705 NIVELES DE PARTICIPACION EN LA PEQUENA AGRICULTURA SI DECIDIMOS ORGANIZARNOS POR QUE NO ASUMIMOS UN ROL ACTIVO 2009

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Proceedings del XXV Encuentro Nacional de Facultades de Administración y Economía
ENEFA Proceedings - Vol. 2, Año 2009
ASFAE
V.
PAPER N°44
NIVELES DE PARTICIPACIÓN EN LA PEQUEÑA AGRICULTURA ¿SI
DECIDIMOS ORGANIZARNOS, POR QUÉ NO ASUMIMOS UN ROL
ACTIVO?
Sergio E. Araya Echaiz
Juan G. Vergara Yañez
Facultad de Ciencias Empresariales
Facultad de Ciencias Empresariales
Departamento de Economía y Finanzas
Departamento de Economía y Finanzas
Universidad del Bío-Bío
Universidad del Bío-Bío
Avenida Collao Nº 1202, Casilla 5-C,
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Concepción (Chile)
Concepción (Chile)
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[email protected].
César A. Salazar Espinoza
Mónica M. Jaime Torres
Facultad de Ciencias Empresariales
Escuela de Administración y Negocios
Departamento de Economía y Finanzas
Universidad de Concepción
Universidad del Bío-Bío
Campus Chillán
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Concepción (Chile)
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Resumen
El objetivo de este trabajo es analizar los niveles de participación de los pequeños agricultores, a
través del enfoque del capital social. Para tal efecto, a partir de información extraída de una serie de
organizaciones asistidas técnicamente por el PRODESAL de la comuna de Coihueco (Región del Bio
Bio), se estimaron los determinantes de los niveles de participación a través de un modelo probit
ordenado. Los resultados indican que el nivel de involucramiento con la organización es explicado
principalmente por los años de experiencia y de escolaridad del agricultor, aspectos asociados a la
adquisición de habilidades comunicacionales y de negociación.
Palabras clave: Participación en organizaciones, Nivel de Participación, pequeña agricultura
Key words: Participation in organizations, Participation level, Social capital, Small farmers.
1. Introducción
Los procesos de apertura comercial implican desgravamientos progresivos de productos tradicionales,
generando un aumento en las importaciones de productos agrícolas, lo cual acrecienta los niveles de
competitividad del sector. Asimismo, la reducción progresiva en los precios internacionales de los
alimentos reduce los márgenes de ganancias de los pequeños agricultores (Moreira et al., 2006), situación
que se profundiza aún más con el escaso poder de negociación, las restricciones de acceso a información y
recursos financieros, así como a equipamiento tecnológico que caracteriza a la pequeña agricultura (Bravo
& Pinheiro, 1993; ProChile, 2009).
En este ámbito, la asociatividad surge como un factor clave para dar solución a determinados
problemas compartidos, promoviendo comportamientos cooperativos que busquen mejoras en los
procesos productivos y de gestión dirigidos a mejorar los niveles de competitividad. Por esta vía es posible
lograr un incremento en los niveles de desarrollo de la población rural. (Rojas, 2009). En la búsqueda de
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mayores niveles de competitividad del sector, el Estado provee un conjunto de herramientas que van en
directo apoyo a la pequeña agricultura. Sin embargo, el acceso a estos programas se encuentra
condicionado a la capacidad que tenga los pequeños productores para organizarse y presentar proyectos
que involucren intereses comunes. El éxito de la asistencia y provisión de estos recursos, depende no
solamente de la creación de figuras asociativas y la afiliación a organizaciones, sino también exige una
participación activa de sus miembros al interior de éstas. Un mayor grado de compromiso de los miembros
de una organización, podría mejorar la canalización de los recursos del Estado y fomentar relaciones de
confianza que propicien mejores condiciones para dirigir eficientemente la política. Los procesos que
surgen durante las relaciones de participación y confianza que emanan desde las organizaciones son
reconocidas como manifestaciones del capital social. De acuerdo a Putnam (1995), el capital social hace
referencia a las “características de las organizaciones sociales tales como interrelaciones, normas y
confianza que facilitan la cooperación y coordinación para beneficio mutuo”.
El objetivo de este trabajo es descubrir los factores que determinan el nivel de participación de los
pequeños agricultores al interior de las organizaciones, de manera que cada nivel de participación supone
un grado más alto de involucramiento con la organización. Con este propósito, y considerando argumentos
teóricos proporcionados por el enfoque del capital social, a partir de información obtenida para un
conjunto de organizaciones que reciben asistencia técnica del Programa de Desarrollo Local
(PRODESAL) de la comuna de Coihueco de la Región del Bío-Bío, se estiman los determinantes del nivel
de participación haciendo uso de un modelo probit ordenado.
El artículo se estructura como sigue: el segundo capítulo discute la asociatividad en la pequeña
agricultura. La tercera sección presenta el marco teórico de la participación como medida de capital social.
La cuarta sección exhibe la metodología utilizada, haciendo referencia al modelo que describe los niveles
de participación y los detalles con respecto a la aplicación econométrica. La quinta sección presenta y
discute los resultados; y finalmente, la sexta sección muestra las principales conclusiones del estudio.
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2. Asociatividad en la Pequeña Agricultura
La evidencia de graves carencias en la pequeña agricultura sitúa a este grupo de la población lejos de
la modernidad y del cambio con serias dificultades de sostenimiento y de sobrevivencia, que se traduce en
una gran incertidumbre y desánimos productivos. Destaca la escasa renovación de liderazgos, problemas
de gestión interna, carencia de recursos humanos especializados, acceso al sistema financiero y capacidad
para penetrar en los mercados. La capacidad de un productor individual en los procesos de negociación
frente a la agroindustria, Estado o mercado, se desvanece, si éste no se organiza para actuar como un gran
interlocutor (Rojas, 2009). En este ámbito, los actuales desafíos en materia de competividad exigen al
sector basar su desarrollo en el trabajo colaborativo bajo figuras asociativas que busquen aunar esfuerzos
sobre la base de intereses comunes.
La asociatividad se define como “aquella organización voluntaria y no remunerada de individuos o
grupos que establecen un vínculo explícito, con el fin de conseguir un objetivo común” PNUD (2000). En
el contexto de la agricultura, Flores y Naranjo (2004) entienden las asociaciones de pequeños agricultores
como “una organización productiva orientada a entregar bienes y servicios silvoagropecuarios, integrada
por tres o más pequeños productores campesinos”. Para Berdegué (2001) este tipo de asociaciones
corresponde a “una organización legalmente constituida, integrada exclusiva o mayoritariamente por
pequeños productores y campesinos, que tienen como propósito principal mejorar el desempeño y
resultados de sus socios como agentes económicos que participan en el mercado, para lo que realizan
acciones orientadas a mejorar la dotación de activos de sus socios, de mejoramiento de la producción y la
productividad, de mercadeo, de agregación de valor y de administración y gestión empresarial”.
Berdegué et al. (1999) constatan algunas implicancias sociales y económicas de la existencia de
asociaciones de pequeños agricultores. En este ámbito, la formación de organizaciones, ayuda a sus
miembros a mejorar su capacidad negociadora con proveedores, clientes, gobierno e instituciones
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financieras; establecer programas de crédito y esquemas de préstamos a grupos; reduce costos asociados al
control de calidad requeridos por la agroindustria; permite el logro de escalas de operaciones requerida
para tener acceso a ciertos mercados, entre otros.
Flores et al. (2005) proponen dos modelos que permiten entender el proceso de formación de capital
social en las organizaciones. El primero de ellos se centra en el interior de la organización, definiendo
algunas características intrínsecas de las organizaciones, como la participación de los socios,
identificación y compromiso, capacitación permanente, acceso a nuevas tecnologías, innovación en la
conformación empresarial, planes estratégicos, transparencia de la información, definición de roles y
puestos de trabajo, entre otros. Asimismo, el segundo enfoque se centra en las relaciones que mantienen
estas organizaciones con su entorno. Entre ellas se mencionan su relación con el Estado y las políticas
públicas, con otras organizaciones, con la comunidad y el mercado.
3. Medición del Capital Social y la Participación
Encontrar una definición precisa del concepto de capital social no resulta sencillo.
Diversas
disciplinas han aportado desde su visión elementos que permiten definir ciertas ideas comunes. Sin
embargo, sigue persistiendo una discusión en relación a su ámbito preciso de delimitación. Se destacan en
la mayoría de sus definiciones la importancia de factores no visibles que hacen referencia al fomento
permanente de diversas formas de asociatividad y cooperación de los grupos, confianza mutua entre los
actores de determinadas organizaciones y el grado de participación de la comunidad (Kliksberg, 1999).
La idea de capital social se inicia en la década de los ochenta con los escritos del sociólogo Pierre
Bourdieu en Francia y James Coleman en Inglaterra. En los años noventa, el concepto se amplía con los
aportes de Robert Putnam, además de la preocupación de instituciones internacionales como el Banco
Mundial (BM), Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Programa de Naciones Unidas para el
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Desarrollo (PNUD), las cuales han incorporado el enfoque del capital social en sus modelos de
intervención social para la superación de la pobreza.
Para la medición del capital social se han propuestos diversos enfoques relacionados principalmente
con la confianza en las instituciones o en las normas, índices de intención de voto, participación en
organizaciones cívicas, número de horas de voluntariado e indicadores de acción colectiva y densidad de
redes (Narayan & Pritchett, 2000).
Por su parte, Glaeser et al. (2002) para la medición del proceso de formación de capital social,
proponen un modelo económico que captura la esencia de los modelos de acumulación de capital físico y
humano. La aplicación empírica encuentra que variables como la edad, la movilidad, la sociabilidad del
puesto de trabajo, la distancia física y los costos de traslado afectan los niveles de capital social. Por otro
lado, Lederman (2005) para estudiar el proceso de formación de capital social, propone un enfoque basado
en la confianza interpersonal y otro sobre la base de variables de participación en organizaciones sociales.
Los resultados destacan el rol del ingreso, la riqueza y de un conjunto de variables económicas y sociales
en los procesos de participación y confianza.
En la misma línea, Agarwal (2001) define un conjunto de factores que determinan la participación en
organizaciones. Se refiere específicamente a reglas de entrada, normas sociales, percepciones sociales y
atributos personales como nivel educativo, estado civil, edad, entre otros. Propone además una tipología
de la participación, dividida en seis niveles. Participación nominal, que hace referencia al individuo sólo
en su calidad de miembro de un grupo. Participación pasiva, en la que el individuo es informado de las
decisiones luego de haber sido tomadas, asiste a reuniones y escucha la discusión en la toma de
decisiones, aunque sin expresar sus puntos de vista. Participación consultiva, el individuo expresa su
opinión en asuntos específicos, lo que no da necesariamente la garantía de influir en las decisiones.
Participación activa-específica, la persona emprende tareas específicas de manera voluntaria o cuando se
lo solicitan. Participación activa, solicitándoselo o no, el individuo expresa sus opiniones y toma la
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iniciativa en diversas materias. Participación de empoderamiento, el individuo toma la iniciativa en
diversas materias e influencia las decisiones del grupo.
Asimismo, Agrawal et al. (2005) estudian y evalúan empíricamente los factores que influencian los
niveles de participación en programas de administración forestal comunitaria en Nepal y si la
descentralización de algunas políticas de gobierno incide en los índices de participación de la comunidad.
Para ello define una tipología que describe distintos niveles de participación familiar. Las conclusiones de
su estudio muestran que la posesión de grandes extensiones de tierra, altos niveles de ingreso y estar en
una posición privilegiada en la sociedad facilita la participación de los grupos en los programas de
administración forestal comunitaria.
Para el caso chileno, Salazar & Jaime (2009a) estudian los determinantes de la participación en
organizaciones sociales, encontrando evidencia que la decisión de afiliación se encuentra en función de
variables asociadas con los costos de oportunidad, características individuales que definen la capacidad de
expresión y negociación de los individuos, y variables que controlan por la posibilidad de que las redes
sociales son propias de comunidades específicas. Finalmente, Salazar & Jaime (2009b) estudian el vínculo
entre participación en organizaciones sociales y el bienestar económico de los hogares, medido a través de
los ingresos. Los resultados muestran que la participación en organizaciones con fines económicos tiene
un efecto positivo en el bienestar material de los hogares.
4. Metodología del Estudio.
Las estimaciones se desarrollaron utilizando una muestra de 92 agricultores pertenecientes al
PRODESAL de la municipalidad de Coihueco. Este programa es ejecutado por municipalidades a las que
el Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP) transfiere recursos a través de un convenio, los que se
complementan con los recursos que aportan dichas entidades ejecutoras. El municipio contrata a un equipo
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técnico, el cual atiende a los usuarios debidamente organizados ubicados en un territorio de características
homogéneas, geográficamente cercanos dentro de la comuna.
El nivel de participación será medido a través de una participación definida como base, activa y de
empoderamiento. Cada uno de estos niveles involucra un nivel de compromiso progresivo con la
organización. De esta manera la participación de base hace referencia sólo a la calidad de miembro de
alguna organización, donde el individuo asiste regularmente a las reuniones convocadas por la directiva,
interactúa con los demás miembros de la organización, aunque su participación se reduce sólo a escuchar
la discusión de algunos temas relevantes, por lo que no expresa sus puntos de vista respecto de la
problemática. Fuera de las reuniones, es un individuo pasivo a la espera de resultados que contribuyan a
mejorar su bienestar. La participación activa representa un nivel superior de involucramiento con la
organización, por lo que además de asistir regularmente a las reuniones y de interactuar con los demás
miembros, el individuo manifiesta su voluntad de emitir opiniones respecto de la manera de dar solución a
algunos problemas, con el objetivo de influir en la toma de decisiones. Ocasionalmente, realiza algunas
tareas específicas dentro de la organización, por lo que asume un nivel de compromiso superior con la
directiva de la organización y con sus objetivos. Finalmente, la participación definida como de
empoderamiento, asume que los individuos además de asistir regularmente a las reuniones y dar a conocer
su opinión en temas relevantes para la organización, se ofrece voluntariamente para realizar algunas tareas
específicas dentro de la organización, tomando la iniciativa en la formulación de diversos proyectos. El
alto nivel de involucramiento con la organización, le permite influenciar las decisiones que se toman en
las reuniones.
Para definir cada nivel, se consideraron preguntas respecto de la expresión de opinión en las
reuniones de la organización, de la disposición a ofrecerse voluntariamente para realizar tareas específicas
y de la percepción que sus opiniones influencian la toma de decisiones. En cada una de estas preguntas se
dan cuatro alternativas: siempre, generalmente, algunas veces y nunca. Para la construcción de la variable
de participación, se asignó un valor 4 si el encuestado respondió siempre, 3 si respondió generalmente, 2
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si respondió algunas veces y 1 si respondió nunca. De esta forma, se fijó un factor de 0,2 para la pregunta
1; 0,6 para la pregunta 2 y 0,2 para la pregunta 3, de manera que el puntaje obtenido se encuentre en el
intervalo (1,4). Así, cuando el agricultor encuestado obtiene un puntaje entre 1,0 y 2,9, se define dentro
del nivel de participación de base; si obtiene un puntaje entre 3,0 y 3,8, se encuentra en el nivel de
participación activa y, finalmente, si obtiene un puntaje entre 3,9 y 4,0, se considera en el nivel de
participación de empoderamiento.
El objetivo es estimar un modelo que permita analizar los determinantes del nivel de participación,
para lo cual, se estima un modelo probit ordenado como el siguiente:
Pr ob( yi ) f ( wn , xh , uk , z j , vm ) + ε i
=
(1)
En la ecuación (1), yi es una variable que toma tres valores; 0 si la participación es de base, 1 si la
participación es activa y 2 si la participación es de empoderamiento; wn es un vector de variables
explicativas a nivel individual; xh es un vector de variables explicativas para el caso del hogar del
encuestado; uk es un vector de variables asociadas a la relación del individuo con la organización; zj es un
conjunto de variables explicativas que tienen relación con la confianza del individuo y vm es un vector de
variables relacionadas con la disposición a asumir cambios. Finalmente, ei define el error aleatorio del
modelo. De esta manera, los números utilizados en la codificación representarán exclusivamente un orden
dentro del nivel de participación, tal y como se presenta en (2):
y=0
y=1
y=2
si
si
si
y* ≤ o,
0 < y* ≤ µ1,
µ1 < y* ≤ µ2,
(2)
Considerando las relaciones conceptuales revisadas desde la literatura, se plantea la ecuación (4) a
estimar, donde la probabilidad de pertenecer a un determinado nivel de participación se modela de la
siguiente forma:
P (. ) = F ( HOMBRE , CASADO, ESC , EXP, PARTS , VPREDIO, GASTO, PARTG ,
LABOR, ACUERDO, MOVIL, NCONF , CONGGOB, RIESGO)
(4)
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Con respecto al vector de variables explicativas a nivel individual, se incorpora las variables
dicotómicas HOMBRE, que toma el valor de 1 si el individuo es hombre y 0 si es mujer; CASADO, que
toma el valor de 1 si el individuo se encuentra casado y 0 en otro caso. Por otra parte, para controlar por
un conjunto de variables socioeconómicas, se define la variable ESC como el número de años de
escolaridad formal del individuo y EXP, definida como el número de años que el individuo lleva
desarrollando actividades ligadas a la agricultura. Finalmente, se tiene la variable PARTS, que hace
referencia a si el individuo participa en alguna organización de carácter social y 0 en otro caso.
Con respecto al vector de variables explicativas asociadas al hogar, se incorpora la variable
VPREDIO, que toma el valor de 1 si el individuo declara vivir en el predio y 0 en otro caso. Además, se
definen las variables GASTO como el nivel de gasto promedio mensual del hogar. La variable PARTG
toma el valor de 1 si algún miembro del hogar participa en alguna organización gremial o productiva y 0
en otro caso.
En lo relativo a variables que caracterizan la relación de cada individuo con la organización se
definen las variables LABOR, que toma el valor de 1 si el individuo califica como buena la labor de sus
dirigentes y el valor de 0 en otro caso, y la variable ACUERDO que toma el valor de 1 si el individuo
siente que los acuerdos tomados en las reuniones siempre son considerados por las autoridades.
Asimismo, y en virtud de lo extraído de la literatura, que considera que la participación puede ser
afectada por la movilidad y confianza, se incluye MOVIL, que toma el valor de 1 si el individuo declara
haberse movido de su lugar de residencia y un valor de 0 en otro caso; NCONF, que toma el valor de 1 si
el individuo declara no confiar en los demás y un valor de 0 en otro caso; CONFGOj, que toma el valor de
1 si el individuo declara confiar en el gobierno, instituciones de gobierno y municipalidades y el valor de 0
en otro caso. Respecto de la disposición a enfrentar cambios, se define la variable dicotómica RIESGO,
que toma el valor 1 si el individuo está dispuesto a asumir riesgos y 0 en otro caso.
5. Resultados
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La tabla 1 presenta los resultados del modelo probit ordenado. El modelo es altamente significativo.
La medida de bondad de ajuste (Pseudo R2), alcanza un valor de 0,32.
Tabla 1. Coeficientes Estimados Modelo Probit Ordenado
Variables Explicativas
HOMBRE
CASADO
ESC
EXP
PARTS
VPREDIO
GASTO
PARTG
LABOR
ACUERDO
MOVIL
NCONF
CONFGO
RIESGO
Cut 1
Cut 2
Log likelihood
Pseudo R2
Coeficiente
-0,410
1,336**
0,133*
0,019*
0,605
2,182*
0,0000002
1,311*
1,143**
1,369**
-1,134+
-0,745*
0,575+
0,535+
5,854**
7,429**
-66.343
0,320
Error Estándar
0,307
0,365
0,056
0,009
0,459
1,104
0,000002
0,585
0,331
0,347
0,663
0,329
0,332
0,317
1,517
1,580
Valor p
0,181
0,000
0,017
0,043
0,188
0,048
0,914
0,025
0,001
0,000
0,087
0,023
0,083
0,091
0,00
0,00
Fuente: Elaboración propia. Cut 1 y Cut 2, son los parámetros estimados utilizados para calcular las probabilidades
para cada categoría de la variable dependiente ** Estadísticamente significativos al 99% de confianza;
*Estadísticamente significativos al 95% de confianza; +Estadísticamente significativos al 90% de confianza.
Los resultados muestran una relación positiva entre el nivel de involucramiento con la organización y
el estado civil de los agricultores. Se presume que el hecho de estar casado entrega cierta estabilidad para
poder emprender iniciativas que involucran un mayor nivel de compromiso y tiempo. Adicionalmente, la
condición de casado, asegura cierta inmovilidad, lo cual subordina las decisiones personales al bienestar
familiar, incentivando planes que involucran una permanencia mas prolongada en alguna zona.
Se observa que los niveles de participación son más altos en las personas que poseen mayor
experiencia y nivel de formación educacional. La evidencia sugiere que la capacidad para emprender
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iniciativas que impliquen un mayor nivel de compromiso y liderazgo dentro de una organización se
refuerza en la medida que las personas alcanzan mayores habilidades comunicacionales y de negociación,
características adquiridas principalmente a través de la experiencia y educación.
La probabilidad de involucrarse en la organización crece en la medida que los agricultores viven en el
predio. En este sentido, las familias que habitan en el lugar donde se desarrolla la actividad deberían
expresar una mayor motivación por participar activamente al interior de su organización, debido a que se
encuentran mucho más cercanos a la realidad que los aqueja.
La participación en la agricultura parece ser una iniciativa que surge desde una tradición familiar. Se
evidencia que el nivel de participación se incrementa cuando se tiene la experiencia de un familiar que
participa en alguna organización de carácter gremial o productiva.
Respecto de las variables asociadas a la relación del agricultor con la organización, se encontró que el
hecho de calificar de eficiente la labor desarrollada por sus dirigentes, así como una percepción positiva de
que los acuerdos que se logran en las reuniones están siendo considerados por las autoridades, motivan
mayores niveles de participación. Lo anterior, puede ser explicado por la percepción del agricultor en
relación a que su participación está teniendo sentido y que efectivamente está brindando resultados en bien
de la organización y de sus intereses.
Cuando se controló por las variables asociadas a la confianza, se encontró una relación directa entre la
confianza manifiesta por el agricultor en el gobierno y en sus instituciones y la probabilidad de asumir
mayor compromiso con la organización, lo que puede ser explicado por la percepción del agricultor de ser
efectivamente considerado por los representantes de las entidades de gobierno. Asimismo, la
manifestación de desconfianza en los demás, desincentiva la participación, reduciéndola a un estado de
pasividad. En este ámbito, se encuentra evidencia que una mayor movilidad podría generar algún grado de
pérdida en la generación de redes y contactos, lo cual dificulta la consolidación de relaciones de confianza
más duraderas, condición necesaria para emprender iniciativas de participación que involucren un mayor
nivel de compromiso.
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Finalmente, respecto de la percepción individual del agricultor en relación a su disposición a enfrentar
riesgos, se encontró evidencia que en la medida que el individuo manifiesta una actitud mas propensa al
riesgo, la probabilidad de participar activamente se incrementa.
5. Conclusiones
La política actual de asistencia técnica y apoyo a la pequeña agricultura a través de la amplia y
variada oferta de instrumentos exige a los agricultores organizarse, de manera que la afiliación a una
organización, tiende a carecer de un sentido de pertenencia y voluntarismo, sino más bien se limita a
motivaciones que persiguen acceder a beneficios que ofrece el estado. Sin embargo, la participación activa
de sus afiliados al interior de la misma, puede ser descrita a través un proceso en que cobra especial
importancia las relaciones de confianza, características socioeconómicas y variables vinculadas al
funcionamiento de la organización. Asimismo, considerando que la canalización de los recursos que
provee el estado, se desarrolla bajo un modelo que involucra una participación activa de los agricultores al
interior de sus organizaciones, surge como relevante estudiar los niveles de participación, considerando
que el éxito del funcionamiento de cada figura asociativa requiere un nivel de compromiso superior de sus
miembros, situación que además contribuye a mejorar la canalización de los recursos del estado hacia la
población objetivo.
Las estimaciones muestran que el nivel de involucramiento con la organización es explicado
principalmente por los años de experiencia y la educación formal del agricultor, aspectos asociados a la
adquisición de habilidades comunicacionales y de negociación. Asimismo, se encontró que individuos
cuyo grupo familiar se encuentra afiliado a asociaciones gremiales o productivas, que presentan una
menor propensión a la movilidad, y que demuestran una alta disposición a asumir riesgos, tienen una
mayor probabilidad de participar intensamente en las actividades que se realizan al interior de las
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organizaciones. Finalmente, la existencia de confianza interpersonal con respecto al accionar del gobierno
y los dirigentes de la organización, y la percepción de que la labor realizada es considerada por las
autoridades tiene un efecto positivo en los niveles de participación.
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