La_pregunta_metaf_sica

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La pregunta metafísica
Objetivos de Aprendizaje:
 Comprenden el concepto de metafísica con su historia y sus características esenciales.
 Conocen e interpretan la Teoría de las Ideas de Platón
 Conocen los principios y formulación de la metafísica aristotélica
PROBLEMAS METAFISICOS
La metafísica es la rama más abstracta de la filosofía. Además, la naturaleza exacta de su objeto
de estudio ha sido constantemente discutida, del mismo modo que lo han sido su validez y utilidad.
Así pues, en este apartado estableceremos el origen de la metafísica, seguiremos su evolución a
lo largo de la historia y pasaremos revista a las críticas recibidas para llegar a la nueva actitud
metafísica, que en la actualidad se concreta en la filosofía existencialista, corriente preocupada
básicamente por el sentido de la vida.
a) El origen de la metafísica
Aunque Aristóteles sienta las bases de la metafísica como rama del saber, su verdadero origen
como indagación acerca de las primeras causas ya aparece en los inicios de la filosofía. No hay
duda de que los primero filósofos griegos trataron de buscar una explicación al origen y formación
del mundo, así como al constante cambio que están sometidas las cosas. Sin embargo, el origen
de la metafísica se puede situar más atrás en el tiempo. En la civilización egipcia ya encontramos
una gran preocupación por la vida de ultratumba y por el culto a los dioses.
El deseo de eternidad se refleja en su estética, pues los grandes volúmenes de sus construcciones
arquitectónicas pretenden superar el paso del tiempo. Con respecto a los dioses, baste con pensar
que las almas son conducidas ante el tribunal del dios Osiris tras la muerte.
En definitiva, los grandes temas que marcaron la metafísica occidental durante siglos ya aparecen
dibujados en las religiones y mitos que preceden al pensamiento racional: la preocupación por el
origen del mundo, la inmortalidad del alma y el problema de la divinidad.
b) Definición y evolución de la metafísica
El término metafísica fue acuñado alrededor del año 70 A.C por el filósofo griego Andrónico de
Rodas cuando recopiló y editó los catorce libros de Aristóteles que se encontraban “después de
[la] física”. En realidad, esos libros trataban fundamentalmente algunos problemas relacionados
con lo que denominaríamos “filosofía de la ciencia”, es decir, se trataría más bien de una reflexión
“meta- científica”.
En definitiva, Aristóteles proyectaba la metafísica como la ciencia o filosofía primera, o sea, como
aquella que suministraría el fundamento a todas las demás ciencias. Según Nicolás Abbagnano, la
metafísica implicaría “una enciclopedia de las ciencias, esto es, un prospecto completo y
exhaustivo de todas las ciencias en sus relaciones de coordinación y subordinación, y en sus
tareas y en los límites asignados a cada una, de una vez por todas”.
La metafísica se puede definir como el estudio de las características de la realidad que trasciende lo sensible, es
decir, del ser como esencia de la realidad, así como sus propiedades, principios y causas.
Por otra parte, Aristóteles defendió al comienzo del libro de la metafísica que “hay una ciencia que
estudia el ser en cuanto ser y sus atributos esenciales”. Con ello, introdujo un tema más general y
abstracto en el objeto de estudio de la metafísica: el de la unidad y la naturaleza del ser. Además,
Aristóteles también entendió ese ser como el” primer motor inmóvil” de todas las cosas. Como
consecuencia, la metafísica se comenzó a entender en dos sentidos.
En un sentido general, la metafísica se ocuparía del “ser en cuanto ser”, es decir, de ontología. La
ontología es la parte de la metafísica que trata del ser en general y de sus propiedades.
Como disciplina especial de la filosofía, ha sido cultivada durante los siglos XVIII, XIX y XX por
filósofos de diferentes tendencias.
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En otro sentido, particular, la metafísica se ocuparía de “lo suprasensible o los seres que carecen
de materia y son eternos”, o sea, de teología. La teología es la parte de la metafísica que estudia
las condiciones de la posible existencia de la divinidad y de las características de su naturaleza.
A partir de ahí, la metafísica se convirtió en un saber sobre lo trascendente, sobre lo que “va más
allá” del saber físico. Ésa fue la perspectiva tradicional en la definición de la metafísica hasta Kant,
quien fundamento la metafísica sobre la base de una teoría del conocimiento. Kant es el primer
metafísico que tiene conciencia clara del cambio radical del horizonte que se había operado en la
metafísica después de Descartes. En Kant, los contenidos de la metafísica –ALMA, MUNDO y
DIOS- no son objeto de conocimiento científico, como lo pueden ser la matemática o la física, sino
que son realidades ideales que postulan a través de la fe moral.
c) Los temas de la metafísica
Como hemos apuntado, la historia de la metafísica gira entorno a unos determinados conceptos
que han sido punto de partida para la creación de toda una manera de pensar durante siglos. Así
pues, en este apartado se examinarán algunos conceptos relevantes como el ser, la sustancia y
sus accidentes, el alma y Dios.
 El ser. Sin duda, el concepto de ser es el eje sobre el que se ha construido la metafísica.
Aristóteles afirmaba que “el ser se dice de muchos modos”. Esto significa que no es un vocablo
univoco, pero tampoco es un término totalmente equivoco.
Ser es un término análogo, es decir, que expresa en cierto sentido cosas comunes y en otro
sentido cosas distintas. Pero, ¿Qué significa “ser”? Para responder a esta pregunta podemos
distinguir entre uso predicativo y uso existencial del término.
 Uso predicativo. Según este uso, atribuimos al sujeto de una proposición una
determinada cualidad, por ejemplo, “Sócrates es hombre” o “Roma es una bella ciudad”.
 Uso existencial. Se puede expresar simplemente la existencia o presencia de un objeto,
pero también puede querer indicar el reconocimiento que identifica a un objeto como tal.
Por ejemplo, cuando declaramos que “Sócrates es”, apuntamos a la realidad de la
existencia de Sócrates; cuando decimos “eso es una rosa”, estamos afirmando que un
determinado objeto se identifica como tal y se diferencia de los demás.
El problema del ser, que aparece en relación con el uso existencial, consiste en establecer
cuáles se pueden considerar rasgos esenciales que definen el objeto en cuestión y cuáles
son simples aspectos aparentes del mismo. Desde ese contexto, aparecerán las nociones
de sustancia y accidente.
 La sustancia y los accidentes.La palabra latina substantia es la traducción de la griega
hipóstasis, que quiere decir” estar debajo” o “ser soporte” de algo. La sustancia es aquello que
hace que algo sea lo que es y no otra cosa, es decir, aquello que identifica a alago como tal y
lo diferencia de lo demás. Pero, ¿Qué soporta la sustancia? El término “accidente” sería la
respuesta a esta pregunta, pues los accidentes son las cualidades de los cuerpos.
La sustancia es la definición propia y fundamental del objeto. Es lo que permanece constante e inalterado a pesar
de los cambios que pueda padecer ese objeto. En contraposición, los accidentes son aquellas características de los
objetos que no son fundamentales para su configuración.
Se puede deducir, pues lo definitorio de la sustancia es aquello en lo que consiste su esencia. De
hecho, para Aristóteles y para la filosofía posterior hasta el empirismo, la sustancia es la esencia
necesaria de las cosas. Tomás de Aquino recoge este aspecto del pensamiento aristotélico sobre
la sustancia y resalta que lo que define la sustancia es la subsistencia, esto es, su independencia
de cualquier otra circunstancia. Así Descartes define la sustancia como “aquella cosa que existe
de tal manera que no necesita de otra para existir”.
 El problema del alma. El problema del alma se origina en un contexto religioso, como” soplo”
de vida y como imagen de uno mismo que trasciende a la muerte del cuerpo. En este sentido
filosófico, el concepto del alma (psyché, en griego) tiene dos significados básicos: como
principio de vida y como principio de conocimiento racional. A estos significados se le asocia
también la idea religiosa de inmortalidad.
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Aristóteles considera el alma principalmente en el primer sentido, aunque también consideró un tipo
de alma específico para los seres humanos: el alma racional, siendo ésta el elemento sustancial del
cuerpo.
El alma es la realidad inmortal, de naturaleza sobrenatural, principio de conocimiento racional y de gobierno
moral, mientras que el cuerpo es la realidad mortal de naturaleza animal y guiada por las pasiones.
Tipos de alma
Vegetativa(plantas)
Sensitiva(animales)
Racional( humanos)
Funciones
Nacer, crecer, reproducirse y morir
Conocimiento sensible. Apetencia sensible.
Conocimiento racional. Apetencia racional
1.1 Visión del alma propuesta por Aristóteles y sus funciones respectivas
 El asunto de Dios. No se conoce ningún pueblo que no tenga o haya tenido una más o menos
marcada conciencia religiosa, pero ¿cuál es el origen de dicha conciencia religiosa? ¿Cuáles
han sido las pruebas que se han ofrecido para defender la existencia de Dios?, ¿qué
objeciones se han presentado?

Conciencia religiosa. Se puede marcar el origen de una conciencia religiosa a partir de
los primeros enterramientos sobre los que se tienen evidencias arqueológicas.

Pruebas de la existencia de Dios. A lo largo de la historia se han dado diferentes
pruebas de dicha existencia. Estas pruebas se pueden clasificar en:
-
Pruebas de tipo ontológico, Anselmo de Canterbury formula por primera vez en el
Proslogium el “argumento ontológico”. Según este argumento. Dios es “aquello cuyo
mayor no puede ser pensado”. También es aquello mayor que no puede ser penado
pero debe existir, si no, no sería lo mayor que no puede ser pensado, pues habría otra
cosa inferior, que al estar dotada de existencia, sería consecuentemente mayor.
Luego Dios existe, no sólo mentalmente, sino en la realidad.
-
Pruebas de tipo causal. Pruebas de este tipo son básicamente las denominadas
“cinco vías” de Tomás de Aquino. Todas ellas tienen la misma estructura: se parte de
un hecho de la experiencia – movimiento, causalidad, contingencia, grados de
perfección u orden del universo – y se llega a través del hecho a Dios. Como primer
motor, causa incausada, ser necesario, ser perfecto o inteligencia suprema.
-
Pruebas de tipo ético-moral o experiencial. Se apoyan en la libertad humana que
exige la existencia de un “ser” que colme las aspiraciones éticas del hombre. Estas
aspiraciones no pueden alcanzarse en este mundo. Así pues, la constatación de la
existencia de una conciencia moral, según Kant, demandaría la existencia de Dios.
-
Objeciones contra la existencia de Dios. A pesar de que las creencias religiosas se
han mantenido vigentes durante milenios, este hecho no justifica que dichas creencias
sean legítimas. También se han presentado fuertes objeciones tanto a las formas
populares de entender a Dios como a las distintas argumentaciones a favor de su
existencia. Así, Feuerbach ha apuntado que la imagen de Dios no es más que una
proyección de las cualidades humanas: es Dios quien está hecho a imagen y
semejanza del hombre. Freud ha denunciado la imagen paternalista de Dios que
subyace en toda religión y que se expresa el carácter inmaduro de la personalidad
religiosa. Marx ha ligado el fenómeno religioso a la necesidad de los grupos de poder
para justificar su dominio sobre las clases populares. Nietzsche, desde una postura
radicalmente vitalista, explica que la creencia en ese trasmundo y en sus valores
trascendentales nade de los sentimientos de culpa y de resentimiento, inculcados por
la clase sacerdotal en los espíritus de los débiles.
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A continuación lea el capítulo séptimo del libro La República de Platón
Alegoría de la Caverna
Ahora represéntate el estado de la naturaleza humana, con relación a la ciencia a y a la
ignorancia, según el cuadro que te voy a trazar. Imagina un antro subterráneo, que tenga en toda
su longitud un abertura que dé libre paso a la luz, y en esta caverna hombres encadenados
desde la infancia, de suerte que no puedan mudar de lugar ni volver la cabeza a causa de las
cadenas que les sujetan las piernas y el cuello, pudiendo solamente ver los objetos que tienen
enfrente. Detrás de ellos y a cierta distancia y a cierta altura, supóngase un fuego cuyo
resplandor los alumbra, y un camino escarpado entre este fuego y los cautivos. Supón a lo largo
de este camino un muro, semejante a los tabiques que los charlatanes ponen entre ellos y los
espectadores, para ocultarles la combinación y los resortes secretos de las maravillas que hacen.
- Ya me represento todo eso.
- Figúrate personas que pasan a lo largo del muro llevando objetos de toda clase, figuras de
hombres, de animales, de madera o piedra, de suerte que todo esto aparezca sobre el muro.
Entre los portadores de todas estas cosas, unos se detienen a conversar y otros pasan sin decir
nada.
- Extraños prisioneros y cuadro singular.
-Se parecen sin embargo, a nosotros punto por punto. Por lo pronto, ¿crees que puedan
ver otra cosa de sí mismos y de los que están a su lado, que las sombras que van a producirse
enfrente de ellos en el fondo de la caverna?
-No.
- ¿Ni cómo habían de poder ver más, si desde su nacimiento están precisados a tener la cabeza
inmóvil?
- Sin duda.
- Y respecto de los objetos que pasan detrás de ellos, ¿pueden ver otra cosa que las sombras de
los mismos?
-No.
-Si pudieran conversar unos con otros, ¿no convendrían en dar a las sombras que ven los
nombres de las cosas mismas?
-Sin duda.
-Y si en el fondo de su prisión hubiera un eco que repitiese las palabras de los transeúntes, ¿no
se imaginarían oír hablar a las sombras mismas que pasan delante de sus ojos?
-Si.
-En fin, no creerían que pudiera existir otra realidad que estas mismas sombras.
- Es cierto.
-Mira ahora lo que naturalmente debe suceder a estos hombres, si se les libera de las cadenas y
se les cura de su error. Que se desligue a uno de estos cautivos, que se le fuerce de repente a
levantarse , a volver la cabeza, a marchar y mirar de lado de la luz; hará todas estas cosas con un
trabajo increíble, la luz le ofenderá a los ojos, y el alumbramiento que habrá de causarle le
impedirá distinguir los objetos cuyas sombras veía antes. ¿Qué crees que respondería si se les
dijese que hasta entonces solo había visto fantasmas y que ahora tenía delante de su vista
objetos más reales y más aproximados a la verdad. Si enseguida se le muestran las cosas a
medida que se vayan presentando y a fuerza de preguntas se le obliga a decir lo que son, ¿no se
le pondrá en el mayor conflicto y no estará él mismo persuadido de que lo que veía antes era más
real que lo que ahora se le muestra?
- Así es.
-Y si se le obligase a mirar al fuego, ¿no sentiría molestia en los ojos? ¿No volvería la vista para
mirar a las sombras, en las que se fija sin esfuerzo? ¿No creería hallar en éstas más distinción y
claridad que en todo lo que ahora se le muestra?
- Seguramente.
- Si después se le saca de la caverna y se le lleva por el sendero áspero y escarpado hasta
encontrar la claridad del sol, ¿qué suplicio sería para él verse arrastrado de esa manera? ¡Cómo
se enfurecería!. Y cuando llegara a la luz del sol, deslumbrados sus ojos con tanta claridad,
¿podría ver ninguno de estos numerosos objetos que llamamos seres reales?
- Al pronto no podría.
- Necesitaría indudablemente algún tiempo para acostumbrarse a ello. Lo que distinguiría más
fácilmente sería, primero, sombras, después, las imágenes de los hombres y demás objetos
pintados sobre la superficie de las aguas; por último, los objetos mismos. Luego, dirigiría sus
miradas al cielo, al cual podría mirar más fácilmente durante la noche a la luz de la luna y de las
estrellas que en pleno día a la luz del sol.
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- Sin duda
- Y al fin podrían, no solo ver la imagen del sol en las aguas y dondequiera que se refleja, sino
fijarse en él y contemplarlo allí donde verdaderamente se encuentra.
-Sí
-Después de esto, comenzará a razonar, y llegaría a concluir que el sol es el que crea las
estaciones y los años, que gobierna todo el mundo visible y el que es, en cierta manera, la
causa de todo lo que se veía en la caverna.
-Es evidente que llegaría como por grados a hacer todas estas reflexiones.
- Si en aquel acto recordara su primera estancia, y la idea que allí se tiene de la sabiduría y a sus
compañeros de esclavitud, ¿no se regocijaría de su mudanza y no se compadecería de las
desgracias de aquellos?
-Seguramente
-¿Crees que envidiaría aún los honores, las alabanzas y las recompensas que allí se daban al
que más pronto observaba las sombras a su paso, al que con más seguridad recordaba el orden
en que marchaban yendo unas delante y detrás otras o juntas, y que en este concepto era el más
hábil para adivinar su aparición; o que tendría envidia a los que eran en esta prisión más
poderosos y más honrados? ¿no preferiría como Aquiles en Homero, pasar la vida al servicio de
un pobre labrador y sufrirlo todo antes de recobrar su primer estado y sus primeras ilusiones?
-No dudo que estaría dispuesto a sufrir cuanto se quiera antes que vivir de esa suerte.
-Fija tu atención en lo que voy a decirte. Si este hombre volviera de nuevo a su prisión para
ocupar su antiguo puesto en este tránsito repentino de la plena luz a la oscuridad, ¿no se
encontraría como ciego?
-Si
-Y si cuando no distingue aún nada, y antes de que sus ojos hayan recobrado su aptitud, lo que
no podría suceder sin pasar mucho tiempo, tuviese precisión de discutir con los otros prisioneros
sobre estas sombras, ¿no daría lugar a que estos se rieran, diciendo que por haber salido de la
caverna había perdido la vista, y no añadiesen, además, que sería de parte de ellos una locura el
querer abandonar el lugar donde estaban, y que si alguno intentara sacarlos de allí y llevarlos al
exterior sería preciso cogerle y matarle?
-Sin duda
- Y bien, mi querido Glaucón, ésta es precisamente la imagen de la condición humana. El antro
subterráneo es este mundo visible, el fuego que le ilumina es la luz del sol, este cautivo que sube
a la región superior y que la contempla, es el alma que se eleva hasta la esfera inteligible. He
aquí, por lo menos, lo que yo pienso.
Ya que quieres saberlo. Sabe Dios si es conforme con la verdad. En cuanto a mí, lo que me
parece en el asunto es lo que voy a decirte. En los últimos límites del mundo inteligible está la
Idea del Bien, que se percibe con dificultad, pero una vez percibida no se puede menos que sacar
la consecuencia de que ella es la causa primera de todo lo que hay de bello y de bueno en el
universo, que, en este mundo visible, ella es la que produce la luz y el astro de que ésta procede
directamente, que en el mundo invisible engendra la verdad y la inteligencia, y en fin, que ha de
tener fijos los ojos en esta idea el que quiera conducirse sabiamente en la vida pública y en la vida
privada.
-Soy de tu dictamen en cuanto puedo comprender tu pensamiento.
-Admito, por lo tanto, y no te sorprenda, que los que han llegado a esta sublime contemplación,
desdeñan tomar parte en los negocios humanos, y sus almas aspiran sin cesar a fijarse en este
lugar elevado. Así debe suceder si es que ha de ser conforme con la pintura alegórica que yo he
trazado.
Interpretación de la Alegoría de la Caverna
El mito de la caverna es para Platón la imagen de la condición humana con respecto a la
ignorancia y la sabiduría, pues en la alegoría se manifiesta con la caverna al mundo sensible, el
mundo en el cual nosotros habitamos, el cautivo que sale y asciende a la región superior o al
mundo inteligible es el alma que ha sabido elevarse desde las tinieblas al mundo de la luz o de la
sabiduría.
Para Platón la realidad es cambiante, pero piensa que detrás de este devenir aparente hay algo
que no cambia, esto que no cambia no puede ser captado por los sentidos sino que por la razón.
A partir de que existen cosas (que cambian) e ideas de las cosas (que no cambian) la filosofía
platónica significa la construcción de un universo de naturaleza dual, en el cual existe un mundo
sensible, aparente, que cambia y un mundo inteligible, verdadero, que no cambia.
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Mundo inteligible: Ideas
Entes matemáticos
Mundo del ser
Mundo sensible: Cosas
Sombras
Mundo del devenir
El hombre para lograr la comprensión del universo deberá remontarse desde el mundo del devenir
hasta el mundo del ser: El mundo de las sombras es el mundo de las conjeturas, las opiniones, el
de las cosas, objetos el mundo de la ciencia, el de los entes matemáticos es el mundo del
discurso, el de las ideas es el mundo intelectual
Según Platón el hombre que solo accede al mundo sensible vive como un alucinado en medio de
sombras y tinieblas, en cambio aquel que lograr acceder al mundo inteligible comprende que en
los límites de este se encuentra la idea del BIEN SUPREMO la cual no podrá contemplarse hasta
entender que ella es la causa de todo lo que hay en el mundo.
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Metafísica aristotélica
Aristóteles no usa la palabra metafísica, sin embargo elabora una Metafísica. Afirma: “Hay una
ciencia que considera el ser en cuanto tal y todo lo que esencialmente le conviene” y la
metafísica es la ciencia del ser.
Platón situó lo permanente en el mundo de las ideas y el devenir en el mundo sensible y con
ello resuelve el problema de lo que cambia y de lo que no cambia, de lo mutable y lo
permanente creando un dualismo, admitiendo la existencia de dos mundos para explicar la
realidad última.
Aristóteles plantea que el verdadero ser es la esencia que se desarrolla en la apariencia. El
ser de los objetos captado por el concepto no posee otra realidad que la de los hechos en que
se realiza. De este modo el ser adquiere el carácter de esencia que constituye el único
fundamento de sus manifestaciones singulares: la apariencia deviene en la realización de la
esencia
Para Aristóteles no existe un mundo de las esencias como lo afirma Platón, sino que las
esencias se realizan a través de las manifestaciones en el devenir de los objetos. Lo general
es real en lo individual y lo individual solo existe porque en él se realiza lo general. Ejemplo:
Un ser determinado llega a ser planta, porque en él se realiza la idea general de vegetal y su
vez, la idea general de vegetal llega a realizarse solo a través de ese ser planta.
“Si bien el ser se extiende en diferentes sentidos, es claro que el ser principal es la esencia lo
que significa substancia.” La Metafísica”
¿Qué es substancia? Consideremos por ejemplo un Abedul. El abedul posee diferentes
características:
Por ejemplo: mide 3m, su diámetro es de 50cm, está en el patio, etc. a estas características
Aristóteles las llama categorías o accidentes del ser y son la cantidad, la cualidad, el lugar,
etc. Como base de todas estas características existe una realidad fundamental, de la cual las
categorías son una función, pues es imposible concebir la cualidad del abedul (grueso) la
cantidad (1), el lugar (en la plaza) sin el Sujeto Abedul, la realidad que sirve de base de todas
las características, es el Abedul, es la Substancia.
La substancia existe en sí y es la raíz de la individualidad, en cambio las categorías o
accidentes son las cualidades físicas de los objetos que no existen en sí, sino que existen
sostenidas por una substancia. En el ejemplo el abedul es la substancia y los accidentes son
la cantidad, el grosor, etc.
Un ser puede sufrir cambios accidentales y cambios substanciales. Los primeros no cambian
al objeto, los segundos si, pues si el objeto sufre un cambio substancial deja de ser el objeto
que es.
Cada objeto, es un compuesto de substancia y accidente. Pero esta composición no es la
única. El objeto también está compuesto de materia y forma. La materia es aquello “de lo que”
un objeto está hecho y la forma lo que lo hace ser “lo que es” y no otra cosa. Materia y forma
se dan juntas, son coprincipios. La forma es lo determinante, lo activo, equivale a la esencia y
viene a corresponder a la idea platónica, pero en vez de darse fuera de las cosas se da como
coprincipio en la cosa misma.
Aristóteles afirma que las substancias están compuestas de potencia y acto. Todo ser es en
acto, ya que la pura potencia no existe. Todo ser es en acto, en cuanto es real. Pero también
todo ser es en potencia (a excepción del primero de los seres que es acto puro), en cuanto
puede ser o tiene la posibilidad de ser distinto, o su materia tiene la posibilidad de ser el
material de otra substancia.
El cambio (el movimiento) es el paso de la potencia a acto, Por ello el cambio es ordenado,
porque de una cosa no puede provenir cualquier otra sino sólo una de aquellas respecto de
las cuales se halla en potencia.
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Para que se dé el movimiento es necesario que una substancia ya esté en acto respecto del
movimiento que va generar, que actualice la potencia, que se halla precisamente en potencia
de realizar ese cambio.
Todo lo que se mueve es movido por otro. Y en la línea de causas hemos de remontarnos
hasta un Primer Motor que no es nada en potencia sino acto puro.
Este ser lo mueve todo pero él mismo no es movido por nada. En acto puro es el primero de
los dioses, es inmaterial e inmutable y mueve como causa final. Dios, acto puro, es el acto
anterior a la potencia pues si así no fuera no habría ningún ente.
ACTIVIDAD
1. ¿Será posible, según el pensamiento aristotélico, que un manzano empezara a dar
ciruelas? ¿Qué un hombre tuviera un hijo caballo? ¿Por qué?
2 ¿Podríamos aplicar a las ideas platónicas, como entes, los conceptos aristotélicos de
materia y forma, sustancia y accidentes, potencia y acto? ¿Cuáles sí y cuáles no? ¿Por qué?
3. El color de la raza de un ser humano, ¿Sería un accidente o parte de su sustancia?
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