Discurso de Fabrizio Hochschild, Coordinador Residente y Humanitario de la ONU

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 Foro Regional sobre las victimas 4 y 5 de julio de 2014, Villavicencio Fabrizio Hochschild, Coordinador Residente y Humanitario de la ONU Es un día muy importante para mostrar lo que se puede lograr unidos con un objetivo compartido a pesar de las diferencias: diferencias de orgines, diferencias de etnias, difrencias politicas. El objetivo de en Brasil es la victoria, y acá, de contribuir a lograr un acuerdo de paz. Estamos aquí reunidos para formular propuestas para la mesa de conversaciones en la Habana, propuestas para ayudarles a llegar a un acuerdo sobre el quinto punto de la agenda: los derechos de las víctimas. Este es le primero de tres foros regionales que junto con la Universidad Nacional estamos organizando antes de un foro nacional en Cali. No es casual que empezamos este trabajo complejo en Villavicencio. Aquí reunimos representantes de territorios que mucho han sufrido del conflicto y del los crimines de todos los actores armados. Al mismo tiempo en esta región hay grandes ejemplos – como la persona del mismo gobernador – de paz y reconciliacion. Como muchos de ustedes saben, ésta no es la primera vez que desde Naciones Unidas ayudamos a facilitar espacios donde las víctimas del conflicto expresan sus puntos de vista en relación al proceso de paz. El año pasado, en respuesta a una solicitud de las Comisiones de Paz del Congreso, realizamos nueve mesas regionales con la participación de casi tres mil personas de todos los departamentos del país. En estos espacios se formularon propuestas que fueron sistematizadas y entregadas a la Mesa de La Habana. Las mesas del año pasado visibilizaron tres grandes grupos de demandas: Uno era que los actores del conflicto reconocieran, tanto sus actos ilegales, como el daño y sufrimiento causado, y que asumieran responsabilidad frente a sus víctimas. Una segunda demanda fue la de poder tener representantes que interactuaran directamente con la mesa en La Habana, y en tercer lugar, también nos dijeron que no quieren más víctimas y pidieron –reclamaron-­‐ a las partes alcanzar un acuerdo que ponga un alto al incremento en el número de personas afectadas por el conflicto armado en Colombia. Ahora, en esta ocasión, los foros se realizan a solicitud de La Mesa de Conversaciones. El fin es la formulación de propuestas concretas alrededor de los diez principios adoptados por la mesa para enmarcar la discusión sobre este tema. 1 Pretendemos que el diálogo que se desarrolle durante los tres foros regionales y el nacional, llene de contenido preguntas pendientes, por ejemplo: ¿Cómo conocer y reconocer la verdad de los hechos victimizantes, sin olvidar el derecho a la justicia? ¿qué significa y cómo se construye un proceso de esclarecimiento de la verdad ? ¿ Como se va a asegurar que sea territorial ¿ Hay varios ejemplos internacionales que podrían dar elementos para responder a esta y otras preguntas. Por lo menos 40 comisiones de la verdad se han constituido en situaciones de posconflicto en diferentes paises del mundo. Uno de los 10 principios de La Mesa de Conversaciones es la reparación a las víctimas. En Colombia existen ya programas de reparación integral: ¿Cómo se pueden mejorar las prácticas existentes? ¿Hay lecciones aprendidas a nivel internacional que puedan servir como referencia? En algunos países, por ejemplo, se han establecido comisiones o procedimiento autónomos de reparación, como es el caso de Brasil, de Guatemala y Marruecos. La experiencia de Chile es conocida por su modelo innovador de reparación psico-­‐social. Lo que la experiencia internacional nos enseña, es que no existe un solo enfoque para abordar la cuestión de las reparaciones. Sin embargo, es claro reparar no puede significar solamente indemnizar y tampoco puede implicar volver simplemente a la situación anterior. Reparar integralmente, significa transformar las condiciones de vida de las personas basada en un enfoque de derechos. En estos foros nos gustaría también conocer cuáles serían los caminos que, para ustedes, llevarían al país a una fase de reconciliación. ¿Cómo podría nacer la confianza después de un conflicto, que se ha extendido por décadas, esparciendo dolor, odio y resentimiento? ¿qué nuevas reglas de convivencia ayudarían a dejar en el pasado las actitudes de intolerancia y polarización que se han ido anclando de manera profunda a lo largo de estos años? En otros espacios, yo he insistido mucho en la necesidad de un cambio de mentalidad para lograr la paz, porque lo demuestra la experiencia internacional, que sin ello, no podrá haber reconciliación o coexistencia pacífica. Se necesita un cambio cultural, que permita la construcción progresiva de una sociedad regida por el respeto y la tolerancia. Se requiere, en palabras de una víctima que conocí en mis viajes: sanar corazones. ¿Cómo se generan estas nuevas situaciones de convivencia? ¿ qué mecanismos se pueden crear para disipar diferencias en el futuro? ¿qué podemos hacer para 2 promover el perdón y el cambio de mentalidad? ¿qué debemos enseñar a nuestros niños y niñas para que cuando sean adultos no reproduzcan los escenarios de dolor, miedo y desconfianza? En Camboya, por ejemplo, la reconciliación estaba íntimamente ligada al cese de hostilidades y sobre todo, al retorno de las y los refugiados. En este proceso de retorno, así como en la reconciliación de más largo plazo, el budismo desempeñó un rol fundamental para la sanación de las heridas y cicatrices emocionales y psicológicas que dejaron varios años de guerra. El retorno en 1992 de cientos de miles de refugiados, se convirtió en una tradición anual de Peregrinaje por la Paz. Como lo dijo el llamado “Gandhi camboyano”. Maha Ghosananda: “La reconciliación no significa que no se hará justicia, ni que vamos a ceder nuestros derechos. La reconciliación significa que usamos el amor para abordar estas preguntas.” ¿Se puede hacer lo mismo en Colombia? ¿Podemos abordar las preguntas de justicia de transición hacia la paz desde la comprensión del otro, la aceptacion del otro, la empatia con el otro ? ¿Sería posible como lo decía Nelson Mandela, dejar de enseñarnos los unos a los otros el odio -­‐el mismo odio que sumió a Sudáfrica en la segregación racial-­‐ para empezar a enseñar lo que en palabras de Mandela es aún más natural al hombre: el amor? Estoy profundamente convencido que las víctimas deberían ser las verdaderas protagonistas de la reconciliación: desde su dolor, desde su capacidad de respuesta, pueden mostrar el camino de la reconciliación y transformarse en agentes de cambios para la sociedad en su conjunto. Muchas víctimas son víctimas de varios victimarios. Algunas ni saben quien fue su victimario. Otros se definen y se distiguen a traves de su victimario. Lo que une a la gran variedad de víctimas es el dolor compartido. He podido encontrar cientos de desplazados, víctimas de secuestro, víctimas de reclutamientos, de masacres, de minas anti personas: En todos sus historias he escuchado el mismo dolor; la misma expectativa de paz y la profunda aspiración que no se repitan los hechos de violencia. Aquí quisiera entrar a mi último punto. No podemos olvidar que las Conversaciones de La Habana se están llevando a cabo en medio del conflicto, lo que necesariamente implica que día por día, crece el número de víctimas. Las cifras de la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas (UARIV), indican que, entre noviembre de 2012 y enero de 2014, cuando las conversaciones de paz ya estaban en curso, un promedio de 14,000 personas al mes fueron víctimas de desplazamiento forzado y las estimaciones indican que estas cifras podrían repetirse este año. Y como ustedes saben mejor que nadie: No son cifras, son personas. 3 Además de desplazamiento, la población sigue sufriendo por la explosión de artefactos varios y padeciendo altos niveles de violencia. Entre noviembre de 2012 y marzo de este año, 28 colombianos fueron heridos cada mes por minas antipersona u otros artefactos explosivos. Y siguieron presentándose confrontaciones armadas en diferentes puntos de país, en un promedio de 61 confrontaciones al mes, además de 19 ataques mensuales contra infraestructura o bienes civiles. El reclutamiento de niños tambien continua sin cesar y sin merced para los madres, para los padres o para las familias que dejan atrás. Lo que quiero decir es que las víctimas en Colombia no representan un asunto del pasado. Es un grupo al que cada día se suman más, y esto nos obliga a preguntar nos: ¿Qué se puede hacer ahora, cuando aún hay conflicto armado, para que dejen de sumarse víctimas ? ¿es posible que ustedes, las víctimas de ayer, de hoy, puedan hacer o proponer algo para evitar que haya víctimas mañana? No es suficiente pensar en las víctimas del pasado y del presente, es muy importante que pensemos en como evitar futuras victimas, tomando en cuenta que la paz es la verdadera garantía de no repetición. Durante una de las mesas regionales de víctimas, me han impactado las palabras de una señora que ha perdido un hijo – un policía -­‐ durante el conflicto armado: “Estoy dispuesta a perdonar, pero no estoy dispuesta a olvidar porque solo si se respeta la memoria podemos estar seguros que no se repita la historia de violencia”. También he escuchado las palabras de un joven cuyo padre ha sido asesinado: “Si no alcanzamos la paz en Colombia todo nuestro dolor, todo nuestro sufrimiento no tendría ningún sentido”. Para terminar hago un llamado para que en este Foro regional se escuchen a todas las víctimas con el máximo respeto: el dolor no tiene ideología, las víctimas están unidas por el mismo sufrimiento, y la solidaridad alrededor del dolor humano, nos puede ayudar a superar la polarización. Todas las víctimas de Colombia, unidas alrededor de sus derechos, pueden representar una fuerza ciudadana significativa que contribuya a la construcción de una paz con justicia y dignidad. Espero que nuestro trabajo conjunto en los Foros sea una expresión de nuestro compromiso con la memoria y la dignidad de las víctimas que son el verdadero fundamento de una paz duradera. Muchas gracias. 4 
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