¿Puede la “tablita cambiaria” frenar la inflación? Jorge Vasconcelos

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 Año 36 - Edición Nº 805 – 22 de Diciembre de 2014
¿Puede la “tablita cambiaria” frenar la
inflación?
Jorge Vasconcelos
[email protected]
¿Puede la “tablita cambiaria” frenar la inflación?1
Sin capacidad de reacción por el lado de la demanda, y serios problemas de
competitividad por el lado de la oferta, la economía argentina está registrando en el
cuarto trimestre una caída del PIB superior a 4 % interanual (– 2,5 % en el año).
Tamaña recesión está empezando a desacelerar la marcha de la inflación que, del
andarivel del 2,2 % mensual en el tercer trimestre ha pasado a uno más cercano a
1,8 %. Aunque el gobierno busca anclarlos precios moviendo lo menos posible el
tipo de cambio, esto no es garantía, ya que en las últimas semanas del año la
emisión monetaria puede llegar a los 40 mil millones de pesos y, para evitar
desbordes, en enero y febrero el Banco Central
debería estar muy activo
absorbiendo liquidez. El interrogante es si el deterioro del nivel de actividad puede
socavar la convicción estabilizadora de los funcionarios. No debe olvidarse que la
tasa de desempleo del tercer trimestre habría alcanzado 10,5% de no haberse
excluido del cálculo una gran cantidad de personas que supuestamente han salido
del mercado de trabajo. Pero también puede haber un objetivo no declarado, por el
que el desempleo y la tablita cambiaria lleven a trabajadores y empresarios a
negociar pautas salariales muy contenidas a partir de marzo.
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Nota publicada en el diario La Voz del Interior del 21 de diciembre de 2014 Revista Novedades Económicas – 22 de Diciembre de 2014
Desde setiembre, el precio del dólar en el mercado oficial permanece casi congelado,
evidencia que ha llevado a afirmar que el gobierno ha decidido volver a utilizar el tipo
de cambio como ancla para frenar la inflación, a pesar de los costos que esto conlleva
en términos de competitividad y empleos productivos. En este contexto, se observa
que la inflación está bajando un peldaño, desde el 2,2 % al 1,85 % mensual, entre el
tercer y el cuarto trimestre (medición del Instituto de Estadísticas de la Ciudad de
Buenos Aires).
Si se atribuye el “éxito” de la desaceleración inflacionaria a la nueva “tablita”
cambiaria, entonces el análisis se simplifica: en la medida en que el gobierno pueda
sostener este nuevo ensayo, el ritmo de suba de los precios terminará convergiendo a
la homeopática variación del tipo de cambio. Como el mercado de divisas está
controlado por todos los puntos cardinales, el esquema puede subsistir aunque se
vayan acumulando desequilibrios por un atraso cambiario cada vez mayor (el costo
laboral en dólares hoy es 45 % superior al de principios de 2010, cuando empezó a
aplicarse una política semejante). Después de todo, sólo se necesita que funcione por
un plazo pre-fijado. En una versión más optimista, el objetivo sería llegar a diciembre
de 2015, al momento de la entrega del bastón presidencial. Pero también hay lugar
para una visión más cínica, por la cual la meta es marzo o abril próximos, buscando
encapsular las negociaciones salariales en torno al 25 % anual, una cifra que hoy
puede lucir poco realista pero que empresarios y trabajadores no deberían dejar de
considerar en ese momento si es que están amenazados, respectivamente, por un tipo
de cambio anclado y una tasa de desempleo ascendente. Una vez logrado el objetivo
de moderar la puja de ingresos, el gobierno podría volver a relajar las políticas.
Sin embargo, las cosas no son tan sencillas. ¿ Cuánto de la actual desaceleración de la
inflación puede ser atribuido a la nueva política cambiaria?. La economía argentina está
cada vez más cerrada y hay cada vez menos conexión entre los precios internacionales
y los locales como para darle tanto “crédito” a ese instrumento. No es que no tenga
influencia, pero muy probablemente ésta sea menor a la que parecen atribuirle las
autoridades.
IPCBA - Bienes y Servicios
Variación Mensual (%), Promedio Simple
General
Bienes
Servicios
III 2014
2,23
2,1
2,4
IV 2014
1,85
2,3
1,5
Diferencia
-0,38
0,23
-0,93
Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea en base al Gobierno
de la Ciudad de Buenos Aires
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Obsérvese que, desde setiembre en adelante, la desaceleración de la inflación ha sido
mucho más marcada en el componente de servicios que de bienes. La incidencia del
tipo de cambio es más directa es en la evolución del precio de los bienes, pero éstos
han subido a un ritmo de 2,4 % mensual desde setiembre, cuando la cotización oficial
de la divisa lo hizo a sólo el 0,5 % mensual. La brecha entre ambos guarismos fue de
1,9 puntos porcentuales por mes. ¿Puede esto considerarse un éxito?. Es que el peso
de la desaceleración de la inflación recayó en el componente de servicios. En este
segmento, que pondera un 44 % en la canasta relevada por la Ciudad de Buenos Aires
y que incluye alquileres, peluquería, restaurantes, entre otros, los precios han pasado a
subir a un ritmo de 1,6 % mensual desde setiembre. Este comportamiento
diferenciado sugiere que el factor recesivo y el aumento del desempleo están jugando
un rol clave en la desaceleración de la inflación, relegando la importancia del
instrumento cambiario (o, en todo caso, haciendo que su efecto se produzca en forma
indirecta por los malos motivos, derivados de las dificultades para exportar). Si esto
fuera así, ya no sería tan fácil extrapolar lo sucedido en los últimos trimestres al
período que resta hasta el cambio de gobierno.
Reconstruyendo como se llegó al presente, puede consignarse que, tras la devaluación
de enero, la inflación rápidamente se instaló en el andarivel del 40 % anual, pero que
este movimiento no fue convalidado por la política monetaria y que, por ende,
tampoco hubo forma de que los salarios pudieran acompañar la marcha de los precios.
Así, el ajuste vino del lado de la demanda y fue principalmente la recesión la que
retrotrajo la inflación al andarivel del 2 por ciento mensual, luego de los picos de la
primera parte del año.
No es que el ajuste haya venido por el lado fiscal, ya que el gasto público mantuvo su
trayectoria por encima de la variación nominal del PIB. Tampoco se frenó la emisión
monetaria para auxiliar al Tesoro, ya que este año este mecanismo está alcanzando los
150 mil millones de pesos, que comparan con 94 mil millones de pesos en 2013. Las
cosas que son distintas en 2014 en relación a lo ocurrido el año pasado son
básicamente dos: a) primero, el Banco Central estuvo muy activo esterilizando excesos
de liquidez, absorbiendo con Lebacs unos 90 mil millones de pesos, cuando en 2013
esa acción había sumado sólo 4,5 mil millones. b) segundo, este año hubo
colocaciones que superan los 25 mil millones de pesos en títulos de deuda interna
atados a la evolución de las tasas de interés y del tipo de cambio oficial. Este inicio del
“festival de bonos”, que podría prolongarse en 2015, le recorta al Banco Central la
tarea de financiamiento del Tesoro y desplaza crédito desde el sector privado a favor
del sector público.
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Emisión monetaria por motivo fiscal y expansión de la base monetaria (Miles de millones de pesos)
Así, la emisión que tiene impacto en las presiones inflacionarias (la expansión de la
base monetaria) apunta en 2014 a una variación del orden del 25 % anual, bastante
por debajo de las expectativas que dominaron la primera parte del año. Sin embargo,
dado que estas novedades no forman parte de un plan abarcativo destinado a
combatir la inflación, no es tan fácil que las expectativas de los agentes económicos
se coordinen en función de los propósitos oficiales. De ese modo, las decisiones siguen
confinadas al día a día y nadie puede distraerse. A propósito, deberá seguirse
atentamente lo que ocurra con la inflación de enero, un mes que estacionalmente es
muy complicado. Por lo apuntado hasta aquí, y en un enfoque de muy corto plazo,
para que los índices no vuelvan a descarrilar, más importante que la tablita cambiaria
es lo que ocurra con la emisión monetaria.
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