Año 3 - Edición Nº 4 – 30 de Diciembre de 2014 Datos preocupantes en el mercado laboral 2014: Aumenta el desempleo juvenil y crece la inactividad laboral entre mujeres jóvenes Marcelo Capello Gerardo García Oro Laura Caullo Resumen Ejecutivo Al tercer trimestre 2014 la incidencia de la informalidad laboral se mantuvo en un piso que alcanza a uno de cada tres trabajadores asalariados, a este hecho se le añade que la participación laboral (proporción de población económicamente activa respecto a la población total) alcanzó para igual periodo un piso mínimo del 44,7%, con respecto a los últimos 10 años. De igual manera, la tasa de empleo (proporción de personas ocupadas respecto a la población total) bajó a un 41,3%, guarismo comparable con los observados en los primeros años de recuperación económica tras la crisis de 2001 y 2002; y por debajo de la tasa de empleo existente hacia el tercer trimestre de 2009. La evidencia respecto a la evolución de la tasa de participación laboral juvenil da cuenta de una indeclinable tendencia hacia la inactividad laboral. Este fenómeno ocurre sobre ambos sexos, pero más fuertemente entre las mujeres. Es probable que tras sucesivos años de expansión económica (sólo interrumpidos por intermitencias en 2009 y entre 2012-2014) se haya reducido la incidencia de fenómenos como el de un segundo o tercer miembro del hogar que busca empleo. Sin embargo, esta tendencia tampoco se revirtió cuando a partir de fines de 2006 la pobreza alcanzó un piso del que no volvió a contraerse (de al menos 1 de cada 4 argentinos). Este escenario da cuenta de los riesgos que involucra el fenómeno en sí mismo, como así también las dificultades futuras que tendrá la reincorporación de estas poblaciones excluidas al mundo del trabajo. En esta línea, la tasa de empleo entre jóvenes (14-29 años) reviste un comportamiento errático y hacia el tercer trimestre de 2014 el indicador alcanzó el nivel más bajo desde 2003, tanto para varones como para mujeres. Si se añade a esto la idea de que 6 de cada 10 puestos de empleo conseguidos por jóvenes son precarios e informales, la información deja en claro la significativa cuenta pendiente en materia de generación de oportunidades de empleo genuinas y productivas, en especial para este segmento de la población. Cuando se analiza el desempleo oculto sobre las mujeres jóvenes la evidencia es clara, una tendencia a la baja tanto en la tasa de actividad como de desempleo, lo que demuestra la progresiva exclusión (voluntaria o involuntaria) de este conjunto de la población del mercado de trabajo. Esta publicación es propiedad del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL) de Fundación Mediterránea. Dirección Nacional del Derecho de Autor Ley Nº 11723 - Nº 2328, Registro de Propiedad Intelectual Nº 5108039. ISSN Nº (ISSN 23139803). Se autoriza la reproducción total o parcial citando la fuente. Dirección General: Marcelo L. Capello. Sede Buenos Aires y domicilio legal: Viamonte 610 2º piso, (C1053ABN) Buenos Aires, Argentina. Tel.: (54-11) 4393-0375. Sede Córdoba: Campillo 394 (5001), Córdoba., Argentina. Tel.: (54-351) 472-6525/6523. E-mail: [email protected] [email protected] Transiciones laborales de jóvenes (14-29 años) entre actividad y desempleo – Mujeres. Tasa de actividad (en % de la población total) 49.0% 2003 47.0% 2004 2006 45.0% 43.0% 2009 41.0% 2005 2008 2011 2012 2010 39.0% 2013 37.0% 35.0% 10.0% 2014 15.0% 20.0% 25.0% 30.0% 35.0% Tasa de desempleo (en % de la PEA) Nota: La EPH correspondiente al tercer trimestre de 2007 no fue relevado por INDEC. Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de EPH-INDEC. Entre los varones jóvenes, hasta el año 2006 se mantuvo estable el nivel de participación laboral y se logró contraer fuertemente la tasa de desempleo, no obstante estos progresos se agotaron en años sucesivos y la participación laboral decayó, motivando el fenómeno del desempleo oculto. En la evidencia internacional los resultados indican que en aquellos países que lograron forjar mercados laborales sólidos e inclusivos lo hicieron incorporando a la vida activa a la mayor parte de la población en edad de trabajar, con especial foco de atención sobre los segmentos que suelen enfrentar mayores dificultades para acceder y lograr sostener en el tiempo un empleo de calidad. El desafío, consiste en trabajar por la transición exitosa de los jóvenes desde la escuela al mundo laboral. Comúnmente la problemática juvenil suele analizarse considerando rangos etarios diferenciados, pero que en la mayoría de los casos van entre los 15 y los 29 años de edad. En este caso, las estadísticas comparativas son presentadas según tres rangos etarios diferenciados: 15-19 años; 20-24 años; y 25-29 años. Respecto a los jóvenes de entre 15 y 19 años de edad, presumiblemente en su último tramo de etapa formativa, se observa que para Argentina hacia el año 2004 casi un 27% de los mismos se encontraba activo laboralmente, mientras que esta incidencia se contrajo al 17% en el primer semestre de 2014. Este resultado se encuentra en una posición intermedia, con niveles que superan (tanto para 2004 como en 2014) la participación laboral de este segmento en países como Bélgica, Portugal, España y Francia, de manera que más allá del retroceso observado a lo largo de los últimos diez 3 años y de que la participación resulta en menos de la mitad que en otros ejemplos (Canadá, Dinamarca y Suiza), la situación de Argentina no sería tan crítica. Por otro lado, entre los jóvenes de 20-24 años de edad las principales falencias en el involucramiento con el mundo del trabajo parecen ocurrir entre las mujeres. Es así como la participación laboral femenina cayó de un 58% en 2004 al 46,5% en el primer semestre de 2014, un resultado bastante alejando de, por ejemplo, el 78% de participación laboral de mujeres jóvenes en Suiza. A la vez que en esta materia Francia, Portugal y España – entre otros- lograron conservar su posicionamiento, en Argentina la tendencia ocurrió a la inversa y ya en esta etapa se observa que una importante proporción de mujeres se retira del mercado laboral. Tasas de actividad en jóvenes entre 20 y 24 años de edad. 90% Varones y Mujeres 2004 80% 80,0% 77,8% 2014 68,1% 70% 59,7% 60% 50% 40% 90% Mujeres 2004 80% Suiza Canadá Reino Unido Suecia Finlandia Estados Unidos Dinamarca Noruega Alemania Argentina Francia España Portugal Bélgica Grecia 30% 80,2% 78,3% 2014 70% 58,2% 60% 46,5% 50% 40% Suiza Canadá Reino Unido Suecia Finlandia Dinamarca Noruega Estados Unidos Alemania Portugal España Francia Argentina Bélgica Grecia 30% Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de OIT. 4 Finalmente, entre los jóvenes de 25 y 29 años de edad, una etapa en la vida que suele involucrar un creciente número de responsabilidades que recaen en éstos jóvenes, Argentina es superada por todos los países considerados, tanto en la comparativa de ambos sexos como entre las mujeres, donde se profundizan aún más las disparidades. Así, la actual participación laboral del 77,5% sobre este conjunto queda muy por debajo de los países que se encontraban próximos en los anteriores rangos etarios, como es el caso de Francia (86,3%), Bélgica (86,6%), España (86,8%) y Portugal (87,1%). Más problemático aún puede resultar el antecedente de que la actual participación laboral femenina en este rango etario (64,6%) resulta ampliamente superada por los demás países incluidos en esta comparación, observando por ejemplo que en España un 84,5% de las mujeres de entre 25 y 29 años de edad se encuentran activas. Tasas de actividad en jóvenes entre 25 y 29 años de edad. 95% Varones y Mujeres 2004 90% 85% 80% 89,2% 88,7% 2014 79,8% 77,5% 75% 70% 65% 90% 2004 Suiza 86,9% 85,0% Mujeres 85% Portugal España Bélgica Francia Grecia Suecia Reino Unido Canadá Noruega Alemania Finlandia Dinamarca Estados Unidos Argentina 60% 2014 80% 75% 70% 68,5% 64,6% 65% Portugal Suiza España Bélgica Grecia Suecia Canadá Francia Noruega Alemania Reino Unido Dinamarca Finlandia Estados Unidos Argentina 60% Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de OIT. 5 La sistemática contracción en la tasa de participación laboral de los jóvenes moviliza el interrogante de si su retirada del mundo laboral estuvo relacionada con una mejoría en su condición de vida o con la incorporación del mismo al estudio y la capacitación ó con un síntoma de desánimo de este conjunto ante la falta de oportunidades de acceder y sostener en el tiempo un empleo digno y productivo. Ante esto, se propone analizar las transiciones laborales y educativas de los jóvenes de entre 15 y 29 años de edad, bajo una periodicidad interanual, observando en qué medida los jóvenes encuestados conservaron su situación laboral y/o educativa luego de transcurrido un año ó se desplazaron hacia otra condición de empleo o de estudio diferente. En primer lugar, respecto a los jóvenes que en el primer relevamiento declararon encontrarse ocupados en un empleo formal, puede verse que entre un 80% y un 88% de los casos lograron sostener su ideal situación al año siguiente. La mayor parte de las transiciones de este segmento ocurrieron hacia la informalidad laboral y sólo un pequeño conjunto de los mismos se desplazó hacia el segmento “Ni Ni”. En este caso, se trata del segmento juvenil con mayor acumulación de capital humano y que enfrentan menos dificultades en su tránsito hacia la vida activa. Respecto a los jóvenes que inicialmente se encontraron en un empleo informal, se observa que durante los primeros años de recuperación económica alrededor de un 35% de los mismos al año siguiente se encontraron ocupados en un puesto formal, y entre un 46% y 48% conservaban su situación de empleo informal inicial. Los traspasos hacia el segmento “Ni Ni” resultan mayores que en el caso de los jóvenes inicialmente formales, con incidencias relativas que van entre un 9% y un 15% de los traspasos. Se destaca, que para el periodo 2013-2014, 7 de cada 10 jóvenes que en 2013 estaban en la informalidad laboral, hacia 2014 continuaban en dicha situación. Este hecho resulta superior a la observación de periodos previos y da cuenta de la inmovilización de trabajadores en puestos informales, más cuando se resiente la actividad económica. 6 Transición laboral y educativa de jóvenes inicialmente ocupados en un empleo informal - Primeros semestres de años consecutivos Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de EPH-INDEC. Un aspecto destacable tiene que ver con la situación de jóvenes que inicialmente declararon encontrarse desocupados, es que la gran mayoría de éstos cambió su situación un año después (tan sólo entre un 14% y un 23% - según el periodo - quedó como desocupado al año siguiente). En este sentido, la evidencia indica que hasta el año 2006 (los primeros años de recuperación económica) un 57% de los jóvenes inicialmente desocupados transitaban hacia la consecución de un empleo. Entre los años 2006 a 2008 y 2010 a 2012 las transiciones hacia el empleo se contrajeron significativamente, con un promedio de 45% de los traspasos; cobrando mayor preponderancia el traspaso hacia la inactividad. El hecho de que, en promedio, un 22% de los jóvenes que inicialmente declaran estar buscando empleo pese a no conseguirlo, un año después afirmen que haber desistido en dicha búsqueda (considerándose inactivos) y tampoco estudiar como vía de fortalecer sus herramientas de capital humano, constituye uno de los focos fundamentales de la problemática juvenil pendiente de resolver. Asimismo, se destacan las diferencias en el contexto observado entre los últimos dos periodos consecutivos (2012-2013 y 2013-2014). En ambos casos, un 14% de los jóvenes inicialmente desocupados sostuvieron su condición al año siguiente y cerca del 20% transitaron hacia el bloque de jóvenes “Ni Ni”. 7 Sin embargo, entre 2012-2013 aún algunos jóvenes pasaban a la inactividad laboral por estudios (9%) y dicho antecedente resulta insignificante en el periodo 2013-2014. Más allá de esta mayor incidencia de inactividad por estudio, el traspaso hacia un puesto formal entre 2012-2013 más que triplicó el antecedente observado entre 2013-2014, destacándose que para éste último periodo dichos traspasos auspiciosos fueron sustituidos por movimientos hacia la informalidad laboral, la cual incluyó a 6 de cada 10 de estos jóvenes, inicialmente desocupados. Transición laboral y educativa de jóvenes inicialmente desocupados - Primeros semestres de años consecutivos 18,9% 2013-2014 14,3% 2012-2013 13,8% 2011-2012 15,2% 2010-2011 16,7% 4,2% 61,7% 20,5% 14,3% 42,2% 9,2% 23,1% 14,1% 31,8% 15,8% 29,8% 21,6% 20,6% 11,3% 17,0% 2009-2010 12,1% 19,8% 42,5% 8,5% 24,8% 2008-2009 17,2% 22,7% 28,7% 6,6% 21,0% 2007-2008 15,4% 12,3% 33,6% 17,8% 21,9% 2006-2007 22,6% 20,2% 25,2% 10,1% 20,1% 2005-2006 20,9% 17,4% 38,9% 2,7% 19,9% 2004-2005 15,1% 0% Desocupado 38,1% 20% Formal 40% Informal 21,0% 60% Inact. que estudia 5,9% 80% 100% Inact. que no estudia Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de EPH-INDEC. Finalmente, sobre el bloque de jóvenes que no estudian, no trabajan ni tampoco buscan trabajo (jóvenes “Ni Ni”) sólo pudieron salir de dicha situación en la mitad de los casos entre 2004 y 2006, destacando que su salida de este conjunto crítico se motivó en la mayoría de los casos por la obtención de un puesto de empleo informal o por su tránsito hacia el desempleo. En los años que siguieron, este conjunto mostró los menores atributos de movilidad, destacando que en más de 7 de cada 10 casos los jóvenes, transcurrido un año, continuaban en idéntica situación, aspecto que destaca la característica estructural y crítica de la problemática. 8 Finalmente, para todos los periodos bajo análisis, puede observarse que los traspasos hacia una situación de estudio resultan muy bajos, lo que detenta la importancia de realizar políticas activas sobre este conjunto, que involucren no sólo el apoyo para su incorporación y sostenimiento en entornos de capacitación formal, sino también el fortalecimiento de habilidades blandas y de estrategias de inclusión ciudadana. Transición laboral y educativa de jóvenes inicialmente inactivos que no estudia (jóvenes “Ni Ni”) Primeros semestres de años consecutivos 6,8% 2013-2014 70,4% 17,2% 5,5% 2,5% 2012-2013 75,1% 5,3% 10,6% 6,5% 1,7% 2011-2012 72,0% 5,0% 2010-2011 71,9% 4,0% 16,3% 5,0% 2,4% 16,3% 5,3% 2,7% 2009-2010 73,9% 4,5% 13,2% 5,7% 1,1% 2008-2009 71,2% 4,7% 16,5% 6,5% 2,4% 2007-2008 75,6% 2,6% 14,2% 2006-2007 75,9% 1,9% 11,9% 5,3% 3,1% 7,1% 3,0% 2005-2006 54,0% 2,9% 33,0% 7,1% 0,7% 2004-2005 50,6% 0% 20% Inact. que no estudia 4,4% 40% Formal Informal 32,9% 60% Desocupado 11,4% 80% 100% Inact. que estudia Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de EPH-INDEC. En suma, puede decirse que el estudio de la problemática juvenil implica referirse a la existencia de múltiples dualidades y segmentaciones existentes y persistentes de forma estructural en el mercado laboral. Por un lado, se encuentra a aquellos jóvenes que han logrado incorporarse a un puesto formal y suelen gozar de una acumulación de capital humano y habilidades blandas distintivas respecto a aquellos jóvenes que deben lidiar con las mayores dificultades para progresar exitosamente en su trayecto de vida. En estos términos debe propugnarse por generar mercados laborales inclusivos para la mayoría, requiriendo esta tarea de un salto de calidad en la gestión, de manera que pueda lograrse fortalecer y apoyar las oportunidades de aquellos jóvenes cuyo punto de partida y conjunto de oportunidades resulta inferior, a la vez que constituya el medio fundamental de generación de los recursos suficientes para superar la pobreza y la marginalidad, evitando la transmisión intergeneracional de la pobreza. 9 Últimos datos: Indicadores de empleo y situación juvenil al tercer trimestre de 2014 A la luz de que el tercer trimestre de 2014 mostró una profundización en los síntomas de recesión económica, las dificultades de empleo y la caída del salario real constituyeron los principales antecedentes de la insuficiencia de ingresos y fuertes reversiones distributivas. A la vez que la incidencia de la informalidad laboral no puede contraerse de un piso que alcanza a uno de cada tres trabajadores asalariados, se añade el hecho de que la actual participación laboral (proporción de población económicamente activa respecto a la población total) alcanzó al tercer trimestre de 2014 un piso mínimo comparado respecto a los últimos 10 años del 44,7%. De igual manera, la tasa de empleo (proporción de personas ocupadas respecto a la población total) recayó en un 41,3%, comparable con los primeros años de recuperación económica tras la crisis económica sufrida hacia finales de 2001 y posterior devaluación del peso; y por debajo del nivel de empleo hacia el tercer trimestre de 2009, cuando la economía fue afectada por el impacto de la crisis financiera internacional. Evolución de la tasa de empleo (en % de la población total) Tercer trimestre de cada año – 2004 a 2014 44% 43.4% 43.3% 43% 42.4% 41.6% 42% 41% 40.1% 40% 39% 42.1% 41.9% 42.5% 42.9% 41.3% 41.1% 38.2% 38% 37% 36% 35% 34% III-03 III-04 III-05 III-06 III-07 III-08 III-09 III-10 III-11 III-12 III-13 III-14 Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de INDEC. Esta débil capacidad de generar empleos (y particularmente aquellos formales y de calidad) afecta principalmente a aquellos segmentos donde la acumulación de experiencia y capital humano resulta más frágil. Es este el caso de los jóvenes y, dentro de este conjunto, a las mujeres. La evidencia respecto a la evolución de la tasa de participación laboral juvenil (porcentaje de activos respecto a la población total de jóvenes) da cuenta de una 10 indeclinable tendencia hacia la inactividad laboral. Este fenómeno ocurre sobre ambos sexos, pero más fuertemente sobre las mujeres. En este caso, se presenta la evolución en las tasas de actividad de aquellos jóvenes que cuentan entre 14 y 29 años de edad (en base a información proveniente de la EPH de INDEC), pero este panorama se replica en cualquier subconjunto considerado dentro de éste. Al respecto, se destaca la baja tasa de participación laboral de las mujeres jóvenes, que asciende al 38% del total, siendo que hacia el tercer trimestre de 2003, dicho indicador resultaba en un 47,6%. Es probable que tras sucesivos años de expansión económica (sólo interrumpidos por intermitencias en 2009 y entre 2012-2014) se haya reducido la incidencia de fenómenos como el de un segundo o tercer miembro del hogar que busca empleo. Sin embargo, esta tendencia tampoco se revirtió cuando a partir de fines de 2006 la pobreza alcanzó un piso del que no volvió a contraerse (de al menos 1 de cada 4 argentinos). Este escenario, da cuenta de los riesgos que involucra el fenómeno en sí mismo como así también las dificultades futuras que tendrá la reincorporación de estas poblaciones excluidas al mundo del trabajo. Este resultado, va a contramano de la evidencia internacional de aquellos países que lograron forjar mercados laborales sólidos y estables, en los cuales la tendencia fue hacia un mayor involucramiento y participación laboral. Asimismo, demuestra que se está desaprovechando el llamado “bono demográfico” actual, por encontrar una elevada relación de población en edad activa respecto a población dependiente y no poder aprovechar este contexto para que dicha población en edad activa logre progresar e incluirse en entornos productivos y de calidad. Evolución de la tasa de actividad entre jóvenes (14-29 años) III 2003 65.0% 61.0% Mujeres Varones 60.0% 55.0% 50.0% III 2003 47.6% 45.0% III2014 54.2% 40.0% III2014 38.0% 35.0% III 2003 I 2004 III 2004 I 2005 III 2005 I 2006 III 2006 I 2007 IV 2007 II 2008 IV 2008 II 2009 IV 2009 II 2010 IV 2010 II 2011 IV 2011 II 2012 IV 2012 II 2013 IV 2013 II2014 30.0% Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de INDEC. 11 Evolución interanual de la tasa de actividad entre jóvenes (14-29 años). Mujeres 70.0% 61.0% 62.3% 62.3% 62.1% 60.0% Varones 58.4% 59.2% 57.9% 58.2% 59.7% 56.9% 54.2% 50.0% 47.6% 46.3% 43.8% 44.7% 42.2% 41.4% 40.1% 40.9% 42.1% 38.6% 38.0% 40.0% 30.0% 20.0% 10.0% 0.0% III 2003 III 2004III 2005III 2006III 2008III 2009III 2010 III 2011 III 2012 III 2013 III 2014 Nota: La EPH correspondiente al tercer trimestre de 2007 no fue relevado por INDEC. Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de EPH-INDEC. La tasa de empleo entre jóvenes (14-29 años) reviste un comportamiento errático y hacia el tercer trimestre de 2014 el indicador alcanzó el nivel más bajo desde 2003, tanto para varones como para mujeres. Si se añade a esto la idea de que 6 de cada 10 puestos de empleo conseguidos por jóvenes son precarios e informales, la información deja en claro la significativa cuenta pendiente en materia de generación de oportunidades de empleo genuinas y productivas. Evolución interanual de la tasa de empleo entre jóvenes (14-29 años). 55.0% III 2003 47.1% 50.0% 45.0% 40.0% 35.0% 30.0% 25.0% III2014 46.5% III 2003 33.0% Mujeres III2014 31.5% Varones III 2003 I 2004 III 2004 I 2005 III 2005 I 2006 III 2006 I 2007 IV 2007 II 2008 IV 2008 II 2009 IV 2009 II 2010 IV 2010 II 2011 IV 2011 II 2012 IV 2012 II 2013 IV 2013 II2014 20.0% Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de EPH-INDEC. 12 Evolución interanual de la tasa de empleo entre jóvenes (14-29 años) Mujeres Varones 60.0% 50.0% 40.0% 47.1% 52.5% 52.3% 51.2% 50.4% 50.7% 50.9% 49.9% 51.3% 49.8% 46.5% 33.0% 34.5% 33.8% 34.7% 34.4% 33.7% 33.2% 33.9% 33.9% 31.9% 31.5% 30.0% 20.0% 10.0% 0.0% III 2003 III 2004III 2005III 2006III 2008III 2009III 2010 III 2011 III 2012 III 2013 III 2014 Nota: La EPH correspondiente al tercer trimestre de 2007 no fue relevado por INDEC. Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de EPH-INDEC. El llamado fenómeno de “desempleo oculto”, que podría estimarse en unas 800 mil personas que se retiraron del mercado de trabajo entre 2007 hasta la actualidad, podría llevar la tasa de desempleo general de la economía hasta un 12,1%, significativamente superior al 7,5% informado por INDEC para el tercer trimestre de 2014. La referencia del desempleo juvenil suele encontrar niveles que generalmente resultan entre dos y tres veces superiores al promedio general. En este caso, el desempleo oculto fue un fenómeno que, también entre los jóvenes, logró que la tasa de desempleo se encuentre estable o hasta se reduzca, siempre considerando el conjunto de jóvenes de entre 14 y 29 años de edad. Para el caso de las mujeres resultó en un 17,1% de la PEA y entre los varones del 14,1%. Si la tasa de actividad actual estuviera ubicada a los niveles del tercer trimestre de 2006, tanto para mujeres como para varones jóvenes, entre las primeras el desempleo alcanzaría al 24,1%, mientras que entre los varones estaría en el entorno del 17,5%; niveles superiores incluso a los del tercer trimestre de 2006. Cuando se analiza este hecho sobre las mujeres jóvenes la evidencia es clara, una tendencia a la baja tanto en la tasa de actividad como de desempleo, lo que demuestra la progresiva exclusión (voluntaria o involuntaria) de este conjunto del mercado de trabajo. El mayor riesgo que detenta esta situación tiene que ver con que esta exclusión de entornos formales suele ser difícil de revertir en base al trayecto de vida de la persona una vez que la misma se retira del mercado de trabajo, fundamentalmente entre las mujeres. 13 Transiciones laborales de jóvenes (14-29 años) entre actividad y desempleo – Mujeres. Tasa de actividad (en % de la población total) 49.0% 2003 47.0% 2004 2006 45.0% 43.0% 2005 2008 2009 41.0% 2011 2012 2010 39.0% 2013 2014 37.0% 35.0% 10.0% 15.0% 20.0% 25.0% 30.0% 35.0% Tasa de desempleo (en % de la PEA) Nota: La EPH correspondiente al tercer trimestre de 2007 no fue relevado por INDEC. Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de EPH-INDEC. Entre los varones, hasta el año 2006 se mantuvo estable el nivel de participación laboral y se logro contraer fuertemente la tasa de desempleo, no obstante estos progresos se agotaron en años sucesivos y la participación laboral decayó, nuevamente formalizando el fenómeno del desempleo oculto. Transiciones laborales de jóvenes (14-29 años) entre actividad y desempleo – Varones Tasa de actividad (en % de la población total) 63.0% 62.0% 2006 2005 2004 2003 61.0% 60.0% 2012 2009 59.0% 2008 2011 2010 58.0% 57.0% 2013 56.0% 55.0% 2014 54.0% 53.0% 8.0% 10.0% 12.0% 14.0% 16.0% 18.0% 20.0% 22.0% 24.0% Tasa de desempleo (en % de la PEA) Nota: La EPH correspondiente al tercer trimestre de 2007 no fue relevado por INDEC. Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de EPH-INDEC. 14 Sin embargo, bajo el contexto económico actual, fundamentalmente entre el segundo y tercer trimestre del año, las expectativas laborales fueron más pesimistas y esto puede verse en las bajas tasas de entrada y salida (tasas de rotación) al mercado de trabajo observado durante dichos trimestres. Esto es, quien tiene un empleo procura conservarlo y quien busca conseguir un puesto, no logra ser seleccionado debido a una baja demanda de puestos. Así, el tercer trimestre de 2014 parece indicar una correlación inversa entre la tasa de empleo y la tasa de desempleo (fenómeno que en años previos no se visibilizó), en un contexto de indeclinable baja en la tasa de actividad. Este hecho ocurre sólo en el caso de que se presente destrucción de empleo joven, de manera que la tasa de empleo caiga y la tasa de desempleo se incremente, pese a una menor participación laboral. Evolución de la tasa de desempleo entre jóvenes (14-29 años) 35.0% III 2003 30.7% Mujeres 30.0% Varones 25.0% III 2008 18.3% 20.0% 15.0% III2014 17.1% III 2003 22.7% 10.0% III2014 14.1% III 2008 12.3% 5.0% III 2003 I 2004 III 2004 I 2005 III 2005 I 2006 III 2006 I 2007 IV 2007 II 2008 IV 2008 II 2009 IV 2009 II 2010 IV 2010 II 2011 IV 2011 II 2012 IV 2012 II 2013 IV 2013 II2014 0.0% Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de EPH-INDEC. Evolución interanual de la tasa de desempleo entre jóvenes (14-29 años) 35.0% Mujeres 30.7% Varones 30.0% 25.4% 25.0% 20.0% 15.0% 22.7% 22.7% 22.4% 19.9% 17.7% 19.5% 18.3% 18.6% 17.4% 17.1% 17.2% 17.0% 15.9% 14.8% 12.6% 12.5% 11.9% 12.3% 12.3% 14.1% 10.0% 5.0% 0.0% III 2003 III 2004 III 2005 III 2006 III 2008 III 2009 III 2010 III 2011 III 2012 III 2013 III 2014 Nota: La EPH correspondiente al tercer trimestre de 2007 no fue relevado por INDEC. Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de EPH-INDEC. 15 ¿Cómo evolucionó la participación laboral juvenil en países desarrollados? En la evidencia internacional los resultados indican que en aquellos países que lograron forjar mercados laborales sólidos e inclusivos lo hicieron bajo la apuesta de incorporar a la vida activa a la mayor parte de la población en edad de trabajar, con especial foco de atención sobre los segmentos que suelen enfrentar mayores dificultades para acceder y lograr sostener en el tiempo un empleo de calidad. En este sentido, las instituciones laborales deben reposar sobre herramientas modernas y moldeables tanto a la realidad local propia de cada contexto como a las especificidades propias de cada segmento poblacional. En este desafío, trabajar por la transición exitosa de los jóvenes desde la escuela al mundo laboral, constituye uno de los más trascendentes desafíos en esta línea de trabajo. Una de las estadísticas más importantes al respecto, difundida por la Organización Interamericana del Trabajo (OIT), resume las tendencias recientes y pasadas de la tasa de actividad juvenil, definida como la proporción de jóvenes ocupados ó desocupados respecto al total de jóvenes. Comúnmente la problemática juvenil suele analizarse considerando rangos etarios diferenciados, pero que en la mayoría de los casos van entre los 15 y los 29 años de edad. En este caso, las estadísticas comparativas son presentadas según tres rangos etarios diferenciados: 15-19 años; 20-24 años; y 25-29 años. En base a ello, se pretende trazar un diagnóstico preliminar acerca de cuál podría ser la etapa de vida más crítica para los jóvenes en Argentina, a la vez que puedan resguardarse en la comparación internacional otros aspectos vinculados al contexto e idiosincrasia propia de cada país. Respecto a los jóvenes de entre 15 y 19 años de edad, presumiblemente en su último tramo de etapa formativa, se observa que para Argentina hacia el año 2004 casi un 27% de los mismos se encontraba activo laboralmente, mientras que esta incidencia se contrajo al 17% en el primer semestre de 2014. Este resultado se encuentra en una posición intermedia, con niveles que superan (tanto para 2004 como en 2014) la participación laboral de este segmento en países como Bélgica, Portugal, España y Francia, de manera que más allá del retroceso observado a lo largo de los últimos diez años y de que la participación resultan en menos de la mitad que en otros ejemplos (Canadá, Dinamarca y Suiza), la situación de Argentina no sería tan crítica. Probablemente, sobre este segmento etario el indicador tenga mayores dosis de idiosincrasia y particularidades contextuales de cada país. 16 A esta misma conclusión se arriba al comparar la situación de las mujeres jóvenes de dicho rango etario, entre las cuales la participación laboral se contrajo a la mitad (pasando de un 22,3% en 2004 al 11,5% actual) pero sosteniendo niveles comparables a los de los países desarrollados mencionados, aunque también más alejados que en el promedio general de aquellos países más inclusivos. Tasas de actividad en jóvenes entre 15 y 19 años de edad. 70% Varones y Mujeres 2004 60% 53,8% 53,5% 2014 50% 40% 26,8% 30% 17,1% 20% 10% 70% Mujeres 60% Suiza Dinamarca Canadá Noruega Reino Unido Finlandia Suecia Estados Unidos Alemania Argentina 2014 Francia Portugal 2004 España Grecia Bélgica 0% 58,4% 52,7% 50% 40% 30% 22,3% 20% 11,5% 10% Dinamarca Canadá Suiza Noruega Finlandia Suecia Reino Unido Estados Unidos Alemania Argentina Francia España Portugal Grecia Bélgica 0% Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de OIT. Por otro lado, entre los jóvenes de 20-24 años de edad las principales falencias en el involucramiento con el mundo del trabajo parecen ocurrir entre las mujeres. Es así como la participación laboral femenina cayó de un 58% en 2004 al 46,5% en el primer semestre de 2014, un resultado bastante alejando de, por ejemplo, el 78% de participación laboral de mujeres jóvenes en Suiza. A la vez que en esta materia Francia, Portugal y España – entre otros- lograron conservar su posicionamiento, en Argentina la tendencia ocurrió a la inversa y ya en 17 esta etapa se observa que una importante proporción de mujeres se retira del mercado laboral. Tasas de actividad en jóvenes entre 20 y 24 años de edad. 90% Varones y Mujeres 2004 80% 80,0% 77,8% 2014 68,1% 70% 59,7% 60% 50% 40% 90% Mujeres 2004 80% Suiza Canadá Reino Unido Suecia Finlandia Estados Unidos Dinamarca Noruega Alemania Argentina Francia España Portugal Bélgica Grecia 30% 80,2% 78,3% 2014 70% 58,2% 60% 46,5% 50% 40% Suiza Canadá Reino Unido Suecia Finlandia Dinamarca Noruega Estados Unidos Alemania Portugal España Francia Argentina Bélgica Grecia 30% Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de OIT. Finalmente, entre los jóvenes de 25 y 29 años de edad, una etapa en la vida que suele involucrar un creciente número de responsabilidades que recaen en éstos jóvenes, Argentina es superada por todos los países considerados, tanto en la comparativa de ambos sexos como entre las mujeres, donde se profundizan aún más las disparidades. Así, la actual participación laboral del 77,5% sobre este conjunto queda muy por debajo de los países que se encontraban próximos en los anteriores rangos etarios, como es el caso de Francia (86,3%), Bélgica (86,6%), España (86,8%) y Portugal (87,1%). Más problemático aún puede resultar el antecedente de que la actual participación laboral femenina en este rango etario (64,6%) resulta ampliamente superada por los demás países incluidos en esta comparación, observando por ejemplo que en España un 84,5% de las mujeres de entre 25 y 29 años de edad se encuentran activas. 18 Tasas de actividad en jóvenes entre 25 y 29 años de edad. 95% Varones y Mujeres 2004 90% 85% 80% 89,2% 88,7% 2014 79,8% 77,5% 75% 70% 65% 90% 2004 Suiza 86,9% 85,0% Mujeres 85% Portugal España Bélgica Francia Grecia Suecia Reino Unido Canadá Noruega Alemania Finlandia Dinamarca Estados Unidos Argentina 60% 2014 80% 75% 70% 68,5% 64,6% 65% Portugal Suiza España Bélgica Grecia Suecia Canadá Francia Noruega Alemania Reino Unido Dinamarca Finlandia Estados Unidos Argentina 60% Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de OIT. De donde vienen y hacia donde van: Un estudio de las transiciones laborales y educativas de jóvenes en Argentina La sistemática contracción en la tasa de participación laboral de los jóvenes moviliza el interrogante de si su retirada del mundo laboral estuvo relacionada con una mejoría en su condición de vida o con la incorporación del mismo al estudio y la capacitación ó con un síntoma de desánimo de este conjunto ante la falta de oportunidades de acceder y sostener en el tiempo un empleo digno y productivo. Tomando como base los microdatos trimestrales de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) relevada por INDEC es posible analizar algunas transiciones en la condición de actividad juvenil entre periodos interanuales consecutivos. Esto es posible, dado que la EPH tiene la virtud de permitir construir paneles asociados a periodos cortos, los cuales permiten dar seguimiento a un mismo individuo (y al hogar en que éste habita) durante un plazo máximo de un año y medio. 19 De esta manera, es posible dar seguimiento al status socio-económico del individuo y el hogar en que éste habita durante dos trimestres consecutivos. Luego, el hogar y sus miembros dejan de ser relevado durante los dos trimestres que le siguen y vuelven a ser incluidos en dos trimestres posteriores. Así, puede contarse con información relativa a su evolución interanual medida entre idénticos trimestres de años consecutivos. Al respecto, en este informe se propone analizar las transiciones laborales y de estudio de jóvenes que cuenten entre 15 y 29 años de edad, mediante la construcción de diez paneles anuales para el periodo 2004-2014. Respecto a la caracterización del empleo según su calidad, se siguió la definición planteada por OIT de que un empleo se considera precario o informal cuando cuando se trate de una relación de trabajo que no se encuentre sujeta a la legislación laboral o tributaria, de manera que el trabajador asalariado no tenga acceso a los beneficios laborales ligados al empleo. Asimismo, se incluye en esta definición a trabajadores cuentapropistas no profesionales y patrones de microempresas cuyas retribuciones laborales se encuentren por debajo del promedio general. Por otra parte, en la caracterización propuesta del joven a los fines de este informe se añaden las categorías de que el mismo pueda encontrarse desocupado o inactivo, distinguiendo en este último a aquellos jóvenes en los que su inactividad se encuentre motivada en encontrarse estudiando al momento de relevarse la encuesta ó que, en el peor de los casos, los jóvenes resulten inactivos laboralmente y además tampoco estudien; es decir, se enmarquen dentro de los llamados jóvenes que no estudian, no trabajan ni tampoco buscan trabajo (jóvenes “Ni Ni”). En base a dicho criterio, se analizan las transiciones interanuales de los jóvenes de entre 15 y 29 años de edad, según su condición laboral y de estudio inicial, y observando en qué medida los jóvenes encuestados un año después continuaron en su situación inicial o se desplazaron a otra condición laboral y/o educativa diferente. En primer lugar, respecto a los jóvenes que en el primer relevamiento declararon encontrarse ocupados en un empleo formal, puede verse que entre un 80% y un 88% de los casos lograron sostener su ideal situación al año siguiente. La mayor parte de las transiciones de este segmento ocurrieron hacia la informalidad laboral y sólo un pequeño conjunto de los mismos se desplazó hacia el segmento “Ni Ni”. Se destaca, cómo entre 2013 y 2014, un 82% de los jóvenes inicialmente formales quedaron en tal situación (antecedente que para el periodo interanual previo fue del 87% y durante los primeros años de recuperación económica llegaron al 88%); un 15% pasó a un empleo informal (en el periodo previo fue inferior al 9%) y un 3% pasó a ser “Ni Ni”. Para algunos periodos ocurrieron transiciones de menor proporción hacia el 20 desempleo, y los desplazamientos hacia la inactividad por estudio dentro de este conjunto resultaron ínfimos. Transición laboral y educativa de jóvenes inicialmente ocupados en un empleo formal – Primeros semestres de años consecutivos 2,9% 2013-2014 81,8% 14,7% 1,0% 2012-2013 87,4% 8,6% 3,0% 2011-2012 80,7% 14,3% 4,7% 2010-2011 82,7% 9,9% 2,8% 2009-2010 78,9% 14,0% 2,3% 2008-2009 82,6% 2007-2008 80,9% 2006-2007 82,5% 13,8% 2,3% 13,0% 2,2% 12,4% 0,7% 2005-2006 87,0% 2004-2005 88,1% 6,4% 1,3% 0% Formal 20% 40% Informal Desocupado 6,3% 60% Inact. que estudia 80% 100% Inact. que no estudia Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de EPH-INDEC. Respecto a los jóvenes que inicialmente se encontraron en un empleo informal, se observa que durante los primeros años de recuperación económica alrededor de un 35% de los mismos al año siguiente se encontraron ocupados en un puesto formal, y entre un 46% y 48% conservaban su situación de empleo informal inicial. Los traspasos hacia el segmento “Ni Ni” resultan mayores que en el caso de los jóvenes inicialmente formales, con incidencias relativas que van entre un 9% y un 15% de los traspasos. Se destaca, que para el periodo 2013-2014, 7 de cada 10 jóvenes que en 2013 estaban en la informalidad laboral, hacia 2014 continuaban en dicha situación. Este hecho resulta superior a la observación de periodos previos y da cuenta de la inmovilización de trabajadores en puestos informales, más cuando se resiente la actividad económica. 21 Transición laboral y educativa de jóvenes inicialmente ocupados en un empleo informal - Primeros semestres de años consecutivos Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de EPH-INDEC. Un aspecto destacable tiene que ver con la situación de jóvenes que inicialmente declararon encontrarse desocupados, es que la gran mayoría de éstos cambió su situación un año después (tan sólo entre un 14% y un 23% - según el periodo - quedó como desocupado al año siguiente). Este antecedente se encuentra alineado con el prospecto de que los periodos de desempleo suelen durar como máximo un año en la generalidad de los casos, generándose posteriormente traspasos hacia un empleo o hacia la inactividad laboral. En este sentido, la evidencia indica que hasta el año 2006 (los primeros años de recuperación económica) un 57% de los jóvenes inicialmente desocupados transitaban hacia la consecución de un empleo. Particularmente, entre los años 2004 y 2005 el 38% consiguió un empleo formal y un 21% un puesto con cierto grado de precarización laboral. Esta relación se invirtió en los periodos consecutivos, pasando a ser el empleo informal el principal destinatario de jóvenes inicialmente desocupados, con un promedio del 35% de los traspasos. Entre los años 2006 a 2008 y 2010 a 2012 las transiciones hacia el empleo se contrajeron significativamente, con un promedio de 45% de los traspasos; cobrando mayor preponderancia el traspaso hacia la inactividad. Particularmente, entre los periodos 2007-2008 y 2011-2012 se observó un 18% y 16% de los movimientos, respectivamente, hacia la inactividad motivada en la iniciación o continuación de estudios por parte del joven. En estos periodos, donde la economía continuaba 22 expandiéndose y la inflación no habría atacado tan fuertemente al bolsillo de los trabajadores del hogar, probablemente parte de la salida del mercado laboral de estos jóvenes tenga que ver con una decisión de roles y estrategia del hogar. Sin embargo, el hecho de que, en promedio, un 22% de los jóvenes que inicialmente declaran estar buscando empleo pese a no conseguirlo, un año después afirmen que haber desistido en dicha búsqueda (considerándose inactivos) y tampoco estudiar como vía de fortalecer sus herramientas de capital humano, constituye uno de los focos fundamentales de la problemática juvenil pendiente de resolver. Asimismo, se destacan las diferencias en el contexto observado entre los últimos dos periodos consecutivos (2012-2013 y 2013-2014). En ambos casos, un 14% de los jóvenes inicialmente desocupados sostuvieron su condición al año siguiente y cerca del 20% transitaron hacia el bloque de jóvenes “Ni Ni”. Sin embargo, entre 2012-2013 aún algunos jóvenes pasaban a la inactividad laboral por estudios (9%) y dicho antecedente resulta insignificante en el periodo 2013-2014. Más allá de esta mayor incidencia de inactividad por estudio, el traspaso hacia un puesto formal entre 2012-2013 más que triplicó el antecedente observado entre 2013-2014, destacándose que para éste último periodo dichos traspasos auspiciosos fueron sustituidos por movimientos hacia la informalidad laboral, la cual incluyó a 6 de cada 10 de estos jóvenes, inicialmente desocupados. Transición laboral y educativa de jóvenes inicialmente desocupados - Primeros semestres de años consecutivos 18,9% 2013-2014 14,3% 2012-2013 13,8% 2011-2012 15,2% 2010-2011 16,7% 4,2% 61,7% 20,5% 14,3% 42,2% 9,2% 23,1% 14,1% 31,8% 15,8% 29,8% 21,6% 20,6% 11,3% 17,0% 2009-2010 12,1% 19,8% 42,5% 8,5% 24,8% 2008-2009 17,2% 22,7% 28,7% 6,6% 21,0% 2007-2008 15,4% 12,3% 33,6% 17,8% 21,9% 2006-2007 22,6% 20,2% 25,2% 10,1% 20,1% 2005-2006 20,9% 17,4% 38,9% 2,7% 19,9% 2004-2005 15,1% 0% Desocupado 38,1% 20% Formal 40% Informal 21,0% 60% Inact. que estudia 5,9% 80% 100% Inact. que no estudia Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de EPH-INDEC. 23 Con relación a los jóvenes que inicialmente declararon dedicarse exclusivamente al estudio (tanto en nivel medio como superior) resalta el hecho de que durante los años 2004 y 2006 se produjeron importantes incorporaciones de jóvenes al empleo, aunque fundamentalmente de tipo precario o informal (más de un 70% de los movimientos de este conjunto es hacia el empleo y un 65% hacia puestos precarizados). Posteriormente, y hasta el año 2013, al menos 6 de cada 10 jóvenes conservaron su situación inicial de estudio, destacando que en el último periodo (2013-2014) esta referencia se contrajo al 54% de los casos. La evidencia indica, nuevamente, que en este último periodo los jóvenes intentaron volver al mundo del trabajo, con escasos éxitos de incorporación al empleo formal (cuya incidencia de movimiento resultó prácticamente insignificante en este conjunto), con un 25% de dichos jóvenes que acabó en un puesto informal y un 17% que pasó a buscar un empleo. Transición laboral y educativa de jóvenes inicialmente inactivos que estudian - Primeros semestres de años consecutivos 3,1% 2013-2014 54,4% 25,1% 16,8% 11,5% 2012-2013 60,2% 10,0% 2011-2012 60,8% 5,5% 9,9% 8,5% 10,2% 13,6% 9,8% 11,5% 2010-2011 64,0% 6,6% 10,7% 7,3% 17,8% 2009-2010 61,6% 11,0% 7,1% 11,1% 2008-2009 71,3% 7,1% 6,5% 7,9% 2007-2008 65,3% 8,5% 7,8% 10,4% 12,8% 2006-2007 67,9% 6,2% 11,9% 12,1% 2005-2006 9,8% 8,2% 64,8% 5,4% 2004-2005 19,3% 0% 6,1% 20% Inact. que estudia 65,1% 40% Formal Informal 60% Desocupado 4,0% 80% 100% Inact. que no estudia Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de EPH-INDEC. Finalmente, sobre el bloque de jóvenes que no estudian, no trabajan ni tampoco buscan trabajo (jóvenes “Ni Ni”) sólo pudieron salir de dicha situación en la mitad de los casos entre 2004 y 2006, destacando que su salida de este conjunto crítico se motivó en la mayoría de los casos por la obtención de un puesto de empleo informal o por su tránsito hacia el desempleo. En los años que siguieron, este conjunto mostró los menores atributos de movilidad, destacando que en más de 7 de cada 10 casos los jóvenes, transcurrido un año, 24 continuaban en idéntica situación, aspecto que destaca la característica estructural y crítica de la problemática. Finalmente, para todos los periodos bajo análisis, puede observarse que los traspasos hacia una situación de estudio resultan muy bajos, lo que detenta la importancia de realizar políticas activas sobre este conjunto, que involucren no sólo el apoyo para su incorporación y sostenimiento en entornos de capacitación formal, sino también el fortalecimiento de habilidades blandas y de estrategias de inclusión ciudadana. Transición laboral y educativa de jóvenes inicialmente inactivos que no estudia (jóvenes “Ni Ni”) Primeros semestres de años consecutivos 6,8% 2013-2014 70,4% 17,2% 5,5% 2,5% 2012-2013 75,1% 5,3% 10,6% 6,5% 1,7% 2011-2012 72,0% 5,0% 2010-2011 71,9% 4,0% 16,3% 5,0% 2,4% 16,3% 5,3% 2,7% 2009-2010 73,9% 4,5% 13,2% 5,7% 1,1% 2008-2009 71,2% 4,7% 16,5% 6,5% 2,4% 2007-2008 75,6% 2,6% 14,2% 2006-2007 75,9% 1,9% 11,9% 5,3% 3,1% 7,1% 3,0% 2005-2006 54,0% 2,9% 33,0% 7,1% 0,7% 2004-2005 50,6% 0% 20% Inact. que no estudia 4,4% 40% Formal Informal 32,9% 60% Desocupado 11,4% 80% 100% Inact. que estudia Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de EPH-INDEC. En suma, puede decirse que el estudio de la problemática juvenil implica referirse a la existencia de múltiples dualidades y segmentaciones existentes y persistentes de forma estructural en el mercado laboral. Por un lado, se encuentra a aquellos jóvenes que han logrado incorporarse a un puesto formal y suelen gozar de una acumulación de capital humano y habilidades blandas distintivas respecto a aquellos jóvenes que deben lidiar con las mayores dificultades para progresar exitosamente en su trayecto de vida. En estos términos debe propugnarse por generar mercados laborales inclusivos para la mayoría, requiriendo esta tarea de un salto de calidad en la gestión, de manera que pueda lograrse fortalecer y apoyar las oportunidades de aquellos jóvenes cuyo punto de partida y conjunto de oportunidades resulta inferior, a la vez que constituya el medio fundamental de generación de los recursos suficientes para superar la pobreza y la marginalidad, evitando la transmisión intergeneracional de la pobreza. 25