Un mundo más incierto en el Norte que en el Sur

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Año 38 - Edición Nº 873 – 21 de Junio de 2016
Un mundo más incierto en el Norte que en
el Sur
Jorge Vasconcelos
[email protected]
Un mundo más incierto en el Norte que en el
Sur1
Hasta hace poco tiempo, “país desarrollado” era una especie de sinónimo de
previsibilidad en materia económica. Desde la crisis que estalló en 2008 con la quiebra
de Lehman en Estados Unidos, aquella equivalencia comenzó a ser cuestionada y
ahora ingresamos en una etapa en la que las preferencias de los ciudadanos de Gran
Bretaña, España y Estados Unidos pueden disparar un nuevo escenario, ya que se
bifurcan los caminos y hay que optar entre ratificar la globalización pese a sus falencias
o dar un salto al vacío hacia un esquema incierto de variantes de
nacionalismo/populismo. El primer test es el jueves 23, con el referendum en el que
Gran Bretaña decide si permanece o no como socio pleno de la Unión Europea, un hito
que, además, puede generar un efecto dominó. Las peripecias del mundo desarrollado
pueden reanimar el interés de nuestra región por esquemas sustentables de
integración, conectando experiencias como la del Mercosur con la Alianza del Pacífico.
Esta publicación es propiedad del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL). Dirección Marcelo L. Capello.
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Nota publicada en el diario La Voz del Interior el 19 de Junio de 2016 2
Revista Novedades Económicas – 21 de Junio de 2016
La incertidumbre se ha apoderado de los mercados internacionales, pero esta vez el
foco es la política y tiene que ver con los potenciales efectos que puede tener el
referéndum de Gran Bretaña y, más adelante, el resultado de las elecciones de países
como España y Estados Unidos. Hay un “vuelo a la calidad” y ahora los inversores
aceptan tasa de interés negativa para refugiarse en activos como el bono a 10 años de
Alemania. Hay que reconocer que los acantilados que hacen factible el “salto al vacío”
han sido forjados por una economía mundial que cumple un quinquenio de magro
crecimiento, por severos conflictos geopolíticos irresueltos y por el deterioro en la
distribución del ingreso de una parte no menor del planeta. Frente al riesgo de un
“estancamiento secular”, los bancos centrales han ensayado hasta tasas negativas de
interés, pero los resultados no aparecen. Frente a una enfermedad, el fracaso de los
especialistas lleva a la irrupción de los curanderos con sus recetas mágicas…y a que la
gente les preste atención.
No es inevitable que predomine el repudio a la globalización. Puede ocurrir que,
finalmente, Gran Bretaña decida permanecer en la Unión Europea, y que los
siguientes comicios muestren resultados análogos.
Sin embargo, hoy las apuestas son asimétricas. Porque si los votos mantienen el
statu-quo, las dudas políticas se habrán de despejar, pero los problemas económicos
estarán volviendo al primer plano. Y si triunfa lo opuesto, entonces se abrirán infinitas
combinaciones, que no están todavía contempladas: si Gran Bretaña se desengancha
de la Unión Europea, es inevitable que en varios países de la Eurozona se amplifiquen
las corrientes rupturistas, caso de Italia, Grecia y España, y así sucesivamente.
Mientras estos riesgos asimétricos se dilucidan, ¿qué puede ocurrir con la Argentina?.
En el caso de un rechazo de Gran Bretaña a la Unión Europea, habrá mucha
turbulencia y una profundización del “vuelo a la calidad” de los capitales. La Argentina
no habrá de estar en la primera línea de fuego, sencillamente por su falta de conexión
financiera y comercial, a diferencia de países como México, cuya moneda está
sufriendo el temor de los mercados. De todos modos, se trata de terreno desconocido.
En cambio, si los riesgos de una eventual disgregación de la Unión Europea comienzan
a ser superados, habrá más calma financiera y no habrá que desaprovechar la
posibilidad de un avance más rápido y firme en el plano de los acuerdos comerciales.
En cualquiera de los escenarios, no es mala idea apuntar a una mayor integración
regional. La solicitud de la Argentina de participar como observador en la próxima
cumbre de la Alianza del Pacífico anticipa esta tendencia. Si Brasil se endereza en el
plano político, podrá comenzar a dar buenas noticias económicas antes de lo que
muchos esperan, lo cual habrá de activar las fuerzas centrípetas de la región. Podría
reforzarse esta agenda con un plan de infraestructura que logre la conectividad en red
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Revista Novedades Económicas – 21 de Junio de 2016
del sub-continente. Según estudios bien fundados, el intercambio comercial puede
aumentar 3 puntos por cada punto que bajan los costos de transporte.
Si ese bosquejo comienza a tomar forma, entonces la Argentina se vería obligada a
saldar los problemas derivados de la disparidad competitiva que exhiben sus distintos
sectores industriales. Para muchos de ellos, una mayor integración regional es una
gran oportunidad pero, para otros, que también tienen su peso, se trata de una gran
amenaza.
Esa dualidad del país en términos de competitividad se puede resolver si los cambios
ocurren gradualmente, asignando tiempo y fondos a las inevitables tareas de
reconversión. Pero si no existe un Norte, esa transición nunca habrá de arrancar.
Quizá la mejor forma de argumentar a favor de una mayor integración con la región y
con el mundo (suponiendo que éste ofrezca oportunidades) es subrayar los costos que
tiene mantener el actual statu quo:
a) los trabajadores, sin distinción de sector, reclaman salarios que muchas pymes no
pueden pagar, porque ciertos productos son mucho más caros en dólares en el país
que en países vecinos
b) algunos de los instrumentos de mantención del statu quo tienen elevado costo
fiscal, y se trata de fondos que podrían ayudar a ganar competitividad al conjunto a
través de baja de impuestos distorsivos, o el refuerzo y federalización de organismos
como el INTI y el SENASA
c) la falta de acuerdos comerciales con el resto del mundo afecta sobremanera a
nuestros sectores más competitivos, porque muchas veces no pueden entrar en
terceros mercados debido a que sus rivales de Chile, Perú y otros países venden sin
impuestos en Europa, China y otros tantos clientes de interés.
El esfuerzo vale la pena, porque por primera vez en mucho tiempo, si la Argentina y
Brasil logran superar los graves desequilibrios heredados, la región en conjunto podrá
mostrar un activo inédito en términos de mayor previsibilidad y menor conflictividad.
Son credenciales que habilitan una agenda extremadamente ambiciosa cuando se
repara en las dificultades de buena parte del resto del mundo.
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