SANTO TOMÁS DE AQUINO. LA RELACIÓN ENTRE LA FE Y LA RAZÓN Tomás de Aquino (1225 – 1274), discípulo de Alberto magno, supo integrar con claridad los elementos de las distintas fuentes que nutrían el pensamiento del siglo XIII, en una síntesis cuya unidad y simplicidad parecen perfectas, por el sentido y la coherencia que presenta. En él se realiza en plenitud el encuentro entre el racionalismo y naturalismo griegos y el pensamiento cristiano. Como ha señalado Ortega y Gasset, él comprende perfectamente que la revelación necesita integrarse como una ciencia humana de la palabra divina, y culmina la tarea emprendida por su maestro, Alberto Magno, de establecer la teología como ciencia al estilo de Aristóteles. Esto significa reconocer a la razón humana su capacidad para constituir un orden separado y radicalmente distinto del de la fe. Santo Tomás fija rigurosamente las fronteras entre razón y fe. Dos ámbitos son delimitados, de un lado la fe, la revelación, Dios que se manifiesta al hombre; de otro, la razón y sus principios evidentes, su punto de partida en los sentidos, su arraigo en la naturaleza del hombre. Éste ve reconocido su estatuto de ser natural, recobra conciencia de su capacidad y sus derechos y se siente en la obligación de reclamarlos. Tomás amplia el papel de la razón y reduce al mínimo el territorio de la fe, compensándolo con el rango de las verdades que nos vienen por revelación, los artículos de la fe, primeros principios de la ciencia racional acerca de Dios. Como puede leerse en la H. de la Filosofía Medieval de Rafael Ramón, la vida de Tomás tuvo como eje la Universidad de París. Allí realizó una obra intelectual resultado directo de su actividad universitaria, centrada en la exposición del pensamiento cristiano y en la explicación de aquellos textos filosóficos que sirven para la elaboración científica de la teología. En este sentido hay que considerarle un teólogo. En este ámbito su obra capital es la Suma Teológica. Pero también es un filósofo, pues su estudio de la tradición filosófica, en especial la obra de Aristóteles depurada de connotaciones neoplatónicas, le lleva a componer escritos de naturaleza filosófica, que tuvieron gran interés ya para los maestros en Artes en la universidad de París, desde poco después de su muerte. Por lo demás, estos estudios de filosofía son vistos por Tomás como sistema previo que sirva de apoyo a la edificación de una Teología racional. En este campo, la obra en la que mejor puede rastrearse esta actividad filosófica es la Suma contra gentiles, de estructura típicamente científica y cuyo modo de argumentación es de carácter filosófico. PROBLEMA DE LA RELACIÓN ENTRE RAZÓN Y FE En lo tocante al problema de la relación entre y fe y razón, filosofía y teología, Tomás de Aquino, siguiendo en esto a su maestro, tratará de remover los obstáculos que dificultaban la expansión del pensamiento de Aristóteles, para mostrar su adecuación a la doctrina cristiana y su fecundidad intelectual. Se enfrentaba a dos grandes obstáculos: la tradición platónica – agustiniana, firmemente asentada, y las dificultades que planteaba para la fe cristiana. Para superar estos impedimentos fue preciso depurar las líneas fundamentales, eliminando todas aquellas interpretaciones que lo hacían difícil de aceptar. Su empeño tuvo como resultado una síntesis entre Aristóteles y la doctrina cristiana, integrando en ella algunos elementos de la tradición platónica – agustiniana. Por la conmoción que produjo en el ámbito de la doctrina cristiana ortodoxa y por ser uno de los principales obstáculos que Tomás de Aquino tuvo que remover en su empeño de incorporar el aristotelismo a la construcción de una ciencia teológica, conviene traer aquí su refutación del llamado averroísmo latino. La segunda mitad del siglo verá desarrollarse un pensamiento filosófico nuevo, obra de ciertos maestros en artes de la Universidad de París. Influidos por la obra naturalista de Aristóteles y Averroes — su comentador y transmisor — Julián López Camarena. Santo Tomás de Aquino. La relación entre la fe y la razón. 1 conceden un rango especial a la filosofía, considerándola como un saber autónomo e independiente, resultado de la razón humana y que no atendía a la enseñanza de la religión. Por esta razón fueron llamados averroístas y se les atribuyen determinadas tesis que entraron en conflicto con la teología cristiana Entre estas tesis, además de la de la necesidad y eternidad del universo o la mortalidad del alma, se encuentra la teoría de la doble verdad —verdad filosófica y verdad religiosa -, que está perfectamente clara en la obra de Siger de Brabante (profesor en Artes en París en torno a 1266). Defiende la existencia de dos ámbitos de conocimiento, el de la razón y el de la fe. Para él, la razón humana es por naturaleza limitada, pero capaz de desplegarse en un saber autónomo que, sin embargo, podía poner de manifiesto, en su propio ejercicio, numerosas divergencias con el ámbito de la fe. Reconoció la supremacía de la verdad religiosa, cuya certeza debe preferirse en caso de que una opinión filosófica parezca contradecirla. La respuesta de Tomás fue, en síntesis, la siguiente: Se esforzó en demostrar que no hay contradicción alguna en que el mundo sea eterno y creado a la vez; reinterpretó a Aristóteles afirmando que el entendimiento inmortal no pertenece a la especie humana, sino que es la facultad superior del alma y, finalmente, una vez negadas estas dos primeras tesis, la tercera, la de la ‘doble verdad’, es innecesaria, pero él la combate, sobre todo, por inaceptable. A este respecto sus afirmaciones principales son las siguientes: Dios es el objeto de la sabiduría humana, - lo que comprendió, en especial, a partir de la Metafísica de Aristóteles -; pero también es el objeto de la fe. Pues la verdad se manifiesta al hombre según dos aspectos: en el orden sobrenatural, que la razón humana no puede alcanzar ni demostrar, porque excede todas sus posibilidades; y en el orden natural, al que pertenece todo lo que es asequible al intelecto del hombre, por ser proporcionado a su pensar. Dos vías para acceder a la verdad: razón y fe. La fe es necesaria porque la razón, por su limitación y finitud natural, es incapaz de obtener la verdad total. El conocimiento racional debe su limitación y finitud a que todo conocimiento intelectual en el hombre está sujeto a la condición de tener que comenzar en los sentidos. No puede darse un conocimiento directo de los principios abstractos y de las realidades espirituales, sino en la medida en que éstos puedan inferirse a partir de los seres sensibles. A partir de los seres sensibles podemos conocer su esencia y los primeros principios de la razón natural (Identidad y no-contradicción, razón suficiente, substancia, causa, etc., pues son condiciones del ser y del pensar) que se hacen evidentes por sí mismos y su verdad es incuestionable. Este conocimiento hace inteligible al hombre todo cuanto cae primero en el ámbito de sus sentidos, todo cuanto se presenta primero como sustancia, cuya esencia podrá ser aprehendida por abstracción y fundar en ella un conocimiento verdadero. Pero por esta misma razón, de su sujeción a la presencia como sustancia ante los sentidos, la razón queda limitada en su posibilidad de conocer lo que la substancia divina es. Primero, Dios no es objeto de los sentidos en tanto que substancia, por eso no se puede abstraer su esencia. Segundo, la razón humana puede conocer naturalmente remontándose de los efectos a sus causas, y así, a partir de los seres sensibles, puede saber que Dios existe, que Dios es uno y otras cosas semejantes que se pueden atribuir a Dios; pero, no puede conocer qué es Dios, cual es su esencia, porque los efectos (los seres creados) no son adecuados a la virtud de la causa y en ellos no puede verse lo que Dios es. Por esta razón, es necesario que el hombre disponga de una luz sobrenatural para penetrar más allá y conocer aquellas cosas que no puede conocer por luz natural. Aquí puede fundarse el siguiente RESUMEN del planteamiento tomista de las relaciones entre FE y RAZÓN: 1. Existen dos caminos hacia la verdad perfectamente diferenciados: la razón y la fe. La razón conoce a partir de los sentidos y guiada por sus Julián López Camarena. Santo Tomás de Aquino. La relación entre la fe y la razón. 2 principios es capaz de conocer con verdad en el ámbito de los seres sensible (naturales) y algunas verdades (Dios existe, Dios es uno, etc.) acerca del primer principio, Dios, remontándose de los efectos, las creaturas, hasta la causa, su Creador. En este ámbito tiene plena autonomía y no necesita de iluminación alguna. La fe conoce por revelación divina, iluminación necesaria al hombre para conocer todo cuanto sobrepasa la limitada y finita razón natural del hombre, siempre que Dios quiera manifestárselo (Dios es Uno y Trino). Son los llamados artículos de la Fe, primeros principios de la teología. Tiene, pues, su ámbito propio, en el que la razón humana no puede penetrar. 2. Existe una zona de colaboración o confluencia en la que ambas fuentes de conocimiento pueden colaborar a que el hombre alcance la verdad acerca de Dios y de las demás cosas. Esta zona está representada por aquellas verdades ya señaladas acerca de Dios que fueron demostradas por algunos filósofos con la sola luz de la razón – Dios existe, Dios es uno – y ha sido igualmente reveladas por Dios. Son los llamados preámbulos de la Fe. 3. Tomás zanjó también la cuestión, apoyándose en esa neta distinción de ámbitos y vías, de la no - contradicción entre las verdades obtenidas por uno y otro camino. Su tesis es: la verdad racional no contraría a la verdad de la fe cristiana. Sus argumentos son: a. La verdad es una, sólo lo falso es contrario a lo verdadero b. Dios es veraz y no se contradice a sí mismo: los principios del pensar racional, que Dios ha infundido en nuestra naturaleza, están, primero, en la sabiduría divina y Dios no revela nada que esté en contra de su propia sabiduría. c. El hombre está sujeto al principio de no - contradicción, eso quiere decir que si Dios infundiera conocimientos contrarios, estaría impedido para la captación de la verdad. 4. En consecuencia, la Teología y la Filosofía deben colaborar con el fin de edificar una ciencia racional de la palabra divina. Basándose precisamente en la existencia de la zona de confluencia entre los ámbitos de la fe y de la razón, La teología utiliza los principios de la filosofía, no como necesarios sino para una mejor explicación; y no porque las ciencias sean superiores, que utiliza como inferiores y siervas (tanquam inferioribus et ancillis). Al contrario, la teología en tanto que ciencia tiene sus propios principios, los artículos de la Fe, que no necesita demostrar, como hacen las otras ciencias, sino que sirven de fundamento para demostrar otras verdades. Por su parte, la Filosofía, utiliza la teología como criterio extrínseco de verdad. Para Tomás cuando la razón llega a una verdad que entra en contradicción con la verdad de la Fe, debe pensar de nuevo, pues eso significa que no se ha pensado correctamente. Julián López Camarena. Santo Tomás de Aquino. La relación entre la fe y la razón. 3