PRESENTACION DANIEL PRIETO SANCHO: La participación social de las personas mayores Con la presente exposición pretendo introducir el proyecto “Legado” que he desarrollado para el Gobierno Vasco y la Fundación Matia, consistente en la elaboración de 12 vídeos sobre 12 personas mayores que desarrollen alguna clase de actividad (sea de manera profesional o como afición) vinculada al acervo de tradiciones que conforma eso que venimos a llamar el patrimonio cultural e inmaterial vasco. Cada cortometraje de los realizados tiene una duración aproximada de 5 minutos a través de los cuales se traza un recorrido por la trayectoria vital que cada persona está transitando en relación con la actividad por la cual ha sido seleccionada. El enfoque se ha centrado en el concepto de “identidad” como el elemento que atraviesa los tres criterios principales en base a los cuales se realizó la selección de perfiles: 1. Ser vasco: En cuanto identificación con una cultura a singular que determina el mundo de sentidos desde el que se conforma la subjetividad misma de quienes viven en ella. 2. La vinculación profunda con alguna actividad concreta fuertemente asociada al acervo de tradiciones vascas: En cuanto que esta actividad representa, sea desarrollada de forma profesional o no, un espacio de pertenencia y expresión personal que determina la construcción de una identidad a lo largo de toda una biografía. 3. Ser mayor: Dimensión abordada no como hecho diferencial sino como cualidad añadida en el sujeto. Se parte de la consideración de que la puesta en valor de las personas mayores actuales pasa por el reconocimiento de su rol en la sociedad en cuanto sujetos que ameritan una trayectoria de participación aún en marcha. El dilema identitario que encierra alcanzar edades socialmente significadas como propias de la vejez estriba en la posibilidad de dar continuidad a lo que se ha sido, a la identidad construida, frente a la homogeneización que proporciona la reduccionista categorización que reporta la consideración de “mayor” desde la cual se alientan, en no pocas ocasiones, miradas conmiserativas o lánguidas en las que se presenta a la persona desde la condescendencia del valor de su actividad “para ser mayor”. Los protagonistas de cada vídeo son también los transmisores principales de un legado cultural recibido de sus antecesores y renovado por ellos mismos, por lo que en el acercamiento propuesto se ha abordado cómo envejecen y qué rol desempeñan en el presente. La continuidad histórica de una tradición, así como la continuidad biográfica de una trayectoria de prácticas que definen a un sujeto, han representado de este modo el eje narrativo de los vídeos realizados. El paralelismo entre ambos procesos y el afrontamiento de los conflictos que presenta el valor de la tradición en un mundo globalizado permite sugerir mediante los relatos presentados la trascendental relevancia de la experiencia de las personas seleccionadas frente a la construcción de un futuro capaz de incorporar el pasado que le ha dado forma. Desde una metodología de trabajo cercana a los modos de mirar que plantea la etnografía visual, pero sin perder de vista que se trata de un formato que debía resultar atractivo de cara a posibles programas educativos o de difusión para un público de todas las edades y extracciones sociales, se ha intentado mostrar el pasado, el presente y el futuro de un “hacer” que define un “vivir”; las motivaciones y deseos que acompañan al desempeño de la actividad; los aspectos genuinos que entraña dedicarse a tal práctica; el modo en el que esta estructura la vida de cada sujeto y la valoración del papel de la misma en el entorno. Cuestiones todas que evitan incidir de forma directa sobre la cuestión etaria que socialmente significa a sus protagonistas a favor de la puesta en relevancia de las experiencias que atesoran. El objetivo, en definitiva, consiste, en el mejor de los casos, en mostrar la huella de una persona en el escenario que le ha dado forma, así como reivindicar el valor de su aportación al mismo. Con ello se pretende, en última instancia, contribuir a la generación paulatina de un archivo audiovisual de prácticas y tradiciones que contribuya a la transmisión entre generaciones futuras de un mundo de significaciones y prácticas a través del cual se define la identidad de una población. Pero también, y ese es el motivo por el que he considerado adecuado presentarlos en este foro, porque a través de ellos se pretende favorecer la paulatina construcción de una mirada hacia la vejez que erradique los vicios que suscita la indulgente compasión que articulan las formas de representación de unas personas que, antes que mayores, son personas que realizan contribuciones significativas en la sociedad presente y merecen ser valoradas en cuanto tales. La pertinencia de los dos vídeos ofrecidos en el grupo de sociología del envejecimiento conformado dentro del presente congreso estriba en la voluntad de alimentar el debate en relación con las formas de representación de las personas mayores sobre las que se construye un fatídico imaginario colectivo de la vejez. La mirada desde la que se observa a las personas consideradas mayores carga todo su peso conceptual sobre la edad y las significaciones arquetípicas que se le vinculan a ella y, desde la comprensión que tengo de la forma negativa en la que es comprendida esa imagen social por parte de las nuevas generaciones de personas mayores, considero preciso comenzar a trabajar desde otra perspectiva. En ese sentido, el desarrollo de la investigación “Envejecer sin ser mayor: nuevos roles en la participación social en la edad de jubilación”, realizada junto a Diego Herranz y Pilar Rodríguez para la Fundación Pilares para la autonomía (y publicada como libro dentro de su colección de estudios), ha representado ineludiblemente el marco teórico que ha dirigido los pasos del proyecto “Legado”. Mediante este acercamiento cualitativo (a través de 4 grupos de discusión y 18 entrevistas en profundidad) a los discursos sobre las representaciones que las personas investigadas albergaban respecto a la etapa vital que afrontaban y la valoración que establecían frente a las posibilidades encerradas en ellas, pudimos saber que las generaciones que actualmente componen las cohortes de edad de entre 50 y 70 años manifiestan, consolidando un proceso en marcha desde hace varias décadas, una comprensión de la fase vital en la que se encuentran muy distinta a la que vivieron sus antecesores. Para estos últimos el abandono de la vida laboral y el hecho de alcanzar ciertas edades se traducía en un salto, prácticamente sin solución de continuidad, al abismo de la vejez. Esta construcción se veía definida biológica y subjetivamente por una reducción progresiva de sus capacidades y de su autonomía, económicamente por una pérdida muy considerable de importancia en el mercado y socialmente por el paso a una posición más pasiva respecto a su integración en los procesos de cambio y a las soluciones adoptadas ante las diversas problemáticas que surgen en la vida cotidiana. Todos estos condicionantes resultaban en una imagen social que definía a las personas entonces llamadas “viejas” como personas desvinculadas del mundo; como individuos portadores de valores obsoletos que les impedirían ocupar un lugar de reconocimiento en la sociedad. La condición de vejez resultaba, en suma, en una suerte de “disfuncionalidad” como ciudadano que rebasaba la cronología de cada persona a pesar a la incierta causalidad, aún vigente, que vincula ambas condiciones como efecto y causa. En respuesta, las personas entrevistadas reivindicaron sentirse plenas de recursos para continuar integradas en la sociedad. Estamos ante toda una generación dispuesta a impugnar que su edad la defina socialmente enfrentándose, si no al vacío, sí al menos a un escenario plagado de propuestas difusas con relación a su inquietud de quién ser como personas mayores; de cómo envejecer sin ser un “viejo”. Puesto que a estas nuevas generaciones no les podemos pedir que cambien para ajustarse al modo en el que las explicamos, resulta pertinente revisar nuestros conceptos: reflexionar en torno a qué entendemos por persona mayor puesto que, a todas luces, esa visión se ha quedado obsoleta. Considero esta reflexión de enorme trascendencia puesto que lo que se dirime a través de ella es la forma que adopta una figura cargada de derechos y deberes desde la que se define la función que pueden desempeñar en la sociedad quienes son categorizados como mayores (pronto un tercio de la población). Así pues, el mensaje principal atañe a la necesidad de repensar el modelo de intervención y representación de la etapa vital del envejecimiento porque el modelo conceptual sobre el que se sustenta está obsoleto. Porque los mayores actuales representan una generación bisagra, porque son los primeros trabajadoresconsumidores que llegan a esta situación y dada su segunda cualidad sugieren muchas de las tendencias por venir. Porque los sujetos que juegan ahora a los 45 años a la videoconsola o siguen tocando la batería van seguir jugando a la videoconsola y tocando la batería dentro de 20 años y en ellos se verán exacerbadas las características que ya definen la perspectiva de esta generación. Y poco o nada querrán saber del actual sistema de políticas para personas mayores y de la vigente comprensión del envejecimiento activo que propugnamos. Querrán, como ya manifiesta esta generación, un reconocimiento social como ciudadanos, no como personas mayores, y rechazarán toda categorización social en ese sentido. Y es desde la asunción de tales preceptos como se decidió afrontar la elaboración de los vídeos que vamos a presentar: desde la normalización de la condición que absorbe la forma en la que son representados para convertirla en una contingencia más dentro de una historia de vida. Sin exacerbar el valor de su “veteranía” pero sin minusvalorar aquello que su experiencia contiene. Más allá de sus aciertos y de sus defectos (se trata de un proyecto muy particular que no ofrece un modelo general de representación de las personas mayores en cuanto se centra en personas significativas dentro de un saber tradicional), espero que así contextualizados sirvan para estimular la reflexión en torno a los modos que tenemos de mirar a las personas mayores. Nada más que decir: estos son los vídeos (a elegir en función de la duración final que se otorgue a la ponencia. Tras recibir las consideraciones de la comisión evaluadora se consolidará como texto definitivo el presente borrador con los enlaces a los vídeos específicos): https://vimeo.com/channels/1060892