A C U E R D O En la ciudad de La Plata, a 27 de abril de 2011, habiéndose establecido, de conformidad con lo dispuesto en el Acuerdo 2078, que deberá observarse el siguiente orden de votación: doctores Hitters, Soria, Negri, de Lázzari, se reúnen los señores jueces de la Suprema Corte de Justicia en acuerdo ordinario para pronunciar sentencia definitiva en la causa L. 100.556, "Domínguez, Jorge Alberto contra Remises Rosas S.R.L. y otros. Despido". A N T E C E D E N T E S El Tribunal del Trabajo n° 2 del Departamento Judicial Morón rechazó la demanda promovida, imponiendo las costas a la actora. Ésta interpuso recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley. Dictada la providencia de autos y hallándose la causa en estado de pronunciar sentencia, la Suprema Corte decidió plantear y votar la siguiente C U E S T I Ó N ¿Es fundado el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley? V O T A C I Ó N A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Hitters dijo: I. El tribunal a quo desestimó la acción incoada por Jorge Alberto Domínguez contra los codemandados Juan Carlos Quiroga (hoy fallecido), Silvia Estela Quiroga y Marcela Quiroga, por la que se procuraba el cobro de los rubros de naturaleza laboral reclamados en el escrito de inicio. Para así resolver la litis, juzgó que entre las partes no medió relación de trabajo subordinada. II. Dicha decisión motivó la deducción por parte de la actora de recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley, en el que invoca absurdo y violación de los arts. 39 de la ley 11.653; 375 del Código Procesal Civil y Comercial; 23 y 57 de la Ley de Contrato de Trabajo; 14 bis y 75 inc. 22 de la Constitución nacional; 39 inc. 3 de la Constitución de la Provincia de Buenos Aires. En concreto, el impugnante ensaya los siguientes cuestionamientos. 1. Denuncia erróneamente los que arts. el 375 tribunal del Código de grado Procesal aplicó Civil y Comercial y 23 de la Ley de Contrato de Trabajo, porque, por un lado, impuso a la demandada la carga de probar, tal como sostuvo, que los servicios prestados por el actor respondieron a una causa ajena a un contrato de trabajo y, por otro, atribuyó a este último la incumbencia de demostrar la relación laboral invocada. En este orden, argumenta que de las constancias de autos se desprende que la accionada no arrimó prueba alguna para abonar su alegación, mientras que el promotor del pleito cumplió con la obligación de acreditar sus dichos. 2. Plantea que el fallo contradice los principios de primacía de la realidad y protectorio. Discurriendo sobre este último, refiere su consagración en el art. 14 bis de la Constitución nacional, y su acogimiento por varios documentos internacionales con rango constitucional (art. 75 inc. 22), que se ocupa de detallar. Explica que una de sus manifestaciones es la aplicación de la norma más favorable para el trabajador, lo que -asegura- se ha soslayado en el caso. En este marco, denuncia asimismo conculcado el art. 39 inc. 3 de la Constitución local en cuanto recepta el principio in dubio pro operari. 3. Cuestiona la valoración de las pruebas que efectuó el sentenciante. Asevera que, a contrario de lo señalado en el fallo, el actor no manifestó que su desempeño obedeció al de un trabajador independiente, sosteniendo -ademásque el juzgador omitió valorar que Domínguez formaba parte de una organización productiva ajena, en la que la demandada impartía órdenes, pagaba parte de la reparación de los vehículos y fijaba el precio de los viajes. Argumenta que la modalidad de pago del servicio, el hecho de que en caso de que el demandante no concurriera a la agencia no cobraba, así como la posibilidad que éste tenía de negarse a efectuar un determinado traslado, no constituyen obstáculos para tener por probado el vínculo laboral invocado, pues -a su modo de ver- corroboran su existencia. 4. En otro orden, aduce que el órgano de grado no ponderó actor, el silencio violando el a los art. 57 telegramas de por el de Contrato de prescindió evaluar el la remitidos Ley Trabajo. Asimismo, postula que juramento del art. 39 de la ley 11.653 y la confesión ficta de los accionados. 5. Por último, sostiene que omitió considerar el planteo de fraude laboral contenido en la demanda, vinculado a la falta de inscripción ante los organismos competentes de "Remises Rosas S.R.L.", que -en rigor- no resultó ser una sociedad legalmente constituida, sino un simple nombre de fantasía. III. El recurso no es procedente. Por razones de método, habré de abordar agravios alterando el orden en el que fueron reseñados. los 1. Reiteradamente se ha pronunciado esta Suprema Corte en el sentido que el examen y determinación de la naturaleza de la relación habida entre las partes, es decir, si existió o no una relación de carácter laboral dependiente, con la nota de subordinación que dicho vínculo exige, constituye una típica cuestión de hecho que está reservada -en principio- en forma privativa a los magistrados del trabajo y no es susceptible de revisión en la sede extraordinaria demostrado por quien lo salvo absurdo, invoca (conf. que causa debe L. ser 86.588, "Guerras", sent. del 15-VII-2009), carga que -anticipo- el impugnante no logra satisfacer en la especie. En lo que aquí tiene relevancia, en el veredicto, el tribunal de grado valoró la absolución de posiciones del actor, y las manifestaciones de Arancibia y Busato, testigos por él ofrecidos. Sobre la base de lo expresado por el promotor del juicio, que estimó aportados, dejó trabajaban en propietarios de concordante establecido: forma sus con i) que independiente; vehículos; los iii) testimonios los ii) que remiseros que no eran percibían salario, sino que de lo abonado por el pasajero se le entregaba a la demandada el 20% en concepto de comisión; iv) que si no iban a la agencia no cobraban; v) que podían negarse a realizar un determinado viaje; vi) que en caso de avería del automotor, los gastos en concepto de repuestos los efectuaban los remiseros y aquéllos vinculados a la mano de obra los afrontaba la accionada. Con pie en ello, formó su convicción acerca de que entre las partes no medió un vínculo de trabajo subordinado "ni en lo económico, ni en lo jurídico, ni en la parte técnica" (v. fs. 373 vta.). En la etapa de sentencia, reforzó sus conclusiones ponderando además: i) que el hecho de que el remisero resignara viajes no traía aparejada sanción de ningún tipo; ii) que éste podía no volver a prestar servicios una vez culminado un viaje con sólo avisar, sin consecuencias de ninguna índole; iii) que el chofer del remis percibía un alto porcentaje del valor del viaje (80%), entregándole a la agencia el resto del porcentual al finalizar la jornada, lo que revela de modo concluyente -a juicio del a quo- la ausencia de subordinación económica; iv) que el mantenimiento conductor del afrontaba vehículo, entre todos los otros, gastos de combustible, seguro, infracciones de tránsito. Tal definición fáctica, como dije, sólo puede ser modificada en la instancia de casación si se denuncia y demuestra acabadamente el absurdo, anomalía que importa la existencia de un error grosero y manifiesto, patentizado a través de conclusiones desviadas de las reglas de la lógica o inconciliables con las constancias objetivas de la causa (conf. L. 95.323, "Rivera", sent. del 18-II-2009; entre muchas otras). Dicho déficit, con virtualidad para invalidar el fallo, no queda acreditado simple disentimiento del mediante interesado la exposición con la del solución adoptada (conf. causas L. 82.915, "Marcone", sent. del 26IX-2009; L. 84.935, "López", sent. del 7-III-2007), como sucede en el caso. En efecto, el recurrente se afirma dogmáticamente en la postura de que la relación laboral invocada estaría probada, agotando toda su labor recursiva en el intento de disputarle al juzgador la reservada facultad que le asiste de ponderar los hechos y las pruebas (art. 44 inc. d, ley 11.653). En el caso, particularmente en lo que concierne a la apreciación declaraciones de la prueba testimoniales, cuya oral, confesional determinación, en y lo tocante a su mérito y habilidad -reitero- resulta privativa de los magistrados de la instancia ordinaria (conf. causa L. 86.588, "Guerras", sent. del 15-VII-2009). Alegando, en sustancia, que el elenco circunstancial que se estableció probado no es incompatible con la existencia de un contrato de trabajo, sostiene que éste estaría configurado. Sin embargo, la exteriorización de tal divergencia de opinión -insisto- lejos está de abastecer la acentuada carga de demostrar el absurdo denunciado. Antes bien, refleja la insuficiente fundamentación del embate traído (conf. causas L. 89.305, "De La Tevez", sent. del 14-IV-2010; L. 94.977, "B., J.", sent. del 6-V-2009). Por lo demás, constituyen meras apreciaciones teñidas de parcialidad y subjetividad aquéllas vinculadas a que Domínguez estaba inserto en una organización productiva ajena, que recibía órdenes de la parte demandada, y que ésta fijaba el precio de los viajes. Finalmente, cabe aquí recordar que la conclusión que pueda resultar opinable, discutible o poco convincente, o la posibilidad de otras interpretaciones, no alcanza para evidenciar el vicio de absurdo (conf. causas L. 85.855, "Rodríguez", sent. del 14-V-2008; L. 89.910, "Calvigioni", sent. del 9-IV-2008). 2. Por otro lado, el interesado cuestiona la distribución del onus probandi, invocando trasgredidos los arts. 375 del Código Procesal Civil y Comercial y 23 de la Ley de Contrato de Trabajo. En este orden, es conveniente precisar que este Tribunal tiene dicho que, negada en la contestación de la demanda la relación laboral, pero admitida la prestación de servicios, alegando que obedeció a causas extralaborales, corresponde a la accionada acreditar que los servicios no se prestaron en razón de un contrato de trabajo y no habiéndolo hecho, rige la presunción de que las tareas se efectuaron en relación de dependencia (conf. causa L. 81.998, "Copes", sent. del 21-XI-2007). En el sub examine, la determinación del tribunal de grado contenida en un pasaje del veredicto, imponiendo a la demandada la carga de probar sus dichos por haber reconocido la prestación de servicios originados en una causa ajena a una relación laboral (v. fs. 372 vta. in fine/373) se ajusta a la evocada doctrina. Pese definición con a ello, apego a esto los es, a haber principios sentado que informan esa la doctrina legal de esta Suprema Corte, desde la lectura del fallo se avizora que -finalmente- el a quo formó su convicción sobre la inexistencia de un vínculo de trabajo dependiente entre las partes haciendo mérito de las pruebas arrimadas por ambas al proceso: absolución de posiciones del actor y testigos ofrecidos por éste (v. vered., fs. 373/vta.). Sobre el particular, nótese que en un tramo de la sentencia el juez votante en primer término, a quien adhirió el magistrado que sufragó en segundo lugar, expresó que "... conforme fuera trabada la litis, y sobre la base del análisis de las pruebas ofrecidas [la cursiva me pertenece] no le queda duda a este preopinante que entre el actor y el demandado no existió ... relación de dependencia" (v. fs. 378 vta. in fine/379). Al respecto, me permito señalar que no es per se inadecuado el camino que transitó el juzgador para definir la cuestión litigiosa. Empero, genera cierta perplejidad que habiendo dejado establecido que habría de partir de determinada premisa -al cabo- haya encauzado su razonamiento por otro carril. No obstante, lo cierto es que el modo en que se resolvió el núcleo central de la discusión, no permite albergar dudas acerca de que el a quo desplegó su labor axiológica al amparo del principio de adquisición procesal. Sobre el tema, ha sostenido esta Corte que, cualquiera sea la procedencia de las probanzas que obren en el expediente, su valoración por los jueces es siempre conducente y puede beneficiar o inclusive a perjudicar aquélla que indistintamente a las ofreció solicitó u las partes, (conf. causas L. 92.969, "Sosa", sent. del 6-V-2009; L. 75.626, "Kreigh", sent. del 28-V-2003; L. 69.582, "Dubravko", sent. del 5-VII-2000; L. 66.583, "Latorre", sent. del 15-XII1998). En este contexto, no advierto quebrantado el art. 375 del Código Procesal Civil y Comercial, en tanto no hubo imposición a una de las partes de la obligación de probar hechos cuya acreditación pesaba sobre la otra (conf. causas L. 97.385, "Machín Kerschner", sent. del 4-XI-2009; L. 93.345, "Romero", sent. del 3-XII-2008). Tampoco observo que se hubiera infringido el art. 23 de la Ley de Contrato de Trabajo. La presunción iuris tantum establecida en la citada norma queda desvirtuada -aun cuando medie admisión en el responde de la prestación de servicios- si la prueba producida demuestra que las tareas prestadas no lo fueron en relación de dependencia (conf. causa L. 95.724, "Campos", sent. del 15-VII-2009), conclusión a la que -en definitiva- arribó el tribunal de origen -luego de la valoración de la prueba oral produciday que subsiste firme. 3. Por su parte, el agravio que gira en torno a la denuncia de infracción al art. 57 de la Ley de Contrato de Trabajo no es de recibo. En reiteradas ocasiones ha declarado esta Corte que la presunción que establece dicha norma juega cuando las partes han estado efectivamente vinculadas por un contrato de trabajo, careciendo de validez para probar su existencia misma (conf. causas L. 97.499, "Bocelli", sent. del 14-IV-2010; L. 92.928, "Carrizo", sent. del 26-VIII2009; L. 92.397, "Almada Monje", sent. del 29-X-2008). 4. Igual suerte adversa ha de correr el acuse de violación del art. 39 de la ley 11.653. Ello así, porque para su aplicación constituye condición indispensable que previamente se compruebe la existencia de causas 81.504, 98.228, L. relación "Torrez", laboral "Ponti", sent. del entre sent. las del partes (conf. 30-III-2010; L. careciendo de 9-IX-2009), validez dicho precepto para demostrarla (conf. causas L. 99.778, "Nievas", sent. del 5-V-2010; L. 81.504, cit.). 5. A su vez, resulta inatendible el reproche que se apontoca en la omisa valoración que se imputa al a quo de la confesión ficta de los demandados. Cabe recordar que la apreciación de los elementos probatorios colectados durante la sustanciación del proceso, fundamentalmente en lo que atañe a su selección, jerarquización, mérito y eficacia, constituyen potestades propias de los tribunales del trabajo que -en principio- no admiten revisión en la instancia extraordinaria con excepción del absurdo (conf. causa L. 93.010, "Mondini", sent. del 15-IV-2009), vicio que no encuentro demostrado en la especie. Máxime, en la medida que no existen constancias en autos de que el tribunal de grado hubiera declarado la rebeldía en las posiciones respecto de los accionados, ni -menos aun- de que hubiera mediado petición alguna de la actora en ese sentido (v. especialmente acta de audiencia de vista de la causa, fs. 371/vta.). 6. En cuanto a la eventual preterición que se atribuye al sentenciante en lo vinculado al supuesto planteo sobre fraude laboral, cabe recordarle al quejoso que las denuncias fundadas en hipótesis de omisión de cuestiones litigiosas no pueden canalizarse a través del recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley, sino mediante la vía extraordinaria de nulidad (conf. causas L. 96.626, "Roldan", sent. del 24-II-2010; L. 91.998, "Herrera", sent. del 25-II-2009; L. 92.208, "Pérez", sent. del 26-XII-2007; L. 84.357, "Ferraro", sent. del 10-V- 2006). No accionante obstante, hubo de no está desistir de demás la señalar codemandada que el "Remises Rosas S.R.L." (v. fs. 371), circunstancia que se refirió expresamente en el pronunciamiento en crisis (v. fs. 372 vta.). 7. Por otro lado, debe recordarse que el principio de primacía de la realidad que preside e ilumina la materia laboral y consagra el art. 39 inc. 3 de la Constitución provincial, cuya omisa aplicación se denuncia, hace que deban prevalecer los hechos verificados en la causa, por sobre las formalidades o apariencias (conf. L. 89.937, "Medic Skontra", sent. del 14-V-2008). En el caso bajo estudio, el factum que conformó el debate y el modo en que se resolvió la contienda, no denotan un apartamiento indicado postulado rector. por parte del judicante del 8. En lo concerniente al principio in dubio pro operari contemplado en la citada disposición de la Constitución local, es dable puntualizar que es inaplicable cuando, como en el caso, no se advierte dubitativo el juicio del tribunal de origen con respecto a la aplicación o interpretación de la ley (conf. causa L. 79.840, "González", sent. del 23-XII-2003). Lo invoca expuesto, infracción al a pesar art. 9 de de que la el Ley recurrente de Contrato no de Trabajo, debe complementarse con un señalamiento adicional: antes de la reforma de la ley 26.428 (B.O., 26-12-2008), el segundo párrafo de dicho precepto (conf. ley 21.297) -aplicable al tiempo del dictado del fallo que se impugnasólo era gravitante como criterio de interpretación de las normas laborales, resultando inaplicable en lo concerniente a la apreciación de las pruebas (conf. causa L. 93.374, "Berengeno", sent. del 23-XII-2009), por lo que -a todo evento- esta última arista queda marginada de la competencia revisora. 9. Resta agregar que no es eficaz la denuncia de violación de normas constitucionales -en el sub lite, los arts. 14 bis y 75 inc. 22 de la Carta Magna nacional que el recurrente vincula al principio protectorio- porque la configuración de tal hipótesis sería eventual consecuencia de haberse infringido primeramente, preceptos legales del asunto de que se trata, lo que en el caso no se ha verificado (conf. causa L. 89.799, "Stio", sent. del 31-X2007). 10. Respondidos los agravios ensayados por el recurrente, y antes de finalizar, no puedo dejar de reparar en una ostensible irregularidad que exhibe el pronunciamiento de grado, deficiencia que -considero- no posee una relevancia menor si bien -en el caso- no lo invalida como acto jurisdiccional, habida cuenta que se verifica la necesaria mayoría de opiniones. Desde la lectura del fallo se observa que la señora jueza doctora Gordillo, votante en tercer lugar, al emitir su sufragio declaración en disidente preopinantes doctores el veredicto con el Severo formuló voto y de una sus Chrem, breve colegas expresando al concluir su exposición que, no obstante lo dicho, decidía acatar la opinión mayoritaria (v. fs. 374). En la referida pieza procesal, quedó establecida entonces la ausencia de configuración de una relación de linaje laboral entre las partes (v. fs. 372/376). En interrogante mencionada la sobre sentencia, si magistrada era volcó al responder procedente su la criterio el primer demanda, contrario a la lo concluido por los otros jueces del tribunal, desarrollando ahora los motivos por los cuales -a su juicio- estaba probado el vínculo de trabajo entre los litigantes. En este sentido, tiene dicho esta Corte que los magistrados que integran el tribunal deben pronunciarse sobre los hechos y la decisión a la que se llegue -por unanimidad o mayoría- será la base para que en sentencia tales hechos sean correspondiente, subsumidos declarando en la conforme norma a legal derecho, la procedencia o no de las pretensiones articuladas, también mediante el voto individual de cada uno de los miembros que integran el tribunal del trabajo (conf. L. 75.896, "Bobienko", sent. del 20-VIII-2003). En estas condiciones, es reprensible el desconocimiento que denota la decisión de origen en punto a que los jueces de los tribunales del trabajo deben ajustarse en la sentencia a lo resuelto por mayoría en el veredicto (conf. causas L. 72.382, "Buffo", sent. del 23-V2001; L. 61.008, "Rodríguez", sent. del 14-IV-1998). Frente a la indicada anomalía, me veo en la obligación de requerir a la señora jueza doctora Gordillo, así como a los otros dos magistrados, doctores Severo y Chrem, extremo celo en el cumplimiento de los requisitos formales constitucional y legalmente exigibles en las decisiones que emita el tribunal. IV. Por las consideraciones vertidas en el punto III, aps. 1 a 9, del presente, propongo rechazar el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley deducido, con costas (art. 289, C.P.C.C.). Voto por la negativa. Los señores jueces doctores Soria, Negri y de Lázzari, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor Hitters, votaron también por la negativa. Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la siguiente S E N T E N C I A Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, se rechaza el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley traído, con costas (art. 289, C.P.C.C.). En atención a lo expuesto en el ap. III, punto 10 del voto señores emitido jueces en primer doctores término, Silvia J. se requiere Gordillo, a Delfor los G. Severo y Víctor I. Chrem, extremo celo en el cumplimiento de los requisitos formales, constitucional y legalmente exigibles, en las decisiones que emita el tribunal. Regístrese, notifíquese y devuélvase. EDUARDO NESTOR DE LAZZARI HECTOR NEGRI DANIEL FERNANDO SORIA JUAN CARLOS HITTERS GUILLERMO LUIS COMADIRA Secretario