Documento 1950538

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SER JOVEN DISCIPULO Y MISIONERO ES:
SABER DECIR AMEN A LA SANTIDAD DENTRO DEL MOVIMIENTO
ASE-008-2007
Germán Alberto Méndez
Asesor Espiritual.
Dedicada a quienes cada mañana hacemos un compromiso Amén.
Y a nuestros Pastores de América Latina
Antes de hacer nuestro Compromiso Amén quisiera recordar esta frase tan significativas y
llena de sentido, se trataba de un sacerdote y apóstol las veinticuatro horas del día, decía:
“Las cosas claras y a la cara. Hay personas, que sólo hablan del tiempo, de las palomitas
del palomar, vale decir, de cosas insignificantes; de esta manera siempre quedan bien.
Pero hay que hablar de la justicia, de la verdad, de la santidad. Y eso siempre acarrea
problemas. Uno constata la cantidad de tiempo perdido en conversaciones banales.”
“había un mosquito que se posaba todos los días en un vaso de vino. ¡Que placer! ¡Qué
felicidad! Todo el vino para mi sólo. Un día descubre muchos vasos de vino y se sintió
muy satisfecho porque tendría vinos de todas clases. Pero un día en que logra salir afuera
ve el cielo, los árboles y las estrellas. Este descubrimiento es una gracia de Dios, y así
pasa con las castidad. El hombre casto descubre muchas cosas que lo hacen feliz”
“La finalidad de la vida es la felicidad. Dios ha hecho al hombre para hacerle partícipe de
su felicidad” (P. José María Pujadas).
AMEN A JESUS
Partimos de dar una mirada a la fuente, una vuelta al origen, algo así como un nuevo
comienzo, una fidelidad creativa, esta fue la experiencia de nuestro fundador.
Renovarnos, decir Amén, quiere decir que el Movimiento no está llamado a repetir o rehacer lo que lo que el fundador realizó, sino a hacer lo que hoy él haría en fidelidad al
espíritu de Jesucristo para responder a las exigencias de nuestro tiempo.
La renovación nos sitúa en el presente. Fidelidad es volver a las fuentes que va más allá del
retorno a las raíces. Y, creatividad de cara al futuro que va más allá de la renovación de
ideales. Se trata pues de asumir con radicalidad los desafíos del momento presente, los retos
del vivir aquí y ahora la experiencia que da vida, La misma que toco a José María.
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Estamos llamados en este amanecer del tercer milenio a asumir la santidad del Padre
Pujadas: Es decir, a asumir con audacia y creatividad la respuesta, el compromiso de
evangelizar al joven desde el joven mismo. Digamos que de esta manera vamos por el
camino de nuestro fundador, más si nos sentimos inspirados y animados por él, más cuando
volvemos a lo qué él visionó como fuente y de la cual surgen principios y enseñanzas,
recreándo y rejuveneciéndo el discernimiento, y el crecimiento de nuestra opción personal.
El proceso de renovación da vida y anima a muchos jóvenes en su encuentro con Jesús.
Se trata de responder a la pregunta por ¿Quiénes somos? ¿Qué hacemos? ¿Para dónde
vamos? De manera constante. Una iglesia en permanente misión.
Sin embargo, surge un cuestionamisnto: ¿Cómo vivir en la práctica esta dinámica de la
renovación?
Considero que hemos de asumir esta respuesta desde su dinamicidad, desde el Movimiento
mismo que está en el proceso de crecimiento de nuestro grupo en la iglesia y para iglesia, es
decir desde la fidelidad creativa. FIDELIDAD A JESUCRISTO
La renovación se hace a partir del plan de vida. Todos los compromisos que hagamos se
anclan en esta experiencia seria de fe, y a partir del ejercitar el compromiso de repetir el
plan surge el testimonio.
Renovar la vida exige fundamentarla en Jesucristo que es el sentido único de nuestro modo
de ser y de actuar.
AMEN A LA IGLESIA EN EL MOVIMIENTO
Una mirada a aquellos a quienes llamó Jesús veremos un puñado de hombres, -varones y
mujeres- común y corriente, seres humanos comunes y pecadores; simples y sencillos a los
ojos del mundo; muchos de ellos tímidos, timoratos y confusos. Son ellos a los que Jesús
mirándoles a los ojos les dijo: “Sígueme”. Tal es el origen de las comunidades primitivas,
un grupo de personas incapaces e ineptas, las cuales son tocadas por el poder del Espíritu,
son aquellas que revestidas con el poder de lo alto se dedican a cambiar el mundo.
Jesús llamó a sus apóstoles como nos llama a nosotros hoy. El es el de la iniciativa, Jesús
elige las personas que quiere para que le sigan en estos comienzos del siglo XXI; ayer los
discípulos y nuestro fundador hoy nosotros, así es como el Movimiento está llamado a
recrear en sí misma la imagen y realidad de la primera iglesia. No se trata de repetir la
historia, de hacer coincidir los hechos, de forzar interpretaciones. Se trata de ser fieles al
Espíritu. El Espíritu Santo desciende sobre Jesús, lo unge, guía y alegra; es el Espíritu
quien lo colma de su plenitud y, como en Jesús, también en la iglesia encontramos la
disponibilidad en seguir las inspiraciones y movimientos del Espíritu Santo, disposición
para escucharle, prontitud para obedecerle.
Tal es la actitud del P. José María ser dócil a la acción del Espíritu. Se trata tomar
conciencia de la acción del Espíritu en él y, despues actúar movido por el Espíritu Santo. Y
es así como funciona el crecimiento de nuestro Movimiento. La fundación de nuestra
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comunidad no termina con la aprobación del Movimiento en el Vaticano como un
Movimiento de Iglesia.
¿Podemos nosotros, emproístas del siglo XXI, ser fieles a esta vocación? Solamente si a
manera de nuestro fundador tenemos la misma actitud, -mente y corazón- de buscar agradar
a Dios siguiendo fielmente su voluntad de acuerdo con el fin de nuestra vocación.
Comparándonos con el P. José María no nos diferenciamos mucho de él si nuestras vidas
apuntan a la santidad.
Pero la fidelidad a la iglesia es ser fieles al Espíritu, es el tiempo de Pentecostés. Tiempo de
escuchar al Espíritu Santo que actúa en nuestros corazones. Espíritu Santo que actúa en
otros hermanos emproístas, en otros grupos quizá, en el Papa, los obispos y en toda la
Iglesia. La fidelidad a la iglesia nos exige escuchar al Espíritu que nos habla en el mundo, a
través de los acontecimientos de la historia, Espíritu elocuente en toda la humanidad sin
distinciones, ni diferencias.
AMEN A LOS JOVENES
Hemos de ser fieles al don del Espíritu en la Iglesia que es nuestro Carisma. Fidelidad en
reconocer que somos emproístas por el don (regalo que hace Dios cada uno y que despues
responsablemente sabemos devolver); no somos por nosotros mismos, somos gracia de
Dios para el mundo, hemos de confiarnos en Dios Nuestro Señor a quien servimos.
Siendo llamados para servir a los jóvenes, hemos de ser fieles a este Carisma. El Señor nos
ha llamado, es El quien nos ha comprometido; no pertenecemos a un club, no hemos sido
afiliados a una asociación, hemos sido incorporados a un cuerpo en donde el legado
espiritual, la tradición y el modo de proceder han de discernirse para que sigan dando el
fruto para el que fue creado.
Si el Movimiento es fiel al Carisma ha de continuar a lo largo de la historia tratando de
responder ¿a una idea del P. José María? o ¿a una necesidad de los jóvenes a quienes el P.
José Maria quizo servir?:
Hoy hemos de dar gracias al Señor por vivir en una sociedad pluralista; estamos viviendo
en una época histórica, enriquecida por una pluriculturalidad que nos invita al diálogo y al
trabajo con los otros, en donde hemos de aportar desde donde somos; nuestro Carisma
tiene algo que decir al mundo actual, al aquí y ahora de nuestra realidad eclesial y mundial.
Hemos de renovar el Carisma para que siga siendo creíble, hemos de velar por la formación
de los centroguías y de las escuelas de guías, así como por la formación de cada uno de los
equipos, nuestra manera de orar y de obrar.
En fidelidad a Dios, hemos de preguntarnos por nuestra razón de ser a la que hemos de
mantenernos fieles. ¿Qué significa ser emproístas? ¿Qué es ser guías?
Necesariamente nuestra mirada nos llevará a la experiencia primera, a aquella que nos
señala claramente lo que estamos llamados a ser. De nuevo el corazón quiere afincarse en el
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amor primero. El llamado que Dios nos hizo para..., nuestra vocación de jóvenes es una
misión. Somos para una misión, hemos sido llamados para ser enviados a los jóvenes.
Eso somos, servidores de la misión de Cristo. Libres para entregarnos, libres de todo
interés, libres para alcanzar a todos los jóvenes hombres y mujeres que necesitan de nuestra
presencia. Para esto tenemos como único apoyo a Dios, pero él actua se nos animamos
mutuamente y sopesando juntos nuestros recursos.
Por
Cristo Mas,
Mas
y
Mas
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