3c - Praxis Psicológica

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Herpes y estrés ¿Dicotomía entre médicos y psicólogos?
Lic. Luciana Acevedo
SUMARIO
El presente trabajo tiene como objetivo poder resolver ciertos cuestionamientos
que surgen al momento de hablar de aquellos brotes herpéticos que aparecen con cierta
frecuencia en algunos pacientes.
Se procede a realizar una descripción acerca del funcionamiento del virus del
herpes y como uno de los factores de riesgo para tales recidivas es el estrés.
El concepto de estrés proviene de la ingeniería y básicamente significa tensión,
por lo tanto se cree conveniente aclarar a lo largo del transcurso del presente trabajo que
las situaciones estresantes son propias de cada individuo en particular. Lo que puede
resultar tensionante para uno no puede serlo para otro. Por lo tanto se hace énfasis en
abordar la problemática de cada paciente desde su singularidad y desde su propia
realidad.
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INTRODUCCIÓN
Después de los virus de la gripe y del resfrío común, el herpes es el que mayor
infecciones virales produce en el hombre. Se lo conoce desde los tiempos de los
antiguos griegos, quienes lo bautizaron como herpein, que significa gatear o arrastrase,
debido a la forma que tienen muchos de ellos de diseminarse. Entre los virus herpes más
conocidos están: el de Epstein-Barr (mononucleosis), el virus Varicella zoster (varicela
y culebrilla) y el Herpes simple tipo 1 o HVS-1, que usualmente está asociado con las
infecciones de los labios, la boca y la cara; y el virus del herpes simple tipo 2 o HVS-2
con úlceras o llagas en los genitales.
La característica más prominente de la fisiología de estos virus es que una vez
que han establecido una infección, existirán dentro de su “víctima” ya sea en un estado
latente o activos, en el que el virus se replica y es más contagioso. El herpes simple tipo
1 es el más común entre la población en general y se adquiere usualmente durante la
niñez. Llegada la vida adulta, más del 85% de la población mundial ha estado en
contacto con el virus. Un gran porcentaje de estas infecciones son asintomáticas, pero el
virus permanece latente en los ganglios hasta que en algunos casos se activa. Los
motivos son difíciles de precisar; sin embargo, muchos científicos coinciden que se
produce durante períodos de defensas bajas. Uno de los factores de riesgo que
contribuyen a esta baja de defensas es el conocido y renombrado estrés.
Desde el punto de vista bioquímico, diversas situaciones consideradas nocivas
para la persona y frente a las cuales no puede hacer frente, repercuten en el sistema
inmunológico. Así, diversos estudios han confirmado que el estrés causa una
disminución en la producción y función de los glóbulos blancos. En el presente trabajo
se desarrolla de que manera se ven afectas las funciones del sistema inmune como
consecuencia del estrés y como esto predispone al paciente a sufrir mayores recidivas
herpéticas, dado que este virus se reactiva al momento que nuestras defensas flaquean.
Además se intenta abordar esta como tantas otras enfermedades desde una
perspectiva interdisciplinaria, de manera tal que el paciente no sea derivado o a un
médico especialista para tratar su lesión en la piel con antivirales (aciclovir) ni tampoco
que sea derivado a un psicólogo con el mero objetivo de disminuir su estrés. Se cree en
la idea de poder abordar el cuerpo y la mente como una misma realidad,, sin dicotomías,
conformando un lenguaje común entre médicos y psicólogos.
VARICELA Y HERPES
El mundo de los herpes da mucho de sí. Desde el herpes labial (Tipo I) hasta el
herpes genital (Tipo II) pasando por el herpes que sale en la espalda y popularmente se
le llama “culebrilla”, hay varios tipos de manifestaciones de la enfermedad, que puede
estar originada por el virus del Herpes Simple o por el virus Varicela-Zoster.
Durante la primera infancia, la mayoría de la población atraviesa por una de las
tantas enfermedades características de esta etapa, tal es el caso de la varicela. Una vez
que se ha contraído esta enfermedad, el virus permanece latente en nuestro cuerpo,
“adormecido” en las vías nerviosas el resto de nuestra vida. Estas vías nerviosas
conforman uno de los corredores biológicos de mayor importancia al momento de
colaborar en la homeostasis del organismo: el sistema nervioso autónomo. Pues bien, el
virus queda “escondido” en los ganglios correspondientes del organismo y, en
determinadas circunstancias el virus puede reactivarse y salir del ganglio para recorrer
el nervio correspondiente y llegar a las células epiteliales (células de la piel) de la zona
que corresponde a ese nervio, llamada dermatoma. Por ejemplo, si se afecta el nervio
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que se encarga de la sensibilidad del labio superior, el virus va hacia esa zona. Una vez
alcanzadas las células epiteliales, aparece dolor o hipersensibilidad en la zona, seguido
de depósito de vesículas, es decir, pequeñas ampollas ubicadas unas “pegadas” a otras.
Todo esto se acompaña de inflamación, enrojecimiento y calor de la zona. En la
cara puede afectar a los labios, la nariz, el ojo (causando queratoconjuntivitis herpética)
o el pabellón auditivo, (pudiendo llegar a ocasionar síndrome de Ramsay Hunt). Aparte
de la cara, donde es más frecuente que se manifieste el virus Varicela-Zoster es en el
tórax, dando lugar a un acúmulo de vesículas a lo largo del dermatoma, la famosa
"culebrilla".
Es así como el virus de la varicela, siendo el mismo que aquel que produce el
herpes, posee características morfológicas y biológicas comunes, se replican en células
específicas para cada uno de ellos y es capaz de evadir al sistema inmune por diversos
mecanismos tales como permanecer latentes en el SNC o en las células propias del
sistema inmunológico Durante este estadio el ADN viral se incorpora y permanece en el
interior del núcleo celular. Así, frente a diferentes factores predisponentes, dicho
genoma ingresa en un ciclo de replicación productiva, lo que posibilita la recurrencia o
recidiva. Esta reactivación en los órganos blanco puede causar un episodio de brote
herpético severo o bien puede ser asintomático, pero la excreción viral que se produce
durante este lapso es igual de contagiosa en ambas formas (brotes o asintomático).
Ahora bien, es válido preguntarnos ¿Por qué si la mayoría de la población
padece varicela durante su infancia y este virus es el mismo que causa el herpes, y mas
aun, permaneciendo este virus de forma latente en e organismo durante el resto de
nuestras vidas, no todos enferman de herpes? ¿De qué factores predisponentes hablamos
al momento de enfrentarnos a una recidiva herpética?
Antes de continuar con la presente exposición, es lícito aclarar que lo expuesto
en el presente trabajo trata de responder a los cuestionamientos anteriormente
mencionados, no obstante, al momento de hacer determinado abordaje clínico a aquella
persona que padece este tipo de patología, es mismo debe ser un abordaje particular.
Siempre debe estar presente la idea de singularidad propia a cada persona y por
ende, la particularidad de cada caso, y lo inherente propio al paciente. Hecha esta
aclaración, se prosigue con el tema.
LA MODA ACTUAL: EL ESTRÉS Y SUS CONSECUENCIAS
INMUNOLÓGICAS
Como respuesta a dichos interrogantes podemos decir que uno de los tantos
factores que predisponen al paciente que ha sufrido varicela y con posterioridad herpes,
a tener diferentes recidivas a lo largo del tiempo, es un factor de moda en la población
actual. Puede decirse que es la “vedette” de muchísimas afecciones que hoy por hoy
circulan entre nosotros y muchas veces además, sirve de comodín para aquellos que ni
siquiera intentan arribar a una etiología específica de tal o cual enfermedad. Señoras y
señores con ustedes: ES ESTRÉS.
Pues bien ¿Qué es el estrés? Hay diferentes cuestiones para pensar y arribar al
concepto de estrés. Originalmente es un término que proviene de la ingeniería y que
tiene que ver con la resistencia de los materiales a la tensión, entendiendo a esta ultima
como una fuerza externa que impacta sobre ese material. Es así como diferentes autores
conceptual izan al estrés como la resistencia a esa fuerza externa y a su vez como
consecuencia de la presión que dicha fuerza ejerce (Lazarus y Folkman). Lo relevante
de este concepto es la relación particular que se establece entre dos elementos: por un
lado un elemento externo denominado estresor o factor estresante y por el otro lado el
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organismo que se pone en contacto con ese elemento estresor.
Por lo tanto desde un
modelo biopsicosocial que hace énfasis en la relación ente el individuo y su ambiente, el
individuo evalúa el estimulo desde su dimensión subjetiva y objetiva característica de su
persona así como también de las posibilidades de afrontamiento. Es así como lo
característico del estrés, es que el individuo concibe al entorno, al estimulo que deviene
en estresor, como amenazante o que desborda sus recursos para hacer frente a esa
situación poniendo en peligro su bienestar. Tiene que ver con una respuesta adaptativa
del organismo ante un factor que en principio es vivido desde la realidad psíquica propia
de cada sujeto, como nocivo, desequilibrante o amenazante. Ahora bien, el aumento de
tensión que se genera no necesariamente provoca una respuesta patológica. Si se grafica
la relación entre rendimiento y presión en una curva vemos como a mayor presión
mayor rendimiento. Pero esta relación es hasta cierto punto, donde pasado mencionado
máximo el rendimiento empieza a caer. Ese punto máximo, ese punto “máximo de
tolerancia” es personal de cada individuo motivo por el cual aquello que va a ser
considerado como estresante va a ser especifico para cada persona. Aquella percepción
de algo amenazante va a estar condicionada por un desajuste entre las exigencias y la
capacidad de respuesta particulares a cada ser humano.
Por lo tanto el factor mas importante no es el estimulo amenazante en si, sino la
evaluación que el individuo hace de aquel estimulo y las actitudes que lo predisponen
para hacerle frente (o no). No obstante como refiere el Dr. Chiapella en su articulo sobre
el estrés, no solo las situaciones nocivas para el organismo, su evaluación y la capacidad
de afrontamiento del individuo son suficientes para enmarcar una situación de estrés,
también se debe tener en cuenta la incidencia de factores biológicos, psicológicos y
sociales, a tales factores se los denomina moduladores del estrés.
Con lo expuesto hasta el momento se puede establecer una relación entre el brote
de herpes y una situación de estrés particular, siento esta última uno de los factores de
riesgo para la recidiva herpética. Un articulo publicado en Clarín menciona dicha
correlación y especifica que aunque los motivos son difíciles de precisar, muchos
científicos coinciden que la recidiva de herpes se produce durante períodos de defensas
bajas como pasa muchas veces cuando la persona se encuentra atravesando situaciones
difíciles y que le generan un aumento excesivo de la tensión sin tener capacidad de
respuesta. Hoy en día la recurrencia (desde una vez al mes hasta una o dos veces al
año) del HSV-1 (Herpes Simple tipo I) se da entre el 20 y 40 por ciento de los casos;
cifra que crece si se trata del HSV-2 (Herpes simple tipo II) al 80 por ciento.
Numerosas investigaciones se han focalizado sobre la respuesta inmune celular
con el objeto de definir la causa de las frecuentes recurrencias de la infección por herpes
simple. Un estudio llevado a cabo por el departamento de inmunología de la
Universidad Nacional de Asunción en Paraguay revela que un gran número de factores
ambientales y psicosociales pueden desencadenar un brote de herpes labial, siendo uno
de ellos el estrés emocional, sin que se conozcan hasta el momento los mecanismos
exactos por lo que dichos factores reactivan el virus. La mayoría de las recurrencias son
secundarias a la reactivación endógena del virus y se produce a pesar de la presencia de
anticuerpos antivirales circulantes. Después de su ingreso en la piel, la infección afecta
los linfocitos y los ganglios linfocitarios regionales que drenan el sitio de infección
primaria. La replicación ulterior de los virus, o sea las recidivas dependerán del estado
inmunológico del huésped. Así, durante una situación de estrés, el organismo se ve
afectado y como consecuencia se cree que probablemente la proliferación de linfocitos
disminuye en el momento de la crisis. En este contexto algunos autores han encontrado
que los desórdenes de la inmunidad mediada por células a menudo ocurren durante las
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recurrencias y que el número de células T y sus funciones se encuentran disminuidas en
el momento de la crisis.
Recordemos que los glóbulos blancos o leucocitos son los aquellos que
conforman nuestro sistema inmune y uno de sus productos son los linfocitos. Éstos
últimos se pueden clasificar en dos tipos: Linfocitos B (encargados de una inmunidad
humoral) y los linfocitos T (encargados de una inmunidad celular).
Precisamente durante una situación de estrés se ha comprobado que los
linfocitos T están disminuidos lo que tendría incidencia en la respuesta inmunológica
frente alguna afección, en este caso el herpes. Hay tres tipos de linfocitos T: los helpers,
los killers y los supresores. Los helpers son aquellos encargados de activar a los
linfocitos B y a los linfocitos T killers. A su vez los killers matan células infectadas por
virus o bien otros microorganismos. Es así como al verse disminuidos ante una
situación de estrés, estos linfocitos encargados de nuestras defensas, tienen sus
funciones disminuidas: los helpers no pueden activar al resto de los linfocitos en general
para que acrecienten su actividad frente al virus y además los killers no pueden destruir
a aquellas células cuyo núcleo celular fue invadido por el VHS causando la mutación de
su ADN y transformándola nociva para el organismo.
Las impresiones clínicas de los dermatólogos acentúan con frecuencia el papel
que los factores psicológicos pueden desempeñar en la génesis, el mantenimiento y las
consecuencias de las patologías cutáneas. Desde la década de los 80, la Psicología de la
Salud ha venido interesándose en el estudio de factores psicológicos identificativos de
pacientes con enfermedades de la piel. De esta forma, se ha investigado acerca de las
características de personalidad, estrés, ansiedad y depresión en trastornos como alopecia
areata (Gupta, Gupta y Watteel, 1997), psoriasis (Rubino, Sonnino, Pezzarossa, Ciani y
Bassi, 1995), diversos tipos de dermatitis y su posible respuesta a tratamientos
cognitivo-conductuales (Honre, White y Varigos, 1989). También se han realizado
algunos estudios sobre otras enfermedades de la piel como el acné, el lichen
ruberplanus, la rosácea, el herpes o las verrugas. Las manifestaciones clínicas de las
enfermedades de la piel son muy variadas, desde simples escamaciones hasta graves
lesiones (cáncer de piel) que pueden ocasionar la muerte.
Basándose en esto una investigación llevada a cabo por la Universidad de
Oviedo sugiere que los pacientes dermatológicos no muestran un perfil psicológico
homogéneo ni diferenciado en su conjunto con respecto a la población normal. No
obstante por lo que respecta a la calidad de vida, algunos estudios informan como las
áreas más afectadas, son por un lado, algunas actividades de la vida cotidiana, como las
labores del hogar, el cuidado personal, la interacción social, las actividades de recreo,
movilidad, sueño, descanso y trabajo; y por otro, factores emocionales como falta de
energía, aislamiento social y reacciones emocionales alteradas, así como alteraciones en
las relaciones sexuales, siendo de particular importancia la tensión como consecuencia y
factor desencadenante de las afecciones en aquellas diferentes áreas.
Goleman en su libro “La inteligencia emocional” expone como el estrés debilita
el sistema inmunológico. El autor toma como ejemplo lo que sucede con un grupo de
estudiantes de medicina que se enfrentaban al estrés de los exámenes. Éstos no solo
mostraban una disminución del control inmunológico del virus del herpes, sino también
una reducción de la capacidad de sus glóbulos blancos para matar células infectadas,
además del aumento de una sustancia química asociada con la supresión de la capacidad
inmunologica (“Stress-Associated Depresión in Cellular Immunity”).
Asimismo, Goleman refiere a la aparición del virus del herpes y estrés con otro
estudio llevado a cabo por Ronald Glaser en “Psychological Influences on Immunity”:
la relación entre el estrés y la actividad del herpes es tan fuerte que ha quedado
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demostrada en un estudio de solo diez pacientes, utilizando como medida la aparición
real de llagas del herpes. Cuento mas elevados eran los niveles de ansiedad, discusiones
y estrés registrados por los pacientes, mas probabilidades tenían de sufrir herpes en las
semanas siguientes.
¿MEDICINA Y PSICOÁNALISIS?
Platón afirma que un error extendido entre los hombres es el de querer
emprender separadamente la curación del cuerpo y la del espíritu. Esta postura la
retomó y reelaboró el hilomorfismo de Aristóteles, según el cual, cuerpo y alma
formarían una sola sustancia. Estas intuiciones de Platón y de Aristóteles hubieran
podido desarrollar una patología psicosomática, pero los médicos griegos y entre ellos
Galeno fueron fieles al grueso naturalismo del Corpus hipocratium por lo que sólo
pudieron ver la enfermedad como un desorden de la naturaleza, quedando las ideas de
Platón y Aristóteles entre los filósofos. Pero a pesar de lo holístico de estos
planteamientos y de su intento de entender al hombre como realidad psicofísica, lo
cierto es que por muchísimas décadas no llegó a elaborar una verdadera teoría
etiopatogénica del enfermar somático desde planteamientos psicológicos. Hay que
esperar a la obra de Freud y a la creación del movimiento psicoanalítico para que se
considere la importancia de los momentos biográficos del paciente y consecuentemente,
que los factores psicológicos tomen la categoría de etipatogénicos en el enfermar. A lo
largo de su historia el psicoanálisis, desde sus diferentes marcos teóricos explicativos,
ha realizado valiosas aportaciones. Freud diferenció las psiconeurosis de defensa
(histeria, obsesión, fobia) de las neurosis actuales (neurosis de angustia, neurastenia e
hipocondría), tratándolas como tipos de neurosis con etiología y patogenética diferentes.
Mientras que las manifestaciones corporales de las psiconeurosis responderían a
mecanismos de conversión de tipo histérico, las neurosis actuales estarían más cerca de
la problemática psicosomática.
Retomando los lineamientos del Dr. Chiozza podemos encontrar una
concordancia con aquellas ideas expresadas por Platón y Aristóletes. Luis Chiozza
propone abandonar la tan famosa dicotomía mente/cuerpo y abordar al paciente como
una totalidad, cómo influye el cuerpo sobre la mente, cómo influye la mente sobre el
cuerpo. El tema es largo y debatido, este vínculo que existe entre el cuerpo y la mente,
si se lo explora desde el punto de vista físico, no estamos hablando del “puente” y si se
lo explora desde el punto de vista psíquico, tampoco. Es decir, el “puente” (entre el
cuerpo y la mente) tendría que ser de una tercera naturaleza que no fuera ni física ni
psíquica. Y éste es el tipo de pensamiento que obstruyó durante mucho tiempo la
comprensión de la relación entre el cuerpo y la mente. Pero continuando con lo
propuesto por Chiozza podemos adherir a aquellas disciplinas, que exploran el cuerpo y
la mente como dos aspectos de una misma realidad.
Debemos apoyarnos en una medicina psicosomática psicoanalítica para abordar
aquellos factores psicológicos concientes o inconscientes que intervengan en el origen,
el desencadenamiento, la evolución y el tratamiento de las enfermedades somáticas.
Poder describir aquella interacción entre lo psíquico y lo somático sin que un paciente
quede totalmente relegado a un especialista, en el caso del herpes a un dermatólogo o
infectólogo, o bien como ocurre con su relación con el estrés, que el paciente quede
relegado a un psicólogo. Se incurriría una vez más en una división de la persona sin
tener en cuenta su singularidad y su propia historia.
¿Porqué médicos y psicólogos no pueden trabajar juntos para favorecer y
mejorar el transito de tal o cual paciente por una enfermedad? En el artículo publicado
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por el diario Perfil, Chiozza repara en esta situación diciendo que el trabajo
interdisciplinario entre médicos y psicólogos es de gran utilidad siempre y cuando
ambas disciplinas se entiendan y manejen un mismo lenguaje, de lo contrario seria un
simple acoplamiento de dos ciencias distintas. Debemos concientizar tanto a médicos y
a psicólogos que el paciente los necesita a ambos, pero que en realidad cada uno tiene
que respetar el territorio del otro, y además entre los dos tienen que desarrollar algún
territorio con un lenguaje en común, al fin y al cabo ambos sujetos portadores del titulo
de doctor y licenciado son agentes de la salud y como tales deben velar por ella y el
bienestar de los pacientes. No caigamos en la dicotomía de médicos por un lado y
psicólogos por otro. Hoy en día vivimos atravesando una época en donde hay mucha
convulsión social, porque hay una crisis de los valores en todo el mundo, ya no se
comparten como antes, ahora está todo muy relativizado, hay mucha discusión con
respecto a cuáles son los valores, lo que a uno le parece mal a otro le parece bien, y todo
esto genera una crisis de desmoralización y desánimo que influye muchísimo en la
calidad de vida. Situaciones económicas, laborales, familiares, educativas influyen en
las personas y esto, también debe ser importante para los médicos y no solo ser tenido
en cuenta por los psicólogos que están mas acostumbrados a contextualizar y
personalizar al paciente. También es importante para los médicos, porque esto también
tiene que ver con el “enfermar” y entonces esta cuestión se ha convertido en un objeto
de estudio también para la medicina.
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CONCLUSIONES
Dado el recorrido establecido en el presente trabajo, a través del cual se ha
intentado poder dar cuenta de las características de la enfermedad ocasionada por el
virus del herpes y su relación con otro factor de riesgo como el estrés, se pudo
demostrar como aquellas situaciones tensionantes para una persona (que pueden no
serlo para otras) ocasionan consecuencias a nivel biológico en el organismo. Queda
plasmada aquella noción de corredores biológicos, no siendo esta mera suma de partes
sino que conforman una compleja relación e interacción. A través del presente trabajo se
dejo constancia de dicha relación atravesando por corredores biológicos como el
sistema nervioso autónomo, la herencia y la inmunología. Motivo por el cual al haber
una interrelación y además en este caso haber una relación directa entre la enfermedad
por el VHS con el estrés es que de debe abandonar la dicotomía entre medicina y
psicología. Dicotomía que en opinión de quien escribe ha quedado obsoleta con el
transcurso del tiempo y con los avances realizados en ambas disciplinas.
Se debe incurrir en una práctica interdisciplinaria, capaz de crear un lenguaje
común y que pueda abordar aquellos factores conscientes e inconscientes que incidan en
la práctica clínica y su participación en la etiología, la evaluación, el tratamiento y el
pronóstico de la enfermedad. Construir alianzas que den cuenta de un equilibrio
interdisciplinario.
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BIBLIOGRAFIA
-Antuña, S.; Bernardo, E.; Vega, A. Perfil psicológico y calidad de vida pacientes con
enfermedades dermatológicas. Universidad de Oviedo. Psicothema 2000. Vol. 12, Supl.
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-Fernandez Berrocal y Ramos Díaz. Corazones inteligentes. Editorial Kairos.
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Trad López Ballesteros, Barcelona, Ed. Biblioteca Nueva, IV Edición, 1981.
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pacientes con herpes labial. Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Salud–
Universidad Nacional de Asuncion. Dpto. de Inmunologia Celular. Asuncion, Paraguay
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