Primer Congreso Latinoamericano de Historia Económica (CLADHE I)

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1er Congreso Latinoamericano de Historia Económica (CLADHE I)
4as Cuartas Jornadas Uruguayas de Historia Económica (IV JUHE)
Montevideo, 5 - 7 de Diciembre de 2007
Simposio 9. “Guerra y sociedad. Las formas de hacer la guerra durante los movimientos
de independencia iberoamericanos y sus implicancias económicas y sociales1”
Título de la ponencia: Guerras napoleónicas, guerras emancipadoras en Sudamérica:
semejanzas, divergencias y consecuencias económicas y sociales.
Apellidos y nombres del (o los) autor(es): PUIGMAL Patrick
Pertenencia institucional: Programa de Estudios y Documentación en Ciencias
Humanas, Universidad de los Lagos, Osorno, Chile
Dirección de correo electrónico: [email protected]
Resumen: La creación del Estado moderno a fines del siglo XVIII y principios del XIX
se llevo a cabo en un contexto bélico con rasgos comunes y diferencias evidentes según
si se estudia este fenómeno en Europa o en América del Sur; además, el sustento vital
de este Estado nuevo respondió a la aplicación de un modelo filosófico-económico
idéntico, la teoría liberal-ilustrada portada por una elite nacionalista y librecambista.
Finalmente, el contexto internacional en el cual se desarrolló tal creación generó
repercusiones de un continente sobre el otro, relaciones obligatorias, deseadas o no,
intercambios humanos y comerciales no previstos.
Se tratará entonces en esta ponencia de estudiar, entender y medir estas
influencias cruzadas a partir, entre otras cosas, del rol de la invasión napoleónica a
España, del sistema de bloqueo continental y sus repercusiones sobre las invasiones de
Buenos Aires por los ingleses y el desarrollo de la guerra de corsarios en todo el
continente, la participación de los oficiales napoleónicos con sus estrategias en los
ejércitos de liberación, la presencia de representantes americanos en Europa entre 1810
y 1830 y finalmente, la influencia de la masonería en el proyecto político continental.
Propondremos entonces una lectura, unas interpretaciones distintas que podemos
hacer entrar en la escuela del revisionismo histórico indispensable, a nuestros ojos, a
dos cientos años de los hechos: integraremos por lo tanto conceptos como la relatividad
de los símbolos, el distanciamiento con el entorno en el cual se desencadenaron, la
mirada exterior (no la del testigo ni del actor), el análisis permitido por la inserción en
una cultura diferente, descontextualizada y la posibilidad de no poner en riesgo el buen
desarrollo de estos procesos.
Abstract: The creation of the modern state at the end of the XVIIIth century and the
beginning of the XIXth took place in a warlike context with common features and
obvious differences according to the study of this event in Europe or in South America;
1
Esta ponencia presenta algunas de las conclusiones del proyecto de investigación financiado en Chile
por Conycit-Fondecyt (nº 1050631, 2005-2006) “Influencia militar napoleónica durante las
independencias de Chile, Argentina y Perú (1810-1830) del cual el autor fue investigador responsable, y
constituye la base del proyecto presentado al mismo organismo durante este año 2007 (para los años
2008-2010) en relación al estudio del mismo fenómeno en toda América latina.
In addition, the vital support of this new state corresponded to the application of the
same philosophical-economical model, the liberal-illustrated theory supported by a
nationalistic and free-trade elite. Finally, the international context in which took place
such a creation generated impacts from one continent to the other, obligatory relations,
wanted or not, non foreseen human and commercial exchanges.
We will, then, through this exposition, study, understand and measure these crossed
influences starting, between other things, with the paper of the Napoleonic invasion of
Spain, the continental blockade system and its consequences on the British invasions of
Buenos Aires and the development of the privateer’s war, the participation of the
Napoleonic officers with their strategies in the liberation armies, the presence of
American agents in Europe between 1810 and 1830 and, finally, the influence of the
Masonic movement in the continental political project.
We will propose different interpretations which can be inserted in the historical
revisionist movement indispensable, according to us, after almost 200 years: so we will
integrate a few concepts like the relativity of the symbols, the distance with the context
in which these events took place, the external overview (not those of the witnesses or
the actors), the analysis allowed by the insertion in a different culture, and the fact that
we will not put in danger this process.
Guerra y sociedad. Las formas de hacer la guerra durante los movimientos de
independencia iberoamericanos y sus implicancias económicas y sociales.
Los historiadores del siglo XIX han, tanto como los del siglo XX, salvo algunas
excepciones, dado una visión nacionalista, unidireccional y concentrada en el proyecto
de los vencedores, de los acontecimientos que llevaron al nacimiento de los países
nuevos en la América del Sur durante el tiempo de la independencia a principios del
siglo XIX.
A doscientos años de tales hechos, es tiempo, a juicio nuestro, de separar el mito
y el símbolo de la realidad, utilizando para tal propósito los frutos de nuestras
investigaciones tanto en la Universidad de los Lagos como a través del Fondecyt:
planteamos en esta ponencia que las independencias de Chile, Argentina y Perú no
fueron fenómenos exclusivamente nacionales ni tampoco originales y que se insertaron
en un contexto intelectual, político y geoestratégico internacional que explica su
desarrollo, su perduración en el tiempo y el tipo de organización que se instaura al final
de este proceso. Une nueva investigación nuestra, entre 2008 y 2010, tendrá como
propósito confirmar la verdad o la realidad de tales afirmaciones en el resto del
continente.
Trataremos de describir y explicar estas manifestaciones a través de cuatro
temáticas: el contexto internacional, las influencias políticas, las estrategias, y la
formación de los ejércitos. Cada una constituirá una pieza indispensable a la
comprensión del tipo de sociedad que se construyó en ese entonces, tanto a nivel
político como económico. Es deber nuestro precisar que nos apoyaremos principalmente
en los estudios realizados por nosotros en Argentina, Perú y Chile, pero agregaremos
una serie de datos e informaciones ya recopilados en otras regiones de América, por
ejemplo, el imperio del Brasil y la Confederación Centroamericana.
1) El contexto internacional.
Desde antes de la Revolución Francesa, unos Latinoamericanos están
convencidos de que la colonia española es frágil: El obispo de Granada, Moscoso y
Peralta, de Arequipa en Perú escribe, "La conservación de América esta ligada a la
tranquilidad de España y cualquier cambio de gobierno o invasión extranjera de la
metrópolis provocaría la disidencia del nuevo mundo."2
La alianza forzada de España con el Imperio Napoleónico y las primeras
campañas marítimas comunes en contra de Inglaterra van a constituir el primer signo
anunciador de esta evolución posible, con la desaparición casi total de la armada
española (como también de la francesa) en Trafalgar (1805) y, por consecuencia, la
imposibilidad para España de mandar barcos hacia sus colonias de ultra océano. El
bloqueo continental impuesto por Napoleón a sus aliados para arruinar y aislar
Inglaterra va a movilizar lo que queda de la armada y, así, acentuar este movimiento.
Pero, el evento principal toma lugar en 1807-1808 con la abdicación de Carlos
VI, el nombramiento de Fernando VII, su deposición, la toma de poder de José
Bonaparte, hermano de Napoleón, y la entrada en España del Ejercito Imperial, "la
Grande Armée".Francisco Encina escribe:" Sin el encarcelamiento de Fernando VII y la
invasión de España por el ejercito de Napoleón, la independencia de la América
española hubiera sido pospuesta por decenas de años."3
Napoleón, por el intermediario de José Bonaparte y del mariscal Joachim Murat,
entonces Capitán General de España va a tratar de imponer, sin éxito, su autoridad sobre
las "nuevas colonias". Esas últimas van, entonces, a dotarse de Juntas de Gobierno,
fieles a Fernando VII, aunque desean una más grande autonomía de funcionamiento.
Este deseo de autonomía viene de la negación de obedecer al "... dominio abominable
de José Bonaparte, el intruso..." y no va a desaparecer con este último. Según
Amunategui, " Eso se hizo en favor del rey Fernando VII, pero había que temer, más
tarde, una vuelta en contra de sus intereses."4
Durante la invasión de España, Napoleón pensó de hecho poder apoderarse de
las colonias americanas pero frente al rechazo de esas últimas y, más que todo, por
miedo de verlas caer bajo el dominio inglés, cambió de opinión.
Según las palabras de Maret, Duque de Bassano, entonces Ministro francés de
Relaciones Exteriores en una cita con Bussel, Diplomático de Estados Unidos en
Francia en 1810, " El Emperador está dispuesto a ofrecer armas, municiones y oficiales
con el propósito de llevar a cabo la independencia de los pueblos hispanoamericanos."5
Esta voluntad fue confirmada el año siguiente por Serurier, Embajador francés
en Washington durante una conversación con el Ministro Monroe. Eso, según Francisco
Encina, convenció el Presidente Madison de acentuar su simpatía hacia la causa de esos
pueblos, en su discurso del 5 de noviembre de 1811. Napoleón fijó una sola condición a
su ayuda: que los pueblos nuevos no cedan ningún privilegio comercial a los Ingleses.
Miranda, durante su exilio en Londres, afirmó en un encuentro con Simón
Bolivar: "Francia, enemiga de Inglaterra, nos ofrece oficialmente su apoyo; la
revolución francesa nos considera como su hijo mayor."6
CARRASCO Domínguez José, “El absolutismo europeo y la independencia de América” (enero de
1960), Santiago de Chile, Revista de la Marina, pp. 122-137.
3
ENCINA Francisco (1913), Historia de Chile. Ed. Nascimento, Tomo VI, p. 158.
4
AMUNATEGUI Miguel Luis (1952), La reconquista española, Imprenta Barcelona, p. 99.
5
BAULNY Olivier (Juillet 1969) “La naissance de l’Argentine et l’entreprise ibérique de Napoleón”,
Revue de l’Institut Napoléon, n°112, pp. 45-68.
6
ENCINA Francisco (1958), Bolívar y la independencia de la América española. Editorial Nascimento,
p. 140.
2
En el mismo tiempo, con el deseo de aprovecharse de estas buenas intenciones,
el gobierno chileno de la Patria Vieja mandó a Francia e Inglaterra el futuro general
Pinto para solicitar ayuda para la revolución chilena. Los fracasos napoleónicos en
España van a precipitar su regreso a Buenos Aires. De hecho, la caída de Napoleón en
1814 va poner fin a todos esos proyectos antes de sus inicios.
No es un azar si el año 1810, cuando Francia domina España, esta última
incapaz de mandar barcos, tropas y armas a América Latina, es el año de la primera
independencia o autonomía de Venezuela, Argentina, Colombia, México, Ecuador y
Chile.
Entre 1810 y 1814, la atención de la opinión pública latinoamericana (por lo
menos la minoría activa) se gira exclusivamente hacia los acontecimientos de Europa.
Los patriotas esperan que los problemas de España van a prolongarse mucho tiempo y
tendrán resultados desastrosos para esta última. Algunos, como Irrizarri, piensan " que
Fernando VII se queda en Francia obedeciendo a los caprichos de su padre adoptivo o
vuelva a ocupar el trono de los bárbaros, debemos ser independientes si no queremos
caer bajo una esclavitud más cruel que la precedente."7 Mientras tanto, en 1811, José
Miguel Carrera, de vuelta de Europa donde combatió en el seno del ejercito español
presume que "Napoleón no va a ganar la guerra, entonces tenemos que actuar
rápidamente en Chile para hacer la revolución".8
T. Claro analiza así la influencia tanto de la revolución Francesa como de
Napoléon,
El detonante de la independencia fue sin duda Napoléon. En
cuanto él es el producto de la revolución Francesa, podemos decir que
está indirectamente proporcionó la oportunidad para que se
desencadenasen sucesos que fatalmente habían de llegar pero sin fecha
precisa. Y Napoléon continuará gravitando en América, tanto por los
intentos de imitar su personalidad como por la admiración hacia sus
tácticas militares y sus concepciones en política y derecho.9
A partir de 1811, todo deja suponer un fracaso del Emperador y un regreso de
Fernando VII en el trono. Eso constituye una gran decepción para los patriotas por dos
razones: primero, va a impedir el pronunciamiento de algunos a favor de la
independencia y, segundo, anuncia el envío rápido de nuevas tropas españolas para
reconquistar el continente. De hecho entre 1807 y 1814, muy pocos buques de guerra
españoles han cruzado el Atlántico, pero en 1814-1815, dos expediciones, entre otras,
están organizadas, una en dirección de Montevideo (dos mil quinientos hombres) y otra
hacia Venezuela (dieciocho buques de guerra, cuarenta y dos de transporte, más de diez
mil hombres) encabezada por el general Pablo Morillo. Esos refuerzos, las derrotas
independentistas del Alto Perú y la caída de Napoleón van a aislar Chile y disminuir
considerablemente sus probabilidades de conservar su independencia. No obstante,
todos los patriotas se dan rápidamente cuenta que, aún en España, el regreso de
Fernando VII no ha impedido la adopción de una constitución con gran influencia del
pensamiento liberal francés. Algunos, O'Higgins por ejemplo, se satisfacerían con eso,
otros como Carrera quieren más. La firma del tratado de Lircay, obligando Chile a
7
HEREDIA Edmundo (1974), Planes españoles para reconquistar Hispanoamérica, Ed. Universitaria de
Buenos Aires, p. 47.
8
PEREZ José Manuel (1954), San Martín y Carrera, Editorial Universidad Eva Perón, p. 92.
9
CLARO Tomas (1989), “La revolución francesa y la independencia hispanoamericana”, Revista Chilena
de Humanidades, Universidad de Chile, Número especial Bicentenarios de la Revolución Francesa,
Santiago.
reconocer su dependencia de España, de nuevo en posición fuerte, va ampliar la división
entre esos dos y provocar, entre otras cosas, la derrota de Rancagua en 1814.
Delaubre señala, citando José Cecilio del Valle “La Europa, decía Valle, es el
país de los capitales y luces. Abramos al Europeo las puertas de la República si
queremos que Centro América sea ilustrada y rica”10.
Además de esta presencia política, diplomática o intelectual, cabe señalar que los
militares franceses actúan en esta zona desde el principio del siglo XIX. Además de las
tropas estacionadas en las colonias francesas del Caribe y de Guyana, oficiales franceses
participan, desde el principio del Imperio (1805), a las luchas por la independencia.
Algunos, Loppenet, de Belhay, de Frezier y de Rouvray forman parte de la primera y
desastroza tentativa del general Miranda en Venezuela en 1806. Cabe señalar que otras
tropas francesas, desde la isla de Guadeloupe y bajo las ordenes del comandante
Madier, cooperan al rechazo de esta expedición en el contexto de la alianza todavía
vigente entre Francia y España.
En 1808, los oficiales Lamanon y Cerloy tratan de imponer sin éxito el nuevo
poder de José Bonaparte en Caracas. ¡Otros oficiales conocen la misma suerte en
México, Buenos Aires, La Paz y Montevideo!
Este mismo año, el buque "Serpent" de Dauriac y Delaubarats trata de traer
armas y municiones para ayudar la ciudad de Montevideo contra los ataques ingleses.
Conjuntamente, las tropas francesas deben luchar en vano en Guyana francesa
contra la invasión brasileña. A partir de 1811, con el regreso de Miranda, numerosos
son los Franceses luchando primero en Venezuela y después siguiendo Simon Bolivar
en sus campañas en gran parte del continente. Un oficial español declara en 1811: "
Caracas está llena de Franceses, tenemos una invasión de oficiales franceses...".11
Entre ellos, el coronel du Cayla, los oficiales Chatillon, Colot, d'Elhuyard, Peru de
Lacroix y Serviez, futuro general de Bolivar.
Pero, después de la caída de Napoleón primero en 1814 y después de los "CentJours" en 1815 (Entre marzo y junio de 1815, Napoleón vuelve de su exilio en la isla de
Elba, toma fácilmente el control del país pero debe enfrentarse a la coalición de casi
toda Europa; resultado: la derrota de Waterloo y el exilio definitivo en la isla de Santa
Helena en el Atlántico sur después de un gobierno de cien días, los "Cent-Jours"), este
movimiento va a aumentar considerablemente. Gonzalo Bulnes lo describe así,
"¡Singular coincidencia! Noble destino que aquel de Francia. Su propia infelicidad fue
fecunda para las naciones influenciadas por su brillante civilización. Cuando el coloso
imperial se deslumbró, sus elementos sirvieron a resucitar otros pueblos."12
No obstante, mientras tanto, la influencia militar de la Revolución y del Imperio
se hace sentir en Chile. En 1811, O'Higgins publica su declaración de creación del
servicio militar para todos los hombres de dieciséis a sesenta años; este texto tiene como
origen la "Nation en armes" (nación en armas) del "Comité de Salut Public" de la
Revolución Francesa y marca el debut en Chile del soldado-ciudadano. La creación del
ejército independentista en 1810-1814 se hace bajo la influencia de las proclamaciones
y los discursos de Napoleón tanto como la de los ejemplos de O'Higgins o Carrera.
Hasta los nuevos uniformes del ejército independentista siguen este movimiento: Los
pantalones inspirados por la revolución reemplazando rápidamente las tradicionales
10
DELAUBRE Christophe (2007), Les officiers de la grande Armée et la vie politique centre américaine
(1823-1839), Ponencia en el Coloquio “Napoleón et les Amériques”, Université Toulouse Le Mirail, 45/6/2007, en http://www.univ-tlse2.fr/36392593/o/fiche_pagelibre/&RH=, octubre de 2007.
11
ENCINA Francisco (1913), Op. Cit. p. 68.
12
BULNES Gonzalo (1887-1888), Historia de la expedición libertadora del Perú (1817-1822), Santiago,
Rafael Jover Editor, p. 168.
ballerinas. Dorigny/Thibaud escriben, "El sistema revolucionario francés fue copiado
hasta sus mínimos detalles (constitución del ejército) y es el manual de los Ayudantes
Generales y de los oficiales de estado mayor de Paul Thiebault que sirvió de modelo a
esta nueva organización."13, Maldonado agrega " Con ese caudal de oficiales europeos,
la labor organizadora de O'Higgins se simplificó enormemente."14 El almirante francés
Mackau, en misión en el Pacifico en 1822, recibió esta confidencia de O’Higgins, “el
Director Supremo me confió que es gracias a los oficiales franceses que lo rodean que
él ha podido formar a los soldados del ejército”15
En 1817, O'Higgins crea la Legión del Mérito para recompensar los mejores
servidores de la patria, fiel copia de la Legión de Honor creada por Napoleón en 1804.
Era necesario reconocer el valor de los que se destacaban pero también crear una clase
nueva cercana o ligada al poder por esta condecoración.
Además, como en Francia, los militares son, en Chile como en el resto de la
América del Sur, los héroes de la emancipación y los creadores de la nacionalidad:
Creen naturalmente que el gobierno de la República les pertenece y menosprecian los
civiles quienes no contribuyeron con sus brazos o su sangre a conquistar la
independencia. Lo que ocurre con Bonaparte al fin de la revolución, toma lugar en Chile
con los primeros jefes de la lucha armada por la independencia: Carrera, O 'Higgins,
Freire, San Martín, Bolivar, Sucre, Alvear y Pinto,... todos generales ejerciendo el más
alto poder.
Dentro del contexto internacional, un elemento, aparentemente totalmente ajeno
como lo es el bloqueo continental instaurado en 1807 por Napoleón de manera a aislar
económicamente y políticamente Inglaterra, jugo también un papel en nuestro
continente: las invasiones inglesas del Río de la Plata en 1806 y 1807 como al ataque
hacia la Guyana francesa por parte de tropas brasileñas apoyadas por Inglaterra y la
toma por los Ingleses de los islas francesas del Caribe, Martinica y Guadalupe, en 1809,
marcan definitivamente hitos relevantes en la guerra económico-política oponiendo
Francia e Inglaterra, y permiten entender estos acontecimientos en su relación con el
devenir político del continente americano. Por ejemplo, el dominio inglés de la Guayana
y de las islas del Caribe constituyó un impedimento mayor al desarrollo del comercio
francés en esta zona y el intento de conquistar el Río de la Plata se debe relacionar con
la toma de control del Cabo en Sudáfrica y la voluntad inglesa de dominar
exclusivamente el Atlántico16.
Cabe, para terminar esta parte, señalar que la casi totalidad de las juntas que se
reunieron, en general, para jurar fidelidad a Fernando VII a partir de 1808 en contra de
las intenciones de Napoleón de apoderarse de las colonias españolas, se levantará contra
la autoridad real a la primera ocasión y constituirá el suporte socio-económico-político
de la construcción de los nuevos Estados-Naciones.
No queda entonces ninguna duda de que el contexto internacional fue decisivo,
lo que no significa que sin él, el movimiento no se hubiese desarrollado, y en alguna
medida, explica las orientaciones tomadas por dicho movimiento.
13
DORIGNY Marcel y ROSSIGNOL Marie Jeanne (2001), La France et les Amériques au temps de
Jefferson et de Miranda. Société des Etudes Robespierristes, Paris, 2001. THIBAUD Clément, “La
culture de guerre napoléonienne et l’indépendance des pays bolivariens”, en Dorigny y Rossignol, Op.
Cit., p. 107-124.
14
MALDONADO Carlos, “El ejército chileno en el siglo XIX: génesis histórica del ideal heroico (18101885)”. In www.geocities.com/capitolhill/7109/eje1.html de mayo de 2003.
15
Archives de la marine, lettre de l’amiral Mackau au Ministre de la Marine, 15/6/1822, BB4 434.f.93.
16
Sobre estos temas, se pueden consultar las obras siguientes: SOUBLIN Jean (2003), Cayenne 1809; la
conquête de la Guyane par les Portugais du Brasil, Editions Kharmata, Paris, y ROBERTS Carlos
(2006), Las invasiones inglesas, Emecé, Buenos Aires.
2) Las influencias y los modelos17.
Múltiples son las influencias relacionando los procesos vividos en este continente
con ideologías, pensamientos y/o modelos geográficamente ajenos. De manera a
facilitar la comprensión, proponemos clasificarlas en cuatro categorías principales: la
influencia española sin incluirla obligatoriamente en el contexto colonial, el rol de la
masonería o más bien de las masonerías y la presencia de Napoleón exiliado frente a las
costas del Brasil.
Evidentemente, la influencia de la colonización española no cesó con el principio de
los movimientos independentistas en 1810: después de las reformas borbónicas de la
mitad del siglo XVIII, un cierto liberalismo español había entrado a América en
particular a través de numerosos oficiales quienes no dudarán en entrar en las filas
emancipadoras como, por ejemplo, Ballarna, Spano, Garrido, Grajales, Acosta, Mendez
de Llano o Ovejera; Otros liberales se aliaron al reino de José Bonaparte en España a
partir de 1808 y actuarán en América tratando de imponer en vano su autoridad; Por fin,
varios oficiales españoles del ejército napoleónico entrarán desde 1814-1815 en la lucha
contra el poder colonial como de la Peña, Arcos, Novoa, entre otros. Por fin, numerosos
americanos fueron parte del ejército español quien lucho en Europa contra Napoleón y,
a su vuelta, participaron de la liberación como, para citar los más famosos, San Martín,
Zapiola, Alvear o Gurruchaga, sin olvidar los que colaboraron con la revolución
francesa o el imperio napoleónico como Miranda, Vigil, Zea, agregando que personajes
como Bolívar y Pinto tuvieron por diversas razones un notable acercamiento personal
hacia el emperador.
Lejos de nosotros es, en esta parte, la idea de rehacer la historia de la masonería en
Chile y Argentina, ni de indagar en la pertenencia o no de los líderes de este proceso en
tal o tal logia masónica. Existen cientos de textos sobre estos temas y, a pesar de eso, es
difícil tener certezas por ejemplo sobre la relación exacta de San Martín con este
movimiento18. Lo que nos interesa es ver como la pertenencia de un numero no menor
de oficiales franceses a las logias europeas influyo en su actuar en América del Sur y en
el modelo de estado que se impuso en esta parte del continente. Hasta fines del siglo
XVIII, el mundo occidental esta organizado bajo la forma de monarquías absolutas
tratando de fortalecer su poder a través de su dominio colonial; desde el principio del
mismo siglo, los masones proponen una visión crítica sobre este modelo y a partir de la
guerra de independencia de América del Norte y de la Revolución Francesa, actúan en
función de dicha visión. No obstante, cabe señalar que no es intención nuestra
demostrar el proyecto político de la masonería; en realidad este movimiento no tenía tal
proyecto pero la aplicación de sus principios por sus miembros generó el nacimiento de
un modelo político-económico de organización de las nuevas sociedades.
17
Señalamos que varios de los temas expuestos en este capitulo han sido abordado por nosotros en la
ponencia “Masonería y rescate de Napoleón: la presencia militar francesa en América del sur entre 1810 y
1830 como elemento externo caracterizando la independencia de Chile y Argentina” presentada en el VII
Congreso Argentino Chileno de Estudios Históricos e Integración Cultural en la Universidad de Salta
(Argentina), 25-27 de abril de 2007.
18
Ver, por ejemplo, sobre este tema el articulo de MENEGHINI Mario y FRIAS Pedro “San Martín no
fue
masón”
publicado
digitalmente
el
27
de
abril
de
2005
en
http://rodolfowalsh.free.fr/article.php3?id_article=0595 por el equipo de investigaciones Rodolfo Walsh o
varios artículos de Emilio OCAMPO de los cuales daremos los datos más adelante.
Estos elementos nos obligan, para contextualizar los hechos y por consecuencia
entenderlos, a abordar el tema de la pertenencia de San Martín y de Carrera a
movimientos masónicos distintos, el primero ligado a los Ingleses, el segundo a los
Norteamericanos, Franceses y Españoles. San Martín mantuvo entre su vuelta a
América en 1812 (en un barco, financiado por Napoleón y la masonería francesa e
inglesa, transportando además varios hermanos importantes como Alvear, Zapiola y
Hollemberg19) y su exilio a Francia en 1824, una relación privilegiada con Inglaterra y
los masones ingleses, lo que indudablemente influyó en la concepción de su proyecto
político de crear una monarquía constitucional en América del Sur. Esta influencia fue
tal que en varios momentos cruciales, San Martín privilegió el dialogo con sus contactos
ingleses por sobre la realidad estratégica como, primero, cuando después de Chacabuco,
decidió ir a Buenos Aires para conversar con Bowles20 en vez de perseguir las tropas
realistas y, segundo, cuando hizo lo mismo antes de emprender la expedición libertadora
del Perú en 1820. Este modelo político, de influencia inglesa, se enfrento
sistemáticamente al modelo republicano propuesto por Alvear, Larrea, Iriarte, a través
de la logia de los Caballeros Orientales en relación con Carrera exiliado en Montevideo
y apoyado por los numerosos oficiales franceses. Como, ya lo hemos visto, el
acercamiento entre los Franceses y Carrera, como también con Alvear, causó por lo
menos su rechazo por parte de San Martín y, a menudo, su pérdida. Es también evidente
que, para los Ingleses, cualquier iniciativa en dirección de un régimen republicano con
participación de Franceses debía ser combatida. Nos atrevemos a decir que San Martín
aplicó este mismo axioma21.
Lejos de nosotros la idea de afirmar que la masonería europea o americana elaboro y
aplico un plan (más bien varios planes en función de sus ideologías distintas) para la
independencia de América del Sur y el establecimiento de los nuevos estados así
creados. Pero, no deja de ser extraña la presencia masiva de masones al lado de los
líderes de este movimiento: desde México a Chile pasando por Centroamérica,
Colombia, Perú y Argentina, sin olvidar Brasil, la influencia ideológica de los masones
fue tan relevante que impuso en todos estos países nuevos el mismo modelo político:
una republica “librecambista, centralizada y, en esencia, antidemocrática” según las
palabras de Gabriel Salazar, recién Premio Nacional de Historia en Chile22, resultado de
Sobre este viaje, ver: OCAMPO Emilio (2004), “En defensa de un hombre público: Alvear ¿Traidor?”,
Revista Todo es Historia, Buenos Aires, n° 443, pp. 62-76. Uno de los protagonistas de esta ayuda fue el
coronel Vigo-Roussillon, masón y ex edecán del mariscal Victor. Preso en España en el castillo Santa
Catalina, logro fugarse gracias a Alvear y los Caballeros Racionales quien le entrego una carta dirigida a
Napoleón pidiéndole su ayuda para la independencia.
20
Este encuentro con el Comodoro William Bowles, jefe de la estación naval británica en Río de Janeiro,
tenía como objetivo pedirle dos cosas “que el gobierno inglés le informará, de una manera privada, el
curso de acción a seguir que mereciera su aprobación y… dar el giro necesario a los asuntos de Chile
para conseguir el objetivo propuesto”, Bowles agregando al final que “según San Martín, la forma
monárquica de gobierno era la más adecuada para estos países”. Ver OCAMPO Emilio (2006), “La
masonería en tiempos de la independencia”, Revista Todo es Historia, Buenos Aires, Nº 463, febrero, p.
6-23.
21
Bowles escribe que San Martín había debido emplear Brayer y los franceses por la falta de experiencia
de sus oficiales, “pero varias oportunidades se han presentado para alertarlo de su intrigas, y habiendo
detectado recientemente un complot contra su vida en él que muchos de ellos se hallaban involucrados,
los está sacando y separando del ejército tan rápido como es posible y no poseen actualmente influencia
ninguna”, en OCAMPO Emilio, Brayer, un general…, Op. Cit. P. 70.
22
SALAZAR Gabriel (2005), Construcción de estado en Chile (1800-1837), Santiago, Biblioteca Todo
es Historia, Editorial Sudamericana, resumen en cubierta fina.
19
la revolución democrática liberal de los masones, según el escritor e historiador
argentino Emilio Corbiere23.
Agregamos que Carrera logro montar su expedición desde los Estados Unidos para
volver a Buenos Aires gracias, casi exclusivamente, a masones norteamericanos (Burr,
Poinsett gran maestro de la logia de Carolina del Sur, Porter, Skinner maestro de la
Orden de los Hombres Rojos, Niles alto dignatario de la logia de Baltimore y Shaw
quien fue su padrino en su incorporación en la logia neoyorquina n° 1 de San Juan el 24
de febrero de 181624) para el financiamiento y franceses (José Bonaparte gran maestro
del Gran Oriente de Francia, Grouchy de la logia el Heroísmo de Beauvais, Clauzel y
Brayer) para el reclutamiento de los sub-oficiales y oficiales, todos, directamente o no,
relacionados al que fue emperador de los Franceses.
En el Perú, donde también actuaron oficiales napoleónicos tanto con San Martín
como con Riva Agüero, Bolivar o Sucre, muchos de ellos eran masones como los tres
hermanos Paillardelle, Allier, Raulet, Giroust y Lafond de Lurcy y, jugaron un rol tan
político como militar comparable a la situación en Chile y Argentina.
Es entonces factible ver la mano de la masonería, directa o no (no es acá el lugar
para determinarlo y, falta todavía mucho para poder afirmar una u otra de las hipótesis),
en el proceso de la independencia de Chile y Argentina, especialmente en la
construcción del modelo político para los nuevos estados. Vemos por lo tanto la
independencia de estos países como un acontecimiento poco original, por ocurrir lo
mismo en un sin fin de países en la primera mitad del siglo XIX, sin, por supuesto
ignorar los matices propiamente locales. El mundo occidental sigue en ese entonces un
camino idéntico, empezando desde Estados Unidos y Francia, y llegando a la creación
de Alemania e Italia, integrando la casi totalidad de los países americanos sin olvidar
intentos similares aunque fracasados en España, Bélgica, Polonia, Grecia, Piamonte,
Portugal, Egipto y Persía. Es decir, estamos frente a una evolución civilizacional,
mucho más que local o nacional, y una de sus principales características es, justamente,
la construcción de estructuras nacionales con una base económica relacionada a la
propiedad privada y al dominio de una clase social de privilegiados como método de
organización del mundo nuevo. En este sentido, lo ocurrido en Chile y en Argentina se
inserta perfectamente en esta evolución, permite situar, indudablemente, los dos países
dentro del mundo occidental. Además, como en el resto de los países evocados,
constatamos una participación extremadamente activa de la masonería, movimiento que
no debemos ver como uniforme y unido ideológicamente, pero portador de proyectos
políticos distintos una vez, y en eso reside el punto común entre todos, terminado el
régimen de la monarquía absoluta y su desarrollo colonial clásico.
La tercera parte de este capítulo se relaciona con la participación efectiva de los
militares napoleónicos en las luchas en América del Sur y la presencia del ex emperador
Napoleón en la isla de Santa Helena donde fue exiliado después de los Cien Días en
1815. Desde México hacia Chile, hasta por lo menos 1821 (un porcentaje no menor de
ellos se va después de esta fecha, la cual corresponde al fallecimiento de Napoleón en
exilio, lo que constituye en si un elemento a favor de esta teoría), su actuar muy cercano
a los líderes de la emancipación, no puede no relacionarse, a nuestros ojos, con la
posibilidad (utilizamos esta palabra en vez de probabilidad porque, hasta ahora, falta
mucho como para confirmar esta hipótesis) de un plan de envergadura continental para
23
CORBIERE Emilio (2001), The freemasonry, tradition and revolution, Paperback, Random House
Mondadori, 2001, p. 259.
24
CARRERA José Miguel (1996), Diario de viaje a Estados Unidos de América, Editorial Universitaria,
Edición José Miguel Barros, Santiago, p. 35.
hacer escapar Napoleón de la isla de Santa Helena e instalarlo en esta zona. Personajes
como Cochrane y Brayer en Chile, Persat y Peru de La Croix en Colombia, Mina y
Sarda en México, Hogendorp, Latapie y Raulet en Brasil, Cramer y Brandsen en
Argentina, entre otros, además de muchos diplomáticos asustados (por ejemplo el
Francés Hyde de Neuville, el Español de Onis, el ruso Balmain y por supuesto
numerosos Ingleses), hacen en muchas ocasiones referencia a esta posibilidad, en
algunos casos para apoyarla, en otros, para, por todos los medios posibles, evitarla.
Entonces, aunque participen muy activa y eficazmente a los procesos militares de la
emancipación, es factible imaginar o situar este actuar en un contexto muy diferente, el
cual, si bien tiene relevancia en el ámbito nacional, estaría motivado por razones ajenas
a esta realidad tanto geográfica como políticamente. Varios elementos nos permiten
hacer de esta teoría una posibilidad:
En 1817, un barco, el “Parangon”, sale de los Estados Unidos para ir a
Pernambuco donde, desde hace poco, una Republica, fomentada por masones
brasileños, dirige los destinos de esta región. A bordo, algunos oficiales napoleónicos
(Raulet, Pontécoulant, Latapie, Hartung) viajan para ayudar la joven Republica. Por
desgracia, cuando llegan, la Republica ha sido derrotada y el Reino de Portugal ha
retomado el control. Encarcelados, los oficiales deben admitir la realidad de sus
intenciones: partir de Pernambuco para ir a Santa Helena y liberar Napoleón para en
seguida instalarlo en América. Esta región de Brasil es la más cercana a la isla, y estos
oficiales, en particular Latapie, indican que esperaban la llegada de la flota chilena
dirigida por Cochrane y las tropas del ejército de los Andes lideradas por su jefe de
estado mayor, el general Brayer25. En los archivos del Ministerio de Asuntos Exteriores
de Francia, en la correspondencia del embajador español en los EE.UU., De Onis, y en
los archivos de los Consulados de Nueva York y de Baltimore, así como en el juicio del
coronel Latapie, abundan los documentos corroborando esta iniciativa: la duda sobre su
realidad ya no existe pero si persiste hoy el misterio en relación a la llegada de
Cochrane y de Brayer sobre la cual nada existe como prueba definitiva. En cuanto a
Cochrane, lo que podemos afirmar es que una de sus intenciones a su llegada a Chile
tenía que ver con la liberación de Napoleón porque la propuso directamente a Zenteno y
O’Higgins, los cuales la rechazaron por los problemas que se hubieran producidos con
Inglaterra26. A fines de 1820, Cochrane hizo saber directamente a Napoleón su intención
de liberarlo pero este último, enfermo, rechazo la propuesta27. Sobre Brayer, masón,
cercano de Napoleón y uno de los pocos a recibir en 1821 una herencia de este último,
es factible verlo actuar en este sentido aunque nunca fue en posición concreta de
dominio del ejército argentino-chileno, al contrario.
Los representantes de los aliados presentes en la isla de Santa Helena vivían con el
constante temor de un desembarco para liberar a Napoleón como lo indica el ruso
Balmain. Desde los Estados Unidos, tanto en embajador francés Hyde de Neuville como
Varios textos nos sirvieron para esta parte: BERGUÑO Fernando (2003), “Un proyecto de rescate de
Napoleón”, Revista Chilena de Historia y Geografía, n° 167, pp. 55-86; BUNSTER Enrique (2000), Lord
Cochrane, Editorial Sudamericana, Santiago, p. 127; OCAMPO Emilio (2003), “Corsarios argentinos al
rescate de Napoleón”, Revista Todo es Historia, Buenos Aires, n° 451, pp. 6-17; Archives du Ministère
des Affaires Etrangères, Nantes (Francia), Mémoires et Documents, Amérique n° 34 et 74 Consulado
New York série B y C, Baltimore série A; Bibliothèque Dosne-Thiers, Fondation Thiers, Fonds Masson,
carton 194, 333-340 y 341-344; OCAMPO Emilio (2006), La última campaña del emperador Napoleón y
la independencia de América, Buenos Aires, Claridad.
26
BUNSTER Enrique, Op. Cit., pp. 127-129; SOMARRIVA Marcelo (2002), “El lord de los mares”, El
Mercurio, 15 de diciembre; BARROS José Miguel (2001), “Cochrane y Bonaparte, un Inglés al rescate
del Emperador”, El Mercurio, 5 de agosto.
27
OCAMPO Emilio, Corsarios argentinos…, Op. Cit., p. 16.
25
el Español, De Onis, llenaron los estantes de sus ministerios respectivos con informes,
fundamentados o no, sobre supuestos complots e intentos de estos oficiales en América
latina y su relación con la liberación de Napoleón. Por ejemplo, Hyde de Neuville indica
en junio de 1817 que “a la llegada de los emisarios de Santa Helena, se juntaron con
José Bonaparte de manera a preparar la evasión de Buonaparte”, más tarde, “José
Bonaparte prometió 8 millones para quien liberaría su hermano”; Chamberlain, el
ministro inglés mando a Bowles las instrucciones siguientes, “el general Brayer,
actualmente al servicio del gobierno de Buenos Aires es el líder a quien los agentes
subordinados obedecen y de quien reciben las órdenes cuando estén listos todos los
preparativos28”. Difícil es la tarea de separar la exageración de la realidad en estos
informes diplomáticos: lo seguro es que los oficiales napoleónicos fueron de todos los
intentos, reales o no, y utilizaron sus posiciones en el seno de los ejércitos
independentistas para llevar a cabo su meta secreta.
En relación al Brasil, a pesar de no pertenecer al dominio español y de conocer un
camino distinto hacia la independencia, no se puede ignorar la influencia napoleónica en
la construcción del estado-Nación nuevo constituido por el imperio brasileño, tanto a
nivel político, militar, simbólico como artístico29. En el mismo ámbito, los oficiales
napoleónicos, como Raoul o Saget, juegan un papel preponderante en la construcción
política, militar y anticlerical de la Confederación Centroamericana en los años 1825182730.
Queremos en este momento abordar el rol de los corsarios. Su desarrollo en este
principio del siglo XIX tiene mucho que ver con el tema del bloqueo continental,
sirviendo las diferentes naciones involucradas para arruinar el comercio del otro y/o
llevar cabo las exportaciones legalmente prohibidas, pero después de 1815, van a jugar
un papel diferente: sean norteamericanos (Sonntag, Taylor, Forest, Sheffield o Jewett),
franceses (Bouchard), o americanos, ellos van también a intentar salvar a Napoleón:
Bouchard debe abandonar su proyecto en 1817 por oposición de su tripulación, Taylor
estará arrestado antes de poder actuar, Sheffield y Forest se acercaron a Santa Helena
pero, frente a la oposición la tripulación, acá también, se detuvieron. El propio Hudson
Lowe, Gobernador y carcelero de Napoleón, anota en sus memorias el desembarco de
“corsarios negreros” en Santa Helena en 1817, lo que no deja de ser extraño en una isla
sin negros, es decir sin la población clásica para esta actividad; isla en la cual, además,
están presentes 3 000 soldados ingleses31. En breve, muchos fueron los intentos de los
cuales varios fueron totalmente inventados por los diplomáticos europeos,
principalmente De Onis e Hyde de Neuville. Tenemos que entender su temor: conocían
perfectamente los lazos entre los oficiales napoleónicos, los mercantes masones
norteamericanos, los rebeldes sudamericanos y los corsarios yankis como ellos mismos
los describían. Pero, partían de esta realidad para inventar “una conspiración para
ruinar el imperio español en América”, para describir “la caterva de franceses,
irlandeses, españoles y americanos dispuestos a unirse a la causa de los insurgentes de
OCAMPO Emilio, Brayer, un general…, Op. Cit., p. 69.
Ver por ejemplo a este propósito el articulo de BARMAN Roderick (2007) “La révolution
napoléonienne et la construction de l’empire brésilien” en Coloquio Universidad Toulouse le Mirail, Op.
Cit., quien escribe “Napoleon exerted a profound influence on Brazilians in the first decades of the XIXth
century: he and his regime served firstly as an inspiration for those seeking independence and secondly
as a model for the desired Nation-State.”
30
BELAUBRE Christophe (2007), “Le pouvoir occulte de l’Eglise et les officiers de la Grande Armée en
Amérique centrale: une approche micro-historique”, en Coloquio Universidad Toulouse le Mirail, Op.
Cit.
31
HUDSON LOWE William Forsyte (1853), History of the Captivity of Napoleon at St. Helena, from the
Letters and Journals of the late Lieutenant-General Sir Hudson Lowe - London: J. Murray, 3 volumes;
28
29
la América española como también para la liberación del usurpador” y, por fin, para
hacer real lo que, a menudo, fue solamente rumor, temor y delirio frente a la
personalidad de Napoleón y al riesgo que representaría su presencia en el continente. En
una carta escrita en Newport Rhode el 10 de junio de 1816, el ciudadano
norteamericano Gilpin escribe a uno de sus amigos, Baker “Todos los corsarios deben
reunirse en un punto determinado del sur de América, quizás el Río de la Plata. Se
guarda un gran secreto sobre la meta real de esta expedición pero se rumorea que van
a ayudar los patriotas. Se dice también que tratarán probablemente de liberar el
general Bonaparte y de integrarlo a los patriotas32”. Según el español De Onis, José
Bonaparte financiaba desde los Estados Unidos todos estos intentos y, si podemos tener
por cierto su intención de ayudar a su hermano, no hemos encontrado documentos
respaldando oficialmente esta información.
3) Las estrategias.
De manera a marcar inmediatamente el tenor de este capitulo, empezamos con dos
citas aclaratorias de dos de los líderes de la emancipación, aunque ambos hayan durante
casi toda su vida negado este tipo de influencia, Bernardo O’Higgins y Simón Bolívar.
El primero escribió,
... Napoleón quien, aunque no lo deseaba, permitió que ocho
nuevos países en el nuevo mundo emergieran al concierto de las naciones
libres quizás cien años antes que tan glorioso evento se hubiese podido
realizar33” y el segundo agregó, “El diario de Santa Helena, las
campañas de Napoleón y todo lo que es suyo es para mi la lectura más
agradable y más provechosa; Allí es donde debe estudiarse el arte de la
guerra, el de la política y el de gobernar... Tengo que ocultar y disfrazar
mi opinión para evitar que se establezca la idea de que mi política es
imitada de la de Napoleón... Todos lo habrían dicho si hubiera hecho
conocer mi admiración por aquel gran hombre... Gran cuidado he tenido
y tengo todavía en ocultarlas34.
Un hombre había vislumbrado, ya desde 1816, el rol posterior que podrían jugar los
oficiales napoleónicos al servicio de la independencia: se trata del mariscal francés
Grouchy35, exiliado en Estados Unidos. En un texto titulado “Proyecto sobre la
organización del ejército de la independencia de Chile36”, él explica las razones de los
32
Archives du Ministère des Affaires Etrangères, Mémoires et documents, Amerique, n° 34, p. 128,
extracto de una carta del Sr. Gilpin al Sr. Baker en la isla de Newport Rhode (10/7/1816).
33
Carta de Bernardo O’Higgins a Sir John Doyle, Lima, 20 de agosto de 1827.
34
Simón Bolívar a Peru de la Croix, en MADARIAGA Salvador de (1975), Simón Bolívar, Madrid,
Espasa-Calpe, tomo I, p. 149.
35
Emmanuel de Grouchy (1768-1847), último mariscal del imperio napoleónico (1815), y considerado
por muchos como el responsable de la derrota de Waterloo por no haber llegado a tiempo en el campo de
batalla, debió exiliarse a Estados Unidos en julio de 1815 a la vuelta de los Borbones quedándose hasta
1821. De gran influencia sobre José Bonaparte, también exiliado, y los cientos de soldados napoleónicos
presentes en este país, él se comprometerá con la publicación de este texto a ir a América del Sur pero,
bajo la promesa del gobierno real de recibir prontamente su indulto y, así, poder volver a Francia, decidió
no cumplir con su compromiso y mando en su lugar el general Brayer.
36
GROUCHY Emmanuel, “Proyecto sobre la organización del ejército de la independencia de Chile”,
Revista Chilena de Historia y Geografía, n° 44, 1921. Este texto fue reproducido en el articulo de
PUIGMAL Patrick (2001), “Influencia militar francesa en la independencia de Chile”, Notas Históricas y
Geográficas, Universidad de Playa Ancha, n° 12, p. 198-202 así como en el libro Memorias de Jorge
Beauchef del mismo autor (2005), publicado por el Centro Diego Barros Arana de la DIBAM, p. 42-45.
fracasos de la independencia hasta este momento y expone las soluciones en parte
basadas en la integración de la experiencia napoleónica insistiendo particularmente en
la reputación que han adquirido estos oficiales (los coroneles y
generales), hoy día exiliados en los Estados Unidos, en las direcciones
hábiles que han mostrado en el ejército que han mandado. Podrá
encargárselos de la dirección superior de los ejércitos de tierra y de mar,
de la ejecución de los planes adoptados para asegurar la defensa de la
patria, de la formación de los arsenales, del establecimiento de
manufacturas de armas y de escuelas militares, del complemento de
organización de algunos nuevos regimientos y últimamente de la
formación de algunas compañías de artillería a pie y a caballo, para las
que se harán venir desde Europa los cuadros de oficiales y suboficiales.”
Concluye su texto así, “Estas medidas serán sin duda el triunfo de los
ejércitos de la independencia de la América, los más poderosos móviles y
las recompensas más ciertas que pueden esperar.37
Siendo mariscal del Gran Ejército38, no cabe ninguna duda de que, en su espíritu,
la llegada de dichos militares debiera corresponder a la aplicación de sus estrategias. Si
bien, Napoleón revolucionó los conceptos de la táctica militar (creación de cuerpos de
caballería liviana, de artillería liviana, movilidad de las tropas, etc.…), él se apoyo en
una serie de tratados de especialistas recientes o contemporáneos: entre otros Rogniat y
Thiebault, generales de Napoleón, Guibert, Cortmontaigne, estrategas del fin del siglo
XVIII y Jomini, miembro de su estado mayor y gran interprete del pensamiento militar
del imperador francés.
El estudio de la influencia militar francesa en Sudamérica se ha entonces enfocado
principalmente en las guerras de la independencia, en las que participaron cientos de
veteranos de los ejércitos de Napoleón. Esta influencia continuó y se manifestó de una
manera diferente en la guerra que enfrentó a las Provincias Unidas del Río de la Plata
con el Imperio del Brasil. Esta guerra fue motivada por la ocupación portuguesa y luego
brasileña del territorio de la Banda Oriental, actual Uruguay, que en épocas coloniales
pertenecía al Virreinato del Río de la Plata. Las hostilidades comenzaron formalmente
en diciembre de 1825 y concluyeron a mediados de 1828. Desde el punto de vista
militar tuvo su mayor actividad durante la primera mitad de 1827, cuando el general
Carlos Maria de Alvear comandaba el ejército argentino. Alvear no sólo era un gran
admirador de Napoleón sino que además, según muchos historiadores y
contemporáneos pretendió emularlo. Durante la guerra con Brasil demostró estar
fuertemente influenciado por concepciones tácticas y estratégicas napoleónicas. En
particular, en el diseño de su plan de campaña y en su planteo táctico de la batalla de
Ituzaingó (20 de febrero de 1827), se basó en gran medida en los escritos del general
Barón Antoine-Henri de Jomini39.
Según Vigo, se denota más específicamente en el campo militar la influencia de
las teorías militares francesas en el Cono Sur. San Martín se aplicó al estudio y
comprensión de los autores franceses que nutrieron a la doctrina de los ejércitos de la
Para leer un estudio más acabado sobre esta materia, ver PUIGMAL Patrick (2007), “La formación de
los ejércitos de Argentina y Chile bajo la influencia militar napoleónica”, capitulo del libro El laso de los
Andes, visiones cruzadas sobre las campañas de la independencia: civiles y militares, argentinas y
chilenas (1810-1830), Editorial Universidad de Los Lagos/Programa de estudios y Documentación en
Ciencias Humanas, a parecer durante este fin de año.
38
“La Grande Armée”: nombre común del ejército napoleónico.
39
Este tema esta desarrollado por OCAMPO Emilio (2007) en el libro El laso de los Andes ya citado, en
el capitulo “La influencia del Barón de Jomini sobre la estrategia de Alvear en la guerra con el Brasil”.
37
Revolución y Napoleónicos. No repitió, copió o emuló de forma directa acciones en las
que haya actuado o participado, e igualmente no duplicó, ni reprodujo maquinalmente
reglamentos o instrucciones militares. La influencia militar francesa a través de San
Martín resulta entonces más profunda, pues viene de la reflexión sobre las ideas
fundadoras de la doctrina gala. Más aún esa influencia confluye con la presencia de
ideas y personajes franceses en la región lo que reafirma esa misma tendencia en las
ideas políticas de la independencia40.
El manual de los ayudantes generales y de los oficiales de estado mayor de Paul
Thiebault, editado por Magimel en Paris en 1801, sirvió también de modelo durante la
creación del ejército colombiano por el general Santander a principio de las campañas
dirigidas por Bolivar. Santander escribira « Diarios de campaña, libro de ordenes y
reglamentos militares (1818-1834)41 » totalmente inspirado por esta obra. En 1810, el
regimiento argentino Estrella utiliza la expresion « Ciudadano » como modo de
interpelación entre soldados y oficiales de la misma manera que en las tropas de la
Revolución Francesa42. Siempre en Argentina, la herencia militar aparere claramente en
una conversación entre el general Belgrano y San Martín despuès de la derrota de
Ayohuma el 14/11/1812 durante la cual aluden a sus tropas sin experiencia, al hecho
que tienen que aprender a combatir como « les misérables de Valmy 43» y que el ejército
de San Martín concebido a partir de la organisación militar napoleónica necesita bases
profesionales las cuales se adquieren solamente « en las guarniciones y campos de
instrucciones antes de marchar hacia el enemigo44 », lo que indudablemente
corresponde al modo de formación y organización de la Grande Armée.
El estado mayor del ejército chileno trató, en una obra de 1980, en pleno
régimen militar ultranacionalista, lo que probablemente explica tal tesis, de minimizar
dicha influencia napoleónica, debiendo no obstante reconocer, por lo menos en este
campo, que45
La artillería que se empleó en Chile hasta 1835 fue la misma
utilizada en Europa durante las guerras napoleónicas... Debemos recordar
que a principios del siglo XIX, Napoleón Bonaparte reformo dicha arma en
Francia. En lugar de tres tipos de cañones de campañía que existían en los
ejércitos europeos (de 12, 8 y 4 libras), él los redujo a dos (de 12 y 6) de
manera a permitir la unificación de los modelos. Los cañones eran de
bronce y de hierro y tenían un alcance de 6 a 700 metros.
De nuevo, estas ideas están ampliadas en VIGO Jorge (2007), “San Martín, Guibert y el Orden Oblicuo
en la batalla de Maipú”, capitulo del libro El laso de los Andes (ver notas precedentes).
41
SANTANDER Francisco Paula de (1988), Biblioteca de la Presidencia de la República, Bogota. Sobre
este tema, ver también el articulo “Puissance et souveraineté: sur l’institutionnalisation des armées
patriotes » du bulletrin nº7 de l’Institut Pierre Renouvin, Université Paris I, avril 1999.
42
MERO Roberto (1991), “Ideología y muerte del ejército de la independencia argentina”, Cuadernos
Hispanoamericanos, n°496, Madrid.
43
El 20 de septiembre de 1792, el ejército revolucionario francés compuesto por una mezcla entre
voluntarios inexperimentados y soldados del antiguo régimen, logró, principalmente por el espíritu
demostrado este día, derrotar las tropas austriacas y prusianas, más numerosas, más profesionales, mejor
equipadas y más experimentadas.
44
MERO Roberto (1991), “Ideología…”, Op. Cit.
45
ESTADO MAYOR GENERAL del EJÉRCITO (1980), Historia del Ejército de Chile, Talleres de
Impresos Vicuña, Santiago, Tomo II “De la patria vieja a la batalla de Maipú (1810-1818)” et Tomo III,
“El ejército y la organización de la República (1817-1840)”, p.165.
40
4) La formación de los ejércitos.
Un hecho poco estudiado puede constituir una de las explicaciones a la crisis
económica recurrente en los procesos de emancipación sudamericanos: la necesidad de
crear ejércitos nacionales, lo cual obligo a quitar gran parte de la mano de obra a
actividades agrícolas y preindustriales (por ejemplo la minería en Chile), agudizo la
fragilidad económica de los países nuevos. Veinte años de guerras, en promedio, más
que hechos militares en si, forman el cuadro perfecto como para explicar estas crisis
continuas y, explican, en algunos casos, la caída de lideres como Bernardo O’Higgins,
depuesto en 1823 principalmente por la oligarquía cansada de financiar las luchas, en
particular la expedición libertadora al Perú. Un dato aporta peso a esta todavía teoría: la
deserción masiva común a todos estos ejércitos nuevos46; más que atribuir este
fenómeno a lo que tradicionalmente se plantea como el rechazo al nuevo régimen o la
cobardía, nos parece interesante esbozar el tema de la necesidad para estos hombres de
volver al trabajo, campesino en general, de manera a poder alimentar sus familias: una
explicación económica mucho más que política para una realidad militar. En este
sentido, la comparación con lo ocurrido en Francia bajo Napoleón tiene mucho valor.
Como lo indica Forrest, “de hecho, la conscripción amenaza la economía rural, la
integridad de la familia y la autarcía tradicional de la aldea, Crea un conflicto entre lo
moderno y lo antiguo y…, pone de hecho en peligro la autoridad del estado.47”
Existen varios trabajos realizados en Francia sobre estos temas y nos parece
interesante plantear algunas de sus conclusiones con la idea de abrir un campo nuevo de
investigación o por lo menos un debate sobre lo acontecido en nuestro continente
durante la independencia. Annie Crepin en su reflexión sobre la relación entre ejército y
sociedad nos abre por ejemplo perspectivas interesantes y novedosas48:
La guerra de la revolución y del imperio inaugura un tipo
nuevo de guerra, prefiguración de las guerras de maza
contemporáneas, las cuales llevaran naciones enteras en los campos
de batalla. Vio la aparición en Francia y en los países que la
imitaron, de un tipo nuevo de ejército y de un tipo nuevo de soldados
para los cuales el tiempo pasado bajo las banderas no era o no era
más el tiempo dedicado a un oficio. Esto provoco indudablemente
una nueva relación entre ejército y sociedad; nuevas relaciones en
términos ideológicos y simbólicos con, en tela de fondo, un debate
que no ha cesado… entre la militarización de la sociedad y la
democratización del ejército. Nuevas relaciones en términos
sociológicos entre un servicio militar como derecho ciudadano, el
derecho de todos los ciudadanos, y el impuesto de la sangre, dando
46
Varios historiadores chilenos han empezando a trabajar este tema de la deserción durante la
independencia; citamos como referencias: VALDES URRUTIA Mario (1998), “La deserción en el
ejército patriota durante la guerra de independencia de Chile (1813-1818), Notas para su comprensión”,
Revista Chilena de Historia y Geografía, año 8, volumen 8, n° 164, pp. 103-126, y GUERRERO LIRA
Cristián (2002), La contrarrevolución de la independencia de Chile, Colección Sociedad y Cultura,
Editorial Universitaria/Centro Diego Barros Arana, Santiago.
47
FORRETS Alan (1988), Déserteurs et insoumis sous la révolution et l’Empire, Librairie Académique
Perrin, Paris, p. 10.
48
CREPIN Annie, JESSENNE Jean Pierre y LEUWERS Hervé (2006), Civils, citouens-soldats et
militaires dans l’Etat-Nation (1789-1815), Collection d’Études Révolutionnaires n° 8, Société des
Édtudes Robespierristes; Articulo de CREPIN Annie, “Nouvelles tendances de l’historiographie militaire
de la Révolution et de l’Empire”, pp. 6-10.
así una imagen nueva al problema del lugar del soldado y del
exsoldado en la sociedad.
Es bastante conocido el papel de los oficiales napoleónicos en el desarrollo de las
luchas de la independencia tanto en Argentina como en Chile y en Perú. Pero, en
general, este conocimiento se reduce a su participación, su valor de ejemplo y su
distinción durante los combates: cabe solamente citar los casos del coronel Beauchef y
de los generales Viel y Rondizzoni en Chile, de los coroneles Brandsen, Cramer y del
capitán de armada Bouchard en Argentina y de los coroneles Soyer, Raulet y Bruix en el
Perú, entre más de 300 soldados, suboficiales y oficiales del ex Imperio francés
presentes en el despertar de esta parte del continente, para comprobar esta afirmación.
Numerosos son los textos de los historiadores dando cuenta de sus actos de valentía, sus
hazañas y su rol preponderante en la decisión final de estas batallas49.
Pero durante estos últimos años de estudio bibliográfico y de investigaciones en
los centros de archivos de los dos países50, hemos podido primero entrever, para
después confirmar y por fin determinar el rol esencial que jugaron gran parte de estos
oficiales en la creación, dirección y modernización de los ejércitos de liberación. Entre
ellos, numerosos ingenieros militares aportaron su experiencia en topografía (Bacler
d’Albe, Althaus, Barreau, Benoit, Bertres, Senillosa), cartografía (Lozier, DauxionLavaysse), administración militar (Arcos, Pradel), servicio de estado mayor (Brayer,
Dupuy, Blaye, Deslandes, Renard, Drouet, Letelier-Maturana, Bulewski, Danel, Lebas,
Lasalle, Magnan, Raymond, Salvigni, Rondizzoni) y reconocimiento de zonas
desconocidas durante y después las guerras de independencia (Dauxion-Lavaysse,
Cramer, Parchappe, Tortel, Brandsen, Dellepiane). Otros jugaron un papel importante
en la creación de tropas nuevas (Cramer, Raulet, Beauchef, Gutike) y la formación de
las nuevas generaciones de oficiales nacionales (Beauchef, Arcos, Peña, Deslandes,
Cramer, Dublé, Paillardelle, Senillosa). Barros Arana escribe sobre este tema:
los oficiales franceses rindieron un tremendo servicio no solamente a
la causa de la independencia pero también al mejoramiento permanente
del ejército51” El científico francés Alcide d’Orbigny, viajando en estos
territorios algunos años después de los hechos escribe “Los talentos
personales de San Martín y Bolívar y el gran número de oficiales
extranjeros quienes sirvieron bajo sus banderas contribuyeron a
desarrollar la emulación y hacer nacer en sus ejércitos el espíritu militar
52
”. Finalmente, Guzman escribe “El modelo francés adoptado por el
ejército fue eficaz y en alguna medida permitió organizarlo según los
49
Citamos, a modo de ejemplo, algunas de nuestras publicaciones a través de las cuales se describen,
entre otros elementos, la importancia militar de tres personajes, Beauchef, Bacler d’Albe y Brandsen:
Memorias de Jorge Beauchef, DIBAM, Centro Diego Barros Arana, Santiago, 2005, ¡Diablos, no
pensaba en Chile hace tres años!, Programa de Estudios y Documentación en Ciencias Humanas,
Universidad de los Lagos, Osorno, 2006 y De la Alsacia al Bío Bío, las andanzas de Frederic de
Brandsen, joven liberal francés, del imperio napoleónico a la Republica de Chile en preparación para
fines de 2007, Editorial Pencopolitana y Editorial Universidad de los Lagos/Programa de estudios y
Documentación en Ciencias Humanas.
50
Archivo Nacional de Santiago, Archivo Militar del Ejército de Chile, Archivo Bernardo O’Higgins,
Archivo José Miguel Carrera, Archivo General de la Provincia de Mendoza, Archivo General de la
Nación de Buenos Aires, Archivo del Ejército de Argentina, a los cuales debemos agregar centros màs
lejanos como, por ejemplo, el Archivo Militar Francés (SHAT) en Vincennes.
51
BARROS ARANA Diego (1940), Historia de Chile, edición Cesar Sánchez, Santiasgo, Tomo XI, p.
248.
52
ORBIGNY Alcide d’ (1835), Voyage en Amérique méridionale, Paris, Pitois-Levrault et cie, tome II,
Chapitre XIV, p. 556.
cañones de los ejércitos modernos europeos que exigían disciplina,
movilidad y alto poder de fuego, características que se verían en acción
durante la guerra del Pacifico53.
En 1817-1818, las principales fuerzas (Ejército de los Andes, división de
O’Higgins y Armada de Cochrane) “estaban inspiradas por los preceptos de la
Revolución Francesa y ligadas a la idea original de San Martín a su vuelta de España
en 181254”, país en el cual el general argentino había combatido con las tropas
españolas aliadas a Francia entre 1796 y 180755 y, después, contra la invasión
napoleónica de la Península Ibérica entre 1808 y 1812. Conocía entonces muy bien la
estrategia militar de Napoleón y la organización de su ejército; a tal punto que la
creación en 1812 del cuerpo de Granaderos a caballo por San Martín se hizo “según el
modelo militar francés56”. No existía en este momento un cuerpo de este tipo ni en los
ejércitos americanos ni en el español.
La marina de la independencia es, según muchos textos clásicos, campo
reservado de los Ingleses. No queremos menospreciar el rol mayor de los Británicos en
este campo pero, acá también, los marinos de la revolución Francesa y del Imperio
napoleónico desarrollarán un papel importante a través de, entre otros, Tortel, Prunier,
Drinot, Waldeck, Soyer, Granville, Bisson, Hurrel, Lafond de Lurcy, Maffet, Millet,
Seignoret, Aury y Dublé en Chile, y de Azopardo, Bouchard, Hubac, Amigo, Ceretti,
Couraud, Dandreys, Donati, Dautan, Fourmantin, Fournier, Gurruchaga, Lanche,
Mordeille, Richitelli, Valerie en Argentina.
No es el lugar acá para desarrollar más a fondo este tema, hemos de hecho
publicado numerosos artículos y libros en esta dirección, en particular el texto El laso
de los Andes (2007). Quisimos solamente insistir en los nuevos enfoques
historiográficos a desarrollar en relación a la formación de los nuevos ejércitos: el peso
de la conscripción sobre la sociedad, su rol en la crisis económica de los nuevos estados,
la nueva definición del soldado-ciudadano y su relación con la sociedad.
Conclusión
Tanto en la formación de los ejércitos napoleónicos por una parte y
independentistas por otra, hemos visto múltiples semejanzas e influencias, lo que no
quita lo propio de cada uno. La historiografía ayudada por la sociología y la
antropología ha empezando y debería permitir a partir de estudios futuros aportar
elementos nuevos de comprensión de estos fenómenos y de su impacto sobre el devenir
de estas naciones nuevas. Hemos entendido también como una serie de eventos ajenos
al continente tuvieron tremendos ecos políticos e influyeron en el tipo de sociedad que
se organizo una vez obtenida la independencia. El Estado nuevo así creado tuvo desde
su principio una connotación económica evidente por, entre otras cosas, haber sido
portado por una elite, en general terrateniente, ilustrada y opuesta al mantenimiento del
53
GUZMAN Fernando, Modernización educacional del ejército, el cambio en la educación de los
oficiales, Pontifica Universidad de Chile, Instituto de Ciencia Política, Cátedra Estudios de Defensa, Serie
Documentos de trabajo, nº 15, octubre de 2005, en www.uc.cl/icp/webcp/papers/est_def/15.pdf del
14/09/2007.
54
TOTORO TAUNIS Dono (1998), La cofradía blindada, Chile civil y Chile militar, Planeta, Santiago,
p. 29.
55
San Martín participó en varios combates navales en el Mediterráneo en 1796-1797 y a la invasión del
Portugal en 1801.
56
MALDONADO Carlos, “El ejército chileno en el siglo XIX; génesis histórica del ideal heroico (18101885)”, in www.geocities.com/capitolhill/7109/eje1.html, mayo de 2005
dominio colonial clásico. ¿Podemos por lo tanto afirmar que la independencia
correspondió a un cambio profundo de la organización económica de la sociedad? O
más bien, debemos, una vez más, ver en esta evolución la victoria de una clase social, la
cual, ya en posición de dominio pero bajo el control del régimen colonial, logro eliminar
este último e instalarse en su lugar. Es decir en otros términos, vemos como un grupo de
jóvenes de familias acomodadas, en general formados en Europa, a nivel militar o no,
tomo las riendas liberales, influenciados por la ilustración y movimientos como la
masonería, para crear un contexto político nuevo.
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