Narrativas, nro. 24, enero / junio de 2013, ISSN 1668

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Narrativas, nro. 24, enero / junio de 2013, ISSN 1668-6098
Definiciones
Actualidad Informativa
Adrián Eduardo Duplatt
[email protected]
Nociones de actualidad periodística
Eliseo Verón (1995) sostiene que los medios informativos configuran el lugar en que la
sociedad industrial produce la realidad; más precisamente, la realidad social o, en los términos de Miquel Alsina (1999), la realidad social públicamente relevante, es decir, no todo
aquello que sucede en el mundo con posibilidades de ser noticia, sino únicamente los acontecimientos a los que tienen acceso los medios.
La construcción de la realidad social postulada por Berger y Luckmann (1979) se
refería a la vida cotidiana, donde básicamente la realidad se erige a niveles personales o
grupales. Los medios construyen un tipo de realidad más amplio y con un afán totalizador.
Se trata de una realidad social públicamente relevante, en la que los medios en su desiderata
tratan de informar a todos -o a todo su público- de la mayor cantidad de hechos noticiosos
posibles.
Además, la totalidad de lo noticiable no se transforma finalmente en noticia. Muchos sucesos que llegan a un medio a través de sus periodistas, otras fuentes, agencias… no
ven la luz como producto noticioso. Las razones son variopintas: falta de interés del jefe de
redacción, menor importancia que otros acontecimientos, política editorial, falta de espacio…
Para Verón, entonces, la realidad social en devenir -la actualidad- existe en y por los
medios informativos. “Esto quiere decir que los hechos que componen esta realidad social
no existen en tanto tales (en tanto hechos sociales) antes de que los medios los construyan.
Después de que los medios los construyen, estos acontecimientos sociales comienzan a
tener existencia fuera de los medios” (Sánchez, 2002:131). La realidad social es, entonces,
la sucesión de hechos sociales construidos por los medios. El discurso de la información
tiene por objeto la actualidad (Verón, 2004).
Dennis Mumby (1997) postula que las narrativas de lo real requieren de la voz autorizada de un sujeto para hacerse creíbles. Así como en medicina son los médicos quienes
portan esa autoridad, en el discurso sobre el pasado lo son los historiadores. En el caso de la
información pública, esos sujetos son los medios y los periodistas. La policía discursiva de
la que habla Michel Foucault (1992) los invistió de ese poder. Están socialmente institucionalizados para decir la información pública.
Cada sociedad, en una época determinada, tiene su régimen de verdad, es decir, explicita los discursos que pueden ser tomados como verdaderos, a quiénes se les debe creer
cuando los enuncian y cómo deben circular. El conjunto de procedimientos explícitos e
implícitos, sedimentados históricamente y con su carga de poder, que dispone este régimen
es lo que Foucault denomina policía discursiva.
Duración
¿Hasta dónde se extiende la actualidad? Verón (1995) entiende que los semanarios
marcan las fronteras del discurso informativo y “algo” que ya no es el discurso sobre la
actualidad. Los semanarios establecen la distancia máxima del acontecimiento con el dis-
curso informativo. La actualidad muere donde los semanarios producen su discurso. Más
allá existe un purgatorio y las noticias entran, después, en la historia.
La historia y la actualidad, por su parte, llevan a adelante una cambiante relación.
Así, Verón separa historia y actualidad por cuanto aquélla trata de hechos lejanos en el
tiempo. Marcelo Arias (2010) apunta que el discurso periodístico le da preeminencia a la
actualidad y que, por ello, cae muchas veces en la información precipitada y en la liviandad
en el tratamiento y en el análisis de los acontecimientos. En general -afirma Arias- el periodismo desestima lo ocurrido para comprender lo que ocurre. La historia no tiene fecha de
vencimiento y puede servir en cualquier momento para dilucidar la actualidad. En resumidas cuentas, si para Verón los hechos del pasado son historia y no actualidad, para Arias la
historia es fundamental para acceder a la comprensión de la actualidad. Los hechos del pasado son parte de la actualidad.
Para retomar el tópico de la duración de la actualidad, Silvia Pellegrini (1989:95)
expone: “Sobre la verdad periodística hay que tener en presente, entonces, que es una verdad condicionada por el tiempo: el diario tendrá una verdad de 24 horas; la revista, de una
semana, la radio -en cambio- apenas de unos minutos”.
“La actualidad no es puro instante efímero. Dura. Es presente histórico, de variable
duración”, afirma Héctor Borrat (2006). Se contextualiza sincrónicamente con lo que está
ocurriendo en ese momento en otros sitios y diacrónicamente con pasados y futuros diversos. Posición que coincide con la de Arias.
Por su parte, Lorenzo Gomis (1991) explica que la duración del presente no es una
cuestión física, sino simbólica. Se define por su comentario. El presente es lo que se comenta. El presente social, como actualidad, es la realidad ofrecida por los medios.
Con este norte, Gomis (1991) define a las noticias como píldoras concentradas de
una realidad social presentada como acción. La sociedad no puede vivir sin un presente que
la envuelva y le sirva de referencia. Esta sería la función de los medios para Gomis. Rodear
a la sociedad con un presente social -la actualidad- que sirva de brújula para actuar en lo
cotidiano. El periodismo es, entonces, un método de interpretación sucesiva de la realidad.
Lo que importa no es cuándo suceden las cosas, sino cuándo se dicen o se presentan.
Esto es la actualidad: una relación objetiva de los hechos con la acción social de los consumidores de la información. Alsina (1999:14) lo describe así “todos nos vemos obligados a
acceder al conocimiento de cierto entorno a través de esa actualidad”.
En este sentido, Juan Varela define al periodismo como la profesión que informa a
los ciudadanos con veracidad para ayudarlos a gestionar su vida cotidiana y a participar en
la vida pública y, para ello, se conforma con una verdad práctica, definida por el exeditor
del Chicago Tribune, Jack Fuller, como “la mejor que puede ser dicha rápidamente”.
La teoría de la agenda-setting vendría a completar el concepto de actualidad. El presente social de referencia, la realidad social en devenir, no le dice a la gente cómo pensar,
pero sí sobre qué pensar -aunque posteriormente Maxwell Mc Combs (2001) explica que,
en un segundo nivel (jerarquización de la información y su semantización en los términos
de Eliseo Verón) sí es posible decirle a la audiencia cómo pensar sobre determinados sucesos.
La tematización, entendida como la selección de un tema y su colocación en el centro de atención pública supone la creación de realidad, ergo, de actualidad, sobre la cual la
gente basa su conocimiento y accionar cotidiano. La tematización también puede definirse
más que por la selección de temas, como por el centrar la atención en esos temas (Alsina,
1999). En general, se concuerda en que la tematización es producto del sistema informativo
y no de un solo medio. Un tema puede nacer en un medio, pero se tematiza en la medida en
que es receptado por otros que lo tratan por igual, haciéndose eco la sociedad -opinión pública-.
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Por ello Borrat (2006:281) habla de actualidad periodística “que comienza y se
desarrolla mediante el análisis comparativo de las versiones de uno o más casos cubiertos
por dos o más periódicos”; es decir, habla de una actualidad tematizada y comparada porque no existe una sola actualidad.
Mar de Fontcuberta (1995:22) habla de actualidad periodística como una serie de
hechos recientes o inmediatos que se difunden a través de los medios de comunicación, y
agrega: “Es el producto final de un proceso que la construye para que tenga vigencia durante el período que empieza con su publicación y termina con la del número siguiente… Cada
publicación produce su actualidad periodística… hay tantas actualidades como medios existen en el mercado”. Esta concepción es similar a la de Ana Atorresi (1995) cuando explica
que así como una planta automotriz produce distintos tipos de automotores, los medios informativos producen distintos tipos de actualidad según los receptores a los cuales se dirige; en consecuencia, la actualidad no es “la realidad”, sino un producto elaborado por los
medios.
En consonancia con las definiciones anteriores, Lucrecia Escudero (1997) define a
la actualidad como la narración de sucesos en los medios y Damián Fernández Pedemonte
(2001) postula que los medios son productores de relatos sociales; están entrenados para
construir la trama de la actualidad y canalizar su sentido.
Tipos de actualidad
La actualidad no es uniforme. Dependiendo del medio puede durar minutos o una
semana -no más, al decir de Verón-. Alejandro Rost (2004) afina la idea y divide a la actualidad múltiple en sincrónica, reciente, prolongada, permanente y no actualidad.
La actualidad “sincrónica” es la que sucede en el mismo instante en que se produce
el acontecimiento. Es difundida en tiempo real (transmisión en vivo).
La actualidad “reciente” está constituida por los sucesos del día. A su vez se divide
en “de último momento” (extensión breve, hace instantes, con renovación permanente) y
“diaria” ( todas las noticias del día, renovadas en la jornada siguiente; tiene un tratamiento
más cuidadoso que la anterior).
La actualidad “prolongada”: con base en los acontecimientos elaborados como procesos (campañas políticas, juicios…). No tiene premura, son reportajes, recuadros complementarios…)
La actualidad “permanente”: es la que por su importancia o características, siempre
interesan al público (violencia doméstica, drogas, sida…). Son, generalmente, grandes reportajes, con ingente información, cuidadoso tratamiento de los textos…
Por último, Rost habla de una no actualidad que no tiene vigencia presente. El
ejemplo más claro lo constituyen los archivos de las ediciones en línea de los periódicos. El
diario de ayer puede consultarse hoy, pero no es actual. Ya no forman el presente social de
referencia del cual habla Gomis y pasan a ser un pasado histórico cercano -en consonancia
con el concepto de duración de la actualidad de Verón).
Rost expone que la radio/tv posee las cuatro actualidades, tiene ventajas en las sincrónicas y recientes, pero pierde en cuanto al archivo y su alcance para difusión (a pesar de
su transmisión por Internet, deja de ser solo radio/tv para ser un contenido del nuevo medio). La prensa escrita no posee la actualidad sincrónica, pero sí es capaz en cubrir las actualidades, diarias, prolongadas y permanentes. Su archivo es limitado, al igual que su difusión. Internet tiene las cuatro actualidades, es posible navegar por su amplio archivo -no
actualidad- y es competente para realizar grandes cobertura con recursos multimediáticos.
Medios, actualidades y audiencias
Rost antes que hablar de construcción de la realidad, prefiere hablar de construcción
de la actualidad para referirse específicamente al proceso de elaboración de contenidos
simbólicos públicamente relevantes que se realiza en los medios de comunicación. Esa elaboración es realizada no solo por el medio que interpreta el acontecimiento y actúa en la
sociedad, sino por los protagonistas y fuentes que ayudan a reconstruir los sucesos y por las
expectativas de la audiencia que brinda las pautas para ser satisfecha por los contenidos de
los primeros y reelabora sus significados (Rost, 2004). Es decir, se trata de una negociación
compleja y constante entre los actores que intervienen en la elaboración de las noticias. Al
respecto, Alberto Chillón (1999) habla de una relación dialéctica entre medios y sociedad,
en la que que los medios construyen discursivamente la realidad con los propios discursos
que circulan en esa sociedad.
Por su parte, Daniel Jorques Jiménez (2000) afirma: “la comprensión y la conducta
social derivada de la elección de los textos informativos está mediatizada por las ideologías
y por el sistema de creencias, muchas veces implícito, de emisores y receptores, de medios
y consumidores”.
En otras palabras, la actualidad es un proceso interesado de construcción colectiva,
con desigual participación en su elaboración.
Al tradicional paisaje de actualidad periodística, como apunta Rost, se vinieron a
sumar los medios digitales, no solo capaces de brindar las heterogéneas actualidades, sino
también para hacer reflexionar sobre su concepto, donde los receptores de los mensajes
tienen una progresiva participación en la agenda mediática.
Actualidad fragmentada
Joaquín Mª Aguirre Romero (2007) define a la actualidad como el presente significativo, una versión informativa del entorno. De todo lo que ocurre, los medios seleccionan
lo que le incumbe -o puede incumbir- a la audiencia. Es decir, publican lo que es de interés
para los públicos. La función social de los medios -explica Aguirre Romero- es hacer saber
la actualidad, lo que interesa (hacernos saber de los que nos importa y afecta). La actualidad se construye centralizada en los medios, pero con una interacción tácita entre periodistas y audiencias.
La aparición de los medios digitales trastrocó esta ecuación. Los diversos públicos
tienen diversos intereses y los medios ahora buscan satisfacer esa fragmentación. El lector,
v.gr., puede elegir un medio a la carta, con contenidos diferentes a los de otros medios destinados a otros lectores. El desplazamiento de “una idea de actualidad centralizada, compartida, decidida por la interacción constante entre los profesionales de la información y los
destinatarios de la misma, se encuentra en cuestión precisamente por la mayor y mejor
segmentación que los medios digitales ofrecen” (Aguirre Romero, 2007).
La oferta informativa personalizada provoca que el periódico digital, que puede estudiar los tipos de audiencias y sus consumos con sus herramientas informáticas, oriente sus
artículos para satisfacer esas necesidades. Ya no se publicará lo interesante y sí lo llamativo, no lo importante y sí lo superficial, no lo social y sí lo individual.
La posibilidad de los lectores de elegir sus contenidos es, en principio, una buena
noticia. Sin embargo, se presentan algunas cortapisas. “El concepto de actualidad es uno de
esos conceptos básicos que no puede disolverse en un mero relativismo personalista. La
idea de actualidad, en la medida en que implica una visión del conjunto, un filtrado previo
de lo intrascendente, permite mantener ese vínculo con los demás” (Aguirre Romero,
2007). Con las agendas personalizadas se construiría un mosaico de actualidades individuales que no fortalecerían la consolidación de una ciudadanía interconectada, sino a la aparición de realidades individuales de fantasía, cada cual en su mundo propio. Benedict Anderson (1993) explicó que en la consolidación de los estados nacionales, la prensa ayudó a
construir una comunidad inherente a todos, una comunidad imaginada que cobijaba a todos
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- o casi todos- los habitantes de un determinado territorio con una historia y un presente
compartidos, a pesar de estar alejados en la distancia y desconocerse personalmente. Pero,
ante un escenario de medios con agendas individuales, la comunidad no podría consolidarse.
También se corre el riesgo de que los medios no se atrevan a mostrar al público lo
importante porque podrían perder lectores desinteresados de los temas de conjunto económicos, sociales, políticos…-. De esta manera, el periodismo perdería su razón de ser
al estar de la definición de Juan Varela -citada ut supra-.
Aguirre Romero ilustra la situación con una portada del diario El País (España) del
11 de diciembre de 2007. Allí se publicaron dos noticias como las más importantes de la
jornada en su página web (también en la edición de papel). En una, la ilegalización de una
organización vasca acusada de vinculaciones con el terrorismo, en la otra, el pase de un
corredor de Fórmula 1 de una escudería a otra. La primera tuvo unas 3.000 visitas, la segunda, unas 60.000. Ambas tuvieron similar jerarquización a pesar de que una era importante y la otra carecía de una gran incidencia social. Las fronteras entre lo interesante y lo
curioso se difuminaron. El medio no fue ajeno a este fenómeno al priorizar un tipo de información que atrae lectores, ante otro que puede servirle en su vida cotidiana o pública.
En síntesis: con la aparición de los medios digitales y sus ingentes posibilidades
tecnológicas para brindar información, la actualidad ya no es una construcción vertical, sino
horizontal. Ello está llevando a los medios a actuar con una lógica empresarial y no social.
No quieren perder clientes y, entonces, con su mercancía -las noticias- tratan de atrapar
consumidores con lo llamativo, dejando de lado lo importante. La situación contribuye al
deterioro de la ciudadanía, entendida como una idea de conjunto, solidaria y democrática.
Resta, para echar un poco de luz a este umbrío panorama, saber qué ocurre con las redes
sociales, su construcción de nuevas comunidades y su impacto en la sociedad.
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