NO A LAS DROGAS 1. LIBERADOS POR EL TEATRO Presos de Villabona representaron en el colegio Fundación Masaveu una obra contra la droga E. F. P. /La Nueva España El grupo de teatro del módulo terapéutico de la prisión de Villabona, formado por 25 reclusos, salió ayer del centro penitenciario para presentar su último espectáculo a los alumnos y profesores del centro de formación secundaria Fundación Masaveu. Su representación, que titulan «Más allá del teatro», pretende despertar la conciencia de adolescentes y jóvenes contra el consumo de drogas, ya sean alcohol o estupefacientes, y para ello recurren a un argumento convincente: su propia experiencia. El texto de la obra, escrito por Julio Pérez Sánchez y José Manuel González Díaz, narra la historia de varios amigos que se acercan al mundo de las drogas allá por los años ochenta y cuyas vidas toman distintos derroteros: unos se quedan en el camino, otros escapan y quedan al margen de ese mundo y algunos consiguen rehacerse tras el fracaso personal. La representación se completa con un fondo musical, a cargo de Juanma Rodríguez, y efectos de luz, supervisados por Jorge de La Granda. Baja autoestima Carlos Sáenz Bello, uno de los internos, explica, mientras sus compañeros están en el escenario, que esta actividad es muy útil para superar los problemas de comunicación o de timidez, muy comunes entre quienes ingresan en prisión por delitos relacionados con la droga, con situaciones personales muy complejas y, generalmente, una baja autoestima. Con ayuda del teatro y los compañeros salen adelante y participan activamente en las representaciones. Sáenz Bello, al que aún le quedan tres años de pena, pero que ya disfruta de régimen abierto, cuenta que el día de Navidad el grupo dramático de la cárcel actúa en el auditorio de Villabona para sus familiares y son habituales las visitas al centro penitenciario de colegios e institutos, que participan en una sesión similar a la que ayer tuvo lugar en el Colegio Fundación Masaveu. Primero, se desarrolla la obra teatral y luego comienza un coloquio en el que los niños preguntan «de todo» -según Sáenz Bello-. También los reclusos se interesan por su experiencia con las drogas, les preguntan si han probado los porros o les piden que intenten pasar un fin de semana sin emborracharse. Los presidiarios pueden contarles cómo llegaron a su situación, cómo se engancharon y cómo acabaron delinquiendo. El intercambio es beneficioso para ambas partes, los chavales pueden conocer de primera mano las consecuencias de las adicciones y los presos, asegura Sáenz Bello, «fortalecen sus valores, se refuerza su voluntad y sienten la satisfacción de que a los niños les vale su experiencia». «A veces», comenta, «les pedimos simplemente: este sábado, por los de Villabona, no bebáis. Si conseguimos que sólo uno de ellos lo haga, nos sentimos bien». Los profesores del centro de Secundaria Fundación Masaveu -algunos colaboran con el centro penitenciario de Villabona- han considerado interesante incorporar esta representación entre las actividades complementarias. Ayer, el salón de actos estaba lleno, y los estudiantes seguían en silencio los acontecimientos que iban desarrollándose sobre el escenario, decorado con espirales luminosas y donde se había recreado el interior de un bar. En esos chavales, a pesar de la escasa diferencia de edad que los separa, los reclusos ya advierten nuevos hábitos de consumo de drogas. Carlos Sáenz Bello reconoce que aunque él sólo tiene 24 años los niños de 15 beben mucho más que antes. 2. UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD EN EL MASAVEU Internos del módulo terapéutico de Villabona contra las drogas a estudiantes C. García /La Voz de Asturias Desde el otro lado, desde las verjas de una cárcel, 20 presos cruzaron ayer la línea que les separa de la realidad y la libertad. Una línea muy fina en la que estar dentro o fuera es cuestión de un paso. Hubo lágrimas, abrazos y, sobre todo, muchas sensaciones a flor de piel, muchos recuerdos de adolescencia en el reencuentro con los suyos al verse reflejados en cada uno de los rostros de los jóvenes que acudieron a la charla y a la representación teatral que ofrecieron los reclusos del módulo terapéutico en el teatro del Colegio Masaveu. Entre bambalinas, miradas buscando un tú puedes . Se abre el telón. Más allá del teatro es el título de la obra que, a modo de moraleja, intenta alertar a los adolescentes de los males de uno de los venenos de la sociedad. Dos viejos amigos que se reencuentran después de muchos años y un valoran los pros y las contras, más contras que pros, de haber caído en el mundo de la drogadicción. El proyecto nació entre los muros de la cárcel hace cuatro meses. Una historia real, contada desde el corazón donde que cada palabra, cada gesto esconde más de lo que el oyente puede captar. LAS PALABRAS "Buscaba con la droga nombre, fama y amistad y encontré dolor, soledad y sufrimiento". Sobre un escenario, los presos, más presos que nunca del silencio de los que atentamente escuchaban, ofrecieron su testimonio. Desde jóvenes de 26 años, hasta viejos rockeros de 36, altos, bajos, casados, solteros, rubios, morenos, todos diferentes a los que une un nexo: la mala experiencia de la droga. Esconder sus miedos, tapar sus complejos, querer ser lo más de los más, en definitiva, "engañarse a sí mismo". Los porros fueron el inicio, les siguió la cocaína o la heroína y la necesidad les hizo comenzar a delinquir. "Tengo 33 años y tengo anticuerpos de SIDA desde hace diez. Soy padre y no conozco a mi hijo", confesaba un preso. "Odio la droga, la odio. Envidio a mi hermano por la vida que tiene. Ojalá nunca me hubiera metido en esto", asentía otro. Las reflexiones, los consejos se dejaron para el final. No hubo preguntas, sólo un silencio y de vez en cuando, un pensamiento en voz alta entre los asistentes. "Quizás penséis que somos los menos indicados para daos un consejo. Si estamos aquí es para deciros lo que hay. Con la droga, decir que no". "No penséis que somos distintos los que estamos aquí. Nosotros también fuimos buenos estudiantes, deportistas. Sólo que nos equivocamos", concluyeron