LOS CAMINOS DEL CAMBIO EN LA ENSEÑANZA DEL LENGUAJE. Gloria Rincón B. Profesora Universidad del Valle El propósito de esta ponencia es hacer un recorrido por algunas transformaciones en la enseñanza del lenguaje, más específicamente de las prácticas de enseñanza de la lectura y la escritura, que se están produciendo en experiencias de innovación efectuadas en diversos grados de la educación básica. Estas experiencias las he conocido a través de la sistematización de ellas que se hace en el Programa de Mejoramiento docente en lengua materna de la Universidad del Valle, de unas investigaciones en las que he participado y de mi participación en el Coloquio de Didáctica de la lengua materna, las lenguas extranjeras y la literatura que iniciamos en el 2003. Para esto, voy primero a referirme al concepto de cambio y al de enseñanza del lenguaje escrito; luego iré intercalando la narración con el análisis de las experiencias. Vamos a hablar del cambio, concepto que, como muchos reconocen, es complejo y equívoco, dado que por él se pueden entender muchas cosas. Referirnos específicamente al cambio o innovación escolar, exige abordar una multiplicidad de aspectos por cuanto puede incluir “modificaciones muy puntuales en la didáctica y en la práctica pedagógica hasta quiebres, rupturas y planteamientos que cuestionan no sólo a la escuela sino al sistema social en su conjunto” (Unda, 1998). De este modo, su conceptualización resulta muy variada dependiendo de si se considera su origen (externo o interno a la institución escolar), legitimación, criterios que lo orientan (búsqueda de eficacia, proceso de negociación, solución de problemas, etc), ejes alrededor de los cuales se propone (aprendices, agentes educativos, programas, etc.), estrategias a las que acude, instrumentos que toma como base y en general, si se trata de un proceso global o parcial. Además, como afirman González y Escudero (1987) “tampoco convendría codificarlo de manera unívoca, tanto porque el desarrollo conceptual logrado no lo permite, como porque, a la postre, la identificación en esta etapa de posicionamientos para ordenar esta parcela viene resultando enriquecedora de nuestras visiones sobre la innovación”. De todos modos, los procesos de cambio son deliberados y sistemáticos, bien sea por quien lo propone o por quienes conscientemente aceptan ejecutarlo para buscar alternativas a un problema o situación problemática que puede estar definida tanto desde las prácticas de enseñanza y de aprendizaje como desde los contenidos que circulan en la institución escolar (o de ambos). En este sentido, como dice Marina Camargo cuando analiza unas experiencias en el distrito de Bogotá (2004:62), este es “cambio localizado, concreto, articulado a las prácticas y saberes pero puesto en condiciones diferentes de posibilidad de realización”. Nos interesa centrarnos en el cambio escolar porque, como también dice la autora antes citada, el desarrollo de las experiencias de investigación o innovación “permiten reconocer a un maestro que, como sujeto de saber, es 1 protagonista de sus prácticas pedagógicas: las nombra, las observa, las externaliza, las plasma y las reconoce como propias. En esta medida está en capacidad de ser más dueño de su acción, de su decisión, de su producción cultural y material”1. Además, es en las experiencias que surgen las variables que son propias de unos contextos concretos y que no son fáciles de anticipar cuando las propuestas provienen básicamente del desarrollo teórico. Consideramos que en los actuales desarrollos teóricos la concepción constructivista de la enseñanza y el aprendizaje, la integración curricular y una concepción discursiva del lenguaje, constituyen pilares fundamentales para el cambio escolar. El primero, porque permite superar el imaginario del aprendiz como “tabla rasa”, la enseñanza como transmisión y el maestro como “poseedor del saber así como a éste último como “dato” cerrado, terminado. Si bien se reconoce que la actividad constructiva de cada estudiante es fundamental, también que la interactividad y la intersubjetividad son principios constitutivos de los aprendizajes que se desarrollan en contextos socioculturales tales como el escolar. Si se comprende el proceso educativo como construcción, como encuentro de sujetos sociales portadores de saberes, de afectos y de creencias, se trata por tanto, de procesos para poner en relación, para intercambiar significados, de negociaciones para construir acuerdos así sean provisionales, de intentar modificaciones, de producir reestructuraciones además de desarrollo de la responsabilidad y de la autonomía en el aprendizaje. En cuanto al segundo, la integración curricular, permite cuestionar y revisar el conocimiento escolar, el sujeto y su relación con las diferentes realidades sociales, al ser concebido “como una vía para afrontar los nuevos desafíos de la educación para unos sujetos en un mundo en proceso de cambio” (Sancho y Hernández, 20012). La integración curricular se presenta así como una posibilidad de superar en la vida escolar la insularidad y agregación de contenidos que hay que desarrollar porque “toca verlos” para cumplir con obligaciones externas. Se trata por el contrario, de abordar en la enseñanza lo que interesa, lo que es objeto de pregunta, que se quiere investigar porque es un problema sentido, no sólo en el entorno sino también en los asuntos disciplinares. En este sentido, la decisión sobre qué enseñar y cómo hacerlo, se vuelve un asunto que los maestros innovadores consideran no puede ser ni Ibid. Pág 65 “El curriculum integrado aparece como una estrategia para que los alumnos aprendan los procedimientos, en cuanto maneras de hacer y de pensar, no siempre finalistas en si mismas, que les permitan seguir aprendiendo a lo largo de la vida. Pero, sobre todo, para que el conocimiento escolar sea actualizado y responda a la necesidad de que la escuela ofrezca un “andamiaje” básico para explorar las diferentes parcelas de la realidad y de la experiencia de los propios alumnos (como individuos que forman parte de una colectividad que se debate entre lo singular y lo global)” . 1 2 2 externamente definido en su totalidad –es decir, los maestros como administradores de currículos-, ni puede ser la repetición de las experiencias que ellos vivieron como alumnos, asunto crucial para romper el círculo de la repetición y que, como dicen Sancho y Hernández (2001) “quiere decir: - Que necesitan conocer los significados y las conexiones no sólo los procedimientos y la información. - Que necesitan comprender que razonar en determinados campos lleva consigo plantearse qué hábitos mentales están asociados al pensamiento científico, a la interpretación literaria o la apreciación artística. - Que necesitan prestar atención a cómo las ideas están conectadas entre los diferentes campos de conocimiento y en la vida diaria. De esta manera pueden seleccionar y utilizar de manera adecuada contextos, problemas y aplicaciones. En estas cuestiones ayuda conocer cómo determinadas ideas evolucionan en la historia de un campo de conocimiento mostrando a los estudiantes formas paralelas de evolución. Comprender las controversias vigentes en ciertos campos puede servir para conocer donde el conocimiento está cambiando o está siendo cuestionado, en lugar de mostrarle sólo los acuerdos”. Entre las propuestas pedagógicas para hacer concreta la integración curricular encontramos la correlación como el grado cero, y la pedagogía por proyectos como su máximo grado. En grados intermedios tenemos la enseñanza por problemas, la elaboración de secuencias didácticas, los centros de interés, etc. En cuanto al tercero, la comprensión del lenguaje como discurso conduce a entender que el lenguaje no sólo es un sistema de formas lingüísticas, sino un sistema de valores ontológicos, sociales y culturales que influye en la mediación de la experiencia con el mundo social y natural (externa) y en la construcción misma del sujeto social (interna). Por esto, el conocimiento sobre el lenguaje va mucho más allá del conocimiento sobre el sistema; incluye buscar respuesta a preguntas como éstas: ¿Cómo significamos? ¿Cómo usamos el lenguaje? ¿Qué modos discursivos se encuentran en determinadas situaciones comunicativas? También, nos conduce a entender la lectura y la escritura como prácticas sociales, no exclusivamente escolares, como procesos comunicativos, afectivos y en este sentido, de construcción de sentidos y significados y no el aprendizaje de técnicas escolares. En este sentido, cuando las experiencias escolares de innovación o cambio toman como eje el lenguaje, la lectura y la escritura, comprenden que su acción no se reduce a intentar transformaciones formales en un área, o en unos momentos muy específicos de la enseñanza, o creer que enseñar el lenguaje es transmitir definiciones, taxonomías o ejercitar en reconocimientos e identificaciones. Por el contrario, exige reflexionar sobre el lugar del lenguaje y del lenguaje escrito en particular en toda la institución escolar, porque el lenguaje escrito además de ser el medio privilegiado para aprender sobre los diversos contenidos que la escuela se propone enseñar (incluso el lenguaje como objeto de enseñanza) es a la vez medio de comunicación interpersonal (presente por ejemplo en las carteleras, circulares, boletines, discursos en los 3 actos colectivos como asambleas de padres, de profesores, homenajes a la bandera, clausuras, etc.)3. Dado que desde las tres perspectivas antes mencionadas se considera que el conocimiento se construye en profunda relación con el contexto en que se interactúa, se concluye que no sólo es importante lo qué se enseña (contenidos) sino también el cómo, es decir, la didáctica presente en las formas de comunicación que median este proceso y las formas de estructurar y organizar la actividad conjunta entre los alumnos y sus maestros. En esas formas de actividad (configuraciones) se generan unas estructuras de participación que se hacen evidentes en los intercambios verbales y no verbales que se producen en la interacción. Es decir, hay unas ciertas formas de interactuar en estas organizaciones, unas maneras de comunicarse entre alumnos o entre éstos y los maestros y, unos ciertos usos de los textos escritos. Es por esto que afirmamos que aprender en la escuela sobre el lenguaje consiste en aprehender unos conocimientos implícitos y otros explícitos: los primeros se derivan de las prácticas discursivas (verbales y no verbales) que se desarrollan cuando maestros y alumnos interactúan con, en y sobre textos de la cultura y, en los segundos, a los conocimientos (sean informaciones, procedimientos, actitudes) cuyo propósito es ayudar a avanzar en el desarrollo de la competencia comunicativa –tipologías, estructuras retóricas, funciones, contextos de uso, etc4.–. Esta dinámica hace que, como afirma Lerner (2001:28), “no resulte sencillo determinar con exactitud qué, cómo y cuándo aprenden los sujetos”. Debido a lo anterior, en los procesos de innovación se busca observar y analizar el lenguaje escrito que circula en los contextos específicos en los que se llevan a cabo las prácticas pedagógicas para proponer procesos en los que además de partir de la recuperación y conciencia sobre esos textos y prácticas se haga posible un acercamiento a otros géneros y textos menos habituales. Igualmente, se definen criterios para seleccionar los textos que se hacen leer o producir y se planifican previamente las mediaciones para establecer la relación con ellos (por ejemplo las consignas que se darán para el trabajo con los textos Siguiendo a Parra Sandoval (1994), en la institución escolar predomina el formalismo, el activismo y el ritualismo. El primero se refiere a que las normas y requisitos que las autoridades educativas imponen a la institución escolar se cumplen, pero no son asumidas como pautas de comportamiento “porque carecen de propósitos que se articulen con las funciones esenciales de ésta (la escuela)” (Ibid: 13) creándose así una dinámica de acción sin sentido. El activismo, consecuencia del anterior, se manifiesta en las actividades aisladas que diariamente se planean o ejecutan “que no aportan nada a los procesos pedagógicos y no se articulan en una propuesta institucional”. El ritualismo por su parte, es la consecuencia de la pérdida del sentido real, que lleva a que todo “se convierte en un ritual que obstaculiza el desarrollo de la creatividad” (Ibid: 3). Este conjunto de condiciones lleva a que la actividad educativa promueva acciones desarticuladas que aparentemente cumplen con sus objetivos, pero que en realidad, son eficaces mecanismos de encubrimiento. 4 Estos conocimientos no se aprenden espontáneamente y se desarrollan plenamente cuando la enseñanza se efectúa en situaciones de producción contextualizadas (Camps, 1996:47). 3 4 y los procedimientos a efectuar con el material escrito). También, de acuerdo con los propósitos de aprendizaje se definen los contenidos explícitos que se considera ayudarán a que se llegue a una reflexión y control consciente necesarias para ser un buen lector y productor de textos. Así, si la enseñanza permite participar de múltiples y diversas situaciones de contacto, uso y puesta en práctica de modos de leer, de comprensiones posibles, de la reflexión sobre esas experiencias y de la sistematización de los conocimientos –por ejemplo, sobre formas organizativas superestructuras, sobre funciones de los textos, sobre contextos de uso, sobre aspectos microestructurales, etc.-, se ayudará a la construcción del lector intencional, crítico y autónomo, porque así no se sea consciente de ello, es a través de todas estas mediaciones que se está enseñando y aprendiendo tanto contenidos (de ciencias, sociales, de lenguaje…) como formas de discurso y prácticas de comprensión y de producción textual. Todas las decisiones pedagógicas que se tomen para enseñar sobre la lectura y la escritura son expresiones de unas determinadas concepciones sobre la lectura, la escritura, los textos y los procesos de aprender y enseñar el lenguaje escrito. Vamos ahora a detenernos en algunos de los cambios que se están introduciendo en las experiencias pedagógicas: 1.- En la comprensión de los niños como lectores y productores de textos así no sean aún alfabéticos. En un proyecto pedagógico de unas maestras de transición llamado “mi mundo es puro cuento”, los objetivos específicos son: - Crear “El rincón de cuentos” para leerlos con el fin de fomentar el placer de la lectura. - Ilustrar los momentos del cuento, creando espacios de expresión oral y artística. - Vincular a los padres de familia en la participación en el proyecto con lecturas de cuentos infantiles durante el tiempo libre. - Motivar a los niños para la dramatización de los cuentos que se lean en las clases. - Observar aspectos estructurales de los textos narrativos. Entre las actividades para el desarrollo del proyecto está un trabajo con el cuento “Rosa Caramelo” de la autora Adela Turín (Boliviana) y Nello Bosnia (Italiano). Este cuento se trabaja así: - - Contextualizar la historia investigando en familia. (A partir del título y la carátula se identifican unos personajes y unas relaciones). Analizar los momentos de la historia. Renarrar los momentos de la historia a los padres, para que estos escriban textualmente la versión que los niños les cuenten. Comprender las funciones y diferencias del narrador, el autor, el ilustrador y los personajes. Relacionar la historia con situaciones propias de la cotidianidad. Conocer el tiempo y el espacio en que se desarrolla la historia. Comprender el papel del ilustrador y asumir este rol haciendo otras ilustraciones para otros momentos de la historia. 5 Como se puede observar, se habla de leer cuentos en la escuela y en la casa, de “observar aspectos estructurales de los textos narrativos”, de poner el lenguaje escrito en relación con el lenguaje oral y lenguajes no verbales como los gestuales (la dramatización), gráficos (el dibujo). Se abandona así la idea de que la tarea del preescolar es enseñar los llamados aprestamientos de “prelectura” o “pre-escritura” y las vocales. Las docentes lo expresan así en la evaluación del proyecto: “Con la producción de textos los niños y nosotras las docentes, llegamos a realizar un trabajo más significativo y vivencial; erradicando así, la metodología tradicional, repetitiva y con lecciones de memoria” Ellas intentaban ser coherente con la concepción del lector y productor de textos como aquel que produce sentido cuando lee y escribe y no solo aquel que decodifica o codifica letras y grafemas: “al replantear el papel del lector como sujeto activo y dinámico, se deduce también que el niño, desde los inicios de su vida, participa en este proceso de construcción de sentido, en tanto sujeto de lenguaje, y que las primeras relaciones que establece con su madre lo inscriben en el mundo de la comunicación y en el de la cultura, ofreciéndole un contexto en el que ocurrirán todas las formas posibles de lectura y escritura, desde las más sencillas hasta las más sofisticadas” (Yolanda Reyes, 2005). Esta misma autora establece tres momentos en la formación del lector: El primero, “se inicia con el nacimiento –o incluso desde antes de nacer–: el niño aún no “lee” solo, sino que es leído por otros, especialmente en el seno de la familia”. Luego viene el período que suele coincidir con el ingreso la escolaridad en la que el niño “empieza a leer con otros”5, como condición para la tercera que sería aquella en la que podrá leer sólo o leer para otros. Como se puede observar en los objetivos y en la sistematización de todo este proyecto, las prácticas escolares asumían a los niños como lectores y productores de textos en situaciones “guiadas”, acompañados por las maestras, los compañeros, la familia y cumpliendo diferentes roles (escuchas, renarradores, ilustradores, analistas). En pre-escolar y primeros grados de la básica los cambios en la enseñanza del lenguaje son muy visibles porque al pasar del énfasis en la palabra y la frase a los textos y discursos se abandona la enseñanza de un orden de letras (y por esto de la necesidad de una cartilla y de las planas) y se trabaja con variedad de textos casi todos auténticos (etiquetas, afiches, cuentos, avisos, noticias, tarjetas, notas, cartas, etc); al ir del uso a la norma se da importancia a la ortografía pero como punto de llegada no de partida; se lee y escribe como procesos complejos en los que se efectúan varios subprocesos (guiones, objetivos, borradores, hipótesis para verificar) y que incluyen actividades antes de leer o escribir, durante y después, que además no siempre se llevan a cabo del mismo modo; en fin, de transformaciones notorias que 6 exigen la presencia de concepciones y prácticas pedagógicas alternativas a las llamadas “tradicionales”6. Como decía en la en la ponencia que presenté en la semana de la lectura en Bogotá (2005), “Para algunos maestros, cuyo acercamiento a estas propuestas tal vez no ha sido el mejor, ellas (las propuestas de cambio antes mencionadas) no constituyen nada nuevo y las asimilan con lo que siempre se ha hecho en la enseñanza, o si acaso lo nuevo consiste en agregar a lo que siempre se hace la enseñanza de datos sobre ciertos tipos de textos, por ejemplo, enseñar un día sobre la carta, otro sobre el afiche, otro sobre las recetas..; para otros, desde movimientos “pendulares”, se asumen los cuestionamientos y propuestas como un llamado al inmovilismo, a negar la enseñanza y por esto, a creer que se trata de no intervenir para no obstaculizar el aprendizaje “natural” de los niños, a dejar hacer, a aceptar cualquier interpretación que un niño haga de un texto como válida, a no corregir para no traumatizar y a creer que sólo es válido orientar lo que se hace en el aula a partir de los intereses de los niños. No se trata de afirmar que ya no es necesario enseñar a leer y escribir. Se trata de entender que esto no quiere decir sólo aprender sobre las letras. Es aprender sobre para qué, por qué, cómo y cuándo se lee y se escribe, cómo son los textos que se leen y escriben y en este contexto ir conociendo y diferenciando las letras así como ir construyendo la relación convencional fonema-grafema. Ahora bien, en las experiencias a veces se está haciendo mayor énfasis en la escritura (se quiere que todo se escriba) y más que todo se acude a la elaboración de listas y de esquemas para registrar lo que se hizo. Como sabemos, las listas no siempre tienen una organización superestructural (introducción, desarrollo, conclusión), no establecen relaciones entre ideas (inclusión, causas consecuencias, comparación, problema solución, etc.) y no hay párrafos para ayudar al desarrollo del tema (definirlo, aclararlo, ejemplificarlo, compararlo, etc.). Por tanto, quedarse en la elaboración de listas no contribuye a desarrollar competencias para el aprendizaje de la producción ni de la comprensión lectora de otros textos porque obvia el problema de hacer seguimiento de la referencia, de las relaciones entre ideas, de la interpretación de conectores, etc. y las características propias de la variedad de textos. Además, usar la escritura con función de registro es reducirla a una función práctica y dejar de lado su función epistémica (medio para aprender) que implicaría por ejemplo, escribir antes de hacer algo (planearlo, anticiparlo para luego confrontar), hacer explícitos los conocimientos o las creencias para luego analizar lo que cambia, etc. 6 En concreto me refiero a la repetición de palabras en planas como el medio privilegiado para aprender a escribir, de la necesidad de un orden de letras para aprender la lengua escrita, de la imposibilidad de escribir o leer hasta que no se conozca el abecedario, etc. etc. Es cierto que no se propone el abandono total de estas prácticas porque algunas pueden ser reconceptualizadas. Por ejemplo, el uso de la copia cuando se trata de hacer recopilaciones con un propósito definido, de los tarjeteros de palabras que son referentes importantes de acuerdo con los proyectos efectuados como apoyo para la escritura convencional, de juegos con loterías o letras sueltas para jugar y reflexionar sobre las hipótesis que se tienen en la escritura, etc. etc. 7 2.- En la integración de la enseñanza de la comprensión y la producción de textos con la enseñanza de las otras áreas: Poco a poco se ha ido comprendido que se está aprendiendo a leer siempre que se trabaja con textos, así estos no sean literarios. Y que no sólo se trata de poner a los niños a leer cualquier texto para luego evaluarlos, sino que se requiere enseñar a comprender o producir los textos (en el sentido de guiar), para lo cual hay que abordarlos también como objeto de estudio. Por esto, al trabajar con textos escritos además de estar atentos al tema se hacen orientaciones explícitas en relación con el trabajo sobre la comprensión o producción de un texto. Como dice la maestra Claudia Mesa (profesora de ciencias de un colegio de Cerrito Valle) “asumirse como maestro de lengua en una asignatura de contenidos específicos no es nada sencillo, pues ello implica romper paradigmas, como el tiempo versus el programa y lo más complicado, la mirada de los compañeros porque ven que uno se está dedicando a asuntos que a determinadas clases no les compete”. Sin embargo, poco a poco o bien se hacen proyectos compartidos con el profesor de lengua y los de otras áreas, o se van introduciendo contenidos textuales cuando se trabaja con textos expositivos y argumentativos en las otras áreas7. En una experiencia efectuada por una maestra de Ciencias Sociales del municipio de Candelaria, trabajando sobre el tema “Las coordenadas geográficas” primero se elaboró una lista de preguntas que los estudiantes tenían sobre el tema, luego se categorizaron estas preguntas (conceptos, clasificación, utilidad) y después se seleccionó un texto en el que se daba respuesta a algunas de las preguntas que se habían hecho. Antes de leerlo, llevó a cabo varias actividades de predicción desde el título y unas gráficas que lo acompañaban. Después pidió leerlo todo en silencio, y les solicitó que fueran marcando las respuestas que encontraran a las preguntas antes planteadas. Seguidamente ella leyó en voz alta el texto y fue ayudando a comprender las palabras desconocidas apoyándose en la información que había antes y después de cada palabra. También dio orientaciones acerca de las partes del texto según sus funciones así: concepto, utilidad, clasificación, ubicación, procedimientos, etc. Así los estudiantes fueron aclarando las preguntas que tenían sobre el tema y fueron aprendiendo a ubicarlas en la estructura de un texto. Igualmente, la lectura se complementó con explicaciones en un globo terráqueo y además se retomaron las predicciones que se habían hecho para evaluarlas. De esta sesión y la siguiente se construyó un esquema de la superestructura de esta clase de textos expositivos, se dio una definición de estos textos. Algunas clases después se volvió al texto para identificar las frases importantes que ayudaban a encontrar las ideas principales de cada párrafo ubicando el tema del que hablaba y lo que se decía de él. Por último, registraron junto a cada pregunta las respuestas a las preguntas que habían hecho al iniciar esta 7 También, en la clase de lenguaje se está introduciendo como tema la comprensión y producción de textos expositivos y argumentativos, que como hemos dicho antes, tiene poco impacto cuando es una enseñanza descontextualizada. 8 secuencia. El cierre se llevó a cabo “retomando los pasos que siguieron para la lectura y comprensión del texto y se hizo conciencia de las estrategias de lectura que se enseñaron.”8 Como dice la maestra, “en esta secuencia didáctica, los procesos de aprendizaje de contenidos y de estrategias de comprensión fueron de la mano, se propició la lectura inferencial que les permitió a los estudiantes comprender, conceptualizar y resolver problemas relacionados con la medición y su aplicación a situaciones cotidianas”. Veamos ahora dos experiencias efectuadas en cuarto grado, una en educación privada (estrato 4 y 5, 20 niños entre 9 y 11 años), y otra en educación pública (estrato 1 y 2, 35 niños entre 9 y 14 años). Ambas hacen evidentes los esfuerzos desde las aulas por asumir la enseñanza de la comprensión y la producción de textos en la lectura para aprender. En la primera, la maestra (quien hacía su tesis de maestría), diseña una secuencia didáctica para lograr “la explicitación de las categorías de información de textos de estructura física (T.E.F) (partes+localización+propiedades, función), y proceso (T:P) (Estado inicial+localización+propiedad+proceso+causa de cambio+estado final)” 9 como medio para facilitar el proceso de comprensión. Es decir, el eje que guía la selección de este contenido es la organización textual. Para lograr su propósito, seleccionó unos textos de los manuales de ciencias naturales para trabajarlos en su clase de lengua. Con ellos, primero hizo una prueba “para verificar los conocimientos sobre las categorías información típicas del texto y su nivel de comprensión”. Luego realizó una intervención de 15 horas (2 sesiones semanales de 1 y 2 horas) durante 3 semanas para explicitar las categorías de información. Finalmente volvió a aplicar la primera prueba y tres semanas después, otra prueba con un texto diferente. De acuerdo con lo que concluye la maestra, hubo una “incidencia significativa sobre el reconocimiento de estas categorías semánticas que distinguen los T.E.F y los T.P y sobre la organización de la información contenida en estos”….También se afirma que “se acercaron a niveles más óptimos de interpretación de la información contenida en los textos…” y comparativamente se muestran incidencias favorables en la producción escrita. EstudianTe 1 Primera producción escrita El oído tiene dos funciones importantes, captar los sonidos y ser el órgano del equilibrio. También aprendí que el oído Segunda producción escrita El oído humano tiene dos funciones importantes, captar los sonidos y ser el órgano del equilibrio. El oído tiene tres partes, oído externo, oído medio y oído 8 Esta experiencia se encuentra recogida en el módulo No. 7 del Programa de mejoramiento docente en lengua materna, serie “Construir cultura escrita en la escuela”. La autora del módulo es Shirley Solis. 9 Las citas son tomadas de la descripción de su experiencia que hace la maestra y que aparece en el módulo No. 3 del Programa de Mejoramiento docente en lengua materna, serie “Construir cultura escrita en la escuela”, Univ. del Valle, Cali, 2005. 9 tiene tres partes, oído externo, oído medio y oído interno y que el oído medio está formado por tres huesecillos: martillo, yunque y estribo. interno. El oído interno se localiza en el sector llamado laberinto, el oído medio está formado por tres huesecillos, martillo, yunque y estribo. La función del oído externo es recibir y pasar las ondas sonoras a una membrana llamada tímpano. La segunda experiencia fue en el marco de un proyecto de aula. En la planeación se revisaron varios libros del rincón de lectura para decidir en cuáles era posible encontrar información sobre el tema. Luego buscaron más información en la biblioteca de la escuela y en sus casas. Al día siguiente hicieron una lista en la que anotaron los datos de los libros que tenían sobre el tema tales como nombres, autores, editorial; compararon algunas características de estos textos. Poco a poco, leyendo y escribiendo sobre el tema fueron abordándolo, sin observarse ningún tipo de orientación explícita acerca de la organización de los textos. Luego, en las sesiones 8, 9, 10 y 11 se llevó a cabo una enseñanza explícita sobre el texto descriptivo de animales10. Como puede verse, el eje desde el cual se decide la selección de este contenido –lo mismo que el de buscar y construir una bibliografía sobre el tema- está ligado a una práctica de lectura particular que es la que se está efectuando en el proyecto. Para enseñar sobre este tema, la maestra seleccionó de un manual escolar, un texto descriptivo breve, muy bien señalizado y de fácil comprensión. Su propósito era que los niños al leer y producir una descripción de un animal tuvieran en cuenta que en este texto no sólo se dan informaciones, sino que éstas están organizadas de una determinada manera, que primero va un título que explicita el tema, y que luego, se presentan las partes que desarrollan el tema anunciándolos a través de subtítulos. Esta enseñanza es básicamente implícita y por esto no se sistematiza con los niños. Sin embargo, algunos contenidos se hacen explícitos en las conversaciones colectivas de la clase, de los niños entre sí cuando trabajan en grupo, y de cada niño con la maestra en la revisión de la producción escrita individual. También en esta experiencia se observaron avances significativos en las producciones de los niños y en la comprensión de estos textos, aunque a través de métodos más cualitativos –por ejemplo, en el análisis de los intercambios comunicativos efectuados en el colectivo y en un trabajo en grupo-. Producción escrita antes enseñanza del modelo. de la Producción escrita después de la enseñanza del modelo11. 10 Un análisis mucho más amplio de esta experiencia puede leerse en la tesis doctoral de Rincón (2001). Para escribir ambos textos los niños utilizan los textos sobre el tema que tienen a mano. Lo que se observa es que en el primer texto se copia mientras que éste último se busca información y se reorganiza en un nuevo texto. 11 10 La orca La orca Este animal, considerado una de las Clase de animal: criaturas más voraces de los mares es capazMamífero, de la familia de la ballena y el tiburón. de tragar pingüinos, morsas y focas. En el estómago de una orca se han encontrado Características: hasta 14 focas y 13 marsupas. Es carnívoro. También es cetáceo. De 9 mts. de longitud y posee una fila de dientes muy agudos. Este ser devorador es un cetáceo de 9 metros de longitud que posee varias filas deReproducción: dientes muy agudos y cerrados. Su gestación dura un año. Pare 2 y 3 crías. Se Se encuentra en casi todos los mares, endice que la orca puede tener no más 3 crías. grupos o manadas, creando el terror entre los marsupas y los graciles delfines. Lugar donde vive: La orca es capaz de hacer huir a los másEn mares que tengan la superficie azul. grandes tiburones y de enfrentarse a la ballena. Si comparamos ambas experiencias podemos notar que en la primera es más preciso el objeto de enseñanza mientras que en la segunda es mucho más amplio; también coinciden en la selección de unos textos “modelos” que se “desarman” para que se comprenda como son y luego se puedan “armar” otros. ¿Por qué adoptar un texto modelo?, ¿Por qué, éste no se contrasta con otros textos similares12? Pareciera que hay una consigna: la imitación comprensiva de un modelo es un camino seguro para aprender a comprender y producir un texto o como dice Ana Teberosky (1992:23) analizando las condiciones del cómo se enseña a leer y escribir: “en la composición de textos, cabe favorecer la utilización de textos modelos para así dar lugar a la apropiación de formas, a la memorización de temas y motivos”. También, ambas experiencias llevan a cabo un vaivén entre la lectura y la escritura: si bien el punto de partida es la comprensión, uno de los medios para aproximarse a la evaluación de las influencias educativas es la producción. Y claro, el supuesto es que la organización del texto escrito es un reflejo de la reorganización, de los nuevos aprendizajes sobre el tema que los niños puedan estar logrando. Una de las grandes diferencias entre estas dos experiencias tiene que ver con la opción pedagógica en la que estos contenidos aparecen13: en la primera experiencia se hace directamente. La secuencia tiene ese único propósito, definido por la maestra. En la segunda, este contenido se enmarca en un contexto más amplio que le da sentido: hay un consenso en el abordaje de un tema y la maestra introduce este contenido como un medio para aprender más 12 Por lo menos en el segundo caso, esta actuación de la maestra es contradictoria con la manifestada por el colectivo docente de esta escuela según la cual en la confrontación con la variedad de los textos auténticos los niños debían descubrir, por ejemplo, las características textuales de cada uno de ellos. 13 Justamente estas dos configuraciones didácticas –que no se entienden como contradictorias aunque si diferentes- son hoy objeto permanente de discusión en los eventos que se convocan sobre la enseñanza de la lectura y la escritura. 11 sobre el mismo. En ambas, como antes se mostró, se producen avances significativos en la comprensión y producción de textos. 3.- El contenido de la enseñanza en la comprensión y producción de textos: prácticas sociales o estrategias de comprensión y producción de textos. Las primeras, remiten a las prácticas sociales de lectura y escritura que existen independiente incluso de los estudios –lingüísticos, psicolingüísticos, sociolingüísticos- que se ocupan de ellas (Lerner: 2001:91). Las segundas, implican autodirección y autocontrol, es decir, la existencia de objetivos y conciencia de que esos objetivos existen (Valls 1990, citado por Solé, 1992) por lo que exigen modos de actuar en el trabajo con los textos que se caracterizan por su organización, intencionalidad y sistematicidad. En la experiencia que sigue se comparte la primera respuesta. Por eso, “el propósito de la enseñanza y aprendizaje consiste en la inserción crítica (con criterio) de los sujetos en una práctica socio-cultural específica, en este caso, las prácticas del periodismo escrito, concretamente, la participación en un concurso departamental de crónica”14. Para cumplir este propósito, se retoman los saberes y saberes hacer pertinentes a esa forma discursiva (la noción de discurso, texto, tipo textual, mecanismos de textualización, de puesta en discurso…) que luego se sistematizan como objeto de enseñanza. Esto implica que en las clases, además de tiempo para la escritura, para la lectura y para la oralidad, se abren espacios amplios para la reflexión metaverbal. Al planificar la secuencia la maestra anticipa los saberes y saberes hacer que espera ayudar a construir como objetos de aprendizaje y prepara los apoyos y estrategias pertinentes para su reconstrucción (seleccionar documentos teóricos, organizar corpus de textos, diseñar guías de lectura y análisis, instrumentos de seguimiento, organizar entrevistas y conversatorios, asignar roles, funciones y responsabilidades diferenciales…). “Sistema de acciones a. Lectura y análisis colectivo (grupo clase) de las bases del concurso. (Una sesión). b. Conversatorio a cargo de la docente, sobre las características del periodismo como práctica sociocultural. (Dos sesiones). c. Lectura guiada individual (con una pauta) y elaboración de reseña de un documento conceptual sobre el periodismo escrito como práctica social. (En casa). Esta experiencia aparece reseñada por Pérez (2003). Es una experiencia efectuada por la profesora Yolanda López de la red del Tolima. La SD se ha experimentado durante el 2003 y 2004, con algunas variantes. La versión que se presenta incluye los ajustes derivados de esa implementación y seguimiento. Tiempo total aproximado para el desarrollo de la SD: 7 meses. 14 12 d. Discusión y análisis colectivo de las reseñas. (Una sesión) e. Análisis, por parte de estudiantes, con base en una pauta, de algunas prácticas discursivas en el periodismo escrito Colombiano. (En casa). Análisis colectivo de las elaboraciones de los estudiantes. (dos sesiones). f. Identificación colectiva (oral - grupo clase) de conocimientos de los estudiantes sobre la crónica como forma discursiva y como tipo textual. Reconocimiento de mecanismos de textualización y puesta en discurso. (Dos sesiones). g. Selección individual y documentación inicial del hecho susceptible de convertirse en crónica (dos semanas). h. Análisis de corpus de crónicas tipo: Gabriel García Márquez y Germán Santamaría, entre otros. Trabajo en grupos de cuatro estudiantes. Identificación de características, de orden discursivo y textual, en cada texto y elaboración de cuadro comparativo. (Tres sesiones). i. Invitación al cronista Germán Santamaría para un conversatorio sobre aspectos del periodismo escrito como práctica sociocultural y sobre características de la crónica. Preparación colectiva (grupo clase) de guión para entrevista. Registro colectivo de síntesis del conversatorio. (dos sesiones). j. Escritura de primera versión individual de crónica. (En casa). k. Trabajo en grupos de cuatro estudiantes para analizar las crónicas de cuatro de sus compañeros. Elaboración de un comentario escrito para cada texto. (Tres sesiones). l. Análisis colectivo de un texto ejemplo (la primera versión de alguno de los estudiantes), con la aprobación de su autor. Actividades metaverbales para la reflexión y análisis de la crónica seleccionada en su nivel textual y discursivo. Reconstrucción de conceptos en lengua oral y lengua escrita. (tres sesiones – ver video). m. Reescritura del primer párrafo de la crónica analizada, por parte de diferentes estudiantes. Análisis de las diferentes propuestas. Síntesis de conceptualizaciones. (una sesión) n. Reelaboración individual de cada crónica, con base en los conceptos construidos en clase. (En casa) o. Lectura y comentario escrito de la segunda versión de la crónica de cada estudiante por parte de dos compañeros. (En casa). p. Reescritura de un ejemplo de segunda versión. (Una sesión en clase con un texto tipo + trabajo en casa). q. Escritura de versión pre-final. (En casa – una semana). r. Entrega de dos copias de la versión pre-final. Una para el comité de redacción, conformado por estudiantes de otros grados superiores, y otra para el docente con el fin de que elabore un comentario escrito. s. Preparación de la versión final del texto, con base en las observaciones puestas por escrito por parte del comité y del docente. (una semana) t. Entrega para el concurso”. Como se observa en esta presentación esquemática, en esta SD se busca que los estudiantes puedan llegar a participar en la vida ciudadana y 13 académica, desde la comprensión y análisis crítico de una determinada práctica social (en este caso la periodística) y su correspondiente actividad discursiva (en este caso la crónica). Es en este marco en el que se produce la apropiación/construcción de conocimientos lingüísticos, textuales, semióticos y/o discursivos, propios de los discursos y textos que se estudian, a propósito de las prácticas que son objeto de trabajo. Desde la idea de que lo que se enseña son las estrategias, se adecuan las situaciones de enseñanza a estos contenidos. Es decir, los textos y contenidos que se encuentran en los talleres o en las secuencias didácticas están subordinados a las estrategias, porque el interés sigue siendo más lingûístico que discursivo. A manera de cierre Como hemos mostrado a lo largo de esta ponencia, hoy contamos con evidencias de los esfuerzos que algunos maestros están realizando para intentar transformar las prácticas de enseñanza y aprendizaje del lenguaje. En ellas, hay un reconocimiento de la naturaleza interactiva de la comprensión, de la reestructuración del proceso de comprensión de lectura porque al comprender como proceso ya no se lo refiere únicamente a lo que se hace después de leer (a las respuestas al cuestionario); ahora hay acciones, intercambios comunicativos antes de leer (trabajar con el título, leer todo el texto en silencio), durante la lectura (buscar significados, identificar la idea principal, relacionar personajes y acciones) y después de leer (registrar, realizar ilustraciones, recapitular, etc.). Además hay huellas de nuevos roles que maestros y aprendices están asumiendo en este proceso. Nos llenan de esperanza estos indicadores de cambio porque compartimos la hipótesis de que estas prácticas pedagógicas harán posible que los niños: además, de aprender a ser lectores autónomos –porque no dependen exclusivamente de la interpretación del maestro, porque confían en sus posibilidades como intérpretes y se apoyan en el texto para resolver problemasaprenderán a ser responsables de la construcción de la interpretación, a establecer inferencias de distinto tipo, a revisar y comprobar la propia comprensión mientras se lee y a tomar las decisiones adecuadas ante errores o fallas en la comprensión. Sabemos que los cambios no son absolutos y que junto a ellos persisten prácticas identificadas por el desarrollo investigativo como inconvenientes para formar lectores críticos, porque como dice el poeta, “se hace camino al andar”. Los caminos del cambio no están hechos, no preexisten a las experiencias así haya aportes que pueden servir de apoyos invaluables. Sin embargo, es imposible prever todas las variables que en cada uno de los contextos hay que considerar. Por esto, la sistematización de las experiencias son las huellas, los rastros que nos ayudan a conocer las experiencias, sus motivaciones, sus avances y sus problemas y a comprender cómo se logran los cambios, como si bien estos tengan en cuenta las políticas y los desarrollos teóricos no son mera 14 aplicación de los mismos, como en las innovaciones escolares se entretejen prácticas tradicionales y alternativas para ir logrando diferenciarlas. Como hemos dicho en la justificación de las dos últimas investigaciones que hemos emprendido, acompañar las innovaciones puede contribuir a develar posibles caminos de acción para las transformaciones de prácticas fuertemente ancladas, a construir puentes entre las propuestas y las condiciones específicas que ellas requieren, a transitar el trecho entre el dicho y el hecho, entre lo posible y lo real, entre lo ideal y concreto… Muchas gracias. Marzo de 2006. Referencias bibliográficas: Camargo Abella, Marina. 2004 “Experiencias docentes, calidad y cambio escolar”, Asesora del IDEP, Santafé de Bogotá. Camps, Ana.(1996) “Proyectos de lengua entre la teoría y la práctica” en Cultura y educación No. 2 Camps, 2001. El aula como espacio de investigación y reflexión. Investigaciones en didáctica de la lengua. Edit. Graó, Barcelona. Coll, C. (1996) Enseñanza, aprendizaje y discurso en el aula. Edit. Aprendizaje, S.L. Madrid, España. Edwards y Mercer (1998) El conocimiento compartido. 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