secretos de hotel Llevan la hotelería y el diseño en la sangre. Mucho talento y un mercado casi desierto los llevaron a especializarse en ello. Un diálogo con estos tres personajes es una fiesta de imágenes y de palabras. Atrapan la jerga que usan y el imaginario que ésta expresa,: realizan intervenciones sobre los edificios en los que trabajan; consideran el tejido urbano en el que está inserto un hotel; reniegan de los arquitectos absolutistas. Los preocupa que detrás de los diseños haya concepto. Y definen la arquitectura como capas de tiempo que se superponen y dejan su huella: un edificio que se construye es una capa de presente que se convierte en historia y se prepara para recibir otra capa nueva. Así piensan. Pero, ¿quiénes son ellos? Andrés Rosarios, Julio Lala (arquitectos) y Sergio Rosarios (Licenciado en Administración de Empresas, master en Administración Hotelera) son los integrantes de Sur Diseño. El estudio que está realizando las obras más importantes en el negocio hotelero de nuestro país: la reforma del Hotel Colonial en San Nicolás, habitaciones prototipo para los hoteles Hilton y Courtyard de Marriot en Galería del Este, provisión de muebles en el Plaza Hotel y mantenimiento en el Hyatt. Además de otros proyectos importantísimos, como la refacción de la Embajada de Francia. Los hermanos Rosarios provienen de una familia relacionada desde siempre con la hotelería y -por vía materna- con la arquitectura. La familia de Julio Lala es responsable de Nordiska Kompaniet, una empresa de muebles de prestigio. Un día la fortuna los unió en plena refacción del Claridge Hotel para diseñar una habitación modelo. Julio ya era arquitecto, Andrés tenía solo diecisiete años. Compitieron con otros decoradores, y ganaron: era el primero de una serie de aciertos que comenzaría su segunda etapa varios años después. Sergio y Andrés terminaron sus estudios y el proyecto del Colonial fue el pretexto perfecto para aunar experiencia y formar un equipo de lujo. El Hotel Colonial es un clásico edificio neo-colonial de San Nicolás, construido por SOMISA hace más de cincuenta años. De líneas muy fuertes, solía ser un punto de referencia para la gente de esa ciudad. Por eso, la premisa fundamental de la refacción consistió en conservar esa identidad, o mejor devolvérsela. "Esto no nos define en una postura preservacionista" -aclara Andrés- "Si es necesario hacer una intervención moderna, nosotros la hacemos. En arquitectura hotelera hay dos componentes fundamentales: lo estético y lo funcional. En este caso, lo estético era primordial". Y agrega: "uno tiene que ser respetuoso del edificio que uno toma y del arquitecto que a uno lo precedió para dejar que el edificio sea lo que quiere ser, y no lo que uno le quiere imponer". En este sentido, consideran que se han cometido varias insensibilidades, como en el caso de ciertos detalles en la refacción del Hotel Llao-Llao, que no reflejan el espíritu del lugar. El acercamiento a este proyecto se dio a través de la parte del estudio que representa Sergio, a quien se le encargó un estudio de factibilidad del negocio. Finalmente, los inversores terminaron comprando todo el paquete, y hoy Sur Diseño -que próximamente muda sus oficinas- concreta el primer "hotel llave en mano", como prefiere llamarlo Andrés. "Esta es una de las posibilidades: nos contrataron para hacer los estudios iniciales, acompañarlos en el proceso de negociaciones por los créditos, hasta las etapas posteriores de arquitectura y decoración, en los que trabajamos Julio y yo. Simultáneamente, Sergio vuelve y se ocupa de la puesta en marcha, de la operación. Pero en otros casos, se contratan solamente nuestros servicios en diseño (como es el caso del Palacio Ortiz Basualdo, sede de la Embajada de Francia), o exclusivamente en el rubro de management de hoteles". Así como se da una especialización dentro del mismo estudio, estos expertos en el negocio de la hotelería abogan por una mayor especialización de la profesión en nuestro país. "En Argentina por la falta de volumen de trabajo que ha habido en las últimas décadas, todos queremos hacer todo. A todo le decimos que sí. No hacemos entonces nada del todo bien. Por ejemplo, yo no hago sucursales bancarias, y me imagino que hacerlas es una especialidad que tiene sus propios códigos. Tenemos que aprender a especializarnos, a hacer lo que sabemos hacer, bien." Hace unos diez años, con la llegada de las grandes cadenas, surgió un nuevo mercado con necesidades distintas a las residenciales. Conocer estas necesidades fue clave en el éxito de este equipo de trabajo. "Si bien un hotel debe ser en parte oficina y en parte un hogar lejos del hogar, tiene necesidades de mantenimiento y de limpieza con un desgaste totalmente distinto al de las casas particulares". El mercado hotelero impone un desafío muy particular: ¿Cómo ser creativos en un rubro bastante rígido, donde se trabaja con pautas internacionales?, ¿cómo darle personalidad propia a un hotel que debe funcionar en Buenos Aires de manera exacta a como funciona en Singapur? Gran parte de la actividad de los constructores de hoteles, entonces, tiene que ver con la interpretación local de las normas que impone la globalización. Los hoteles de cadena tienen cantidad de especificaciones técnicas (de seguridad, de incendio, de materiales), y también lo que se llama un book format, una especie de muestrario de lo que debe hacerse. La creatividad del diseñador se cuela a través de las libertades que deja este manual y procura insertar coherentemente al hotel en una determinada ciudad. Interpretar el book format que otros diseñadores han creado, para que el trabajo final genere un efecto similar, pero con artesanía y mano de obra local, es sin duda un esfuerzo de la imaginación. Esta es el área de trabajo de Julio. "Además, a la hotelería no se le escapa un centavo, todo tiene que cerrar. A veces hacer un tablero replanado o falso replanado para una cama, multiplicado por doscientas habitaciones, da una diferencia de cien mil dólares. Por eso es fundamental que el que diseña conozca de costos. No existe el margen que sí hay en la decoración residencial. Todo es muy diferente", afirma Lala. La conversación se vuelve apasionante cuando surgen temas como las implicancias del movimiento modernista de los años '20, respecto de las que Rosarios y Lala tienen discrepancias. La necesidad de intelectualización del diseño en Argentina, en una cultura que se encuentra dominada por la imagen, pero una imagen "vacía de concepto". O la eterna polémica entre preservacionismo y modernización, aun en un mismo ámbito académico, como es el caso de la Universidad de Columbia en la que se formó Andrés. Mezcla fascinante e infrecuente de intelectualidad y pragmatismo, este trío de especialistas va a seguir dando que hablar. Contra el absolutismo A Andrés Rosarios le preocupa la falta de especialización que se da en Argentina entre los profesionales de su área. Relaciona este problema con la falta de volumen de trabajo, que obliga a decirle sí a casi todo. Pero también con cierta altivez de la profesión: "Arquitectura tiene una materia que no está anunciada en el programa de ninguna universidad del mundo, que es Soberbia I y II. Esto implica que el arquitecto es educado por otros arquitectos que le meten en la cabeza que la arquitectura es la rama superior del diseño, y que todas las demás son ramas menores. Nosotros estamos preparados intelectualmente para hacer todo, incluso cambiarle la vida a las personas, lo cual fue una actitud típicamente modernista. Yo creo que esto no es así, que a lo sumo podemos ayudar a una persona a vivir mejor de acuerdo a sus convicciones. Y que el mundo de la globalización nos está demostrando que tenemos que ser menos absolutistas y más especialistas". Otra lección de humildad se esboza en la idea de que "uno se tiene que conformar con que es un eslabón más en la historia de un edificio o de una decoración". Los orígenes La familia Rosarios empezó realizando emprendimientos inmobiliarios y terminó erigiéndose en un pilar de la hotelería en Buenos Aires: el Claridge Hotel, que fue la primer obra importante del Arq. Dubourg, descubierto por el abuelo de Sergio y Andrés; el Continental en Diagonal Norte, de Bustillo, el Richmond en Florida del Arq. Dormal. También fue protagonista de la creación de las instituciones políticas y burocráticas que nuclean a la industria hotelera. En suma, el nombre Rosarios se liga a la hotelería y al buen diseño. Por otro lado, Julio Lala siempre estuvo en el negocio de los muebles, a través de Nordiska Kompaniet, la empresa familiar. Una de las tantas refacciones del Claridge los unió una década atrás. Hace un tiempo, en una visionaria comida de Año Nuevo en el restaurant de un hotel, volvieron a verse. Entonces decidieron reunir fuerzas y hoy dominan el mercado, ofreciendo un servicio que empieza en los estudios de factibilidad del negocio y que termina en la decoración de los dormitorios. Texto: Sol Dellepiane D&D 57 Para la reproducción parcial o total de este texto debe figurar el nombre del autor y la siguiente leyenda: "Texto de la revista D&D Diseño y Decoración en Argentina. Registro de Propiedad Intelectual Nro 130324"