Del hermoso sueno y la realidad – Milongas de

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Del hermoso sueno y la realidad – Milongas de Buenos Aires
Abril del 2006 : Mi sueno se hace realidad – en Düsseldorf me subo al vuelo 3569 de
Iberia a Buenos Aires. He escuchado tantas cosas positivas sobre el baile en
Buenos Aires, que con cada kilómetro que avanzamos, mi expectación crece más y
más. Por supuesto que he seguido el desarrollo político y económico de Argentina
con gran interés desde que me topé por primera vez con el Tango. Pero algo
totalmente distinto es enfrentarme a las imágenes de la televisión, de películas,
libros y reportajes tras mi llegada en forma real ;Mi sueno se trasforma en shock
cultural! Buenos Aires se me presenta como un gigantesco monstruo urbano, como
un lugar de lo superlativo, de impresionantes dimensiones y brutales contrastes. Un
mórbido encanto tine las calles de Buenos Aires y ésto sólo permite intuir la magia
de épocas pasadas. El resultado de 50 anos de malograda economía es palpable.
Después de una breve estadía en este verdadero caldero hirviente ;estoy
plenamente conciente de ello! Y a pesar de esta caducidad y las difíciles condiciones
de vida, me encuentro tanto de día como de noche con un inagotable ir y venir en las
calles, una vida pulsante las 24 horas del día. Buenos Aires es como un
sobredimensionado, gigantesco corazón latente que rebosa de vida por despecho a
la pobreza.
Me pregunto si esta situación influirá en las expectativas sociales del Tango en
Buenos Aires, si ello tal vez incluso las diferencie de las expectativas en Alemania y
Europa. Durante mis semanas en Buenos Aires me enfrento una y otra vez a este
tema.
Naturalmente que voy a una milonga a encontrarme con mis semejantes. Disfruto
mucho el encontrarme con personas animadas por los mismos sentimientos y
compartir con ellas. Pero principalmente voy a una milonga a bailar. Cuando voy a
una milonga no busco necesariamente conversaciones profundas – los encuentros
en las milongas son demasiado fugaces como para poder entablar una conversación
así con la atención necesaria. Nada de bellas son mis experiencias en las cuales
durante una milonga la conversación es interrumpida en medio de una frase y mi
interlocutor prefiere dedicarse a bailar con otra persona que continuar nuestra
conversación.
Adoro la música de tango y me he preguntado muchas veces por qué esta música
maravillosa me conmueve una y otra vez de manera diferente. Y el sentir esta
música penetradora conjuntamente en el baile y dejarse llevar por ella me ha
fascinado desde el comienzo. Para mí el Tango es un maravilloso, escurridizo
espacio de libertad, calor, armonía, ligereza, de sentimientos bailados, de pocas
palabras y hermosos suenos.
A veces un sueno hermoso puede derivar en un juego de poder extrano y
laberíntico, en el cual las jugadas son guiadas por vanidad, arrogancia, orgullo
herido, falta de respeto y comunicación alterada. La mayoría de las veces no hay
realmente ganadores en este juego hiriente. Al final queda una fantástica burbuja de
jabón que revienta, y el estar conciente de que tuve la dicha de vivir por un instante
este sueno, a pesar de no poder retener la dicha! Es así, que felicidad y sufrimiento
están a veces muy cerca la una de la otra, lo que tal vez hace del Tango algo tan
impredecible.
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Una energía fluída al bailar me es mucho más importante que bailar figuras
espectaculares. Embriagadores son para mí aquellos fascinantes instantes, que
pueden surgir sobre todo durante un prolongado baile conjunto. La intensidad de
momentos así me toca muy hondo. Qué es lo que provoca esta fascinación en mí, es
dificíl de explicar. De seguro es armonía de pareja lo que produce en momentos así
una alegría verdadera y me da una profunda paz interna. También la interacción
mutua en el baile, el juego con la música, el fluir conjunto en la música, en la cual el
tiempo no cumple rol alguno, me producen felicidad. En momentos así el Tango se
vuelve un viaje interno en el cual el pasado es bailado sobre la pista y el futuro no
tiene relevancia.
Estoy muy novedosa de las milongas tradicionales – una vez deseo encontrarme con
un “verdadero” milonguero; mientras aún los haya! Pero lo que vivencio en las
milongas “clásicas” ;es muy especial! Y me pregunto si las milongas “clásicas”
pueden ser realmente tradicionales en medio de las marejadas de turistas?
Es martes por la noche, tiempo para El Beso, Balvarena – una milonga más bien
tradicional – Riobamba 416 / esquina Avenida Corrientes. Se suben algunos
peldanos y estoy en un bar en penumbras. Di Sarli fluye de los altavoces. Un
organizador y maestro de las mesas de aspecto algo estresado me saluda
fugazmente y pregunta:”Sola?” Yo asiento con un “Sí” y él me acompana hasta una
pequena mesita ubicada directamente al costado de la pista ;Hasta aquí todo bien!
Son las once. Miro a mi alrededor, todo lo que la escasa iluminación lo permite, y me
pregunto a mí misma: Se puede poner aquí en práctica el contacto visual realmente?
Mi visión tiene un alcance de aproximadamente tres metros y lo que veo son ravioli
con salsa de hierbas que huelen divino, empanadas, pizza y porciones pequenas y
grandes de picadas. Mis vecinos están en plena hora de comida. La pista se atiborra
de turistas que no vinieron a Buenos Aires a comer. Más allá veo muchas diversas
parejas mayores, soberanas frente a su edad, sentadas en sus mesas inmersas en
recíproca confidencia. De vez en cuando bailan uno o dos tangos sin importar que
los pasos ya no se sumerjan tan elásticamente en la pista como alguna vez lo
hicieron, y que haya crecido una barriga. A pesar de que la ya no tan buena
condición física permite sólo unos pocos tangos, irradian la armonía personificada!
Mi vista continúa su viaje por la sala y se posa sobre un par de caballeros algo fuera
de forma, que buscan solitarios y con ojos inquietos su chica para el próximo
momento. Y yo? ;Miro rápidamente con profundidad el contenido de mi copa! Al
parecer existe un orden en las mesas. En las mesas de adelante una hilera de
mujeres solitarias, colocadas al borde de la pista como gallinas sobre una vara – al
otro lado están sentados los hombres. Este orden recuerda a estudios de baile de
épocas pasadas. En las mesas posteriores están sentadas parejas y grupos que
bailan a menudo sólo entre ellos y se bastan a si mismos. Al costado hay un par de
mesas con ubicación preferencial, reservadas para personalidades importantes.
Estas personalidades son principalmente milongueros mayores que son saludados
en general de forma muy personal y exagerada.
Después de un rato me aventuro en una mirada y hago la experiencia que una
agradable primera impresión no siempre se confirma en el baile – estos tangos más
bien parecen ;una pesada excursión de horror! Comienza con un apretado abrazo
completamente insensible en el cual soy además o(re)primida hacia abajo. Me
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pregunto para qué se habrá buscado una mujer tan grande como yo? Sus pasos son
muy duros y su torso todo menos flexible, de modo que en los ochos sus dedos
deben insertarse en mi espalda para “ayudar”… Dos más… uno más…cortina – lo
logré! Al final de esta no hermosa “conversación” me aprieta su tarjeta con orgullo en
la mano ;Es profesor de Tango!
A diferencia de hace algunos minutos atrás estoy muy contenta de estar sentada
nuevamente en mi mesa – no me alcanzan más miradas. Esta representación
absurda me ha puesto el sello de “Chica que no sabe bailar!” Y ninguno de los otros
supermachos quiere ponerse en ridículo conmigo. Después de un rato decido
abandonar el local…;e ir a otra parte!
Sólo son un par de metros hasta Portena y Bailarín – Riobamba 345. Hay dos pistas,
ventiladores ruidosos y un público heterogéneo. Eso me gusta mucho! Nuevamente
vivencio la ceremonia de la asignación de mesas. Esta se asemeja a decir verdad
más o menos a un juego de ruleta. El resultado es decisivo para tener uno noche
exitosa! Esta vez tengo suerte y soy enviada a la zona central del salón – desde ahí
puedo divisar ambas pistas.
Cuando visité por primera vez esta milonga fuí enviada a la parte trasera del salón al
borde de la pista posterior, sobre mí un gigantesco ventilador en ruidosa acción,
aunque a decir verdad yo hubiera preferido un calentador. No resulté afortunada con
el lugar que me fue asignado. Persona alguna podía verme y nadie bailaba ahí. Lo
principal ocurría esa noche en la pista delantera a la entrada – ;buen comienzo! Ok,
también valió la pena hacer esa experiencia.
;Aquí voy de nuevo! Juego nuevo, suerte nueva! Veo un par de damas mayores que
se han emperifollado de forma muy “generosa” y ;cuyas caras no tienen
correspondencia alguna con sus cuerpos! Esto me hace recordar la publicidad de
cirugías plásticas, que se ven en toda la ciudad! Al parecer circula aqui el miedo a
envejecer - un verdadero mercado! Pero es que también es despiadado ver una y
otra vez en las milongas cuáles mujeres son terrorizadas a miradas sobre todo por
hombres mayores. Se trata generalmente de las chicas súper jóvenes! Desearía en
estas ocasiones realmente volver a tener 17? – Y dónde están los tangueros de mi
generación?? – Apenas termino de plantearme la pregunta cuando diviso, mientras
me dejo deslizar en mis zapatos de tanguera, una cara conocida de Montevideo, una
charla simpática – y «manos» a la obra. Así la noche se torna hermosa finalmente!
Durante mis semanas en Buenos Aires experimento algunas noches algo extranas –
con tangos más, o menos, reconfortantes. El viajar sola e ir sola a una milonga no es
siempre fácil para mí en Buenos Aires. Tal vez sea el infinito tamano de esta ciudad
lo que en ciertos días y noches me produce la sensación de no haber estado tan
sola en toda mi vida. No es para nada una bella sensación el tener que estar
sentada sola en mi mesita, rodeadada del alboroto de una masa de gente totalmente
ajena a mí. Entre las reglas está también el tener que regresar siempre a la mesa
asignada después de cada tanda. Soy aleccionada al tomar mi silla para ir a
sentarme junto a unos conocidos un par de mesas más allá. Quiero también poder
entablar conversaciones y no sólo desaparecer entre la masa! Así es que me siento
nuevamente sola en mi mesita y espero. Activa puedo ser sólo con la mirada. Esta
es otra regla en este juego.
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A través de mis primeros, ingenuos, intentos de acercamiento, motivados por el
deseo de bailar, me entero de que aparentemente se interpreta de forma diferente a
la nuestra, cuando una mujer va sola a una milonga. Así es que en algunos casos el
Tango es más bien algo secundario. Portenos parecen tener antenas para « solas »
y otra sensibilidad con respecto a comportamientos extralimitados. Luego de
preguntas de cortesía generales se me pregunta a menudo como primera cosa ;si
soy casada! Al principio respondo francamente pero el otro huele de inmediato la
posibilidad de encontrar una chica para toda la vida. Con la cual tal vez poder
abandonar su país? Aprendo pronto que una mentirilla puede ser a veces una buena
protección! En algunos encuentros con portenos experimento muy diversa
sensibilidad con respecto al trato mesurado y respetuoso al bailar. Apenas un
porteno averigua que la chica en sus brazos viaja sola, debo vivenciar incluso
algunas veces proposiciones sexuales inequívocas en el transcurso de la
conversación y también en el baile. Así puede un tango transformarse en un drama
sobre la pista. Una y otra vez la cunita bailada en cámara lenta –así se llega a estar
tan divinamente cerca el uno del otro. Mi torso es apretado con tal fuerza hacia el del
otro que apenas puedo respirar. Uno de los brazos de tanguero se desliza durante el
« baile » por mi espalda y permanece en forma voluntaria una u otra vez ;en
regiones más bajas! El otro brazo de tanguero me tira hacia adelante. El resultado es
el claramente buscado contacto de cuerpo completo. En este tipo de cunita mi
muslo roza obligatoriamente el de él, lo cual tiene como consecuencia, luego de
algunas compases, una fuerte transformación en la vida interna de su pantalón, algo
que sin duda ;no tengo mínimo interés de conocer más de cerca! Interrumpo este
baile desvergonzado. Mi pareja está muy sorprendida, estaba tan lindo: “Pero me
gusta!” – “ Pero, ;no me gusta! – y basta!” Rompo con la regla de que una tanda
debe ser bailada hasta el final, sin importancia de lindo o no lindo. Me es igual no ser
sacada más a bailar esta noche luego de mi comportamiento “erróneo”. Puedo
prescindir con gusto de este zarandeo en contra de la música ;y contra mí misma!
Por supuesto estoy conciente de que hiero a este hombre profundamente en su
orgullo con mi comportamiento. Por otro lado un comportamiento irrespetuoso no es
para mí base para un baile común. De ahí que no me sorprenda que en otras
milongas este hombre ni siquiera me vea, ni su grupo tampoco por supuesto. Sin
embargo sigue estando lejos de ser una sensación hermosa.
Lo que muchas veces me impide bailar relajadamente es el alboroto generalizado en
las milongas, el cual se produce debido a que la música, a veces sobreexcitada, no
puede contra las animadas conversaciones en la pista. La música casi desparece en
la mulitiud y se le es difícil de percibir como tal. No logro sentir la imagen que se me
ha descrito frecuentemente acerca del flujo armónico de energía sobre la pista, de la
energía positiva y la paz del alma. La agitación en las milongas es generada por las
cortinas, entre otras cosas. Música de pausa es tocada en casi todas las milongas.
Salsa, Rock o música latina, Rock´n Roll, a alto volumen – o cualquier otra cosa que
caiga en las manos del DJ – interrumpen los a veces de verdad hermosos momentos
del vuelo conjunto. Luego de cada cortina la pista es despejada completamente
para, tras un par de cortos minutos, volver a ser inundada. Experimento un constante
ir y venir durante toda la noche, un para allá y para acá, un buscar, encontrarse y
volverse rápidamente a perder. Por supuesto que ésto ocurre a la manera
latinoamericana -, en voz muy alta! Después de la primera noche, de las primeras
experiencias “;Qué sorpresa!” , es para mí totalmente « normal » que en casi todas
las milongas me encuentre con paredes descascarándose y que me siente de
primera cuidadosamente en la mesa que se me ha asignado. A veces llegan a
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encontrarse también hoyos pequenos o de mayor tamano en paredes o techo. Hace
algún tiempo se desprendió en la Confitería Ideal, un edificio hermosísimo estilo Art
Nouveau – Suipacha 383 / esquina Corrientes - ;una arana del techo! Hubo heridos,
debido a que este increíble episodio, tuvo lugar durante una milonga! Entretanto
cuelga la hermosa y antigua arana nuevamente en su lugar original – si bien tanto
los hoyos grandes como los pequenos aún permanecen. No quiero ni pensar
cuántas veces estuve sentada bajo alguno de estos inmensos y probablemente
pesadísimos ventiladores colgantes inclinados. ;;Realmente creo en ángeles de la
guarda!!
Cielo santo – todas estas pequenas y grandes cosas improvisadas por necesidad,
tanto en las milongas como en esta increíble ciudad en general. Es totalmente
normal que una silla con un brazo quebrado se siga usando como tal hasta que se
rompa debido al peso que debe soportar; que personas muy necesitadas revisen
minuciosamente la basura de la ciudad en busca de cosas de utilidad para el diario
vivir; que una ventana rota cubierta con plástico pueda seguir cumpliendo su función;
que un tirante de la ropa roto se pueda arreglar simplemente haciéndole un nudo;
que una media con un punto corrido se arregle con esmalte de unas; que con un
hoyo en el zapato se pueda seguir bailando; que espejos retrovisores desprendidos
de autos viejos se adhieran de nuevo con banda autoadhesiva; que cuando la puerta
de un taxi oxidado y con abolladuras ya no se puede abrir, se suba simplemente por
el otro lado; que un bus escolar al que le faltan los tapabarros siga a pesar de eso
transportando escolares. Me aclimaté rápido y comienzo yo misma a arreglar mi
amada cartera de cuero, cuyas correas se han roto en una de mis excursiones, con
algún cordón que por suerte encuentro por ahí en el momento requerido. Bueno, una
bella solución es para mi otra cosa, pero it works! – La belleza es en efecto efímera,
pero la alegría por cosas que funcionan puede ser realmente grande! Rápidamente
se plantea por supuesto la pregunta ;Qué es lo que realmente tiene importancia en
la vida?
Luego de haber digerido mis primeras impresiones de Buenos Aires y las milongas,
me puedo concentrar en lo realmente esencial - ;la gente! Esta es en la milongas y
en las calles de Buenos Aires tan avasalladora ;como la ciudad en general! ;Lo
esencial es una persona feliz! – sin importar de dónde viene, qué hace, a dónde
quiere ir. Tango puro – se me ocurre entre otras cosas como concepto para la
totalidad del escenario Buenos Aires. Esos muros mórbidos - ;no puede ser de otra
forma! Esta gente con su mentalidad « Todo-bien » es realmente increíble. Toman
todo con ligereza. Las cosas son sencillamente como son - ;a veces si bien también
terribles! Sí, hay problemas, pero para ellos hay tiempo manana. En las milongas se
festeja juntos la vida y se junta fuerza para el próximo día a través del intercambio
social. Este parece tener, aparte del comer y beber, mayor peso que el Tango en si.
Por lo general la mitad del tango es celebrada con cháchara animada, small-talk o
vehementes cumplidos, para proseguir luego con los prácticamente últimos acordes
de la música con mayor o menor intensidad la conversación – really strange! Pero
así es. El Tango en si parece tener en Buenos Aires realmente otra relevancia que
en Europa. Tal vez las personas van a las milongas motivados por otras cosas. Así
presencio algunos grupos, de jóvenes o mayores, que comen, beben, hablan,
durante toda la noche y finalmente se van ;sin haber bailado ni una vez! Estas
observaciones me sorprenden mucho, ya que para mí el bailar ;es la razón principal
para ir a una milonga!
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En las milongas no hay códigos de vestir. Algunas damas se presentan muy
elegantes como para una noche glamorosa. Otras aparecen en una vestimenta más
bien sencilla y las medias puede que tengan alguna vez hasta un agujero. No
importa si sofisticada o funcional - ;siempre irradian gran orgullo!
Resultan así cuadros muy fuera de lo común – por ejemplo cuando uno de los
gentlemen mayores de traje listado y zapatos blancos camina con elásticos pasos de
pantera, abrazando como a una mariposa cuidadosamente por unos instantes a su
pequena princesa en jeans agujereados (la cual lleva arriba algo trasparente que
deja el abdomen al descubierto, tacones con look de tigre de 9 cm y peinado alto y
chascón), mostrando a “su” delicada chica ;desde su mejor ángulo! ;una diferencia
de edad de tal vez 40 anos! ;Esto es realmente crazy!
Puede ser una sensación agradable siendo los dos cuerpos tan distintos? Es una
pregunta interesante, a la cual puedo responder después de mis primeras
experiencias con los aduladores de edad con un claro no. Demasiado tiesos los
movimientos a mi parecer, demasiado rudo, apretado y a veces opresivo el abrazo,
de forma tal que falta el aire para respirar al bailar, los dedos insertándose en mi
espalda y luego ;el tema de la musicalidad! – realmente es espantoso lo que a veces
se puede hacer de un hermoso tango, de sólo pensar en aquellos tangos...
Después de algunas noches puedo corregir mi respuesta con un claro sí – Quién lo
hubiera pensado?! Un encantador sesentón me envuelve de forma tan sutil, que en
los primeros instantes de nuestro encuentro me quedo sin aliento de la sorpresa.
Con el primer y maravilloso abrazo se desvanece el espacio entre nosotros. Este
abrazo obra como una intensa envoltura, como un grueso escudo protector contra el
agitado mundo exterior de la milonga, que me da una intensa sensación de total
abrigo. Nuestros tangos parecen un paseo interior y un hermoso sueno a la vez. No
hablamos mucho – pero hay mucho que sentir. Un abrazo marvilloso durante pocos
instantes que me acompana durante algunos días en Buenos Aires – y que me llena
de serenidad en medio de esta agitada ciudad y ;toca mi corazón de forma especial!
Es difícil decir cuál de todas las milongas me gustó realmente más. Momentos con
una bella atmósfera los vivencio más bien al final de una noche larga. En este
ambiente de momento por finalizar existe el espacio adecuado para un bano
conjunto en la música y el baile inspirado. El marco externo desaparece y el Tango
puede surtir efecto en su esencia. En momentos así siento una gran alegría por la
felicidad compartida en esos instantes y ;me siento muy agradecida por estos
regalos!
Al pensar en mis semanas en Buenos Aires es tal vez mi noche en el club
Sunderland una experiencia especial, en la cual me veo enfrentada a un mundo del
Tango desconocido, totalmente diferente, con otras expectativas sociales. Por esto
quiero escribir brevemente un par de líneas acerca de él.
Un sábado por la noche es el club Sunderland – Lugones 3165 / equina Quesada –
nuestra meta. Después de un par de empanadas y vino nos ponemos en marcha
hacia nuestra pequena gran travesía hasta el otro fin de la ciudad. El club
Sunderland es uno de los salones tradicionales más antiguos, que tanto en las bajas
como en las altas del Tango – también en épocas muy difíciles, logró sobrevivir.
Desde los anos 50 están siempre abiertas las puertas de este club. Algunos de los
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mejores milongueros bailan supuestamente aquí. ;Estoy muy novedosa! El viaje
hasta allá resulta algo dificultoso - ;El taxista no lo encuentra! Un presagio de que
sería mejor ir a otro lugar? Pero tan rápido no nos damos por rendido - ;Queremos
conocerlo!
Tras nuestra odisea nocturna damos finalmente con el lugar de los hechos – una
cancha de baloncesto en un antiguo gimnasio, bien iluminado con aguda luz de
neón. ;Música tradicional retumba estridente de los altavoces viejos! Muchas parejas
mayores y un par de turistas bailan sobre el desgastado piso de piedra, todo lo que
se puede. El asombroso escenario total: todo lo que al parecer posee rango y
nombre en la inmediación urbana está sentado en el sencillo gimnasio, el cual da
una impresión bastante mórbida. Vestidos de gala bajo los dos aros de baloncesto
celebran la vida a todo dar. Se come y se bebe, ceremonias de saludo se efectúan
en voz bastante alta con contacto tanto de manos como corporal. La alegría del
reencuentro es evidente y, a partir de una determinada edad, cada sábado por la
noche que se pueda pasar en el club Sunderland es al parecer ;un verdadero regalo!
Las familias pasan toda la noche sentadas bastante closed en sus clanes en largas
mesas – de vez en cuando bailan entre ellos mismos. Así baila el nieto con la
abuela, el padre de familia con su hija, el marido de la hija con la madre de ella y
parejas que llevan probablemente 50 anos casadas. Fuertes lazos familiares son
tangibles. Los contrastes que veo sobre la pista son enormes. Las vestimentas de
gala de las damas constan por lo general de zapatos dorados, vestido de tango,
encima casi siempre una estola de piel - un utensilio que aquí puede ser de mucha
utilidad dado que en el recinto hace frío y hay corriente – muchas joyas y maquillaje.
Los orgullosos supermachos llevan en su mayoría traje y corbata, generalmente
zapatos blancos y pomada en el cabello, aunque éste no sea tan espeso debido al
paso de los anos.
Se bebe una especie de champana (a veces de vasos plásticos) de gusto dulzón y
muy espumante. Los turistas aparecen preferentemente en jeans y zapatillas a este
extrano espectáculo.
El todo arroja un cuadro muy surrealista. Este es envuelto en olores a parrillada de lo
mejor, ya que se come mucho bife chorizo – y como se come durante toda la noche
llega un momento en el que ya ni percibo el olor a parrillada. Por supuesto que
también se bebe mucho, ; lo cual se nota pasadas las horas! No me siento para
nada bien – un baile relajado no es para mí posible en esta fiesta. Así comienzo por
primera vez durante mi viaje, a desear estar en un lugar totalmente diferente – por
ejemplo en el confortable Ada, o en el Colón, o en El Corte. Es sábado por la noche
y yo solamente quiero bailar bella y relajadamente, junto con mi pareja disfrutar del
espacio y fluir en la música - ;pero mi realidad es en este momento otra!
Hay una exhibición con un tanguero de mediana edad que baila Pugliese con una
chica súper jóven, de vestido blanco súper corto y trasparente y sandaletas doradas.
No logro entender los nombres de ambos debido a la escasa acústica. El show
consta de innumerables boleos altos y ganchos – y por supuesto levantadas. Parece
muy estudiado, mecánico, tendencialmente esforzado. La mujer irradia a mi parecer
algo de fría muneca de baile y poco de alma viva con corazón. El aplauso es
estrepitoso, al cual no me puedo sumar – para mi es simplemente too much! Una
imagen ideal diferente y una sensibilidad distinta con respecto a qué es lo que hace
de un tango algo realmente bonito parecen ser la explicación para el entusiasmo
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reinante en la sala. Bueno, no estoy decepcionada, pero tan rápido no volveré a
sentirme atraída a este lugar una segunda vez. Contacto con los residentes no logro
alguno – están sentados todos en su largas mesas inmersos en sus familias - ;en
cada mesa un clan! ;;Gracias a Dios no estoy sola allá!!
El verdadero broche de oro de esta noche es nuestro viaje de regreso al Lunallena.
Un conductor mayor está sentado al volante del taxi. ;Conoce muy bien el camino!
Nos sentimos aliviados – nada de cansadores alegatos sobre el rumbo correcto,
nada de indagaciones de la ruta a taxímetro andante, nada de historias extranas
porque el conductor no quiere reconocer que no conoce el camino, o no quiere
evidenciar que no sabe leer, cuando le indico la dirección a la que quiero ir en mi
hoja de papel para casos de emergencia en los que la comunicación no funciona
para nada.
Durante el viaje comenzamos a hablar sobre el Tango. El fino y mayor caballero se
vuelve entusiasta. Haciendo uso de sus manos, las cuales más bien deberían
permanecer al volante, nos explica su visión del Tango. Lamentablemente no
entiendo todo. Pero su fascinación por el Tango y las mujeres se siente claramente y
al llegar a nuestro destino culmina con la frase: “ ;La luz del Tango es la mujer!”
Traduccion realizada de la version original en aleman publicada en la revista Tango Danza de
Alemania No. 4 oct-nov-dic. 2006.
Texto: Margret Marks
Con fotografias de milongas en buenos aires por Daniel Machado
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