Un torero del Cubo - El Cubo de Don Sancho

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UN TORERO DEL CUBO
Les voy a contar la historia
de un torero del lugar,
nacido y criado en el cubo
y su nombre es Pascual.
Descendiente del Filango,
rentero del Conejal,
es abuelo del muchacho,
De su nietito Pascual.
La afición le empezó en casa,
con el trapo la cocina,
que tan solo con tres años,
ya pegaba chicuelitas.
Despacito fue creciendo,
hasta llegar a los cuatro,
que con pasas de rodilla,
toreaba con el gato.
A la perra del tío Juan,
Sibollas por más señas,
la torea por roblesinas,
en la cuadra de la ceña.
Clamades su padrino,
se decía sin recato.
hay que ver como torea,
el mocete con el trapo.
A las vecinas enloquece,
con su arte torero.
¡Este niño es un figura!,
les comenta Juan Blanquero.
A la burra de Aristónico,
no la deja ni parar,
la quiere convertir en toro,
pa poderla torear.
1
Le ha colocado unos cuernos,
de una vaca jabonera,
cuando la cita con el trapo
la burra lo cocea.
A la mixta del tío Honorio,
no la deja ni parar,
pues la vaca la muy puta,
solo piensa en cornear.
En un corral se ha metido,
con Froilan y dos amigos,
a torearle las vacas,
al padre de Valdomino.
Don Juan y Don Genaro,
empeñaos en que aprendiera,
lo castigan sin recato,
pa quitarle la mania torera.
A don Genaro no le gusta,
que el muchacho sea torero,
y a menudo lo castiga,
de dejarlo sin recreo.
Pero el mozo empecinao,
en aprender a torear,
utiliza los compases,
como espadas de matar.
Con las tizas pinta toros,
en la pizarra de atrás
y en la pizarra de adelante
los caballos de picar.
Mientras Don Genaro se mataba
en enseñarle a sumar,
pascual solo pensaba
en salir a torear.
Unos días en las Ventas,
otros días en la Glorieta,
otros días en Zaragoza.
y en el Cubo por la fiesta.
El toreo era su sueño,
el futuro que anhelaba,
el mundo que el quería,
y que tanto le ilusionaba.
En la siembra se aburría,
las labores no le agradan,
el colegio no es su fuerte,
EL TOREO ES LO QUE AMABA.
La afición le va creciendo,
como crece con la edad.
va juntando los ajuares,
de torero de verdad.
Tía Indalecia le regala,
una muleta torera,
Maximiano el carpintero,
un estoque de madera.
Las banderillas lasborda,
Joaquina la del Blanquero,
el capote se lo trajo,
el sobrino del tío Jato.
Para hacerlo más real,
el ajuar de gran torero,
Juan Rubira le fabrica,
una fina espada de acero.
La cuadrilla va formando.
con los amigos cercanos,
Heliodoro, Romero y Jose,
el hijo de Cayetano.
Heli mozo de espadas,
Romero banderillero,
de subalterno se queda,
Jose peón de brega.
Se ha juntado con Romero,
para irse a la aventura,
se han marchado con lo puesto,
no han llevado ni una muda.
Han llegado hasta Villoria,
a tentar con Don Adrian,
Angoso de apellido,
y Pchuco en el lugar.
A tomar la alternativa,
como dice compilan,
que la perra no es un toro,
le recuerda al caporal.
Tres días duró la gesta
por los campos Salmantinos,
se quedaron sin un duro,
llegando a Vitigudino.
Pero no paró la historia,
aa afición lo devoraba,
pues pasando poco tiempo,
de nuevo lo intentaba.
Esta vez con Heliodoro,
de la familia Cordobés,
apellido de torero,
de mozo espadas noble es.
Escarchando muñicas estaban,
Heliodoro, Bernardo y José,
en el cuarto los Itueros,
cuando Pascual fue a por el.
Esta vez bien prevenidos,
se marcharon a casa del tío Alfredo,
a llenar bien el atillo,
pa marcharse de toreros.
Compraron diez de sardinas,
tres de agujas y de meros,
dos libras de chocolate,
y un puñao de caramelos.
Heliodoro Cordobés,
descolgó de la despensa,
dos de bofes, una geta,
y el chorizo la culera.
Con buena letra de imprenta,
y de igual caligrafía,
ye dejaron una nota
para toda la familia:
_¡ Es el tiempo las patatas,
pronto estarán pa sacarse,
pero con nosotros no cuenten,
que nos vamos esta tarde!.
A las siete de la tarde,
a la puerta de Chinero,
se juntan los dos maletillas,
con atillo y el sombrero.
La primer noche la pasaron,
al lado de Vitigudino,
durmiendo debajo de un puente
con una cuartilla vino.
Después de desayunar
sardinas enlatadas,
se han puesto a hacer dedo,
derecho de Salamanca.
Al llegar a la capital
sin mayor diligencia,
se encontraron a un gabacho,
y les ha hecho un retrato.
Muy felices y contentos,
ante el acontecimiento,
le torean de salón,
pa mayor divertimento.
Le hacen corro los muchachos,
las muchachas y el gabacho,
los jalean ole y ole,
Heliodoro hace de toro.
Se ganaron la comida
la merienda y algo más,
se sacaron un retrato,
y comieron más que artos.
A la mañana siguiente,
se fueron a peñaranda,
con el atillo y la alforja,
y además una bufanda.
Y así de pueblo en pueblo,
por Castilla y por Leon,
toreando en todas las plazas,
alimentaban la afición.
En Tordesillas los mozos
no los dejan torear,
se meten bajo las gradas,
para no molesta.
Cual ha sido su sorpresa,
al mirar entre las gradas,
que las mozas de ese pueblo,
por las fiestas no usan bragas.
Pascual-: Mira Heli eso es un coño,
Una vulva, una coca.
Heli-: No compadre eso es un pavo
Pues le pinga bien la moca.
Pascual-: Heliodoro, ¿ tu que harías
con la lengua en la tallera?
Heli-: ¡Una oreja en cada muslo
y la lengua donde quiera!.
Así pasaron tres semanas,
cuatro días y algo más,
regresaron desde Cuellar,
con la gorra y un fular.
Con letreros que decían,
de las fiestas del lugar.
se han cargado de souvenires,
de recuerdos y de historias.
Que a los amigos del pueblo
les comentan y recrean
con pasión y buen humor,
y gran emoción torera.
Emiliano Muñoz Corral
Corpus 2009
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