37 CARTA DE LECTORES “Para la libertad…”1 El Dr. Gustavo Kusminsky se pregunta en una editorial (Hematología, 2004; Vol. 8, Nº 3: 65), ¿para qué? y ¿para quién? los Bancos de Sangre Placentaria. A pesar que coincido con la respuesta a su segunda cuestión: “para todos”, me hallo en la antípoda de su pensamiento respecto de la primera y también con su argumentación para ambas. En primer lugar creo que sería adecuado observar otros documentos que no tendrán la palabra Ética en su título, pero resultan de obediencia obligatoria para todos los ciudadanos de nuestro país, léase Código Civil, Constitución Nacional y otros supranacionales, los que Argentina en períodos democráticos ha rubricado con rango Constitucional: la Declaración Universal de Derechos Humanos, la Declaración de los Derechos del Niño y el Pacto de San José de Costa Rica. La fiel observancia de estos documentos son en mi opinión la primera Ética de un Ciudadano Argentino, cualquiera fuera el credo que profese. Excepto que los médicos tengamos Documentos particulares y actuemos con tentación corporativa. Luego de esta primera salvedad, reconozco que además del trasplante hemopoyético “todas son esperanzas”. Para el Dr. Kusminsky ello parecería significar poco. Mientras sean una posibilidad y por definición lo son, por lo menos para mí, las esperanzas mucho significan y también lo supongo para aquellos que puedan tener la creencia que se conviertan en realidades (“hasta que la investigación científica las permita confirmar”, según el editorialista). Ex profeso utilizo la palabra creencia, devenida a menos por la epistemología cientificista. En definitiva, y aunque la llevemos a largas, toda hipótesis proviene de una creencia. El Dr. Kusminsky plantea que las empresas privadas dedicadas a la custodia en correctas condiciones de sangre placentaria surgieron “con un clarísimo concepto de la oportunidad”. Pareciera que dicho concepto fuera ilegal o delictivo. No sólo no lo es, sino que diferencia claramente al empresario eficaz del ineficaz. Rentabilidad y ética no son antagónicas. Tampoco me parece admisible el concepto de “solapado” pues, al menos yo, no he observado un ocultamiento malicioso de la verdad. No existe la referida “vacuidad legal”, pues el derecho a la libre disponibilidad de lo propio se halla avalado en toda la legislación referida “ut supra”. El “por las dudas” me impresiona al menos risueño. ¿Acaso no tengo derecho a gastar mi dinero en lo que me plazca, por las dudas? Meditemos en la cantidad de dinero que gastamos por las dudas. Los seguros son ejemplo de ello. Aunque la chance del evento sea de 1/20.000 en 20 años (excepto que se demuestre eficacia en otros usos, o que su utilidad pueda ser más prolongada), esta puede ser no tan escasa. Recomiendo al editorialista analizar la propensión y la aversión al riesgo, rasgos psicológicos determinantes en estas cuestiones. Lo que es incorrecto es consumir dineros públicos en una medicina por las dudas o sin evidencias firmes. Requeriría toda la publicación para enumerar los dineros de todos malgastados en medicina, o por desconocimiento, o por falta de lectura crítica de la bibliografía, o por intereses “non sanctos”. El argumento que la dación autóloga vaya en detrimento de la alogénica es falaz. No se ha demostrado que ninguna donación autóloga desmejore la donación alogénica en algún tipo de Banco, comenzando por el de sangre. Entonces la inequidad social debiera resolverla el Estado con la creación de Bancos adecuados, al que pudiera acceder quien lo requiera y no coartando la libertad individual. El Dr. Kusminsky afirma “que en el futuro se pueda demostrar usos novedosos para estas células”. Como no desconoce, existe diferencia entre lo propio y lo ajeno ¿qué pasa, entonces, si se demuestra inoperancia de lo ajeno? Respondo: será tarde. Muchos tienen el deber de cuidar al menor, protegerlo. Si los padres entienden que retener la sangre de cordón es parte de esa protección entonces el artículo 19 de la Convención Americana de Derechos Humanos dispone: “Todo niño tiene derecho a las medidas de protección que su condición de menor requieren por parte de su familia, de la sociedad y del Estado”. Por su parte, el artículo 16 de la Convención de los Derechos del Niño sostiene: “Ningún niño será objeto de injerencias arbitrarias o ilegales en su vida privada, de su familia, su domicilio, o su correspondencia…” La Constitución Nacional en su artículo 19 dice: “Las acciones privadas de los hombres…, ni perjudiquen a un tercero, están solo reservadas a Dios…Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no manda la Ley, ni privado de lo que ella no prohíbe”. Se reconoce en los padres decisión sobre de la donación de la sangre de placenta al Banco- más allá que esta sea de uso público o de su propio niño-, como derivación del derecho de “patria potestad” que el Código Civil otorga: dice el artículo 264: “La patria potestad es el conjunto de deberes y derechos que corresponden a los padres sobre las personas y bienes de sus hijos, para su protección y formación integral, desde la concepción de estos…”. Es inconcebible que hoy las instituciones arrojen esta sangre como residuo biológico y se pretenda negar a los padres el derecho a su conservación para fines privados y no públicos. En la autonomía personal se basa nuestra conformación ciudadana y no en hechos que la impidan. Por último, dentro del liberalismo político de nuestra Constitución no cabe la posibilidad que el Estado determine nuestros planes de vida mediante la imposición de determinadas conductas o valores (p.e. solidaridad). El Estado puede incentivar algunos valores pero no imponerlos. El individuo tiene el derecho de elegir el plan de vida que quiera mientras no afecte medularmente los derechos de terceros. Entonces, para justificar la imposición del deber de solidaridad, el Estado debería sostener algo así como que la “solidaridad es requisito sine qua non” para la protección de derechos de otros, lo que resulta insostenible en este caso. Es más, los argumentos del Dr. Kusminsky tienen en mi parecer fragancia autoritaria, amén de discriminar a los que deseen realizar este procedimiento. Además, si la editorial fuese la opinión oficial de la SAH a través de su órgano de difusión, ella carece de potestad, sin debate y consenso previo, de arrogarse semejante facultad sobre un tema por lo demás controversial y con claros visos de contradecir a nuestra Carta Magna. José Fernández Médico correo electrónico: [email protected] 1. Miguel Hernández.” El Herido (II)”. El Hombre acecha. 1939 CORREO DE LECTORES HEMATOLOGIA, Vol. 9 Nº 2: 37 Mayo-Agosto, 2005 Réplica Sangro, lucho, pervivo La tesis de respetar una serie de principios rectores de nuestra sociedad, y en definitiva del mundo occidental, no se contraponen con la idea de que el procedimiento de propia criopreservación de progenitores de cordón sea argumentable. Por supuesto que cada uno puede hacer lo que le place con sus bienes, pero aún ahí existen intervenciones legales que limitan estos actos. La información que se emite sobre el congelamiento de la sangre placentaria es incompleta y engañosa, y ello consta en la publicidad que efectúan las empresas. Lo que se reclama es un justo acto de consentimiento informado, en el que la pareja gestante comprenda los siguientes aspectos: 1. No existe hasta el momento ninguna evidencia de peso sobre el uso clínico de células de cordón en enfermedades como la diabetes, la cardiopatía isquémica o enfermedades neurodegenerativas. Tampoco se sabe si la viabilidad de las células será la misma luego de veinte años o más. 2. Es posible que los resultados, en el caso de que se produjeran, pudieran ser los mismos que los obtenidos con progenitores adultos de la médula ósea, evitando mantener congeladas las células tanto tiempo. 3. La posibilidad de tener que utilizar estos cordones en un trasplante autólogo es extremadamente baja, y de hecho en muchas situaciones oncohematológicas la fuente autóloga no es la elección debido a la falta de un mecanismo inmunológico que dispare un efecto “injerto contra malignidad”. 4. Llamar seguro biológico a algo cuya seguridad no se conoce es una falacia. Tomar un seguro significa que en el caso de que un determinado evento ocurra, por improbable que sea, será “segura” la respuesta a esta posibilidad. Como no es seguro que las células sirvan para enfermedades tan variadas, esto es en realidad una incertidumbre biológica. Estos puntos son cruciales. No se intenta prohibir nada. Si una pareja, luego de comprender estas cuestiones, está dispuesta a realizar el procedimiento, entonces será libre en la toma de decisión. En este sentido, sí es válido el concepto de “solapado”, pues las empresas no proporcionan claramente toda la información, para lo cual sugiero evaluar los contratos que se proporcionan. Países como España, Italia, Bélgica, han prohibido la criopreservación autóloga. Sin embargo, pienso que no se debe ser extremista y respetar la decisión de los padres que persisten en su deseo de realizar el procedimiento. Las dudas y el desaconsejar este acto también han sido planteados por organismos consultivos europeos , y por colegios médicos de indudable prestigio moral y académico1, 2, 3 , sin que se haya transgredido Carta Magna alguna. Resultan muy elocuentes los resultados de una investigación canadiense, donde se demostró que con información precisa y extensa sobre la congelación propia de sangre de cordón umbilical, sólo el 16% de las mujeres persistieron en el deseo de congelar ese material, expresando el 84% su deseo de contribuir a un banco de uso público y altruista4. Sí existe vacuidad legal sobre este procedimiento, y el vacío es normativo. Los estándares utilizados en los países donde estos bancos se han aceptado, se realizan de acuerdo a estrictos controles acreditados según los oportunamente establecidos por organismos como FACT (Federation of accreditation in cell therapy) o Netcord. Estos no son con los estándares que se han adoptado en la Argentina y en la actualidad se trabaja en estos puntos. Un comentario importante sobre la ética se refiere a la oportunidad comercial del procedimiento. No he dicho que “oportunismo” sea sinónimo de ilícito, pero no he sido yo quien en algunas discusiones ha planteado que las empresas que ofrecen este servicio lesionan el artículo 21 de la Convención sobre Derechos Humanos y Biomedicina, en el que se sostiene que “el cuerpo humano y sus partes no darán lugar a ganancias económicas”5. Es cierto que la nota expresa una opinión. A partir de los consensos y disensos en este tema, convocamos a un debate en la Sociedad Argentina de Hematología. Este debate se llevó a cabo el día 20 de mayo de 2005, y se hicieron presentes todos los involucrados en esta discusión. La hoy airada voz del Dr. Fernández, no se hizo presente en esa ocasión. La Sociedad Argentina de Hematología extrajo una conclusión que será puesta en la página web institucional y se dará a conocer públicamente. El tema de la plasticidad de la célula progenitora hematopoyética es fascinante. Sin lugar a dudas hay muchas expectativas puestas sobre esta posibilidad y es muy posible que en el futuro se abra un campo de extensa aplicación. Las células más investigadas, las MAPC (multipotent adult progenitor cell) se obtuvieron mayormente de la médula ósea adulta. Este es el escenario que cuestiona la venta de la esperanza del cordón en el momento actual. Debería explicarse cabalmente la duda fundada que existe sobre la necesidad de congelar las células de la sangre placentaria, pues el gesto atenta simbólicamente contra la donación altruista, cuestión de la que no soy autor sino que ha sido planteada por diversos organismos e instituciones. Cita el Dr. Fernández a Miguel Hernández. El poema El Herido, tiene un destino: “para el muro de un hospital de sangre”. El poeta afirma que la sangre huele a mar, sabe a mar y a bodega. ¿Serán entonces estas las células de una poyesis, (de ahí viene poesía) cuya punta no ha sido encontrada, su sabor desconocido y sus propiedades misteriosas?. Habrá que ver si ellas harán que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan en la carne talada. No parece, en tanto se dude, que se pueda asegurar su venta. CORREO DE LECTORES Gustavo Kusminsky Servicio de Hematología Hospital Universitario Austral 1. 2. 3. 4. Int J Gynecol Obstet 1997; 58:116 Pediatrics 1999; 104:116-118 www.rcog.org.uk/index.asp?PageID=545, de Octubre 2004. Fernandez et al. Knowledge and attitudes of pregnant women with regard to collection, testing and banking of cord blood stem cells Can Med Journal 2003; 18:168 5. Convención de Oviedo HEMATOLOGIA, Vol. 9 Nº 2: 38 Mayo-Agosto, 2005