Néstor Martínez Gimbert. 11 años. Estudio 6º curso CEIP “Manuel Franco Royo” Avda Escatrón s/n 44500 ANDORRA (Teruel) 978843515 – Fax 978880206 [email protected] Un minuto, solo pido un minuto de tranquilidad y relajación, en el que solo podemos plantearnos una cosa, imaginémonos de repente, que todos fuéramos iguales, todos altos o bajos, todos morenos, todos con ojos verdes o marrones, todos hablando el mismo idioma o todos con el mismo color de piel en nuestro cuerpo. ¿Cómo sería nuestro mundo? ¿Qué sería nuestra rutina diaria? ¿Cómo serían los niños? ¿Cómo naceríamos?.... Muchísimas preguntas nos hacemos en nuestra cabeza, el mundo sería demasiado soso, demasiado aburrido, nunca ocurriría nada, el paisaje, siempre sería el mismo, no habría costumbres ni nada, en mi opinión, todo sería un desastre. Ahora, han pasado sesenta segundos y acabas de vivir una experiencia extraña en tu mente, dime ahora, lo que opinas de nuestro mundo, ¿Te gusta más ahora?, piénsalo bien, nuestro mundo es divertido, solo hay que fijarse en cómo han cambiado los tiempos, antes la palabra ¨ convivencia ¨, no significaba nada en absoluto incluso en los colegios los niños y niñas estaban separados por géneros, en el colegio no contactaban, no se comunicaban unos con otros y claro estaba que era una vida aburrida, podría ser parecida a la comparación que te he hecho reflexionar al principio. Eran otros tiempos y otra mentalidad. Has mirado al pasado, ahora mira el presente, todo es más divertido, no solo los niños y las niñas tienen contacto en la escuela, sino que también, observamos que hay más color en el ambiente. Hay niños que no son como los demás, ¿verdad?, son niños diferentes con distinto color de piel, pero ese niño es mucho más que un color de piel… Es un nuevo contraste, un nuevo lugar, un nuevo país, costumbres, tradiciones, historia y sucesos muy interesantes. No solo hay un niño, hay más niños y diferentes, también son de otros países, otras culturas. A veces no nos damos cuenta de que está muy bien que haya gente nueva de otros países y que, en ocasiones, los juzgamos por sus costumbres y sus culturas y los despreciamos y no les hacemos sentir iguales, pero no de personas, sino de derechos y convivencia y los insultan o les pegan y hay que meternos en su piel y pensar que ellos están muy tristes porque han llegado a nuestro país por problemas diversos y si encima les hacemos creer que a ellos no les quiere ningún amigo les hacemos mucho daño y por eso, debemos evitar esos grandes defectos. También debemos aprender a tolerar y a intentar aparte ser amigos de esas personas. Sin ir más lejos, por ejemplo en mi colegio convivimos niños de varios países como Rumanía, Polonia, Pakistán, Marruecos, Argentina, Perú, etc… De algunos como Yalil, aprendemos cosas muy interesantes como la preparación del pan en su país, que aunque las costumbres son diferentes luego resulta que te gusta y nos explicó que lo hacía su madre en su casa con ingredientes de origen africano, tiene un sabor tostado y crujiente muy bueno, esto ya demuestra que la comida extranjera, también puede ser muy buena, y que tenemos que admitir que a veces decimos, bah, qué asco… ¿A que sí?, admítelo, a veces juzgamos el sabor de la comida por el país de la que pertenece y eso no se puede hacer porque si ni siquiera la hemos probado, a lo mejor. Sin ir más lejos el año pasado, en la fiesta de fin de curso las madres de los alumnos vendían comida para el viaje de estudios, muchos de los platos eran de los que vemos más a menudo, pero otros producían auténtico contraste, eran de otros países y que a primera impresión, nos parecen extraños y los habían cocinado las madres de los alumnos y estaban buenísimos, en realidad. Algo que realmente me parece muy bien son las jornadas interculturales, que se celebran en Andorra y que ponen varias mesas con platos de todos los países, asiáticos, rumanos, árabes, africanos, polacos, sudamericanos…. En nuestra clase tenemos también a Julián, que es argentino y que su madre hace unos cuadrados morenos que se nota que están buenísimos, Geanina es rumana y tiene un bar en el pueblo en el que venden kebabs, una especie de bocadillo con pan, ternera, queso, lechuga, tomate y varios ingredientes mezclados. Recuerdo que de pequeño mi prima tenía dos amigas africanas: Chava y María, vivían en La Mata y actualmente viven en Alcorisa. Ellas nos enseñaron juegos típicos de su país y un día fuimos a su casa y nos enseñaron con su madre un baúl, donde tenían unos preciosos vestidos con colores increíbles y vivos típicos de allí, en el colegio del pueblo había más niños de otros países que del pueblo. Y esto es lo que está pasando en la mayoría de los pueblos de España, y gracias a eso, muchos de los colegios de los pueblos pequeños siguen abiertos, porque como hace años, la gente joven, se marchaba a la ciudad a estudiar y se quedaba trabajar, se quedaban sin niños, solo estaban habitados por adultos y entonces gracias a que han venido muchas familias de fuera han vuelto a abrir los colegios que antes permanecían cerrados y por eso ahora las escuelas son de colores y afortunadamente lo vemos lo más normal del mundo, compartiendo juegos, charlas y asignaturas. También tenemos que acordarnos que ellos y ellas al llegar al colegio tienen una tarea extra y difícil: aprender español; con que imagina, aparte inglés y todo lo demás… ¿Qué tal se nos daría a nosotros aprender rumano o polaco en tan poco tiempo? Pensándolo bien debe de ser muy duro dejar tu casa, tu pueblo o tu ciudad y tu país para irte a otro. Dejar a tus parientes y si puedes volver a visitarlos por navidad o en vacaciones… Luego imagínate que llegas de un clima suave y te metes en un sitio de mucho frío por ejemplo, donde la gente se viste de otra manera y tiene costumbres diferentes a las tuyas. Todo es diferente: las casas, los horarios, las celebraciones, la comida y la forma de prepararla. En fin que es muy complicado. Así que deberíamos ponernos en su lugar mas a menudo. Sobretodo en los colegios para que estos chicos y chicas estén felices y seguro que todos aprendemos de todos, compartamos juegos, palabras, deportes, actividades y todo lo que haga falta en nuestra escuela de colores. FIN ESCRITA POR NÉSTOR MARTÍNEZ GIMBERT