Información sobre sexualidad y... algo más Colegio San Andrés (Punta Chica) 28 de mayo de 2008 Lic. Maritchu Seitún de Chas ¿Quién queremos que les enseñe a nuestros hijos?, ¿Qué queremos que sepan?, ¿Por qué es importante hacerlo en esta etapa? La sexualidad, ¿puede separarse del resto de la vida de nuestros hijos? Hoy pensaremos juntos qué tipo de información y educación brindarles de modo que sepan tomar buenas decisiones en esta y otras áreas de sus vidas, son herramientas que les ofrecemos en la infancia y que usarán (y teñirán) durante toda su vida y sus relaciones. Información + formación + cuidado Nos incomoda el tema. Muchas veces nuestro silencio o nuestras respuestas dicen: “no preguntes”, “no investigues” , “preguntá en otra parte”, o “no es un buen tema”. Ellos aprenden con o sin nosotros. Ellos preguntan de muchas maneras. A veces los juegos sexuales son su forma de preguntar. Los chiquitos de JI, no sienten vergüenza o incomodidad (más fácil informar). Tareas de los papás: dar suficiente información como para que los chicos no sigan investigando y logren cierta calma con el tema, cuidarlos y enseñarles a cuidarse para evitar “descubrimientos” anticipados o situaciones de abuso, formarlos en nuestros valores en relación con el tema. Por edades: Hasta los tres años no darles información negativa sobre sexualidad (“no te toques, chancho”), a partir de esa edad comienza la educación sexual positiva. Edad de curiosidad, descubrimientos casuales, placer (cosquillas). Entre los 4 y los 5: el interés por las diferencias entre varón y mujer, los deseos de identificación con su mismo sexo, la rivalidad con el progenitor del mismo sexo, empiezan a jugar varones con varones y nenas con nenas, y se acentúan las investigaciones relacionadas con la sexualidad. El juego y la investigación de los órganos sexuales forma parte del desarrollo normal de los preescolares. (juego=virtual) (juego ≠ abuso) Alrededor de los 6 empieza la latencia, el interés por la sexualidad entra en reposo. Para que esto ocurra, tienen que haber entendido y elaborado estos temas. De todos modos seguiremos ampliando la información para que conozcan los cambios y sus implicancias cuando llega la pubertad. Otras cuestiones Usar las oportunidades de la vida diaria: sobrino nuevo, gata preñada. De acuerdo a las edades iremos incorporando el vocabulario específico. Comodidad y palabras correctas. No eufemismos. Útero ≠ panza Ojo a ciertas frases: perder un bebe, por ejemplo. Concepto freudiano del Edipo: cómo podríamos reformularlo hoy. Hablamos de lo normal, dejando otros temas para cuando ellos pregunten. El sexo y el amor se dan entre personas enteras (cultura de relaciones parciales). En todas las edades el saber conduce a conductas adecuadas. Hoy tenemos que hablar de aquello que dábamos por sentado. Familias autoritarias: no lo harás, ni se te ocurra, no te atrevas! Valores morales absolutos, vergüenza ante el tema de la actividad sexual. “No te toques”, “sos malo”, o “sucio”, “las chicas buenas no hacen eso”. No informan, y mantenerlos alejados de la información los acerca a la actividad sexual (para tratar de entender). Familias permisivas: “espero que no te pase nada malo”: actitud de laissezfaire. Esperan que el colegio, los amigos, la televisión, los libros enseñen lo que ellos no pueden. O dan demasiada información y ejemplo de promiscuidad. Familias capacitadoras emocionales: primero comprensión y conocimiento de nuestra sexualidad y criterio claro de nuestros valores morales, emociones y sentimientos sexuales aún antes de tener hijos. ¡Mi nene se toca! La excitación que puedan sentir los chicos al tocarse es similar a las cosquillas, y no tiene contenido erótico ni fantasías, por lo que no necesitamos alarmarnos con las auto estimulaciones de los chicos (mal llamadas masturbación), salvo que ocupen mucho tiempo o despierten ansiedad excesiva. 1 y 2 años /4 y 5 años ≠ Adolescencia. Qué hacemos? No retarlos, podemos explicar que se hace en privado. Acariciarlos (más interesante el mimo de mamá que el auto-mimo). Distraerlos, ocupar sus manos. Hablar de lo que le causó ansiedad (si fuera el caso). Eventualmente pasar del baño en bañadera a ducha. Identidad sexual. Revisemos lo que enseñamos subliminalmente. La identidad sexual se define a partir de la adolescencia, les brindamos las herramientas durante la infancia. Relación padre-hija, madre-hijo, padre-hijo, madre-hija y relaciones entre los padres. El pudor. Aparece alrededor de los 7-8 años. Lo enseñamos con el ejemplo: al pedir que respeten nuestra intimidad les estamos enseñando a que ellos también hagan respetar la suya: se golpea antes de entrar al cuarto de los padres, no se entra al baño donde hay alguien sin pedir permiso. Hay zonas privadas del cuerpo de mamá o papá que no se miran ni se tocan: las que tapa la ropa interior. Del mismo modo las partes ‘privadas’ de los chicos sólo las pueden tocar papá o mamá cuando los bañan, o una persona autorizada por ellos, o el médico delante de mamá o papá cuando los revisa. Respetemos el pudor y la intimidad de nuestros hijos. Para poder dar amor primero hay que recibirlo. El bebe no sabe que ‘es’ y lo va descubriendo poco a poco en su entorno que funciona como un espejo que lo refleja. Una mamá cariñosa, que disfruta a su bebe y el cuerpo de su hijo, ya está dando información sobre sexualidad. Ternura, mimos, besos, abrazos… “Sexualidad es mucho más que relaciones sexuales, es una parte maravillosa de nuestro ser total, y no sólo lo que hagamos con nuestros genitales. Nuestras acciones y expresiones, nuestras emociones, la forma en que tratamos nuestro cuerpo y el de nuestros hijos, la manera en que respondemos a sus llamadas y en que reaccionamos ante sus funciones corporales básicas, los ayuda a desarrollar actitudes sanas acerca de su sexualidad y un ámbito confortable para que lleguen a conocer sus cuerpos y pregunten lo necesario.” (Bárbara Coloroso en Padres respetuosos, hijos responsables) Actitudes saludables Reconocer que todos tenemos sentimientos sexuales. Promover las experiencias relacionadas con la ternura, el respeto y el amor desde el nacimiento. Ofrecer encuentros seguros (confianza, autoestima, no juicio, empatía, respeto por la individuación, atención), para que no teman el compromiso personal y la intimidad; abrirnos es nutricio, no peligroso, pueden mostrarse vulnerables. La intimidad física no (necesariamente) nos acerca a la intimidad psicológica. Amor significa compromiso. Confrontar no destruye el amor. Sublimación. Cuando nos (o les) cuesta hablar: elegir momentos en que no nos veamos a los ojos. Qué podemos hacer ante la sobre-estimulación del mundo actual Televisión y computadora en un lugar público de la casa. Estar atentos a lo que ven en televisión, mirarla con ellos y hacer preguntas, cuestionar, opinar, despertar su juicio crítico. No televisión en el cuarto de los chicos. Eventualmente codificar el ingreso a Internet, o poner filtros. Bañarse solos cuando aparecen juegos o investigaciones sexuales y pasar a ducha como ‘logro’ de crecer. Entrar a su cuarto cuando juegan, preferentemente puertas abiertas. Adecuada información sexual. Padres vigilantes (vigilia), atentos; no controladores y desconfiados. Límites claros, consecuencias para los actos. Pautas de cuidado y prevención Ayudarlos a reconocer y a hablar sobre las situaciones que lo hacen sentir bien o con miedo, seguros o incómodos. Enseñarles: a decir que no en situaciones de la vida diaria y aceptar (nosotros) sus no como respuesta, no hay por qué animarse a todo, aunque otros se animen. a buscar la ayuda de un adulto cuando se sientan mal, inseguros o temerosos, que su cuerpo les pertenece, y que nadie tiene derecho a molestarlos en forma que lo haga sentir incómodo o asustados, que respetar a los mayores no es obedecerles a ciegas. Ingredientes del programa hacia una sexualidad saludable Autoestima: Las tres R: respeto, responsabilidad, recursos Comunicación Límites claros, disciplina democrática, incluye enseñarles: a pensar, decidir, resolver; que sus actos tienen consecuencias, y a evaluar las posibles consecuencias; a atenerse a las consecuencias de sus actos. Información a tiempo y cuidados adecuados son la mejor ecuación para que los estímulos y la información no lleguen antes de que el yo en formación de los chicos esté preparado para procesarlos.