LA ATENCIÓN A JÓVENES EXTUTELADOS EN CATALUÑA: EVOLUCIÓN, Carme Montserrat

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LA ATENCIÓN A JÓVENES EXTUTELADOS EN CATALUÑA: EVOLUCIÓN,
VALORACIÓN Y RETOS DE FUTURO
Carme Montserrat, Universidad de Girona. [email protected]
Joan Prat, Federación de entidades con proyectos y pisos asistidos (FEPA)
[email protected]
Resumen: Este estudio, realizado entre 2012‐13, se centra en el análisis de la atención a
jóvenes extutelados en Cataluña entre 1994 y 2012 y, más concretamente, en la
evolución e impacto de las prestaciones y servicios que recibieron. A su vez, sitúa los
retos actuales en los servicios para jóvenes tutelados y extutelados abordando la
atención integral personalizada. Es muy excepcional en este ámbito que se recogieran
los datos de manera sistemática por un periodo de tiempo tan amplio.
La iniciativa fue una colaboración entre la Federación de Entidades con Proyectos y
Pisos Asistidos (FEPA), el Área de Apoyo al Joven Tutelado y Extutelado (ASJTET) de
la Dirección General de Atención a la Infancia y la Adolescencia de la Generalitat de
Cataluña y fue realizada por el equipo de investigación ERIDIQV de la Universidad de
Girona liderado por Carme Montserrat y Ferran Casas.
El estudio pretendía conocer la evolución de la población atendida incluyendo
tendencias y puntos de inflexión, comprender la situación de los/as jóvenes
identificando factores facilitadores y obstaculizadores para su emancipación, valorar su
paso por los recursos de apoyo con su propia participación, realizar propuestas de
mejora e identificar retos de futuro. Finalmente, la voluntad del estudio es que fuera
replicable en otros territorios españoles.
Se analizó la base de datos de ASJTET con 5.538 jóvenes, se realizó un estudio
cualitativo en el que participaron 60 personas y se analizó la información recogida
mediante cuestionario a 218 profesionales de centros residenciales y servicios a jóvenes
de entre 16 y 21 años.
El análisis de los datos puso de manifiesto la variación de las características de la
población atendida. En los 90, era española mayoritariamente y de ambos sexos. El
objetivo de los/as jóvenes era conseguir piso y trabajo. En el siglo XXI se incorporaron
al sistema de protección jóvenes inmigrantes, muchos de ellos sin la familia. Se
1
incrementó progresivamente el volumen global de jóvenes atendidos y las limitaciones
fueron notables en el ámbito académico.
El último periodo se ha acompañado de un salto cualitativo en cuanto al apoyo
económico, el acompañamiento jurídico, los pisos para jóvenes entre 16‐18 años y la
cobertura legal del colectivo de jóvenes extutelados en Cataluña a partir de la Ley
14/2010 (artículos 151 y 152). Destaca la apuesta por dar prioridad a la formación
académica.
Los/as jóvenes valoraron mayoritariamente positivamente su proyecto educativo una
vez cerrado su caso habiendo finalizado el proceso de emancipación con éxito y yendo a
vivir autónomamente un 47%. La valoración de la atención recibida fue muy positiva.
Uno de los aspectos fundamentales que señalaron es que, sin apoyo económico y de
vivienda, difícilmente podrían haber continuado adelante estudiando y hubieran tenido
mayores dificultades: a nivel global, a la hora de encontrar trabajo y para aprender a
vivir de manera autónoma. En cuanto a los retos de futuro y áreas de mejora
coincidieron profesionales y jóvenes en algunos de ellos. Se aglutinan en dos bloques:
por una parte, en relación a los servicios para jóvenes entre 16 a 21 años, por otra, en
relación a la atención residencial <18 años.
Palabras clave: Jóvenes extutelados, procesos de emancipación, Servicios de apoyo
post-tutela
Agradecimientos
Esta investigación fue encargada y financiada por la Federación de Entidades con
Proyectos y Pisos Asistidos (FEPA) y el Área de Apoyo a los Jóvenes Tutelados y
Extutelados de la DGAIA (ASJTET). Agradecemos la dedicación de Jordi Bach y la
colaboración de todos los jóvenes y de los profesionales de las entidades que han
participado en el estudio.
2
1. Introducción
En muchos países los jóvenes que dejan el sistema de protección a partir de la mayoría
de edad afrontan las dificultades totalmente en solitario, como si fuera un problema
individual, en vez de lo que debería ser: un reto de y para la comunidad, asumido tanto
desde instancias políticas y legislativas, como desde el mundo asociativo y del tejido
social.
Los niños, niñas y adolescentes que ingresan en los sistemas de protección lo suelen
hacer debido a una situación de abuso o negligencia dentro de la familia de origen. Para
esta población, en general, los sistemas de protección ofrecen recursos o bien de
acogimiento familiar (en familia extensa o ajena) o bien de acogimiento residencial.
Con el tiempo, algunos podrán volver a su familia de origen si las condiciones de esta
han mejorado, otros podrán ser adoptados y otros permanecerán en el recurso de
protección hasta la mayoría de edad. El artículo está dedicado a este último grupo.
Tradicionalmente la investigación en el ámbito de la protección a la infancia se ha
centrado en el período mientras los niños y niñas están en el sistema de protección, y no
ha sido hasta ya entrado el siglo XXI cuando se han empezado a publicar resultados de
investigaciones realizadas con jóvenes ex-tutelados. En todos ellos, el apoyo a los
jóvenes a partir de los 18 años se convierte en un elemento clave para su inclusión
social. Ya desde los primeros estudios despuntaba el hecho de que este población estaba
sobrerrepresentada en los indicadores de exclusión social tales como la pobreza, la falta
o la inestabilidad de vivienda, el paro, la actividad delictiva o los embarazos
adolescentes (Petrie y Simon, 2006). Desde el Reino Unido, Stein y Munro (2008) junto
con otros colegas hicieron un primer intento de publicar el estado de la cuestión en
varios países, donde se podía ver cómo estos jóvenes se encontraban en una situación de
gran desventaja social respecto a la población general a su misma edad. Stein (2008)
planteó una categorización que distinguía tres grupos: los "moving on", es decir los que
hacían una transición a la vida adulta, progresiva, con apoyos, confianza y con éxito, (ii)
los "Surviving", donde el proceso de autonomía presentaba muchos problemas y una
dependencia fuerte hacia los servicios, viviendo a menudo en situaciones precarias, (iii)
y los "struggling", entrando en la edad adulta muy mal equipados, sin red de apoyo,
niveles de cualificación muy bajos, y con muy pocas oportunidades y acceso a los
servicios, formando parte a menudo de las personas sin hogar.
3
El problema de la vivienda muchas veces es para estos jóvenes un tema clave (Wade y
Dixon, 2006). Otro aspecto clave que remarcan investigaciones como las de Jackson,
Ajayi & Quigley (2005) es el factor de la formación reglada, necesaria para tener un
proceso de transición con más garantías. En Jackson y Cameron (2014), donde se
recogen resultados de 5 países europeos dentro del proyecto YIPPEE (Young People
leaving care, Pathways to Education), se observa directamente como el hecho de haber
continuado unos estudios postobligatorios dentro de la enseñanza reglada abre más
oportunidades de tener un mejor trabajo en el etapa adulta, contar con redes de apoyo
derivadas del ámbito formativo y laboral, autoconfianza y una percepción de semejanza
con los otros jóvenes de su edad, y que por tanto puede actuar como un factor
compensador de las desigualdades sociales (Montserrat, Casas and Malo, 2013). Höjer y
Johansson (2013) describen como la escuela puede promover la resiliencia en los niños
tutelados pues es un lugar estructurado y seguro, es un lugar donde tienen la
oportunidad de hacer amigos y tener un mayor sentido de normalidad.
En Estados Unidos los resultados de algunas investigaciones nos indican que si
alargamos por ley la edad en la que los poderes públicos pueden seguir apoyando a los
jóvenes, aumentamos su participación en estudios superiores. Courtney y Dworsky
(2005) compararon los jóvenes de diferentes Estados, donde en unos el apoyo del
sistema de protección era hasta los 21 años y en otros sólo era hasta los 18 años,
resultando que las probabilidades de seguir estudiando a los 19 años eran el doble en el
estado que tenían el apoyo por ley. Sugieren poder continuar apoyando más allá de los
21 años, pues continuando con el estudio longitudinal, a la edad de 23 y 34 (Courtney,
Dworsky, Lee y Raap, 2010) eran pocos los que habían conseguido graduarse sin tener
red de apoyo familiar. Necesitan más tiempo debido a la falta de apoyo social que les
provoca más interrupciones, inestabilidad y problemas de acceso a los recursos. En
Dinamarca (Bryderup, Quisgaard Trentels y Kring, 2010) efectuaron un análisis
secundario de la base de datos oficial y observaron grandes diferencias en los niveles de
educación alcanzados entre la población general y aquella del sistema de protección,
incluso 10 años después de haber salido, resultados en consonancia con los del estudio
de cohortes que han hecho en Israel (Zeira, Arzev, Benbenishty y Portnoy, 2014).
En este sentido, desde Australia, Harvey, Andrewartha y McNamara (2015) reclaman
recientemente reformas políticas para mejorar el acceso de los jóvenes tutelados y
extutelados en estudios postobligatorios y superiores. Una medida que proponen es la de
4
revisar las políticas de equidad e incluir estos jóvenes como un grupo específico que
hay que apoyar y realizar un seguimiento. Muchos países tienen otros grupos bajo esta
consideración (personas con discapacidad, minorías étnicas, etc.), pero muy pocos
incluyen a los jóvenes extutelados.
Otros estudios derivados de la esfera internacional también nos dicen que los jóvenes
extutelados tienen más dificultades en el ámbito del empleo y suelen tener salarios más
bajos comparados con los jóvenes que no han sido tutelados (Pecora, Williams et al.,
2006). En Irlanda, Arnau-Sabatés and Gilligan (2015) apuestan por promover la
inclusión social a través del trabajo, asociado con los factores de estabilidad e
integración social de los jóvenes extutelados. De acuerdo con lo que se había
encontrado en investigaciones anteriores (Stewart, Kumb, Barth y Duncana, 2014), el
hecho de tener trabajo a tiempo parcial desde una edad más joven, lejos de interferir en
los estudios, se convierte en un factor facilitador. También Tomaszewski y Cebulla
(2014) encontraron que los jóvenes que vivían en zonas más pobres el hecho de tener un
trabajo desde muy jóvenes les proporcionaba más oportunidades de tener mejor trabajos
en un futuro. Ya Gilligan (2008) mostraba como tener trabajo era una fuente de
resiliencia para los jóvenes vulnerables, brindando oportunidades de adquirir capital
social. Pero los estudios más recientes cada vez más a menudo consideran que esto es
insuficiente si no va acompañado de un alto apoyo a los estudios para conseguir un
nivel superior y / o una alta cualificación profesional en un mercado laboral cada vez
más exigente y competitivo.
Dixon y Lee (2015) exploran, entre otros temas, el bienestar subjetivo de los jóvenes
extutelados en Angleterra y encuentra que la satisfacción por ámbitos de la vida
presenta similitudes con la población general, siendo el que puntúa más alto la
satisfacción con los amigos y entre los más bajos, el área donde viven. Una diferencia
importante es la satisfacción con la familia, que presenta niveles más bajos entre los
jóvenes tutelados y extutelados. Pero las diferencias se producen sobre todo en la
satisfacción global, que presenta niveles más bajos comparados con la población general
y comparados con los que todavía están tutelados, entre los que las chicas muestran
puntuaciones aún más bajas que los chicos.
5
2. Los jóvenes extutelados en España
Datos de 2013 (Consejo de la Juventud de España, 2014) nos indican que en España, un
país sin un sistema de ayudas universales para los jóvenes, sólo el 22.1% de los jóvenes
de menos de 30 años se habían independizado del hogar familiar (25.4% a Cataluña). En
cambio, los chicos y chicas del sistema de protección, y muy particularmente los que
están en atención residencial, siempre han estado bajo la presión de tener que
emanciparse de su contexto al cumplir los 18 años. El sistema de protección a la
infancia en España se basa en el acogimiento residencial (entre el 40 y el 45% de la
población tutelada) y el acogimiento en familia extensa (con aproximadamente otro
45%). Alrededor del 10-15% restante están en acogimiento familiar (Montserrat, Casas
y Malo, 2013). Esto provoca formas muy diferentes de encarar los procesos de
transición. Del Valle, López, Montserrat y Bravo (2009) encontraron que a los 18 años,
un 92.7% de los jóvenes en acogimiento en familia extensa seguían viviendo con sus
acogedores, comparado con el 64.9% de los que estaban acogidos en familia ajena.
Asimismo, Del Valle, Lázaro-Visa, López y Bravo (2011) llevaron a cabo un estudio
longitudinal también en España, de los jóvenes que habían estado en acogimiento en
familia extensa de pequeños, y también encontraron que el 89.6% se había quedado con
los acogedores hasta los 18, y en el momento de la entrevista (media de edad de 22
años), el 58,2% aún vivía con ellos, en su mayoría abuelas. Sólo el 9% tenía problemas
graves de exclusión social y el 70% llevaba una vida bastante estable, o bien estudiando,
pero sobre todo trabajando desde edades jóvenes para poder ayudar a los abuelos.
En cambio, otro estudio longitudinal llevado a cabo por el mismo equipo Del Valle,
Bravo, Álvarez y Fernanz (2008) sobre los jóvenes que salían de centros residenciales,
el 60% había retornado a casa, sin que las condiciones de la familia hubieran mejorado,
por falta de alternativas en muchos casos. Una cuarta parte de la muestra dependía de
los servicios sociales en el momento de la entrevista y un 15% tenían graves problemas
de exclusión social.
Los resultados de la investigación del YIPPEE (Montserrat y Casas, 2014) que se
desarrolló con jóvenes ex tutelados en Cataluña, nos indican como factores facilitadores
para la formación reglada de estos jóvenes los siguientes: (i) La estabilidad en el
acogimiento (residencial o familiar) y en el centro escolar, (ii) la implicación de los
profesionales en la vida del joven (iii) la prioridad otorgada a la formación reglada por
6
parte de los profesionales (iv) Las expectativas altas de los profesionales en relación al
joven (v) la red de amigos de fuera del sistema de protección (vi) la necesidad de
escuchar la opinión del joven (vii) la existencia de un tutor de resiliencia (viii) la
evitación de los procesos de estigmatización de estos jóvenes, y (ix) la existencia de
servicios de apoyo después los 18 años, incluida la vivienda. También en Cataluña, el
estudio de Sala, Jariot, Villalba y Rodríguez (2009) señalaba que una buena preparación
previa relacionada con el logro de habilidades y de competencias socioemocionales
facilita el proceso de transición hacia la autonomía de estos jóvenes.
Un avance importante ha sido la nueva ley española 26/2015, de 28 de julio, de
modificación del sistema de protección a la infancia y a la adolescencia, que sustituye
las dos anteriores. Entre las principales novedades, se establece la obligación de la
Administración de preparar para la vida independiente a los jóvenes ex tutelados,
aunque no fija criterios de edad.
En Cataluña, donde está centrado el estudio que presentamos, existe una política
impulsada desde el gobierno catalán de apoyo a los jóvenes extutelados desde 1994 y
ratificada por la última ley 14/2010, la cual incluye un conjunto de medidas sobre apoyo
económico, para la vivienda con pisos protegidos y asistidos, asesoramiento legal,
inserción laboral y apoyo a la formación reglada de jóvenes de los 16 a los 21 años que
quieran acogerse voluntariamente (Montserrat et al, 2013). Estas medidas se llevan a
cabo desde el Área de Apoyo a los Jóvenes Tutelados y Extutelados (ASJTET) a través
de convenios con entidades del tercer sector como proveedores de servicios que cuentan
con profesionales que realizan un seguimiento directo de los programas y los jóvenes.
En el marco de la celebración de los 18 años de vida del Área de Apoyo a los Jóvenes
Tutelados y Extutelados (ASJTET) de la Generalitat de Catalunya, la Federación de
Entidades con Proyectos y Pisos Asistidos (FEPA) encargaron en 2013 al Instituto de
Investigación sobre Calidad de Vida de la Universitat de Girona un estudio sobre la
atención que reciben los jóvenes extutelados en cuanto a la evolución de las
prestaciones y los servicios a lo largo de los años, la valoración del impacto de los
mismos en los jóvenes y los retos de futuro.
Se contó con la participación activa de miembros de la Administración y de FEPA, que
se implicaron y lideraron distintas partes del proceso, tanto en la recopilación de los
datos cuantitativos y la gestión de la base de datos del ASJTET, como en la fase de
7
recopilación de información cualitativa, animando a jóvenes y profesionales a participar
en las entrevistas y los grupos de discusión. El proyecto se desarrolló entre los meses de
octubre de 2012 y junio de 2013.
3. Objetivos
Los objetivos del estudio fueron los siguientes:
-
Conocer con mayor profundidad la evolución y la situación actual de la
población atendida: tendencias y puntos de inflexión a partir de un nuevo
tratamiento de los datos disponibles.
-
Comprender la situación de los jóvenes atendidos, incluyendo la identificación
de los factores facilitadores de procesos de emancipación y los factores
obstaculizadores.
-
Valorar el paso de los jóvenes por los recursos y servicios de apoyo desde la
perspectiva de los propios implicados.
-
Realizar propuestas de mejora y considerar los retos de futuro.
4. Metodología
Con un diseño metodológico mixto, la investigación ha consistido en lo siguiente:
a. Análisis secundario de los datos existentes en la base de datos del ASJTET.
b. Estudio cualitativo mediante el uso de entrevistas semiestructuradas a jóvenes y
grupos de discusión con jóvenes y profesionales.
c. Estudio cuantitativo mediante la aplicación de un cuestionario dirigido al conjunto
de profesionales dedicados a las franjas de edad de jóvenes de 16 a 18 y de 18 a 21
años.
4.1 Estudio cualitativo
De acuerdo con los objetivos planteados, en la Tabla I podemos observar las técnicas
empleadas, los sujetos con los que se ha trabajado y el tamaño de las muestras. Se han
analizado los datos de 5.538 expedientes de jóvenes sobre el total de 6.338 que han
pasado por el ASJTET entre 1994 y 2012; en las entrevistas y los grupos de discusión
han participado 49 jóvenes y 10 educadores, y han contestado los cuestionarios un total
de 218 profesionales.
8
Tabla I. Objetivos, metodología y muestra
Objetivos
1) Conocer la evolución y situación
actual de la población atendida con
mayor profundidad: tendencias y
puntos de inflexión a partir de un
nuevo tratamiento de los datos
disponibles.
2) Comprender más a fondo la
situación de los jóvenes atendidos por
los servicios para extutelados,
identificando los factores
obstaculizadores y facilitadores de los
procesos de emancipación.
3) Valoración por parte de los propios
implicados del paso de los jóvenes por
los recursos y servicios de apoyo para
acercarnos a los conceptos de eficacia
de los servicios, realizar propuestas de
mejora e identificar retos pendientes.
Técnica
Análisis
secundario
Sujetos
Jóvenes + 15 años
N=
N= 5538
Entrevistas
Jóvenes 18-21 años
Jóvenes +22 años
Jóvenes 18-21 años
Jóvenes 18-21 años
Jóvenes +22 años
Jóvenes chicas 18-21
años
Educadores que trabajan
con la franja 18-21
Educadores que trabajan
con la franja 16-18
Educadores que trabajan
con la franja 18-21
N=10
N=5
N=10
N=10
N=6
N=8
Grupos de
discusión
Cuestionarios
N=10
N=
164
N=54
La selección de los participantes en el estudio cualitativo obedeció a los siguientes
criterios: jóvenes que estuvieran aún atendidos en algún programa del ASJTET, por lo
tanto entre 18 y 21 años, y jóvenes que ya no lo estuvieran, mayoritariamente de más de
22 años. Se buscó, además, diversidad en las variables de sexo, país de procedencia y
situación formativa y laboral. Las características de los 49 jóvenes participantes fueron:
20 mujeres y 29 hombres, 21 nacidos en España, 19 en Marruecos, 3 en Mali, 3 en
Ghana, 1 Argentina, 1 Bangladesh y 1 de Moldavia. Todos tenían entre 18 y 24 años de
edad.
Todas las entrevistas y grupos de discusión se llevaron a cabo con el consentimiento
informado de los jóvenes y siguiendo los protocolos de protección de datos y
confidencialidad. Para mantener el anonimato se les ofreció aparecer con seudónimo, de
modo que solo ellos podrían identificarse en el informe final. En general les pareció
buena idea y se les pidió un dato de contacto para poder remitirles el estudio una vez
finalizado.
9
En cuanto a los grupos de discusión con los profesionales que trabajan con ellos, se
trataba de que fueran de diferentes entidades con distintos servicios, tanto en pisos
asistidos como en servicios de inserción laboral u otros. En todos los grupos de
discusión se realizó una grabación en audio, previo consentimiento de los participantes.
El diseño de los instrumentos partió de los modelos utilizados en tres investigaciones
previas: la del estudio europeo YIPPEE (Montserrat y Casas, 2014); la realizada con
jóvenes que salían de centros de las comarcas gerundenses (Araujo & Montserrat, 2014)
y los utilizados en la investigación inglesa de Dixon, Lee, Wade, Byford y Weatherly
(2004). Una vez elaborado el borrador, fue valorado por los técnicos de FEPA y del
ASJTET, se introdujeron cambios y finalmente se aplicó una versión consensuada.
Todos los instrumentos de la fase cualitativa – guion entrevista y guion grupo de
discusión - tienen la misma estructura organizada en 8 grandes bloques y un apartado
final para comentarios.
1. Sobre la estancia en el centro residencial
2. Sobre la salida del centro
3. Sobre la familia y los amigos
4. Sobre la formación y el trabajo
5. Sobre la vivienda y el dinero
6. Sobre su vida actual
7. Sobre el trabajo de los profesionales y otras personas de los recursos
8. Sobre su preparación para la vida adulta
Una vez recogidos los datos de las entrevistas y los grupos de discusión, se ha
procedido a realizar un análisis de contenido utilizando el paquete informático NVivo.
Se han codificado y categorizado las respuestas tomando como unidad de análisis los
temas.
4.2 Estudio cuantitativo
Una vez finalizada la fase del estudio cualitativo se diseñaron los cuestionarios
manteniendo la misma estructura de los 8 bloques, pero adaptando y creando las
preguntas en función de los resultados obtenidos en las entrevistas y los grupos de
discusión. De este modo se pudo afinar en los temas más relevantes del fenómeno según
10
los propios implicados. Los cuestionarios siguieron también un proceso de validación
de interjueces con profesionales de FEPA. Se elaboraron dos versiones:
-
Cuestionarios dirigidos a los profesionales que atienden a jóvenes extutelados
mayores de 18 años
-
Cuestionarios dirigidos a los profesionales que atienden a jóvenes tutelados de
16-18 años en los centros residenciales
Los cuestionarios se administraron online sin que constase ningún dato personal
identificativo de la persona que contestaba. FEPA se encargó de enviar el enlace
electrónico del cuestionario a sus entidades federadas y ASJTET a los centros
residenciales de DGAIA que tienen población de esta edad. La estructura del
cuestionario constó de preguntas cerradas, la mayoría pidiendo el grado de acuerdo o
desacuerdo con una serie de afirmaciones. El apartado de propuestas y sugerencias de
mejora se dejó como pregunta abierta. La explotación de los datos se ha realizado
mediante el paquete estadístico SPSS v19.
5. Resultados
5.1 Resultados a partir de la base de datos
Desde 1994 hasta diciembre de 2012 se han atendido en el ASJTET un total de 6.309
jóvenes. De estos, constan los datos informatizados de todo el proceso –desde el ingreso
hasta la baja– de un total de 5.538, de los cuales 1.045 seguían teniendo el expediente
abierto a finales de diciembre. Los 4.493 restantes corresponden a jóvenes que fueron
atendidos en el pasado y cuyo expediente está ya cerrado; sobre estos consta la
valoración final, el motivo de baja y el tipo de salida.
En el Gráfico 1 vemos que el número total de jóvenes atendidos ha ido creciendo
exponencialmente. Desde los primeros seis años (1994-2000) hasta el último período,
2007-2012, el número inicial se había multiplicado por cinco. En cuanto al sexo, a pesar
de comenzar con porcentajes muy igualados entre chicos y chicas, a partir de 2001 la
balanza se decanta hacia una mayoría de chicos, tendencia que se reafirma y aumenta a
partir de 2007, especialmente si nos fijamos en los casos cerrados (68,3% de los chicos).
La mayor probabilidad de encontrar más chicos que chicas en el último período alcanza
significación estadística χ²(2)= 79,836, p>0,000
11
Gráfico 1. Evolución de los jóvenes atendidos entre 1994 y 2012
2000
1862
1500
1056
1000
488
500
985
667
Hombres
Mujeres
470
0
1994-2000 2000-2006 2007-2012
La edad de ingreso a los programas del ASJTET se sitúa mayoritariamente entre los 16
y los 18 años. En relación al país de origen al inicio la mayoría de los jóvenes atendidos
eran nacidos en España (86,6%), pero a partir de 2001 se da un cambio con la entrada
de jóvenes extranjeros, que representan la mitad de los atendidos a partir de entonces.
La situación se corresponde con el contexto sociodemográfico más general de Cataluña
que experimenta un fuerte incremento de la inmigración y la aparición de los jóvenes
menores extranjeros no acompañados (MENA). Pero esta tendencia se frena y se
revierte en el período 2007-2012, donde los jóvenes nacidos en el extranjero representan
un porcentaje más modesto (33,6%). Por otra parte, hay muchos más extranjeros entre
los hombres (54,3%) que entre las mujeres (17,4%) y por países, la mayoría son de
Marruecos seguido de Ghana, Senegal, Gambia, Mali y Guinea. Las mujeres sólo son
mayoría en el caso de jóvenes procedentes de países latinoamericanos.
En el primer periodo, el Área de apoyo a los jóvenes extutelados (ASJTET) se basaba
principalmente en el programa de apoyo a la vivienda (pisos asistidos y pisos de
autonomía) y progresivamente se fueron creando los programas de inserción laboral,
apoyo legal y prestaciones económicas. A lo largo de los años cada uno de estos
programas ha atendido al siguiente número de jóvenes:
•
Programa Vivienda: 2.372 jóvenes
•
Prestaciones Económicas: 1.978 jóvenes
•
Inserción Socio-laboral: 1.113 jóvenes
•
Acompañamiento Jurídico: 859 jóvenes
Casi la mitad de los que salieron del ASJTET se fueron a vivir de forma autónoma.
Menos de una quinta parte volvieron con su familia de origen y un 15% fue derivado a
12
los servicios sociales (Gráfico 2). El porcentaje de los jóvenes que se independizan se
ha mantenido a lo largo del tiempo. En cambio, los retornos con la familia tenían lugar
más a menudo en el primer período 1994 – 2000 y había pocas derivaciones a servicios
sociales, resultado que se invirtió en el período 2007 – 2012.
Gráfico 2. Tipo de salida del programa de apoyo post- tutela
familia
18,4%
servicios
autonomía
sociales
47,1%
15% otros
19,5%
Por lo que se refiere al motivo de baja (Gráfico 3), casi la mitad de los jóvenes finalizan
el proceso según estaba planificado, el 28,4% pide la baja voluntaria y casi una cuarta
parte interrumpe el proceso negativamente.
Gráfico 3. Motivo de baja
Baja
voluntaria
28,4%
Ruptura
del
proceso
24,1%
Finalizació
n del
proceso
47,5%
Si cruzamos el tipo de salida con el motivo de baja del programa, se observa como los
jóvenes que se van a vivir de forma autónoma acostumbran a finalizar el proceso tal y
como estaba previsto y constituyen el conjunto mayoritario (Gráfica 4). Los que
solicitan la baja voluntaria regresan mayoritariamente a su familia de origen.
13
Gráfico 4. Motivo de baja y tipo de salida
Ruptura del proceso
100%
80%
60%
40%
20%
0%
Baja voluntaria
Finalización del
proceso
²(6)= 1127,805, p>0,000
Las valoraciones finales positivas se refieren a más de la mitad de los jóvenes atendidos
por el ASJTET (56,8%) y prevalecen a lo largo del tiempo. Una cuarta parta han
obtenido una valoración neutra (coincide con los que a pesar de tener un desarrollo
positivo solicitan la baja voluntaria) y las valoraciones negativas son solo en el 16,4%
de los casos (Gráfico 5).
Gráfico 5. Valoración final según motivo de baja
100%
80%
60%
Positiva
40%
Neutra
20%
Negativa
0%
Finalizar el
proceso
Baja
voluntaria
Otros
motivos
²(4)= 2172,312, p>0,000
La mayoría de los que han vivido en pisos asistidos o de autonomía finalizan el proceso
como estaba planificado y se establecen de forma autónoma. Los que han recibido una
valoración positiva coinciden de manera significativa con los que han permanecido más
tiempo (2 años o más) en el programa del ASJTET.
14
Tienen más probabilidades de haber recibido una valoración positiva aquellos que han
recibido apoyo económico, especialmente en combinación con otros programas. Los
jóvenes que tienen estudios reglados (post-obligatorios académicos o de ciclo formativo
– y superiores) concentran más valoraciones positivas en comparación con los que no
los tienen.
La formación que realizan los jóvenes que gozan de ayudas económicas da muy buenos
resultados. De los 478 jóvenes que en diciembre de 2012 se encontraban en ésta
situación, el 8,6% estaba en la universidad, un 9,8% en un grado superior, y un 49,6%
estaba cursando la educación secundaria reglada post-obligatoria (bachillerato, grado
medio o prueba de acceso).
5.2 Contraste de puntos de vista entre los jóvenes y los profesionales
Los resultados expuestos en este apartado reflejan los de los grupos de discusión y
entrevistas -mayoritariamente a jóvenes- y los de los cuestionarios a educadores,
contrastando las respuestas obtenidas. Se has organizado según los principales temas
tratados: a) el paso por el centro residencial, b) la salida del centro residencial, c) la red
de apoyo familiar y social, d) el ámbito educativo/formativo de los jóvenes, e) los pisos
asistidos, f) otros aspectos de la vida de los jóvenes, y g) la valoración de la tarea
desarrollada por los profesionales y propuestas de mejora.
a) El paso por el centro residencial
“Te ayuda mucho a organizarte, sobre todo la parte económica así como el día a día,
tareas de la casa, por ejemplo: cocinar, administrar el dinero, hacer una buena
búsqueda de trabajo, etc., antes de los 18. Con los estudios también apoyaban. Tengo
un grupo de música y pude grabar un disco con el dinero que me dejaron” (Svart,
entrevista.)
“Prefiero estar en un CRAE que con mi familia” (Chica, grupo de discusión.)
Jóvenes y educadores coinciden en que el paso por el centro puede facilitar que los
adolescentes aprendan a vivir de acuerdo con unas normas, tengan más oportunidades
15
para estudiar y aprendan a convivir con otros. Los educadores subrayan el acceso a
servicios y tratamientos que tienen cuando están en el centro. Los jóvenes destacan que
con ello se evitan probablemente situaciones de mayor riesgo.
Por otro lado, los jóvenes sugieren que en los centros se podrían trabajar más los
aspectos de autonomía y también mencionan que sería aconsejable contar con referentes
más estables. Muchas quejas van dirigidas especialmente a los centros de acogida.
Los consejos que los jóvenes dirigen a los adolescentes que todavía están en centros son:
que aprovechen para estudiar, que establezcan un vínculo positivo con los educadores,
que controlen su comportamiento y aprendan a ser responsables, y que aprovechen la
oportunidad de ir a un piso asistido si es el caso. Los consejos dirigidos a los educadores
de centro residencial van en el sentido de que tengan mucha paciencia, que escuchen a
los adolescentes y sean empáticos, que los obliguen a estudiar y que no los
sobreprotejan.
b) La salida del centro residencial
“A mí me dieron a elegir. Me dieron la oportunidad de irme a mi casa o tener un
proyecto y seguir estudiando. Escogí el piso porque no sé si en mi casa hubiera tenido
la oportunidad de seguir estudiando. En base a eso me permito elaborarme un poco mi
futuro, también buscar trabajo, ser un poco independiente” (Chica, grupo de discusión.)
Se afirma mayoritariamente que los jóvenes desconocen, en general, los recursos de los
que disponen cuando cumplen los 18 años y que son los educadores quienes los orientan,
también para ir a un piso asistido. Entre los centros consultados, sin embargo, es
frecuente que no se derive a ningún joven a los pisos asistidos, mayoritariamente debido
a las características personales y sociales de los propios jóvenes. Este aspecto lo
confirman los jóvenes entrevistados, conscientes de que hace falta un compromiso que
no todos pueden asumir. No tener estudios reglados no parece ser el principal
impedimento, pues muchos acceden con niveles académicos bajos.
El principal motivo para acceder a un piso asistido es el hecho de no tener un lugar
donde ir a vivir: muchos no quieren volver con su familia. Todos reconocen que vivir en
16
un piso asistido les da la posibilidad de seguir formándose y de retrasar su
emancipación, como es lo habitual con el resto de jóvenes de la población en general.
Reconocen también el sentimiento de soledad que les invade en el momento de
abandonar los centros residenciales.
“Perfecto, mi salvación. No me costó adaptarme porque venía de situaciones peores.
Pero en general no sabía ni hacerme un huevo frito ni había entrado nunca en la
lavandería. El piso me ha ayudado con los estudios, a tener autonomía, a nivel
económico. En el piso, los jóvenes al principio se encuentran perdidos, no saben nada
de limpieza, ni de cocinar.” (Maria, entrevista)
c) La red de apoyo familiar y social
“Mi madre y mi hermana son importantes, aunque sean una fuente que no me ayuda
mucho. Y algún amigo en especial.” (Laura, entrevista.)
“Los amigos se ocupan de hacer de hermanos, es la única familia que tengo. Ocupan el
lugar de un familiar.” (Bahore, entrevista.)
Una vez que han dejado el centro, algunos jóvenes reconducen las relaciones con su
familia, mientras que otros se distancian o las interrumpen completamente. Casi
ninguno de los jóvenes participantes en el estudio vive con alguno de los progenitores;
la mayoría, o bien está en piso asistido, o bien se ha independizado. Casi ninguno
reconoce a la familia como pilar de apoyo, excepto algunos jóvenes que han nacido en
el extranjero.
La gran mayoría de los jóvenes afirman tener una red de amigos que les proporciona
apoyo, muchos de ellos procedentes del ámbito formativo; en cambio, los educadores
son más moderados al puntuar positivamente este aspecto. Coinciden unos y otros en
que los educadores constituyen uno de los principales referentes para los jóvenes
mientras permanecen en el sistema de protección. Una vez fuera del centro, muchos
dicen que mantienen relación con sus antiguos educadores y también con algunos de los
chicos y las chicas. Bastantes jóvenes relatan haber encontrado personas clave en su
17
itinerario, dentro o fuera del sistema de protección, a quienes poder recurrir cuando lo
necesitan.
d) El ámbito educativo/formativo de los jóvenes
“Yo pienso que tampoco hay suficiente apoyo para la gente para que sigan estudiando
cuando salen del centro, debería haber más apoyo porque se exige mucho. Yo tengo
una beca desde que salí del centro, pero no hay suficiente apoyo. Tampoco esperan que
chavales como nosotros hagan una carrera, muy pocos llegan” (Chica, grupo de
discusión.)
Existe un alto grado de acuerdo en cuanto a la importancia de estudiar para mejorar su
situación, en la necesidad de apoyo económico para seguir estudiando y en la
importancia de obtener como mínimo el graduado de la ESO. También coinciden en que
estudiar resulta actualmente la única opción para seguir adelante dada la imposibilidad
de encontrar trabajo. No obstante, también coinciden en que resulta difícil incrementar
su inclusión en la enseñanza reglada postobligatoria. Los jóvenes son muy contundentes
en su afirmación de que actualmente hacer un PCPI es perder el tiempo; sostienen que
hay que incidir directamente en la obtención del graduado de la ESO.
Los educadores de los centros residenciales piensan que los principales impedimentos
para lograr el graduado de ESO son la falta de motivación, inestabilidad emocional y
falta de capacidad. Los jóvenes piensan que la edad y las dificultades con las que se
encuentran derivadas de la falta de formación, les ha hecho adoptar una actitud mucho
más favorable ante los estudios que la que tenían cuando estaban en el centro.
Los educadores son, por lo general, menos proclives a pensar en factores del entorno
social, como pueden ser la carencia de red de apoyo, de refuerzo escolar o de un recurso
adecuado, como determinantes para no completar la ESO. El entorno residencial es el
factor que menos determinante les parece. Sin embargo, los jóvenes piensan que, a pesar
del rechazo a estudiar que muchos manifiestan cuando están en un centro, convendría
más contundencia, apoyo e implicación por parte del sistema de protección para
conseguir que siguieran con sus estudios.
18
e) Los pisos asistidos
“Yo estaría súper mal si no me hubieran dado la oportunidad del piso. Espero que no
lo cierren nunca” (Noia, grup de discussió).
Educadores y jóvenes coinciden en que estar en un piso asistido les sirve para aprender
a ser autónomos, tener más oportunidades para estudiar, adquirir responsabilidades y,
consecuentemente, no entrar en espirales de exclusión social. Los jóvenes dicen que les
permite aprender a organizarse y a gestionar el tiempo y el dinero, así como a convivir y
llevar a cabo las tareas domésticas. Pero, sobre todo, evitan tener que enfrentarse solos a
la vida adulta con 18 años.
Todos, sin excepción, creen que los pisos tienen que seguir existiendo; la mayoría no
quieren ni imaginarse qué les hubiera ocurrido de no haber tenido esta oportunidad, y en
todo caso afirman que no hubieran seguido estudiando.
En cuanto a las principales dificultades entre los jóvenes en los pisos asistidos se
mencionan tres aspectos: las dificultades de convivencia con los compañeros/as de piso,
las normas de los pisos asistidos y el grado de autonomía y/o de control. Los tres
aspectos cuentan, entre los jóvenes de la muestra, con defensores y detractores.
Los jóvenes coinciden que el paso por el servicio de vivienda los prepara bien para
afrontar la etapa adulta; lo valoran como un proceso de transición necesario y efectivo.
f) Otros aspectos de la vida de los jóvenes
En general hay coincidencia en la percepción de que los jóvenes tienen menos
problemas con la justicia de lo que parece en el imaginario colectivo. Hacen uso del
tiempo libre como el resto de jóvenes y no sufren problemas de salud importantes. Los
profesionales que trabajan con extutelados tienen una percepción más normalizada de la
vida de los jóvenes que los educadores que trabajan en centros.
Los jóvenes tienen muchos problemas de tipo económico y laboral, ya que sufren muy
especialmente la carencia de trabajo. De hecho, casi ninguno de los jóvenes de la
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muestra trabajaba en el momento de participar en el estudio y la situación les angustiaba
mucho, puesto que tienen la sensación de que en el futuro la situación podría incluso
empeorar. Aflora la idea de marcharse del país para encontrar trabajo en otro sitio
cuando acaben los estudios o dejen de percibir la prestación económica. A los jóvenes
extranjeros les preocupa mucho el tema de la obtención del permiso de trabajo y
residencia.
“Yo ya me he ido. Es complicada la vida fuera porqué es mucho más cara, pero llega
un momento que quieres tu libertad, tu piso, tu casa…me cuesta mantenerme pero voy
haciendo, tarde o temprano hay que hacerlo”. (Chica, grupo de discusión)
Pensando en el presente, están orgullosos de estudiar, tener amigos y vivir bajo techo.
Muestran una autoconfianza destacable. Ninguna de las chicas de la muestra tiene hijos,
aspecto que ellas mismas valoran muy positivamente.
g) Valoración de la tarea desarrollada por los profesionales y propuestas de
mejora
“¿y la parte emocional? (…) Saber entender lo que pasa, poner nombre y gestionar las
emociones. Sería clave, porque las emociones bien trabajadas permiten trabajar la
parte cognitiva, el saber; afecta a toda la vida. Y no sé cómo se debería hacer. Hay un
vacío, no les estamos ofreciendo una cosa que es fundamental para vivir.” (Educador,
grupo de discusión.)
En general, todos los jóvenes entrevistados valoran muy positivamente el trabajo que
hacen los educadores. Sobre todo en aspectos como acompañarlos en su proceso,
aconsejarles, ayudarles a buscar trabajo, organizarse y tener responsabilidades para
poder mantener un piso. También valoran el apoyo emocional que reciben y su estímulo
para continuar; notan que los educadores se preocupan por ellos, les preguntan a
menudo como están y les animan y dan consejos.
Los educadores se muestran bastante satisfechos con la tarea que desarrollan (sobre todo
los de los servicios de 18 a 21 años, en comparación con los de centros residenciales).
Destacan, no obstante, limitaciones como por ejemplo que los jóvenes no siempre se
dejan acompañar, que las prestaciones y los recursos se han reducido, que no es fácil
20
obtener permisos de residencia y trabajo y, sobre todo, que la inserción laboral resulta
muy complicada (en general, pero muy especialmente para los jóvenes que no tienen ni
la ESO).
Piensan también como hemos visto en la cita textual que cabría mejorar en el terreno de
la gestión de las emociones. Los consejos que los jóvenes dan a los profesionales que
trabajan con jóvenes extutelados mayores de edad son que continúen haciendo lo que
hacen y, sobre todo, que procuren que la administración no recorte ni en recursos ni en
dotación de profesionales. Los educadores, tanto de los centros como de los servicios de
18 a 21 años, hacen una serie de propuestas de mejora y, de manera mayoritaria, destaca
lo referido a incrementar la oferta de apoyo –de vivienda y de otros recursos– para los
jóvenes que no pueden acceder a la actual cartera de servicios del ASJTET.
6. Conclusiones y retos de futuro
Esta investigación ha pretendido captar el punto de vista de las personas implicadas
directamente en el proceso –jóvenes y profesionales–, y se ha incluido también la
perspectiva que los datos nos han proporcionado sobre la evolución histórica de los
programas. Jóvenes y educadores coinciden en señalar que el contexto socioeconómico
ha condicionado la evolución: a finales de la década de 1990, y hasta bien entrada la
década de 2000, con una formación mínima se conseguía acceder al mercado laboral.
Los trabajos eran poco cualificados e inestables, pero permitían iniciar el proceso de
emancipación de los jóvenes en términos de vivienda e independencia económica. En
los últimos años, la combinación de falta de oferta laboral para las personas con poca
formación reglada y la dificultad generalizada para encontrar trabajo (más acusada aún
en el caso de la población nacida en el extranjero por la dificultad de conseguir el
permiso de trabajo), ha cambiado el escenario. Una de las consecuencias es que se da
más relevancia a la formación, ya sea para conseguir trabajo en un futuro o para
mantenerse ocupado, pero este escenario requiere que los jóvenes dispongan de un
colchón económico. Tanto los jóvenes como sobre todo los profesionales identifican
áreas en las que habría que mejorar y que constituyen verdaderos retos de futuro.
21
Retos de futuro para los servicios de atención a jóvenes extutelados (16-21 años)
1. Mantener los actuales programas de apoyo a los jóvenes extutelados.
Este estudio nos permite destacar que (a) los datos del período 1994-2012 muestran
resultados positivos; (b) los jóvenes usuarios de estos servicios hacen una valoración
muy positiva, y (c) en general también la hacen los profesionales que trabajan en ellos.
Este reto adquiere mucha relevancia en el contexto socioeconómico de la segunda
década del siglo XXI y su alcance hace referencia tanto a los programas de vivienda,
como a los de apoyo económico, inserción sociolaboral y acompañamiento jurídico.
Seguir ofreciendo estos servicios implica sobre todo, a la luz de los resultados, invertir
en autonomía y educación en el colectivo de jóvenes vulnerables, y representa, por lo
tanto, trabajar de manera eficaz y eficiente a favor de su inclusión social.
2. Perfeccionar el sistema de recogida de datos para que se puedan reflejar con claridad
los resultados obtenidos y el tipo de atención recibida.
3. Diversificar la oferta de servicios para poder atender a más jóvenes extutelados.
Habría que aumentar el abanico de los servicios que se ofrecen para poder incluir a los
jóvenes extutelados con algún tipo de discapacidad, enfermedad mental, problema de
conducta u otras circunstancias, así como aumentar la oferta de pisos para jóvenes de 16
a 18 años. Los jóvenes con este tipo de dificultades necesitan recursos más adaptados a
su situación para poder hacer frente al proceso de transición a la vida adulta de forma
satisfactoria.
4. Profundizar en determinadas áreas para estabilizar y aumentar los resultados positivos:
a. Priorizar la inclusión de los jóvenes en la enseñanza reglada, este reto implica mejorar
la adecuación del sistema educativo y el entorno residencial teniendo en cuenta las
necesidades específicas de los niños y adolescentes bajo tutela. Los resultados nos
indican que el binomio apoyo para la educación más apoyo económico favorece la
inclusión social de estos jóvenes.
22
b. Apoyar a los profesionales que trabajan con estos jóvenes por lo que se refiere al
trabajo de gestión de las emociones.
Retos de futuro para la atención residencial de menores de 18 años
A pesar de que no era el objeto principal del estudio, esta área se exploró tanto a nivel
cuantitativo como cualitativo ya que estaba directamente relacionada con el propósito
del trabajo ya la mayoría de los jóvenes provenían de centros residenciales. Los
resultados nos indican lo siguiente:
1. Incrementar el trabajo orientado a la autonomía personal y social de los adolescentes
en algunos centros, haciéndolos más responsables y partícipes de su propio proceso.
2. Priorizar la inclusión de los jóvenes en la enseñanza reglada obligatoria y
postobligatoria pata facilitar su futura inserción en el mundo laboral.
3. Dedicar una atención más personalizada y establecer vínculos cercanos y estables
entre los adolescentes y los educadores. Los datos también indican que una mayor
estabilidad en la atención residencial favorece los resultados positivos posteriores.
En definitiva, evitar la exclusión social de estos jóvenes –héroes muchas veces– es, al
fin y al cabo, la razón de ser de los servicios participantes en la investigación.
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