PROSTAGLANDINAS

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PROSTAGLANDINAS
Es una familia de sustancias químicas análogas a las hormonas que aparecen de forma
natural en todos los mamíferos. Derivan de los ácidos grasos que se encuentran en casi
todos los tejidos del cuerpo humano. Hay más de una docena de prostaglandinas
importantes desde un punto de vista biológico y afectan a muchas funciones fisiológicas
esenciales.
Las prostaglandinas se utilizaron por primera vez en obstetricia ya que algunas
estimulan las contracciones mediante la constricción de los vasos del útero por los que
circula la sangre, por lo que son útiles durante el parto o en los abortos terapéuticos.
Después se demostró que esta misma acción de las prostaglandinas era la causante del
dolor y de los calambres musculares, característicos de la dismenorrea que
experimentan muchas mujeres durante el periodo menstrual. Dos prostaglandinas, el
tromboxano y la prostaciclina, afectan a la capacidad de coagulación de la sangre. El
primero promueve la agregación de las plaquetas (trombocitos), mientras que la
prostaciclina la inhibe.
Las prostaglandinas pueden ejercer su efecto sobre las células de origen y las
adyacentes, actuando como hormonas autocrinas y paracrinas, siendo destruidas en los
pulmones. También tienen efecto sobre la resistencia vascular cortical renal,
produciendo un aumento del flujo sanguíneo cortical renal con el consiguiente aumento
del volumen intracelular y disminución de la resistencia periférica. De esta manera,
junto con la hormona ADH y con la aldosterona, regulan en forma hormonal la presión
arterial.
Existen evidencias acumuladas de que las prostaglandinas desempeñan un papel
importante como mediadores de la inflamación y la fiebre prostaglandina, pues la PGE2
es el mediador de la respuesta febril. La fiebre es un síntoma seguro de enfermedad,
provocado como respuesta a distintos agentes infecciosos o a condiciones inflamatorias
no infecciosas. Ambos elementos estimulan la producción de pirógenos endógenos,
responsables de los episodios febriles.
Estos compuestos también bloquean la producción de ácido gástrico, motivo por el cual
se están desarrollando fármacos que pueden ser útiles para el tratamiento de las úlceras
pépticas y de otras alteraciones producidas por la hiperactividad gástrica.
BIBLIOGRAFÍA
1. J. Tortora Gerard., “Principios de anatomía y fisiología”., Ed. Oxford., 9ª. edición.,
México D.F. 2002., pp. 47, 750, 757-758.
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