PALABRAS DE FABRIZIO HOCHCSHILD, COORDINADOR RESIDENTE Y HUMANITARIO DE LA ONU INSTALACIÒN FORO REGIONAL DE VíCTIMAS Barranquilla, julio 17 de 2014 Doctora Deyanna Acosta, Gobernadora encargada del Atlántico Doctor Milton Gómez, Defensor del Pueblo Doctora Josefa Cassiani, Secretaria de Gobierno de Barranquilla Senadora Piedad Córdoba General Luis Mendieta Embajador Lars Vaagen Embajador Raúl Vergara Adam Lenert, Embajada de Estados Unidos María Alejandra Vita, Cónsul General de Venezuela Sergio Arboleda, Representante de la Embajada de Suecia Arnaud Peral, Director de País del PNUD Amigos de la Cooperación Internacional Doctor Álvaro Araujo Cotes, dirigente del Partido Liberal del Cesar Inelda Daza, Lideresa política del Cesar Cristian Moreno, dirigente conservador Ricardo Esquivia y amigos, Director del Programa de Desarrollo y Paz del Canal del Dique Juana Ruiz, Tejedora de Sueños de Mampuján Claudia García, Directora de la Fundación SEMANA Miembros de ACORE Wilder Rojas y la Mesa Afro de los Montes de María 1 Sembrando Paz y la Mesa Sucreña por la paz Argemiro Lara y los amigos de la Finca La Europa Maria Zabala y las mujeres campesinas de Valle Encantado La comunidad indígena Wayú de Portete y los Wiwas del Limón Otros representantes de víctimas y de sectores de la sociedad civil Bienvenidos y buenos días, Estamos aquí reunidos para contribuir a la paz, para apoyar el proceso de paz. Concretamente, para formular propuestas para la Mesa de Conversaciones en La Habana, propuestas para ayudarles a llegar a un acuerdo sobre el quinto punto de la agenda: los derechos de las víctimas. El fin es la formulación de propuestas concretas alrededor de los 10 principios adoptados por la Mesa para enmarcar la discusión sobre este tema. Pretendemos que el diálogo que se desarrolle durante los foros regionales y el nacional, llene de contenido preguntas pendientes relacionadas con los derechos de las víctimas. ¿Cómo conocer y reconocer la verdad histórica sin olvidar el derecho a la justicia? ¿Qué significa y cómo se construye un proceso de verdad? ¿Cómo se va a asegurar que sea territorial? Uno de los 10 principios de La Mesa de Conversaciones es la reparación a las víctimas. En Colombia existen ya programas de reparación integral, y en este país ha nacido el enfoque de reparación transformadora. ¿Bastan los mecanismos existentes para solventar las necesidades de reparación de las víctimas? ¿Cómo se pueden mejorar 2 las prácticas existentes? ¿Qué hemos aprendido de las prácticas existentes? ¿Qué hemos aprendido de las experiencias pasadas en Colombia? En estos foros nos gustaría también conocer cuáles serían los caminos que, para ustedes, llevarían al país a una fase de reconciliación. ¿Cómo podría nacer la confianza después de un conflicto largo y crónico, que se ha extendido por décadas, esparciendo dolor, odio y resentimiento? ¿Qué nuevas reglas de convivencia y armonía ayudarían a dejar en el pasado las actitudes de intolerancia y polarización que se han ido anclando de manera profunda a lo largo de estos años? La verdad es que en Villavicencia y en Barrancabermeja hubo muchas propuestas sobre verdad y sobre reparación y no tantas sobre reconciliación. La reconciliación es el mejor garante de que no haya repetición, de que el fin del conflicto sea duradero. En otros espacios, yo he insistido mucho en la necesidad de un cambio de mentalidad para lograr la paz porque estoy convencido y, además, así lo demuestra la experiencia internacional, que sin ello no podrá haber reconciliación o coexistencia pacífica. Se necesita un cambio cultural que permita la construcción progresiva de una sociedad regida por el respeto y la tolerancia. Se requiere, en palabras de una víctima: sanar corazones. ¿Cómo se generan estas nuevas situaciones de convivencia? ¿Qué mecanismos se pueden crear para disipar diferencias en el futuro? ¿Qué podemos hacer para promover el perdón y el cambio de 3 mentalidad? ¿Qué debemos enseñar a nuestros niños y niñas para que cuando sean adultos no reproduzcan los escenarios de dolor, miedo y desconfianza? ¿Cómo construimos confianza, tanto entre ciudadanos, como entre ciudadanos y ciudadanas y el Estado? Después del conflicto en Camboya, para mencionar un ejemplo en otro continente, la religión y el budismo desempeñaron un rol fundamental para la sanación de heridas y cicatrices emocionales y psicológicas que dejaron largos años de guerra. El retorno en 1992 de cientos de refugiados se convirtió en una tradición anual de Peregrinaje por la Paz que ayudó en el proceso de reconocimiento y reconciliación. Como lo dijo el llamado “Gandhi camboyano”, Maha Ghosananda: la reconciliación no significa que no se hará justicia, ni que vamos a ceder nuestros derechos. La reconciliación significa que usamos la tolerancia y el entendimiento para abordar estas preguntas. ¿Se puede hacer esto en Colombia? ¿Se pueden abordar preguntas de justicia de transición hacia la paz desde la comprensión del otro, la aceptación del otro, la empatía con el otro? En Colombia hay grandes ejemplos de víctimas que lideran procesos de reconciliación: desde su dolor se transforman en agentes de cambio para la sociedad en su conjunto. A veces se divide a las víctimas en dos grupos: víctimas del Estado y del paramilitarismo de un lado, y víctimas de la guerrilla de otro lado. Ustedes saben mejor que nadie que la verdad es más compleja y más 4 variada. Muchas víctimas son víctimas de varios victimarios. Algunas no saben quién fue su victimario. Y hay victimarios que son o fueron víctimas. Cada experiencia de ser víctima, de ser sobreviviente es única y cómo reacciona cada persona –incluso a los mismos hechos victimizantes- es muy diferente. La solución, ya sea la reparación o la verdad, tiene que ser hecha a la medida. Pero hay unos elementos que sí reúnen a la gran variedad de víctimas que este conflicto tan largo ha causado: el deseo de reconocimiento en una postura de humildad de los victimarios y la profunda aspiración de que no se repitan los hechos de violencia. Así quisiera entrar a mí último punto. No podemos olvidar que las Conversaciones de la Habana se están llevando a cabo en medio del conflicto, lo que necesariamente implica que día por día, hoy y mañana, crece el número de víctimas. Las cifras de la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas (UARIV), indican que, en noviembre de 2012 y diciembre de 2013, cuando las conversaciones de paz ya estaban en curso, un promedio de 14 000 personas al mes fueron víctimas de desplazamiento forzado y las estimaciones indican que estas cifras podrían repetirse en 2014. Y como ustedes saben mejor que nadie: no son cifras, son personas, son nuevas víctimas. Además de desplazamiento, la población sigue sufriendo por la explosión de artefactos varios y padece aún altos niveles de violencia. Entre noviembre de 2012 y marzo de 2014, 28 colombianos fueron heridos cada mes por minas antipersona u otros artefactos explosivos y 5 siguieron presentándose confrontaciones armadas en diferentes puntos del país, en un promedio de 61 confrontaciones al mes, además de 19 ataques mensuales contra la infraestructura o bienes civiles. Lo que quiero decir es que las víctimas en Colombia no representan un asunto del pasado. Es un grupo al que cada día se suman más, y esto nos obliga a preguntarnos: ¿Qué se puede hacer ahora, cuando aún hay conflicto armado, para que dejen de sumarse más víctimas? ¿Es posible que ustedes, las víctimas, puedan hacer o proponer algo para evitar que haya nuevas víctimas antes de llegar a un acuerdo definitivo? Para terminar, este foro regional no es solamente para contribuir al proceso de paz, también es un espacio de paz. Rogamos a todos mostrar el máximo respeto por los demás, reconocer el dolor y aceptar opiniones diferentes, evitar estigmatizaciones y el uso de palabras que pueden causar dolor. Espero que nuestro trabajo conjunto en los Foros sea una expresión de nuestro compromiso con la memoria y la dignidad de las víctimas, que son el verdadero fundamento de una paz duradera. Muchas gracias, 6