El estudiante en el centro de la Educación a distancia Históricamente ya hemos visto cómo ha surgido este modelo educativo. Si quisiéramos ahora plantear teóricamente las razones que hacen posible la educación a distancia, podríamos destacar dos: la primera, el convencimiento práctico de que el centro de la educación lo ocupa el estudiante, sujeto activo y responsable, capaz de hacerse cargo de su propio aprendizaje –autoaprendizaje-; y la segunda, las diferentes estrategias pedagógicas desarrolladas con el apoyo de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, que hacen viable precisamente dicho aprendizaje. Ninguna de estas dos realidades por sí sola da razón de la educación a distancia; es necesaria la conjunción de ambas. Desde antiguo se tiene conciencia de que el centro de la educación lo ocupa la persona, el sujeto que está educando. La explicación del profesor, el aula son medios que la institución educativa pone al servicio del estudiante para que éste pueda aprender y educarse. Sin embargo, estos medios resultaban imprescindibles; el estudiante tenía que desplazarse diariamente al lugar donde el profesor enseñaba con o sin el apoyo de los libros. Los avances tecnológicos en el campo de las comunicaciones hicieron posible pensar en dotar al estudiante de los medios que le permitían estudiar sin abandonar el lugar de residencia y de trabajo. En la base se halla el reconocimiento de la madurez del sujeto del aprendizaje. El estudiante, que durante muchos siglos había sido considerado como un niño –de ahí el término pedagogía: piadosa=niño-, ahora se acepta como adulto –andros, de donde surge el término andragogía, que prefieren utilizar algunos para referirse a la educación de adultos-. La automonía del sujeto es una de las principales conquistas de la modernidad, que ha venido invadiendo todas las esferas de la vida social, la política, la religión, el trabajo, las relaciones entre los géneros, la vida familiar. Ese sentido de autonomía ha invadido también el mundo del conocimiento. La sabiduría no está reservada a individuos privilegiados; la cultura es patrimonio común y el conocimiento es una capacidad de todos que se ha ido convirtiendo en una posibilidad real a medida que más y más ciudadanos han cobrado conciencia de sus derechos sociales y los han ejercido, en especial el derecho a la educación Esto trae consigo varios beneficios al sistema educativo, en general, y, por consiguiente, al subsistema de la educación superior: Cualquier persona que sea capaz de estudiar puede seguir un programa de estudios, sin importar la edad, los compromisos familiares o laborales, el lugar de residencia y las limitaciones de recursos económicos. La universidad ya no está circunscrita al lugar físico donde se sitúa su sede; puede hacerse presente en cualquier lugar, no sólo del propio país sino más allá de las fronteras nacionales y de los límites continentales. Porque la universidad no es el edificio físico que la sostiene, sino el conjunto de actividades educativas y de personas que participan en ellas. La Educación a distancia hecha posible por el desarrollo tecnológico Históricamente ya hemos visto cómo ha surgido este modelo educativo. Si quisiéramos ahora plantear teóricamente las razones que hacen posible la educación a distancia, podríamos destacar dos: la primera, el convencimiento práctico de que el centro de la educación lo ocupa el estudiante, sujeto activo y responsable, capaz de hacerse cargo de su propio aprendizaje –autoaprendizaje-; y la segunda, las diferentes estrategias pedagógicas desarrolladas con el apoyo de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, que hacen viable precisamente dicho aprendizaje. Ninguna de estas El aporte de la educación virtual a la Educación a distancia En ese reconocimiento de los medios tecnológicos que hacen posible la educación a distancia hay que prestar una especial atención al conjunto de medios digitales, denominado multimedia, que ha dado origen a la educación virtual. Tal como quedó planteado anteriormente, la tecnología de la televirtualidad ha hecho surgir un nuevo modo de aprendizaje: el autoaprendizaje apoyado en las redes de información digitalizada. Este modo de aprendizaje nos encasilla dentro de ningún sistema, modalidad o nivel de educación, sino que enriquece –y al mismo tiempo puede llegar a transformar- a todos ellos. El aprendizaje virtual puede acompañar tanto a la educación formal como a la no formal, a la educación básica como a la superior, a la educación a distancia como a la presencial. Para todas constituye un nuevo recurso y en todas irá introduciendo una nueva mentalidad. Por lo que a la educación a distancia se refiere, el mundo virtual le brinda un apoyo de gran trascendencia para superar sus limitaciones y alcanzar más fácilmente sus objetivos. Recordemos algunas de las principales dificultades con que se enfrenta continuamente la modalidad a distancia: la dificultad para la institución de entregar al estudiante la información necesaria, en forma rápida y completa; la dificultad para el estudiante de recibir asesoría a tiempo sobre las dudas o lagunas que se presentan a medida que avanza en el estudio; los desplazamientos y la sujeción a horarios para asistir a tutorías; las dificultades para mantener una comunicación frecuente de los estudiantes entre sí y con los profesores; la imposibilidad práctica, al menos en nuestro medio, de efectuar seguimiento y evaluaciones personalizadas; las grandes limitaciones de recursos bibliográficos y medios de apoyo para el autoaprendizaje fuera de las grandes ciudades. Todas estas dificultades pueden superarse con la ayuda de la tecnología digital y las telecomunicaciones. De ahí la importancia de introducir las innovaciones del aprendizaje virtual en la modalidad a distancia. En la medida en que un estudiante de educación a distancia esté conectado a Internet y pueda mantener comunicación en cualquier momento con la institución educativa, con los profesores, con los compañeros de estudio, con otras fuentes de información dentro o fuera del país, la calidad de la educación a distancia mejorará notablemente. Pero el aporte de la educación virtual va más allá si se asume como un modelo pedagógico. La educación tradicional cultivaba la habilidad de recepción pasiva de contenidos, que eran dosificados para facilitar su comprensión y la superación de un examen. El alumno se ejercitaba en prestar atención, tomar notas y hacer resúmenes. La educación virtual, con al apoyo de la NTIC, cultiva el sentido de búsqueda, de procesamientos, de reelaboración y circulación activa de información. Trata de formar la nueva habilidad de encontrar, procesar y crear información. Ahora bien, como ya dijimos anteriormente, la educación virtual tiene el peligro de convertirse en un espejismo o en una ilusión ineficiente, que en vez de elevar el nivel de calidad de la educación a distancia lo baja. Esto se da cuando, con la disculpa de las grandes ventajas que ofrece la tecnología virtual, se ofrecen programas apoyados en esta tecnología sin disponer en la práctica de los medios y equipos necesarios, tanto por parte de la institución oferente como por parte de los estudiantes, y sin tener previamente elaboradas guías de orientación y evaluación específicamente preparadas para el autoaprendizaje con esta metodología. Lo cual se agrava cuando, además, ni siquiera se apoya el aprendizaje con las mediaciones más accesibles de la metodología a distancia desarrollada en las últimas décadas. Para evitar este peligro y la confusión que se genera entre los candidatos a la educación superior cuando se hace publicidad de “universidad virtual”, conviene no perder de vista los puntos comunes que tiene con la educación a distancia, que le imponen ciertos requisitos en el diseño curricular para garantizar un nivel aceptable de calidad. Así como también debe tenerse en cuenta que la infraestructura de las telecomunicaciones en nuestro país todavía no cuenta con el nivel de desarrollo necesario para que toda la población con capacidad de ingresar a la educación superior tenga acceso normal al mundo de la tecnología virtual, particularmente en las pequeñas ciudades y en las zonas rurales...”