ACTO DE INAUGURACIÓN El 1 de julio 2008 fue inaugurado el Centro Nacional de Catequesis (CENACAT) como "un nuevo espacio al servicio de la Palabra". En el templo de san Antonio de Guadalupe concelebraron la Eucaristía todos los señores Obispos de la Conferencia Episcopal presididos por el Señor Nuncio Apostólico Monseñor Fierre Nguyen Van Tot, acogiendo la reiterada preocupación de dar a la catequesis su lugar prioritario dentro de la Pastoral diocesana. En su homilía, el Obispo Presidente del Centro, Monseñor Guillermo Loría, justificó la creación de este organismo que, de forma articulada, ha de favorecer el crecimiento de los católicos en la fe y ofrecer lineamientos y servicios en el campo de la catequesis a todas las diócesis de Costa Rica. En el sencillo acto de inauguración se evidenció la actitud de servicio de la Comunidad de san Antonio de Guadalupe a la Iglesia Católica en Costa Rica, al ofrecer el espacio para su funcionamiento. Con esta instancia, según explicó el Padre Alfredo Madrigal, Director del CENACAT, se quiere fortalecer la labor que por cuarenta años ha realizado la Comisión Nacional de Catequesis y, además, implementar la animación bíblica y la animación kerigmática en la catequesis misma y en la acción pastoral. En su discurso de inauguración, Mons. José Francisco Ulloa, Presidente de la Conferencia Episcopal, dio gracias a Dios por este nuevo organismo de formación pastoral al servicio de la Iglesia en Costa Rica, seguro que será providencial para estos tiempos difíciles en la vivencia de la fe cristiana. Ello, en el contexto de la puesta en marcha de la Misión Continental, generada de las conclusiones de Aparecida. La figura bimilenaria del Apóstol de las Gentes, (cuyo año conmemorativo también se inauguró en esta ocasión) inspirará el proceso de formación evangelizadora que el Centro pretende desarrollar. Mons. Hugo Barrantes, Arzobispo de San José, al invitar al brindis, agradeció a Dios por el pasado y auguró que todos los involucrados en la acción del Centro, permitan que la acción del Espíritu despliegue sus velas, sin temor hacia el futuro.