Año 36 - Edición Nº 763 – 20 de Enero de 2014 Urge anclar la inflación con un giro en la política fiscal Jorge Vasconcelos [email protected] Resumen Urge anclar la inflación con un giro en la política fiscal1 La economía se está enfriando a un ritmo preocupante y esto puede empezar a repercutir negativamente sobre el empleo. Lo que hace más inquietante el panorama es que, aún con el aflojamiento de la demanda, no es seguro que logre aquietarse la inflación. Los pesos circulan cada vez a mayor velocidad, el tipo de cambio oficial se mueve a un ritmo de más de 5 % mensual y aún así la brecha cambiaria ha vuelto a ampliarse. El deterioro de las expectativas tiene que ver con la ausencia de un plan que permita pensar que el déficit fiscal y la emisión monetaria de 2014 habrán de ser inferiores a los de 2013. Hay una fecha clave y cercana: entre el 3 y el 4 de febrero se dará a conocer la recaudación de impuestos a nivel nacional correspondiente a enero, con un antecedente muy flojo en diciembre. Si la tendencia no cambia, entonces se activarán muchas alarmas. Lo aconsejable es que el gobierno aproveche ese momento para mostrar un plan fiscal creíble para evitar que la inflación se espiralice ante la expectativa de emisión monetaria fuera de control. Para ello, este año el gasto público debería evolucionar entre 5 y 6 puntos porcentuales por debajo de la marcha de la recaudación. 1 Nota publicada en el diario La Voz del Interior el día 19 de enero de 2014 Esta publicación es propiedad del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL) de Fundación Mediterránea. Dirección Marcelo L. Capello. Dirección Nacional del Derecho de Autor Ley Nº 11723 - Nº 2328, Registro de Propiedad Intelectual Nº 5085982. ISSN Nº 18506895 (correo electrónico). 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Relacionando el resultado fiscal con la emisión monetaria, se tiene que (en 2013), por cada 100 pesos de déficit hubo una transferencia de 70 pesos desde el Banco Central hacia el Tesoro. El temor para 2014 es que ambas variables den un fuerte salto adicional y el arranque del año no ha sido tranquilizador. Por un lado, están los datos de inflación. Se confirmó que el “Indice Congreso” habría de superar el 3 % en diciembre (3,4 %) y esa tendencia más las novedades del mes reafirman la presunción de una variación mayor al 4 % para enero. Por otro lado, los últimos guarismos sobre gastos e ingresos fiscales parecen preanunciar más y no menos emisión para este año. En promedio, la recaudación de impuestos por parte del sector público nacional subió un 26 por ciento en 2013, pero en la última parte del año esa variación desaceleró a 22 por ciento (diciembre) y hay muchos indicios que esta tendencia no habrá de revertirse en enero. Del lado del gasto, el 2013 marcó un aumento promedio del orden de 34 %, pero con los últimos meses más cerca del 40 % interanual. Teniendo en cuenta la mencionada relación entre emisión monetaria y déficit fiscal, para evitar que la inflación se espiralice es imprescindible y urgente lograr un giro en estas tendencias. Con la recaudación no podrán hacerse milagros, por lo que, un plan fiscal creíble que logre calmar la ansiedad de los agentes económicos deberá apoyarse en una pauta muy moderada de evolución del gasto público y de un cambio en los mecanismos de financiamiento del Tesoro, de modo de acotar el ritmo de la emisión monetaria. Revista Novedades Económicas – 20 de enero de 2014 3 Sobre la forma de cubrir el déficit, obviamente que tendría mucho menor impacto inflacionario el poder recurrir a endeudamiento de largo plazo. Pero para esto es clave la normalización de las relaciones financieras externas del país. Si el gobierno fuera capaz de mostrar avances concretos en este plano, esto sería un bálsamo para las expectativas de inflación. Habrá que estar atentos y esperar que no haya pasos en falso (el nuevo índice de inflación, por ejemplo, debería nacer libre de controversias). Aún así, luce inevitable avanzar también en la moderación del gasto público. ¿En que magnitud? Si el objetivo es evitar la espiralización de la inflación, habría que pensar en un tope para el aumento de la base monetaria. Una variación punta a punta superior a 25 % para esta variable sería peligrosa, por lo que habría que acomodar las cuentas fiscales de modo que el Tesoro requiera un financiamiento máximo del Banco Central acorde con ese agregado. Olvidando por un momento la influencia del sector externo sobre las variables monetarias, se tiene que, respetando el límite de expansión de 25 %, en 2014 podrían emitirse 94 mil pesos con destino fiscal, dado que a fin de 2013 la base monetaria sumó 377 mil millones de pesos. Manteniendo estable la relación entre 100 pesos de déficit fiscal y 70 pesos de emisión monetaria, se tiene que los 94 mil millones de pesos que podrían ser transferidos “admiten” un resultado financiero negativo de 134 mil millones de pesos para el sector público nacional durante el 2014. Como este año hay un incremento significativo de los intereses a pagar, eso deja menos espacio para el déficit primario (previo al pago de intereses) comparado con 2013. De allí que surja la necesidad de dar un giro de 180 grados en la política fiscal desplegada hasta aquí. Si en 2013 el gasto primario aumentó a un ritmo 8 puntos porcentuales superior al de la recaudación de impuestos (34 % versus 26 %), en 2014 debería darse la situación inversa, por la cual las erogaciones evolucionen en un andarivel de entre 6 y 7 puntos porcentuales inferior al de la marcha de la recaudación. Con esto el déficit primario podría recortarse en unos 25 mil millones de pesos, acotando el rojo del resultado financiero (sin computar rentas de la propiedad) en los 134 mil millones de pesos, compatible con la cifra de expansión de la base monetaria descripta más arriba. Aunque hay muchos prejuicios con los denominados “ajustes fiscales”, debe subrayarse que, bajo las actuales condiciones de la economía argentina, trabajar eficazmente sobre el gasto público es la mejor forma de descomprimir la vía alternativa, que consiste en un gran salto devaluatorio que licua salarios y encarece la inversión en máquinas y equipos de última tecnología. No se trata sólo de Revista Novedades Económicas – 20 de enero de 2014 4 expectativas: si el sector público deja de consumir en exceso esto repercute en forma positiva en el superávit de la balanza comercial. La pregunta es si puede lograrse que el gasto primario del sector público evolucione en un andarivel de variación entre 6 y 7 puntos porcentuales inferior al de la recaudación. La respuesta es que no hay forma de hacerlo si no se ataca el tema subsidios. El 32 % del gasto público se explica por remuneraciones (13,7 %) y subsidios (18,3%). Si el resto de las partidas habrá de expandirse, por caso, un 27 % en el año, y el límite para el total del gasto es 20 %, habrá distintas combinaciones para salarios y subsidios. Si se actualizan remuneraciones al 27 % anual, entonces habrá que hacer un recorte nominal de subsidios de 11,5 % respecto del monto de 2013. Algunas tarifas tendrán que ser duplicadas pero, honestamente, no luce como el fin del mundo, sobre todo si se establece una canasta básica de consumos energéticos, para focalizar subsidios y evitar, al mismo tiempo, el derroche de recursos. Revista Novedades Económicas – 20 de enero de 2014 5