UNIVERSIDAD DEL CAUCA FACULTAD DE CIENCIAS CONTABLES, ECONOMICAS Y ADMINISTRATIVAS INSTITUTO DE POSTGRADOS ESPECIALIZACIÓN EN GERENCIA DE PROYECTOS MODULO DE ENTORNOS EL ENTORNO POLÍTICO Y LEGAL DOCENTE: LUIS GUILLERMO CÉSPEDES SOLANO Introducción Por medio de los proyectos, se busca dar respuesta a las múltiples necesidades personales, empresariales y sociales de una comunidad, por lo tanto nada podría influir más en su concreción, que los entornos en los cuales se generan esas necesidades o problemas. El entorno político adquiere especial relevancia. Si la finalidad de todo proyecto, es generar el mayor bienestar posible a sus usuarios, beneficiarios o clientes; ese propósito es idéntico al de los fines esenciales del estado lo cual liga los proyectos a la política, entendida como el arte de servir y al manejo del estado en cualquiera de sus niveles y sectores para el logro de la convivencia y la armonía entre los ciudadanos. Surge allí la relación entre política y proyectos. Aquella comprende todo un conjunto de actividades destinadas a elevar la calidad de vida de las gentes de un país, región o localidad, que se agrupan en planes sectoriales o programáticos, que responden a unos principios ideológicos que defienden unos derechos y unos deberes y cuya vigencia y cumplimiento depende de la ejecución de unos proyectos que permitan satisfacer las necesidades básicas de toda la población. Se convierten así los proyectos en la unidad de medida de los postulados, planes y programas que desde la política se definen y defienden. No se puede entonces desconocer, la importancia que reviste para un Gerente de Proyectos, conocer, debatir los principios y situaciones que a diario se suceden en el campo político. A través de este modulo queremos invitarlos a reflexionar en torno de tres aspectos fundamentales: El primero el concepto de estado y su relación con el poder. Aquel no solo referido al espacio geográfico, sino también a las estructuras y organizaciones que le dan contenido. Y el poder concebido como la capacidad de dirigir, mandar, gestionar. Un segundo tema alusivo a la gobernabilidad y legitimidad o sea a las posibilidades de ejercer el poder a través de los mecanismos legales y sociales dispuestos para ello y un tercer aspecto vinculado a la necesidad de concretar todas las propuestas en políticas públicas o sea en guías de acción concertadas y validadas con la comunidad para la cual se diseñan. Los proyectos como solucionadores de problemas sociales, política una fuente inspiradora y un sustento. encuentran en la ESTADO Y PODER EL RESCATE DE LO PÚBLICO Por: Luís Guillermo Céspedes S. Dos promesas han caracterizado las relaciones de los Estados con sus ciudadanos. Una promesa de bienestar y otra de libertad. La primera busca contribuir a la construcción de una vida digna, que le permita al ciudadano el disfrute de todos los bienes y servicios sin importar que estos sean prestados por el propio Estado o los particulares. Y la promesa de libertad tiene como propósito garantizar el respeto por la vida, posibilitar el acceso al ejercicio del poder, contribuir a la formulación de un modelo de desarrollo, permitir la libre opinión y el derecho a la asociación, disfrutar de todos los derechos fundamentales, políticos, económicos y sociales en un marco de respeto a la condición humana de cada ciudadano. El grado de cumplimiento de estas promesas es el que permite calificar tanto la legitimidad del Estado como la posibilidad de gobernarlo y medir o intuir como van a ser las relaciones con los ciudadanos que forman parte de él. En nuestro caso, el incumplimiento de esos postulados son causa y razón de los conflictos sociales que hoy nos afectan. Y esto es así porque la nuestra es una sociedad en la que prima el yo o el nosotros sobre el todos, en la que prevalecen los intereses particulares sobre los colectivos; en donde unos bienes son más importantes que otros, o su uso y goce es para unos y no para todos, o su calidad no es igual. Una sociedad que permite la imposición de un sistema socioeconómico que favorece formas hegemónicas desconocedoras de las dinámicas y los anhelos de amplios sectores de la población e impide la participación de esos sectores en el diseño de los programas y proyectos sociales que hagan su vida digna o que permita la apropiación de la riqueza social, generando exclusión. Una sociedad que no tiene noción de lo público y que busca resolver de manera violenta sus conflictos. Es entonces prioritario identificar los bienes y propósitos comunes, lo que es de todos y para todos o sea lo público, lo que cada persona y la sociedad quieren mantener, reproducir y mejorar para lograr el bienestar. Es en torno de esos bienes comunes que se genera la participación, el deseo de contribuir desde el libre criterio al progreso social que debe involucrar el propio. Reiteremos que lo público, es lo de todos. Es la reflexión propia que reconoce al otro, es el lenguaje que une, es el diálogo que soluciona, son los bienes que se dejan utilizar por cada ciudadano sin importar su condición, son los servicios que satisfacen las necesidades personales o colectivas, son las instituciones del Estado que cumplen con eficacia y eficiencia su misión para todos, que no se dejan apropiar de unos pocos, son las empresas con sentido social y distributivo, son las organizaciones que posibilitan una asociación responsable en la búsqueda del bienestar. En fin es todo aquello que hemos dispuesto para mejorar nuestra calidad de vida sin discriminación alguna. La construcción de lo público es un proceso social, que prueba la tolerancia, el respeto por el criterio del otro, que motiva la solidaridad, la ayuda mutua; fortalece la libertad, la igualdad de poderes y convierte la justicia, la equidad y la paz en un destino común. Este rescate de lo público genera una nueva relación estado-ciudadanía; que implica no solo la institucionalización de un Estado eficaz y eficiente, que asuma unas funciones y responsabilidades que posibiliten la vigencia de lo social, la satisfacción de los derechos fundamentales, económicos y sociales de todas las personas naturales y jurídicas que forman nuestra nación sino especialmente la instauración real de mecanismos de participación que le devuelvan la legitimidad a ese Estado hoy ausente y cuestionado. Una participación en el diseño de las políticas públicas que abra espacios, que recree sueños, que mueva al ciudadano a la búsqueda del bienestar colectivo, de las visiones de futuro, que posibilite las reflexiones, las discusiones y los acuerdos con solidaridad, tolerancia y responsabilidad. Una nueva cultura política así concebida nos va a permitir regiones prósperas y en paz, fundamentos de la convivencia y la cohesión que estamos demandando todos los Colombianos. LAS LIBERTADES PÚBLICAS Por: Luís Guillermo Céspedes S. Ser libre, es tener la facultad de obrar de una manera u otra o simplemente de no hacerlo. Esa condición tiene dos espacios de ejercicio; el individual y el colectivo o social. En el primero, la libertad se funda en el derecho natural o sea en la existencia de unas razones de índole moral que le permiten obrar al ser humano, mientras en el segundo y en virtud del contrato que, ese ser, tácitamente realiza al pasar de un estado de naturaleza a otro social, el sustento de la libertad está en definir cuales guarda para si y cuales traspasa a la sociedad. Esas libertades individuales o colectivas, dan origen a todo el sistema de declaración de derechos que son proclamados en las constituciones políticas. Así surgen las teorías de las libertades públicas, las cuales buscan mantener un equilibrio entre las atribuciones estatales y la autonomía de las personas. Y ese equilibrio es posible solo en la medida en que los gobiernos cumplan con las finalidades del estado y sus deberes para con los ciudadanos y estos tengan procedimientos jurídicos que les permitan una protección suficiente contra las desviaciones o excesos de los gobernantes en el ejercicio de sus mandatos. Las libertades públicas identificadas como poderes de autodeterminación del ciudadano, suelen justificarse ante el comportamiento excesivo o negativo del estado o frente a sus abstenciones en el obrar. De allí que las libertades públicas se clasifiquen en dos; las denominadas libertades límite en las cuales se privilegia la individualidad y se colocan cortapisas a la acción estatal y las libertades oposición que le permiten al ciudadano defenderse de los excesos del estado. Dentro de las primeras podemos reconocer el habeas hábeas, la inviolabilidad del domicilio, la libertad de correspondencia, de circular y desplazarse, de trabajo, de comercio e industria, de propiedad, de casarse, de tener hijos, de educarse, de tener una religión, un pensamiento filosófico y político mientras que en las segundas se ubican la libertad de prensa, de reunión, de asociación entre las más importantes. Desbordar las libertades límite y hacer imposible el ejercicio de las libertades oposición, demuestra el carácter de un gobierno, que desborda los principios jurídicos del régimen constitucional como son el de separación de poderes, legalidad y reserva legal al cuestionar o no acatar la ley o las disposiciones de las otras ramas del poder o su injerencia en las decisiones de ellas por razones de seguridad democrática. Esta situación impone la defensa de nuestras libertades, que es en últimas la defensa de nuestro estado social de derecho, que con todas sus imperfecciones es mucho mejor que el estado imperial de derecho que se pretende. LA DESCENTRALIZACION: UN MODELO DE GESTION PARA LA JUSTICIA LOCAL Por: Luis Guillermo Céspedes S. El eje central del proceso descentralizador en Colombia descansa en los títulos XI y XII de la Constitución Política. El primero reconoció la posibilidad que existieran diversas formas de organización territorial, les confirió autonomía y competencias, la capacidad de darse sus propias autoridades y gestionar su desarrollo. Mientras que título XII, estableció los mecanismos de financiación para que los entes territoriales pudieran cumplir con los fines estatales: el situado fiscal, la participación en los ingresos corrientes de la nación y en las regalías. Como instrumento , el nuevo estado regional magnifica su condición garantista, de protección y divulgación de los derechos que ese mismo estado reconoce o debe reconocer, interviene en la organización de los ciudadanos y contribuye a la justa distribución de beneficios. Desde un enfoque amplio que examine la razón de ser del Estado, puede destacarse que éste cumple un papel que tiene que ver con tareas tales como la institucionalización, legitimidad y consenso, legalidad, coacción social, educación y propaganda, organización colectiva, política económica y relaciones internacionales1. No obstante, en la actualidad se considera que es necesario además, que la ciudadanía participe ampliamente en la toma de decisiones y que el Estado sea eficaz en la satisfacción de sus necesidades sociales. Algunos de los subsistemas de la nación están amenazados por la violencia, el crimen, el terrorismo, el narcotráfico, el desempleo aun con su tendencia a la baja , la falta de transparencia a pesar de los loables esfuerzos de los órganos de control , la mala distribución de la riqueza territorial que quiere enmendarse con la participación en los recursos de regalías y otro sinnúmero de factores que le imponen al país la necesidad de una serie de reformas institucionales o el desarrollo de aquellas ya efectuadas en años recientes que permitan devolvernos la viabilidad a los estados regionales. Y por ello sin duda la escogencia de un nuevo modelo de gestión pública del estado colombiano o el mejoramiento del actual es una de esas políticas o instrumentos que debe estudiarse con más énfasis. El concepto de estado social de derecho que se desprende de nuestra constitución política supone de una parte un estado que posibilite los derechos y los haga respetar y de otra un ciudadano capaz de crear o de modificar el orden social en el que quiere vivir y protegerlo en cooperación con todos los demás. Esta dualidad del estado social de derecho, da origen por un lado; al estado como ente territorial, como escenario de las interrelaciones étnicas, sociales, políticas, culturales, religiosas, económicas; al gobierno como institucionalidad, como expresión democrática y por el otro a la sociedad civil, al ciudadano o sea a los grupos sociales y a las personas de carne y hueso que reclaman una 1 Marcos Kaplan. Estado y Sociedad. UNAM 1987 igualdad político jurídica por estar como dijo Kelsen 2 conviviendo en el mismo territorio y sometidas a las mismas leyes de donde se deduce que tienen los mismos deberes y derechos y la capacidad de ejercer unas libertades vinculadas a esos derechos, muchas veces desconocidas, recortadas o simplemente olvidadas por el estado. Es en esa lucha entre la igualdad y la libertad en donde aparece lo que se ha denominado “la crisis del estado social”; que debe asociarse innegablemente a la crisis de la legalidad y a la crisis del estado nacional. La primera referida a las razones del actuar y la crisis del estado nacional vinculada a la soberanía, a las fuentes de donde emana ese poder, a los sitios donde se toman las decisiones. Todas estas crisis se dan en un país de regiones como el nuestro, en los cuales las condiciones sociales, políticas, económicas, religiosas, étnicas, le imprimen un carácter muy particular de un municipio a otro, de un departamento a otro, factor que origina diversos criterios de valoración del modelo de gestión bien sea por razones de justicia, validez, eficacia y equidad en cada uno de los espacios geográficos y culturales en que este se aplica. Así las cosas, es necesario plantearse cuáles pueden ser las condiciones y los propósitos para la aplicación de un modelo de gestión pública en un estado social, que como en el caso colombiano ha escogido la descentralización como forma para su organización administrativa y política; modelo que hoy se cuestiona por sus resultados políticos, sociales, económicos y fiscales. Algunos consideran que esa respuesta puede estar en la retoma de todas las decisiones por el poder central, enfatizando en la división tradicional de los poderes para efectos del control pero evitando dejar cualquier competencia decisoria en los planos locales. Quienes defienden esta tesis consideran que muchos gobiernos territoriales carecen no solo de la capacidad para administrar los recursos con que hoy cuentan sino también para generarlos y distribuirlos de manera tal que eviten su concentración en pocas manos, su malversación o su pérdida y que por lo tanto solo un gobierno nacional podrá garantizar su correcta y justa distribución y la eliminación de los factores de atraso social existentes en el país. Otros se inclinan por la formulación de un modelo federal que reconozca de una sola vez, las notables diferencias culturales, étnicas, sociales, económicas, políticas, ambientales en un país de regiones como él nuestro y de vía libre a su total autonomía salvo en lo relacionado con la iniciativa legislativa, la administración de justicia y la seguridad nacional. Estos autores consideran que en el país existe la suficiente madurez para adelantar este proceso y que el mismo sería un reconocimiento a la pluralidad étnica, social, cultural del país y a las distintas visiones de desarrollo que existe en las regiones. También se plantea y en ello creemos, en la necesidad de una profundización del modelo de descentralización en el cual reconocemos unas particularidades que suponen por lo menos 4 requisitos: a) una transferencia de poderes de decisión administrativa en los entes territoriales; b) la existencia de personas jurídicas públicas de la más variada índole; c) la elección popular de los agentes de esos 2 Teoría pura del derecho entes descentralizados y d) la existencia de un control de tutela sobre la legalidad de los actos y actividades no solo por parte del gobierno central, sino también por los jueces y las organizaciones sociales mediante los mecanismos de participación popular; que permita establecer unas reales relaciones de coordinación entre los distintos niveles de gobierno para distinguir que hacen cada uno, cuales serian sus fuentes de ingresos, sus objeto de gasto, la órbita de sus competencias, las fuentes de poder, los procesos de gobernabilidad y legitimación. La descentralización se concibe entonces como un modelo de gestión pública para realizar el concepto de justicia que supone no solo la igualdad en derechos y deberes sino la equidad en relación con la distribución de bienes y oportunidades materiales y sociales. El ejercicio real de esos derechos, impone paralelamente la intervención del poder público en la correcta distribución de cargas y beneficios sociales y de la sociedad civil o ciudadanía en la formulación y realización de todas las políticas, planes y programas de desarrollo social. La crisis por las que atraviesan el estado de derecho, el estado social y el estado nacional son superables si se refuerzan las autonomías locales. Es aquí en donde surgen las dificultades para la aplicación del modelo descentralista pero también su reto. Cuáles serían los indicadores para medir su eficacia, validez, justicia y equidad en las circunstancias de tiempo, espacio y razón en que debe aplicarse el modelo, haciendo que su valoración sea tan disímil de un lugar a otro, de un momento a otro. Más aún cuando se plantea si el actual estado-nación, como organización, como aparato, es realmente viable y si los objetivos de la política de descentralización se van a cumplir dentro de un marco normativo legal y organizacional actual. El proceso de descentralización es un proceso de construcción social y de negociación entre intereses, grupos sociales y políticos orientados fundamentalmente a lograr nuevas formas de organización del poder público y de las relaciones entre el Estado y el ciudadano. Por lo tanto a través de la descentralización, en Colombia se busca acercar las decisiones sobre políticas públicas y su control al ciudadano, igualmente que este ejerza un mayor control sobre la gestión de sus gobernantes elegidos popularmente y que estos generen gobiernos locales autónomos y responsables; en una palabra que hagan justicia distributiva como fin esencial del estado en escenarios pequeños, locales, organizacionales si se quiere; en donde nuevas valoraciones guíen el concepto de justicia y derecho tales como la necesidad, el mérito, la antigüedad, la urgencia, el daño, los derechos y deberes involucrados, el grado de participación y organización del ciudadano. Pero este nuevo panaroma de deberes y derechos del estado regional, debe estar acompañado como lo prevee la constitución política de los suficientes recursos para atender las obligaciones que por vía de la puesta en vigencia de diversas políticas nacionales, le han venido siendo transferidas a los gobiernos locales sin que los recursos se incorporen al sistema general de participaciones sino que formen parte de bolsas nacionales a las que se deben acceder mediante proyectos no siempre aprobados oportunamente, lo que hace aun más difícil la satisfacción de las demandas a las necesidades locales. Es evidente entonces que es necesario el fortalecimiento del sistema general de participaciones en su doble connotación: social que la convierte en una estrategia de desarrollo que busca satisfacer las necesidades de las comunidades que forman parte de cada ente territorial y económica en razón de la cual se mejora la capacidad financiera de los entes territoriales para promover la reactivación económica de las regiones. La descentralización con poderes y recursos suficientes, con gobiernos transparentes, eficientes, eficaces y efectivos, con ciudadanos participativos y organizaciones responsables socialmente; permite la construcción de reglas adaptables a las circunstancias de tiempo, modo y lugar en donde deben aplicarse, dándole así vigencia al estado social permitiéndole superar la crisis que hoy lo afecta y logrando el fin esencial de servir a las comunidades y promover su desarrollo social y personal. Debe ser un compromiso de todas las autoridades territoriales, con el acompañamiento del gobierno nacional, de los órganos de control y del sector productivo propender porque el proceso de descentralización que iniciamos hace 21 años logre su cometido: garantizar los deberes y derechos del ciudadano y lograr su desarrollo. GOBERNABILIDAD Y LEGITIMIDAD LA GOBERNABILIDAD Por: Luís Guillermo Céspedes S. Todo proceso eleccionario nacional, regional y local se convierte en una prueba para la gobernabilidad del país. Gobernabilidad entendida como la capacidad de diseñar y desarrollar políticas para atender las necesidades de los ciudadanos dentro de unas reglas de juego escogidas y aceptadas por todos. Diversos estudiosos del tema como Lijphart, Duverger, Nohlen y Rial, han coincidido que tres son las variables políticas que pueden afectar la gobernabilidad y que sin duda han hecho crisis en el camino electoral : la integración institucional, la legitimidad y la posibilidad de formar mayorías. La integración institucional hace referencia a la posibilidad de estar representado en las instituciones gubernamentales llámense Presidencia, Alcaldías, Gobernaciones, Concejos, Asambleas, Congreso y Juntas Administradoras. La dispersión de listas, además de ser un síntoma evidente de la falta de credibilidad y de la debilidad organizativa de los partidos y movimientos, es también una clara muestra de la necesidad de participación de distintos sectores a los cuales se les ha cerrado el paso por un bipartidismo excluyente y hegemónico. Esta que es una característica del proceso actual, ha impuesto los acuerdos programáticos y las coaliciones, de cuyo respeto dependerá en buena parte la estabilidad institucional so pena de motivar el uso de vías extra institucionales como la subversión, para buscar la representación en las instancias de decisión El otro elemento de la gobernabilidad es la legitimidad que hace referencia a la aceptación del sistema político y de quienes lo dirigen. En este punto no solo las fuerzas de la subversión sino también las de los ocasionales rivales políticos han buscado quitar toda legitimidad no solo al sistema sino a quienes aspiran a dirigirlo. Las amenazas, las renuncias obligadas, las denuncias no sustentadas, las especulaciones, el chisme y la ironía han sido pan diario en este proceso político con el único propósito de quitarle credibilidad a los resultados electorales para montar sobre esta conducta una campaña de descrédito que sin duda afectará nuestro sistema político y hasta la continuidad democrática. La otra variable de la gobernabilidad hace referencia a la posibilidad de formar mayorías para poder desarrollar todos los planes y programas propuestos. Satanizar la conformación de bloques mayoritarios, es pretender generar una inestabilidad en el gobierno y hacer surgir más factores de conflicto en la nación por el simple hecho de no estar en dicho bloque. Pero la alternativa de generar bloques mayoritarios, debería estar asociada a la posibilidad de ejercer la oposición y de entregar los órganos de control a los vencidos con el fin de restaurar el tan necesario equilibrio político del sistema. Frente a esta perspectiva de consolidar nuestro sistema político y la gobernabilidad, solo nos queda participar eligiendo o haciéndonos elegir, con la clara intención de comprometernos a servir a nuestras ciudades y regiones. Votar debe ser un compromiso personal y social para garantizar nuestro imperfecto sistema democrático pero por ahora el mejor que tenemos. LA POLÍTICA MOTIVO DE FELICIDAD Por: Luis Guillermo Céspedes S. Fernando Savater en su obra “Ética, Política y Ciudadanía”, considera que tres son los valores esenciales que deben orientar el quehacer político y una gestión de gobierno: la inviolabilidad de la persona, su autonomía y la dignidad. Alcanzar este conjunto de valores no debe producir otra cosa que felicidad, el fin último del ejercicio político y público. Pero que significan esos tres valores. La inviolabilidad supone no sacrificar al individuo, al ciudadano por conseguir fines subalternos. Esto es quitarle posibilidades de éxito a una generación por el bienestar de otra; un barrio, una vereda por darle todo a otra en donde se consiguió un mayor respaldo; no permitir la participación en la gestión de aquel que nos negó su respaldo o que a pesar de habérnoslo otorgado no se avino con nuestros intereses personales o de grupo. La autonomía por su parte es el reconocimiento de los planes de vida, de los objetivos, los ideales, los estilos para hacer uso de su libertad por cada comunidad o persona. De este valor surge el mecanismo de la participación en el diseño de las políticas públicas, de los planes y programas, de los presupuestos. Cada quien tiene derecho a plantearse cosas distintas y le queda al estado, a la ciudad; la obligación de reconocer esos objetivos, de establecer leyes comunes en que se respeten fronteras comunes. El uso del espacio público, la inversión social, el impulso a proyectos de desarrollo económico son claros ejemplos de la aplicación de este valor. Por dignidad se entiende el trato que debe dársele a cada persona, a cada grupo social de acuerdo con sus méritos y con sus acciones especificas y no por su raza, sexo, credo, ideología, posición social o económica. Dignidad es el reconocimiento de los méritos por si mismos; no por pertenecer a un partido o grupo político; no por estar más o menos cerca de quien tiene poder o influencia; no por simplemente expresar ganas de querer ser algo. Dignidad es darle valor a lo que las personas saben, han hecho, han alcanzado o impulsado por ello la dignidad no es compatible con la jerarquización de las personas. Estos tres valores constituyen entonces los límites éticos del actuar político y del gobierno; no susceptibles de violación en ningún momento del permanente conflicto en que viven las colectividades. Su conservación y permanente aplicación son clara muestra del tono ético de los políticos y los gobierno. De allí que se imponga la conciliación, el consenso como la forma de resolver las confrontaciones sociales o individuales que a diario surgen. Edificados la política y el ejercicio gubernamental sobre la inviolabilidad, la autonomía y la dignidad de ciudadanos y comunidades y teniendo la conciliación como instrumento para resolver los conflictos; es posible convertir todo proyecto político y estatal en el corto y largo plazo en lo que ellos deben ser; esfuerzos humanos que nos permitan tener como lo menciona Savater en el libro ya citado “una vida más alegre, digna, mejor, jugosa”, en una palabra más feliz. EL DESARROLLO ECONOMICO LOCAL Por: Luís Guillermo Céspedes S. El principal reto de las ciudades es sin duda promover el desarrollo económico y local, entendido este como ese proceso organizado, planificado y concertado de utilización de los medios y recursos disponibles para mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Ese proceso arranca en la identificación de la situación actual, pasa por el análisis de los factores que influyen en las tendencias de los cambios y concluyen en la formulación de una visión de ciudad. Cuál es el hoy de nuestras ciudades es la pregunta inicial. Que nos dicen los indicadores en salud, educación, cultura, producción agropecuaria, en tenencia de la tierra, en participación comunitaria en la toma de decisiones, en ciencia y tecnología, en generación de empleo, en crédito, en generación de nuevas empresas. Hemos definido una línea estratégica de desarrollo, estamos aprovechando las redes de cooperación nacional e internacional para liderar ese desarrollo, se discuten masivamente las políticas económicas municipales Como está la gobernabilidad. Son nuestros gobiernos locales fiel reflejo de las fuerzas sociales que en el confluyen o al menos de aquellas que los ayudaron a elegir. Como es nuestro tejido social. Se promueve la equidad, la solidaridad, la justicia principios básicos de convivencia elevados a rango constitucional. Y si avanzáramos tratando de reconocer a los actores que influyen en el futuro de nuestras ciudades, también podríamos intentar saber si tenemos unas administraciones locales que identifican problemas, formulan y ejecutan propuestas de solución validadas comunitariamente o tan solo hace aquello que política o electoralmente le conviene. Igualmente deberíamos saber o reconocer si nuestras comunidades participan o acepten silenciosamente lo que otros deciden para ellas, si nuestros gremios invierten pensando en el bienestar colectivo o tan solo en el particular; si nuestros dirigentes políticos ejercen su capacidad de convocatoria para el beneficio social o el particular de sus grupos o partidos y si nuestras instituciones educativas superiores, medias o básicas están formando y capacitando a sus estudiantes para el desarrollo social o el lucro personal. De las respuestas a las anteriores preguntas y muchas otras que puedan formularse se deriva nuestra visión de futuro. Cual queremos para nosotros. Uno que mantenga el actual estado de cosas, otro maquillado con pequeñas obras de infraestructura, alguno que promueva más subempleo y por ende más ocupación del espacio público, otro asistencialista que dilapide los pocos recursos en pocos o buscamos entre todos un escenario de ruptura donde la cultura, el conocimiento, el medio ambiente sean los pilares de un nuevo tipo de desarrollo, que impulse planes estratégicos de los sectores económicos tradicionales y diseñe instrumentos de apoyo a las actividades nuevas con vocación exportadora, inspire la investigación de los fenómenos sociales y económicos e impulse políticas de vivienda, salud, recreación y desarrollo agrícola para generar un mayor bienestar a la población del municipio. Ese es el desafío y de nosotros depende como afrontarlo. EL CAMBIO DE MODELO O DE LAS COSTUMBRES Por: Luís Guillermo Céspedes S. El actual debate político en Colombia ha planteado la necesidad de generar unos nuevos modelos político y económico para el país. Si entendemos por modelo la forma como se aborda el estudio y manejo de cualquier fenómeno u objeto del conocimiento; cabría preguntarse si el debate debe centrarse en discutir el modelo o los estilos que se utilizan para ponerlos en práctica y darles plena vigencia. Nuestra carta política trae no solo el propósito sino también los principios, deberes y derechos que deben regir esos modelos. En lo político señala que somos un estado descentralizado con autonomía en sus entidades territoriales, democrático, participativo y pluralista. Pero cuál es el estilo que con distintos modelos han venido realizando tal mandato. Un estilo centralista, que desconoce la realidad de las regiones, que no consulta la opinión de las grandes mayorías, un poder concentrado de manera bipartidista y clasista, que ha excluido de la gestión a muchos grupos étnicos, sociales y productivos del país y que por lo tanto ha afectado la gobernabilidad de la nación, que no se siente comprometida con las decisiones que se tomen bajo ese esquema y por ende no respalda a su gobierno en la defensa de una institucionalidad que considera alejada o ausente. En el campo económico, esa constitución fija como objetivos del modelo un orden justo, que promueva la prosperidad general y el acceso de toda la población a los más elementales servicios que aseguren la dignidad humana. Pero que hemos tenido bajo modelos intervencionistas, centralistas si se quiere o neoliberales como el de ahora: un estado convertido en un botín de la guerra electoral, que invierte de conformidad con esos resultados y no con sentido de justicia y equidad, ni con la finalidad de elevar el nivel de vida de las mayorías necesitadas; un estado que descuida la salud y la educación, que no garantiza el acceso ciudadano a los más elementales servicios públicos. Un estado que fija impuestos para sanear el sistema financiero que unos particulares han saqueado. Un sistema financiero que no presta para invertir; unos empresarios que acumulan el mayor capital posible pero no lo redistribuyen en forma de empleo a un número creciente de desocupados. En fin un estilo de manejo de las funciones económicas que ha permitido que los cada vez menos ricos sean más ricos y los cada vez más pobres sean más pobres. Estos hechos nos demuestran entonces que el problema no es necesariamente de modelo sino de estilos, de costumbres, en una palabra de cultura social y pública. Y esa falta de cultura ha originado una separación entre el estado y la sociedad y unos modelos político y económico caracterizados por una total disminución de cobertura social, concentración de la riqueza y la consolidación del clientelismo político como la forma de relación entre los colombianos. Se hace entonces necesario reflexionar no tanto en el modelo sino en los estilos, en las personas que van a aplicar dichos modelos, para que las costumbres sean el buen gobierno, el respeto por la persona y la dignidad humana, la honestidad y la transparencia en los motivos y las acciones; únicos elementos y características capaces de garantizar la vigencia de nuestro estado social de derecho. POLÍTICAS PÚBLICAS LA PARTICIPACION Por: Luís Guillermo Céspedes S Como concepto e intención política la participación no es nueva. Desde la cumbre ambiental de Vancouver, Canadá en 1974, se aprobó impulsar la participación entendida como “la incorporación dinámica del pueblo a la vida económica, social y política de un país, de tal manera que asegure que el beneficiario sea, en decisiones colectivas, un participante efectivo, respecto al bien común “. En nuestro país, la participación recibe un impulso a partir de 1986 con la ley 11 que consagra la participación de la comunidad en la administración municipal, con el acto legislativo número 1 de ese mismo año, con la Constitución Política de 1991 y con la ley 134 de 1994 y un sinnúmero de leyes de todo tipo que involucran el concepto participación en su articulado y como desarrollo de los preceptos constitucionales. Tipos de Participación. La participación puede clasificarse en por lo menos tres tipos: 1.- La participación ciudadana. A través de esta participación el ciudadano es sujeto de derechos individuales y colectivos, capaz de actuar y decidir en la vida social del país. 2,. La participación comunitaria. Es aquella que se ejerce en representación o para beneficio de los intereses colectivos, construidos mediante procesos organizativos de grupos o movimientos sociales. 3.- La participación política. También surge de la representación de los intereses colectivos pero busca no solo insertarse en lo social, sino en lo administrativo, en los cuerpos colegiados y en los cargos de representación popular en sus distintos niveles. Niveles de Participación. 1.- Informativa, consultiva. Es aquella en la cual ciudadanos y servidores públicos se limitan a contarle a la comunidad sobre sus proyectos o realizaciones. 2.- Diagnostica. Es la que permite el análisis, priorización o definición de las realizaciones de ciudadanos o servidores públicos, o de los planes, programas y proyectos que requieren del apoyo comunitario. 3.- Decisional. Es la que se ejerce a través de representantes o mecanismos democráticos diseñados para que la comunidad participe en la toma de decisiones. 4.- Controladora, Fiscalizadora. Implica ejercer la veeduría ciudadana para garantizar la inversión eficiente de recursos, el cumplimiento de objetivos y metas, la calidad de los servicios y las obras. O sea que la participación se puede dar en los medios (a través de la aportación de recursos de todo tipo); en los procesos (en el desarrollo de los fines y objetivos) y en los resultados (en los productos o resultados). Requisitos para la participación. Para realizar el derecho a la participación es necesario: 1.- Tener la posibilidad real de participar. 2.- Tener capacidad organizativa para poder participar 3.- Que exista una unidad de principios y de acción entre quienes quieran participar, basada en la autonomía y en la responsabilidad. 4.-Que exista coordinación, 5.- Que haya una valoración del esfuerzo participativo de la comunidad. Por lo tanto para participar se necesita Querer (motivación, intereses, deseos, razones); Saber (capacidad, conocimientos, destrezas, habilidades); Poder (ocasiones, estructuras, organizaciones, liderazgo). Beneficios de la participación. Sin duda alguna la posibilidad y el ejercicio real de la participación trae aparejada numerosos beneficios sociales, políticos, económicos que pueden cuantificarse en el corto, mediano y largo plazo tales como: . Promueve procesos de transparencia. . Estrecha la brecha entre el estado y la comunidad. . Genera credibilidad administrativa y política. . Genera apoyo. . Favorece la toma de decisiones. . Legitima planes, programas y proyectos y les garantiza continuidad. . Disminuye costos, aumenta la efectividad, la eficiencia y la eficacia. . Permite construir ambientes de buena fe y de lucha por el bien común. En resumen la participación es un derecho fundamental, un deber comunitario, que tiene una función educadora, es un medio de control político, de ejercicio de la democracia, es un fin del estado, desarrolla intereses colectivos y abarca numerosas dimensiones económicas, sociales, políticas, religiosas, étnicas, culturales, ecológicas. CONSTRUCCION DE POLITICAS PÚBLICAS Fuente: Mesa Bogotana de Comunicaciones Alejandro Lozano Profesor Universidad Nacional de Colombia Relatoría Mesa Bogotana de Comunicaciones. Julio 29 del 2005 Modificaciones Luis Guillermo Céspedes S. Existen tres perspectivas para trabajar las políticas públicas: 1. La primera está articulada a entender las políticas públicas como acciones de gobierno, o sea las políticas públicas son fundamentalmente acciones gubernamentales en el marco de estados nación. Se consideran que esas acciones de los gobernantes buscan responder a dos lógicas fundamentales: una a requerimientos sociales y otra articulada a unos planes de gobierno. Esta es una definición muy extendida de lo que son los procesos de políticas públicas; sin embargo es necesario subrayar que las acciones de gobierno hoy no se circunscriben exclusivamente al ejecutivo y a los marcos nacionales. Existen entes administrativos públicos supranacionales que determinan políticas públicas y en el plano local o regional también se viene trabajando políticas públicas lo que cambia el concepto de acción de gobierno. 2. La segunda, es entenderla como procesos o sea las políticas públicas ya no son exclusivamente la acción de un gobernante, no son acción en el marco del ejecutivo para responder a necesidades sociales y con ocasión de un plan de gobierno que se aterriza en un plan de desarrollo sino que se entiende como un proceso social abiertamente conflictivo en donde por supuesto no se puede hacer de lado la participación del ejecutivo, no se puede plantear como cualquier tipo de proceso social, es un proceso complejo que tendría unos elementos básicos: los ordenes articulados a decisiones de autoridades públicas o sea cómo un conjunto de autoridades deciden sobre asuntos que se consideran socialmente relevantes entonces esto ya matiz la anterior definición porque no se trata exclusivamente el gobernante sino otro tipo de autoridades que pueden ser del orden legislativo, ejecutivo, judicial es más el concepto en muchos casos en el marco de ciertos estudios de políticas públicas el concepto de autoridades públicas van desde los órdenes locales, nacionales, transnacionales, supranacionales entonces hay una variedad y además se entiende que el proceso no es una decisión de un gobernante sino que se configura sobre el marco de múltiples decisiones sobre un asunto que en ocasiones no solamente tiene una dirección. Por ejemplo ciertos tipos de decisiones que pueden venir del presidente de la república o de ministros pueden estar contrarrestadas con decisiones que toma la Corte y esas decisiones que toma la Corte hacen parte de los procesos de construcción de la política pública pero además está entenderla como proceso social significa que es clave mirar la forma como se movilizan los grupos sociales, cual es el marco del régimen político para poder entenderla. Y cómo existen diversos tipos de conflicto al interior de las burocracias entre los niveles de gobierno, aún entre los poderes de estado en las formas supranacionales y también los grupos sociales internamente a veces eso implica exclusión sobre la participación ciudadana, sobre formas de cohesión política, sobre las maneras de respuesta organizadas o no organizadas es necesario pensarlo desde la lógica de los movimientos sociales 3. La tercera, es la actividad de analistas. Por ejemplo cuando se dice que se diseñan políticas públicas ya no se está aludiendo a ese proceso social conflictivo sino que se refieren a la actividad de un conjunto de expertos que hacen prospectiva o hacen diagnóstico y a eso se le denomina diseño de políticas públicas. Está orientada a una formación de un conjunto de expertos en temas específicos en diferentes dispositivos organizacionales del aparato de Estado o fuera de él, interpretan cuáles deben ser las acciones de gobierno y en general las acciones de estado y cómo leer los conflictos sobre los cuales se tiene que responder y con ocasión de eso a partir de instrumentos de diferente naturaleza, interpretar de un lado, hacer seguimiento sobre lo que significa una acción estatal, una acción de gobierno. Bajo estas tres perspectivas de construcción de políticas públicas podríamos decir que una política pública no es: - Una norma jurídica: estas hacen parte del proceso de construcción de políticas públicas y se presentan cumpliendo diferentes papeles, en ellas se pueden estabilizar directrices de políticas públicas que van a hacer elementos orientadores para las burocracias, para los ciudadanos, los administrados, los jueces. También se pueden señalar procesos - Son ciertas decisiones del ejecutivo o de autoridades públicas. Cuando el presidente dice algo no es política pública, hacen parte del proceso de política pública. Los procesos decisionales son parte de la política pública - No es un plan, ni un programa ni un proyecto. Estos hacen parte del proceso. Momentos de las políticas públicas 1.- - Definición de la política pública: Es fruto del debate que se da cuando se presenta un problema determinado y la gente se moviliza para buscarle una solución. 2.- Implementación es decir cómo operacionalizar las conclusiones del debate, los acuerdos, los compromisos. Esto supone otro tipo de debates. En una primera parte, todos esos debates se hacen en diferentes lugares, en diferentes instancias y se hacen a partir de construcción de agendas y en las agendas lo que entra, lo que sale o se puntualiza es un punto clave en la discusión. Aquí hay también una parte instrumental por ejemplo que personas trabajan agendas, cómo movilizarse para construir agendas, cómo construir foros para hacer un asunto relevante, cómo se generan modelos para ver qué actores son relevantes son, quiénes están, a qué acceden? En qué lugares?, La parte de implementación es muy interesante porque también es un lugar en donde corrige, se cambian los debates, se movilizan los responsables del problema. Nunca la operacionalización de una política la hace una sola entidad, la hacen múltiples entidades estatales, políticas, de la sociedad civil, los órganos de control. En este punto son muy interesantes los estilos o modelos de gestión: la manera cómo se movilizan los actores interesados, cómo se consiguen proyectos, cuáles son las poblaciones focalizadas, o sea quiénes quedan por dentro de la política, a quién llega la financiación. Allí hay todo un debate y una discusión de pequeñas cosas que son otro campo de luchas políticas importantísimo e igualmente otro tipo de movilizaciones: unas más rígidas otras menos, depende de la trayectoria de las políticas públicas, del tipo de problemas. Juega muy duro, la experticia, los expertos porque ahí están metidas las poblaciones y no siempre se puede ir para todos los lados depende de las organizaciones estatales, sociales que existan. 3.- Evaluación: Es la evaluación de impactos, de resultados obtenidos en la implementación de la política Nunca estos tres elementos son lineales, es decir que no siempre se producen en el mismo orden enunciado. Las formas como se van manifestando los conflictos y las formas como se van manifestando los procesos de políticas públicas. Por ejemplo uno encuentra que los cambios de gobierno implican variaciones en algunas maneras de ver el asunto, igual sucede cuando hay más o menor capacidad de organización social. Ese es un aspecto bien interesante hay diferentes tiempos en los procesos de políticas públicas. Hay tiempos que son más cortos o más largos; por ejemplo un proceso de reforma puede durar con sus efectos 10 o 15 años para hacerle seguimiento. A veces uno se imagina que eso es inmediato pero no es así. Hay otros tipos de tiempos, que conocemos. Unos tiempos jurídicos, manejo de los presupuestos, las licitaciones, hay unos tiempos políticos. Los cambios de gobierno implican acelerar procesos o iniciando los años nunca hay plata para nada, los periodos de campaña, cuando hay cambio de funcionarios, cuando se cambia el manejo de un proyecto eso genera unos letargos o agilizaciones. Existen también los tiempos sociales en términos de su organización, de sus propias dinámicas que va generando diferentes maneras para modular las lecturas de los procesos de las políticas públicas. CONSULTAS PREVIAS Por: Luís Guillermo Céspedes S Con la nueva concepción de desarrollo que surgió a partir de la Constitución Política de 1991, en la cual se privilegió el estado social de derecho, aparecieron una serie de derechos para los grupos étnicos del país, entre los cuales se destaca la Consulta Previa, que tan solo ahora comienzan a ser debatidos de manera fervorosa por defensores o atacantes. La Consulta Previa es el derecho fundamental que tienen los grupos étnicos de expresarse antes de que se toman medidas (legislativas y administrativas) o de que se vayan a realizar proyectos, obras o actividades dentro de sus territorios, sobre tales medidas o proyectos buscando de esta manera proteger su integridad cultural, social y económica y garantizar el derecho a la participación. Este derecho se sustenta en el reconocimiento que se ha hecho a nivel internacional a estos grupos de participar en la formulación, aplicación y evaluación de los planes y programas de desarrollo nacional y regional susceptibles de afectarles directamente (Artículo 7 Convenio 169 de la OIT). La Sentencia SU-039 de 1997 de la Corte Constitucional señaló los parámetros para la realización de las consultas previas con los grupos étnicos del país. La Corte Constitucional indico que la Consulta Previa se constituye en un derecho fundamental al decir que “la explotación de los recursos naturales en los territorios indígenas debe hacerse compatible con la protección que el Estado debe dispensar a la integridad social, cultural y económica de las comunidades indígenas, integridad que configura un derecho fundamental para la comunidad por estar ligada a su subsistencia como grupo humano y como cultura. Para asegurar dicha subsistencia se ha previsto, cuando se trate de realizar la explotación de recursos naturales en territorios indígenas, la participación de la comunidad en las decisiones que se adopten para autorizar dicha explotación”. Más adelante dijo la Corte Constitucional: “De este modo, el derecho fundamental de la comunidad a preservar la integridad se garantiza y efectiviza a través del ejercicio de otro derecho que también tiene el carácter de fundamental, como es el derecho de participación de la comunidad en la adopción de las referidas decisiones. La participación de las comunidades indígenas en las decisiones que pueden afectarlas en relación con la explotación de los recursos naturales ofrece como particularidad el hecho de que la referida participación, a través del mecanismo de la consulta, adquiere la connotación de derecho fundamental, pues se erige en un instrumento que es básico para preservar la integridad étnica, social, económica y cultural de las comunidades de indígenas y para asegurar, por ende, su subsistencia como grupo social”. Sobre este y otros pronunciamientos legales y jurisprudenciales se puede concluir: - La consulta previa es un derecho de carácter colectivo que debe ser realizada antes de la toma de la decisión - Se realiza a través de un proceso de carácter público, especial y obligatorio en el cual se garantiza el debido proceso (principio de oportunidad, comunicación intercultural y bilingüismo). - Se hace de manera previa a la adopción de medidas administrativas, legislativas o a la decisión sobre proyectos que puedan afectarles. - Durante todo el proceso se debe garantiza a los pueblos el acceso a la información de manera clara, veraz y oportuna. El debate sobre el ejercicio de las consultas previas está en la agenda del desarrollo del país; de lo acertado de su manejo no solo va a depender la paz en muchos territorios sino su desarrollo económico y social. En esto radica su importancia. LECTURAS COMPLEMENTARIAS LA CONSTRUCCIÓN DE ESCENARIOS: HERRAMIENTA DE LA GERENCIA SOCIAL Documento base escrito por Isabel Licha en Junio 2000 para el Banco Interamericano de Desarrollo, Instituto Interamericano para el Desarrollo (INDES) “Diseño y gerencia de políticas y programas sociales”© INDES 2002 Adaptación: Luis Guillermo Céspedes S I.- Introducción La construcción de escenarios es una herramienta de la gerencia social que apoya la exploración de imágenes de futuro. Como tal, forma parte de la planificación estratégica y contribuye a construir una visión de futuro (el futuro deseable) de la organización, en términos de su misión, servicios y recursos tangibles e intangibles. Los imaginarios que resultan del ejercicio se convierten en telones de fondo de las estrategias y planes de la organización. Además, la construcción de escenarios es un método de análisis y proyección de la realidad valioso per se, en la medida en que ayuda a estudiar los problemas críticos de una sociedad y a prever sus posibles desenlaces. Los escenarios se definen como la descripción de una situación futura y la secuencia de eventos que permiten avanzar hacia ella. Este método, entonces, permite transitar desde la situación actual hacia una situación futura, deseable y posible, describiendo coherentemente dicho tránsito. Este método se inscribe (teórica, instrumental y empíricamente) en el campo de las ciencias sociales, como un subcampo llamado “estudios del futuro” ó futurología. También forma parte la familia de técnicas de planificación, como un método de previsión, siendo la prospectiva su ámbito específico de pertenencia. La construcción de escenarios es el método de creación de imaginarios desarrollado por la prospectiva, definida como el estudio de las causas científicas, técnicas, económicas, políticas, sociales y culturales que aceleran la evolución del mundo moderno, y la previsión de las situaciones que surgirían de sus influencias conjugadas (Godet, 1983; 1985; y 1990). Hacer prospectiva es interrogarse sobre los grandes problemas y desafíos de la sociedad y explorar los posibles futuros. II.- Bases conceptuales y premisas del método El método de escenarios parte del supuesto que un fenómeno determinado, que se comporta en el tiempo de una particular manera, puede comportarse en el futuro de múltiples formas, con lo cual el futuro se concibe como múltiple y alternativo más que como único e inexorable. Los escenarios, en tanto que imágenes o relatos de situaciones futuras, pueden ser de dos tipos: tendenciales y alternativos. Los escenarios tendenciales proceden de una simple extrapolación de tendencias y corresponden al futuro más probable. Los escenarios alternativos —también llamados “contrastados”— consisten en la descripción de imágenes de futuros posibles y deseables. Entre los diversos imaginarios (o “futuribles”), se elige uno entre varios, que se convierte en el escenario normativo o escenario horizonte. El escenario normativo procede de la elección entre diversas imágenes de futuros posibles y deseables, para examinar enseguida las condiciones de su realización, es decir, el tránsito desde la situación actual hasta el futurible (el futuro posible y deseable). Este proceso es abierto, interactivo e iterativo, e implica el desarrollo de un debate en torno a opciones éticas y visiones diversas del mundo y de la sociedad. III.- Importancia del método de escenarios para la gerencia social Esta herramienta es importante para la gerencia social por las siguientes razones: -. El diseño de estrategias y planes de desarrollo social requiere de visiones de largo plazo que contribuyan a la innovación y al cambio social.- La construcción de escenarios constituye una forma de elaborar previsiones, que lejos de apegarse a la realidad presente, la cuestiona y busca transformarla profundamente y pensarla alternativamente. Un método tradicional de elaboración de pronósticos y previsiones se basa en extrapolaciones, y en ellas el futuro es explorado como prolongación del pasado y del presente, de forma tal que el futuro aparece como continuación ampliada de lo que ya ocurre. Con apoyo en el método de escenarios, la gerencia social transforma la idea clásica de previsión para asumir que el futuro está por hacer, lo que dependerá de la calidad de las visiones y estrategias en torno a las cuales se impulse la acción. -. La gerencia social, por ser una gerencia estratégica, inscribe su acción en horizontes de largo plazo, que define mediante amplios procesos participativos de reflexión y debate sobre futuros deseables y los medios para lograrlos. El método de escenarios contribuye a ello de manera importante, esclareciendo la acción presente a la luz de los imaginarios, los cuales sirven de especie de brújula para la marcha. -. El carácter estratégico y flexible de la gerencia social requiere de un ejercicio continuo de vigilancia prospectiva, que asegure el vínculo entre previsión y gestión. La lectura continua del entorno y la identificación de riesgos y oportunidades permite que los actores y las instituciones involucradas en el desarrollo social se movilicen alrededor de sus objetivos, puedan anticiparse a los problemas y ajustar sus planes. En las organizaciones con cultura estratégica los escenarios se actualizan periódicamente y retroalimentan la acción gerencial. -. En función de lo antes dicho, el método de escenarios permite a la gerencia social estimular la reflexión estratégica colectiva, mejorar la flexibilidad de las organizaciones y programas frente a la incertidumbre, lograr una mejor preparación frente a los posibles cambios y reorientar las opciones en función de los imaginarios. IV.- Desarrollo del método prospectivo El campo de los estudios del futuro comienza desde los años 50, en la Rand Corporation (consultora privada estadounidense que nació de un proyecto de investigación militar), donde se crea el método Delphi en 1953. En Francia se desarrolla la prospectiva en el campo del desarrollo económico en ese mismo periodo (Ministerio de Planificación Económica). Un primer hito importante en el desarrollo de este campo de estudios lo marca la obra de Gastón Berger titulada Fenomenología y Prospectiva, aparecida en 1957. El campo se institucionaliza en los años 60, década durante la cual nace en Francia la Asociación Internacional Futuribles, para realizar trabajos de investigación, capacitación, consultoría y publicaciones. En ese mismo decenio en los Estados Unidos se crea la World Future Society, equivalente a Futuribles y comienza la enseñanza de la prospectiva en la New School for Social Research. El campo de la prospectiva se desarrolló según los siguientes períodos: -. La etapa de las proyecciones lineales (entre 1960-1965), se caracteriza por una proliferación de análisis predictivos basados en proyecciones lineales de las tendencias pasadas. Se les llamó “proyecciones sin sorpresa” y fue una manera de hacer prospectiva en la cual el futuro no aportaría sino más de lo mismo. En este periodo destaca la obra de Herman Kahn, El Año 2000. -. En la etapa de los futuros alternativos (entre 1965-1970) se produce un abandono de las proyecciones lineales y una exploración de futuros ya no “esperados” sino “inventados”, bajo la premisa que el mañana puede ser si no creado al menos significativamente influenciado. En 1964 aparece la obra de Bertrand de Jouvenel, “El arte de la conjetura”, que produjo ese cambio de concepción sobre el futuro ya no como destino único e inexorable sino como múltiple y creable/influenciable. -. El enfoque sistémico se presenta en la década de los 70, caracterizado por el desarrollo de matrices de impactos cruzados y la fundamentación de escenarios en el marco de la teoría de sistemas, gracias principalmente al aporte de Michel Godet. -. La etapa de refundamentación del método prospectivo (desde fines de los 70), en la cual aparece una crítica aguda de los aspectos normativos y axiológicos de la prospectiva, advirtiéndose el peligro de ver el futuro ‘con los ojos cansados del presente”, extrapolando problemas anclados en las concepciones de hoy. Incluye además este período una crítica a los distintos usos de la prospectiva: dominación, recuperación, demagogia; y surge en él la exigencia de democratizar el ejercicio para lograr una prospectiva pluralista. Es así que los estudios del futuro componen un área de investigación académica y de profesionalización, institucionalizado desde los años 60, con cierta tradición en los países desarrollados. En América Latina su desarrollo es más reciente y su institucionalización es escasa. Uno de los principales impulsores de los estudios prospectivos en América Latina es Amilcar Herrera, quien dirigió el estudio conocido como el Modelo Mundial Bariloche, respuesta latinoamericana a la obra Los Límites del Crecimiento, del Club de Roma. Las agencias del sistema de Naciones Unidas (principalmente UNU, UNESCO, UNITAR, OPS), otras agencias de desarrollo (UE, OCDE, FOCAL), CLACSO y algunas universidades, han impulsado la construcción de escenarios en la región latinoamericana. V.- La construcción de escenarios: descripción del método El método de escenarios consiste en concebir y describir futuribles. Hay distintas maneras de hacerlo, pero el procedimiento clásico, desarrollado por Godet en los años 70, comprende el desarrollo de un conjunto de pasos encadenados lógicamente, que son los siguientes: -. Construcción de la base de los escenarios: Se procede a la delimitación del sistema analizado (que podría ser una organización, un sector específico o un fenómeno o problema determinado) mediante la identificación de las variables esenciales que caracterizan dicho sistema. Tales variables son las que permiten realizar un análisis explicativo global, lo más exhaustivo posible, del sistema, organización o problema estudiado y del entorno. Ellas son de dos tipos: internas y externas. Las variables internas caracterizan el sistema, organización o problema estudiado; y las variables externas caracterizan el entorno explicativo general del mismo, en sus aspectos económicos, sociales, políticos, urbanos, culturales, tecnológicos, demográficos, etc. La construcción de la base de los escenarios incluye: -. Análisis retrospectivo. Identifica los mecanismos y actores determinantes de la evolución del sistema a lo largo del periodo analizado. Mediante este estudio se pone en evidencia las invariantes del sistema y sus tendencias pasadas. Este examen se complementa con el siguiente. -. Análisis de la situación actual. Permite identificar los cambios ocurridos en la evolución de las variables esenciales y en las estrategias de los actores, y con ello se evidencian lo que en el lenguaje prospectivo se llama gérmenes de cambio o hechos portadores de futuro. -. Estrategia de los actores. Con base en los dos análisis anteriores se construye el análisis de los actores, para identificar sus objetivos y medios así como sus estrategias (posibles alianzas y conflictos entre ellos). Este análisis es equivalente al análisis de los involucrados, que sirve para identificar a los actores clave, sus objetivos, recursos y estrategias, con el fin de determinar o juzgar su grado de influencia en el comportamiento del sistema, problema u organización bajo estudio. -. Construcción de los Escenarios. Los escenarios son conjuntos coherentes de hipótesis acerca de cómo evolucionará el fenómeno estudiado (sistema u organización) según se comporten y articulen entre sí los distintos factores que determinan su curso: los mecanismos de evolución del problema y las estrategias de los diversos actores. Se construyen las imágenes de futuro tendenciales y contrastadas, describiéndolas de la manera más detallada posible; y se describe la transición desde la situación actual hasta las situaciones futuras posibles y deseables. -. Estrategia y plan de acción. Con base en el escenario normativo, se definen las estrategias y los planes de acción. La selección del escenario normativo pasa por un proceso interactivo e iterativo de debate y análisis a lo interno de los grupos que participan en el ejercicio y con quienes se compartan los resultados del mismo. Los escenarios son imaginarios que orientan las acciones de largo plazo. VI.- Técnicas que apoyan la construcción de escenarios Hay dos técnicas que refuerzan el método de escenarios, que se refieren a la identificación de variables esenciales para analizar y explicar el comportamiento del sistema o problema estudiado, y a la validación de los juegos de hipótesis que son los escenarios. En relación a la primera, con el fin de ser riguroso y exhaustivo en la definición de las variables clave, se recomienda recurrir a tormentas de ideas para elaborar una lista de ellas, que luego es sometida a la revisión de los expertos. Así, mediante sesiones de tormenta de ideas y consultas a expertos, resulta una lista de variables que permite caracterizar el sistema o problema estudiado (Godet, 1983). En relación a la segunda, se trata de someter al juicio de los expertos la validación de los distintos juegos de hipótesis (escenarios). Esta técnica se llama Delphi, y consiste en consultar a los especialistas sobre la posible evolución de un fenómeno y lograr un consenso entre ellos sobre la probabilidad de las hipótesis, apoyándose en sus argumentaciones y contra argumentaciones (Ducos, 1983). VII.- Ámbitos de uso y difusión del método Presentaremos a continuación tres ámbitos en que se ha dado uso o se ha difundido el método de escenarios: a. Los Congresos de la World Future Society La WFS es una sociedad profesional creada en 1966, que organiza y celebra reuniones anuales para generar debate e intercambio entre sus miembros sobre un conjunto de temas tales como ambiente, nuevas tecnologías, cambio social, políticas públicas, economía y finanzas, metodologías prospectivas, etc. Los objetivos de esta asociación son los de contribuir al aprendizaje sobre enfoques, métodos e ideas innovadoras con relación al futuro; investigar sobre nuevas tecnologías; crear redes de profesionales en este campo de estudios; generar conciencia sobre cambios y tendencias; y estimular la cooperación entre equipos de trabajo y miembros. Las reuniones anuales brindan oportunidades para conocer los planteamientos de los pensadores futuristas y aprender sobre métodos y análisis del largo plazo y el pensamiento creativo. La WFS es dirigida por académicos, consultores y gerentes de empresas y corporaciones innovadoras. En la reunión de 1999, asistieron 1500 participantes. b. Los coloquios de FUTURIBLES sobre las visiones del futuro La Asociación Internacional FUTURIBLES, fundada en 1967, realiza investigaciones, capacitación y consultorías en el campo de los estudios prospectivos. Su interés principal consiste en acercar las visiones de los científicos, empresarios y políticos, para orientar la acción pública de una manera más apropiada en el campo de la salud, empleo, seguridad social, educación, juventud, comunicación, desarrollo agrícola, ética, etc. Las premisas de estos coloquios son las siguientes: -. La confrontación entre las perspectivas de la ciencia y la visión del mundo político podría permitir orientar mejor la acción -. Un análisis principalmente financiero, que ignore las evoluciones extraordinarias y recientes de la ciencia, y sus consecuencias sobre la actividad económica, no podría rendir cuenta cabal de los futuros posibles -. Al permitir la confrontación de las imágenes de futuro propias de políticos, empresarios y científicos, los coloquios constituyen oportunidades únicas de establecer entre ellos una concertación más eficaz. c. Los estudios prospectivos impulsados por la UNESCO en América Latina A fines de los años 80, la UNESCO propuso planear sus actividades para el desarrollo de las ciencias sociales en la región latinoamericana en los años 90. Para armar lo que llegó a denominarse el “Gran Programa Uno”, tras una consulta exhaustiva (vía talleres y documentos) a los científicos sociales con mayor prestigio y producción de la región, la UNESCO logró identificar cuatro temas estratégicos para las ciencias sociales, a saber: -. La nueva heterogeneidad estructural de América Latina (diferenciación, desigualdad, fragmentación social, complejidad) -. Movimientos sociales y democracia -. Relaciones Estado /sociedad civil -. Crisis de las universidades Sobre la base de la identificación de tendencias y cambios esperables en el contexto de las sociedades latinoamericana, se construyeron dos escenarios: tendencial y alternativo, en cuyo marco habría que impulsar el desarrollo de las ciencias sociales. Tales escenarios son: Tendenciales: debilitamiento del Estado por límites internos y externos, estructuras económicas concentradas y aumento de la fragmentación social. Alternativo: democracia plural y sustantiva, gracias al auge de movimientos sociales autónomos y la transformación del sistema político. En el primer escenario, las ciencias sociales estarían subordinadas a la acción de las élites. En el segundo, estarían comprometidas con los procesos de transformación social. En torno a estas visiones se realizó el gran debate entre agencias del desarrollo, autoridades académicas y científicos que caracterizó a las ciencias sociales de la región a principios de los noventa, lo que permitió identificar líneas estratégicas de investigación académica y una reflexión profunda sobre el futuro de las ciencias sociales, de las universidades y de las sociedades latinoamericanas en los noventa (Sonntag y Yero, 1992; UNESCO, 1988). VIII.- Reflexiones sobre el método Tres críticas suelen surgir con respecto a los escenarios: -. Los futuristas construyen visiones de futuros alternativos, posibles y deseables, aunque no pueden asegurar que ellos ocurran. Los escenarios ayudan a comprender el cambio, identificar oportunidades y amenazas, y construir opciones deseables. Ellos son apoyo indispensable para manejar el cambio. -. La construcción de escenarios permite además una comprensión holística de los problemas, porque los analiza integralmente, a partir de sus distintas dimensiones y variables, y desde un enfoque sistémico, que reconoce las relaciones entre ellas. .- Esta herramienta ayuda a articular el largo plazo con el corto plazo, identificando opciones y definiendo acciones que implican mayores niveles de conciencia y responsabilidad (gerencial, social) en el presente, con lo cual son un factor de empoderamiento. En términos generales, podríamos afirmar que una de las principales dificultades del método estriba en su carácter no neutro, pues las ideas, valores y visiones del mundo y la sociedad cuentan en la creación de imaginarios. Las diferentes opciones que se crean con el uso de la herramienta han sido referidas por Wagar (1991) como los tres distintos enfoques (paradigmas) desde los cuales se construyen los escenarios: el liberal, el radical y el postmoderno. De alguna manera, ellos equivalen a los enfoques de los conservadores, reformistas y radicales que conocemos en los distintos análisis y propuestas de cambio social. Los primeros se caracterizan por una confianza significativa en el conocimiento científico-técnico para preservar libertades y resolver los mayores problemas que las sociedades enfrentan. Los segundos tienen una visión radical de la historia y de la sociedad, que caracteriza a los grupos socialistas, pacifistas, ambientalistas y feministas de los años 60, 70 y 80. Los terceros representan a quienes se sienten perplejos y desilusionados con el avance de la modernidad y el incumplimiento de las promesas de la revolución francesa: dicho grupo combate los valores de esta civilización y propugna una profunda transformación ética de la sociedad. Podemos reconocer dos ámbitos diferenciados de creación de imaginarios: el académico y el gerencial, aunque los conocimientos básicos que los sustentan estén relacionados entre sí. En el primero, los estudios apuntan a comprender un determinado fenómeno, a explicar sus causas y prever su posible evolución, con el fin de advertir, debatir, concientizar, sensibilizar, animar, inspirar, comprometer, solidarizar, concertar, proponer y movilizar con base en las ideas y visiones construidas. En el segundo, los estudios se orientan al manejo de los riesgos e incertidumbres de diferente tipo que enfrentan las organizaciones, o lo que es igual, buscan contribuir a la adopción de un enfoque de futuros estratégicos en la gerencia y planificación estratégica, por parte de los líderes y equipos gerenciales de las diferentes organizaciones y agencias públicas y privadas. En el ámbito gerencial, los escenarios permiten explorar opciones para el logro de los mejores resultados e impactos de la acción organizacional, y alcanzar una interacción dinámica entre la misión actual y la prospectiva, los objetivos, metas, estrategias y acciones, en condiciones de cambio e incertidumbre. UNA NOTA SOBRE LA CONSTRUCCIÓN DE LO PÚBLICO Por: LUIS JORGE GARAY S.* A. Antecedentes básicos En general se hace una distinción entre esfera doméstica centrada en la resolución de necesidades básicas y esfera pública como ámbito de la ciudadanía libre para el tratamiento debatido de los asuntos comunes. No obstante, el alcance y significado de lo público varían con el desarrollo mismo de la sociedad. De ahí la diversidad tanto de sentidos que puedan atribuírseles a los conceptos público y privado, como de aproximaciones teóricas desarrolladas para su análisis. Para algunos autores lo público es: lo que es de interés o de utilidad común a todos, que atañe al colectivo, que concierne a la comunidad y, por ende, a la autoridad de allí emanada vs. aquello que se refiere a la utilidad y el interés individual; lo que es visible y se desarrolla a la luz del día, lo manifiesto y lo ostensible vs. aquello que es secreto, preservado, oculto; y lo que es de uso común, accesible a todos y por tanto abierto vs. aquello cerrado que se sustrae a la disposición de los otros (Rabotnikof 1993, p. 76). Para otros autores existe una mayor variedad de sentidos de lo público, algunos de ellos ciertamente ambiguos, que contrastan con el correspondiente sentido de lo privado. En efecto, el sentido de lo público puede abarcar lo que es relacionado con el Estado; accesible a toda la gente; concerniente a la gente; y pertinente al bien común o al interés compartido (Fraser 1997, p. 85). Otros autores resaltan las diversas nociones de lo público acogidas a través del tiempo, al punto que, según algunos de ellos, la idea moderna de lo público se ha ido moviendo especialmente hacia lo referente al Estado, a la comunidad política, a menudo definida como la nación y el dominio del discurso abierto en el que las diferentes concepciones de los intereses e identidades colectivas pueden ser puestos a debate. Los dos primeros sentidos tienden hacia concepciones unitarias e integrales de la vida pública y del bien público; el tercero enfatiza en la importancia de la pluralidad de lo público (Calhoun 1997, p. 235). De cualquier forma, a lo que sí ha ido llegándose es a una creciente convicción de que la construcción, enriquecimiento, renovación y legitimación social de lo público –a la luz de los logros de la humanidad y de las exigencias del mundo de hoy en globalización– es un proceso abierto e incluyente de participación, deliberación y reflexión ciudadanas alrededor de asuntos de interés colectivo. Así, entonces, el proceso creativo y legitimador de la construcción/deconstrucción de lo público en la actualidad está íntimamente relacionado y constituye una unidad inseparable del desarrollo de una verdadera democracia participativa, incluyente de ciudadanos con efectiva capacidad deliberante y reflexiva sobre lo que concierne a la comunidad a nivel no solamente nacional sino cada vez más internacional y en ámbitos progresivamente más amplios. Lo público sólo logrará la debida legitimidad social –como espacio de intereses colectivos– en la medida que resulte de un proceso incluyente de participación y deliberación entre ciudadanos, agentes y organizaciones de la sociedad. De ahí el peligro que se corre con deificar lo denominado “público” sin tomar en cuenta su legitimación social mediante un estricto escrutinio del proceso de su definición e implantación en la sociedad. En casos precarios extremos lo público viene a constituir una esfera en la que intereses privados excluyentes y privilegiados son impuestos sobre intereses colectivos, de manera encubierta e inconsulta con la comunidad. B. Algunas problemáticas relacionadas con lo público en el mundo de hoy Existen diversas problemáticas a las que se enfrenta la construcción, legitimación y preeminencia de lo público en las sociedades contemporáneas, caracterizadas por su complejidad en términos de la diversidad de su composición social –p. ej., género, familia, medio ambiente, libertad en el manejo de la sexualidad–, entre ellas cabe mencionar las siguientes: el multiculturalismo y pluralismo (multiplicidad de “públicos”), la exclusión social, la transformación del Estado, la decadencia de la política y la formación de la opinión pública (entre los obstáculos observados para avanzar en la democratización de las sociedades). 1. Multiculturalismo Dado el carácter multicultural de las sociedades modernas y complejas y ante el insuficiente tratamiento recibido en las concepciones teóricas básicas surge el interrogante central de cómo podría avanzarse en la consideración de públicos diferentes y su interacción en el proceso de construcción de lo público. En casos de un marcado multiculturalismo y pluralismo no pueden darse por válidos los supuestos de autenticidad y homogeneidad y se requeriría que los sujetos de una sociedad sean no sólo anti fundamentalistas, sino activa y militantemente promotores de esa reflexividad en sí mismos y en los demás, en discursos más globalizados e incluyentes de deliberación (Thiebaut 1998, pp. 153156). 2. Exclusión social y transformación del Estado Un problema central en la construcción de lo público es la exclusión social no sólo en términos raciales, étnicos, religiosos y de género que se observa en muchos países, sino también la relacionada con la inequidad de oportunidades, de ingreso, de conocimiento y de posibilidades de realización humana y ciudadana. La exclusión constituye una “quiebra” de un requisito esencial de lo público en su carácter de espacio abierto a todos en condiciones de igualdad, en términos de la capacidad de participación, deliberación, argumentación y persuasión sobre asuntos de interés colectivo, así como de la observancia y desarrollo de principios y procedimientos democráticos incluyentes. Lo público, que si bien en un principio parte de la reflexión desde la esfera de lo privado e íntimo, guarda estrecha y permanente retroalimentación y enriquecimiento mutuos con el propio proceso deliberativo a cargo de ciudadanos y organizaciones sociales. En este sentido la exclusión impide la libertad y capacidad de escogencia, decisión, acción y persuasión de los grupos excluidos, en marcado contraste con los otros grupos favorecidos de la sociedad. Además, obstaculiza la posibilidad de alcanzar la cohesión, solidaridad y pertenencia entre los individuos para alcanzar una cultura ciudadana de tolerancia, cooperación y participación en la promoción de intereses y propósitos colectivos-públicos a través de instituciones y prácticas democráticas incluyentes. La gravedad de la problemática de exclusión es tal que quizás el tema más relevante de la agenda política y social en la actualidad se refiere a la búsqueda por alcanzar una adecuada conciliación –si fuera posible– entre la competitividad económica en un ambiente de creciente competencia a nivel cada vez más global, la equidad en términos de justicia distributiva y solidaridad social, y la democratización de los regímenes políticos en un contexto de deliberación y reflexión incluyentes (Daherendorf 1997). Ante la creciente complejidad de las sociedades modernas se ha venido modificando el esquema de “gobernación” con la adopción de una diversidad de lógicas y criterios entre ámbitos de la gestión pública y privada, la descentralización y fraccionamiento de los órganos públicos y la aparición de nuevos entes públicos, semipúblicos o colectivos –como las ONG– para afrontar la multiplicidad de públicos y de intereses individuales y colectivos, renovados y enriquecidos con el desarrollo de las sociedades. Con el paso del tiempo queda cada vez más evidente el interrogante sobre cómo podría el Estado, casi independientemente de su tamaño, lograr desempeñar un papel crucial para la observancia de principios de solidaridad social y justicia distributiva, para la gestión de asuntos de interés colectivo –con preeminencia sobre intereses individuales– y, en fin, para garantizar la unidad política y la integración de la sociedad en un mundo en progresiva globalización (Vallespín 2000). 3. La información, los medios y la democratización Aparte de las problemáticas del multiculturalismo y de la exclusión social diferentes autores han ilustrado varias de las amenazas contra el espacio público en las condiciones imperantes en la actualidad. Entre ellas sobresale la tergiversación de la denominada “opinión pública” en un mundo influido por la práctica predominante de la “mediación mediática” y la configuración de un “mercadeo político” bajo una lógica mediática y no de la deliberación discursiva. Así, no sólo se atenta en contra de principios básicos de la democracia participativa –todavía más a la deliberativa– sino que, en consecuencia, se vicia y empobrece el proceso de participación ciudadana en la construcción de lo público. Ello está íntimamente asociado con la crisis de lo político y de los partidos como instituciones de las democracias en un mundo en globalización como el actual. La actividad política mediatizada por la utilización de los medios con fines de mercadeo electoral ha desvirtuado el espíritu de la democracia concebida como el proceso de legitimación de decisiones alcanzadas con la deliberación entre los ciudadanos y no como ocurre con frecuencia, mediante la negociación o imposición de unos intereses privados consolidados sobre otros sin una debida consideración de los asuntos de interés colectivo. Esta problemática de la democracia se ve agravada aún más en medio de una redefinición del papel del Estado y de nuevas formas de asociación para la “gobernación” de sociedades cada vez más interdependientes en espacios de carácter público-colectivo con una naturaleza “global”. C. Construcción/deconstrucción de lo público 1. Consideraciones básicas Elemento central del proceso de crisis en diversas sociedades (como la de Colombia) lo constituye la extrema precariedad de la esfera pública y el marcado deterioro de la esfera de la intimidad privada. A diferencia de lo argumentado en diversos círculos en el mundo de hoy no existe una dicotomía entre lo público y lo privado sino que, por lo contrario, debido a la construcción/deconstrucción de lo público-privado con el desarrollo de la sociedad se va renovando su íntima interdependencia, co-supeditación y simultánea determinación. El proceso de construcción-transformación de sociedad en el mundo actual ha de abordar la reflexión, concienciación y compromiso en torno a la observancia de valores, principios y compromisos rectores para el relacionamiento entre ciudadanos y ciudadanos-sociedad-Estado en el contexto de una democracia incluyente, participativa y deliberativa y de una modernidad reflexiva, bajo un proceso de globalización como el imperante. Así, entonces, resultaría ineludible avanzar en la deliberación y reflexión por parte de amplios sectores de la sociedad sobre problemáticas colectivas esenciales, tales como: construcción/deconstrucción de lo público y el relacionamiento entre lo privado, lo público y lo societal; desarrollo de ciudadanía bajo una cultura de civilidad, de tolerancia, solidaridad y compromiso societal; y configuración de una sociedad civil moderna, auto reflexiva y autogestionada bajo un régimen democrático incluyente, deliberativo en el contexto de la globalización. Este planteamiento se sustenta en el reconocimiento que, en el mundo de hoy, la transformación de lo público y de su íntima interrelación con lo privado se caracteriza por su dinamismo en términos de una variada multiplicidad de espacios públicos y de una amplia diversidad de espacios privados objeto de recíproca mutación, redefinición, renovación, en consonancia tanto con el progreso de una civilidad ciudadana de tolerancia, solidaridad y corresponsabilidad, como con el desarrollo de las relaciones sociales en términos de unos derechos, obligaciones y deberes ciudadanos, consecuentes con una modernidad cada vez más reflexiva y bajo un régimen político-social democrático crecientemente incluyente y deliberativo. En tal sentido la permanente construcción/deconstrucción de lo público y lo privado en un mundo moderno reflexivo, el desarrollo de la ciudadanía y de la sociedad civil en un contexto de civilidad, de tolerancia y solidaridad, y la democratización incluyente y deliberativa de la vida social en todas y cada una de sus instancias de deliberación/acción constituyen en su conjunto un único e inseparable proceso de cambiotransformación de la sociedad. Con el agravante adicional que tal tipo de proceso está progresivamente relacionado y en consulta con el desarrollo de una agenda a nivel cada vez más global en temas como los relacionados con derechos, deberes y formas de organización y participación de la ciudadanía, con principios de civilidad y de democratización. 2. Lo privado, lo colectivo y lo público En este entendido en la búsqueda por avanzar en la construcción de una sociedad moderna auto reflexiva y deliberante en el contexto de un mundo como el actual y el que podría intuirse para un futuro, la esfera de la intimidad privada deberá transformarse radicalmente, superando la mera concepción individual egoísta, excluyente y reclamante de sus derechos, para llegar a una concepción comprensiva sobre una individualidad incluyente. Es decir, se requerirá transitar de una concepción individual individualista a una individual societalista. Se trataría de una esfera privada con la configuración de una concepción individual no exclusivamente egoísta, como es la del mercado por sí sola, sino una conceptualización del individuo bajo una concepción, un compromiso y una deliberación individual de los intereses particulares en relación con intereses y propósitos comunes de la colectividad. Al concebirse a la ciudadanía no única y exclusivamente como reclamante de derechos, el ciudadano viene a reconocerse como reclamante de derechos en cuanto asuma la corresponsabilidad irrestricta de velar por los derechos de los demás y por el bien común de la colectividad en su conjunto. De esta forma podrán constituirse unas bases indispensables para la instauración de un proceso societal incluyente y auto reflexivo en la deconstrucción de lo público/privado y en la legitimación y enriquecimiento de la propia esfera pública. Ello es todavía más decisivo en la medida en que en el avance hacia una sociedad democrática deliberante –y contraria a posiciones erradas que han identificado simplistamente a lo público con lo estatal– lo público ha de abarcar cada vez más espacios sociales que no pueden ser legitimados y administrados en exclusividad por el Estado. En múltiples y variados casos ello le ha de corresponder, en sentido estricto, a la propia colectividad bajo diversas formas de organización y participación. Aquí reside una de las razones por las que existen algunas ópticas que llegan hasta concebir a la esfera pública moderna como jurídicamente privada y separada en forma legal del Estado, aun a pesar del reconocimiento de la ambigüedad de la relación entre esferas y la sociedad civil. Lo público no debe ser comprendido como “un” espacio societal único y excluyente, sino que más bien se trata de una multiplicidad de espacios: espacio público constituido por el Estado en la conducción de asuntos de interés colectivo, espacio público configurado por la acción de movimientos sociales y grupos formadores de opinión como los partidos y los medios de comunicación, espacio público gestado por la participación informal de grupos ciudadanos alrededor de asuntos colectivos. Lo público comprende las esferas de la deliberación, de la reflexión, del acuerdo, del disentimiento, de la convicción colectiva y de la acción social en el marco de unos principios, valores y propósitos sobre la construcción/deconstrucción de una sociedad democrática e incluyente en lo económico, político, social y cultural. Por tanto, si la esfera de lo público no es única y exclusivamente el espacio del denominado bien común administrable por el Estado y si es también aquel espacio del bien común coadministrado de manera permanente y en evolución entre el Estado y la ciudadanía surge el interrogante de si en el proceso de construcción/deconstrucción de lo público-privado no existiera, al menos en términos analíticos, una esfera intermedia, interactuante que se podría denominar la esfera “colectiva societal”. Esto porque, precisamente para llegar a lo públicopúblico desde la intimidad de lo privado-privado, transitando de una situación en donde no prevalece lo público y donde ha habido un deterioro profundo de lo privado se tienen que ir creando condiciones –como instancias o esferas intermedias– que faciliten y propicien avanzar en el perfeccionamiento de la esfera de lo público. 3. La construcción de lo público: los ciudadanos como protagonistas Un propósito privado-colectivo-público para la construcción/deconstrucción de lo público no surge solamente de la bondad intrínseca de la razón porque si así fuera ninguna sociedad enfrentaría serios problemas ya que siempre existirán “privilegiados razonadores” que podrían concebir el proyecto societal ideal. Un contrato social para ese propósito surge de un proceso de concienciación, convicción y compromiso y una acción política de índole privada-colectiva-pública para la transformación de la sociedad. La transición a la construcción no resulta de la negociación entre unos pocos privilegiados alrededor de temas particulares, sino que se trata de la deliberación reflexiva, la asunción de compromisos y la realización de acciones societales alrededor de la problemática social y de su transformación de manera integral y comprensiva. El rol del Estado A esta altura de su proceso de deslegitimación y desinstitucionalización el Estado en muchos países adolece del suficiente poder de convocatoria ante sus ciudadanos para erigirse como el conductor de esta tarea, aunque sigue conservando un rol y unas responsabilidades sociales indelegables e inalienables que lo mantienen en una posición determinante en la construcción-enriquecimiento de lo público y en la administración y gestión de un conjunto bien definido, aunque restringido en relación con el pasado, de espacios públicos. No obstante es de reconocer que se está produciendo una importante transformación en el esquema de “gobernación” con nuevos papeles, racionalidad y ámbito de acción de los Estados –diferenciados en buena medida de los característicos del Estado-nación instaurado con el Tratado de Westfalia y con vigencia desde entonces en el mundo– que hacen aún más difícil y menos eficaz la búsqueda de la realización de este tipo de responsabilidades por parte exclusivamente del Estado, sin contar con la activa participación de otras organizaciones de la sociedad. De todas maneras, es claro que en la injerencia y acción estratégica para la promoción y estímulo de la formación, concienciación y participación de una ciudadanía progresivamente deliberativa se encuentra uno de los principales medios para la legitimación del Estado ante sus ciudadanos. 4.- La sociedad y la formación de opinión pública En la construcción de lo público cabe establecer la responsabilidad que les compete a formadores de opinión como partidos políticos, asociaciones y organizaciones civiles, líderes empresariales, laborales y comunitarios, Iglesia (p. ej., católica), académicos y medios de comunicación para avanzar en la formación de conocimiento reflexivo en la ciudadanía sobre asuntos de interés colectivopúblico. En la esfera política tiene que avanzarse en un esquema participativo de identificación, conciliación y control fiscalizador entre: el ciudadano reflexivo y deliberativo –en desarrollo de una cultura cívica y de una civilidad para el mundo moderno– como ente individual básico del ordenamiento político; los agentes colectivos instituidos para representar lo privado ante lo colectivo-público, como serían, por ejemplo, los partidos, las asociaciones ciudadanas y las Ong en el proceso de doble vía de identificación y conciliación entre intereses particulares e intereses colectivos-públicos; el Estado como ente responsable de preservar el “bien común” en estrecha consulta y permanente interacción y escrutinio con los agentes colectivos representantes de intereses privados-colectivos, identificados mediante un proceso democrático de participación ciudadana, siendo la función estatal objeto de irrestricto control fiscalizador por parte de los agentes colectivos y la propia ciudadanía en la conducción de asuntos públicos-colectivos. Es evidente que en ese proceso ya no son, como en el pasado, los partidos de masa a la usanza tradicional, los entes o entidades llamados a desempeñar el papel exclusivo y único de representación y de participación del ciudadano en la conducción de los asuntos públicos y sociales. Crecientemente se requerirá la remoción, la invención y la permanente recreación de formas de participación, asociación e intervención ciudadana. Aquí podrían ejercer papel fundamental los medios de comunicación, dado que en una sociedad reflexiva el conocimiento, la información, la formación y la deliberación se vuelven un factor societal central. La información por su carácter de interés colectivo y los medios deben favorecer el enriquecimiento de las esferas pública y privada con la participación incluyente y democrática de opiniones diversas para la formación de una opinión pública comprensiva, como condición para la deliberación reflexiva sobre asuntos de interés privado y colectivo-público. Deberá evitarse que los medios ocupen de manera excluyente los espacios de deliberación y participación para el favorecimiento exclusivo de intereses particulares sin debida consulta del bien común. Es decir, los medios han de contribuir en forma decidida a la democratización de las sociedades y no, como ocurre corrientemente, al empobrecimiento de la política con el mercadeo electoral y a la deformación mediatizada de una opinión –al contribuir a hacerla no sólo no deliberativa sino, además, excluyente. A otros grupos como el empresarial les compete actuar para promover un entorno propicio para la actividad productiva y la competitividad, con el establecimiento de reglas de juego y de un ambiente de legitimidad adecuados para enfrentar las condiciones de un mundo en competencia abierta, y asumir con otros grupos de la sociedad responsabilidades colectivas que el Estado no puede desempeñar por sí solo como es el caso, por ejemplo, de la capacitación del capital humano y la innovación tecnológica para la modernización y eficiencia del aparato productivo, la competitividad sistémica y, al fin de cuentas, la creación de riqueza nacional bajo criterios de justicia distributiva. Sólo con su activo compromiso como empresarios por avanzar en la inclusión social mediante la inversión y la creación de riqueza en condiciones de competencia, y como ciudadanos por fortalecer la democratización participativa con la promoción, apoyo y su propia vinculación a los procesos de deliberación ciudadana sobre asuntos de interés colectivo, el empresariado podrá adquirir con credibilidad y legitimidad el papel de liderazgo que le compete. 5. Conclusión: los retos de la democracia participativa La construcción-renovación-enriquecimiento y la legitimación social de lo público en un mundo complejo como el de hoy resulta de un proceso de participación y deliberación por parte de ciudadanos cada vez más reflexivos, informados y conocedores, con capacidad de debatir sobre asuntos de las esferas privada y colectiva, por lo que requiere y resulta inseparable de una democratización participativa, deliberante e incluyente de la sociedad. Lo público es, en su esencia, una expresión íntima del funcionamiento –y calidad– de la democracia participativa –si no deliberativa– en las sociedades complejas actuales. Ahora bien, si la democratización incluyente y deliberante es condición inexorable para la construcción, enriquecimiento y renovación de lo público se requerirá avanzar decididamente en el desmantelamiento de las causas objetivas de la exclusión social –en las instancias económicas y políticas–. Sólo con la observancia de unos principios básicos de justicia distributiva se podrá garantizar la solidaridad y cohesión social y el sentido de pertenencia a una colectividad, necesarios para la construcción incluyente y reflexiva de lo público y la democratización de la sociedad a la luz de los avances de la humanidad y de las exigencias de la globalización imperante. Queda como interrogante crucial si resulta viable poder avanzar en esa dirección bajo el modelo capitalista ahora en vigencia, todavía más en el caso de países con serias dificultades para insertarse en forma creativa –no empobrecedora– al nuevo escenario internacional y ante las limitaciones del Estado para ejercer responsabilidades sociales básicas como la redistributiva en un mundo de competencia abierta. Lo que sí es cierto es que si no se lograra resolver adecuadamente la problemática de la justicia distributiva y la inclusión social tampoco se podría esperar una globalización creativa para el desarrollo de las potencialidades de la humanidad bajo condiciones de equidad y solidaridad intra e inter-sociedades. BIBLIOGRAFÍA CITADA Calhoun, C. (1997), “Plurality, promises, and public spaces”, en: Calhoun, C. y J. McGowan (eds.), Hannah Arendt & the meaning of politics, University of Minnesota Press, Minneapolis. Dahrendorf, R. (1997), After 1989: Morals, revolution and civil society, Macmillan, London. Fraser, N. (1997), Justice interruptus. Critical reflections on the “postsocialist” condition. Routledge, New York. Garay, L. J. (1999). Una nota sobre la construcción de lo público en Colombia, Misión La política en Colombia, Documento de trabajo, ESAP, Santafé de Bogotá. Garay, L. J. (2000), Ciudadanía ·Lo público ·Democracia. Textos y notas, Santafé de Bogotá. Rabotnikof, N. (1993), Lo público y sus problemas: notas para una reconsideración. Thiebaut, C. (1998), Vindicación del ciudadano. Un sujeto reflexivo en una sociedad compleja, Editorial Paidós, Buenos Aires. Vallespín, F. (2000), El futuro de la política, Taurus Pensamiento, Madrid.