LA CONCEPCIÓN DE LA REALIDAD EN DESCARTES

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LA CONCEPCIÓN DE LA REALIDAD EN DESCARTES
El giro en la manera de concebir la filosofía de los filósofos modernos supone que la Ontología se torna
dependiente de la Gnoseología, esto es, se investigan primero las cuestiones relativas al conocimiento que las
que corresponden a la realidad.
Descartes busca una primera verdad en la que asentar todo el edificio de la ciencia. Esa verdad ha de
ser inmediata e indudable. Para hallarla se propone dudar de todo lo que hasta ese momento ha tenido por
más cierto y seguro para ver si podía encontrar en ello la menor duda. Duda de este modo del testimonio de
los sentidos puesto que a veces nos han engañado y, por tanto, lo pueden hacer siempre, no son fiables como
fuente de conocimiento. Puedo dudar de la realidad como algo subsistente en sí mismo, no dependiente de mí,
porque a veces sueño y tomo por real lo que son meras ilusiones, ¿puede el mundo ser una fantasía mía?.
Podemos dudar, incluso, de las verdades matemáticas que concebimos muy claramente por nuestra razón. En
este punto lleva Descartes la duda al extremo y supone la existencia de un genio maligno y poderoso que hace
que nos engañemos siempre que creemos estar en la verdad, por lo que no puedo ni tan sólo fiarme de mi
razón como la facultad que me permite distinguir lo verdadero de lo falso. ¿Hay, pues, algo de lo que no pueda
dudar? Descartes en este momento repara en que él se está formulando preguntas, está dudando…Está
pensando. Es imposible pensar si no se es. Descubre de este modo que la duda no puede hacer mella en ella
misma en tanto que pensamiento, dudar es pensar y es preciso ser para pensar. La primera verdad que se
impone a mi pensamiento es “Cogito, ergo sum” (Pienso, luego soy) ¿Qué características tiene esta verdad?
Es clara y distinta, se presenta con total evidencia al espíritu. Luego este es el criterio que se va a utilizar para
aceptar verdades: la evidencia. Y se aceptará como existente aquella realidad de la que la idea nos da noticia
evidente, se tomará como realmente existente aquello que entendamos de manera clara y distinta que
corresponda a su esencia.
En la idea de Yo ¿cuál es el atributo principal que corresponde a su esencia? El pensamiento. Por tanto he de
admitir que yo soy una sustancia pensante que no necesita para ser de lugar alguno ni de la materia.
Pero si sólo puedo estar seguro de mi existencia y de las ideas que concibo, ¿Estoy solo en el mundo?
¿Es el mundo un conjunto de ideas mías? Es decir, el descubrimiento del Yo como lo único indudable puede
llevarnos a las posiciones incómodas del solipsismo y del idealismo. A partir de aquí Descartes busca en sus
ideas el modo de salir de este callejón. Al descubrir entre sus ideas una más perfecta que él se pregunta
¿cómo puede un ser imperfecto tener en su razón una idea que encierra mayor perfección que él? Es
imposible que uno mismo la haya creado pues de una causa imperfecta no puede derivar un efecto perfecto,
pues el efecto ha de ser proporcional a su causa. Luego esta idea la ha debido ponerla en mí un ser que tenga
tanta perfección como lo representa mi idea (es decir, que encierre formalmente tanta perfección como realidad
objetiva tiene mi idea), por tanto, el ser perfecto existe. Se llega así a la existencia de otra sustancia, la
sustancia perfecta e infinita, que encierra todas las perfecciones.
Y puesto que Dios es perfecto, no tiene defecto y, como tal, no puede mentir, no es engañador. Puesto
que tengo una fuerte inclinación a creer que mis percepciones refieren a un objeto real, y como Dios no es
engañador, he de aceptar que el mundo existe, pero ¿qué realidad tiene, qué es realmente el mundo? Como
Dios no es engañador, puedo confiar en mi razón como facultad para descubrir verdades, Dios garantiza el
criterio de verdad y puedo asegurar que las verdades matemáticas lo son (se ha eliminado la duda del genio
maligno) ¿Qué realidad corresponde como correlato a las verdades matemáticas? La extensión. El mundo
existe como sustancia extensa.
Descartes entiende por sustancia lo que es independiente de cualquier otra realidad para ser. Tomada
estrictamente esta definición sólo sería sustancia Dios, pero también entiende Descartes por sustancia lo que
no depende de ninguna otra realidad que no sea Dios. Así también se acepta
Como sustancia la extensa y la pensante.
En definitiva: existen tres tipos de sustancia:
Dios, como sustancia infinita.
El yo o sustancia pensante, cuyo atributo esencial es el pensamiento
El mundo extramental o sustancia extensa cuya esencia es la extensión
En el hombre, sustancia pensante y extensa forman una realidad completa, una unidad, resultado de la
interacción de estas dos sustancias.
Se considera a Descartes como el “descubridor” de la conciencia y como el más claro representante de
un dualismo que ha atravesado la forma de concebir la realidad y, sobre todo, el hombre en la cultura
occidental. De él parte todo dualismo, pero también el materialismo que considera el pensamiento como un
modo de funcionar la materia. Actualmente uno de los grandes temas de la Neurociencia es, precisamente, la
relación mente-cerebro.
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