Conflictividad internacional y segunda guerra mundial

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TEMA 38. CONFLICTIVIDAD INTERNACIONAL Y SEGUNDA GUERRA MUNDIAL.
La distensión internacional a partir de 1924, gracias a una mejor coyuntura económica y polÃ−tica, se
quebró al inicio de la década de 1930, como una de las consecuencias de la crisis económica del 29. La
crisis trajo paro, pobreza, exaltación del nacionalismo, desprestigio del sistema democrático y, lo que es
peor, el ascenso del nazismo al poder, con su polÃ−tica exterior agresiva, revanchista y expansionista. Tras el
triunfo de Hitler en Alemania, la guerra, o la amenaza de guerra, reapareció como factor principal en las
relaciones internacionales.
La llegada de Hitler al poder en 1933 desestabilizó el equilibrio europeo. Hitler significaba la denuncia del
Tratado de Versalles, el rearme alemán, la idea de la unión con Austria, una amenaza cierta sobre los
Sudetes (el enclave alemán en Checoslovaquia) y sobre Dantzig (puerto también alemán dentro de
territorio polaco), y aún la posibilidad de que Alemania buscase para sÃ− un “espacio vital” en las regiones
eslavas del este de Europa.
La comunidad internacional no supo reaccionar con firmeza. Francia, dividida y debilitada por sus propios
problemas internos (sufrÃ−an los efectos de la crisis del 29) y Gran Bretaña (que creÃ−a que una polÃ−tica
de concesiones a Alemania harÃ−a “entrar en razón” a Hitler) optaron por una polÃ−tica de apaciguamiento
hacia los dictadores.
Ante la pasividad occidental (EEUU está también instalado en un decidido aislacionismo, que cuenta con
un mayoritario respaldo popular), Italia y Alemania proclamaron en 1936 el Eje BerlÃ−n-Roma, que tres
años más tarde se convirtió en una alianza formal (“El Pacto de Acero”), incorporándose Japón al
año siguiente.
La debilidad de la Sociedad de Naciones y las evidentes contradicciones en que se movÃ−an Gran Bretaña
y Francia -mientras EEUU permanecÃ−a al margen de la polÃ−tica europea- reforzaron los planes de la
polÃ−tica exterior de Hitler. En marzo de 1936, tropas alemanas ocuparon, entre el entusiasmo de la
población, la zona desmilitarizada del Rin (â el acto destruÃ−a literalmente el sistema de Versalles. Gran
Bretaña y Francia no hicieron nada). Durante la guerra civil española, Gran Bretaña y Francia
impulsaron una polÃ−tica de neutralidad y no intervención con el objeto de que la guerra española pudiera
desembocar en una conflagración europea. Alemania e Italia enviaron armas, soldados y asesores a Franco
(la República española sólo recibió la ayuda de la URSS).
El uso de la fuerza determinaba la polÃ−tica internacional; la seguridad colectiva era ya un concepto
inoperante. El peligro de una nueva guerra mundial era evidente. La “polÃ−tica de apaciguamiento” adoptada
por el gobierno británico (aunque iba acompañada de un nuevo impulso al reforzamiento militar
británico) no pudo evitar la guerra.
En 1938 el Reich consumó la anexión de Austria (el 12 de marzo tropas alemanas entraron en Austria,
aclamadas por la mayorÃ−a de la población) y de Checoslovaquia (â el pretexto de intervención lo
proporcionó la campaña separatista llevada a cabo contra el gobierno checo por la población alemana de
la región de los Sudetes, apoyada por Alemania. El 30 de mayo, Hitler, decidido a anexionarse el territorio,
ordenó la preparación del ejército. Gran Bretaña y Francia, temerosas de una guerra -las fronteras
checas estaban garantizadas por los tratados de Locarno y, además, Checoslovaquia habÃ−a firmado
acuerdos defensivos con Francia y con la URSS-, entraron en contacto con Mussolini quien sugirió a Hitler
la celebración de una conferencia que resolviera el conflicto. La reunión entre los cuatro grandes de la
polÃ−tica europea (Gran Bretaña, Alemania, Italia y Francia) se celebró el 29 de septiembre de 1938 en
Munich (Tratados de Munich), donde se acordó transferir los Sudetes a Alemania, parte de Rutenia a
HungrÃ−a y Teschen a Polonia, a cambio de la garantÃ−a de los cuatro a la independencia de
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Checoslovaquia. Sin embargo, en marzo de 1939, Hitler con sus ejércitos entra en Praga y declara que
Bohemia y Moravia forman parte del espacio vital alemán, convirtiéndose el resto del Estado checo en
protectorado alemán, ocupado definitivamente por fuerzas militares alemanas, con carácter permanente).
Las democracias europeas sentÃ−an el peligro de la guerra, pero se resistÃ−an a creer en la posibilidad de un
nuevo conflicto bélico. Para hacer frente a las fuerzas del Eje hubiera sido necesaria una alianza con la
URSS, pero Francia y Gran Bretaña no se decidÃ−an a aliarse con un estado comunista porque no se fiaban
ni de su sinceridad pacifista ni de su solidez militar. Ante el estupor de las democracias occidentales, en
agosto de 1939, Hitler y Stalin firmaron el pacto germano-soviético de no agresión. De esta manera, Hitler
conseguÃ−a la neutralidad soviética ante la inminente invasión nazi de Polonia, mientras que la URSS
aseguraba su zona de influencia en las repúblicas bálticas y en la parte oriental de Polonia. Francia y Gran
Bretaña anunciaron que se opondrÃ−an a ello con las armas.
Pocos dÃ−as después se produce la invasión y el avance alemán en Polonia, que se realizó según los
planes de la llamada “guerra relámpago”, culminando en sólo cuatro semanas. Dos dÃ−as después de la
invasión, el 3 de septiembre de 1939, Inglaterra y Francia declaraban la guerra a Alemania.
• La Segunda Guerra Mundial
Inglaterra y Francia declaraban la guerra al III Reich alemán, pero era demasiado tarde para Polonia,
derrotada en tan sólo 26 dÃ−as por el veloz ataque alemán, en una táctica que se denominó “guerra
relámpago”. En cumplimiento de su pacto con Alemania, la URSS completó la liquidación de Polonia
cuando ya la cuestión estaba decidida, atacando por la retaguardia. En tan solo unas semanas, Stalin
convirtió a los paÃ−ses bálticos en satélites destinados a formar parte de su perÃ−metro defensivo. Las
dificultades empezaron cuando intentó hacer algo parecido con Finlandia, que ofreció una fuerte
resistencia, por lo que tuvo que ceder en marzo de 1940.
El 9 de abril de 1940, el ejército alemán (la Wehrmacht) emprendió una nueva ofensiva relámpago
hacia Dinamarca y Noruega, impidiendo asÃ− a sus enemigos el acceso a los paÃ−ses escandinavos para
cortar la “ruta del hierro” entre Suecia y la cuenca del Rhur, emprendida en abril a lo largo de las costas de
Noruega.
En el seno de las democracias reinaba una enorme preocupación por la inactividad desmoralizadora de las
tropas movilizadas (â Paul Reynaud y Winston Churchill llegaron al poder en Francia y en Inglaterra). El
10 de mayo de 1940, la Wehrmacht avanzó como un rodillo sobre los PaÃ−ses Bajos y Bélgica,
sobrepasando por el extremo occidental la formidable lÃ−nea de defensa francesa (lÃ−nea Maginot). En
escasos dÃ−as los alemanes alcanzaban ParÃ−s sin necesidad de entablar batalla, pues la capital habÃ−a sido
abandonada por el gobierno francés. El 22 de junio, el mariscal Petain (que habÃ−a sustituido a Reynaud al
frente del gobierno) firmaba, en nombre de Francia, el armisticio con Alemania y el 24 con Italia (que habÃ−a
entrado en guerra al lado de Alemania). El gobierno francés se establecÃ−a en Vichy, mientras los
alemanes administraban el norte de Francia desde ParÃ−s (â El general De Gaulle, subsecretario de Estado
para la Guerra en el gobierno de Reynaud, se trasladó a Londres, desde donde hizo un llamamiento a todos
los franceses para la continuación de la guerra). AsÃ−, Francia quedó dividida en dos zonas: una ocupada
por los alemanes y otra, bajo el gobierno del mariscal Petain, con sede en Vichy, más o menos “libre” pero
condicionada por las circunstancias.
La posición de Alemania era extraordinariamente ventajosa frente a sus enemigos: habÃ−a conseguido una
superioridad estratégica, la que le daban los puertos del canal.
Gran Bretaña se convierte en el próximo objetivo de Hitler, que creÃ−a que, producida la derrota francesa,
Inglaterra reconocerÃ−a que tenÃ−a perdida la guerra. De hecho, muchos ingleses se interrogan acerca de la
posibilidad de un entendimiento con quien demuestra ser ya el verdadero árbitro de la situación en Europa
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(â una cierta tendencia, dirigida a evitar en Gran Bretaña los horrores de la guerra directa, se hace
entonces patente). Pero la decisión de Churchill y de los grupos que le siguen está ya tomada en sentido
inverso. Gran Bretaña, aislada y sin otros ejércitos que la Royal Navy y 1.500 aviones, se negó a
entablar negociaciones con Alemania. Toda la sociedad británica se movilizó para el combate, ya que
tenÃ−an la sensación inequÃ−voca de estar desarrollando una tarea colectiva en la que se jugaban, en
última instancia, su propio destino individual.
En agosto de 1940 Alemania inició la ofensiva contra las islas. Incapaz de efectuar por mar un desembarco
en las costas británicas (Gran Bretaña tenÃ−a una flota superior a la alemana), Alemania puso en
práctica dos métodos para romper la moral de los británicos y desmantelar su aparato guerrero. El
primero fue una fulgurante ofensiva aérea sobre Londres y los puertos y centros industriales de la isla. Las
fuerzas aéreas británica (RAF) y alemana (Luftwaffe) se enfrentaron en la mayor batalla aérea de la
guerra: la Batalla de Inglaterra, que duró 10 meses. La RAF causó tales pérdidas a la Luftwaffe que
Hitler se vio obligado a interrumpir la campaña emprendida. Es la primera derrota, ya que sin controlar el
aire no puede intentar la invasión de una potencia que dispone además de supremacÃ−a en el mar. El
segundo método consistió en una ofensiva submarina contra la flota y contra el tráfico británico, no
sólo en los mares estrechos sino a todo lo ancho del océano Atlántico (â el peligro podÃ−a llegar a
ser mortal, pero se conjurarÃ−a en parte con la invención del radar y en parte con la compra a EEUU de
destructores).
Consciente de que no podrÃ−a someter directamente a Gran Bretaña, trasladó el centro de su interés
hacia los Balcanes debido a las derrotas italianas frente a Grecia (â Mussolini, que se habÃ−a creÃ−do
capaz de obrar por su cuenta, se lanzó a lo que él mismo denominó “guerra paralela”, en la que podrÃ−a
pretender llevar a cabo tantas iniciativas autónomas como Hitler. Las derrotas italianas en el Mediterráneo
descubrieron las debilidades de su potencia militar). En el verano de 1941 HungrÃ−a, Rumania y Bulgaria se
habÃ−an adherido al Eje, mientras que Yugoslavia y Grecia habÃ−an sido aplastadas por los alemanes, a
pesar de la ayuda recibida por parte de las tropas británicas. La victoriosa campaña alemana en los
Balcanes terminó con la conquista de Creta.
La intervención italiana en el N. de Ôfrica fue frenada por las tropas británicas. Por tal motivo, Alemania,
con la intención de poner fin al avance aliado, en febrero de 1941, acudió a la zona con el `Africa Korps' de
Rommel. El éxito en las campañas del N. de Ôfrica le valieron el sobrenombre de “el zorro del desierto”
y el nombramiento de mariscal.
En 1941 Hitler no tenÃ−a más enemigos que Gran Bretaña. Sin embargo, la ruptura entre el Reich y la
URSS iba a dar una nueva dimensión a la guerra europea. El 22 de junio de 1941, la Wehrmacht habÃ−a
entrado en acción contra la URSS. Esta ruptura brutal del pacto traducÃ−a el antagonismo básico entre
fascismo y comunismo. Desde hacÃ−a tiempo, en su libro `Mein Kampf', Hitler habÃ−a dejado claro que la
expansión hacia el Este eslavo era su propósito fundamental. Además, Hitler creÃ−a que cuando Rusia
estuviera ya conquistada, Inglaterra se verÃ−a obligada a firmar la paz (â En realidad, la apertura de un
nuevo frente en el Este iba a servir de desahogo inmediato y muy oportuno a Gran Bretaña y, a largo plazo,
serÃ−a la causa del desastre de la Wehrmacht).
La ofensiva contra Rusia (Operación Barbarroja) se inicia con el núcleo del Ejército alemán (3 millones
de soldados junto con medio millón más de los aliados). Al principio, el ataque alemán pareció
irresistible: a fines de año los alemanes sitiaban Leningrado, estaban tan solo a 40 km. de Moscú y
habÃ−an entrado en Crimea. Pero el plan de ataque alemán fracasó en dos puntos básicos: 1º) el retraso
en el inicio de la ofensiva y 2º) no haber previsto la tenaz resistencia del pueblo soviético. La población
rusa fue tratada con extraordinaria dureza y brutalidad por el Ejército alemán (â siguiendo órdenes de
Hitler, las diferencias de raza e ideologÃ−a hacÃ−an que los eslavos fueran considerados una raza inferior),
hecho que fomentó la resistencia hacia los alemanes y contribuyó a que Stalin respondiera con idéntica
dureza.
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La llegada del invierno y la tenaz resistencia soviética frenó el avance alemán, que se reanudó en
verano de 1942. Se inicia una doble ofensiva sobre Stalingrado y el Cáucaso (â la alianza que se produce
entre los aliados occidentales y Rusia se traducirÃ−a en el envÃ−o de aprovisionamientos y material de
guerra). Sin embargo, la batalla decisiva se jugó en torno a Stalingrado (enero 1943) donde la insistencia de
Hitler en mantener sus posiciones (prohibe la retirada de sus tropas y, por supuesto, cualquier clase de
rendición) concluyó en una tremenda derrota. Sin embargo, el contraataque soviético hizo capitular a los
germanos. El Ejército Rojo comenzó a avanzar y no se detuvo hasta BerlÃ−n. La batalla de Stalingrado
marcó el cambio de rumbo de la guerra.
Mientras tanto, en Ôfrica, a mediados de 1942, el ejército británico, al mando del general Montgomery,
lanzó una ofensiva hacia las posiciones alemanas e italianas concentradas en el norte de Ôfrica, con Tobruk
como base de operaciones. Las dificultades de abastecimiento del Afrika Korps favorecen la victoria de los
británicos en El-Alamein (23-octubre-1942) que expulsó a las tropas del Eje de Libia. En noviembre de
1942, el desembarco de tropas aliadas en Marruecos y Argelia acabó por desequilibrar la balanza de fuerzas
a favor de los aliados en el norte de Ôfrica.
• La intervención del Japón y entrada de EEUU en la guerra
Ya en 1935, Japón habÃ−a emprendido la tarea de procurarse un espacio vital en el Asia oriental (â al
igual que la Alemania nazi, Japón pretendÃ−a establecer la hegemonÃ−a de una raza superior sobre los
pueblos menos evolucionados de su continente) haciéndose dueños de la mayor parte de la China urbana
e industrial y obligando a Francia, después de su derrota en 1940, a cederles bases en Indochina. En
septiembre de 1940, Alemania, Italia y Japón firmaron en BerlÃ−n un pacto tripartito según el cual los dos
gobiernos del Eje reconocÃ−an anticipadamente la denominada Gran Asia Oriental, formada por el gobierno
de Tokio, y el Japón, a su vez, aceptaba el nuevo orden europeo que los firmantes quisieran construir.
Pero durante 1941, los EEUU pidieron a Japón que abandonara Indochina (â la opinión norteamericana,
resueltamente aislacionista en cuanto a Europa, se mostraba, en cambio, decidida a mantener el antiguo
equilibrio en Asia), o dejarÃ−a de vender petróleo a los japoneses. La invasión alemana de la URSS hizo
que Japón se lanzara con absoluta tranquilidad a su expansionismo por Asia, seguro de la imposibilidad
material de una reacción soviética en el Extremo Oriente (â Stalin, preocupado por la dramática
situación en Rusia, firmó un pacto de neutralidad con Japón por el que se comprometÃ−a a no participar
en conflicto alguno en el Asia oriental). AsÃ−, el 7 de diciembre de 1941 la aviación japonesa atacó por
sorpresa la mayor parte de la flota norteamericana anclada en Pearl Harbor, en las islas Hawai. En EEUU, la
noticia provoca la unanimidad de la población en el acuerdo sobre la necesidad de una entrada en la guerra.
Inmediatamente, EEUU y Gran Bretaña (después del ataque japonés, Churchill se desplazó
inmediatamente a Washington para sellar la Gran Alianza, pues Gran Bretaña tenÃ−a más necesidad de
ayuda que capacidad para darla) declararon la guerra a Japón y Alemania e Italia se la declararon a EEUU.
EEUU, no preparado materialmente para una entrada tan precipitada en la guerra, debe adecuar toda su
economÃ−a con una enorme presteza. Mientras tanto, Japón, dueño absoluto de la situación en el
Extremo Oriente, extenderá muy rápidamente su dominación por el continente. Entre diciembre de 1941 y
febrero de 1942 el Japón ocupó Birmania, Filipinas, Malasia y Singapur. Mientras en el PacÃ−fico, se hizo
con importantes enclaves insulares: Guam, Wake, las islas Gilbert, Nueva Guinea, las Alentianas y las
Midway.
El avance victorioso de las fuerzas del Eje en todo el mundo habÃ−a durado hasta la segunda mitad de 1942.
A partir de esta fecha la guerra cambia de signo (â en el N. de Ôfrica: la batalla de El-Alamein
(23-10-1942), desembargo aliado en Marruecos y Argelia (noviembre 1942); en el frente ruso, la batalla de
Stalingrado (septiembre 1942-enero 1943); en el PacÃ−fico, con los japoneses amenazando Australia, la flota
estadounidense obtuvo dos importantes victorias en el mar del Coral (mayo 1942) y en Midway (junio 1942)
-ésta última significó el punto final a la expansión japonesa en el PacÃ−fico, momento a partir del cual
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EEUU se convirtió en dueño y señor de los mares-; en el Atlántico, los aliados, gracias al radar y a la
aviación fueron eliminando los submarinos alemanes, la mejor arma naval que tenÃ−a Alemania, y
reduciendo el tonelaje de buques hundidos por ellos).
En 1943, EEUU y Gran Bretaña decidieron una operación contra Italia. En verano, los angloamericanos
desembarcaron en Sicilia y acto seguido lo hicieron en Italia continental. Se demostró entonces
definitivamente que Mussolini habÃ−a empujado a su paÃ−s a una intervención en la guerra para la que no
estaba preparado. La consecuencia fue la caÃ−da de Mussolini (que fue destituido por el rey de sus funciones
y encarcelado) y del fascismo. La caÃ−da del fascismo supuso la ruptura del Eje y dejó a Alemania aislada
en el momento más difÃ−cil. Sin embargo, sus tropas reaccionaron apoderándose de todos los puntos
estratégicos de la penÃ−nsula italiana, rescatando a Mussolini y organizando con él la defensa de una
`pseudorrepública' fascista. Tras meses de combates encarnizados, finalmente los aliados entraron en Roma
en mayo de 1944 (â esto no significó, sin embargo, la conquista total de Italia, que no se produjo hasta
mayo de 1945 con la definitiva capitulación de los alemanes en Italia).
La incursión en Europa meridional abrió un segundo frente en Francia: el 6 de junio de 1944,
estadounidenses y británicos desembarcaron en las costas normandas (Operación Overlord). Fue una
operación de enorme envergadura que consiguió mediante la superioridad material concluir con la
resistencia alemana, protegida por unas formidables barreras fortificadas. El avance aliado fue rápido: el 25
de agosto fue liberado ParÃ−s, con ayuda de la resistencia, y en septiembre se traspasaba la frontera alemana.
Por el este, los rusos habÃ−an hecho retroceder a los alemanes hasta sus puntos de partida. Poco después
del desembarco de NormandÃ−a, los rusos llegaron a las puertas de Varsovia, en donde se produjo una
insurrección de la resistencia polaca a la que no dieron su apoyo por carecer de dirección comunista y
fracasó (â los soviéticos entraron la ciudad en ruinas e instalaron en octubre un Comité compuesto
exclusivamente de hombre fieles a Moscú). Rumania firmó el armisticio en septiembre de 1944, y luego
eran ocupadas Bulgaria y HungrÃ−a, y liberada Yugoslavia. En febrero de 1945 los ejércitos soviéticos
alcanzaban la frontera germana, dos meses después tomaban Viena (13 de abril) y finalmente pisaban
BerlÃ−n (24 de abril) que capitulaba el 2 de mayo de 1945.
Con estas operaciones se aproximaba el fin de la guerra en Europa. En abril, Mussolini fue ejecutado por un
grupo de partisanos italianos. El 8 de mayo se rindió Alemania después del suicidio de Hitler en la
CancillerÃ−a.
En el PacÃ−fico, el Japón todavÃ−a resiste. Los norteamericanos fueron conquistando posiciones cada vez
más cercanas al archipiélago japonés (batallas de Iwojima y Okinawa). Sin embargo, la resistencia
japonesa duraba y suponÃ−a un enorme número de bajas (â los japoneses llevaban a cabo ataques
suicidas en los que los pilotos estrellaban sus aviones cargados de explosivos contra la flota americana -los
kamikaze-). La situación se habÃ−a convertido en dramática. El Estado Mayor norteamericano evaluó lo
que costarÃ−a la prolongación de la guerra en condiciones semejantes. En la Conferencia de Postdam (17 de
julio de 1945), el presidente Truman anunció su voluntad de poner rápido fin a la guerra haciendo uso de
una nueva arma: la bomba atómica (â también obtuvo la cooperación de la URSS para que
interviniera contra Japón). Las bombas que cayeron sobre Hiroshima y Nagasaki provocaron la rendición
incondicional del Japón el 2 de septiembre de 1945. La guerra habÃ−a terminado.
• El balance de la guerra
La Segunda Guerra Mundial se saldó con una destrucción terrible, muy superior a la producida durante la
Primera Guerra Mundial, aunque en ésta los reajustes territoriales fueron más intensos. Sus consecuencias
más importantes fueron:
• Pérdidas humanas: La cifra de muertos como consecuencia de la II Guerra Mundial es muy posible
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que llegase a alcanzar los 60 millones de personas, al menos cuatro veces más que el número de
muertos en la I Guerra Mundial (â Como es lógico, este balance debe ponerse en relación con la
potencia destructiva de las armas y el carácter de guerra total). El elevado porcentaje de vÃ−ctimas
civiles, un 50 % constituye otra nota peculiar. Si se examinan esas cifras contabilizándolas por
naciones, el resultado puede parecer algo sorprendente porque alguno de los vencedores cuenta entre
quienes más padecieron en el conflicto: en la URSS el número de muertos se eleva a 20 millones
de personas (de los que tan solo 1/3 serÃ−an militares). Esa cifra supondrÃ−a al menos el 10 % del
total de los habitantes de la URSS, pero en el caso de Polonia, los 6 millones de muertos representan
el 15 % del total (en esos porcentajes se incluye la población judÃ−a de ambos paÃ−ses). El tercer
lugar lo ocupa Yugoslavia, cuyo número de muertos (de 1'5 a 2 millones) derivó de la existencia de
una guerra civil en la que el componente étnico jugó un papel primordial. Francia experimentó
600.000 muertos y Gran Bretaña sufrió 500.000 pérdidas (60.000 civiles como consecuencia de
los bombardeos). Los EEUU resultaron ser los mejor parados, con 300.000 muertos, todos militares.
De los paÃ−ses vencidos en la contienda, el mayor número de muertos le correspondió a Alemania, con
algo menos de 5 millones (en su mayorÃ−a militares). Dos millones de japoneses murieron como
consecuencia de la guerra (200.000 muertos en pocos minutos en las dos explosiones atómicas).
Las muertes no fueron la única consecuencia. Como resultado de la guerra hubo, principalmente en Europa,
30 millones de desplazados (sobre todo alemanes y también japoneses que tuvieron que abandonar las
tierras ocupadas al terminar la guerra).
También los programas de exterminio nazis contribuyeron a la gigantesca masacre de esos años (â en
los campos de concentración se intentó la `solución final' del problema judÃ−o y la eliminación de los
opositores polÃ−ticos al tiempo que se ensayaban experimentos de esterilización y de eliminación de los
ciudadanos tarados. Fueron unos 6 millones de judÃ−os exterminados por el régimen nazi -casi 1/3 de los
que vivÃ−an en Europa-).
• Pérdidas económicas: La potencia de las armas y muy especialmente los bombardeos aéreos
(además de los avances y retrocesos de los ejércitos por los mismos parajes) produjeron una
destrucción material incomparablemente superior a la de cualquier conflicto anterior. La red de
comunicaciones estaba prácticamente destruida en el centro de Europa; el petróleo escaseaba y la
producción industrial habÃ−a descendido a 1/5 con respecto a la preguerra; los campos, sembrados
de minas y bombas, habÃ−an quedado inservibles para la agricultura (existÃ−a un enorme déficit
de alimentos por lo que en todas partes reina el hambre). Sólo los EEUU han salido indemnes en su
territorio nacional, y su ayuda constituye la única esperanza de recuperación para un continente
triturado.
- Repercusiones territoriales: Este conflicto supuso escasas modificaciones de las fronteras, en comparación
con los de otros tiempos. Estas modificaciones fueron el producto del acuerdo entre los dirigentes de las
grandes potencias que se reunieron repetidamente a lo largo del conflicto con el propósito de crear un nuevo
orden internacional para evitar nuevos conflictos.
La última de las reuniones de los grandes lÃ−deres mundiales aliados durante el conflicto tuvo lugar en
Postdam (julio 1945) cuando estaba reciente la derrota alemana y se pensaba que la japonesa podÃ−a resultar
remota. Ya se ha mencionado la relevancia de esta reunión en lo que respecta a la intervención soviética
contra Japón y al descubrimiento de la bomba atómica por los norteamericanos, pero en Postdam ya se
acordó hacer retroceder la frontera oriental de Alemania hasta la lÃ−nea marcada por los rÃ−os Oder y
Neisse. Se acordó también la desmilitarización de Alemania, el juicio de los criminales de guerra (â
El juicio de Nuremberg (1946) contra 22 dirigentes alemanes acusados de crÃ−menes de guerra constituyó
el epÃ−logo de la II Guerra Mundial. Como consecuencia de él fueron condenados a muerte y ejecutados
algunos de los principales dirigentes nazis que no se habÃ−an suicidado) y se establecen las reparaciones a
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Alemania.
Rusia incorporó la zona oriental de Polonia, los estados bálticos, parte de Finlandia y Besarabia (la URSS
fue la gran beneficiada territorialmente, ya que consiguió una amplia zona de protección en el este de
Europa mediante el establecimiento de las llamadas “democracias populares”).
Italia cedió una parte de Istria a Yugoslavia y Rodas a Grecia. RumanÃ−a perdió Besarabia pero obtuvo
Transilvania. Bulgaria no tuvo ya acceso al mar Egeo.
Japón perdió su imperio y quedó reducido al archipiélago de su nombre.
El cambio territorial más importante se produjo en la propia Alemania. En la Conferencia de Yalta (febrero
1945), Roosevelt (muy enfermo), Churchill y Stalin acordaron la división de Alemania en cuatro zonas de
ocupación, administradas por cada uno de los aliados (Francia, Gran Bretaña, EEUU y la URSS) y en
donde se anula la soberanÃ−a germana (â De esta ocupación surgirÃ−a la definitiva división de
Alemania en dos que perduró hasta 1990).
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