Página 1 FORMULACION DE LA ESTRATEGIA Este es un extracto del Documento No. 8: Capítulo 3. Formulación de la estrategia, p. 50-68 del libro “El proceso Estratégico, conceptos, contextos y casos” escrito por Henry Mintzberg, James Brian Quirm. Ed. Prentice Hall. disponible en la Biblioteca Magna HD30.28.M5 1993 Mucho de lo que se ha publicado sobre este tema se basa en cómo debería diseñarse o formularse, de manera intencional, la estrategia. Ha existido, hasta la fecha, un amplio consenso respecto a la forma en que la estrategia se formula, sin embargo, como pronto veremos, comienza a surgir una escisión al respecto. Acaso sea más adecuado concluir que han surgido dos corrientes de consenso. La primera (Andrews), se conformó en la década de los sesenta; la segunda (Rumelt), surgió alrededor de 1980, siendo más bien un desarrollo de la primera que una refutación de la misma. La persona más comúnmente asociada con la primera corriente de consenso es Ken Andrews, de la Escuela de Negocios de Harvard, coincidente con BiII Newman, de la Universidad de Columbia e Igor Ansoff en Carnegies-Mellon. Los pasajes del texto de Andrews sirven para introducir la noción básica de que la estrategia precisa del logro de una adecuada articulación entre la situación externa (oportunidades y amenazas) y la capacidad interna (fuerzas y debilidades). El enfoque de Andrews surge directamente de conceptos militares que intentan compensar el impacto de los recursos mediante la concentración de esfuerzos en una zona definida de dominio y, al mismo tiempo pretenden anticipar los efectos de fuerzas externas que representan peligros potenciales. A lo largo de la lectura del texto de Andrews se harán evidentes, con rapidez, cierto número de premisas fundamentales. Destacan, entre ellas: la clara distinción que se hace entre la formulación de la estrategia y la implantación de la estrategia (que es, de hecho, la distinción entre pensar y actuar); la creencia de que la estrategia (o, al menos, la estrategia intencional) debe ser explícita; la noción de que la estructura debe seguir a la estrategia (en otras palabras, que se le diseñe acorde a la estrategia); y el asumir que la estrategia se deriva del liderazgo formal de la organización. Premisas similares son las que subyacen en la mayor parte de la literatura prescriptiva sobre la administración estratégica. Este modelo o patrón – si es que así le podemos llamar – ha probado ser de utilidad en diversas circunstancias, porque permite analizar una situación estratégica y pensar acerca de la elaboración de las estrategias. Un estratega cuidadoso deberá seguir con atención todos los aspectos sugeridos en este enfoque. Es preciso tener en cuenta que, en múltiples ocasiones, como veremos más adelante, este patrón no puede o no debe aplicarse en forma mecánica. Rumelt profundiza en un elemento de este patrón tradicional: la evaluación de las estrategias. En tanto que el texto de Andrews contiene una exposición similar, Página 2 Rumelt, egresado de la Escuela de Negocios de Harvard y profesor de Política (estrategia) de la UCLA (Universidad de California en Los Ángeles), desarrolla lo que nos ayuda a redondear la visión clásica de la formulación de la estrategia. Distintos casos (no incluidos en este extracto por lo que se debe recurrir al texto HD30.28.M5 1993 de la Biblioteca Magna de la UAN) nos permiten aplicar y comprender los valores y limitaciones de este enfoque. Los casos de Boehm, Intel, Corporación New Steel, Genentech y Zayre proporcionan ejemplos de cómo esta perspectiva resulta de utilidad. Otros casos, como los de Biogen, Honda Motor y MM® muestran sus limitaciones. CONCEPTO DE ESTRATEGIA (Kermeth R. Andrews) ¿Qué es estrategia? Dentro de una compañía la estrategia corporativa es un patrón o modelo de decisiones que determina y revela sus objetivos, propósitos, o metas; asimismo, dicho patrón produce las principales políticas y planes para lograr tales metas, define la esfera de negocios a que aspira una compañía, establece la clase de organización económica y humana que es o pretende ser y, también precisa la naturaleza de las contribuciones, económicas y no económicas, que intenta aportar a sus accionistas, empleados, clientes y las comunidades. La decisión estratégica es aquella que es efectiva durante largos periodos, y afecta a la compañía de maneras muy diversas dado que concentra y compromete una parte muy significativa de sus recursos alrededor de los resultados previstos. Es muy probable que el resultante de toda una serie de decisiones de este tipo, acabará por deformar el carácter propio y la imagen de una compañía, la individualidad con que se le presenta ante diversos miembros y públicos, así como la posición que ocupará en la industria y el mercado. Este patrón o modelo hará posible la especificación de objetivos particulares que serán alcanzados mediante una secuencia temporal de decisiones sobre inversión e implantación y gobernará en forma directa la movilización o despliegue de recursos para hacer que estas decisiones sean efectivas. En una corporación firmemente establecida, algunos aspectos de este patrón de decisiones pueden ser inalterables, tales como el compromiso con la calidad, con la tecnología avanzada, o bien con algunas materias primas, o con las buenas relaciones laborales. Otros aspectos de la estrategia, como la línea de producción, el proceso de manufactura, y la práctica y el estilo de ventas, han de modificarse antes, o al tiempo que el mundo está cambiando. Las determinantes básicas del carácter de una compañía, si se les institucionaliza con conciencia, podrán subsistir en la compañía, y lograrán conformar, con su consiguiente asignación de recursos, la naturaleza de cambios substanciales al hacer elecciones sobre mercado y productos. Página 3 Sin embargo, es importante no interpretar esta idea como una plena separación entre las metas y las políticas diseñadas para alcanzarlas. La esencia de la definición de la estrategia que acabo de proponer es el concepto de patrón. La interdependencia de propósitos, políticas y acción organizada resultan de crucial importancia para la especificidad de una estrategia en particular, y, sobre todo, para su capacidad de identificar ventajas competitivas. Es la unidad, la coherencia y la consistencia interna de las decisiones estratégicas de una compañía lo que la ubica en su medio, y por tanto, le confiere su identidad, su capacidad de movilizar sus fuerzas y su posibilidad de éxito. La interrelación de las metas y políticas que se conforma a partir de la amorfa realidad del medio en el que se ubica una compañía, es propiamente el cúmulo de problemas que una organización puede abordar y resolver. En pocas palabras, lo que usted haga no tendrá sentido, a menos que sea capaz de decir o establecer la razón por la que lo hace: la calidad de la acción administrativa y la motivación que le transmite poder no pueden valorarse desconociendo su relación con el propósito. El rompimiento del sistema de las metas corporativas y el carácter determinante de las principales políticas para lograrlas sólo llevará a concepciones estrechas y mecánicas de la administración estratégica, así como a interminables virajes en la lógica del proceso. Enunciados breves de la estrategia Antes de proceder a clasificar este concepto mediante su aplicación, hemos de precisar los términos en los que suele expresarse la estrategia. Un enunciado breve de la estrategia caracterizará su línea de productos y servicios ofrecidos o planeados por la compañía, así como el mercado para el cual se diseñarán productos y servicios, incluyendo los canales mediante los cuales se accederá a dicho mercado. Especificando los medios para el financiamiento de la operación, de igual forma con los objetivos de utilidades y con el énfasis que se hará en lo relativo a la seguridad del capital frente a los niveles de rentabilidad. Las principales políticas como abastecimientos, manufactura, mercadotecnia, relaciones laborales, investigación y desarrollo, se plantearán de modo distinguible entre la compañía y otras con similares. A menudo se incluirán también el tamaño, la forma y el clima de la organización. Si cada compañía tuviera que elaborar un breve enunciado de su estrategia, a partir de lo que concibe como su objetivo y finalidad, tendría que contar, con un enunciado preciso, que contemplará diversas categorías de decisión haciendo énfasis en indicar qué quiere ser o hacer. Inseparable en muchos sentidos de la estructura, el comportamiento y la cultura de la empresa, la estrategia es un proceso organizacional. No obstante, es posible abstraer del proceso dos aspectos interrelacionados en la vida real, pero susceptibles de aislarse para propósitos de análisis. El primero es la formulación y el segundo la implantación. La decisión acerca de lo que deba ser la estrategia puede asumirse como un ejercicio racional, incluso en caso que en la vida real los lazos emocionales pudieran complicar la elección entre opciones futuras. Página 4 Formulación de la estrategia Las principales actividades de la estrategia son la percepción de las oportunidades y las amenazas en el medio ambiente en que se desarrolla la compañía, así como el atribuir una estimación de riesgo a cada una de las opciones. Pero antes de inclinarse por una elección, se deben valorar las fortalezas y las debilidades de la compañía, junto con los recursos disponibles y al alcance de ésta. Será preciso determinar, su capacidad real y potencial para tomar ventaja de las necesidades percibidas en el mercado, así como su capacidad para hacer frente a los riesgos inherentes. La opción que resulte de conjuntar la oportunidad y la fortaleza en un nivel de riesgo constituye lo que podemos denominar “estrategia económica”. Hasta aquí, el proceso descrito supone que los estrategas son fundamentalmente analíticos al estimar la fortaleza relativa y de la oportunidad que vislumbran o anticipan. El grado en que desean asumir bajos y altos riesgos depende de sus objetivos de utilidad. La medición del riesgo es equiparable al caso de oportunidad de mercado que prevén no se desarrolle, o de que la capacidad corporativa necesaria para sobresalir no se alcance en el tiempo previsto. Hemos descrito los procesos intelectuales de lo que una compañía podría hacer en términos de la oportunidad del medio ambiente, de decidir qué puede hacer en términos de habilidad y poder, y así conjuntar estas dos consideraciones en un equilibrio óptimo. La determinación de la estrategia requiere asimismo de la consideración de qué opciones prefieren tanto el jefe, como sus subordinados inmediatos, muy aparte de las consideraciones económicas. Los valores personales, las aspiraciones e ideales ejercen influencia sobre la elección final de propósitos. Lo que el jefe desea ha de ser acoplado con la decisión estratégica. Por último, la elección estratégica tiene un rasgo ético. Así como las opciones pueden ser ordenadas con relación al grado de riesgo que conllevan, pueden ser también examinadas con relación a las expectativas de la sociedad. Al ejecutivo que las estudia, algunas alternativas pueden resultarle más atractivas que otras, sobre todo cuando tiene en mente el bien público o el servicio social que implican. Esto aparece entonces como un cuarto elemento de la decisión estratégica. La implantación de la estrategia Una implantación ineficaz puede hacer que una adecuada decisión estratégica se vuelva ineficaz; es importante examinar el proceso de implantación para valorar las ventajas de las opciones estratégicas al alcance de la organización. La implantación de la estrategia comprende una serie de actividades de naturaleza administrativa. Determinado el propósito, es posible movilizar los recursos de la compañía con objeto de lograr su realización. Una estructura organizacional apropiada para el desempeño eficiente ha de traducirse en sistemas efectivos de información y relaciones que permitan la coordinación de las actividades subsecuentes. El proceso organizacional de medición del desempeño, desarrollo administrativo y compensación – inscritos en sistemas de incentivos y controles – han de ser dirigidos hacia la clase de comportamiento requerido por el propósito y Página 5 los objetivos organizacionales. Para el éxito de la estrategia, el papel del liderazgo personal es importante y, en algunos casos, decisivo. La estructura organizacional y los procesos de compensación, incentivos y control, limitan la formulación de la estrategia e influyen en ella, por lo que debemos tener en cuenta primero la proposición lógica que sostiene que la estructura debe seguir a la estrategia a fin de que luego se pueda considerar el hecho organizacional. Cuando hayamos examinado ambas tendencias, lograremos comprender y estaremos capacitados para abordar la interdependencia de la formulación y la implantación del propósito u objetivo. La figura 1 puede ser de útil para entender al análisis de la estrategia como un patrón o modelo de decisiones interrelacionadas. COMO RELACIONAR LAS OPORTUNIDADES CON LOS RECURSOS La determinación de la estrategia adecuada inicia con la identificación de las oportunidades y los riesgos en su medio ambiente. Viene siendo la identificación de un margen de opciones estratégicas, la reducción de este margen ocasionado por el reconocimiento de las restricciones impuestas por la capacidad corporativa, y por la determinación de una o más acciones en niveles aceptables de riesgo. La naturaleza del medio ambiente de la compañía El medio ambiente donde se desarrolla una organización, como el de cualquiera entidad orgánica, es el patrón o modelo de todas las decisiones e influencias que afectan su vida y desarrollo. Las influencias ambientales relevantes para la decisión estratégica operan en ella; estas influencias son tecnológicas, económicas, físicas, sociales y políticas. El estratega está a menudo muy Página 6 consciente – al menos intuitivamente – de tales aspectos del medio ambiente en que se encuentra. Sin embargo, en todas estas categorías tiene lugar el cambio en grados diversos, muy rápido en tecnología, más lento en políticas. Cambios en el medio ambiente precisan de un monitoreo continuo de la definición de la compañía de lo que es su negocio, de lo contrario, la empresa cometerá errores y acabará por ser obsoleta. Dado que, por definición, la formulación de la estrategia se emprende con el futuro en mente, los ejecutivos que participan en el proceso de planeación estratégica deberán estar conscientes de todos aquellos aspectos del medio ambiente. Tecnología: Desde el punto de vista del estratega corporativo, los desarrollos tecnológicos no son sólo los más rápidos, sino los de mayor alcance para ampliar o restringir las oportunidades para una compañía establecida. Estos desarrollos incluyen los descubrimientos científicos, el impacto del desarrollo de productos relacionados con ellos, las menos dramáticas mejorías en equipo y procesos y el avance en la automatización y el procesamiento de datos. Ecología: Solía ser posible dar por sentadas las características físicas del medio ambiente y hallarlas favorables para el desarrollo industrial. Los centros fabriles eran elegidos siguiendo criterios tales como la presencia de agua para procesos y enfriamiento, el acceso a diversos medios de transporte, y la estabilidad de las condiciones del suelo. Con el aumento en sensibilidad hacia el impacto sobre el medio ambiente físico que provoca la actividad industrial, se vuelve esencial, y a menudo un requisito legal, considerar la expansión planificada, e incluso cómo la operación continua bajo parámetros cambiantes podría afectar y afectará las condiciones del aire, del agua, la densidad de tráfico, y, en general, la calidad de vida de cualquier área en la que una compañía busque establecerse. Economía: Las empresas deben habituarse a monitorear tendencias económicas, para no verse sorprendidas por desarrollos drásticos, tal como la internacionalización de la competencia, el desarrollo de los países del Tercer Mundo, la influencia de Estados Unidos en la demanda y la cultura en los países en desarrollo y la consecuente reacción del nacionalismo, la creciente importancia de las grandes corporaciones multinacionales y las consecuencias de la hostilidad de países anfitriones, la recurrencia de la recesión, y la persistencia de la inflación en todas las fases del ciclo económico, Las consecuencias de las tendencias económicas mundiales necesitan ser monitoreadas con mucho mayor detalle en cualquier compañía. Industria: A pesar que el medio ambiente industrial es aquel del cual los estrategas de una compañía creen estar mejor enterados, las oportunidades y riesgos que se encuentran en él son a menudo malinterpretados debido a una excesiva familiaridad y una aceptación sin elementos críticos de la relativa posición establecida de los competidores. Sociedad: El desarrollo social del cual se mantienen al tanto los estrategas incluye fuerzas tan influyentes como la pugna por la igualdad de los grupos minoritarios, la exigencia de oportunidades y reconocimiento por parte de las Página 7 mujeres, los patrones cambiantes de trabajo y ocio, los efectos de la urbanización sobre el individuo, la familia, y el vecindario, el aumento del crimen, el declive de la moral convencional y la cambiante composición de la población mundial. Política: Las fuerzas políticas importantes para las empresas son similares en su extensión y complejidad, las relaciones cambiantes, la relación entre la empresa privada y el gobierno, entre los empleados y la administración, el impacto de la planificación nacional sobre la planificación corporativa y el surgimiento de lo que George Lodge (1975) llama la ideología comunitaria. Aunque no es posible conocer o explicar aquí el significado de estas tendencias técnicas, económicas, sociales y políticas, y las posibilidades para el estratega de un negocio o compañía cualquiera, algunos puntos son claros por su sencillez. Los valores cambiantes conducirán a diferentes expectativas del papel que las empresas deberían desempeñar. Es de esperarse que las empresas habrán de cumplir su misión, no sólo con la economía en el consumo de energía, sino con respecto al grado de sensibilidad ante el medio ambiente ecológico. En todos los campos de la vida, a las organizaciones se les exigirá ser más explícitas acerca de sus metas y también satisfacer las necesidades y aspiraciones (P.Ej.: en cuanto a educación) de sus miembros. Sea como fuere, el cambio amenaza a todas las estrategias establecidas. Sabemos que una compañía próspera – en si misma un sistema viviente – se encuentra inmersa en una variedad de interrelaciones con sistemas más grandes que involucran factores tecnológicos, económicos, ecológicos, sociales y políticos. Si los desarrollos del medio ambiente destruyen y generan oportunidades de negocios, se impone como particularidad para una planeación inteligente, el poseer nociones de instancias especificas relevantes para una compañía en particular. El riesgo y la oportunidad en el último cuarto del siglo veinte exigen a los ejecutivos un agudo interés en lo que sucede fuera de sus compañías. Más que eso, debe diseñarse un mecanismo práctico de seguimiento para los acontecimientos externos que permita vislumbrar beneficios y perjuicios, utilidades o pérdidas potenciales. Para una empresa que no haya determinado qué es lo que su estrategia exige que se conozca o que no se haya dedicado a la vigilancia sistemática de los cambios que acontecen en su medio ambiente, unas cuantas preguntas que deben tenerse constantemente presentes permitirán hacer notorias las oportunidades y los riesgos. Al analizar su propia empresa o aquella que a usted le interese, estas preguntas deberán conducirlo a una estimación de la oportunidad y el peligro en el presente, y a una predicción del escenario de la compañía. 1. ¿Cuáles son las características esenciales de índole técnica, económica y física de la industria en la que participa la compañía? 2. ¿Qué tendencias, que sugieren cambios futuros en las características técnicas y económicas son observadas? 3. ¿Cuál es la naturaleza de la competencia tanto dentro de la industria como con otras industrias? Página 8 4. ¿Cuáles son los requisitos para una competencia exitosa en la industria de la compañía? 5. Dados los desarrollos técnicos, económicos sociales y políticos que más directamente se aplican, ¿cuál es el margen de estrategia de que dispone cualquier compañía en esta industria? Identificación de la competencia corporativa y de los recursos El primer paso para validar una elección tentativa entre varias oportunidades consiste en determinar si la organización posee la capacidad de emprenderla con éxito. La capacidad de una organización es su habilidad, actual y potencial, de llevar a cabo, en contra de la oposición circunstancial o competencia, lo que se ha propuesto realizar. Toda organización posee puntos fuertes y debilidades actuales y potenciales. Dado que, al formular la estrategia es prudente extender o maximizar las fuerzas y disminuir o minimizar las debilidades, resulta importante determinar en qué consisten, y distinguir con claridad unas de otras. Una compañía tiene la misma posibilidad de conocer sus fuerzas y limitaciones y de mantener una constante y adecuada observación del medio ambiente en el que se encuentra. Aunque lo primero conlleva mayor dificultad, la subjetividad, la falta de confianza o rehusarse a enfrentar la realidad pueden dificultar el que las organizaciones, tanto como los individuos, lleguen a conocerse. Pero, así como es esencial aunque difícil que una persona madura logre alcanzar un adecuado conocimiento de sí misma, es igualmente necesario que una organización pueda identificar con la mayor precisión posible su punto fuerte principal y su vulnerabilidad critica. Para realizar una contribución efectiva a la planeación estratégica, los atributos clave que han de valorarse deben ser identificados, a la vez que se deben plantear criterios consistentes para juzgarlos. Si se concentra la atención en las estrategias, en los compromisos de políticas, y en las prácticas del pasado, en el contexto de la discrepancia entre las metas de la organización y su logro, es posible obtener valiosa información para la planeación estratégica de un administrador particular. La valoración de las fuerzas y debilidades asociadas con el logro de los objetivos específicos se convierte, en palabras de Stevenson (1976), en “un vínculo clave en el ciclo de retroalimentación", lo cual permite a los administradores aprender de los éxitos o fracasos de las políticas que implantan. A pesar que Stevenson no encontró ni estableció una manera sistemática de desarrollar o emplear dicho conocimiento, de hecho, los miembros de las organizaciones elaboran juicios acerca de lo que la compañía puede realizar especialmente bien: su área de máxima competencia. Si es posible llegar a un consenso con respecto a esta capacidad, sin importar qué tan subjetivamente se haya llegado a él, podrá entonces estimarse su aplicación a una oportunidad determinada. Fuentes de las capacidades: Los puntos fuertes de una empresa que constituyen un recurso para el crecimiento y la diversificación se acrecentan, principalmente, Página 9 por la experiencia de fabricar y comercializar una línea de productos o la prestación de un servicio. Asimismo son inherentes a (1) los puntos fuertes y las debilidades en desarrollo de cada uno de los individuos que componen la organización, (2) el grado en el que la capacidad individual es eficazmente aplicada a la labor de conjunto, y (3) la calidad de coordinación entre el esfuerzo grupal y el individual. La experiencia adquirida a través de la ejecución exitosa de una estrategia centrada alrededor de una meta puede, de manera sorpresiva, provocar el desarrollo de capacidades que son susceptibles de aplicarse para diversos fines, que deban o no aplicarse así es un asunto distinto. P.Ej.: quien produce sal puede fortalecer su posición competitiva al ofrecer a sus clientes equipo para repartir y distribuir la sal. Si en el transcurso de lograr mejoras de ingeniería en este equipo, se perfecciona un nuevo principio de solenoide, y resulta que tiene aplicación en numerosos problemas de índole industrial, ¿deberá explotarse esta innovación, que es también susceptible de ser patentada y vendida? La respuesta habría de girar en torno no sólo a si acaso un análisis económico de la oportunidad muestra que ésta sea una posibilidad de mediano y largo plazo al mismo tiempo que rentable, sino también si la organización puede reunir la fuerza de financiamiento, manufactura y comercialización para explotar el descubrimiento y vivir de su éxito. Es previsible que la primera pregunta encuentre una respuesta más positiva que la segunda. En este sentido, es importante recordar que las emanaciones de fuerza, individuales y carentes de apoyo, no son tan confiables como los frutos de la experiencia acumulados gradualmente y relacionados con los productos y sus mercados. Incluso donde la habilidad para explotar una oportunidad se nutre con la experiencia en campos afines, el nivel de dicha habilidad puede ser muy bajo como para que se depositen en ella grandes expectativas. Así, una cadena de tiendas de ropa infantil bien podría adquirir las habilidades administrativas de comercialización y de compra y venta que le permitirían añadir departamentos de ropa para damas. De modo similar, una fuerza de ventas eficaz en la distribución de máquinas de escribir podría desarrollar gran habilidad en la venta de máquinas y artículos para oficina. Inclusive aquí sería adecuado preguntar qué habilidad de diferenciación podrían aportar estas compañías a la venta al menudeo de productos nobles o de equipo de oficina para atraer a los clientes y ganárselos a una multitud de competidores. Cómo identificar los puntos fuertes: La habilidad o capacidad distintiva de una organización es mucho más de lo que ésta puede hacer, es lo que puede hacer particularmente bien. Para identificar los puntos fuertes menos obvios o puntos fuertes derivados de un producto de una organización que bien pudieran ser susceptibles de trasferirse a alguna oportunidad nueva más rentable, podemos empezar por analizar la línea de productos vigente en la organización y definir las funciones que cumple en los mercados. Casi cualquier producto importante que se ofrece al consumidor tiene funciones relacionadas con otro productos en los que una compañía con calidad puede desempeñarse. P.Ej.: la máquina de escribir, es mucho más que una sencilla máquina para mecanizar la escritura a mano, como Página 10 parecía ser cuando se la concebía exclusivamente desde el punto de vista de quien la diseña y fabrica. Analizando muy de cerca desde el punto de vista de su usuario potencial, se descubre que la máquina de escribir contribuye a un amplio margen de funciones de procesamiento de información. Cualquiera de estas funciones pudo haber sugerido nuevos márgenes o áreas para ser exploradas y explotadas por quiénes fabrican máquinas de escribir. El definir tácitamente la máquina de escribir como reemplazo de la pluma fuente, en tanto que instrumento de escritura, en lugar de hacerlo como un instrumento de entrada y salida de datos para el procesamiento de información, es la explicación que proporciona una percepción extemporánea del fracaso de las compañías de máquinas de escribir de viejo cuño en desarrollar, antes de que la IBM hiciera la máquina de escribir eléctrica, así como los aparatos de computación para entrada y salida de datos que la posibilitaron. La definición de "producto" que llevaría a la identificación de habilidades transferibles expresada en términos de las necesidades del mercado que podrían satisfacer, en lugar de hacerlo haciendo referencia a las especificaciones de ingeniería que lo conforman. Además de prestar atención a los usos o funciones a los que contribuyen los presentes productos, el individuo en posibilidad de convertirse en diversificador podría identificar con provecho las habilidades subyacentes al éxito que se haya logrado obtener. Al momento de ejecutar sus labores habituales, las calificaciones de una organización eficiente terminan por ser consideradas como un hecho y se les considera un fastidio, como el constante trato y servicio de primera clase. La intuición que se requiere para identificar el punto fuerte esencial que justifica nuevas pautas de acción no surge de manera natural. Resulta útil pata hacerlo el reconocimiento de la necesidad del análisis externo, ver más de la capacidad de la compañía para inventar e innovar. Es conveniente que los nuevos productos que pueden patentarse no sean la única vía de acceso a nuevas oportunidades. Otras vías son los servicios de mercadotecnia, nuevos métodos de distribución, nuevos valores en combinaciones de calidad y precio y la promoción creativa. El esfuerzo por encontrar o generar una habilidad que sea en efecto distintiva puede representar el verdadero factor que derive en el éxito de la compañía o en su futuro desarrollo. P.Ej.: alguien que fabrica cemento, la habilidad para dirigir una flotilla de camiones que lo distribuya de modo más eficiente que sus competidores, puede constituir uno de sus puntos fuertes principales en lo que a competitividad se refiere. Cómo enfrentar la oportunidad y la capacidad: La disminución de opciones, que se expanden por medio de la imaginación, consiste en enfrentar la oportunidad y la competencia definidas de manera adecuada y esclarecida su importancia futura. Esta combinación es la que establece la misión económica de una compañía, así como su posición en su medio ambiente. Lo anterior permite minimizar las debilidades organizacionales y para maximizar los puntos fuertes o atributos. En cada caso está presente el riesgo. Y cuando la oportunidad parece desplazar a la competencia distintiva actual, la voluntad de arriesgarse a que esta última pueda intensificarse y alcanzar el nivel requerido es prácticamente indispensable para una estrategia que represente un desafío para la organización Página 11 y la gente que la integra. La figura 2 presenta un diagrama del enfrentamiento entre oportunidad y recursos que se deriva de una estrategia económica. Página 12 Antes de que dejemos el acto creativo de conjuntar la capacidad interna de una compañía, y la evolución de las oportunidades; señalemos que, aparte de la capacidad distintiva, los principales recursos en cualquier compañía son los técnicos y los administradores. En una etapa avanzada de desarrollo económico, el dinero parece ser un problema menor y la competencia tecnológica uno mayor, y esta última parece menos critica que la habilidad administrativa. No debe suponerse que la capacidad administrativa puede salir siempre victoriosa. La diversificación de la industria estadounidense está plagada de cientos de instancias en las que una compañía fuerte dentro de un entorno careció de la habilidad para dirigir una empresa que reclamaba distintas actitudes y aptitudes. El derecho de generar amplias utilidades durante un largo periodo ha de merecerse. El oportunismo sin capacidad o habilidad es un camino a la tierra de la fantasía. Además de equiparar una evaluación de la oportunidad de mercado y de la capacidad organizacional, la decisión de fabricar y comercializar un producto o un servicio particular debe ir acompañada de una identificación clara de la naturaleza de la empresa y del tipo de empresa que su administración desea. Este lineamiento guía es producto de numerosas consideraciones, inclusive de los valores personales del gerente. Singularidad de la estrategia: En toda compañía el estilo en que la competencia distintiva, los recursos y valores organizacionales se combinan, es, o debería ser, único y original. Las diferencias entre las compañías son tan numerosas como entre los individuos, las combinaciones de oportunidad a las que las cualidades distintivas, los recursos, y los valores pueden aplicarse son igualmente extensas. La generalización sobre cómo hacer un enfrentamiento efectivo es menos gratificante que la realización misma. Se trata de un esfuerzo en alto grado estimulante y que representa un enorme desafío. El resultado habrá de ser particular y relevante para cada compañía y para cada situación. LA EVALUACIÓN DE ESTRATEGIAS DE NEGOCIOS Sin un proceso de evaluación de estrategias, no puede ser formulada una estrategia ni tampoco ajustada a circunstancias cambiantes, ya sea que tal análisis lo lleve cabo un individuo, o que forme parte de un procedimiento organizacional de visión. La evaluación de estrategias constituye un paso esencial en el proceso de dirección de una empresa. Para muchos ejecutivos, la evaluación de estrategias es tan sólo una simple estimación de qué tan bien trabaja un negocio. ¿Ha logrado crecer? ¿Ha mejorado su margen de ganancias? Si las respuestas a estas preguntas son afirmativas se alega que la estrategia de la firma ha de ser adecuada. A pesar de su evidente sencillez, este tipo de razonamiento deja de lado el objeto mismo de la estrategia, que los factores críticos determinen la calidad de los resultados actuales, sin embargo, a menudo tales factores no pueden observarse de manera directa ni son susceptibles de medición, ya que para cuando las oportunidades o amenazas en la estrategia afecten de forma directa los resultados operativos, tal vez sea demasiado tarde como para generar una respuesta eficaz. Por tanto, la evaluación Página 13 de las estrategias constituye un esfuerzo por mirar, a corto plazo, más allá de los hechos obvios con relación a la salud, a corto plazo, de la empresa y valorar, por el contrario, los factores y tendencias fundamentales que gobiernan cualquier éxito en el campo de acción elegido. EL DESAFIO DE LA EVALUACIÓN No obstante cómo se realice, el producto de una evaluación de las estrategias de negocios representa respuestas a las tres preguntas siguientes: 1. ¿Son adecuados los objetivos del negocio? 2. ¿Son adecuados los planes y las políticas principales? 3. Los resultados obtenidos, ¿confirman premisas de apoyo a la estrategia? Formular respuestas apropiadas a estas preguntas no resulta ser un proceso sencillo ni directo. Para ello se requiere de un significativo conocimiento situacional, y de un grado amplio de agudeza intelectual. En concreto, los puntos importantes que el analista debe confrontar, y que hacen de la evaluación un difícil proceso, son los siguientes: Cada estrategia de negocios es única y original. P.Ej.: un fabricante de papel apoya su control sobre superficies boscosas que soportan cualquier tormenta, en tanto otro puede depender de maquinaria moderna y de un extenso sistema de distribución. Absolutamente, ninguna de estas estrategias es "correcta" o "incorrecta". La evaluación de las estrategias no habrá de apoyarse “en una mejor forma", sino adaptarse al problema que deba enfrentarse. La estrategia está dedicada como prioridad a la selección de metas y objetivos. Es mucho más sencillo plantear metas e intentar lograrlas que proceder a evaluarlas. Esto obedece en parte al tipo de capacitación que se tuvo con relación a la estructuración de problemas. Proviene asimismo de una tendencia a confundir valores, que son expresiones fundamentales de la personalidad humana, con objetivos, que son recursos para conferirle coherencia a la acción. Sistemas formales de revisión de estrategias, en principio llamativos e interesantes, pueden generar situaciones conflictivas. Haciendo surgir serias dudas acerca de quién está calificado para evaluar objetivamente, haciendo que la idea de la evaluación provoque una actitud administrativa preocupada por "más por lo mucho que por los resultados" y descuide la filosofía administrativa que en ese momento gozaba de aceptación. LOS PRINCIPIOS DE LA EVALUACIÓN DE LAS ESTRATEGIAS Una estrategia es, para nuestros propósitos, un conjunto de objetivos, políticas y planes que, considerados en conjunto, definen el alcance de la empresa, así como su modo de supervivencia y éxito. Como alternativa, es posible afirmar que las Página 14 políticas, los planes y los objetivos propios de un negocio expresan su estrategia para enfrentarse con un ambiente complejo y competitivo. Uno de los principios fundamentales de la ciencia es aquel que señala que una teoría jamás podrá comprobarse y tenerse como absolutamente verdadera. Sin embargo, sí se puede declarar una teoría como absolutamente falsa si se resiste a las pruebas. De modo similar, es imposible demostrar como conclusión que una estrategia especifica de negocios es óptima o incluso garantizar que funcionará, no obstante, es pertinente someterla a pruebas para determinar sus omisiones principales. Entre las muy diversas pruebas a las que puede someterse una estrategia de negocios se pueden distinguir los siguientes criterios generales: 1. Consistencia: La estrategia no deberá presentar metas ni políticas inconsistentes entre si. 2. Consonancia: La estrategia deberá representar una respuesta adaptativa al medio ambiente externo, así como a los cambios que en él ocurren. 3. Ventaja: La estrategia deberá facilitar la creación o la preservación de la superioridad competitiva en el área elegida de actividades. 4. Factibilidad: La estrategia no deberá agotar los recursos disponibles y tampoco generar problemas irresolubles. Una estrategia que no logre satisfacer uno o más de estos criterios resultará más que sospechosa, pues no será capaz de desempeñar una o varias de las funciones clave para la supervivencia de la empresa. La experiencia previa en un ámbito especifico permitirá al analista agudizar estos criterios, así como añadir otros que sean adecuados para resolver las complicaciones que se presenten. 1. Consistencia La inconsistencia notoria dentro de una estrategia se presenta como poco probable hasta que se hace conciencia de que muchas estrategias no se han formulado en forma explícita, sino que han evolucionado y se han conformado de manera tácita, a lo largo del tiempo, incluso las estrategias que son resultado de procedimientos formales pueden con facilidad implicar arreglos y compromisos entre grupos de poder opuestos. Una función clave de la estrategia es la de conferir coherencia a los actos de la organización. Un concepto claro y explicito de la estrategia favorecerá un clima de coordinación que resulte ser más eficiente que la mayor parte de los mecanismos administrativos. P.Ej.: muchas empresas de alta tecnología se enfrentan a una disyuntiva estratégica básica entre ofrecer productos de alto costo con gran contenido de sofisticaciones de ingeniería, y ofrecer productos de bajo costo con especificaciones estándar y que se venden en mayor cantidad. Si la administración no expresa clara y consistentemente dónde se ubica la compañía con relación a estos asuntos, persistirá un conflicto entre las ventas, el diseño, la ingeniería y las personas que realizan la manufactura. Por otra parte, una estrategia clara y consistente le permite a un agente de ventas negociar un Página 15 contrato con un mínimo de coordinación, las retribuciones comerciales son parte explícita de la posición asumida por la empresa. El conflicto organizacional y las disputas interdepartamentales son síntomas frecuentes de un desorden administrativo, pero pueden también ser indicio de problemas de inconsistencia estratégica. He aquí algunos indicadores que pueden ayudar a resolver estos dos problemas: Si persisten los problemas de coordinación y planeación a pesar de efectuarse cambios de personal, y se originan en actividades en lugar de personas, es probable que provengan de inconsistencias en la estrategia. Si el éxito de un departamento de la organización implica, o tiende a implicar, un fracaso para otro departamento, es factible inferir que la estructura básica de objetivos es inconsistente. Si a pesar de los intentos de delegar autoridad, algunos problemas operativos continúan siendo llevados a la alta administración para la solución de asuntos, es probable que la estrategia básica sea inconsistente. Un último tipo de consistencia por el cual debe propugnarse en materia de estrategia es la que ha de existir entre los objetivos organizacionales y los valores del grupo administrativo. La inconsistencia en esta área es propiamente un problema de formulación de la estrategia y no de la evaluación de la misma, que ha sido ya implantada. Sin embargo, puede ser que tenga lugar si la dirección futura del negocio precisa de cambios que entrarán en conflicto con los valores del grupo administrativo. La fuente más común de tales conflictos es el crecimiento. Conforme un negocio se expande más allá de la escala que permite un sencillo e informal método de operación, muchos ejecutivos experimentan una aguda sensación de pérdida. En tanto que el crecimiento puede restringirse, muy a menudo será necesario prestar una atención muy especial a la posición competitiva si lo que se desea es la supervivencia sin crecimiento. Estos mismos asuntos surgen cuando otros tipos de valores, personales o sociales, entran en conflicto con políticas existentes y al parecer necesarias: por lo general, la resolución del conflicto requerirá un ajuste de la estrategia competitiva. 2. Consonancia La forma en que un negocio se relaciona con su medio ambiente presenta dos aspectos: el negocio deberá tanto enfrentarse como adaptarse a su medio ambiente, y al mismo tiempo tendrá que competir con otras empresas que a su vez se esfuerzan por adaptarse. Este carácter dual de la relación tiene expresiones análogas en dos aspectos distintos de la elección de las estrategias y en dos diferentes métodos de evaluación de la estrategia. El primer aspecto de la adaptación adecuada tiene que ver con la misión, y el segundo se relaciona con la visión. Por lo general, el análisis de la misión se realiza mediante la observación de los cambios económicos y sociales a lo largo del tiempo. Por el contrario, el análisis de la visión, se concentra casi siempre en Página 16 las diferencias existentes entre las empresas en un momento dado. Llamamos al primero el aspecto "genérico" de la estrategia, y al segundo el aspecto "competitivo" de la estrategia. En la tabla 1 se resumen las diferencias entre estos conceptos. TABLA 1 Estrategia genérica contra estrategia competitiva GENÉRICA · Cuantificación del éxito · Crecimiento de las · Utilidad para la empresa ventas · Función · Valor agregado · Provisión de valor al · Labores estratégicas consumidor básicas · Adaptación al cambio e · Métodos para expresar innovación la estrategia · Términos funcionales · Enfoque básico al producto/mercado análisis · Estudio del grupo de empresas a través del tiempo COMPETITIVA · Participación en el mercado · Utilidades de la inversión · Obtener o preservar una posición defendible · Crear barreras y desalentar a los rivales · Políticas que conducen a una posición defendible · Comparación entre rivales a través del tiempo Por consiguiente, la noción de consonancia invita a concentrarse en la estrategia genérica. En este caso, el papel del evaluador consistirá en examinar el patrón básico de las relaciones que caracterizan al negocio y en determinar si en efecto se está generando un valor suficiente como para sostener la estrategia. Gran parte de los macroanálisis de las condiciones cambiantes están orientados hacia la formulación o la evaluación de las estrategias genéricas. P.Ej.: un departamento de planeación pronostica que dentro de 10 años los aparatos electrodomésticos no emplearán cronómetros mecánicos ni la lógica. En su lugar, los microprocesadores harán el trabajo con más eficiencia y economía. El mensaje básico aquí presente, para quiénes fabrican cronómetros mecánicos es uno que señala que sus estrategias genéricas se están volviendo obsoletas en particular si su área de especialidad es la de los aparatos electrodomésticos principales. Nótese que la amenaza en este caso no es para una empresa en particular, ni para una posición competitiva o para una manera específica de abordar el mercado, sino para la misión genérica básica. Una dificultad significativa en la evaluación de la consonancia es que la mayor parte de las amenazas a los negocios son aquellas que provienen de fuera, constituyéndose en amenaza para todo un grupo de empresas. Sin embargo, la administración está a menudo tan absorta en los aspectos competitivos que semejantes amenazas sólo se detectan después que el daño ha adquirido proporciones considerables. La clave para evaluar la consonancia consiste en comprender por qué el negocio tal como se encuentra en el presente, existe en absoluto, y de cómo logró asumir su actual conformación. Una vez que el analista ha logrado obtener una noción adecuada de los fundamentos básicos que dan apoyo y definición al negocio, le Página 17 será posible estudiar las consecuencias de las tendencias y cambios determinantes. Si se carece de dicha comprensión no existe una forma adecuada para decidir que índole de cambios será o puede ser crucial, y el analista será rápidamente superado y agobiado por la información. 3. Superioridad No es una exageración el decir que la estrategia competitiva es el arte de generar o explotar aquellas ventajas que son las más notables, eficaces, duraderas y difíciles de duplicar, o imitar. A diferencia de la administración, la estrategia competitiva se centra en las diferencias entre las empresas, en vez de interesarse por sus misiones comunes. El problema al que responde no es tanto ¿cómo puede desempeñarse esta función? sino ¿cómo es que nosotros podemos desempeñarla mejor que, o cuando menos, en lugar de nuestros rivales? P.Ej.: la cadena de supermercados representa una estrategia genérica exitosa, ya que, como forma particular de hacer negocios y de organizar transacciones económicas, ha remplazado a casi todas las pequeñas tiendas de víveres de un periodo anterior. Sin embargo, un participante, real o potencial, en el negocio de la venta de víveres debe ir más allá de esta estrategia genérica y encontrar un modo de competir en el negocio. Es también ilustrativo el caso del temprano éxito de los autos compactos de la American Motors, el cual fue resultado de una estrategia genérica, otras firmas copiaron pronto el concepto básico del producto. Una vez que esto ocurrió, la American Motors tuvo que hacer una de dos cosas, o bien forjar una fuerte estrategia competitiva en esta área, o buscar un nuevo ámbito de competencia. Por lo común, la superioridad competitiva procede de una de tres raíces: Recursos superiores. Habilidades superiores. Posición superior La naturaleza de la superioridad que producen las dos primeras resulta evidente. Representan la habilidad de una empresa para hacer más o mejores cosas que sus rivales. Aquí, el punto critico de análisis es el relativo a qué recursos y habilidades corresponden a qué ventajas y superioridades, y en qué ámbitos de competencia. P.Ej.: las habilidades que conducen al éxito en la industria electrónica aeroespacial no parecen tener mucho que ver con las que se necesitan en el campo de los artículos electrónicos de consumo. De manera similar, aquello que produce éxito en las fases tempranas del ciclo de vida de una industria puede diferir mucho de aquello que, en fases posteriores, asegurará un desempeño de alto nivel. La idea de que determinadas disposiciones de los recursos existentes pueden aumentar su efectividad combinada, y tal vez incluso llegar a colocar a las fuerzas rivales en un estado de confusión, yace en el corazón de la noción tradicional de Página 18 estrategia. Este tipo de superioridad "posicional" le es familiar a los teóricos militares, a los jugadores de ajedrez, y a los diplomáticos. La posición también juega un papel crucial en las estrategias de negocios. La superioridad posicional puede ser obtenida mediante previsión, habilidades y recursos superiores, o sencillamente suerte. Ya obtenida, una buena posición siempre será defendible. Esto significa que (1) logra producir suficiente valor como para asegurar su continuidad y (2) su captura seria tan costosa que los rivales son disuadidos de ataques en gran escala en contra del núcleo del negocio. Ha de apuntarse que la posición tiende a sostenerse por sí sola mientras los factores básicos ambientales que le son inherentes permanezcan estables. Así, empresas atrincheradas llegan a ser prácticamente inamovibles, inclusive si sus niveles primarios de habilidad tan sólo alcanzan el promedio general. Y cuando un medio ambiente cambiante permite que se obtengan posiciones por medio de un nuevo participante o a través de la innovación, los resultados pueden ser espectaculares. Los tipos de superioridad posicional más conocidos son los que se asocian al tamaño. La gran empresa puede sencillamente tomar estas utilidades en términos de un aumento de la rentabilidad, o bien puede invertir parte de los rendimientos extras en actividades tendientes a la conservación de la posición. Mediante el compromiso con más investigaciones, estudios y desarrollos, con ser el primero en ir al extranjero, o contar con el mayor presupuesto publicitario, y mediante la absorción de los costos, la empresa dominante canaliza las utilidades obtenidas de su superioridad. Esta clase de retroalimentación positiva es la fuente del poder de la superioridad posicional, las políticas tendientes al mejoramiento de la posición no requieren de habilidades extrañas; simple y sencillamente hacen un mejor trabajo para quienes de hecho ya ocupan una buena posición. Si bien no es verdad que los grandes negocios siempre poseen superioridad, lo que sí es cierto es que las grandes empresas tenderán a operar en mercados y a emplear procedimientos que harán de su tamaño una ventaja. P.Ej.: las grandes compañías nacionales de productos al consumidor, por lo general, tendrán una ventaja o superioridad sobre empresas regionales y de menor tamaño en lo que respecta al uso eficiente de la publicidad a nivel masivo, en especial las de redes televisivas. La empresa que es grande tenderá entonces a concentrarse en los productos en los que el efecto marginal de la publicidad sea más significativo, en tanto que las empresas más pequeñas buscarán posiciones en el mercado de producción que exploten otros tipos de ventajas. No toda superioridad posicional está asociada con el tamaño, aunque cierto tipo de singularidad constituye un prerrequisito virtual. La característica principal de una buena posición consiste en que le permiten a la empresa derivar ventajas de políticas que no generarían beneficios a los rivales carentes de esa posición. P.Ej.: la Volkswagen en 1966 gozaba de una posición fuerte y bien definida como el fabricante preeminente de automóviles funcionales, bien diseñados y económicos. Esta posición le permitió seguir la política de no modificar el estilo y mejoró su Página 19 posición. Sus rivales no podían beneficiarse de una política como esa a menos que pudieran asimismo duplicar los diversos aspectos de la posición de la VW. En el otro extremo del espectro, la Rolls-Royce se sirvió de una política que deliberadamente limitaba su producción, una política que acentuó la exclusividad de su posición y que pudo hacerlo debido sólo a que se encontraba precisamente en esa posición. Otro tipo de superioridad posicional proviene de las marcas exitosas. Estas empresas, de manera especial cuando se anuncian, colocan a los vendedores en la posición de estar obligados a hacer acopio de sus productos, lo cual, a su vez, refuerza su posición y levanta las barreras para ir aún más lejos. Nombres como Sara Lee, Johnson y Johnson, y Kraft reducen significativamente los problemas de una amplia distribución para sus nuevos productos, así como la obtención de juicios críticos favorables del consumidor. Otras ventajas con base en posición provienen de factores como: La propiedad de fuentes especiales de materias primas o titularidad de contratos de abastecimiento a largo plazo El estar geográficamente ubicado cerca de clientes clave en un negocio que implique una inversión fija significativa y altos costos de transporte. El ser líder en un campo de servicios que permite o precisa la edificación de una única base de trabajo mientras se atiende a los clientes. El ser productor de una línea completa en un mercado saturado de prácticas de intercambio. El tener una amplia reputación de proveer un producto o servicio requerido de manera confiable y segura. En cada caso, la posición permite que se adopten políticas competitivas que puedan servir para reforzar la posición. Los factores clave que precipitaron las historias de éxito industrial tales como la de la IBM y la de Eastman Kodak consistieron en un temprano y rápido dominio de posiciones privilegiadas que fueron abiertas por nuevas tecnologías. 4. Factibilidad La última prueba general de la estrategia es su factibilidad. ¿Puede emprenderse la estrategia con los recursos físicos, humanos y financieros de los que se dispone? Los recursos financieros de un negocio son los de más sencilla cuantificación y, por lo general, constituyen la primera limitación con que se tiene que medir la estrategia. Sin embargo, a veces se olvida qué enfoques innovadores de expansión financiera pueden reducir las limitaciones finales y generar una ventaja competitiva, aunque sea tan sólo temporal. Recursos tales como los subsidiarios financieros cautivos, los convenios de ventajas y arrendamientos, y el medio de vincular las hipotecas de las plantas con contratos a largo plazo han sido empleados eficazmente como ayuda en la obtención de posiciones clave en industrias que presentan una expansión repentina. Página 20 La limitación menos cuantificable, pero de hecho más rígida, relativa a la elección de estrategias es aquella que imponen las capacidades individuales y organizacionales con las que se cuenta. Al ponderar la capacidad con la que una organización determinada puede emprender una estrategia resulta útil plantearse tres preguntas básicas y al mismo tiempo distintas. 1. ¿Ha demostrado la organización que tiene las habilidades de resolución de problemas y los niveles de competencia que requiere la estrategia? Una estrategia, como tal, no puede especificar en detalle cada una de las acciones que han de realizarse. Es responsabilidad de los miembros y departamentos de la organización ejecutar las tareas definidas por la estrategia. 2. ¿Ha demostrado la organización el grado de habilidad coordinadora integradora necesaria para emprender la estrategia? Las labores principales que exige una estrategia reclaman una gran capacidad dentro de la organización para integrar actividades dispares. 3. ¿Representa la estrategia un desafío y una motivación para el personal clave, y es aceptada por quienes han de brindar su apoyo? El propósito de la estrategia es el de desplegar de modo efectivo los recursos, singulares y distintivos. Si a los gerentes importantes no los convence la estrategia, si las metas que plantea no los estimulan, como tampoco sus métodos. CONCLUSIONES La evaluación de estrategias no constituye una tarea exclusivamente intelectual. Los aspectos que comprende son tan importantes y están tan asociados con la distribución del poder y la autoridad como para que la formulación y la evaluación de estrategias tengan lugar a solas. En efecto, rara vez se emprenden evaluaciones de estrategias que sean explícitas y formales. En vez, la evaluación de la estrategia constituye un proceso continuo, difícil de separar de los sistemas normales de planeación, reporte, control y recompensas. Como proceso, la evaluación de estrategias es el resultado de actividades y eventos que guardan una estrecha relación con los sistemas de control y recompensas, así como con sus respectivos sistemas de planeación e información a su estructura, historia y cultura particular. De esta forma, su desempeño está integrado más directamente con la calidad de la administración estratégica, que con cualquier esquema analítico en especial. La organización de unidades de control pueden desempeñar papeles vitales para facilitar la evaluación. Por último, la habilidad de una firma para conservar su posición competitiva en un mundo de cambios y rivalidades puede ser bien salvaguardada por gerentes que sean capacitados y dispuestos a percibir la estrategia dentro del contexto de la actividad diaria, así como elaborar y mantener estructuras y sistemas que hagan de los factores estratégicos el objeto de toda actividad ordinaria.