representantes de organizaciones científicas, campesinas, de

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México D.F. a 18 de abril de 2012
A las Diputadas y Diputados integrantes de la Comisión de Agricultura y
Ganadería de la LXI Legislatura
Los abajo firmantes (mas de 250 firmas), representantes de de organizaciones
científicas,
campesinas, de derechos humanos y ambientales; así como,
ciudadanos nos dirigimos a ustedes, para exponerles la gran preocupación que
existe por el Dictamen con proyecto de decreto que reforma, adiciona y deroga
diversas disposiciones de la Ley Federal de Variedades Vegetales publicado por la
Comisión de Agricultura y Ganadería de la LXI Legislatura en el Gaceta
Parlamentaria del 12 de abril del presente año. Este Dictamen propone aprobar en
sus términos la Minuta que contiene la Reforma, a la Ley Federal de Variedades
Vegetales, enviada a la Cámara de Senadores el 17 de noviembre de 2011.
A continuación detallamos las observaciones en lo general y el análisis de algunos
artículos sumamente preocupantes.
Adelantamos nuestra petición de que se suspenda de inmediato la discusión de
este Dictamen en el pleno y se promueva de inmediato un debate amplio sobre un
el sector semillero de México entre la población interesada.
En términos generales:
1. Tanto en el procedimiento seguido en su aprobación, como por su contenido, la
Minuta y por ende, el Dictamen son improcedentes. Se contraviene derechos
que se encuentran reconocidos en nuestra Carta Magna y en los tratados
internaciones en materia de derechos humanos, que tienen rango
constitucional.
2. En cuanto al procedimiento, ni en el Senado se llevo a cabo, ni en la Cámara
de Diputados se está realizando, la consulta previa e informada a los pueblos
indígenas y comunidades campesinas a que están obligado los poderes
públicos. El artículo 2 del Convenio 169 de la OIT, señala que los gobiernos
deberán proteger los derechos y garantizar el respeto a la integridad de los
pueblos indígenas. En los artículos 6, 7 y 15 el mencionado Convenio exhorta
a los Estados para que consulten con los pueblos indígenas las cuestiones
relativas al desarrollo, las tierras y los recursos.
Asimismo, la declaración Americana sobre los Derechos de las Poblaciones
Indígenas de la OEA, dispone que los pueblos indígenas tienen derecho de
determinar y elaborar prioridades y estrategias de desarrollo, así como del
aprovechamiento de sus recursos naturales, y el derecho de que el Estado
obtenga su consentimiento antes de aprobar algún proyecto que afecte sus
territorios.
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3. En su contenido, esta Reforma a la Ley Federal de Variedades Vegetales
implica graves afectaciones a las prácticas milenarias y consuetudinarias de
los indígenas y campesinos de producir sus propias semillas e intercambiarlas
libremente. Lejos de actuar para salvaguardar los derechos de los agricultores
campesinos y pueblos indígenas; y de otorgarle un carácter de dominio público
a las principales especies vegetales de uso alimenticio, en nuestro país, se
promueve modificar una Ley para fortalecer el tratamiento de las semillas como
bienes privados y que reduce los derechos del agricultor; y sobretodo para
proteger al obtentor. Destaca la introducción del Artículo 5 Bis que elimina los
mínimos derechos que considera la actual ley para los agricultores.
La Constitución Política en su artículo 27 que indica “La Nación tendrá en todo
tiempo, el derecho… de regular en beneficio social, el aprovechamiento de los
elementos naturales susceptibles de apropiación”.
Esta es la gran decisión que como Nación y ustedes como nuestros
representantes habrán de tomar: Conservar a futuro, de manera soberana, la
mega diversidad natural, agrícola y cultural de México, que garantice la
producción suficiente y sustentable, de alimentos sanos e inocuos, en un
marco de desarrollo sostenible, que fortalezca y renueve las tradiciones
culturales ancestrales enraizadas en la historia. O bien, seguir con las
exigencias de intereses privados y de las negociaciones del Tratado de Libre
Comercio de América del Norte (TLCAN), en las que se aceptó desmantelar las
funciones rectoras del Estado mexicano en la economía, transfiriendo dicha
responsabilidad del sector semillero a intereses privados. En el México más de
tres cuartas partes de las unidades de producción rural están en manos de
campesinos e indígenas, que conjuntamente con sus familias suman más de
20 millones de habitantes y aún producen buena parte de los alimentos que
consumimos. Las empresas semilleras no sobrepasan la centena y los
obtentores nacionales no llegan a mil. Por tanto, reconociendo que tienen
derechos, estos no pueden estar por encima de los derechos de millones de
campesinos e indígenas.
El Sistema de Semillas en México, completamente distorsionado y en
desequilibrio, con una concentración en unas cuantas empresas, más del 85 %
del comercio de las semillas, controlado por empresas transnacionales, no
requiere que México incursione en el Sistema de Protección que corresponde
al Acta UPOV de 1991, aprobar esta Ley Federal de Variedades Vegetales,
favorecerá aún más las condiciones para concentrar el comercio total de
semillas en transnacionales, incrementar de 15 a 20 años (anuales) y de 20 a
25 años (perennes) el tiempo de protección de las variedades.
El mejor recurso que tiene el país y el mundo para afrontar los efectos del
cambio climático es la biodiversidad de especies y la gran diversidad genética
dentro de las especies y razas que se cultivan los campesinos e indígenas, que
son producto de la selección e intercambio de semillas que desde hace
muchas generaciones realizan. La afirmación de que las obtenciones vegetales
en el concepto que define la Ley Federal de Variedades Vegetales, es el medio
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para afrontar el cambio climático es totalmente inexacta, pues su uso, en
especial como variedades transgénicas, limita la diversidad que generan los
campesinos e indígenas.
4. El reconocimiento constitucional del Derecho a la alimentación, obliga a los
poderes públicos a respetar, proteger y garantizar este derecho; lo cual
requiere medidas legislativas y administrativas para garantizar en todo
momento el acceso a los alimentos y a los medios para producirlos. Las
propuestas del dictamen, al restringir el acceso a las semillas a los agricultores
campesinos e indígenas, limita el acceso a los alimentos y por tanto se
incluyen disposiciones contrarias a un derecho humano fundamental. El
Relator especial del derecho a la alimentación en su informe a la Asamblea
General de las Naciones Unidas del 23 de julio de 2009, hace una amplia
exposición sobre las implicaciones que tiene los esquemas de protección de
las obtenciones vegetales con la garantía del derecho a la alimentación y en
consecuencia, hace una serie de recomendaciones a los Estados, para
prevenir sus impactos negativos, recomendaciones que existe la obligación
moral de atender por quienes toman decisiones en la materia.
5. La Ley Federal de Variedades Vegetales forma parte del entramado legal que
protege la propiedad intelectual, concepto jurídico que está ligado al desarrollo
tecnológico y a la relevancia económica que las creaciones han adquirido con
el tiempo. Los progresos tecnológicos actuales han desarrollado un sistema
muy férreo de protección de la propiedad intelectual, en particular de la
biotecnología, que pretende regular casi toda creación intelectual y castigar a
cualquier infractor.
La protección de las obtenciones vegetales como bienes privados no ha
demostrado hasta el día de hoy, ningún beneficio a los agricultores campesinos
e indígenas. los derechos de propiedad intelectual están más cercanos al
comercio mundial que a los campesinos. En Estados Unidos la propiedad
intelectual se ha convertido en un valor muy importante, pasando de menos del
10 por ciento de las exportaciones de esa nación en 1947, a 37% en 1986, y
más del 50 por ciento en 1994.
Las empresas trasnacionales difunden sus tecnologías con el objeto de
apropiarse de sus beneficios de mercado en diferentes países, al cobijo de
tratados de libre comercio y propiedad intelectual regionales que regulan
transacciones e inversiones tanto físicas como inmateriales, para la producción
y el comercio de bienes y servicios.
México creó la Ley Federal de Variedades Vegetales (LFVV) en 1996 como un
requisito en la agenda de negociación del TLCAN y ante la presión que ejerció
el gobierno de Estados Unidos. Esta ley estableció una vigencia de 15 años
para plantas y 18 años para árboles a partir del otorgamiento del registro. Por
otro lado, se derogó el derecho de expropiación por parte del Estado mexicano
de patentes contrarias a la seguridad o el bienestar público, lo cual implicó un
fortalecimiento del interés privado sobre el público. Finalmente, hubo un
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notable incremento en los castigos y las sanciones a quienes infrinjan los
derechos de propiedad intelectual. La inserción de las variedades vegetales en
el sistema jurídico mexicano viene a ser una especie de privatización de las
semillas o de nuevas variedades. La principal problemática de este sistema de
propiedad intelectual es que convierte en bien privado a una porción cada vez
más significativa de todo aquello que no debiera ser patentable, como los
farmacéuticos, las medicinas, los alimentos, la salud, las plantas, los
microorganismos y, en general, cualquier forma de vida o conocimiento sobre
la vida. Éstos son en la realidad cotidiana y ancestral, los bienes, servicios y
elementos fundamentales, insustituibles y comunes del bienestar público,
cruciales para la vida de la población mundial.
6. La aprobación de la Ley Federal de Variedades Vegetales surgió de los
compromisos contraídos por el Estado mexicano con la firma del TLCAN
(artículo 1709) y a la adición de México a la Unión Internacional para la
Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV) y que fue adoptado en París
en 1961, y fue revisado en 1972, 1978 y 1991. El objetivo del Convenio es la
protección de las obtenciones vegetales por un derecho de propiedad
intelectual. El Convenio define “como "obtentor" a la persona que haya creado
o descubierto y puesto a punto una variedad. El Convenio UPOV establece
como Obligación fundamental de las Partes Contratantes que Cada Parte
Contratante concederá derechos de obtentor y los protegerá.
México se adhirió al Convenio UPOV Acta de 1978, por lo que sus obligaciones
internacionales son con ese instrumento. No obstante lo anterior, en el
dictamen de la Comisión de Agricultura se pretenden incluir lo dispuesto en el
Acta de 1991, que no se ha suscrito, pero que se sabe que las compañías
transnacionales de las semillas promueven se adopte, por serles útiles a sus
intereses.
El acuerdo de 1978 contiene dos excepciones a este monopolio comercial: el
Privilegio del Campesino y el Derecho del Fitomejorador. Estas excepciones
fueron excluidas o acotadas en la versión vigente (1991), ya que el sistema de
propiedad intelectual actual —que protege las “variedades de plantas”—
excluye en los hechos la aplicación del Privilegio del Campesino y limita el
Derecho del Fitomejorador.
Resulta extraño que se quieran aprobar en la legislación nacional disposiciones
de convenios no reconocidos en México y solo a favor de los obtentores de
variedades vegetales y no se emprendan acciones para garantizar los
derechos de los agricultores campesinos e indígenas de nuestro país.
En particular:
Se observan incongruencias en los conceptos redacción y también que se
duplican preceptos existentes en otras leyes, se ejemplifica con los casos
mas conspicuos:
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En el Artículo 1º
No procede el segundo párrafo: que señala “Cuando se trate de variedades
vegetales que sean organismos genéticamente modificados, su registro se
sujetará a la presente ley. Para su liberación, importación, exportación, uso
confinado, comercialización y demás actividades se estará a lo dispuesto en
la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados y en las
disposiciones jurídicas que de ella emanen.”
Razones: Este es el caso en que se esta duplicando con la Ley de Bioseguridad
de organismos Genéticamente Modificados que en su Título octavo De la
información sobre bioseguridad, en su Capitulo II Del Registro Nacional de
Bioseguridad de los OGMs establece el Registro del que hace mención esta
adición.
Además, no se puede considerar a un organismo transgénico (llamados
organismo genéticamente modificado) como una “variedad”, cuando no lo es. Una
variedad vegetal se crea de manera natural por mecanismos de reproducción y
selección natural, gracias a la variabilidad genética de las especie. La variabilidad
genética en los seres vivos ocurre como proceso natural y fundamental para la
adaptación de los organismos vivos en la carrera evolutiva.
El organismo genéticamente modificado transgénico, se obtiene por transgénesis
(transferencia de genes) en un laboratorio, por lo que en sentido estricto no es una
variedad. El organismo transgénico resultante o receptor de los transgenes,
contiene un fragmento o constructo de ADN, compuesto por varios segmentos de
ADN de más de más de dos organismos provenientes de otra especie, incluso de
otro reino. El “nuevo organismo” se ha convertido en un organismo diferente a los
de la especie original de donde proviene y a todas sus variedades naturales o
artificiales, pues contiene una combinación genética inédita, que no fue producto
de cruzas que pudieran haber ocurrido en la naturaleza o lograda por los procesos
convencionales de fitomejoramiento.
El origen de los acuerdos internacionales y disposiciones en materia de obtención
de variedades vegetales fue promover el trabajo de fitomejoramiento por métodos
convencionales, que no implica la transferencia de genes de un reino a otro, o
incluso entre familias distintas en el mismo reino vegetal, puesto que lo que se
obtiene son variantes de la misma especie, que taxonómicamente se denomina
como subespecie.
Es muy importante resaltar, sobre las implicaciones de un organismo transgénico
sobre los que no lo son, pues la modificación transgénica puede ser trasmitida no
intencionalmente a otras variedades (vía polen, por ejemplo) y por la inclusión de
estos en la minuta en discusión, confundiéndolos como “variedad” sumada
además a un concepto propuesto para introducirse en las definiciones de la misma
minuta, el de “variedad esencialmente derivada”, se creará la condición legal de
apropiación de especies completas de uso milenario por los agricultores
mexicanos y del mundo en el territorio mexicano.
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La reforma del Artículo 2o.- Para los efectos de esta ley se entenderá por:….
En la fracción VI El cambio planteado es erróneo y no es congruente:
Proceso de obtención: Técnica o conjunto de técnicas y procedimientos que
permiten desarrollar una variedad vegetal y que hacen posible su protección por
ser nueva, distinta, estable y homogénea;
Razones: Se maneja en forma indiferente y se sustituye en la propuesta de Ley,
las palabras “Proceso de obtención”, por “Proceso de mejoramiento”, como si
fuesen iguales, aún cuando la definición se mantiene “Técnica o conjunto de
técnicas y procedimientos que permiten desarrollar una variedad vegetal y que
hacen posible su protección por ser nueva, distinta, estable y homogénea”; es muy
diferente y debe dejarse “proceso de mejoramiento”, ya que en este término está
implícito el carácter de la aplicación de metodologías ó técnicas del mejoramiento
genético, que consideran selección, evaluación, definición con el uso de técnicas
clásicas de mejoramiento genético. En cambio obtención tiene implícito lograr
obtenciones con métodos diferentes, que incluyen los transgénicos.
Se tiene la preocupación fundada, que incorporar este tipo de palabras, tiene el
objetivo de evitar señalamientos en otras Leyes como es el Artículo 28, donde si
se señala la palabra mejoramiento.
En la fracción VII.- Las definición que se introducen es altamente riegosa e
improcedentes “VII.- Producto de la variedad: Producto obtenido
directamente de la variedad protegida como un fruto, grano, plántula, plantas
enteras, partes de plantas, o cualquier otra estructura vegetal para consumo
humano, animal o industrial.”
Razones: Definición que se hace para ampliar los conceptos de la protección
hasta para el uso de lo cosechado. Esto es, se dan derechos sobre cualquier
producto de la variedad y además pagó por la adquisición de la semilla y la regalía
correspondiente al “obtentor” de la variedad, cuando se compró un producto
obtenido de la variedad protegida como un fruto, grano, etc. Esto es que
cuando consumamos una cebolla o una tortilla habremos de pagarle al obtentor.
Con estos se amenaza el cumplimiento del derecho a la alimentación, al crearse
otras barreras de acceso a material para la producción de alimentos y al producto
alimenticio obtenido, ya sea para su uso como alimento humano o animal (que
derivará en alimento humano a final de cuentas), cuando el Estado debe proteger
la realización del derecho a la alimentación de terceros.
Por otro lado, también se eliminan derechos de los fitomejoradores o de otros
investigadores de las áreas de las ciencias biológicas, para acceder libremente,
esto es, gratuitamente, a material vivo que proviene de un material vivo al cuál los
obtentores accedieron también gratuitamente y del cual, en un futuro se pueda
derivar en algún proceso o producto, cuando las posibilidades son muy amplias,
porque la variabilidad genética es muy amplia, como lo es la capacidad creativa
del ser humano, por lo que entonces esto da amplias y diversas posibilidades.
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En la fracción XII.- se retoma del Convenio UPOV 1991 que no ha sido
ratificado
“Variedad esencialmente derivada: Aquella que se obtiene
principalmente de una variedad vegetal protegida como fuente inicial y que
conserva las expresiones de sus caracteres pertinentes, excepto aquellos
que resulten de la derivación; y”
Razones: Esta definición también va muy lejos en la ampliación del ámbito de
protección del instrumento de protección del material mejorado y obtenido y
protegido como una variedad obtenida y a la cual se le conceden derechos de
obtentor.
Además, para el caso específico de las plantas transgénicas, que se quieren
reconocer como “variedades vegetales” cuando no lo son, en esta propuesta de
reformas a la ley vigente, por una contaminación accidental o flujo génico natural
de los transgenes de la “variedad vegetal transgénica” protegida, aquella planta en
donde aparezcan las cualidades esenciales de la protegida o del transgen, se
convertirá en automático en una “variedad esencialmente derivada”.
La fracción XIII. Crea confusión y abre la puerta a patentar seres vivos
“Variedad vegetal: Conjunto de plantas de un solo taxón botánico del rango
más bajo conocido que, con independencia de si responde o no plenamente
a las condiciones para la concesión de un derecho de obtentor, que pueda
definirse por la expresión de los caracteres pertinentes y se considere
distinta, homogénea y estable. En esta definición se incluyen hongos
cultivados”
Razones: La nueva propuesta introduce el concepto de taxón, que podría generar
confusión, pero a la vez una ampliación indeterminada de seres vivos a ser
protegidos, según consta en documentos de la UPOV y lo que en los hechos
ocurre en el indebido otorgamiento de patentes de seres vivos en el mundo. La
preocupación surge porque en el caso de patentes otorgadas y en UPOV, bajo el
concepto de “taxón protegido”, se otorga protección a familias y géneros
biológicos, se brincan la especie y van la ley para incluir incluso organismos vivos
que nos son vegetales en una ley de variedades vegetales, los hongos cultivados,
que pertenecen al taxón “reino fungi” y no “reino vegetal”, por lo que no se justifica
sean incluidos en esta ley.
En el Artículo 5obis.- se observa una contradicción flagrante y antinomia
Mientras que el artículo 5.- señala que “No se requiere del consentimiento
del obtentor de una variedad vegetal para utilizarla:
I.- Como fuente o insumo de investigación para el mejoramiento genético de
otras variedades vegetales;” II.- En la multiplicación del material de
propagación, siempre y cuando sea para uso propio como grano para
consumo o siembra, conforme al reglamento de esta ley y las guías para
descripción de variedades que establezca la Secretaría, o III.- Para el
consumo humano o animal, que beneficie exclusivamente a quien la
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cosecha. IV.- Para la explotación de una nueva variedad vegetal que sea
claramente distinta de la variedad vegetal protegida, salvo que para la
obtención de la nueva se requiera del uso repetido de variedad protegida. “
Sin embargo el Artículo 5º bis .- “Se requerirá autorización expresa del
obtentor, respecto de la propia variedad vegetal protegida y su material de
propagación, o de una variedad esencialmente derivada para los siguientes
actos: I.- La producción o reproducción con fines de comercialización; II.- La
preparación a los fines de la reproducción o de la multiplicación; III.- La
oferta en venta. IV.- La venta o cualquier otra forma de comercialización; V.La exportación; VI.- La importación; VII.- El uso repetido de la nueva variedad
para la producción comercial de otra variedad, y VIII.- La comercialización de
productos de la variedad, cuando el obtentor no haya podido ejercer
razonablemente su derecho respecto de ésta.
Todo lo anterior es en esencia una negación y completa persecución contra los
esquemas de variedades esencialmente derivadas, que se utilizan en la
investigación y mejoramiento genético público, así como la labor que hacen los
productores al incorporar consiente ó sin desearlo germoplasma a sus semillas. Es
un atentado contra el acceso a los recursos fitogenéticos que se deben privilegiar
y que incluso las empresas transnacionales utilizan.
Con esta Ley y en particular con artículos como el 5 bis, se preparan las
condiciones para apropiarse de materiales nativos y criollos que de forma natural ó
flujo génico por polen, se contaminen con materiales protegidos y sean
demandados por las empresas transnacionales.
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