CURSO HABILITACIÓN

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TEMA 2
FORMA DE ESTADO Y FORMA DE GOBIERNO. LA JEFATURA DEL ESTADO:
LA CORONA. EL GOBIERNO EN EL SISTEMA CONSTITUCIONAL ESPAÑOL.
RELACIONES ENTRE EL GOBIERNO Y LAS CORTES GENERALES.
SUMARIO:
I.- FORMA DE ESTADO Y FORMA DE GOBIERNO
I.1.- Formas de Gobierno
I.2.- Formas de Estado
I.3.- Conclusión
II.- LA JEFATURA DEL ESTADO: LA CORONA
II.1.- Definición
II.2.- Designación y sucesión del Rey
II.2.1.- Designación del Rey
II.2.2.- Sucesión del Rey
II.3.- Regencia y Tutela
II.3.1.- La Regencia
II.3.2.- La Tutela
II.4.- Poderes y funciones de la Corona
II.4.1.- Función de simbolizar la unidad y permanencia del Estado
II.4.2.- Función de representar al Estado en las relaciones internacionales
II.4.3.- Función moderadora y arbitral
II.5.- El Refrendo
III.- EL GOBIERNO EN EL SISTEMA CONSTITUCIONAL ESPAÑOL
III.1.- Concepto y naturaleza
III.1.1.- Concepto
III.1.2.- Naturaleza
III.1.3.- Regulación actual
III.2.- Funciones
III.2.1.- Función política
III.2.2.- Funciones legislativas
III.2.3.- Funciones ejecutivas
III.3.- Estructura y composición
III.3.1.- El Presidente del Gobierno
III.3.2.- El Vicepresidente o Vicepresidentes
III.3.3.- Los Ministros
III.3.4.- El Consejo de Ministros
III.4.- La designación y remoción del Gobierno y de su Presidente
III.4.1.- El nombramiento
III.4.2.- El cese o remoción
IV.- RELACIONES ENTRE EL GOBIERNO Y LAS CORTES GENERALES
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I.- FORMA DE ESTADO Y FORMA DE GOBIERNO.
El artículo 1.3 de la Constitución dispone que:” La forma política del Estado español
es la Monarquía parlamentaria”.
La mayor parte de la doctrina ha criticado la consideración de la Monarquía
parlamentaria como forma política de Estado, ya que con esta configuración parecen
yuxtaponerse, desde la perspectiva doctrinal contemporánea, las formas de Estado
y las formas de gobierno y los sistemas de gobierno
I.1.- Formas de Gobierno:
Por formas de gobierno suele aludirse al sistema de relaciones que pueden
establecerse entre los diversos órganos constitucionales del Estado. A su vez,
dentro de las formas de gobierno cabe efectuar una doble distinción entre:
a) Sistemas de gobierno, que pueden ser: parlamentario, presidencial y
Asambleario.
b) Formas de Gobierno en sentido estricto, que afectaría al carácter electivo, o
no, de la suprema magistratura del Estado, esto es, a la distinción entre
Monarquía y República.
I.2.- Formas de Estado:
Las formas de Estado, hacen alusión al sistema de relaciones que se pueden
producir entre los tres elementos constitutivos del Estado, a saber, Poder, territorio y
pueblo. Dentro de las formas de Estado podría hablarse de:
a) Formas jurídicas del Estado, que afectan a la distribución territorial del poder
político del Estado, pudiendo hablarse en estos casos de Estado Unitario, Estado
Federal y Estado Regional.
b) Formas políticas de Estado, que apuntan a las relaciones entre los dos
elementos de la relación política – gobernantes y gobernados -, es decir, a la
noción de sistema y régimen políticos, pudiendo hablarse en estos casos de
Estado democrático - liberal (cuyo último estadio de transformación da lugar al
Estado Social y democrático de derecho), Estado autoritario y Estado Marxista.
I.3.- Conclusión:
Como ha podido apreciarse, desde el planteamiento antes manifestado, la
Monarquía parlamentaria no admite la consideración de forma política de Estado,
ya que ésta se encontraría fundamentalmente definida en el artículo 1.1 de la
Constitución (Estado social y democrático de derecho), y en su consideración de
forma jurídica de Estado en el artículo 2 (Estado autonómico). Y es que la
Monarquía, sin adjetivaciones, sería una forma de gobierno estricto sensu, y en su
consideración de Monarquía parlamentaria sería una forma de gobierno.
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Entonces ¿cuales fueron las razones de dicha formulación? Las razones se han
querido hallar en varias explicaciones.
a) En la influencia que tuvieron determinados autores en la adopción de la misma,
como por ejemplo Manuel Fraga, Jiménez de Parga, Fernández Miranda, etc. ,
autores éstos que abogaban desde hacía tiempo por ella.
b) En segundo lugar, el considerar que la fórmula “forma política” engloba tanto a la
forma de Estado como a la forma de Gobierno; así, para Manuel Aragón, el
concepto encierra dos enunciados perfectamente discernibles: uno de carácter
político y otro de carácter jurídico:
 El primero - Monarquía - enuncia la forma política del Estado, o mejor
dicho, la forma de Estado desde el punto de vista político.
 El segundo - parlamentaria - enuncia la forma de gobierno, con
indudable trascendencia jurídica.
II.- LA JEFATURA DEL ESTADO: LA CORONA.
El artículo 1.3 de la Constitución establece que la forma política del Estado español
es la Monarquía parlamentaria. Esta definición implica que el Rey, aún cuando
ostenta el cargo de Jefe del Estado, está sometido al Parlamento, siéndole de
aplicación la máxima de que “El Rey reina pero no Gobierna”
En desarrollo de lo dispuesto en el mencionado artículo 1.3, el Título II de la
Constitución se encabeza con el enunciado “De la Corona” que es el nombre
clásico para indicar el conjunto de prerrogativas y funciones que corresponden a la
Monarquía, personalizada en el Rey.
II.1.- Definición.
La Corona, término éste adoptado del constitucionalismo comparado, es la
denominación específica que en España se le ha dado a un órgano constitucional, la
Jefatura del Estado. Este órgano constitucional es, pues, un órgano del Estado cuyo
titular es el Rey y al que se le atribuyen funciones propias y diferenciadas de las del
resto de los poderes del Estado. Desde este punto de vista, la definición de la
Corona y, por ende, de su titular, el Rey, viene establecida en el artículo 56.1 de
nuestra constitución: “El Rey es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y
permanencia, arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones, asume
la más alta representación del Estado español en las relaciones internacionales,
especialmente con las naciones de su comunidad histórica, y ejerce las funciones
que le atribuyen expresamente la Constitución y las leyes.”
II.2.- Designación y sucesión del Rey.
II.2.1.- Designación del Rey.
La designación del Rey la realiza la propia Constitución, en su artículo 57.1, en la
figura de D. Juan Carlos I de Borbón, siendo la Corona hereditaria en sus
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sucesores; en todo caso, es requisito indispensable para su designación, que el
Rey, al ser proclamado por las Cortes, preste juramento de desempeñar fielmente
sus funciones, guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes y respetar los
derechos de los ciudadanos y de las Comunidades Autónomas.
Ese mismo juramento es extensible al Príncipe heredero al alcanzar la mayoría de
edad y, en su caso al Regente al hacerse cargo de sus funciones.
II.2.2.- Sucesión del Rey.
En este aspecto, nuestra Constitución reproduce la fórmula habitual de nuestro
constitucionalismo histórico; así, la sucesión en el trono seguirá el orden regular de
primogenitura y representación, siendo preferida siempre la línea anterior a las
posteriores; en la misma línea, el grado más próximo al más remoto; en el mismo
grado, el varón a la mujer; y en el mismo sexo, la persona de más edad a la de
menos. El sistema de sucesión se articula en tres puntos:
 Preferencia de la línea recta (ascendientes - descendientes) sobre la colateral.
 Preferencia de los hijos varones sobre las hembras, y en el mismo sexo, el de
mayor edad sobre el de menor.
 Principio de representación: los hijos del heredero “premuerto”, heredan la corona
con preferencia a los demás hijos del Rey, en cuanto representan los derechos
de su padre “premuerto”.
Este sistema sucesorio se complementa con una previsión, y es que si se
extinguiesen las líneas de sucesión, correspondería a las Cortes proveer la sucesión
de la Corona en la forma que más convenga a los intereses de España
Otro aspecto muy importante a destacar es que las personas que tengan derecho a
la sucesión en el trono, si contrajesen matrimonio en contra de la voluntad del Rey y
de las Cortes, quedarán excluidas en la sucesión a la Corona para sí y sus
descendientes.
II.3.- Regencia y tutela.
II.3.1.- La regencia:
La regencia es el ejercicio de los poderes del Rey durante la minoría de edad de
éste o en los casos en que hubiese sido inhabilitado y se ejercerá por mandato
constitucional y siempre en nombre del Rey.
Con carácter general, la regencia la desempeñarán el padre o madre del Rey
menor, o el pariente mayor de edad más próximo a suceder. En defecto de lo
anterior, lo nombrarán las Cortes. En todo caso, el o la Regente deberán de ser
españoles y mayores de edad.
II.3.2.- La tutela.
El tutor del Rey menor lo será la persona que en su testamento hubiese sido
designada por el Rey difunto, siempre que sea mayor de edad y español de
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nacimiento; si no lo hubiera nombrado, será tutor el padre o la madre siempre que
permanezcan viudos. En defecto de lo anterior, lo nombrarán las Cortes Generales.
II.4.- Poderes y funciones de la Corona.
El sistema de funciones y poderes del Rey diseñados por la Constitución es el
siguiente:
a) El artículo 56.1 CE determina tres tipos de funciones generales que
corresponden a la Monarquía:
 Simbolizar la unidad y permanencia del Estado.
 Asumir la representación del Estado en las relaciones
internacionales.
 Arbitrar y moderar el funcionamiento de las instituciones.
b) La referencia que en el art. 56.1 CE se hace a “ejercer las funciones que
le atribuyan expresamente la Constitución y las Leyes”, no es una función
estricto sensu, sino simplemente un condicionamiento de las facultades que
tendrá la monarquía para el desarrollo de las funciones generales antes
citadas, que vienen esencialmente desarrolladas en los artículos 62 y
siguientes de la CE
II.4.1.- Función de simbolizar la unidad y permanencia del Estado.
La Corona representa la unidad del estado frente a la división orgánica de poderes,
así como su permanencia, y todo ello, con independencia de los avatares políticos.
La concreción de esta función se lleva a cabo mediante los siguientes poderes o
facultades:
 El mando supremo de las Fuerzas Armadas.
 Ejercer el derecho de gracia con arreglo a la Ley, quedando proscritos los
indultos generales.
 Conferir empleos civiles y militares y conceder honores y distinciones.
 El alto patronazgo de las Reales Academias.
II.4.2.- Función de representar al Estado en las relaciones internacionales.
Al ser el Rey el Jefe del Estado, le corresponde representar a éste frente a las
demás naciones, si bien su intervención es meramente formal, correspondiendo al
Gobierno y a las Cortes fijar el contenido material de dichas facultades. Entre ellas
podemos destacar:
 Declarar la guerra y hacer la paz, previa autorización de las Cortes
Generales.
 Manifestar el consentimiento del Estado para obligarse internacionalmente.
 Acreditar embajadores y otros representantes diplomáticos y recibir la
acreditación de los representantes extranjeros en España.
II.4.3.- Función moderadora y arbitral:
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Aún cuando el Rey no tiene un verdadero poder político, si posee una cierta
“auctoritas” o poder moral, que le han de servir para moderar la vida política. Dentro
de las facultades que se atribuyen al Rey para el ejercicio de esta función
moderadora y arbitral estarían las siguientes:
 Proponer el candidato a Presidente de Gobierno y, en su caso, nombrarlo,
así como poner fin a sus funciones en los términos previstos en la
Constitución.
 Sanción y promulgación de las leyes, si bien, el acto sancionador, es un
acto debido, de tal modo que el monarca no puede negarlo en ningún
caso..
 Convocar y disolver las Cortes. Dichos actos son actos tasados que han de
realizarse obligatoriamente por el Rey al cumplirse las previsiones
constitucionales.
 Ser informado de los asuntos de Estado y presidir, a estos efectos, las
sesiones del Consejo de Ministros cuando lo estime oportuno, a petición
del Presidente del Gobierno.
 Expedir los Decretos acordados en Consejo de Ministros.
 Convocatoria de elecciones y referéndum.
 Nombrar y separar a los miembros del Gobierno, a propuesta de su
Presidente.
II.5.- El refrendo.
El refrendo es una de las sutilezas del derecho constitucional contemporáneo.
Históricamente fue una simple formalidad que autentificaba o daba fe de un acto; en
el régimen parlamentario, es fundamentalmente una limitación material del poder
regio en cuanto que, quien refrenda asume íntegramente la responsabilidad de la
legalidad y oportunidad del acto refrendado.
Así pues, en las monarquías parlamentarias como la española, el Rey no tiene un
verdadero poder político, de ahí que, conforme a lo dispuesto en el artículo 56.3 y 64
CE, sus actos, a excepción de los puramente particulares o privados, requieran para
su validez, que vengan refrendados, bien por el Presidente del Gobierno, los
Ministros o el Presidente del Congreso. El refrendo implica que la responsabilidad
de los actos del Rey se traslada a la persona que lo realiza.
III.- EL GOBIERNO EN EL SISTEMA CONSTITUCIONAL ESPAÑOL:
III.1.- Concepto y naturaleza.
El profesor Nicolás Pérez Serrano pone de manifiesto que por “gobierno” pueden
entenderse cosas muy distintas. Unas veces se entiende por tal, el complejo de
órganos e instituciones en que se encarna la actividad del Estado; otras, toda la
estructura estatal; en ocasiones, el conjunto del Poder Ejecutivo; más comúnmente,
el Gobierno es el Consejo de Ministros.
De esta elasticidad del término deriva que se emplee lo mismo en locuciones como
“forma de gobierno” para designar las estructuras peculiares de todos los órganos e
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instituciones del Estado, que para nombrar un órgano singular, al equipo ministerial;
es a éste último concepto de Gobierno al que nos vamos a referir a continuación.
III.1.1.- Concepto.
A tenor de lo dispuesto en el art. 97 CE, por Gobierno hemos de entender “el órgano
colegiado y complejo que dirige la política interior y exterior, la Administración civil y
militar y la defensa del Estado. Ejerce la función ejecutiva y la potestad
reglamentaria de acuerdo con la Constitución y las Leyes.”
III.1.2.- Naturaleza.
El Gobierno es un órgano independiente del Parlamento, aún cuando sea el
Congreso el que elige al Presidente, que se caracteriza por ejercer la función
esencial de “gobernar” con independencia del propio Parlamento.
Atendiendo a lo expresado en el artículo 97 CE, el profesor Ignacio de Otto
mantiene que la naturaleza del Gobierno viene caracterizada por tres notas
fundamentales:
1. El Gobierno es un órgano autónomo del Parlamento que está dotado de
competencias propias distintas de las de aquel, que ejerce por atribución
expresa de la Constitución.
2. El ejercicio de las competencias propias del Gobierno, no está sometido a las
indicaciones del Parlamento, aunque sí a su control.
3. Al Gobierno le corresponde la dirección política en sentido amplio.
III.1.3.- Regulación actual.
La norma que regula el Gobierno viene constituida fundamentalmente por la Ley
50/1997, de 27 de noviembre, conocida como Ley del Gobierno (en adelante LG)
que da regulación a la organización, competencia y funcionamiento del Gobierno en
el espíritu y principios del texto constitucional.
Del contenido de la LG se derivan tres principios que configuran el funcionamiento
del Gobierno:
 El principio de “dirección presidencial”, que otorga al Presidente la
competencia para determinar las directrices políticas que deberá seguir el
Gobierno y cada uno de los Departamentos ministeriales.
 El principio de “colegialidad” y, en consecuencia, responsabilidad solidaria
de todos sus miembros.
 El principio “departamental” que otorga al titular de cada Ministerio una
amplia autonomía y responsabilidad en el ámbito de su respectiva gestión.
III.2.- Funciones.
Las funciones del Gobierno las ha dividido la doctrina en tres grandes grupos.
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III.2.1.- Función política.
La función política o de gobierno, hace referencia a las facultades de dirección de la
comunidad política que la Constitución atribuye al Gobierno; Sánchez Agesta ha
definido esta función como “el poder de decidir discrecionalmente para el bien
público”.
Dentro de la función política podemos distinguir los siguientes actos concretos:
 Actos de orientación y dirección de la comunidad política: presentación de su
programa político ante el Congreso para la investidura. Debates del Estado de la
Nación, etc.
 Actos de relación con el poder exterior: dirección de la política exterior;
suscripción de Tratados, etc.
 Actos tendentes a lograr el equilibrio entre las distintas instituciones estatales: el
derecho a la disolución de las Cortes; proponer referéndum consultivo, interponer
recursos de inconstitucionalidad, etc.
 Actos relacionados con la dirección de la defensa nacional: mando de las fuerzas
armadas; declarar la guerra y hacer la paz.
 Actos realizados ante situaciones de anormalidad constitucional: declarar los
estados de alarma y excepción, e instar al Congreso la declaración del estado de
sitio.
 Actos referidos o relacionados con las Comunidades Autónomas: control de
funciones delegadas correspondientes a materias de titularidad estatal;
cumplimiento forzoso de obligaciones legales y constitucionales; impugnación de
disposiciones o resoluciones de las Comunidades Autónomas; plantear conflictos
positivos de competencias, etc.
III.2.2.- Funciones legislativas.
Las funciones del Gobierno en relación con la actividad legislativa son de tres tipos:
 Funciones de iniciativa legislativa: Entre las funciones legislativas del
Gobierno, en necesario recalcar la iniciativa para la elaboración y aprobación
de la legislación parlamentaria a través de los denominados Proyectos de
Ley; iniciativa que comparte con el Congreso, el Senado, las Asambleas de
las Comunidades Autónomas e incluso con el pueblo a través de la iniciativa
popular.
Esta es una función importantísima del Gobierno que, en la práctica, dada la
necesaria proliferación y complejidad técnica de la legislación actual, pone en
manos del Gobierno la dirección de la actuación legislativa del Estado, pues,
no en vano, es él el órgano prioritario en la iniciativa legislativa ya que la
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práctica totalidad de las leyes que se dictan obedecen a su iniciativa a través
de la presentación de Proyectos de Ley.
 Dictado de normas con rango de Ley: El Gobierno puede dictar dos tipos
de normas con el mismo valor formal que las leyes del Parlamento. Nos
estamos refiriendo a los Decretos-Leyes y los Decretos-Legislativos:
1. Los Decretos-Leyes: son disposiciones legislativas provisionales dictadas
por el Gobierno en caso de extraordinaria y urgente necesidad, que
habrán de ser convalidados posteriormente por el Congreso en el plazo de
los 30 días siguientes a su promulgación, o bien ser tramitados, en ese
período de tiempo, como proyectos de ley por el trámite de urgencia. Las
materias objeto de un Decreto-Ley no podrán afectar a las instituciones
básicas del Estado, a los derechos, deberes y libertades del Título I de la
CE, al régimen de las Comunidades Autónomas, ni al derecho electoral.
2. Los Decretos Legislativos: son disposiciones legislativas dictadas por el
Gobierno por delegación expresa de las Cortes, para una materia concreta
y con fijación del plazo para su ejercicio. Dicha delegación legislativa
deberá otorgarse mediante una ley de bases cuando su objeto sea la
formación de textos articulados o por una ley ordinaria cuando se trate de
refundir varios textos legales en uno solo
 Ejercicio de la potestad reglamentaria: La potestad reglamentaria le viene
atribuida al Gobierno por el artículo 97 de la CE y se regula de forma más
detallada en los artículos 23 y siguientes. de la LG El ejercicio de la potestad
reglamentaria se realizará, en todo caso, de acuerdo con la Constitución y las
leyes. Los reglamentos no podrán regular materias objeto de reserva de ley,
ni infringir normas con dicho rango. Además, sin perjuicio de su función de
desarrollo de la ley, no podrán tipificar delitos, faltas o infracciones, establecer
penas o sanciones, así como tributos, cánones u otras cargas o prestaciones
de carácter público.
III.2.3.- Funciones ejecutivas.
Una definición de la función ejecutiva es la acuñada por el profesor Sánchez Agesta,
según la cual, “la función ejecutiva comprende la actividad pública que desarrolla la
Ley y tiende a establecer concretamente un derecho, una obligación o una situación
subjetiva, decidiendo, bajo el ámbito de una norma, los términos de una relación
jurídica.”
En definitiva, las funciones ejecutivas son, con carácter general, las que desarrolla el
Gobierno en aplicación de las normas, valiéndose para ello de un instrumento
primordial que es la Administración Pública, de la cual es, precisamente, el órgano
superior. En cuanto al funcionamiento de la Administración, el artículo 103 CE
establece que “la Administración Pública sirve con objetividad los intereses
generales y actúa de acuerdo con los principios de eficacia, jerarquía,
descentralización, desconcentración y coordinación, con sometimiento pleno a la
Ley y al Derecho.
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III.3.- Estructura y composición.
El Gobierno es según la LG un órgano colegiado y además complejo en el que
existen diversas categorías de miembros. Según el art. 98 CE, “el Gobierno se
compone del Presidente, de los Vicepresidentes, en su caso, de los Ministros y de
los demás miembros que establezca la ley “previsión desarrollada por la LG.
III.3.1.- El Presidente del Gobierno.
El Presidente es el eje en torno al cual gira el Gobierno mismo, habiéndole atribuido
la Constitución un papel determinante que se concreta en la dirección de la acción
del Gobierno y la coordinación de las funciones de los demás miembros del mismo
(Art. 98.2 CE)
Desde un punto de vista político, se puede decir que, de todos los miembros del
Gobierno, tan solo el Presidente ostenta una legitimación democrática directa para
desempeñar el cargo, al ser la persona a la que las Cortes han investido
expresamente con su confianza.
Las funciones principales que corresponden al Presidente vienen recogidas en el
artículo 2 de la LG, entre las que destacaremos:








Representar al Gobierno
Establecer el programa político y determinar las directrices de actuación.
Proponer al Rey la disolución de las Cortes.
Plantear al Congreso la cuestión de confianza.
Convocar y presidir el Consejo de Ministros.
Refrendar, en su caso, los actos del Rey.
Interponer recurso de inconstitucionalidad.
Crear, modificar o suprimir los Departamentos Ministeriales y las Secretarías
de Estado.
 Proponer la Rey el nombramiento y separación de los demás miembros del
Gobierno.
III.3.2.- El Vicepresidente o Vicepresidentes.
Al Vicepresidente o Vicepresidentes, cuando existan, les corresponden las funciones
que les encomiende el Presidente, así como su suplencia en los casos de vacante,
ausencia o enfermedad.
Si algún Vicepresidente asumiese la titularidad de un Departamento Ministerial,
ostentará, además, la condición de Ministro. p.ej: Los actuales Vicepresidentes
Primero y Ministro del Interior y el Vicepresidente Segundo y Ministro de Economía.
III.3.3.- Los Ministros.
Según el artículo 4 LG, son los titulares de sus respectivos Departamentos; tienen
competencia y responsabilidad en la esfera específica de su actuación, y les
corresponde el ejercicio de las siguientes funciones:
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 Desarrollar la acción de gobierno en el ámbito de su Departamento conforme a
los acuerdos del Consejo de ministros o las directrices del Presidente.
 Ejercer la potestad reglamentaria en las materias de su competencia.
 Refrendar, en su caso, los actos del Rey.
 Ejercer cuantas otras competencias les atribuyan las leyes.
Además de los Ministros titulares de un Departamento, podrán existir los
denominados Ministros sin cartera, a los que se les atribuirá la responsabilidad de
determinadas funciones gubernamentales que no impliquen la dirección de un
determinado Ministerio.
III.3.4.- El Consejo de Ministros.
El Consejo de Ministros es el órgano colegiado del Gobierno, al que, según el
artículo 5 LG, le corresponde:
 Aprobar los proyectos de ley, incluido el de Presupuestos, y remitirlos al
Congreso o, en su caso, al Senado.
 Aprobar los Reales Decretos-Leyes y los Reales Decretos Legislativos.
 Acordar la negociación y firma de Tratados Internacionales, así como su
aplicación provisional, y remitírselos a las Cortes, en los términos previstos en
los artículos 94 y 96.2 CE.
 Declarar los estados de alarma y excepción y proponer al Congreso la
declaración del estado de sitio.
 Disponer la emisión de Deuda Pública o contraer crédito cuando haya sido
autorizado por una Ley.
 Aprobar los Reglamentos para la aplicación y desarrollo de las Leyes, previo
dictamen del Consejo de Estado.
 Crear, modificar o suprimir los órganos directivos de los Departamentos
ministeriales.
 Adoptar programas, planes y directrices vinculantes para todos los órganos de
la Administración General del Estado.
En cuanto al funcionamiento del Consejo de Ministros, es necesario poner de
manifiesto que las reuniones las convoca y preside el Presidente, quien, además fija
el orden del día. A dichas reuniones podrán asistir, además de los Ministros, los
Secretarios de Estado, siempre que sean convocados.
De las reuniones del Consejo de Ministros, que podrán tener carácter deliberante o
decisorio, se levantará acta a cargo del Secretario, que será el Ministro de la
Presidencia. En las actas figurarán, exclusivamente, las circunstancias relativas al
tiempo y lugar de su celebración, los asistentes, los acuerdos adoptados y los
informes presentados. En todo caso, las deliberaciones del Consejo de Ministros
serán secretas.
III.4.- La designación y remoción del Gobierno y de su Presidente.
III.4.1.- El nombramiento.
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Es necesario distinguir entre el nombramiento del Presidente del Gobierno y el de
los demás miembros del Gobierno.
A) Nombramiento del Presidente del Gobierno: el artículo 12.1 LG establece que el
nombramiento del Presidente del Gobierno se producirá en los términos previstos
en la Constitución; del examen de ésta puede concluirse que el nombramiento del
Presidente del Gobierno puede ser ordinario, o como consecuencia de prosperar
una moción de censura.

Nombramiento ordinario: su regulación se contiene en el artículo 99 CE A
grandes rasgos, el procedimiento diseñado por la CE es el siguiente:
después de cada renovación del Congreso (elecciones), cada Grupo
Político con representación parlamentaria designa su candidato. El Rey
consulta con los líderes de cada Grupo Político, y a través del Presidente
del Congreso, propone un candidato. El candidato propuesto presenta su
programa político y pide la confianza del Congreso. Si el Congreso vota a
favor, por mayoría absoluta, se concede la investidura del Presidente del
Gobierno; si no obtiene esa mayoría, se somete, transcurridas 48 horas, a
una nueva votación en la que bastará la mayoría simple. Si a pesar de todo
no la obtuviere, el Rey vuelve a proponer otro candidato que se somete al
mismo proceso. Si transcurren dos meses desde la primera votación, sin
haber designado Presidente, las Cortes de disuelven y se convocan
nuevas elecciones.

Nombramiento como consecuencia de moción de censura: su regulación
se contiene en el artículo 113 CE. Toda moción de censura contra un
Gobierno debe incluir un nuevo candidato a la Presidencia; en caso de
que prospere, con la mayoría absoluta de los Diputados, el candidato
quedará investido como Presidente del Gobierno.
B) Nombramiento de los demás miembros del Gobierno: el artículo 100 CE y el
artículo 12.1 LG vienen a establecer que los demás miembros del Gobierno son
nombrados por el Rey a propuesta del Presidente. Así pues, es el Presidente el
que libremente designa a las personas que van a formar parte del Gobierno.
Es preciso recalcar que para ser miembro del Gobierno (Presidente, Vicepresidente
o Ministro) es necesario el cumplimiento previo de los requisitos establecidos en el
artículo 11 LG, a saber, ser españoles, mayores de edad, disfrutar de los derechos
de sufragio activo y pasivo y no estar inhabilitados para el ejercicio de empleo o
cargo público por sentencia judicial firme.
III.4.2.- Cese o remoción.
El Presidente del Gobierno y, en consecuencia, el propio Gobierno que él preside,
cesarán, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 101 CE, en los siguientes
supuestos:
1. Tras la celebración de elecciones generales: las elecciones generales se
celebrarán, bien por finalización del mandato parlamentario, transcurridos 4 años
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de las elecciones anteriores; bien por disolución de las Cortes a propuesta del
propio Presidente del Gobierno.
2. Por dimisión o fallecimiento del Presidente del Gobierno: como ya se dijo, el
Presidente del Gobierno es la figura clave y fundamental del mismo, de ahí que
su desaparición, bien por dimisión, bien por fallecimiento, implique el cese
inmediato de todos los componentes de su Gobierno.
3. Por pérdida de la confianza parlamentaria: en la Constitución se contemplan dos
supuestos de pérdida de la confianza parlamentaria; por un lado, cuando
prospere una “moción de censura” contra el Gobierno (art. 113 CE) y, por otro,
cuando no prospere una cuestión de confianza planteada por el Gobierno al
Congreso (art. 112 CE).
Hasta ahora hemos estado hablando del cese del Presidente del Gobierno y, en
consecuencia, del cese colectivo y simultáneo de todos los miembros del Gobierno,
ahora bien, los restantes miembros del Gobierno (Vicepresidente/s y Ministros),
individualmente considerados, podrán ser cesados – “separados” es el término que
utiliza nuestra Constitución – por el Rey a propuesta del Presidente (art. 100 CE y
art. 12.2 LG)
IV.- RELACIONES ENTRE EL GOBIERNO Y LAS CORTES GENERALES.
En el esquema de relaciones entre el Gobierno y las Cortes que se desprende del
articulado de nuestra Constitución, parece configurarse una clara hegemonía política
del primero.

En primer lugar, la Constitución ha construido un sistema, inspirado en el modelo
de la República Federal Alemana, decididamente orientado a garantizar al
ejecutivo la mayor estabilidad posible.
Si nos detenemos a examinar el procedimiento de investidura del Presidente del
Gobierno – art. 99 CE -, observaremos como éste, que ha de ostentar la
condición de parlamentario, puede ser elegido, en segunda votación, por tan solo
la mayoría simple del Congreso, que, en buen medida, se ve constreñido a elegir
a un Presidente de Gobierno, por cuanto que su no-elección en el transcurso de
dos meses desde la primera votación, originaría la disolución automática de las
Cámaras.
Ese origen parlamentario del Presidente del Gobierno, en cierta medida,
compromete al Congreso a mantenerle, lo que se pone de manifiesto al examinar
los mecanismos dirigidos a dificultar su remoción, pues no se olvide que la
aprobación de una moción de censura exige, ineludiblemente, el voto favorable
de la mayoría absoluta – art. 113 CE -. Pero es más, la cuestión de confianza art. 112 CE – que puede plantear el Presidente del Gobierno al Congreso, se
entenderá otorgada cuando vote a favor de la misma la mayoría simple de los
Diputados. Es decir, se establece una rígida salvaguardia de la permanencia del
Gobierno, que puede subsistir incluso con la oposición de la mayoría absoluta
del Congreso en el supuesto de que los grupos políticos contrarios al Gobierno
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que sumen dicha mayoría, no sean capaces de elaborar o ponerse de acuerdo
en una candidatura alternativa común.

En segundo lugar, como consecuencia lógica de la articulación del sistema de
gobierno parlamentario, a la vez que existen procedimientos, ya hemos visto que
bastante amortiguados, para que el Congreso pueda derrocar al Gobierno, éste,
por mediación y bajo la exclusiva responsabilidad del Presidente, tiene en su
mano la posibilidad de disolver a aquel –Art. 115 CE -.

En tercer lugar, de la atribución al Gobierno de las funciones de dirección política
se deriva otro aspecto que refleja su primacía sobre el Parlamento; como dice
Alzaga, se ha invertido la posición del carro y de los bueyes, de forma que el
Parlamento ha renunciado a tirar del Gobierno, según concebían los liberales de
finales del siglo XVIII, para ver como es el ejecutivo el que toma todas las
iniciativas, habiéndose de limitar las Cámaras a la realmente no poco importante
tarea de controlar la actuación del Gobierno - bien reclamando su presencia ante
ellas (art. 110 CE), bien mediante interpelaciones y preguntas (art. 111 CE) – y a
elaborar las leyes sobre proyectos que en un porcentaje elevadísimo provienen
precisamente del Gobierno, los cuales tiene prioridad sobre las proposiciones de
ley que pudieran presentar las propias Cámaras.
Abundando en lo anterior, es significativo el hecho de que para leyes de la
importancia de la de Presupuestos, esté reservada su elaboración al Gobierno, y
que, una vez aprobado el Presupuesto, toda proposición de ley o enmienda a
proyectos de ley, que suponga aumento de los créditos o disminución de los
ingresos presupuestarios, requiera la conformidad del Gobierno para su
tramitación – art. 134. CE -.

Por último, la primacía efectiva del Gobierno en su relación frente a las Cortes, a
que hacíamos referencia al principio, se ve asimismo reforzada en la práctica por
la existencia de un sistema político en el que los partidos han pasado a ser la
columna vertebral. Fundamentalmente, es a través de ellos como se articula –
con ayuda de las técnicas y previsiones constitucionales antes citadas – la
integración del Gobierno con la mayoría (absoluta o simple) parlamentaria que le
apoya, base de la hegemonía gubernamental.
Gracias a esa mediación de los partidos, la primacía teórica del Parlamento, que
tiene en su mano, al menos sobre el papel, el nombramiento y cese del
Gobierno, se transforma en el liderazgo efectivo de éste último. El hecho de que
los miembros del Gobierno ocupen la cúspide jerárquica del partido o partidos
correspondientes, motiva el asenso a sus directrices de los miembros
parlamentarios de dicho partido, ya que las relaciones jerárquicas no previstas en
la estructura formal del sistema político, se constituyen, sin embargo, en el
elemento definidor de las relaciones informales reales del referido sistema.
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