Los problemas económicos de la zona euro y los mercados

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Los problemas económicos de la zona euro y los mercados
internacionales
Las economías europeas integrantes de la zona euro se encuentran atravesando una
difícil situación derivada de los grandes problemas que comenzaron a gestarse en la
crisis financiera del 2008 y que han llevado a incrementos significativos de los déficit
de los sectores públicos en casi todos los países y aumentos significativos de la deuda
pública, con niveles de actividad sin recuperarse y un panorama financiero realmente
preocupante.
Recién la semana pasada, los países de la Unión Europea, con el apoyo del Fondo
Monetario Internacional, lograron aprobar la ayuda financiera a Grecia, economía a
punto de entrar en bancarrota, como única salida para evitar una crisis global de la zona
euro. Dicho país ha tenido que implementar un severo ajuste fiscal, que está siendo
resistido por la población y los sindicatos, pero que se constituye en la única salida para
tratar de sanear las cuentas públicas.
Otros países como Irlanda, Portugal y España están también con grandes dificultades,
aunque no en situaciones tan difíciles como había llegado Grecia. Por ello, la ayuda a
Grecia implica en los hechos la búsqueda de la estabilidad de la zona euro, ese es el
principal objetivo. Irlanda tiene un déficit público mayor que el de Grecia y una deuda
mayor que la de España, pero ha logrado con rapidez conseguir un pacto entre el
gobierno, la oposición, los trabajadores y las empresarios, para implementar un
programa de contracción fiscal duro, con una reducción importante de los salarios de los
trabajadores.
La historia empieza con los problemas financieros del 2008, la caída en los niveles de
actividad, la entrada en recesión, la ayuda pública para contribuir a evitar el colapso del
sistema financiero y luego para hacerse cargo de las ayudas sociales, todo lo que
incrementó en forma considerable el déficit del sector público en la mayoría de los
países. Para darse una idea, en España, el déficit público supera el 11% del PIB. Unido a
ello, se verificó un incremento considerable de la deuda soberana de los países,
conformando una situación explosiva: recesión, problemas de finanzas públicas y alto
endeudamiento.
Mientras que en el resto de la economía internacional se ha comenzado a visualizar los
signos de la recuperación, Europa se sumerge en un panorama de incertidumbre, difícil
de prever las consecuencias que tendrá. Los mercados están preocupados por saber si la
crisis de Grecia se extenderá a otros países. Las calificadoras de riesgo han disminuido
la calificación de la deuda soberana de España y Portugal, encareciendo por lo tanto su
costo y poniendo en dificultades su financiamiento.
Portugal ha anunciado el aplazamiento de obras públicas, como el nuevo aeropuerto de
Lisboa o un tercer puente sobre el río Tajo, en la política de tratar de reducir el gasto y
por tanto el déficit del Estado. En España, por otra parte, su Presidente Rodríguez
Zapatero anunciará la semana próxima nuevas medidas orientadas a lograr reducir el
déficit, tratando de que no impacte en el crecimiento económico. En el primer trimestre
del año se registró un muy leve aumento del PIB de una décima, pero que corta con la
situación de recesión que se verificaba desde mediados del 2008. Igualmente, la
situación es grave, con una economía que muestra una tasa de desempleo superior al
20%. Un quinto de la población económicamente activa está desocupada. Dichos
registros no se veían en España desde inicios de los años noventa cuando se integró a la
Unión Europea.
Esta situación está incluso penalizando a otros países de la Unión Europea que están
mucho más saneados, como por ejemplo Polonia, único país de la UE que logró eludir
la recesión en el 2009, pero que ahora está sufriendo una penalización de los mercados a
la hora de colocar sus emisiones de deuda.
El euro que se cotizaba alrededor de 1,5 dólares americanos en el mes de diciembre
pasado, ha ido perdiendo valor y ahora está a menos de 1,3 dólares y la tendencia
seguirá a la baja en las próximas semanas.
Lo que es claro, es que las autoridades políticas y económicas de la UE están
enfrentadas a encontrar soluciones que traten de revertir la situación y lograr superar
este difícil momento.
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