Aristóteles: Crítica a la Teoría de las Ideas de Platón

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Aristóteles: Crítica a la Teoría
de las Ideas de Platón.
Adolfo López Vila.
1º Filosofía. Grupo 11.
La Teoría de las Ideas de Platón se basa en que los seres del mundo
sensible participan de las imágenes o modelos del mundo inteligible. Este
mundo es abitado por una serie de entes que son modelos ejemplares (las
cosa en sí, su verdadera identidad) de las cosas del mundo sensible, y
permanecen eternos y fijos, inalterables y perfectos, pues este es el mundo
verdadero, el original, una unidad divina que se proyecta en el mundo
sensible, que no es más que una mera representación. Las imágenes o ideas
no pertenecen de ninguna manera a los objetos sensibles, están en otro
plano distinto y no dependen de ellos para existir, es más, los objetos
sensibles deberían su existencia a la participación que tienen con estos
modelos. Platón sostiene que la mente humana es equivalente a un archivo
vacío, que se llena con la sensibilidad, pero cuya elaboración del
conocimiento radica en la posesión innata de las ideas en el hombre,
presentes en el alma. Por lo tanto, conocer equivale a recordar, a través de
lo que aporta nuestra sensibilidad reconocemos por medio del método
dialéctico la universalidad de los seres, esto se llama reminiscencia. Y las
ideas no son ni las cosas ni los nombres de las cosas, pues la cosa esta antes
que su nombre, y la esencia antes de la cosa. Estas ideas simples y
perfectas son tales como la bondad, la belleza, la justicia, la simplicidad, y
los entes matemáticos y sus propiedades. Así, el número inteligible es
causa de seres inteligibles, y en el mundo sensible se manifiestan los
números sensibles.
A estas afirmaciones Aristóteles se posicionará en actitud crítica
respondiendo a cada una de estas. Primeramente, le reprocha que para
explicar Platón la existencia de cada uno de los entes sensibles, recurra a
inventarse tantos otros homónimos que son sus esencias universales en un
mundo fuera de este, en otro mundo. Refutando la existencia de las ideas
animándonos a asumir que si existiesen tales ideas, las tendría que haber de
todo aquello que pereció y todo aquello que será, además de lo ya presente.
Incluso la existencia de Ideas de todos los contrarios de estos. Además, en
el caso de existir tales ideas, solo son sus esencias lejanas, ya que no
participan en el accidente de su existencia sensible, porque no puede existir
una copia en idea de cada forma de cada cuerpo sensible. Y además las
ideas también han de ser modelos de si mismas, dándose así un sin fin de
copias. . No hay participación alguna de las ideas, como mucho comparten
el nombre. La Teoría de las Ideas son palabras vacías, una manera poética
de explicar la realidad mediante modelos ejemplares divinos.
Y si las ideas son números: no son causa de nada, más que unos de otros; y
su condescendencia solo llega al plano de la organización en relaciones de
la materia.
Todas las ideas de carácter geométrico-aritmético son simples
relaciones entre los seres sensibles, entre la materia, y no entes inteligibles
perfectos. Aunque estas relaciones sensibles son inalterables. De la unidad
del número se sigue una falsedad, la unidad no puede estar formada por la
multiplicidad de los homogéneos. La unidad ha de tomarse de muchas
acepciones. Tampoco Platón puede explicar la procedencia del número, que
afirma que es causa de los seres inteligibles y de los seres sensibles, y la
formación de los planos espaciales a través de estos, y sus propiedades.
Estos son solo seres matemáticos aunque imperecederos, y sus propiedades
también.
Los distintos atributos del espacio y las propiedades de los cuerpos
espaciales están relacionados entre si en un mismo fenómeno, y no son
independientes a la materia. Los números no son la materia misma. La
esencia no representa la cosa en sí. Que lo sensible participa de las Ideas,
no significa nada. El fin de la filosofía es indagar sobre la causa de los
fenómenos, explicar el origen del cambio, las relaciones de los seres
sensibles, las esencias, y la naturaleza. Y el principio que rige toda virtud
por la que obra toda inteligencia, toda naturaleza, no se haya ni por asomo
cerca de parecerse a la ideas. La naturaleza está en movimiento, las ideas
deben estarlo si quieren servir como explicación del mundo, y el
movimiento no esta presente en lo eterno, imagen inmóvil del tiempo.. No
pueden ser inmóviles, han de estar dotadas de movimiento, por lo tanto su
existencia en un mundo eterno y perfecto es muy dudosa.. La explicación
de que todo es un uno en sí está falta de verdad, ya que encerrar en el a
todos los contrarios y los imposibles, y aquellos que fueron y serán sería
una absurdez.
También a esto se añade el conflicto de los intermediarios, del
contacto entre mundo sensible y mundo inteligible, que no hace más que
añadir problemas a la teoría, tales como su función, origen y relevancia.
El problema de los conceptos y las definiciones, que divergen de unos a
otros debido al problema del lenguaje, que pensamos con ideas y no con
palabras, dificulta la transmisión completa de un conocimiento, y produce
la falsedad de los datos. Este es el caso que ocurre con los elementos en
Platón, que solo trabaja los principios respecto a las esencias, y no están
definidos en un plano existencial sensible. Lo mismo ocurre con cualquier
tipo de ciencia u oficio, los conocimientos previos que se tienen solo
permiten un manejo de los que se adquieren, pero no suponen una
rememoración de estos. Así, Aristóteles niega la reminiscencia, y sostiene
que no tenemos tales ideas innatas en nuestra mente, sino que somos lo que
aprendemos a través de la sensibilidad, únicamente. Conocer los elementes
es tarea de la sensibilidad; si las ideas fueran constitutivas de todas las
cosas, serían percibidas como uno percibe el sonido. Serían evidentes.
Respecto a los físicos, que suponen que todo es uno, y ponen como
principio material la unidad (bien) y la multiplicidad (mal), y niegan la
causa del movimiento imposibilitándose la generación y la destrucción,
incurren en el error de no tener en cuenta los elementos incorporales
(matemáticos) y de considerar la mezcla y separación de las partes la
acción creadora de las formas, un sin sentido.
De los pitagóricos, su error es tomar los principios de las cosas fuera
de los cuerpos sensibles, y privados estos principios del movimiento al ser
eternos, inmóviles e inalterables, y no explican el movimiento. Pero toda la
labor de estos seres inteligibles (los números) recae sobre los seres
sensibles. Aristóteles dirá que son solo relaciones entre seres y no
propiedades externas a ellos.
En resumen, Aristóteles le recrimina a Platón que no hay ninguna
unión-relación entre el mundo sensible y el mundo de las ideas. , ya que las
ideas no participan en el accidente de la existencia de los seres sensibles,
que las formas o ideas son completamente irrelevantes aun si existiesen,
que las ideas no están presentes en el alma en acto sino en potencia, y el
alma es pensante en acto. Añade respecto el alma que cada una tiene su
cuerpo, con lo cual no hay una idea de todo el conjunto, sino una idea de
cada uno de los cuerpos, y eso es imposible. También los dioses son
inútiles e inventados. Y los entes matemáticos son simples abstracciones
del hombre y no son vehículo alguno entre el mundo sensible y el
inteligible, ni propiedades independientes de los cuerpos (aunque fijas e
inalterables). Las ideas, como seres independientes de los seres
particulares, no suponen ninguna utilidad en sus producciones y sustancias;
y las sustancias no le deberían a las ideas su existencia. Respecto a lo que
los platónicos denominan la cosa en si, su naturaleza no aumentara por el
hecho de ser algo eterno e inteligible. Pues si están separados de las cosas,
no interfieren nada en el transcurso de estas. Y carecen de importancia.
Niega la anamnesis o reminiscencia afirmando que el conocimiento se
adquiere mediante el contacto sensible.
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