Terapia Fotodinámica

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Terapia foto dinámica y foto diagnóstico del cáncer con ácido aminolevulico
Prof. Dra. Alcira Batlle
Investigadora Superior CONICET – Directora CIPYP (CONICET-FCEN, UBA)
Los dos proceso fundamentales de los cuales depende la vida en la tierra, son la fotosíntesis
y la respiración. En el primero la energía luminosa es captada por las clorofilas y convertida
en energía química; en la respiración, el grupo hemo de la hemoglobina transporta el
oxígeno a los tejidos. Hemos y clorofilas son hierro y magnesio derivados de la
protoporfirina. Por ello, las porfirinas se consideran los pigmentos de la vida.
Todas las células vivas tienen la capacidad de sintetizar porfirinas. Hasta la etapa de
formación protoporfirina, el camino de biosíntesis de las porfirinas es el mismo en
animales, vegetales y bacterias y ocurre por la acción secuencial de ocho enzimas
específicas, comenzando por moléculas pequeñas hasta las complejas moléculas de los
tetrapirroles cíclicos o porfirinas. Estas etapas se encuentran muy finamente reguladas, de
manera que solamente se sintetiza la cantidad de porfirinas necesaria fisiológicamente, con
un rendimiento del 95 %, esto significa que en condiciones normales se excretan muy
pequeños valores de los intermediarios de este camino metabólico.
Pero cuando fallan los mecanismos de control, y alguna de estas enzimas es deficiente, se
producen las enfermedades conocidas como porfirias. Las porfirias, que pueden ser
genéticas o adquiridas, son entonces las enfermedades metabólicas de la biosíntesis del
hemo. Como consecuencia de esos desórdenes enzimáticos, se van a acumular en el
organismo y se excretan las moléculas llamadas precursores, ácido aminolevulico (ALA) y
pofobilinógeno (PBG) o bien las distintas porfirinas.
Según los signos clínicos, las porfinas pueden ser agudas o cutáneas. En las Agudas la
sintomatología es de tipo neuroabdominal y se debe a la acumulación de ALA y PGB que
se excretan por orina, son las moléculas neurotóxico. En las porfirias Cutáneas, el síntoma
característico es una intensa fotosensibilización en las zonas expuestas de la piel, como
consecuencia de la acción de la luz sobre las porfirinas acumuladas y en circulación, que se
excretan por orina o materia fecal.
Las porfirinas son pigmentos rojos que fluorescen cuando se las ilumina con luz UV, son
compuestos fotosensibles, la luz las excita, se fotoactivan, y cuando regresan al nivel basal
de energía, pierden ese exceso parte como fluorescencia y parte reacciona con el oxigeno
generando las conocidas especies reactivas de oxígeno o radicales libres, fuertemente
oxidantes. Estos radicales libres son los responsables del envejecimiento celular, y son los
agentes etiológicos de las porfirias. También participan en las primeras etapas de la
carcinogénesis. Los pacientes porfíricos, que les acumulan, tiene mayor riego de desarrollar
cáncer que otros individuos.
Existe entonces una estrecha relación entre cáncer y porfiria. En los comienzos de los años
70 trabajando con tumores vegetales demostramos que las células neoplásica son capaces
de formar 20 a 30 veces más porfirinas que las normales. Además los tumores captan y
concentran las porfirinas selectivamente y en comparación con el tejido normal y cuando se
los ilumina, las células que contienen las porfirinas se destruyen específicamente, sin daño
a las vecinas. Estos han sido los fundamentos para el desarrollo de una metodología para el
fotodiagnóstico (FD) y la terapia fotodinámica (TFD) del cáncer a partir de ALA.
El procedimiento se basa en la formación endógena de porfirinas en las mismas células
malignas a partir del precursor ALA. Por irradiación con una luz de determinada longitud
de onda, las pofirinas emiten fluorescencia, lo cual permite identificar y diagnosticar el
tumor, es el fotodiagnóstico o bien destruirlo selectivamente, lo cual constituye la llamada
Terapia Fotodinámica. El ALA se puede administrar por distintas vías y en distintos
vehículos.
Las aplicaciones del FD y de la TFD en la Clínica Médica comenzaron en el año 1990. Hoy
existe una copiosa información acerca de su uso e numerosas patologías, incluyendo
algunas que no son neoplásicas.
Las investigaciones biomédicas, deben regirse por los principios éticos que guían a los
estudios realizados con animales y seres humanos.
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