que, su pretensión es la de educar a todos
en un sistema de códigos arbitrariamente establecidos. Aunque, este sistema se
reafirme en las prácticas escolares, lo humano, dice Zambrano, siempre
encontrará diversas maneras de desvincularse del discurso oficial.
Por ello, es necesario saber que las prácticas escolares, tienen razón de ser en
los sistemas reguladores de las disciplinas escolares, en tanto símbolos de
cohesión social, pero también, tienen razón de ser por fuera de la escuela
misma. En cambio, las representaciones, dejan ver los desplazamientos de las
cargas simbólicas de los sujetos producidas por el medio social, cuando las
dirige configurando las disciplinas escolares.
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9
Ibid., p.39
Ibid., p.40
10
Ibid., p.41
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Cuando el niño estudia los conceptos como formalidades y prácticas, se observa
la transmisión de contenidos y la relación que establece con el conocimiento,
según el conjunto de interacciones que él vive en su mundo. Así, el niño, le
encuentra un valor arbitrario a las disciplinas mediante la tensión con el
imaginario del sujeto.
De ahí, que se reconozca el discurso disciplinar como gramática organizadora
del discurso de la ciencia chocando con la representación de los sujetos. En esta
dirección, se entiende el rol del profesor, en tanto, en su dimensión didáctica es
capaz de establecer los mecanismos para que las dos posiciones enunciadas
tengan lugar en su simultaneidad.
En estas condiciones, la epistemología, aplica como una disciplina en su historia
y en el conocimiento de los conceptos fundamentales articulados a ella. Para
ello, es necesario, de una parte, identificar los procesos de nacimiento,
desarrollo y consolidación de la disciplina escolar y de otra parte, responder
cómo tal saber epistemológico, comprende la génesis del conjunto de nociones
que circulan y le dan cuerpo en la ciencia. Todo ello, en síntesis apunta a un
modelo de educación que pretende garantizar el cumplimiento de los valores de
la ciencia.
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Cita el autor a Raichvarg en los interrogantes a que da lugar esta reflexión:
¿Cuáles son los procesos de construcción de los conocimientos? ¿Cómo, a
partir de los conocimientos se construye el saber socializado que servirá de base
a la construcción de un nuevo saber? ¿Qué tipo de intervención tienen los
diferentes modos de comunicación de los conocimientos especializados sobre
los mecanismos operatorios, las funciones cognitivas, las maneras de
pensamiento?
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***
Continuará.
Este documento de trabajo esta próximo a publicarse.
11
12
Ibid., p.43
Ibid., p.44
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