PROYECTO MODERNO

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PROYECTO MODERNO
La modernidad está marcada por el desarrollo de dos procesos históricos del siglo
XVIII, cuya relación son la base de la filosofía moderna.
1. La Revolución Francesa en la que se desarrollan los postulados liberales
(protección de la libertad del individuo), y quedan consignados los derechos y deberes
de los ciudadanos en la sociedad. Libertad y democracia.
2. La Revolución Industrial que permite el desarrollo tecnológico a gran escala, en
dónde lo claro es la dominación, se da valor a la técnica como la esencia misma de la
época moderna y la expresión propia de la ciencia que se ha propuesto hacer del
hombre el dueño o poseedor de la naturaleza, o al menos con el poder de controlarla y
escudriñarla para resolver sus enigmas. (Racionalización Instrumental)
En la constitución de la mentalidad burguesa, el hombre se libera de las ataduras
medievales cuando se concibe a sí mismo como individuo, cuya manifestación moral es
la independencia, sin embargo para ejercer como ciudadano, el hombre debe
transformar su esencia y convertirse en sujeto cuya manifestación moral es la
autonomía.
La discusión filosófica sobre la libertad es la que permite hacer esta distinción, pues
son dos valores morales distintos y se aclara especialmente en su relación con la ley,
distingamos los dos conceptos:
INDIVIDUO: Unidad particular en la que se mezclan la vida, el pensamiento, la
experiencia y la conciencia, su valor moral es la independencia y con ella busca que la
ley le garantice la libertad entendida como seguridad de que no va a estar limitado en
determinado radio de acción.
SUJETO: Control que el individuo ejerce sobre sus acciones y su situación, su valor
moral es la autonomía, la libertad es la capacidad para autodeterminarse, pues le da la
posibilidad de participar en la hechura de las normas, o en la creación de la
comunidad, mediante la deliberación y la búsqueda del acuerdo y el consenso. (Este
será el ideal de ciudadano).
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En la modernidad estos dos valores independencia y autonomía se han convertido en
los valores más elevados de la cultura de occidente. Debe ser claro que la
independencia individual es condición necesaria, aunque no suficiente de la autonomía
del sujeto o la capacidad para autodeterminarse.
La crítica a la modernidad se desarrolla por la contradicción entre las dos caras que
la constituyen, por un lado la cara de la racionalidad instrumental, que ha pretendido
alejar la otra cara la del individuo y el sujeto de sus valores morales, reemplazándolos
por un individualismo de tipo económico, en dónde se cree recomponer el bien común
a partir del interés egoísta, en un mundo dominado por la ciencia y por la técnica, la
libertad se reduce a la posibilidad de compra de bienes y servicios por parte de los
individuos, fenómeno conocido como modernización.
Para el momento histórico en el que se formularon los principios filosóficos del ideal
humano y social, es decir los postulados de la Filosofía de la Ilustración, o Filosofía de
las Luces, no se previeron los desarrollos de la racionalidad instrumental, pero ello no
significa que el proyecto moderno no siga vigente como lo han dicho sus críticos,
porque estos postulados son las bases de la esperanza de la humanidad, porque sus
representantes lograron articular los alcances de la ciencia con las exigencias y los
ideales de la política y la moral.
Voltaire, Rousseau, Hume, Kant, Loccke, Montesquieu, logran que las conclusiones de
la teoría de la ciencia ayudaran a aclarar y a fundamentar el conocimiento del hombre
y a plantear los problemas que implicaba la vida en sociedad. Ellos reformulan
las
concepciones para que pudieran adecuarse a las concepciones de libertad, y que
constituyen la dinámica de modernidad en el terreno económico, cultural y político.
El problema tiene como base el cambio en la idea de razón, pues la física de Newton
afirma que la razón no es suficiente frente a los hechos y que es preciso partir de la
experiencia para establecer mediante el análisis los principios fundamentales o los
conceptos más simples, imponiendo una razón analítica.
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Aunque no podemos negar que Rosseau empleó esta razón analítica para describir los
aspectos dramáticos de la vida social francesa de la época, llena de desigualdades y de
humillación, nunca perdió de vista el propósito de fijar los principios del derecho
político, es decir los principios que permiten fundamentar la comunidad, los mismos
que hacen posible el acuerdo y la convivencia y que elevan la vida humana a la
dignidad moral propia del ideal de ciudadano, que unido a la filosofía liberal de Locke,
Montesquieu y Voltaire, es lo que constituye la columna vertebral
de la cultura
moderna, que ha impulsado las diferentes exigencias de libertad.
Especialmente para Rosseau y Kant, la base de la cultura democrática moderna está
en la trascendencia de la ley, que no tiene que ser una imposición exterior, para ellos
la autoridad y la moralidad no son imposiciones exteriores a la conciencia o a la razón,
tanto la una como la otra encuentran su fuente en la autonomía y participación del
sujeto.
La democracia entonces implica la participación directa de los ciudadanos en los
asuntos públicos, debe asegurar la dignidad del ciudadano, no la idea del individuo
refrenado por la ley, sino la del sujeto o ciudadano autónomo, que reconoce que los
otros también son sujetos de derecho, es decir que reconoce la idea básica de
igualdad, lo cual hace posible el acuerdo sobre los aspectos recíprocos de la libertad y
el respeto a la ley.
Aunque estos pensamientos de Rosseau y Kant se califiquen de idealistas, ellos fueron
concientes del inmenso poder que tienen el interés egoísta sobre la acción humana,
pero sus principios plantearon los caminos para exigir una vida digna para los hombres
de todos los pueblos, Kant sostuvo que la señal de progreso está dada especialmente
por el entusiasmo por defender el derecho que tiene todo pueblo a darse a sí mismo
su propia constitución.
De ahí el otro concepto del siglo XX, que se une al de individuo y sujeto:
ACTOR SOCIAL: que es el sujeto que se inserta en unas relaciones sociales,
transformando el entorno material y social. Transforma los modos de decisión, las
relaciones de dominación, sin identificarse completamente con un grupo o colectividad
que lo lleve a fanatismos, dogmatismos de tipo político, religioso, etc. Estas relaciones
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sociales se ven representadas en Movimientos Sociales como han sido los movimientos
obreros, ecológicos, estudiantiles, feministas, etc. En este concepto se recoge la idea
de SOCIEDAD CIVIL, de tanta utilización en la actualidad.
EL ESTADO: es dónde se ejerce la ciudadanía, el Estado se entiende como una
entidad política soberana y su conjunto de organizaciones de gobierno sobre un
territorio delimitado.
El papel del Estado es proporcionar un marco de ley y orden en el que su población
pueda vivir de manera segura, y administrar los aspectos que considere de su
responsabilidad.
La constitución es la ley fundamental de un Estado soberano, establecida o aceptada
como guía para su gobernación, fija límites y define las relaciones entre los poderes del
Estado y garantiza al pueblo determinados derechos.
En Colombia la Constitución Política de 1991 introduce la noción de derechos, (civiles,
políticos, y sociales) y se buscó la incorporación de normas y mecanismos que
permitieran mejorar el panorama de la ciudadanía (más en lo civil y en lo político, que
en lo económico y lo social). El principal instrumento para ello fue definir al Estado
como Estado Social de Derecho.
No obstante se está muy lejos de lograr una plena vigencia de los derechos, en
particular de los sociales, y de construir a cabalidad este tipo de Estado. Esta sigue
siendo una tarea clave para la sociedad colombiana, especialmente en el marco de una
aguda crisis económica producto de la globalización, y de una violencia desaforada que
desborda los límites de la tolerancia generando en las personas miedo, apatía, e
incluso la negación de la posibilidades de acuerdo, base fundamental de cualquier
Estado que se diga democrático.
CIUDADANÍA: El concepto más difundido es el de Thomas Marshall concebido hace
más de medio siglo.
Desde esta perspectiva es ciudadano aquel que en una
comunidad política goza no sólo de derechos civiles (libertades individuales); de
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derechos políticos (participación política), sino también los derechos sociales (trabajo,
educación, salud, vivienda, seguridad social).
El ciudadano es el que se ocupa de las cuestiones públicas y no se contenta con
dedicarse a sus asuntos privados, pero además es quién sabe que la deliberación es el
procedimiento más adecuado para tratarlas, más que la violencia, más que la
imposición, más, incluso, que la votación que no es sino el recurso último, cuando ya
ha empleado convenientemente la fuerza de la palabra.
Ser ciudadano exige actuación, una actividad o práctica determinada y no simplemente
el reconocimiento de determinados derechos. Impone una práctica consecuente con
una definición no instrumental de las relaciones del individuo con el Estado y la
sociedad.
Para ejercer la ciudadanía hay que insistir en dos elementos que se han desconocido
pero que están ahí desde el siglo XVIII, la importancia de la independencia y de la
autonomía frente a las instituciones.
Si se privilegia la idea de ciudadano solo como independencia, la vida se desenvuelve
en lo privado y el Estado es algo lejano, se es ciudadano porque nos cobijan las
mismas leyes, se tiene edad para votar y esto es igual para todos, la planeación
política y la dirección de las instituciones estatales se delega en los representantes que
se eligen por votación, esa ha sido nuestra participación ciudadana y nuestra relación
con el Estado, un voto, a esto se reduce la democracia y en consecuencia una sociedad
constituida por individuos sumisos y pasivos.
El ideal sería el ciudadano como autonomía, representado en la sociedad civil o como
actor social, que estaría enmarcado en la definición de ciudadano de Marshall, pero
para ello se requiere de voluntad, de conocimiento y sobre todo de educación política.
De esta forma se reconocen los derechos, pero que también implicarían conocer y
responder por los deberes para una verdadera práctica ciudadana, lastimosamente la
mayor parte de los colombianos no hemos desarrollado la conciencia clara de que
nuestros actos tienen consecuencias, ya sea por asumir o por omitir, y ejercer la
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ciudadanía lo vemos como un peso que queremos descargar ya sea en quienes hemos
elegido, o en Dios o en lo que sea que digamos creer.
BIBLIOGRAFÍA

El enigma del Espíritu Moderno, capítulo 11 Iván Darío Arango. U de A. 2001.

Crítica de la Modernidad. Capítulo 9 El sujeto. Alain Touraine. Fondo de Cultura
Económica. 1985.
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Construir
Ciudadanía
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Justicia
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Caja
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Herramientas,
Corporación Viva la Ciudadanía. 1999.
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La ciudadanía una alternativa en la crisis. Martha Lucía Escobar. U de A. 1999.
Síntesis desarrollada por Berena Torres, con fines académicos para el área de Salud y
Sociedad. 2002.
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