sentencia de octubre de 2007

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Id Cendoj:
Órgano:
Sede:
Sección:
Nº de Recurso:
Nº de Resolución:
Procedimiento:
Ponente:
Tipo de Resolución:
07040370042007100358
Audiencia Provincial
Palma de Mallorca
4
116/2007
409/2007
Recurso de apelación
MIGUEL ALVARO ARTOLA FERNANDEZ
Sentencia
Resumen:
MATERIAS NO ESPECIFICADAS
AUD.PROVINCIAL SECCION N. 4
PALMA DE MALLORCA
SENTENCIA: 00409/2007
AUDIENCIA PROVINCIAL DE BALEARES
APELACIÓN CIVIL; SECCIÓN 4ª
Rollo nº 116/07
Autos nº 1432/05
Ilmos. Sres.
Presidenta accidental:
Dª María Pilar Fernández Alonso.
Magistrados:
Dº Miguel Álvaro Artola Fernández.
Dª Juana María Gelabert Ferragut.
SENTENCIA nº 409/07
En Palma de Mallorca, a nueve de octubre de dos mil siete.
VISTOS en fase de apelación por los Ilmos. Sres. referidos los autos de juicio ordinario sobre
reclamación de cantidad, seguido ante el Juzgado de Primera Instancia número 3 de Ibiza, estando el
número de autos y actual rollo de Sala consignados arriba, actuando como parte demandante- apelada Dº
Alexander , y en su representación el/la Procurador/a de los Tribunales Dº/ª Gabriel Buades Salom, y
defendida por el/la Letrado/a Dº/ª Fernando Navarro, y como parte demandada-apelante PACHA IBIZA,
S.A., y en su representación el/la Procurador/a de los Tribunales Dº/ª Francisco Javier Gayá Font, y
defendida por el/la Letrado/a Dº/ª Rafael Harillo Gómez-Pastrana; ha sido dictada en esta segunda instancia
la presente resolución judicial.
Es ponente el Ilmo. Sr. Magistrado Don Miguel Álvaro Artola Fernández.
ANTECEDENTES DE HECHO
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PRIMERO.- En la demanda instauradora del presente litigio, el actor, Dº Alexander , ejercitaba acción
contra la entidad PACHÁ IBIZA, S.A., en la que, tras exponer los hechos y fundamentos de derecho que
estimaba de pertinente aplicación, terminaba suplicando se dictase sentencia por la que se condenase a la
demandada a pagar a la actora la suma de 58.006'81 euros o, subsidiariamente, la que se determine
pericialmente en el curso del procedimiento, más los intereses legales desde la fecha del emplazamiento y
las costas que se originen. Dicha demanda tenía su fundamento en la caída sufrida en fecha 11 de agosto
del año 2003, en las escaleras de al sala de verano de la entidad demandada, motivada por la escasa
iluminación y la estrechez de los escalones. La caída provocó la suspensión del viaje. El actor manifestaba
además, que estuvo impedido hasta el día 21 de octubre de 2004, ocasionándole el accidente numerosos
perjuicios económicos.
Admitida a trámite la demanda, y trasladando la misma a la parte demandada para que la contestara
en el plazo de veinte días, ésta compareció en tiempo y forma solicitando su desestimación, alegando, en
primer lugar, la excepción de prescripción de la acción ejercitada, e invocando después la total falta de
prueba de los hechos alegados, así como impugnando, en todo caso, la cuantía de lo reclamado por
considerarla excesiva.
SEGUNDO.- Convocadas las partes para la celebración de la audiencia previa prevista en el artículo
414 de la Ley de Enjuiciamiento Civil , comparecieron y fueron exhortadas para que llegaran a un acuerdo,
no siendo ello posible, por lo que se propusieron por las mismas los medios de prueba que estimaron
oportunos, siendo declarados pertinentes en el modo que obra en el acta, documental, interrogatorio de las
partes, testifical y pericial. Concluido el citado acto, se citó a las partes al juicio, dando lugar a la práctica de
la prueba admitida, concediéndose finalmente la palabra a los respectivos Letrados de los litigantes, por su
orden, a fin de que formularan oralmente las conclusiones sobre los hechos controvertidos, quedando los
autos pendientes de dictar sentencia en primera instancia.
TERCERO.- La sentencia dictada por la Ilma. Sra. Magistrada-Juez del Juzgado de Primera Instancia
número 1 de Ibiza en fecha 4 de septiembre de 2006 en los presentes autos de juicio ordinario en ejercicio
de acción de reclamación de cantidad, seguidos con el número 1432/05, de los que trae causa el presente
rollo de apelación, exponía en sus fundamentos jurídicos lo que seguidamente se resumirá:
· Se hace preciso examinar en primer lugar la excepción de prescripción que se formula. La parte
demandada alega que, en aplicación del art. 1968.2 CC , estaría en exceso transcurrido el plazo para el
ejercicio de la acción, ya que desde la fecha de los hechos se han dado sucesivas altas en las que ya se
conocía el alcance real de las secuelas, con anterioridad al alta que se presenta como definitiva de fecha 21
de octubre de 2004. A los efectos del art. 1968 CC , no siempre son identificables fecha del accidente y
fecha del siniestro, ya que sólo cabe tal identificación cuando lo perjuicios son conocidos y perfectamente
evaluables desde el instante en que se produce el hecho que los origina, de forma que tratándose de
lesiones personales o daños que se mantienen o evolucionan durante un largo periodo de tiempo, el plazo
prescriptivo ha de comenzar a computarse cuando el interesado se encuentra en condiciones de valorar el
alcance efectivo del daño y el importe de la adecuada indemnización; así, tratándose de daños corporales,
tiene lugar cuando el lesionado adquiere noticia cabal y suficiente del quebranto experimentado a través del
informe médico o alta de sanidad, o por haberse agotado los procedimientos médicos de rehabilitación en la
procura de mejorar su estado físico (SSTS 27 de junio de 1990, 26 de septiembre de 1997, 19 de febrero de
1998 ...), pues sólo entonces el interesado estará en condiciones de ejercitar la acción, con la valoración del
alcance efectivo del daño y del importe de la indemnización adecuada. En el caso que nos ocupa, el actor
ha aportado un informe médico en el que se hace constar como fecha del alta la del 21 de octubre de 2004,
momento que ha de reputarse como aquél en el que el perjudicado conoció el alcance real de su lesión. El
Perito que lo suscribe, el cual fue sometido a contradicción en el acto del juicio, manifestó, con ratificación
plena de la fecha de alta definitiva, que la lesión fue importante y que en casos así es normal un periodo tan
dilatado de recuperación. Señaló, asimismo, que aunque el servicio de traumatología haga constar en un
informe de 29 de septiembre de 2003 fecha del alta, no puede equipararse a la fecha de la sanidad, puesto
que se hace constar que el paciente debía mantener puesto el corsé, y que incluso, una vez quitado éste,
persistieron los dolores unos meses. Lo cierto es que, frente a la prueba pericial médica aportada por la
actora, la parte demandada se ha limitado a negar que la fecha que se señala como alta definitiva sea
correcta, sin aportar otro dictamen pericial, debiendo considerarse que la demandante ha probado
suficientemente el fundamento de su pretensión, desvirtuando así la alegación de prescripción (cuya prueba
corresponde, de otro lado, a la demandada), toda vez que existe, con anterioridad a este procedimiento, un
acto de conciliación que interrumpió la prescripción.
· Desechada, pues, la excepción planteada, cabe decir que nos hallamos ante un evento
determinante de responsabilidad por culpa extracontractual, responsabilidad que se contrae por toda acción
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u omisión culposa o negligente que causa daño a otro, con obligación consiguiente a su justa reparación por
parte de aquél cuya conducta de tal carácter ha producido el resultado lesivo para el interés ajeno,
precisando para su existencia y viabilidad los siguientes requisitos:
1) Que se pruebe la existencia de un resultado dañoso, afectante a quien reclama.
2) Que ese o esos daños sean consecuencia de la conducta del demandado o persona por quien éste
deba responder, de tal suerte que exista relación de causalidad entre el daño producido y esa conducta.
3) Que pueda apreciarse la concurrencia de culpa o negligencia en la conducta generadora del daño,
por haberse realizado sin el cuidado y diligencia precisos para evitar un resultado lesivo, previsible y
evitable.
En el caso que nos ocupa, la existencia de un resultado dañoso ha quedado acreditada, si bien por la
parte demandada se niega que tuviera lugar en el interior de la discoteca "Pachá"; sin embargo, tal negación
se basa en que no se tiene ninguna referencia de que ocurriera una incidencia como la que se expone en la
demanda, siendo que "Pachá" dispone de personal especializado en primeros auxilios que hubieran
intervenido, puesto que el accidente se habría detectado con toda seguridad. En este sentido, el legal
representante "Pachá" manifestó que en la discoteca se realiza el control de cualquier incidencia. Lo cierto
es que el hecho de que el actor sufrió un accidente en el interior de la discoteca, lo que resulta no sólo de su
propia declaración y de las de los testigos que le acompañaba, sino, fundamentalmente, del certificado
emitido por la Directora Gerente de Atención Primaria del 061 de Baleares, en el que se hace constar que
se mandó una ambulancia a la puerta de Pachá, desde donde se produjo el traslado a Ca'n Misses. La
realidad de la caída, del daño causado y de que la misma se produjo al resbalar o tropezar el actor en las
escaleras han de estimarse suficientemente acreditados a partir de las declaraciones del actor y de los dos
testigos (su mujer y un amigo que los acompañaba), los cuales depusieron que la caída se produjo
prácticamente en la parte de arriba, muy cercana a la puerta de acceso.
· Llegados a este punto, existe en autos una prueba pericial, efectuada a instancias de la actora, en la
que se concluye que el ancho de los escalones es inferior a un metro, que el segundo tramo no tiene
iluminación de señalización, siendo además la iluminación muy deficiente en el recorrido de los dos tramos
de que se compone, con un peldañeado realizado con un pavimento no apropiado. Ello es además lo que
se aprecia en las fotografías aportadas al dictamen, y tanto el actor como los testigos reconocieron sin
género de dudas la escalera que se observa en esas fotografías como aquélla en que aconteció el
accidente. Frente a lo anterior, ninguna prueba se ha practicado por la entidad demandada relativa a que la
escalera no constituía un peligro, o de que se cumplieran las normas más elementales de seguridad. No
cabe duda de que no se adoptaron las medidas precisas y necesarias, máxime atendiendo a que se trata de
un establecimiento que suele ser desconocido para los clientes -como en el caso que nos ocupa-, por lo que
se debe procurar un plus de seguridad para éstos, cuando, además, se ofrece en el local un consumo
alcohólico que le reporta un beneficio económico; si el tramo se encuentra deficientemente iluminado, los
peldaños son de escasas dimensiones, existe numerosa gente y el suelo no se encuentra en condiciones
óptimas de limpieza (los testigos manifestaron que estaba resbaladizo, sin que ninguna prueba al respecto
haya aportado la demandada), existe un potencial peligro de tropezar y sufrir un percance, por lo que no
cabe sino concluir con la existencia de responsabilidad de la parte demandada. Cabe examinar aquí las
alegaciones relativas a la posible ingesta de alcohol por parte del actor, que podrían llevar, en su caso, a la
apreciación de una concurrencia de culpas. Tales alegaciones se basan en el hecho de que en la
exploración a la que fue sometido el actor en el servicio de Urgencias se hace referencia a una ingesta
alcohólica, con presencia en el cuadro sintomático de "fetor enólico"; sin embargo, el Sr. Alexander
manifestó que únicamente había tomado un par de cervezas, lo que ratificaron los testigos, siendo que no
existe prueba alguna que acredite que sus facultades se encontraran alteradas. En este sentido, no existe
prueba de alcoholemia, y como señaló el doctor Evaristo , el término fetor únicamente denota olor, pero no
indica ingesta, ni mucho menos cantidad de la misma. No concurren acreditadas circunstancias, por ello,
que aconsejen una compensación de la culpabilidad.
· Procede ahora el examen de la cuantía que se reclama, la cual se impugna con la alegación de que
es excesiva. En lo que se refiere a las cantidades que se solicitan con base estrictamente en el informe
médico que se aporta (el cual habrá de acogerse, por cuanto no se ha aportado ningún otro que lo
contradiga), las partes han optado por la aplicación del baremo que regula la indemnización en los
supuestos de accidente de tráfico, opción posible y que suele acogerse por los tribunales, por su carácter
orientador. Cabe hacer dos precisiones a los cálculos efectuados por la actora. En primer lugar, y aunque en
el informe médico se hace referencia a un posible perjuicio estético que no se ha podido constatar, no existe
ninguna evidencia sobre el mismo y el actor tampoco efectúa reclamación por tal concepto en el suplico de
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la demanda, por lo que nada hay que establecer al respecto; en segundo lugar, el factor de corrección del
10% sólo se considera procedente en la cantidad correspondiente a secuelas, pues según la interpretación
de la norma que resulta de la sentencia del Pleno del Tribunal Constitucional 181/2000, de 29 de junio ,
reiterada posteriormente por las sentencias 49/2002 y 134/2003 , plenamente aplicables en este caso, no ha
sido probada la existencia de perjuicios económicos o ganancias dejadas de obtener a consecuencia del
siniestro (sólo se aporta documentación relativa a una persona jurídica de la que, al parecer, el actor es
administrador único, sin que quepa confundir una y otra personalidad). Por lo expuesto, la cantidad
reclamable en este punto es 29.742'57 euros.
· Se reclama a continuación:
- el importe de los billetes de avión que la parte se vio obligada a abonar como consecuencia de la
suspensión del viaje y el necesario traslado a Algeciras; se acredita lo solicitado con los documentos nº 17,
19 y 20, de los que se desprende que hubo que adelantar la vuelta dos días, constando claramente la fecha
de emisión de 12 de agosto, con lo que queda corroborada la versión proporcionada por al parte actora,
entendiéndose por ello plenamente indemnizable la cantidad que se reclama de 497'70 euros por este
concepto.
- No se puede decir lo mismo del importe por desplazamiento en taxi al aeropuerto, pues, como
argumenta la parte demandada, se trata de una partida que se hubiera satisfecho exactamente igual en el
caso de no haber sufrido el accidente, por lo que no se deriva del mismo.
- También ha de concluirse con la parte demandada en cuanto a que no consta que la parte actora
perdiera cantidad alguna en lo que se refiere al vehículo de alquiler; por el contrario, de la documentación
acompañada se desprende que únicamente se facturan cuatro días (del día 8 de agosto hasta el día 12, en
que abandonan la isla), sin que en ningún momento se vieran obligados a abonar más días que aquéllos en
los que estrictamente usaron el vehículo.
- Se reclaman también 100 euros en virtud del documento nº 28 de la demanda, consistente en
honorarios médicos en concepto de tratamiento al actor por discolisis; tal gasto es producido directamente
por el accidente, por lo que procede la inclusión de la partida.
- Se reclaman 1.866'10 euros por los ingresos dejados de percibir al haber solicitado la esposa una
excedencia durante el periodo de dos meses para el cuidado del actor. En el bien entendido de que la
petición ha de entenderse procedente, ya que el actor está legitimado si quiera sea indirectamente, por
cuanto se ha visto afectada la economía conyugal, cabe hacer uso, en todo caso, de la facultad de
moderación de los tribunales. Y ello, en primer lugar, porque si el actor precisaba de atención y cuidados, en
el caso de que la su esposa no hubiera solicitado una excedencia se habría requerido hacer unos gastos
adicionales de contratación para la ayuda de un tercero unas horas al día, posibilidad quizás más
económica; en segundo lugar, porque la suma que se solicita lo es partiendo con la nómina del año 2005,
cuando el accidente y a petición de excedencia tuvo lugar en el año 2003, ignorándose si su sueldo se ha
visto aumentado o actualizado. Por ello, se considera adecuada por este concepto la cantidad de 1.900
euros.
- Para concluir, ninguna indemnización cabe en relación con la documentación aportada bajo el
número 37, relativa a una empresa de la que al parecer el actor es administrador único. Los beneficios o
pérdidas de esa sociedad no son directamente extrapolables al actor, que obviamente tiene una
personalidad jurídica propia y distinta, con su propio patrimonio.
· El total a indemnizar es, por lo tanto, 31.333'27 euros, cantidad que no devengará intereses, por
cuanto se considera que no concurrían los presupuestos de liquidez, al haberse efectuado una importante
reducción de las partidas solicitadas.
CUARTO.- En consecuencia, en el Fallo de la sentencia de instancia, objeto del presente recurso, se
acordó lo que literalmente se transcribirá:
"Estimando parcialmente la demanda presentada por la Procuradora Dª Buenaventura Cucó Josa, en
nombre y representación de D. Alexander , contra "Pachá Ibiza, SA", representada por el Procurador D.
César Serra González, debo condenar y condeno a la citada demandada a que abone a la parte actora la
cantidad de 31.333'27 euros (TREINTA Y UN MIL TRESCIENTOS TREINTA Y TRES euros, VEINTISIETE
céntimos). Cada parte abonará las costas causadas a su instancia y las comunes por mitad."
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QUINTO.- Contra la anterior resolución se interpuso recurso de apelación en plazo y forma, el cual
correspondió a esta Sección Cuarta de Palma de Mallorca en virtud de reparto efectuado por la Oficina
correspondiente. Dicho recurso fue instado por la representación procesal de la parte referida en el
encabezamiento de esta sentencia como apelante, sin que fuera propuesta prueba en esta fase de
apelación por ninguna de las partes del litigio, siguiéndose el recurso con arreglo a los trámites previstos en
la Ley de Enjuiciamiento Civil, quedando el rollo de apelación concluso para dictar sentencia en esta alzada;
obrando el autos los correspondientes escritos de parte, de apelación y de oposición a la apelación, cuyos
argumentos serán objeto de resumen en el fundamento de derecho primero de la presente resolución.
SEXTO.- En la tramitación antedicha se han observado las prescripciones legales.
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Se aceptan los fundamentos jurídicos de la sentencia apelada en lo que no se opongan a los que se
dirán.
PRIMERO.- Frente a la sentencia de instancia, resumida en los antecedentes de la presente
resolución, se alza la representación procesal de la parte apelante en base a los argumentos que, en
esencia, se pasan seguidamente a referir:
En cuanto a la pretendida prescripción de la acción ejercida en base al articulo 1.902 CC , debe
insistirse en que se considera que la acción ejercitada al amparo del articulo 1.902 del CC estaría prescrita
por haber transcurrido mas de un año desde que el agraviado tuvo conocimiento, no ya del hecho que
presuntamente lo ocasionó, sino de sus consecuencias. Si tenemos en cuenta que los hechos que la
adversa presentó como motivo de la demanda tuvieron lugar el once de agosto de 2003, estaría en exceso
transcurrido el plazo legalmente concedido por la ley para el ejercicio cuya acción ahora se pretende habida
cuenta de que desde la fecha de los hechos se han dado sucesivas altas en las que ya se conocía el
alcance real de las secuelas con anterioridad incluso al alta que se presenta como definitiva de fecha
21/10/04. Sirva de ejemplo el alta aportada por el propio demandante como documento nº 9 en el que se
refieren las fracturas D6 - D7 y se pone de manifiesto que el paciente se encuentra en buen estado general.
Es en fecha 17 de febrero de 2004 cuando se sabe ya a ciencia cierta que las fracturas presentan los
acuñamientos referidos como secuelas y ahora reclamados. El hecho de que hubiera un alta posterior, de
fecha 21/10/2004 que en nada varia la anterior no debe entenderse como aquella en la que el perjudicado
conoce el verdadero alcance de su lesión, dado que con anterioridad ya se podía haber interpelado a mi
principal y roto la prescripción. Por la misma razón, dada la distancia temporal entre los hechos y la
demanda, la posibilidad de efectuar cualquier valoración médica contradictoria reduce su eficacia
considerablemente.
Subsidiariamente a lo anterior y por lo que hace al fundamento de derecho segundo de la sentencia
ahora recurrida, cabe analizar si se dan, y en que medida los elementos que configurarían una
responsabilidad, plena o parcial de mi principal respecto a lo reclamado de contrario. A este respecto,
debemos centramos y al margen de lo vertido en su día en el escrito de contestación y en el acto de Juicio,
tres puntos esenciales en cuanto a la valoración de las circunstancias en las que se produjo el siniestro y la,
estimamos como mínimo aplicable, concurrencia de culpas del actor.
a).- Respecto a la relación de causalidad: Entiende esta parte que por los hechos relatados en el
escrito de demanda y los vertidos en el acto del juicio se ha producido una clara ruptura del posible nexo
causal con la caída alegada y su consecuencias, manifestado evidentemente por la documentación
aportada por el centro médico Can Mises, donde no aparece ninguna de las lesiones que más tarde, días
después si aparecen en el lugar de destino de la parte actora. El único diagnóstico efectuado en el hospital
ibicenco es el de la existencia de una herida inciso- contusa en la cabeza y determinados dolores dorsales.
Se da un tratamiento farmacológico y no se decreta su ingreso. Se efectúa estudio radiológico en el que no
se refieren lesiones. Es de entender que lesiones mayores, toda vez que el paciente se queja de ellas,
debieran de haber sido detectadas con las placas de rayos X a los que fue sometido el Sr. Alexander . Si no
lo fueron, los hechos objetivos sólo nos muestran que en ese día no había fracturas.
b).- En la exploración a la que es sometido se hace referencia a la existencia de "ingesta enólica", con
presencia en el cuadro sintomático del denominado Fetor enólico; es decir, el parte de urgencias no sólo
refiere que el accidentado había ingerido alcohol (aunque no se llegó a realizar el test toxicológico), sino que
el nivel de dicha ingesta había sido tal que llegaba al índice de fetor ("hedor" según el diccionario de la Real
Academia de la Lengua). Es decir, no se está ante un sujeto sereno, sino frente a alguien con un elevado
consumo de alcohol; y entendemos que en este punto fundamental el Juzgador de Instancia ha cometido un
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error ya que el fetor sólo se produce previa ingesta. No estamos hablando de olores derivados de
impregnación de alcoholes. Y entendemos (s.e.u.o.) a contrario de lo que la sentencia recoge, que Don
Evaristo en su declaración en el juzgado en día del Juicio indicó que el concepto fetor lleva aparejada
necesariamente la ingesta del alcohol. La incidencia de ese consumo es de una evidente importancia para
determinar la culpabilidad de la pretendida víctima en los hechos descritos. Ello deja tiempo más que
suficiente para que el sujeto al que se le diagnostica fetor enólico haya dispuesto de horas para el consumo
de bebidas que lo lleven a esa situación clínicamente determinada. Este elemento, siguiendo el
razonamiento de la propia sentencia ahora recurrida es el que aconseja, cuanto menos, la compensación de
culpas.
c).- Respecto a las condiciones ambientales del local, especialmente la iluminación, debemos
recordar en todo momento que estamos hablando de una discoteca: eso implica un tratamiento especial de
la luz que no puede ser el mismo que en una oficina o un supermercado: minorado a los efectos de crear el
ambiente deseado, con profusión de cambios de colores, intensidad etc., todo ello en un ambiente de
elevada sonoridad, máxima concurrencia de público (Pacha en Verano en Ibiza) y efectos especiales como
humo; todo ello formado parte indisoluble de la naturaleza del espectáculo de ocio nocturno que es una
discoteca a pleno rendimiento. Y cualquiera que accede a un local de estas características lo sabe y debe
asumirlo ya que forma parte intrínseca del espectáculo.
Respecto al fundamento tercero de la sentencia ahora parcialmente recurrida, es decir cuantificación
de lo reclamado cabe decir: se está plenamente de acuerdo con las desestimaciones que se han nevado a
cabo en la misma y se discrepa con las mantenidas por no considerarse suficientemente probadas.
Debemos considerar que el tiempo de sanar no el momento de otorgar el alta médica, sino cuando se
produce la curación o se produce la estabilización de las lesiones, entendiendo como tal que los déficits
anatómicos del lesionado ya se han establecido como una entidad médica con todas sus manifestaciones y
no desaparecerán por cuyo motivo se han de considerar permanentes. El tiempo de curación de las lesiones
no puede fijarse únicamente atendiendo a los informe de alta y bajas de la seguridad social, ya que la
incapacidad temporal o los días impeditivos extra hospitalarios desde el punto de vista de la Ley sobre
responsabilidad civil de vehículos a motor (baremo aplicado de contrario), obedecen a criterios diferentes
que la incapacidad laboral. Por tal motivo, en todo caso sería de aplicación la fecha del 26/09/03, en la que
según el informe clínico del Hospital Punta Europa, se da el alta, declarándose al paciente en buen estado
general y se le recomienda seguir un plan de fisioterapia domiciliaria (corsé) y medicación protectora. En
dicho informe se hace constar que en el TAC que se realiza no se muestran cambios con respecto a las
radiografías previas. La diferencia en días es más que notable y ello tiene una evidente repercusión
económica.
Se discrepa, según lo alegado previamente con que PACHA IBIZA, S.A. tenga responsabilidad
alguna en el incidente. Subsidiariamente, y teniendo en cuenta sobre todo lo que entendemos probado, es
decir, que el sujeto que presuntamente sufrió el siniestro había ingerido alcohol en cantidad suficiente como
para que se le diagnosticase fetor enólico, le seria plenamente aplicable la compensación de culpas, por lo
que la cantidad de 31.333,27.-€ debería ser, en su caso, considerablemente minorada.
En consecuencia, la parte apelante solicitó que se estime íntegramente el presente recurso de
apelación y se revoque la sentencia de instancia, estimando íntegramente los pedimentos aducidos en su
escrito de contestación a la demanda, con los pronunciamientos que le son inherentes.
La representación procesal de la parte apelada se opuso a los motivos del recurso alegando las
razones que seguidamente se resumirán: Reitera la demandada que la fecha de comienzo del cómputo del
plazo prescriptivo es la del 17 de febrero del 2004, argumentando que en dicha fecha presume que ya se
tenía conocimiento del alcance real de las lesiones padecidas. Argumentaciones que fueron acertadamente
rechazadas por el Juez de Instancia en su sentencia, fundamento jurídico Segundo. Tanto la prueba
documental como la pericial aportada a los autos acreditan que la fecha de inicio del cómputo debe
retrotraerse al 21 de octubre del 2004, fecha del alta médica del paciente. No puede por lo tanto
considerarse la fecha pretendida por la demandada del 17 de febrero del mismo año ya que en dicha fecha
el paciente debía seguir teniendo un corsé, con lo que el alcance de las lesiones no pudo conocerse hasta
terminados los tratamientos. Y por lo tanto solo en la fecha del alta, 21 de octubre del 2004, el paciente
tenía conocimiento del alcance de las lesiones y sólo a partir de dicha fecha podía realizarse una valoración
de las lesiones, periodo de baja, secuelas... y fijar por lo tanto el importe indemnizatorio a reclamar. Como
bien informó el perito judicial, informe que nunca ha sido contradicho por la demandada y contra el que no
se ha presentado prueba alguna en contrario por la ahora apelante.
La prescripción se fundamenta en la seguridad jurídica y en el mantenimiento de la estabilidad de las
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relaciones jurídicas, aunque ello no se ajuste a la estricta justicia. Como medio de hacer más justa esta
institución, a la suspensión de la prescripción no regulada en el Código Civil, cabe unir la norma sobre el
comienzo de la prescripción que representa el art. 1969 y la interrupción de la misma acogida en el 1973,
ambos en dicho cuerpo legal. Dado que el modo natural y lógico de extinción de un derecho es su ejercicio,
la prescripción constituye una manera anormal de extinción del derecho o de la acción. Consciente de ello la
Jurisprudencia más reciente, como las TS SS 2 Feb. 1984, 16 Jul. 1984, 21 Jun. 1985, 19 Sep. 1985 ,
propugna un tratamiento restrictivo de aplicación de la prescripción a la vida real.
EXISTENCIA DEL NEXO CAUSAL. RELACION DE CAUSALIDAD. La prueba testifical y pericial
practicada en los autos llevan al convencimiento del Juzgador de la realidad del daño, el alcance del mismo
y la relación de causalidad, ahora cuestionada por el apelante. Además no debemos olvidar que la previsión
de ese riesgo por la demandada era posible, como también lo es el evitado mediante una mejor iluminación,
al ser obligación del titular del servicio prestado el mantener las dependencias en adecuado estado para un
uso sin riesgos innecesarios y para todo tipo de usuarios y lo actuado revela que no se adoptaron todas
aquellas medidas posibles para procurar un acceso normal y seguro a sus instalaciones. Concurren pues
todos los requisitos jurisprudencialmente exigidos para declarar la responsabilidad extracontractual que
responde al principio "alterum non laedere" a cargo de la demandada en cuanto propietaria de las
instalaciones donde se produjo la caída. Por ello, en ausencia de una actitud culposa del perjudicado, que
en forma excluyente o concomitante coadyuvase a la producción del daño, cabe imputar a la empresa
explotadora de la Sala de Fiestas, por actos propios de indiligencia en la conservación y estado de las
instalaciones, del resultado dañoso producido por la caída de la actora. Hablamos ahora de la explotación
de una actividad como la de discoteca en la que es obligación de quien desarrolla ese negocio poner a
disposición de los usuarios del mismo, en un ambiente nocturno en el que se reúnen multitud de personas,
en el que es habitual el consumo de alcohol y en el que la iluminación tiene como objetivo esencial la
recreación de un espacio festivo de luces y sombras, un espacio carente de obstáculos y en adecuadas
condiciones de seguridad, lo que no se logra sólo por el sometimiento del establecimiento a los requisitos
administrativos para su apertura y funcionamiento, pues estos son desde luego ajenos a cuestiones
constructivas ornamentales o a la posibilidad de que el suelo pueda presentar en un determinado momento
líquidos que supongan un riesgo para los usuarios, o falta de iluminación adecuada para percibir los
escalones. Se trata por tanto de hacer frente a los riesgos que puedan producirse en el marco de una
actividad empresarial, de modo que la responsabilidad para el empresario se derivará no solo de la
imprudencia asociada a la idea de culpa por su actuación o la de sus empleados, sino también cuando el
daño se produce dentro del marco donde ejerce su influencia siempre, claro está, que el evento que
produce el daño tenga una relación directa o indirecta con la actividad a la que se dedica.
INEXISTENCIA DE COMPENSACIÓN DE CULPAS. Como bien afirma la sentencia analizada "No
concurren circunstancias por ello que aconsejen una compensación de la culpabilidad". En el caso que nos
ocupa, ha de aplicarse el criterio objetivista de la responsabilidad, ya que, aquí, los elementos intervinientes
en el accidente el propietario y el cliente del establecimiento, ocupan posiciones distintas como productores
o generadores de riesgo, condición que sólo tiene el primero de los elementos citados. Por ello, corresponde
al propietario probar que adoptó, en todo momento, la diligencia debida, pese a lo cual no pudo evitar el
resultado dañoso, o lo que es lo mismo, que no existió por parte del mismo la más mínima culpabilidad o
reprochable participación en dicho resultado, adoptando, dadas las circunstancias, las medidas oportunas
para evitar o aminorar el daño, siendo, por tanto, la denunciada, la única responsable del evento dañoso.
CULPABILIDAD DEL DEMANDADO. Pretende la apelante exculpar al demandado alegando que las
condiciones ambientales de iluminación ... del local reciben un tratamiento especial por ser una discoteca,
con efectos especiales de humo... indisoluble a la naturaleza del espectáculo y de la esencia de una
discoteca. Motivo que debe ser plenamente rechazado dado que esas mismas condiciones que expone en
su escrito son las que obligan y responsabilizan al demandado a extremar las diligencias debidas y
exigibles.
La Sentencia del Tribunal Supremo de 8 noviembre 1990 , nos habla del concepto moderno de culpa
que no consiste solamente, según el criterio clásico, en la omisión de la diligencia exigible según las
circunstancias del caso, sino que actualmente se ha ampliado para abarcar aquellas conductas donde hay
negligencia sin una conducta antijurídica y aquellas otras en que, partiendo de una actuación diligente y
lícita, no sólo en su inicio, sino también en su desarrollo, se entiende existente también conducta culposa a
virtud de un resultado socialmente dañoso que impone la desaprobación de la acción o de la conducta por
ser contraria a los valores jurídicos exteriorizados es decir, es una conducta socialmente reprobada. Como
sucede en el presente caso de que, aún teniendo los pertinentes permisos la demandada y pudiendo
acreditar que el local reúne las condiciones mínimas exigidas por la legislación actual, aun partiendo de una
actuación diligente y lícita no solo en su inicio sino en su desarrollo, habida cuenta que la escasa
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iluminación de la una escalera de frecuente uso por los cientos de personas que diariamente transitan por la
misma en la época estival, genera un alto riesgo y produce un daño, se entiende, en este caso, una omisión
culposa. Ya que el propietario del local no ha agotado la diligencia que le es exigible. Los propietarios de
discotecas y locales de alta densidad de tránsito de personas deben extremar las precauciones ante
cualquier circunstancia previsible que pudiera acontecer, debiendo prever los posibles defectos de las
instalaciones, principio al que está subordinado el de «confianza», según mantiene la doctrina del Tribunal
Supremo, es claro que el propietario pudo y debió tratar, al menos, de evitar el accidente, lo que no hizo,
incurriendo así en la responsabilidad a que se refiere el artículo 1902 del Código Civil .
El criterio indemnizatorio del Juzgador es coherente con las pruebas practicadas en los autos y, si
bien minoriza nuestras pretensiones, no podemos desconocer su fundamentación y sano criterio, por lo que
la entendemos ajustada.
En consecuencia, la parte apelada solicitó la desestimación del recurso de apelación y la confirmación
de la sentencia apelada.
SEGUNDO.- Entrando ya a resolver los motivos del recurso de apelación, reitera la apelante la
invocación de la prescripción de la acción ejercida, y ello en base al articulo 1.902 del Código Civil, pues
entiende que es en fecha 17 de febrero de 2004 cuando se sabe ya a ciencia cierta que las fracturas
presentan los acuñamientos referidos como secuelas y ahora reclamados, de modo que el hecho de que
hubiera un alta posterior, de fecha 21.10.2004, en nada varia la anterior.
En este punto considera el Tribunal que, tal y como señala la sentencia de instancia, en el caso que
nos ocupa el actor ha aportado un informe médico en el que se hace constar como fecha definitiva del alta
la del 21 de octubre de 2004, aconteciendo que el profesional que lo suscribe, que fue sometido a
contradicción en el acto del juicio, ratificó la fecha de alta definitiva, explicando la importancia de la lesión y
el tan dilatado periodo de recuperación, y explicando también que aunque el servicio de traumatología
hiciera constar en un informe de 29 de septiembre de 2003 fecha del alta, no puede equipararse a la fecha
de la sanidad, puesto que se refiere que el paciente debía mantener puesto el corsé, y que incluso, una vez
quitado éste, persistieron los dolores unos meses. En consecuencia, en el caso de autos existe una prueba
actora, consistente en pericial médica -prueba necesaria en un caso como el presente en el que el
discernimiento de lo que ha de entenderse por fecha de alta definitiva tiene un carácter técnico-, sin que, sin
embargo, la parte demandada haya presentado un informe pericial alternativo, ni se cuente tampoco con
una pericial judicial que combata las conclusiones médicas de la pericial de parte proporcionada por la
actora.
Así la cosas, a la hora de analizar la carga la prueba sobre la duración de las lesiones, debe
atenderse al artículo 217 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, en cuyo número 2º se establece que incumbe al
actor la carga de probar la certeza de los hechos de los que ordinariamente se desprenda, según las
normas jurídicas a ellos aplicables, el efecto jurídico correspondiente a la demanda; mientras que el número
3º del mismo precepto establece que incumbe al demandado la carga de probar los hechos que, conforme a
las normas que les sean aplicables, impidan, extingan o enerven la eficacia jurídica de los hechos a que se
refiere el apartado anterior. En consecuencia, debe concluirse que la parte demandante ha probado
suficientemente el fundamento de su pretensión, desvirtuando así la alegación de prescripción, cuya prueba
correspondía a la parte demandada. No cabe olvidar al respecto el hecho de que, estando fechado el
registro de la demanda el 30.11.05, existía un intento de conciliación de fecha de registro de entrada
septiembre de 2005 -proveído el 4.10.05-, por lo que la acción fue ejercitada dentro del plazo de un año a
contar desde la interrupción prescriptiva operada por el acto de conciliación.
TERCERO.- Seguidamente, con relación a la puesta en cuestión por la parte apelante de los
elementos que configurarían la responsabilidad de la entidad demandada, se sostiene la falta de nexo
causal entre la caída y sus consecuencias, manifestado que en la documentación aportada por el centro
médico Ca'n Mises no aparece ninguna de las lesiones que, días después, sí aparecen en el lugar de
destino de la parte hoy actora.
En este punto aprecia la Sala que en el informe de ingreso en urgencias en el Hospital Ca'n Misses
de Ibiza ya consta la caída por escaleras de 2,5 metros en la madrugada en cuestión (11.8.03), con pérdida
de conciencia, herida incisa en zona occipital y que el paciente refería dolor en la columna, concretamente
en la musculatura paravertebral dorsal. Ello presenta un continuismo lógico con el informe clínico del
Servicio Andaluz de Salud de 13.8.03, en el que se refiere que, pese a ser dado de alta el día 11, el
paciente no sentía mejoría de su dolor a nivel dorsal, suspendiendo sus vacaciones y compareciendo en el
hospital andaluz, donde se le aprecia la fractura acuñamiento de más de un tercio de D7 y sospecha de
fractura de D6, delatando el TAC entonces realizado la efectiva presencia de esta última fractura. Por otro
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lado, dicha impresión -relativa a que ambos informes médicos parecen corresponder al mismo accidente-,
fue asumida por el perito de la actora, y, en concordancia con lo que se refería en el fundamento de derecho
anterior, la referida pericial no ha sido cuestionada por otra pericial alternativa, cuya aportación hubiera
debido corresponder a la parte demandada, por ser ésta quien, en concordancia con las previsiones del
artículo 217.3 de la Ley de Enjuiciamiento Civil , debió haber acreditado esa pretendida falta de causalidad
entre la caída por las escaleras y las lesiones objeto de autos. En consecuencia, en defecto de esa prueba
todo parece indicar que ambos partes corresponden al mismo accidente, si bien el primer diagnóstico fue
incompleto.
Sostiene también la parte apelante que en la exploración a la que fue sometido el paciente se hace
referencia a la existencia de "ingesta enólica", con presencia en el cuadro sintomático del denominado "fetor
enólico"; es decir, entiende que el parte de urgencias no sólo refiere que el accidentado había ingerido
alcohol (aunque no se llegó a realizar el test toxicológico), sino que la incidencia de ese consumo es de
evidente importancia para determinar la culpabilidad de la pretendida víctima en los hechos descritos.
Sobre este particular, considera la Sala que, ciertamente, cabe entender acreditado en autos el
consumo de alcohol por parte del hoy demandante con anterioridad a la caída por las escaleras de la
discoteca, sin embargo, lo que no se prueba era el grado de impregnación alcohólica que tenía, ya que no
se llegó a medir la misma, siendo, por otro lado, natural el consumo de alcohol en una discoteca, por lo que
únicamente un consumo excesivo, con un grado de embriaguez notable, podría ser entendido como una
desmesura eventualmente susceptible de incidir en el resultado causal con grado de culpa exclusiva o de
concurrencia de culpas. Consumo excesivo que, como se ha indicado, no se acredita en autos, en el que
tales dicciones de "ingesta enólica" y "fetor enólico" son impresiones subjetivas extraídas de la proximidad
física con el paciente, carentes de entidad bastante para catalogar la situación como de embriaguez
propiamente dicha, la cual, por otro lado, no se refiere como tal en el informe médico en cuestión, cuando
pudo haber sido referida de haber sido constatada de facto por el servicio de urgencias del Hospital de
Ibiza.
Así la cosas, el consumo alcohólico por el actor, en tanto que cliente de la discoteca demandada y en
la medida en que no consta que fuera excesivo y provocador de una situación de embriaguez, no se
presenta a los ojos del Tribunal como dato que opere procesalmente en perjuicio del demandante. Por el
contrario, dicha situación evidencia una obvia realidad reprochable precisamente a la demandada, pues
partiendo de la premisa, por su notoriedad, de que el consumo del alcohol en la discoteca constituye su
principal fuente de ingresos, sin embargo, la entidad demandada no proporcionaba a sus clientes, que
discurren por las instalaciones del local en estado de cierta euforia, escaleras de acceso a los distintos
enclaves del local en condiciones de suficiencia, en lo que a seguridad se refiere. En efecto, así acontecía
en el concreto lugar del accidente, tal y como se desprende de la prueba pericial practicada en autos en la
persona del arquitecto Dº Fernando , en cuyas conclusiones refiere, respecto de la escalera litigiosa, lo que
se dirá:
- Ancho inferior a 1,00 m.
- Escalones (2º tramo) sin la iluminación de señalización.
- Iluminación deficiente en el recorrido de los dos tramos.
- Peldañeado realizado con un pavimento no apropiado.
Todo lo cual conduce al perito a estimar "que la escalera analizada, no cumple con los requisitos
mínimos establecidos en las normativas de referencia.".
Conclusión ésta que, a su vez, es alcanzada por la observación fotográfica de la escalera, la cual
evidencia carencias de seguridad, especialmente habida cuenta de las ya citadas peculiaridades de este
tipo de locales. Todo lo cual es, a su vez, concordante con la testifical relativa a las condiciones del lugar en
el día de autos.
En concordancia con lo expuesto, cabe referir que, además de que la ingesta enólica no se presenta
como determinante de culpa en el perjudicado, la prueba practicada en autos acredita la falta de
cumplimiento de la diligencia debida por parte de la discoteca demandada con relación a las condiciones de
la escalera de autos, de modo que la culpa de dicha entidad resulta enmarcable en las previsiones del
artículo 1.902 del Código Civil , no ya por falta de acreditación por su parte del cumplimiento de la debida
diligencia, sino porque la prueba actora desplegada en autos acredita solventemente su omisión de la
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diligencia debida.
Añade la apelante, en relación a las condiciones ambientales del local, especialmente la iluminación,
que estamos hablando de una discoteca, lo que implica un tratamiento especial de la luz que no puede ser
el mismo que en una oficina o un supermercado, minorado a los efectos de crear el ambiente deseado, con
profusión de cambios de colores, intensidad etc., todo ello en un ambiente de elevada sonoridad, máxima
concurrencia de público (Pacha en Verano en Ibiza) y efectos especiales como humo; todo ello formado
parte indisoluble de la naturaleza del espectáculo de ocio nocturno que es una discoteca a pleno
rendimiento. De modo que cualquiera que accede a un local de estas características lo sabe y debe
asumirlo, ya que forma parte intrínseca del espectáculo.
Respecto de tales alegatos, presentados por la defensa de la parte apelante como justificativos del
entorno y, por lo tanto, de obligada asunción por el cliente de la discoteca, de quien, en consecuencia, se
pregona una culpa total o parcial en el accidente, entiende el Tribunal que no hacen sino redundar, aún
más, en la obligación que tenía la entidad demandada de otorgar especial cuidado en las condiciones de los
accesos, que en tanto que escasamente iluminados y frecuentados por mucha gente, debieron haber sido,
cuando menos, dotados de una amplitud y calidad adecuados.
CUARTO.- Respecto de la cuantificación de lo reclamado, refiere la parte apelante que el tiempo de
curación de las lesiones no puede fijarse únicamente atendiendo a los informe de alta y bajas de la
seguridad social, ya que la incapacidad temporal o los días impeditivos extra hospitalarios desde el punto de
vista de la Ley sobre responsabilidad civil de vehículos a motor (baremo aplicado de contrario), obedecen a
criterios diferentes que la incapacidad laboral. Por tal motivo, en todo caso sería de aplicación la fecha del
26.9.03, en la que según el informe clínico del Hospital Punta Europa, se da el alta, declarándose al
paciente en buen estado general y se le recomienda seguir un plan de fisioterapia domiciliaria (corsé) y
medicación protectora. En dicho informe se hace constar que en el TAC que se realiza no se muestran
cambios con respecto a las radiografías previas.
En este punto, además de deberse referir por este Tribunal el hecho de que la aplicación al caso de
autos del baremo indemnizatorio regulador de los accidentes de tráfico, debe entenderse en sentido
meramente orientador al objeto de establecer cifras racionales a la hora de la cuantificación de las lesiones,
sin que, por lo tanto, quepa ahora entrar en excesivos pormenores formales; debe añadirse, una vez más,
que las fechas de alta y la entidad de las secuelas aparecen respaldadas en autos por el informe pericial
proporcionado por la parte actora, sin que la contraparte haya presentado prueba de descargo dirigida a
poner en cuestión tales opiniones técnicas, de modo que el juego de los números 2º y 3º del artículo 217 de
la LEC nuevamente desplaza la argumentación que, al respecto, presenta la parte demandada apelante, por
lo que debe desestimarse el recurso de apelación también en este punto.
ULTIMO.- Al desestimarse el recurso de apelación procede imponer las costas a la parte apelante, y
ello en aplicación de los artículos 398 y 394 de la Ley de Enjuiciamiento Civil .
VISTOS los preceptos legales citados, concordantes, y demás de general y pertinente aplicación.
FALLAMOS
QUE DESESTIMANDO EL RECURSO DE APELACION interpuesto por PACHA IBIZA, S.A., y en su
representación el/la Procurador/a de los Tribunales Dº/ª Francisco Javier Gayá Font, contra la sentencia
dictada por la Ilma. Sra. Magistrada-Juez del Juzgado de Primera Instancia número 1 de Ibiza en fecha 4 de
septiembre de 2006 en los presentes autos de juicio ordinario en ejercicio de acción de reclamación de
cantidad, seguidos con el número 1432/05, de los que trae causa el presente rollo de apelación, DEBEMOS
ACORDAR Y ACORDAMOS:
1) CONFIRMAR la sentencia de instancia.
2) Imponer las costas del recurso a la parte apelante.
Así por esta nuestra sentencia, de la que se llevará certificación al Rollo de Sala, la pronunciamos,
mandamos y firmamos.
Sra. María Pilar Fernández Alonso Sr. Miguel Álvaro Artola Fernández Sra. Juana María Gelabert
Ferragut
PUBLICACIÓN
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Extendida y firmada que ha sido la anterior resolución por los Ilmos. Srs. Magistrados indicados en el
encabezamiento, procédase a su notificación y archivo en la Secretaría del Tribunal, dándosele publicidad
en la forma permitida u ordenada por la Constitución y las leyes, todo ello de acuerdo con lo previsto en el
artículo 212 de la Ley de Enjuiciamiento Civil . Doy fe.
PUBLICACIÓN: En la misma fecha fue leída y publicada la anterior resolución por el Ilmo. Sr/a.
Magistrado que la dictó, celebrando Audiencia Pública. Doy fe.
DILIGENCIA: Seguidamente se procede a cumplimentar la notificación de la anterior resolución. Doy
fe.
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