historia del arte unidades 1 a 5

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HISTORIA DEL ARTE – 2º DE BACHILLERATO
UNIDAD DIDÁCTICA 1: ¿QUÉ ES EL ARTE?
Power point
Comentar obras de arte arquitectónicas, escultóricas y pictóricas
UNIDAD DIDÁCTICA 2. EL ARTE PREHISTÓRICO
1. EL ARTE PREHISTÓRICO
Las primeras manifestaciones artísticas de la prehistoria, datadas en el Paleolítico superior, evidencian la capacidad
del ser humano de expresar mediante formas y colores contenidos simbólicos e ideas abstractas. A finales del
Neolítico se construyeron las primeras obras arquitectónicas representativas, con fines religiosos y funerarios y no
meramente funcionales. A partir de la Edad de los Metales, la evolución de las artes siguió una trayectoria
imparable.
1.1. EL ARTE PALEOLÍTICO
En el Paleolítico Superior, durante la última glaciación Würm, hace 30000 años, se producen una serie de cambios
radicales. Es el momento en el que surge nuestra especie, el Homo sapiens sapiens. Los cambios son de diferentes
órdenes:
•
Tecnológicos. Sustitución de lascas por láminas mejor aprovechadas, de menor tamaño. Surge la industria
ósea, las rocas pulidas. Mayor variedad de útiles.
•
Económicos: explotación más intensa y variada del territorio, “caza de amplio espectro”.
•
Sociales: desarrollo de las capacidades comunicativas, simbólicas y la capacidad de trascender, surgimiento
de santuarios, lugares de enterramiento. También lo apreciamos en el ARTE
Las primeras obras del arte prehistórico conocidas datan del Paleolítico superior (35 000-8500 a.C.). Con anterioridad
a estas fechas, y mientras no aparezcan nuevas evidencias arqueológicas, no existen restos de manifestaciones
artísticas. La localización espacial de arte paleolítico es muy amplia. El arte mobiliar tuvo una amplia difusión en
Europa, desde la Península Ibérica hasta Siberia. El arte rupestre tuvo un ámbito más reducido, destacando por su
cantidad, variedad e interés, los restos hallados en la zona del sur de Francia y la cornisa cantábrica en España
(región franco- cantábrica). También han aparecido algunos ejemplos en otros puntos de la Península Ibérica (en la
Meseta, Málaga, Portugal), Italia y Rusia.
Las sociedades paleolíticas eran nómadas, fabricaban utensilios de piedra tallada, vivían en grupos pequeños y
basaban su economía en la caza y recolección. Su principal preocupación era conseguir alimentos y reproducirse, y el
arte tendría una función mágico-religiosa para lograr ambas cosas.
Apenas conocemos nada de aquellos primitivos artistas, pero la función más aceptada por los especialistas estuviese
asociada a la magia, y el arte fuese un elemento más de una serie de ritos o ceremonias destinados a asegurar la
supervivencia de clan.
Etapas del Paleolítico superior:
Auriñaciense (35 000-25 000 a.c,)
Gravetiense (25 000-20 000 a.c.)
Solutrense (20 000-15 000 a.c.)
Magdaleniense (15 000-8500 a.c.)
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1.1.1. El arte mobiliar
El arte mobiliar o arte mueble incluye pequeños objetos transportables esculpidos o pintados. Son pequeñas
esculturas exentas o de bulto redondo (que pueden ser vistas desde cualquier lado) de piedra, marfil o hueso, así
como grabados o pinturas rea izados sobre estos materiales. Las muestras más representativas del arte paleolítico
son:
• Las venus paleolíticas: son pequeñas figuras femeninas desnudas de piedra, marfi o hueso, esculpidas en bulto
redondo o en relieve (escultura no exenta, rea izada sobre un plano). En ellas se destacan las partes del cuerpo
relacionadas con la procreación, como los pechos, vientre, caderas y muslos. Las más antiguas datan del periodo
auriñaciense (periodo prehistórico cuya denominación procede de la localidad francesa de Aurignac,
cronológicamente situado hace unos 35 000 años).
Se cree que servían como amuletos para favorecer la fertilidad y asegurar la perpetuación de la especie humana, en
una época en la que la esperanza de era muy escasa. De ahí su identificación con la diosa Venus de la mitología
clásica. Las más conocidas son las Venus de Willendorf (Austria), Lespugue (Francia) y Laussel (Franca); esta última
esculpida en relieve.
• Las figuras de animales, de formas naturalistas, que buscan e mayor parecido con los originales. Están esculpidas
en bulto redondo o relieve, ya sea en piedra, hueso, asta o marfil y muchas veces aparecen decorando objetos
funcionales como cuchillos, propulsores, bastones de mando, etc. Se cree que tendrían un sentido simbólico,
asociado a la caza del animal o a la fertilidad. Destacan el Bisonte de la Madeleine y a Cabeza de caballo de Mas
d'Azil, todas en Francia.
1.1.2. La pintura rupestre
Llamamos arte rupestre o parietal a todas las figuras o signos grabados o pintados sobre los techos o paredes de las
cuevas, que constituían el hábitat natural del hombre del Paleolítico superior. El clima frío producto de las
glaciaciones del Pleistoceno obligó a los grupos humanos a refugiarse y vivir en cavernas. El arte rupestre constituye
la aportación más valiosa del arte paleolítico, logrando su apogeo durante el periodo magdaleniense (periodo
prehistórico cuya denominación proviene del yacimiento Madeleine, en la Dordoña francesa, cronológicamente
situado en la etapa más avanzada del Paleolítico superior).
Los grabados se rea izaban haciendo incisiones en la roca, utilizando para ello afilados buriles de piedra.
En la pintura se empleaban colores rojos, negros, pardos y blancos obtenidos de pigmentos vegetales y minerales,
carbón y sangre; la grasa animal servía como aglutinante de aquellos, para pintar las paredes se usaban pinceles de
pelo de animal, los propios dedos e incluso cañas o huesos huecos para soplar la pintura.
Los temas más comunes de la pintura rupestre son:
• Figuras de animales: sobre todo aparecen caballos y bisontes, osos, ciervos, renos, jabalíes, mamuts, etc., que
componían la fauna habitual de la época y a base alimenticia del hombre de las cavernas. Se caracterizan por su
naturalismo, ya que se aprecia una evolución en este sentido desde las figuras más antiguas (periodo auriñaciense),
donde se pinta la silueta de animal con un simple trazo, a las pinturas más modernas (periodo magdaleniense),
donde se aprovecha el relieve de la roca para resaltar a silueta o el bulto de animal y se utilizan la policromía, el
difuminado de los colores, el claroscuro y el empleo de distintas tonalidades (grados de luminosidad de un color) en
la misma figura, para sugerir los volúmenes y las diferentes partes del animal. Mediante estos recursos ilusionistas se
pretendía conseguir que la representación de los animales fuera lo más parecida posible al modelo real.
• Ideomorfos. Los ideomorfos son signos abstractos que expresan ideas y que presentan una gran variedad formal
(líneas, puntos, vulvas, círculos, tectiformes, símbolos fálicos, etc.). Se relacionan con ritos mágicos y son las
manifestaciones más antiguas de arte rupestre. Ejemplo: Cuevas de la Pileta, Málaga.
• Otros temas son antropomorfos: figuras humanas muy esquemáticas, e improntas de manos. Las representaciones
del ser humano en el arte paleolítico son muy escasas, y esto se atribuye a poco interés que tenían para el artista, o
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al temor a que los ritos mágicos practicados con las imágenes pudieran influir negativamente sobre los miembros del
clan. Las manos pintadas en negativo posiblemente sugieran un acto de posesión, pues a veces están superpuestas
sobre figuras de animales. Ejemplo: manos de la Cueva del Salín, Cantabria.
Los ejemplos de pintura rupestre más famosos son los de las Cuevas de Lascaux (Francia) y de Altamira (Cantabria),
realizadas en la etapa magdaleniense. Las pinturas animalísticas de esta última se consideran las de mejor calidad
artística.
Significado del arte rupestre
Existen diferentes interpretaciones del significado del arte rupestre.
Por una parte, formarían parte de un conjunto de ritos mágicos para propiciar la caza de los animales representados,
cuyo significado partiría de la suposición de que poseyendo la imagen del animal y, mediante la magia, se podría
cazar el de verdad (magia simpática o de atracción). Ello explicaría el naturalismo con que se representan los
animales, pues debían ser fieles al modelo real. Otra interpretación les da un carácter apotropaico, es decir,
protector.
Los ideomorfos estarían asociados al culto a la fertilidad.
1.2. EL ARTE EN EL MESOLÍTICO: LA PINTURA RUPESTRE LEVANTINA
La pintura rupestre se desarrolló durante el periodo posterior al Paleolítico, llamado Epipaleolitico o Mesolítico,
entre los años 8500 y 5500 a.C. Sin embargo, estas obras se prolongaron durante el Neolítico y la Edad de Bronce,
hasta ser sustituidas por la pintura esquemática a finales del ll milenio a. C. Aparece en abrigos rocosos del Sistema
Ibérico (Levante español), abiertos al exterior, desde Cataluña hasta Andalucía, aunque hay ejemplos similares en
África, India y Orlente Próximo.
Se corresponde con una etapa de cambios climáticos provocaron el final del clima frío del Paleolítico superior y el
paso a un clima más cálido (el actual), con cambios en la fauna, la vegetación y el modo de vida de ser humano, que
se reflejan en el arte. Sus características son las siguientes:
• Son pinturas planas (de un solo color, sin tonalidades intermedias y matices), sin interés por representar la tercera
dimensión, esquemáticas (reducidas a sus líneas fundamentales) y estilizadas, lo que nos indica una transición al
Neolítico. Los colores más usados son el negro, el blanco, el rojo y el ocre.
• Aparecen figuras animales y humanas en movimiento, con carácter narrativo y sentido expresionista,
representando escenas de caza, de lucha, de danzas, etc. Los animales pertenecen a la fauna de la época, como osos,
ciervos, cabras, cánidos, toros, aves, jabalíes, insectos. El hombre aparece armado con arcos y flechas, lanzas,
hondas, e incluso poniendo trampas.
• Su significado podría ser mágico-religioso, como en el arte paleolítico, para propiciar la caza, rituales relacionados
con el culto a la fertilidad, conmemorativo de sucesos importantes para la comunidad (luchas cacerías, ceremonias).
Algunos ejemplos son las Pinturas de Cogull (Lleida), Valltorta (Castellón) y Albarracín (Teruel).
1.3. EL NEOLÍTICO: LA ARQUITECTURA MEGALÍTICA
El Neolítico surgió en Próximo Oriente y el Asia Menor hacia el 8000 a.C: desde allí se difundió por Europa y el norte
de África. La revolución neolítica supuso cambios radica es en el modo de vida del ser humano. Tales cambios llevan
aparejado el desarrollo de las actividades agrarias productivas que permitieron una mayor riqueza material, el
sedentarismo y la formación de poblados estables, la industria de la piedra pulimentada, la cerámica, las primeras
religiones y la formación de sociedades jerarquizadas y divididas en clases. El arte se va a desarrollar en una relación
de dependencia con la religión, asociada a determinados ritos sagrados.
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La arquitectura megalítica (realizada con grandes bloques de piedra, colocadas unas sobre otras) se difundió por a
Europa central y occidental a finales del periodo Neolítico, desde el 4500 a.C. Se prolongó en el tiempo durante
muchos años (Edad del Cobre) y se siguió construyendo hasta la Edad del Bronce, hacia el 1500 a.C.
Estos monumentos son los ejemplos más antiguos de arquitectura que se conocen, su finalidad era simbólica,
religiosa o funeraria.
El desplazamiento de las enormes piedras se hacía a veces a grandes distancias, mediante troncos deslizantes y
rampas de tierra, requiriendo la participación de muchas personas. Esto revela una organización social mucho más
compleja que en etapas anteriores.
La tipología de las construcciones megalíticas es la siguiente:
• Menhires: son grandes piedras clavadas en tierra en posición vertical. Tienen una función religiosa y se cree que
eran amuletos de fertilidad de la tierra. Pueden aparecer aislados o formando alineaciones de menhires (colocados
en línea recta), como los de Carnac (Francia), cuyo significado puede relacionarse con el culto al sol, al estar
orientados en dirección este-oeste.
• Crómlechs: son conjuntos de menhires agrupados en círculo, formando uno o varios anillos concéntricos. El más
famoso es el de Stonehenge, en Gran Bretaña, que se cree fuese utilizado en ceremonias de culto solar. Fue
construido entre el 2400 y el 1500 a.C., y es el resultado de sucesivas ampliaciones. Aparecen ya estructuras
adinteladas o arquitrabadas, compuestas por un dintel o cubierta plana, sustentada por elementos de apoyo
verticales, colocados en los extremos.
• Dólmenes: son construcciones adinteladas o arquitrabadas (de cubierta plana), con varias piedras verticales
formando una cámara circular o irregular, cubierta con una o varias losas de piedra horizontales.
•
Sepulcro de corredor. Eran sepulcros, generalmente colectivos, formados por un corredor (pasillo) que conducía
a una cámara (que se solía cubrir con un túmulo o pequeño monte de tierra artificial). En su interior han
aparecido joyas y objetos rituales que formaban parte del ajuar funerario.
El conjunto megalítico más importante de España está en Antequera (Málaga), donde destacan los dólmenes de
la Cueva de Menga, formado por cámara sepulcral casi rectangular y corredor. Están cubiertos por túmulos y
datan del ll milenio a.C.
1.4. LA EDAD DEL BRONCE: ARQUITECTURA TALAYÓTICA
Durante la Edad del Bronce en Europa (ll milenio a.C.) surgieron en las islas Baleares (Mallorca y Menorca) unas
construcciones que combinan la arquitectura megalítica y la arquitectura ciclópea (con muros de grandes piedras sin
uso de argamasa) procedente de Oriente y del Mediterráneo (Micenas) y que perviven hasta la conquista romana en
el año 23 a.C. Ello indica la llegada a las islas de comerciantes y colonos procedentes del Mediterráneo oriental, a la
búsqueda de metales.
Las principales tipologías de la arquitectura balear son:
• El talayot. Es una torre defensiva generalmente troncocónica realizada con muros ciclópeos, interior cubierto a
veces con falsa cúpula y un pilar central de soporte. Formaban parte del recinto amurallado de los poblados y
probablemente se usaran corno atalayas o torres de vigilancia. Hay muchos ejemplos tanto en Mallorca como en
Menorca (Trepucó).
• La taula. Es una construcción en forma de T o mesa, formada por una basa de piedra horizontal soportada por una
o dos más en vertical y rodeada por un muro de piedra. Su función es incierta, pero se cree que eran santuarios y
que quizás sirvieran de mesas de ofrendas o sacrificios. Estos monumentos solo existen en Menorca, donde
abundan. Como ejemplos están las taulas de Torralba y Trepucó.
• La naveta. Es un sepulcro colectivo en forma de casco de nave invertido, formado por muros ciclópeos y cubierto
con grandes losas horizontales. En su interior había pilares o columnas para soportar el peso de la cubierta. Tienen
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cierta similitud con los dólmenes, pero a diferencia de aquellos, sus muros son ciclópeos. Solo se encuentran en
Menorca, al igual que las taulas. El ejemplo más significativo es la naveta de Es Tudons.
1.5. EL ARTE EN LA PENÍNSULA IBÉRICA EN LA EDAD DEL HIERRO (HACIA 1000 A.C)
A lo largo del primer milenio antes de Cristo la Península Ibérica sufre diferentes poblamientos y colonizaciones que
dejan muestras culturales y artísticas. Entre estos pueblos destacamos la presencia de los fenicios (1000-500 a. C.),
los griegos (800-600 a. C.), los celtas (600-133 a. C.) y los íberos, pueblo sobre el que vemos algunas manifestaciones
artísticas.
Los íberos se situaron en el sudeste de la Península Ibérica desde el siglo V a. C. y permanecieron el ella hasta el
desembarco de los romanos en Ampurias en el 218 a. C. Su manifestación artística principal es la escultura, cuyas
características son el resultado de la interacción entre los pueblos íberos con los fenicios y griegos. Trataron
fundamentalmente tres materiales: bronce, barro cocido o terracota, piedra.
Las esculturas íberas más destacadas son las esculturas de piedra, que originalmente estaban policromadas (con el
paso del tiempo han perdido los pigmentos).
Dama de El Cerro de los Santos, Dama de Elche y Dama de Baza: son esculturas femeninas, portan túnicas y/o
tocados suntuosos (los rodetes del cabello son característicos de la moda femenina hispánica). Son esculturas de
bulto redondo, rígidas, concebidas para ser vistas de frente. La Dama de Baza probablemente represente a una
sacerdotisa ofreciendo el contenido de un vaso. La Dama de Elche quizás representa una divinidad, aunque un
pequeño hueco en su parte posterior puede indicar que se usaba como una urna cineraria (para contener las cenizas
de un difunto). Parece probado que la Dama de Baza tuvo precisamente la función de urna cinerarias.
Es interesante también la Bicha de Bazalote, un toro androcéfalo cuya misión era la de guardar o proteger las
puertas de los poblados y sepulcros. Es de influencia mesopotámica y los íberos la conocerías por mediación de los
griegos.
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UNIDAD DIDÁCTICA 3. EL ARTE DE MESOPOTAMIA
INTRODUCCIÓN
En la zona comprendida entre los ríos Tigris y Eúfrates (actual Irak), existieron varias culturas localizadas en distintas
ciudades-estado independientes, que en ciertos momentos llegaron a formar imperios, dominando toda
Mesopotamia y extendiendo su dominio a los territorios vecinos. Por ello su cultura y arte presentan rasgos
comunes. Hay que diferenciar dos zonas: el sur (Sumeria) era una zona llana y rica gracias a la agricultura irrigada; el
norte era más montañoso y pobre (Asiria).
Los inicios de la civilización mesopotámica son contemporáneos e incluso algo anteriores a los de Egipto. Al igual que
la civilización egipcia, tuvo una base agraria y gran desarrollo del comercio y de la artesanía, lo que permitió a las
clases dirigentes acaparar grandes riquezas. Era una sociedad jerarquizada y esclavista, con grandes diferencias
sociales
Allí surgió la escritura cuneiforme y grandes ciudades como Ur, Uruk, Lagash, Babilonia, etc. Su religión fue politeísta
y sus dioses eran muchas veces las fuerzas naturales deificadas, el sol, la tierra, el agua, etc. (Shamash, Isthar, etc.),
de quienes dependía que hubiese buenas cosechas para su supervivencia y riqueza.
Reyes y sacerdotes fueron los principales demandantes de obras de arte, e impusieron una auténtica dictadura del
gusto estético. Los artistas que trabajaban en los talleres de palacios y templos eran generalmente artesanos o
esclavos anónimos al servicio de sus amos. El arte mesopotámico fue contemporáneo del egipcio y entre ambos
hubo una mutua influencia.
Periodos históricos de Mesopotamia
Periodo de las ciudades sumerias: 3200-2300 a.C.
Imperio acadio: 2300-21 50 a.C.
Periodo neosumerio: 21 50-1 950 a.C.
Invasiones hititas y casitas: 1595-1450 a.C.
Imperio babilónico: 1950-1595 a.C.
Imperio asirio: 1450-612 a.C.
1. LA ARQUITECTURA
La arquitectura mesopotámica fue grandiosa y monumental, símbolo del poder de los reyes y sacerdotes, así como
de los dioses, que protegían a las clases dirigentes y justificaban su jerarquía económica, social, política y religiosa.
Las características principales son:
• Empleo del adobe (barro mezclado con paja y secado al sol) y del ladrillo (barro cocido en horno) como materiales
de construcción, debido a la carencia de piedra.
• Los constructores en Mesopotamia fueron los creadores de una arquitectura abovedada (de cubiertas curvas),
utilizando primero falsas cúpulas y más tarde el arco de medio punto (semicircular) y la bóveda de cañón (resultante
de prolongar longitudinalmente el arco de medio punto), que trasmite el peso a los muros (elementos sustentantes).
Apenas construyeron cubiertas adinteladas como en Egipto, por falta de piedra y madera.
• Uso de muros muy gruesos como soportes, debido a la menor resistencia al peso del adobe y el ladrillo. La pobreza
de estos materiales, frente a la piedra, explica que se recubriesen de cerámica vidriada (ladrillos barnizados con
esmalte vítreo coloreado) o alabastro, para darles más resistencia y belleza. Los interiores de templos y palacios se
decoraban con relieves y pintura mural.
La tipología de edificios es la siguiente:
• El palacio. Es el principal edificio, a diferencia de Egipto, símbolo del poder real. Aunque en Mesopotamia no se
divinizara a los reyes como en Egipto, estos gozaban de un poder totalitario, característico de las monarquías
orientales. Suele incluir uno o varios templos y tienen grandes dimensiones, su construcción influirá en los palacios
romanos, bizantinos e islámicos.
El Palacio de Sargón II en Khorsabad (Imperio asirio, hacia el 706 a.C.) es el más importante. De planta rectangular,
está edificado sobre una plataforma con rampas de acceso dominando la ciudad, amurallado, con torres y puertas
de acceso entre las mismas. Las puertas aparecen protegidas por grandiosos toros alados androcéfalos -con cabeza
humana- de cinco patas, a los que se denomina lamassu; son divinidades protectoras similares a las esfinges
egipcias, esculpidas en piedra, que tienen cuerpo de toro, alas y cabeza humana.
Todas las dependencias (templos, almacenes, salón del trono, habitaciones) se conciben en torno a un patio
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principal. Las paredes de las principales salas estaban decoradas con relieves y pinturas murales, que mostraban
escenas propagandísticas de reyes y dioses.
Otro palacio interesante es el Palacio de Nabucodonosor en Babonia (Imperio neobabilónico, siglo VI a.C.), de
planta rectangular con tres patios. Su parte principal es la Puerta de Isthar situada en un ángulo del mismo. Es una
puerta con un arco de medio punto entre dos torres cuadradas, recubierto todo de cerámica vidriada de fondo azul,
con decoración en relieve de rosetas y animales fabulosos (dragones, toros, leones) polícromos, que caminan en fila
hacia la entrada, protegiéndola. Esta
obra influyó en la cerámica persa.
• El templo. De planta rectangular y gran tamaño, suele ir dentro del palacio. Su parte más característica es el
zigurat o torre escalonada de varios pisos, con muros en talud (inclinados hacia el interior) reforzados con
estribos o contrafuertes (pilares adosados al muro) y rampas de acceso, que dominaban las ciudades con su
altura. En la parte superior había una estancia con la estatua del dios y allí se hacían ofrendas y sacrificios. Su
simbolismo podría ser el de una montaña sagrada o lugar de encuentro con los dioses, aunque también se
usaron de observatorio astronómico. Uno de los principales fue el Zigurat de Ur (del periodo neosumerio, 21501950 a.C.). Finales del III Milenio. Fue levantado en época de Ur-Nammu. Se encontraba dentro del recinto de la
ciudad. Como todos los edificios religiosos de Mesopotamia, el zigurat fue erigido en sentido diagonal a los
puntos cardinales. Se alzaba en un paisaje urbano y agrícola y situado estratégicamente cercano al Éufrates. Fue
levantado como lugar de culto de la diosa Nannar (luna en sumerio). Fue destruido por los elamitas y
posteriormente mandado reconstruir por el rey Nabucodonosor II de Babilonia.
• Los sepulcros. Tuvieron un desarrollo mucho menor que en Egipto, pues las religiones mesopotámicas carecían de
conceptos claros sobre el más allá y la inmortalidad del alma. El único ejemplo destacable es el Cementerio Real de
Ur (Sumeria), datado en el III milenio a.C., donde se han hallado varias falsas cúpulas cubriendo cámaras sepulcrales.
2. LAS ARTES PLÁSTICAS
Al igual que en Egipto, la escultura y pintura mesopotámicas estuvieron al servicio de las clases dirigentes, que las
utilizaron como símbolo de poder. Tuvieron también un carácter oficialista y ceremonial, marcadamente
propagandístico.
Existieron similares convencionalismos, como la frontalidad (disposición de las figuras para ser vistas de frente), el
hieratismo (rigidez y falta de movimiento), la perspectiva jerárquica, la falta de expresividad de los personajes, la
geometrización y simplicidad de las anatomías y la falta de perspectiva y profundidad en los relieves y pinturas.
Como en Egipto, las figuras menos importantes y los animales tienen más espontaneidad y naturalismo. Los
personajes protagonistas presentan un tamaño mayor que el resto y, en relieves y pinturas, las figuras se agolpan
unas junto a otras para sugerir profundidad.
Algunos rasgos distintivos de las artes plásticas mesopotámicas fueron el mayor naturalismo en los retratos y el
menor monumentalismo que en Egipto (salvo en el arte asirio); también la tendencia a encuadrar las escenas y
subdivididas en registros horizontales, tanto en relieves como en pinturas, dando un ritmo de progresión indefinido
a las figuras en una u otra dirección. Esto último es un efecto de las improntas de los cilindros-sellos (marcas de
propiedad) sobre la arcilla blanda, y transcendió principalmente a los frisos asirios y persas.
2.1. La escultura
Los materiales habituales de la escultura mesopotámica fueron la piedra, la arcilla, la madera y el bronce; se conocía
la técnica de la fundición a la cera perdida (se modela una figura en cera y se recubre con moldes de arcilla o yeso;
en la parte superior se hace un orificio por donde se vierte el bronce fundido, que derrite la cera y ocupa su espacio;
al romper los moldes se extrae la figura en bronce).
La evolución de la escultura en los distintos periodos es la que sigue:
• Del periodo sumerio destacan las figuras en bulto redondo de orantes, que se donaban como exvotos a los dioses
en los templos. El personaje aparece en actitud sumisa ataviado con el kaunakés o falda de lana
de oveja, el torso desnudo,y la cabeza rapada; como ejemplo está el Intendente Ebih-il. De este periodo son los
relieves narrativos de las hazañas de los reyes, divididos en registros o bandas, como la Estela de los buitres
conmemora la victoria de Eannatum de Lagash sobre sus enemigos de Umma.
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Una obra excepcional de taracea (incrustación de diversos materiales sobre madera) es el Estandarte de Ur, en el
que se representan escenas de guerra y de ofrendas al rey victorioso, con trozos de lapislázuli, piedra caliza y
concha. Es un ejemplo característico del empleo del ritmo de progresión antes citado.
• Del periodo acadio es la Estela de Naram-Sin, relieve que conmemora la victoria del rey sobre sus enemigos y que,
seguido de su ejército y ascendiendo una montaña, agradece a los dioses su protección.
• Del periodo neosumerio son las numerosas estatuas del rey Gudea de Lagash, de formas geométricas y robustas,
realizadas en piedra, y donde el rey aparece sedente con las manos enlazadas y con textos grabados alusivos a sus
donaciones para la construcción de templos.
• Del periodo babilónico destaca la Estela de Hammurabi, relieve sobre un monolito de piedra (recuerda un kudurru
o hito de piedra usado para delimitar propiedades), que reproduce el primer código legislativo escrito; en la parte
superior representa al rey recibiendo el código del dios Shamash.
• Del periodo asirio destacan los relieves sobre placas de alabastro que decoraban las estancias de los palacios de
Kalah, Kho rsabad y Nínive. Siguen la disposición seriada de las improntas de los cilindros-sello, representando
escenas narrativas de cacerías y batallas donde los reyes asirios aparecen en actitud victoriosa, cazando leones y
derrotando a sus enemigos, con un absoluto desprecio por estos. Las figuras humanas son idealizadas,
monumentales y musculosas, mostrando su fuerza y poder, mientras que los
animales son más naturalistas y expresivos. Uno de los más famosos es el titulado La leona herida
(siglo VII a.C.), donde el animal aparece arrastrándose moribundo aullando de dolor. Su función era servir de
propaganda del poder de los reyes asirios. Aportación asiria es el toro alado androcéfalo de cinco patas (lamassu),
para que pudieran verse las cuatro patas del animal tanto de frente como de perfil; eran
divinidades protectoras con melena y barba rizadas, que se colocaban junto a las puertas de ciudades y palacios para
atemorizar a los enemigos.
3. EL ARTE PERSA
Etapas de la historia de Persia
Periodo medo (625-550 a.C.)
Periodo persa aqueménida (550-330 a.C.)
Los medos y persas eran pueblos indoeuropeos que se establecieron en Irán durante el II milenio a.C. En el siglo VI
a.C., el rey persa Ciro II derrotó a los medos, tomó Babilonia y formó un imperio que abarcaba desde el Próximo
Oriente hasta el rio Indo, incluyendo Mesopotamia. Su sucesor Darío I invadió Egipto y parte de Grecia, dando lugar
a las guerras médicas, que terminaron con el triunfo de los griegos. Posteriormente, Alejandro Magno conquistó el
Imperio persa en el siglo IV a.C., acabando con la dinastía
aqueménide o aqueménida.
El periodo aqueménide fue el más importante en creación artística. La arquitectura y artes figurativas persas tienen
influencias egipcias y mesopotámicas. Los edificios más representativos son los palacios y las
tumbas.
• Los palacios. Destaca el Palacio de Persépolis (siglos VI-y a. C.), capital del Imperio. Iniciado por el rey Darío I, es de
planta cuadrangular, con muros de piedra, elevado sobre una terraza y con grandes puertas adinteladas protegidas
con toros alados androcéfalos de cuatro patas, de influencia asiria. La parte más destacable del palacio es la apadana
o sala de audiencias, de gran tamaño y con columnas de piedra de gran altura, con basas campaniformes y capiteles
con volutas sobre las que se apoyan dos toros arrodillados. Estas columnas eran soportes aislados que sostenían el
peso de la cubierta de madera. El basamento y las escalinatas del palacio están decorados con relieves que siguen un
ritmo de progresión, mostrando una procesión de súbditos de las distintas partes del Imperio, que llevan ofrendas al
rey Darío. Presenta claras influencias asirias.
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Del Palacio de Susa destacan los frisos en cerámica vidriada que representan animales fantásticos, y el famoso Friso
de los arqueros (siglo V a. C.), donde aparece la guardia real armada con arcos y lanzas. El conjunto presenta una rica
policromía.
• Las tumbas. Las de los reyes persas están excavadas en una pared rocosa a semejanza de los hipogeos egipcios, y
se hallan situadas cerca de Persépolis (Naqs-i-Rustam). Sus fachadas aparecen talladas en forma de cruz con relieves
de columnas, dinteles y escenas religiosas: datan del siglo V a.C. De este tipo es la Tumba de Darío I, decorada con
relieves que representan las provincias del Imperio y al soberano orando ante un altar de fuego, símbolo del dios
persa Ahura Mazda.
Otra tumba real de distinto tipo es la Tumba de Ciro lI en Pasagarda (siglo VI a.C.), rectangular, con cubierta a doble
vertiente y elevada sobre gradas, de influencia griega.
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UNIDAD DIDÁCTICA 4. EL ARTE EGIPCIO
INTRODUCCIÓN
En palabras de Heródoto, “Egipto es un don del Nilo”; sin el caudal de este río, el desierto habría anulado la
posibilidad de un asentamiento humano estable en la zona. El territorio habitable se limitaba a una estrecha franja
de tierra a ambos márgenes del Nilo, que integraba, aproximadamente, un 4% de la superficie total del país.
Una vez al año, el río Nilo sufría una importante crecida, inundando los campos y depositando sobre ellos una capa
de limo muy fértil. Es en esa estrecha franja donde se desarrolla la vida de los egipcios.
La desembocadura del Nilo, que formaba un enorme delta, provocó la tradicional división del país en dos zonas bien
diferenciadas: el Bajo Egipto, al norte, abarcaba el fértil delta, y el Alto Egipto, al sur, comprendía el estrecho valle
del río. La inundación, producida por las lluvias torrenciales en el curso más alto del río, se iniciaba en julio, y se
prolongaba hasta mediados de octubre, a este período le sucedían las estaciones de la siembra y la cosecha.
Desde el 3100 a. C., en que el faraón Narmer unificó el país -el Alto y el Bajo Egipto- y fundó la I dinastía, hasta la
invasión macedónica en el 332 a.C., existió en Egipto una civilización y un arte con unos rasgos característicos. La
civilización egipcia fue principalmente agraria, esclavista y jerarquizada, con una religión politeísta y dioses que
simbolizaban las fuerzas naturales (Amón-Ra, Osiris, Hathor, Anubis, etc.), representados con formas humanas y
animales. Se sucedieron treinta y una dinastías de faraones, que son agrupadas en varios períodos de apogeo, bajo
el poder unificador de los soberanos, separados por otros de fragmentación política, invasiones de pueblos
extranjeros y desórdenes sociales.
Principales etapas de Egipto
• Época Tinita: 3100-2868 a.C. (dinastías I-II), con capital en Tinis.
• Imperio Antiguo: 2868-2181 a.C. (dinastías III-VI), con capital en Menfis.
• Primer periodo intermedio: 2181-2040 a.C.
• Imperio Medio: 2040-1650 a.C. (dinastías Xl-Xll), inicialmente con capital en Tebas, luego trasladada a otra ciudad
de la zona de El Fayun.
• Segundo periodo intermedio: 1650-1550 a.C.
• Imperio Nuevo: 1550-1069 a.C. (dinastías XVIII-XX), con capital en Tebas.
• Tercer periodo intermedio: 1069-715 a.C.
• Baja Época: 715-332 a.C. (dinastias XXV-XXXI), en la que destaca el Imperio Salta (664-525 a.C.)
Con posterioridad al Imperio Nuevo, Egipto entró en un periodo de decadencia (Baja Época) que culminó con las
invasiones asiria (siglo VII a.C.), persa (siglo VI a.C.), macedónica (332 a.C.) y romana (30 a.C.), que impusieron su
gobierno y cultura en Egipto.
Las características generales del arte egipcio son:
• El arte estuvo al servicio del poder político y religioso, representado en primer lugar por el faraón, como soberano
y dios (se consideraba hijo de Amón-Ra) y por los grandes terratenientes, funcionarios y sacerdotes en segundo
lugar. Este carácter propagandístico explica el colosalismo y la grandiosidad del arte egipcio, que simbolizaba el
inmenso poder y riqueza de los faraones y provocaba en el pueblo respeto y temor.
• Los artistas egipcios eran simples artesanos sin libertad para crear, trabajaban en los talleres de palacios y
templos sometidos a unas normas artísticas rigurosas e inalterables, dictadas por las clases dirigentes. Esto explica
la uniformidad del arte egipcio, que apenas evolucionó con el tiempo. Fue un arte que cabe calificar de convencional
y representativo. Por el contrario, los arquitectos gozaron de mayor prestigio social, llegando a ser personajes ricos
e influyentes.
1. LA ARQUITECTURA
Los faraones encargaron grandes monumentos para manifestar su poder en la vida y para perpetuar su recuerdo tras
la muerte. Los sacerdotes mandaron edificar grandes templos para el culto religioso y como ofrenda a los dioses,
para atraer su protección. Las características de estas construcciones son las siguientes:
• Construcciones colosales de grandes dimensiones, con predominio del muro sobre el vano para obtener un
aspecto recio, y con empleo de materiales de construcción resistentes para que durasen eternamente. Los muros se
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construían en talud, siendo más anchos por debajo.
• El material más usado en edificios representativos fue la piedra, aunque también se utilizaron el ladrillo, el adobe y
la madera.
• El sistema constructivo empleado fue el adintelado o arquitrabado. Las cubiertas son planas. Los soportes
continuos son los gruesos muros de sillería (formados por piedras en forma de paralele-pípedo), con sillares de gran
tamaño que se sujetan por su peso, con pocos vanos; los soportes aislados son los pilares (de sección cuadrangular o
poligonal) y columnas (de sección circular), de gran tamaño y grosor. Los egipcios conocieron el uso del arco y la
bóveda, de procedencia mesopotámica, pero no los usaron en las obras importantes.
• Existe una variada tipología de columnas según la decoración de sus capiteles:
a) De motivos vegetales: son las más características y se inspiran en árboles y plantas del entorno, pudiendo ser
palmiformes (palmera), lotiformes (loto), papiriformes (papiro), campaniformes (capullo).
b) Hathóricas: representan la cabeza de la diosa Hathor, protectora del ganado y de la fertilidad.
c) Protodóricas: llamadas así porque las columnas dóricas griegas se inspirarán en ellas, y que constan de un fuste
estriado con arista viva y un capitel con forma de paralelepípedo.
• La arquitectura se ornamentaba con relieves y pinturas de temas vegetales, figurativos, simbólicos, jeroglíficos, etc.
y con molduras como la gola egipcia (de perfil ondulado en forma de S, con la parte superior cóncava).
Los principales edificios fueron las tumbas, templos y palacios. De estos últimos apenas quedan restos, lo que
dificulta su estudio.
Las tumbas
Eran construcciones monumentales, destinadas a la conservación eterna del cuerpo y el alma de los difuntos, del
faraón y de las clases dirigentes. Para ello se momificaba el cadáver y se esculpía alguna estatua del muerto, que se
depositaban en la tumba. Según las creencias funerarias egipcias, era necesario que el ka (fuerza vital del alma)
tuviese una imagen de su antiguo cuerpo, para que gozase de la inmortalidad. Los principales tipos de estas
construcciones funerarias son: mastabas, pirámides e hipogeos.
• Mastabas. Eran las más antiguas; aparecen en la Época Tinita, con la I dinastía, y proliferaron durante el Imperio
Antiguo. Están construidas con adobe, ladrillo o piedra (según la importancia del difunto) y tienen forma
troncopiramidal, con planta cuadrangular y muros en talud. Están orientadas a los cuatro puntos cardinales. En su
interior estaba la cámara mortuoria, que era un foso bajo tierra donde se colocaba la momia del difunto, el serdab o
cámara donde se guardaba la estatua del muerto, y una o varias capillas para ofrendas.
El ajuar funerario incluía todo lo que el difunto podía necesitar en la otra vida: alimentos, armas, utensilios, riquezas,
incluso sirvientes, guardias o sus propias mujeres. Esta cruenta costumbre del enterramiento de personas vivas
cambió con el tiempo y las personas fueron reemplazadas por figurillas (ushebtis). La decoración de estas estancias
se realizaba con relieves o pinturas con ternas religiosos, cotidianos o de la vida del dueño.
• Pirámides. Fueron los sepulcros más comunes durante el Imperio Antiguo y su forma evolucionó a partir de la
mastaba. Realizadas con sillares de piedra, tienen un sentido simbólico que refleja los rayos del dios Amón-Ra (el sol)
descendiendo y protegiendo al muerto. Están proyectadas con complejos cálculos matemáticos y orientaciones
solares. Su interior es más complejo que el de las mastabas, aunque tienen las mismas estancias y poseen
complicados laberintos para evitar el acceso de los ladrones. Suelen tener algún templo anexo y forman auténticas
necrópolis.
Una de las más antiguas es la pirámide escalonada de Zoser (Saqqara), dedicada a este faraón de la III dinastía; fue
edificada por el arquitecto lmhotep (2690-2610 a.C.). Está compuesta por seis niveles superpuestos en orden
decreciente, y tiene similitudes formales con los zigurats mesopotámicos.
El faraón Snefru de la IV dinastía pasó del tipo de pirámide escalonada a la piramidal típica. Construyó una pirámide
en Dahsur cerca de Saqqara. Se la denomina "pirámide romboidal", tiene una altura de casi 100 m. y la particularidad
de que sus lados tienen una doble inclinación, ya que se modificó el esquema inicial de la construcción para que no
fuese tan escarpada.
Las pirámides propiamente dichas y las más famosas son las de los faraones de la IV dinastía, Keops, Kefrén y
Micerinos, en Guiza, cerca de Menfis. La de mayor tamaño es la de Keops. de 146 m de altura y230 m de lado, cuya
cámara mortuoria está en el centro de la pirámide. Junto a la pirámide de Kefrén, de 143 m de altura, está la
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gigantesca Esfinge de Guiza, divinidad protectora de la tumba, con cuerpo de león y cabeza del faraón Kefrén.
Estaban coronadas por un piramidión: pieza pétrea de forma piramidal que se situaba en la parte superior de las
pirámides y obeliscos. Son una de las siete maravillas del mundo antiguo son las de Gizeh (o Giza). las tres contienen
en su interior la cámara sepulcral a la que se accedía por unos corredores inclinados, abiertos al exterior y que eran
rellenados de piedra y sellados, después de depositar el sarcófago real. El alineamiento de las caras es perfecto, y el
ajuste de las juntas es tal, que no se puede deslizar entre ellas la lámina de un cuchillo. Falta la capa de caliza blanca
que daba un aspecto liso y brillante a sus paredes. En su interior se encuentran tres cámaras funerarias, quizás
edificadas en proyectos sucesivos. La tercera, que contiene el sarcófago real, está a 42 m de altura con respecto a la
base; para llegar a ella hay que seguir un pasillo descendente y luego una galería ascendente, que lleva hasta la
cámara funeraria. En ella no hay pinturas ni esculturas. Se edificaron otras pequeñas pirámides, que sirvieron de
tumbas a miembros de la familia real, en las proximidades de esta gran pirámide. Las grandes pirámides estaban
además integradas en enormes complejos arquitectónicos donde había otros edificios, como el templo funerario, la
avenida ceremonial y el templo del valle, levantado sobre el muelle donde se descargaban los materiales.
La realización de las pirámides es una prueba tangible de los conocimientos matemáticos de los egipcios. La
construcción de estos extraordinarios monumentos fue posible por la colaboración de todos los habitantes que en
los tres meses de la inundación trabajaban en las obras faraónicas, reforzando a los trabajadores habituales. El
transporte de los bloques de piedra se hacía por el río Nilo desde las lejanas canteras, y ya en tierra por medio de
rodillos, cuerdas y rampas de arena y madera eran arrastrados y elevados hasta el lugar exacto donde debían ser
colocados. Mano de obra abundante, paciencia y conocimientos científicos, suplieron la carencia de máquinas y
tecnología en la realización de estas construcciones.
• Hipogeos. Son tumbas subterráneas excavadas en la roca, bien en laderas montañosas, bien bajo el suelo.
Empezaron a construirse en el Imperio Medio, pues su coste era menor que las pirámides y eran menos llamativos
de cara a los ladrones. Los más famosos son del Imperio Nuevo y están en el Valle de los Reyes y el Valle de las
Reinas, en Tebas. Tienen las mismas estancias que las otras tumbas: cámara sepulcral, capillas, galerías, etc.
Es famoso el Templo-tumba de la reina Hatshepsut en Deir el-Bahari, de la dinastía XVIII (Imperio Nuevo),
compuesto de un hipogeo excavado en la montaña y un templo compuesto de tres terrazas con galerías de
columnas, que sobresale al exterior. Este tipo de construcciones se denominan hemispeos o semispeos.
Los templos. Los templos son la casa del dios al que se consagraban, y se realizaban las ceremonias religiosas en el
exterior del mismo. Se construían con gruesos muros de sillería en talud, carecían de ventanas y según se avanzaba
el techo iba siendo más bajo y había más oscuridad, en la que se recreaba un ambiente misterioso evocador del
espacio sagrado.
La tipología del templo aparece en el Imperio Nuevo, cuando el poder de los sacerdotes llegó a rivalizar con
el de los faraones. Se compone de las siguientes partes:
• Dromos: es una avenida bordeada de esfinges (divinidades protectoras con cuerpo de león y cabeza humana) que
conduce a la entrada. Junto a la fachada del templo se colocaban colosos (estatuas gigantescas) del faraón que
mandó edificar el templo y obeliscos conmemorativos. Servía para producir una visión escenográfica y grandiosa del
templo.
• Pilonos: son dos torres trapezoidales en talud, coronadas por golas, con cámaras y escaleras internas para subir a
la parte superior.
• Patio hípetro: es un patio cuadrangular rodeado de pórticos de columnas y con la parte central abierta. Hasta aquí
podían acceder los fieles.
• Sala hipóstila: es una estancia cubierta, con columnas e iluminada solo por pequeños lucernarios (orificios en el
techo). Era el lugar donde los sacerdotes entregaban al dios las ofrendas y por ello estaba prohibido el paso al
pueblo. Estaba decorada con relieves y pinturas murales.
• Cámaras del dios: comprendía las estancias para guardar los tesoros del templo, la sala de la barca (donde se
guardaba una barca en la que se paseaba la imagen del dios durante las procesiones) y el santuario, que albergaba la
estatua del dios, lugar oscuro y simbólico a donde solo accedían los sacerdotes y faraones.
Los ejemplos más representativos son los templos de Amón en Karnak y Luxor (Imperio Nuevo), las dos grandes
ciudades- santuario cerca de Tebas, que constaban de numerosos templos.
Existieron también templos rupestres funerarios, o speos, como los de Ramsés II y Nefertari en Abú Simbel
(Imperio Nuevo). En ambas fachadas, talladas en la roca, aparecen los colosos del faraón y de su esposa
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respectivamente, mientras que el templo se construye excavando en el interior de la roca, a imitación de los
hipogeos.
En Madrid hay un tempo de la Baja Época: el Templo de Debod, regalado por Egipto para agradecer a España el
hecho de haber contribuido a la salvación de templos por la construcción de la presa de Asuán.
4.2. Las artes plásticas
Tuvieron un carácter solemne y grandioso, representativo del poder real y religioso frente a lo individual. La
monumentalidad de la escultura y de la pintura mural expresaba el orden jerárquico de las clases dirigentes egipcias;
simbolizaba el orden superior que emanaba de los dioses y de los faraones, representantes de aquellos en el mundo
terrenal. Por esto las artes plásticas fueron convencionales y estuvieron sometidas a una rígida etiqueta cortesana,
como demostración de la categoría social del retratado, que debía ser estéticamente superior a los demás mortales.
Muchos de sus rasgos característicos coinciden con las obras mesopotámicas, aunque también existen algunas
diferencias.
La escultura
La escultura tenía una doble función representativa y religiosa. Por un lado, tenía una función propagandística del
poder de los dioses, faraones y clases dirigentes y por otra servían como soporte del ka en las tumbas. Los materiales
más usados eran la piedra (caliza, basalto, granito, diorita) y la madera, y abundan tanto el bulto redondo como el
relieve. La mayor parte de la escultura se ha encontrado en las tumbas y templos.
Los temas son variados, destacando las esculturas de faraones y personajes importantes, de dioses y
escenas religiosas, históricas, de la vida cotidiana, etc., incluyendo escritura jeroglífica y temas decorativos
geométricos o vegetales.
Las características principales de estas esculturas son:
• Se busca un canon. El cuerpo humano debía estar armónicamente proporcionado, ofreciendo un acorde perfecto
entre sus partes PERO no corresponde a unas proporciones reales. Decidieron que el puño sería el módulo regulador
(a diferencia de los griegos, que utilizarían la cabeza como módulo), de forma que la longitud perfecta del individuo
se cifraba en 18 puños
• Ley de frontalidad: las esculturas están realizadas en un solo plano, para ser observadas de frente (en muchas
ocasiones ni siquiera están talladas por su parte trasera, pues eran colocadas junto a la pared)
• Los brazos aparecen pegados al cuerpo, formando estatuas-cubo, para eliminar los riesgos de rotura (hay que
recordar que las estatuas son el soporte del ka)
• Las figuras son estáticas y simétricas, de modo que las formas dispuestas a ambos lados del eje principal, sean
iguales o estén equilibradas.
• Visión rectilínea: se aprecia en el relieve y en la pintura. Consiste en despiezar el cuerpo humano y ensamblar sus
partes en una especie de puzzle, en el que el ojo, el tronco y los hombros aparecen vistos de frente, y la cabeza y las
extremidades de perfil
• Las representaciones están sometidas a un arquetipo idealizado. De ahí que la imagen del faraón responda a un
ideal de belleza y los demás pueden presentar rasgos más naturales
• Hieratismo: la rigidez en el gesto indica eternidad
• Ausencia de perspectiva en el relieve y en la pintura. Sólo perspectiva jerárquica: el faraón aparece generalmente
representado en un tamaño superior
• Perspectiva jerárquica o ley de la jerarquía, de modo que las figuras más importantes (dioses, faraones) se
representan más grandes que las demás.
• La inexpresividad de los rostros, que nunca manifiestan ningún sentimiento.
• Se utiliza la policromía, cuya simbología está determinada de antemano:
- Hombres: color terroso
- Mujeres: color amarillo claro.
Estas características se mantuvieron durante casi toda la historia de Egipto, excepto durante el reinado de Amenofis
IV o Akenatón (s. XIV a.C), cuando las artes plásticas se hacen más naturalistas, representándose incluso lo feo y lo
desagradable.
Existió un mayor naturalismo en las esculturas que no eran de faraones o dioses, como funcionarios, sacerdotes,
etc., que tienen rasgos físicos naturalistas, pero con los convencionalismos habituales. Es el caso de obras como El
alcalde del pueblo y El escriba sentado, ambas del Imperio Antiguo. La primera es una talla de madera y representa
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a un sacerdote de mediana edad, grueso y con un rostro individualizado. La segunda es un retrato de un escriba,
esculpido en piedra policromada, con un rostro realista y una anatomía corriente.
Obras más importantes de la escultura egipcia son:
• Paleta de Narmer, bajorrelieve de piedra que representa al faraón que unificó Egipto y fundó la I dinastía,
con la corona del Alto Egipto derrotando a sus enemigos (Época Tinita).
• Las obras de faraones de la IV dinastía del Imperio Antiguo, como la estatua de Kefrén, de piedra, sedente y
en actitud jerárquica; Micerinos y su esposa, la Tríada de Micerinos, altorrelieve (relieve que sobresale más
de la mitad de su bulto) de piedra con el faraón entre la diosa Hathor y una provincia (nomo). El alcalde del
pueblo o Cheik-el-Beled y El escriba sentado, ambas del Imperio Antiguo. La primera es una talla de madera
y representa a un sacerdote de mediana edad, grueso y con un rostro individualizado. La segunda es un
retrato de un escriba, esculpido en piedra policromada, con un rostro realista y una anatomía corriente.
Rahotep y Nofret, de piedra policromada donde el faraón y su esposa aparecen, él con la piel más oscura y
ella más blanca siguiendo los cánones estéticos establecidos.
• El estilo de la escultura egipcia apenas varió durante siglos y solo durante el reinado de Amenofis IV (faraón
también conocido como Akenatón) (Imperio Nuevo, XVIII dinastía, entre 1353-1 336 a.C., llamado periodo
amarniense) se produjeron algunas novedades. La capital se trasladó a la ciudad de TelI el-Amarna, se
adoptó una religión monoteísta con el culto al disco solar Atón; se impuso una estética más naturalista y un
canon de proporciones más alargadas. Aun así se mantuvieron muchos de los convencionalismos
tradicionales. Las imágenes adquieren una mayor esbeltez y se desprenden de la rigidez y el hieratismo de
las épocas anteriores. Los rostros adquieren rasgos más realistas, lo que se aprecia en el Busto de Nefertiti o
en los Relieves de Tell-el-Amarna (representan escenas de la vida cotidiana del faraón, su esposa y sus
hijas). Sin embargo después de este periodo se produce una vuelta a las normas rígidas del Imperio Antiguo,
como se aprecia en la Máscara Tutankamon o en las estatuas de Ramsés II, durante cuyo reinado se
realizaron innumerables esculturas como exaltación del poder real, como lo demuestra el tamaño colosal de
algunas de ellas (templo de ABU-SIMBEL). Del Imperio Nuevo podemos destacar los Colosos de Memnón
(Tebas), dos figuras sedentes monumentales que estaban situadas junto a la entrada de un templo.
• Bajo Imperio o Baja época: la plástica de este período ya ha perdido los convencionalismos tradicionales y
asimila las influencias griegas, reflejando un estudio de las figuras y del relieve diferente, más realista y más
suave en el tratamiento. Un buen ejemplo es la conocida como Cabeza Verde del Museo de Berlín.
La pintura
Además de las características mencionadas aplicables a toda la plástica egipcia, la pintura presenta algunos rasgos
propios:
• Utilización de todo tipo de soportes (madera, papiro, roca, pared, etc.). La técnica predominante es el temple, que
se aplicaba sobre un soporte preparado con leche y cal, y como aglutinante utilizan huevo, goma arábiga...
• El dibujo suele estar muy marcado, define claramente las figuras
• Los colores son planos, sin matices; no existen el volumen ni las sombras
• Los colores son intensos y vivos
• la pintura es bidimensional, no se representa en perspectiva, no se represente la profundidad del espacio
•
•
•
La inmensa mayoría de los ejemplos que han llegado hasta la actualidad están asociados a los enterramientos:
murales que decoraban los interiores de las mastabas de Saqqara, o de los hipogeos del Valle de los Reyes, etc;
rollos de papiros con el Libro de los Muertos...
La temática de los murales es muy variada: escenas de la vida cotidiana (banquetes, escenas campesinas, etc.) o
escenas religiosas. En ambos casos con una clara finalidad: favorecer la vida en el Más Allá del difunto.
Es un arte mucho más vivo que la escultura, con más movimiento
Algunos ejemplos son:
• Hipogeo de Beni Hassam, en el Imperio Medio
• Pinturas de las tumbas del Valle de los Reyes y de las Reinas, como la de la reina Nefertari y la de Nebamun.
Imperio Nuevo
• Palacios de Tell-el-A marma, Imperio Nuevo
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•
Papiros del Libro de los Muertos, Imperio Nuevo
ANEXO 1. Principales dioses egipcios y el juicio de los muertos
Reveladores de la importancia de la religión en la vida del Antiguo Egipto son las numerosas representaciones
artísticas de los dioses que en él encontramos.
En Egipto fue muy importante la creencia en la inmortalidad del alma yen el más allá. La representación de las
escenas funerarias iba pareja a la construcción de tumbas, sarcófagos, momificación, etc. Para los egipcios, perder la
inmortalidad era el peor de los males posibles. Por ello en El libro de los muertos se describía el paso a la otra vida, y
se daban consejos al difunto de cómo superar el juicio de los muertos. Existen numerosos papiros relativos a este
tema, donde se ilustra su desarrollo. Así, el dios Anubis (ayudante de Osiris), que era representado con cuerpo
masculino y cabeza de chacal, conducía el alma del difunto ante Osiris (dios de los muertos), que suele aparecer con
forma masculina, momificado, tocado con una corona y de color verde. Anubis se dirigía a una balanza, donde
colocaba el corazón del difunto en un platillo y en el otro una pluma que simbolizaba a la diosa Maat (diosa de la
justicia). Un tribunal compuesto por los dioses, le hacía preguntas sobre su conducta en vida. Si la balanza
permanecía equilibrada, es que el difunto había sido piadoso y bueno, había sido sincero en las respuestas, superaba
el juicio y accedía a la inmortalidad. Si por el contrario su comportamiento terrenal había sido impío y criminal,
inmediatamente era devorado por Ammit, deidad monstruosa (mezcla de cocodrilo, hipopótamo y león) que
aguardaba bajo la balanza; el difunto perdía la inmortalidad. Thot, dios de la sabiduría y patrón de los escribas,
representado con cuerpo masculino y cabeza de ibis, tomaba nota del resultado del pesaje.
Nombre Iconografía
Función
Amón
Cuerpo masculino tocado con corona y dos grandes plumas
Dios creador.
Se asimila a
Ra
Ra
Cuerpo masculino y cabeza de halcón con disco solar
Dios solar. Se
asimila a Amón
Osiris
Cuerpo masculino momificado, con corona
Dios de los muertos
Anubis
Cuerpo masculino y cabeza de chacal
Dios de la momificación
Isis
Cuerpo femenino, coronada con un trono o disco solar
Diosa madre
Horus
Cuerpo masculino, cabeza de halcón
Dios del cielo
Hathor
Cuerpo femenino, cabeza de mujer con orejas de vaca, cuernos y disco solar Diosa del amor y fertilidad
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UNIDAD DIDÁCTICA 5: EL ARTE GRIEGO
El arte griego tuvo como precedente inmediato el arte prehelénico, que influyó en sus creaciones. Sin embargo, la
principal aportación de los griegos fue la creación de unos modelos artísticos clásicos, basados en el orden, la
proporción y la belleza formal, que los romanos difundieron y que han llegado hasta nuestros días formando parte
de la cultura occidental. Cuando hablamos de arte clásico nos referimos al que realizaron griegos y romanos, sujeto a
unas normas estéticas racionales, que buscan la belleza mediante la armonía, la medida y el equilibrio entre lo real y
lo ideal.
El artista griego debía analizar la realidad y embellecerla mediante la reflexión racional, para expresar la perfección
del mundo de las ideas, es decir, lo divino. Este concepto se halla en la filosofía platónica, que conduce al idealismo
estético. El artista clasicista se somete a cánones para representar la figura humana y a los módulos para la
arquitectura, buscando plasmar la perfecta proporción de las partes. Estas normas se elaboraban con criterios
racionales y matemáticos. El interés por lo clásico fue la nota dominante durante el Renacimiento y el Neoclasicismo,
pero siempre ha estado presente en la creación artística.
1. El arte prehelénico
El arte prehelénico incluye las manifestaciones artísticas de las culturas de Creta y de Micenas que dieron origen al
arte griego y se desarrollaron en la Edad del Bronce, logrando su apogeo durante el II milenio a.C.
1.1. El arte cretense
El arte cretense o minoico (llamado así por el legendario rey Minos) surgió en la isla de Creta y en otras islas cercanas
tras la llegada de comerciantes y pobladores procedentes de Oriente, que introdujeron la metalurgia del bronce. Se
desarrolló entre los años 2600 y 1400 a.C., fecha esta última de la invasión de los micénicos o aqueos. Su etapa de
esplendor artístico abarcó la primera mitad del II milenio a.C.
Los cretenses basaron su riqueza en el dominio del mar (talasocracia), gracias a su poderosa flota mercantil y de
guerra. La situación estratégica de la isla para el comercio en el Mediterráneo oriental, motivó la aparición de
ciudades-estado dedicadas a los intercambios, gobernadas por reyes de similares características a los de Oriente.
El arte cretense recibió influencias de los pueblos mesopotámicos y del Asia Menor, así como de Egipto.
La arquitectura
Destacaron las ciudades de Knossos. En ellas se localizaban los palacios, que eran grandes centros económicos,
políticos y religiosos, desde donde los reyes gobernaban las ciudades-estado de la isla. Confiados los gobernantes en
su superioridad naval y en que sus enemigos serian incapaces de desembarcar en Creta, construyeron sus ciudades
sin murallas. Como en Mesopotamia, se articulaban en tomo al palacio, situado en posición dominante y verdadero
centro del poder político y religioso.
La arquitectura era adintelada, con muros de sillería y de mampostería (compuestos con piedras irregulares unidas
con argamasa), las construcciones podían tener varios pisos y se disponían de forma laberíntica, agrupadas unas
junto a otras sin formar calles ni plazas.
Las columnas se usaron junto a los muros y pilares, como elemento sustentante. Tenían poca altura e iban
pintadas; constaban de un fuste liso que se ensancha en la parte superior y un capitel con equino (moldura de perfil
semicircular convexo) y ábaco (prisma cuadrangular), que influyó en las columnas dóricas griegas.
A diferencia de los palacios mesopotámicos, los cretenses no tenían murallas, y estaban abiertos al exterior
mediante pórticos y muros con entrantes y salientes, que producían dinámicos contrastes de luces y sombras. Un
elemento de gran trascendencia posterior es la existencia de construcciones rectangulares con pórtico de entrada,
similares al megarón micénico, precedente del templo griego.
El palacio más famoso es el de Knossos, en Creta, parcialmente reconstruido. Fue excavado y estudiado por
el arqueólogo inglés Arthur Evans (1851—1941) entre 1900 y 1906. Construido en tomo al 2000 a.C., fue destruido
por un terremoto sobre el 1700 a.C. y reconstruido posteriormente. Tiene una planta rectangular, con un gran patio
central de carácter sagrado y ceremonial, en torno al cual se distribuyen las distintas dependencias (residencia del
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rey, salón del trono, templos, cuerpo de guardia, almacenes, etc.), dispuestas en vanos pisos. Por su estructura
laberíntica se le ha querido relacionar con la leyenda del Minotauro.
Las artes plásticas
En la escultura destacan las estatuas de sacerdotisas o diosas-madre de piedra, cerámica o marfil. Van ataviadas con
tiara (corona troncocónica de origen oriental) o tocado cubriendo la cabeza, corpiño ajustado que deja ver los senos
y larga falda acampanada con volantes; portan serpientes en sus manos. Suelen estar policromadas y se asocian a los
ritos religiosos asociados a la fertilidad. Poseen los convencionalismos característicos del arte mesopotámico y
egipcio (frontalidad, hieratismo, inexpresividad, formas geométricas, etc.). La orfebrería (trabajo artístico de los
metales preciosos) tuvo su principal ejemplo en los Vasos de Vatio, vasos de oro repujados (martilleado del reverso
del metal para obtener figuras en relieve en el anverso) con escenas naturalistas de animales, cacerías y faenas
agrícolas, donde se utiliza la perspectiva para sugerir profundidad.
La cerámica tuvo gran desarrollo en Creta y se exportó a lo largo del Mediterráneo. Destacó la cerámica de Camares,
de fondo azul oscuro que representa el mar y decoración de temas policromos geométricos, marinos, vegetales,
curvilíneos, etc. Están dispuestos de forma asimétrica y dinámica, las figuras tienen un cierto claroscuro y predomina
el recargamiento (horror vacui) de motivos pintados. Son características las jarras de pico alzado. La pintura tuvo su
máxima expresión en la decoración de los palacios cretenses, sobre todo el de Knossos. Sus estancias estaban
decoradas con pinturas murales al fresco, de temas religiosos, conmemorativos, de la vida cotidiana, marinos, de
animales y paisajes, realizadas con colores planos, vivos, y similares convencionalismos que tienen las egipcias y
mesopotámicas. Rasgos distintivos son la estilización de las figuras, los detalles decorativos y el interés por las líneas
curvas y el movimiento. Son famosas las escenas de taurocatapsia (juegos acrobáticos con toros) así como las
representaciones del Príncipe de las lises y La Parisina.
1.2. El arte micénico
Tuvo su foco principal en la península del Peloponeso (Grecia continental), tras el asentamiento de los aqueos o
micénicos en la península balcánica. Eran un pueblo de origen indoeuropeo que introdujo la metalurgia del bronce y
extendió su influencia por el Mediterráneo oriental. Desarrollaron actividades agrarias, la artesanía y el comercio.
Reyes y aristócratas formaron la dase dominante que gobernaba la sociedad. Su cultura tuvo influencias orientales y
cretenses. Hacia el 1400 a.C. invadieron Creta e impusieron su dominio a los minoicos. La etapa de esplendor se
produjo entre los años 1600 y 1200 a.C., en que las invasiones de los pueblos dorios acabaron con esta cultura. Gran
parte del conocimiento de esta cultura se lo debemos al arqueólogo alemán Heinrich Schliemann (1822-1 890) que
realizó excavaciones en ella entre 1876 y 1878.
La arquitectura Los micénicos construyeron ciudades fortificadas sobre colinas y lugares de fácil defensa; eran de
planta irregular. adaptadas a la topografía del terreno. Las principales fueron Micenas, Tirinto, Argos y Pilos, entre
otras.
Las acrópolis o ciudadelas, espacio elevado sobre una colina donde estaban los edificios públicos y religiosos más
importantes de la ciudad, tenían una planta irregular y se protegían con gruesas murallas de aparejo ciclópeo.
En la parte central se localizaba el megaron, edificio que era el centro político y religioso de la ciudad, pues tenía
funciones de templo y palacio (salón del trono). Delante de él solía haber un espacio abierto con un altar destinado a
las ceremonias religiosas. El megaron tenía una habitación de planta rectangular, naos o cella, precedida de un doble
pórtico de columnas. El tipo de columna que se usaba era similar a la cretense. La cubierta era adintelada y se
remataba con un tejado a dos aguas (a doble vertiente). Se considera que estas construcciones fueron el precedente
inmediato de los templos griegos.
Los sepulcros reales y de la aristocracia eran monumentales. Consistían en tumbas de corredor subterráneas, con un
corredor de acceso que conducía a una cámara sepulcral circular, cubierta con falsa cúpula (o por aproximación de
hiladas). El ejemplo más característico de tumba es el Tesoro de Atreo (Micenas), construido con sillares de piedra.
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Las artes plásticas
El mejor ejemplo de escultura es la Puerta de los Leones, fechada en torno al siglo XIII a.C., por la que se entraba en
la acrópolis de Micenas. Es una puerta adintelada coronada con un relieve de piedra triangular, donde aparecen dos
leones rampantes afrontados flanqueando una columna de tipo cretense; tema de influencia oriental que alude a la
función protectora de los leones. La composición es simétrica y posee los convencionalismos propios del arte
oriental.
La orfebrería está representadas por el ajuar funerario hallado en el Tesoro de Atreo (Micenas). Consta de varias
máscaras de oro repujadas que corresponden a reyes micénicos y tienen significado funerario. Se destacan los rasgos
faciales y tienden a un cierto naturalismo. La de mayor calidad es la Máscara de Agamenón, descubierta por
Schliemann. Hay también algunos puñales damasquinados (embudo de hilos de metal precioso en finas ranuras,
practicadas en una placa metálica) y estelas funerarias.
2. EL ARTE GRIEGO
La civilización y el arte griegos surgieron tras la llegada de los pueblos dorios, de origen indoeuropeo como los
aqueos. Se extendieron por Grecia continental, costa del Asia Menor, Creta e islas del Egeo, desde el 1200 a.C.
Introdujeron la metalurgia del hierro, se impusieron a los micénicos, y acabaron con esta cultura. Tras algunos siglos
de oscuridad, surgió una nueva y fecunda civilización que extendió sus influencias por todo el Mediterráneo, merced
a las colonizaciones, que alcanzaron su apogeo entre los siglos VIII al VI a.C.
Las polis o ciudades-estado griegas fueron independientes, pero tuvieron una cultura común; evolucionaron en
pocos siglos de una economía agraria y gobiernos aristocráticos en la época arcaica, a una economía artesanal y
comercial y gobiernos democráticos en la época clásica. Todo ello fue debido al desarrollo del comercio y de la
producción, propiciados por la colonización de las costas del Mediterráneo y del mar Negro, que difundieron la
cultura griega.
Acontecimientos políticos de importancia ocurridos durante el siglo V a.C., fueron las guerras médicas (499-449 a.C.),
que enfrentaron a griegos contra persas con la victoria de los primeros, y las guerras del Peloponeso (431-404 a.C.),
que enfrentaron a Atenas contra Esparta y terminaron con la victoria espartana. Ya en el siglo IV a.C., el reino de
Macedonia impuso su hegemonía en Grecia y aglutinó a los griegos en una empresa imperialista de expansión hacia
Persia. Con el Imperio de Alejandro Magno y los reinos helenísticos surgieron monarquías autoritarias de tipo
oriental, al tiempo que la economía se desarrolló gracias al aumento del comercio y la producción. La cultura y el
arte gnegos se difundieron por Egipto, Próximo Oriente, Mesopotamia y Persia.
2.1. El urbanismo
La ciudad griega tenía unos fines defensivos, religiosos, económicos y estéticos, y debía satisfacer las necesidades de
los ciudadanos. La planificación urbanística siguió una orientación comunitaria, a diferencia de lo que hemos visto en
Egipto y Mesopotamia. Las primeras ciudades griegas se situaban en colinas, estaban amuralladas y su plano era
irregular, con calles tortuosas. La fundación de nuevas ciudades cobró impulso gracias a las colonizaciones en la
costa del Asia Menor y el sur de Italia, desde el siglo VIII a.C., y a la necesidad de reconstruir las ciudades existentes,
tras las guerras médicas y del Peloponeso (siglo y a.C.). La principal aportación de los griegos al urbanismo fue la
aplicación, a partir del siglo V a.C., del plano ortogonal o en cuadrícula en la ampliación de las viejas ciudades y en la
planificación de las de nueva planta. Con ello se impuso un plano racional, funcional y ordenado de ciudad, que se
correspondía con los ideales de orden, medida, simetría, regularidad, propios de los griegos. La regularidad y
semejanza de calles
y manzanas de casas era todo un símbolo de la ciudad ideal. El plano ortogonal, donde las calles se cortan en ángulo
recto, no era nuevo y ya se había usado anteriormente en ciudades del valle del Indo, Egipto y Mesopotamia. Pero
fue el urbanista Hipodamos de Mileto (498-408 a.C.) quien lo sistematizó y difundió; por ello la planta ortogonal se
conoce como planta hipodámica. Obras suyas fueron la ampliación del puerto ateniense del Pireo, y la
reconstrucción de Mileto, su ciudad natal en la costa de Anatolia, donde proyectó dos grandes ejes que se cruzan en
el centro de la urbe, que más tarde utilizaron los romanos en sus ciudades castramentales. El plano hipodámico se
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aplicó en otras ciudades griegas e influyó en las romanas. Es el caso de las ciudades de Selinonte, en Sicilia, (siglo V
a.C.).
Durante la época helenística, desde el siglo IV a.C., el urbanismo griego cambió de rumbo y las construcciones
privadas (sepulcros, palacios, villas residenciales, etc.) ganaron importancia. Primó una tendencia al
monumentalismo urbano y a la creación de grandes perspectivas, acorde con la idea universalista e imperial de crear
un urbanismo grandioso y espectacular que reflejara el poder de los monarcas. Esta concepción tuvo gran influencia
en Roma.
2.2. La arquitectura
Las ciudades griegas se dotaron con edificios públicos al servicio de la comunidad, prevaleciendo sobre los edificios
privados. Esta idea de primar las construcciones públicas frente a las privadas decayó durante la época de los reinos
helenísticos.
Características
La arquitectura se diseñaba en función del marco urbano, valorando su espacio exterior para que no desentonara del
conjunto. Los edificios eran proporcionados y regulares, hechos a escala humana. No existió en Grecia el colosalismo
de la arquitectura egipcia o mesopotámica. Solo a partir de los reinos helenísticos se hicieron construcciones
majestuosas, debido a la influencia oriental y al deseo de los monarcas de que fuesen un símbolo de su poder y
grandeza.
Las características principales de la arquitectura griega son las siguientes:
• Empleo de la piedra (caliza, mármol, etc.) como material constructivo. La madera se usaba para vigas y techos y las
tejas de cerámica para proteger los tejados. El ladrillo o el adobe se usaron mucho menos.
• Es una arquitectura adintelada o arquitrabada, siendo raro el uso de arcos y bóvedas. Los muros eran de sillería
isódoma (de sillares iguales dispuestos en hiladas horizontales), unidos mediante grapas metálicas. El soporte aislado
más característico fue la columna. Los edificios se pintaban tras cubrir la piedra con una capa de estuco (mezcla de
cal muerta y polvo de mármol, alabastro o yeso), con el que se consiguen bellos efectos policromos.
• La arquitectura buscó la belleza y la armonía en la proporción, el orden y la medida. Los arquitectos siguieron unos
modelos constructivos basados en los órdenes griegos y en reglas matemáticas. La unidad de medida empleada en
arquitectura era el módulo, o medida del radio del fuste de la columna en su parte inferior.
Los órdenes arquitectónicos
Son el conjunto de normas sobre la forma, las partes, la proporción y decoración de los edificios, que derivan de las
tradiciones constructivas de los griegos. Los templos y demás edificios se construían según tres órdenes clásicos:
dórico, jónico y corintio. Para lograr una perfecta armonía y equilibrio del edificio se hacían correcciones ópticas,
como levantar ligeramente el centro del edificio para que pareciese totalmente horizontal o inclinar levemente las
columnas para que pareciesen totalmente verticales.
Orden dórico
Es el más sobrio y robusto de los tres, y el más antiguo.
Apareció en la Grecia continental durante el periodo arcaico (siglo VII a.C.), siendo el más utilizado hasta el siglo IV
a.C., en que fue desplazado por los otros. Se compone de las siguientes partes:
• Un pedestal con tres gradas o escalones decrecientes de abajo a arriba; los dos inferiores se denominan
estereóbato y el superior estilóbato. Es el basamento sobre el que descansa el edificio.
• La columna dórica tiene su origen en la columna protodórica egipcia yen la prehelénica. Carece de basa, tiene el
fuste estriado a arista viva (estilas tangentes entre sí), con un ligero ensanchamiento en el centro (éntasis) para
corregir errores ópticos, es decreciente de abajo arriba; el capitel se compone de tres partes: collarino (moldura
anular que lo separa del fuste), equino (moldura saliente de perfil convexo situada entre el collarino y el ábaco) y
ábaco (prisma cuadrangular). La altura de la columna varía de ocho a doce módulos de altura. El eje de la columna
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aparece ligeramente inclinado hacia dentro, lo cual es una corrección óptica. En ocasiones, se puede sustituir el fuste
de la columna por figuras humanas femeninas (cariátides) o masculinas (atlantes o telamones).
• El entablamento o conjunto de elementos horizontales sostenido por columnas. Se compone de tres partes:
un arquitrabe (parte inferior que apoya en las columnas) liso, un friso (faja decorativa intermedia) dividido en
triglifos (moldura vertical acanalada que recuerda las vigas de madera de los templos micénicos) y metopas
(espacios entre triglifos que suelen ir decorados con relieves) y una cornisa o parte superior que sobresale del friso.
• La techumbre o cubierta es a dos vertientes, con un frontón triangular y un tímpano o espacio interior que puede ir
decorado con relieves. Los vértices del frontón se decoran con acróteras (figuras de animales fantásticos de
influencia oriental).
Orden jónico.
Apareció hacia el siglo VI a.C., es más alto y esbelto que el dórico. Procede de la costa del Asia Menor y consta de las
mismas partes que el dórico. Solo varía en lo siguiente:
• La columna tiene una basa compuesta por una sucesión de molduras cóncavas (escocias) y convexas (toros); el
fuste es estriado a arista muerta (tiene acanaladuras o estrías separadas por listeles) y carece de éntasis; el capitel
(que deriva del persa y del eólico) se compone de un equino decorado con ovas (huevos) sobre el que apoyan cuatro
volutas (rollos en espiral). La columna, más alta y estrecha que la dórica, suele tener unos dieciocho módulos de
altura.
• El entablamento: el arquitrabe se compone de tres bandas lisas y el friso es continuo, liso o decorado con relieves.
Orden corintio.
Es el más moderno; apareció en el siglo IV a.C. durante el periodo clásico. Es una variación del orden jónico, del cual
solo se diferencia en el capitel de la columna. Este, con apariencia de cesta, se compone de un equino formado por
hojas de acanto (cardo) y caulículos (vástagos verticales terminados en espiral, que son una estilización de las volutas
jónicas). La columna es más alta y esbelta que la jónica, pues tiene unos veinte módulos de altura. Por su mayor
majestuosidad, se utilizó preferentemente en la etapa helenística y posteriormente en Roma.
El templo
El templo era el principal edificio de la arquitectura griega, destinado a ser la casa del dios al que se consagraba.
Estaba concebido para ser visto desde fuera; su espacio interior era sobrio y oscuro, pues solo se entraba para orar,
siendo su espacio exterior el más cuidado y ornamentado.
El templo griego era un edificio adintelado, cubierto con tejado a dos aguas, con muros de sillería y columnas
realizadas en los distintos órdenes arquitectónicos. Se decoraba con esculturas y se policromaba, con lo que su
apariencia exterior era vistosa y llamativa. Los arquitectos se esmeraban en su construcción, siguiendo todas las
normas y medidas para que fueran edificios bellos y armónicos. Representaban el poder y riqueza de las polis, y
todas competían por tener los mejores templos.
Los ritos religiosos se hacían al aire libre, delante de un altar para los sacrificios junto al templo. Estaban dentro del
témenos o recinto sagrado, separado del exterior por un muro, al que se accedía por unas puertas monumentales o
propileos.
La forma del templo deriva del megaron micénico. Su planta es rectangular, consta de un pronaos o pórtico de
columnas y una naos o cella, que es la estancia donde se guardaba la estatua del dios; puede tener un opistodomos
o pórtico trasero y a veces una segunda cámara junto a la naos (ádyton) para guardar los tesoros. Existieron templos
de planta circular (tholoi), aunque son más escasos. Todos ellos influyeron en los templos romanos, de similares
características formales.
La tipología de los templos griegos es variada:
• Según su orden: dórico, jónico o corintio.
• Según el número de columnas de la fachada: dístilo (2 columnas), tetrástilo (4), hexástilo (6), octástilo (8), decástilo
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(10), etc.
• Según la disposición de las columnas: in antis (con los muros del pronaos rematados con pilastras y dos columnas
en su frente), próstilo (con una fila de columnas en el pronaos), anfipróstilo (próstilo por delante y detrás), períptero
(rodeado por una fila de columnas), díptero (rodeado por dos filas de columnas).
Algunos ejemplos importantes de templos griegos son:
• Los templos de Hera en Olimpia (siglo VII a.C.), Apolo en Corinto (hacia 540 a.C.), Hera en Paestum (hacia 495 a.C.)
y Atenea Afaya (invisible) en Egina (inicios siglo VI a.C.). Todos son de orden dórico y nos muestran la evolución al
clasicismo.
• El Tesoro de los atenienses de Delfos (hacia el 487 a.C.) es un pequeño templo conmemorativo erigido por los
atenienses en este santuario consagrado al dios Apolo; en él se guardaban las ofrendas de la ciudad al dios, en
agradecimiento a su ayuda en la victoria de Maratón frente a los persas. Es un templo muy sobrio, dórico, ¡n antis,
distilo; consta de naos y pronaos.
• Los templos de la Acrópolis de Atenas son los más representativos de la perfección arquitectónica alcanzada
durante la etapa clásica.
El templo principal de la Acrópolis es el Partenón (447-432 a.C.), dedicado a la diosa tutelar Atenea Parthenos
(virgen), edificado por los arquitectos lctinos y Calícrates. Su gran tamaño y perfección estética eran un símbolo del
triunfo sobre los persas y del papel dirigente de la polis en el ámbito griego. Su decoración escultórica fue
encomendada al escultor Fidias (498-432 a.C) y a sus colaboradores. Es un templo de orden dórico, octástilo y
períptero. La naos estaba dividida en tres naves separadas por dos hileras de columnas dóricas en dos pisos y allí
estaba la monumental estatua crisoelefantina (de oro y marfil) de la diosa, obra de Fidias, de doce metros de altura.
La sala postenor (ádyton) servía para guardar los tesoros y tenía en su interior cuatro columnas jónicas. Los tímpanos
estaban decorados con esculturas que representaban el Nacimiento de Atenea y la Disputa entre Atenea y Poseidón
por el dominio del Ática. En las metopas aparecen luchas míticas como la gigantomaquia, centauromaquia,
amazonomaquia y la guerra de Troya. En el friso se representaba la Procesión de las Panateneas, fiesta anual donde
los atenienses ofrecían un peplo (vestido dórico) a la diosa Atenea, en señal de gratitud.
El segundo templo en importancia es el Erecteion (421-406 a.C.), obra del arquitecto Mnesiclés, dedicado a Atenea,
Poseidón y Erecteo (rey mítico de Atenas que fue divinizado). Se edificó sobre el lugar donde según la tradición
Atenea y Poseidón lucharon en su disputa del Ática. Es de orden jónico y más ornamentado que el Partenón:
su planta es compleja al levantarse en un terreno irregular y tiene tres naos (una por cada dios) y dos pórticos,
además de la famosa Tribuna de las Cariátides, sostenida por seis figuras femeninas vestidas con peplo. Fueron
esculpidas por Alcámenes, discípulo de Fidias.
El templo de Atenea Niké (421-415 a.C.) es el más pequeño, obra de Calícrates, está situado junto a los propíleos y
es de orden jónico, tetrástilo y anfipróstilo. Se edificó para conmemorar la victoria de Salamina sobre los persas (en
el 480 a.C.). Comenzó a construirse, tras la Paz de Nicias (421 a.C.), que puso fin a los primeros diez años de la guerra
del Peloponeso. Su friso estaba decorado con relieves alusivos a las guerras médicas.
La Acrópolis ateniense está situada sobre una colina que domina la ciudad: era un recinto sagrado (témenos) donde
se levantaron los principales templos de Atenas, además de una ciudadela amurallada donde refugiarse en caso de
asedio. Las construcciones datan de la segunda mitad del siglo V a.C., son de mármol y fueron proyectadas durante
el mandato de Pericles, en la época de esplendor de la ciudad. El arconte ateniense no escatimó el dinero para
reconstruir el espacio sagrado, devastado por los persas durante las guerras médicas. Su construcción tuvo una clara
intención propagandística y fue un símbolo del poder de Atenas.
Los Propíleos (437-431 a.C.) eran las puertas de entrada a la Acrópolis, fueron construidos por Mnesiclés y se
componen de dos pórticos (interior y exterior) dóricos hexástilos en el centro, flanqueados por sendas naves
laterales.
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• Otros templos clásicos del siglo V a.C. son el de Zeus en Olimpia (470-456 a.C.), donde se guardaba la monumental
estatua crisoelefantina de Zeus, obra de Fidias, y el Teseion o Hefestión de Atenas (449-415 a.C.), edificado junto al
ágora, dórico, hexástilo y períptero.
• Como ejemplo de templo de planta circular, citaremos el Tholos de Atenea en Delfos (siglo IV a.C.), templo
monóptero (rodeado de columnas) funerario de orden dórico, inspirado en los tholoi micénicos.
Otras tipologías arquitectónicas
Aunque el templo fue el edificio más importante y representativo de la ciudad, era necesaria una variada tipología
de construcciones de uso público y formas funcionales, al servicio de los ciudadanos. Solo con los reinos helenísticos
se difundieron los grandes palacios o sepulcros de uso privado, acorde con el concepto oriental de monarquía
divinizada y autoritaria. Existió una gran variedad de edificaciones, desconocida en la arquitectura egipcia o
mesopotámica y su influencia en la arquitectura romana fue fundamental, pues muchas de las construcciones
romanas se basaron en los modelos griegos.
Podemos destacar las siguientes:
Las estoas (en griego stoai, stoa en singular) eran pórticos techados con columnas que tenían uno o varios pisos.
Se situaban a los lados del ágora o plaza pública, y servían como lugar de paseo y reunión, uso comercial, resguardo
del sol y de la lluvia, para ver espectáculos o mítines políticos celebrados en el ágora, etc. Algunas escuelas filosóficas
(los estoicos en Atenas) las utilizaban para impartir sus clases. Destaca por su grandiosidad la Estoa de Atalo (Atenas,
siglo II a.C.), de época helenística. Las ágoras estaban en el centro urbano, eran plazas de planta cuadrangular,
aunque a veces podían ser irregulares. En sus alrededores estaban los edificios públicos más importantes y se
decoraban con estatuas. Son el antecedente inmediato de los foros romanos.
• Los propileos eran las puertas de entrada monumentales a las ciudades o acrópolis. Constaban de pórticos
columnados de uno o varios pisos. Destacan los de la Acrópolis de Atenas.
• El estadio tenía una finalidad deportiva y se destinaba a competiciones atléticas. Tenía unos 200 metros de
longitud y se dividía en calles. También había hipódromos para las carreras de carros. Tenían una planta rectangular
alargada, con graderíos a ambos lados y terminaban en una cabecera semicircular. Son los precedentes de los circos
romanos.
• El gimnasio estaba destinado a la instrucción física y espiritual. Se articulaba en torno a un patio abierto porticado
y constaba de vestíbulos, vestuarios, estancias, etc., sin faltar los baños. Tenía pistas para correr y los interiores se
decoraban con estatuas.
• El buleterio era un edificio de uso político, donde se reunía el Consejo. Tenía planta cuadrangular y un graderío que
confluía en un altar donde intervenían los oradores (origen de los actuales hemiciclos).
• La casa griega tenía como parte central un peristilo o patio rodeado de un pórtico de columnas. Alrededor estaban
las habitaciones principales, como el androceo o sala pública donde se acogía a las visitas, y el gineceo o cuarto
privado. Las villas romanas se inspiraron en las casas griegas.
• El teatro tuvo su origen en los festivales dionisíacos, en los que el pueblo cantaba, danzaba y se reunía al aire libre.
Posteriormente se construyeron teatros destinados a representaciones dramáticas, corales o de danza. Los romanos
se inspiraron en ellos para construir los suyos, que presentan algunas variaciones. El odeón era una variedad de
teatro cubierto, destinado a las audiciones musicales.
Las partes del teatro griego son:
Graderío (koilon), de planta ultra-semicircular, con un corredor concéntrico (diazoma) a la orquesta que lo dividía en
dos partes. y escaleras radiales para que el público accediese a sus asientos. Se construía aprovechando la ladera de
una colina para que tuviera buena acústica y visibilidad.
Orchestra, espacio ultrasemicircular rodeado por el graderío. Donde se colocaba el coro. En su centro se situaba un
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altar consagrado al dios Dioniso (dios del vino y creador del teatro).
Escena (skené), o espacio rectangular elevado delante de la orquesta, donde estaban los actores. Se decoraba con
paneles pintados a modo de decorados.
El teatro más famoso de Grecia fue el Teatro de Epidauro, obra de Policleto el Joven (de la segunda mitad del siglo IV
a.C.), con asientos para doce mil espectadores.
• El sepulcro tuvo escasa difusión en el mundo griego, al ser de carácter privado. El más conocido fue el Mausoleo de
Halicarnaso (mediados del siglo IV a.C.), ya desaparecido (fue destruido por un terremoto en 1404). Lo mandó
construir el sátrapa persa de la provincia de Cana, Mausolo, como símbolo de su poder. Era una tumba monumental
de unos 40 metros de altura, que constaba de un amplio basamento sobre el que apoyaba un cuerpo de orden
jónico, rematado por un cuerpo piramidal con una escultura mostrando a Mausolo en una cuadriga (tiro o carro de
cuatro caballos). Este monumento manifiesta la influencia oriental en el deseo de grandiosidad, que más tarde
caracterizó la arquitectura helenística. Influyó en los sepulcros romanos.
• Otros monumentos relevantes
El Altar de Zeus en Pérgamo (siglo II a.C.) es un altar monumental del periodo helenístico, erigido por el rey Eumenes
II. Tiene planta rectangular y un gran basamento o podio decorado con relieves que representan el tema de la
gigantomaquia (lucha entre los dioses y gigantes); una imponente escalinata conduce a una columnata de orden
jónico, que rodea el altar. El conjunto de arquitectura y escultura producía fuertes contrastes de luz y sombra,
aportando dinamismo y grandiosidad a la obra, muy del gusto helenístico. Esta obra inspiró el Ara Pacis del
emperador romano Augusto.
Un monumento conmemorativo es la Linterna de Lisícrates (Atenas, siglo IV a.C.), erigida para celebrar un premio en
un concurso teatral; consta de un cuerpo cilíndrico con columnas adosadas de orden corintio (es el primer
monumento que emplea dicho orden), apoyado sobre un pedestal. Sobre el tejado hubo en su día un trípode de
bronce, que era el trofeo obtenido por Lisícrates. Esta pequeña construcción privada de finales de la época clásica,
manifiesta el interés por el culto a la personalidad, que culminó durante el helenismo
La Torre de los Vientos (Atenas, siglo I a.C), de época helenística, sirvió como reloj de sol y de agua; tiene planta
octogonal y se decora con relieves alusivos a los ocho vientos principales.
2.3. La evolución de la escultura
La escultura griega tuvo una evolución considerable en pocos siglos, entre los períodos arcaico y helenístico, en
función de los cambios socioeconómicos, políticos y culturales del mundo griego. En esto contrasta con el
inmovilismo de la sociedad egipcia, cuyo arte apenas varió con el paso del tiempo.
Hasta los albores del siglo VII a. C., no encontramos en Grecia restos de escultura, solo restos de cerámica con
decoración geométrica, la cual se corresponde con una sociedad agraria y cerrada. El desarrollo de las colonizaciones
y del comercio en el Mediterráneo oriental provocó un mayor dinamismo económico, una afluencia de riquezas y
una diversificación artística desconocida hasta entonces. La aristocracia terrateniente empezó a volcarse en las
actividades urbanas al tiempo que surgió una poderosa burguesía enriquecida con el comercio y la producción
artesanal.
De una sociedad aristocrática con una escultura llena de convencionalismos tomados del arte egipcio y oriental
(periodo arcaico) pasamos, tras una etapa de regímenes autoritarios (tiranías), a una sociedad más democrática,
donde el gusto de la burguesía urbana impuso una escultura más naturalista aunque idealizada (periodo clásico), y
un aumento del coleccionismo privado de arte.
Con la expansión territorial del Imperio de Alejandro Magno, la cultura griega se extendió por Oriente; tras su
muerte (323 a. C.) sus sucesores. Los diádocos, crearon los reinos helenísticos. La escultura se hizo más naturalista.
Al tiempo que en las cortes helenísticas el arte tendió al recargamiento y la grandiosidad, por influencia del arte
oriental. Este periodo terminó en el 30 a. C., cuando Roma, tras ocupar Grecia en el 146 (batalla de Corinto),
conquistó Egipto, último reino helenístico que quedaba.
Podemos señalar algunas características generales de la escultura griega:
• La representación de la figura humana constituye el tema fundamental. En su mayoría son exvotos o esculturas de
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dioses, héroes, personajes mitológicos, atletas, etc. Para los griegos, los dioses tenían una apariencia similar a los
hombres, incluso sus mismas pasiones, virtudes y defectos. Solo durante el helenismo se representaron seres
humanos comentes e incluso retratos individualizados.
• La escultura tiende a la idealización de los personajes, a mostrar una belleza basada en la perfección anatómica y la
virtud moral. Los griegos creían que los personajes sagrados reflejaban esa belleza ideal, al tiempo que los seres
humanos poseían una cierta naturaleza divina y trascendente. Por ello se evitan los rasgos realistas e
individualizados de los personajes, creando unos prototipos de belleza y perfección. Son generalmente adolescentes
o jóvenes, incluso adultos maduros, con anatomías musculosas y proporcionadas, que muestran la plenitud física.
Los modelos fueron variando desde la época arcaica hasta la helenística, logrando su apogeo durante el clasicismo.
• Los materiales más utilizados fueron la piedra (sobre todo el mármol) y el bronce. La piedra se tallaba con martillo
y cincel. El bronce se obtenía por el procedimiento de la fundición a la cera perdida. Cuando las esculturas tenían un
cierto tamaño, se dejaban huecas por dentro para ahorrar bronce y abaratar costos.
• Los griegos esculpieron tanto el bulto redondo como el relieve. La escultura se policromaba y el aspecto que tenía
era mucho más llamativo que el que tienen ahora los ejemplos que conocemos.
Las obras originales que conservamos son escasas y están deterioradas; los ejemplares que han llegado a nosotros
son en su mayor parte copias romanas. Nos ocuparemos a continuación de la evolución de la escultura griega.
Otras características:
• Las obras estaban policromadas, lo que acentuaba su realismo
• Tipologías: bulto redondo, relieve (diversos grados)
• Canon: armonía de las proporciones, en ellos consiste la belleza. Pero hay diferentes cánones, basados en un
módulo que suele ser la cabeza (Policleto: 7 cabezas, Lisipo: 8 cabezas)
• Representación del cuerpo humano en la plenitud de su belleza física. Realismo idealizado
• Representación del cuerpo desnudo (en el caso de las mujeres sólo en el helenismo)
• Han llegado a nosotros mediante copias romanas
• Se hacían por encargo, se firmaban. Los escultores tenían prestigio, considerados por encima de otros
artistas
• Temas: religiosos. Representaciones de dioses y héroes. Pero también atletas
• Gran relevancia posterior: influyen en la escultura romana, renacentista, manierista, barroca, neoclásica
Los dioses griegos
Nombre
griego
Nombre
romano
Función
Atributos
Zeus
Júpiter
Dios del cielo.
Cetro, rayo, águila, Niké.
Hera
Juno
Diosa del hogar del
matrimonio.
Cetro, carroza, pavo real.
Poseidón
Neptuno
Dios del mar.
Tridente, delfín, animales marinos.
Afrodita
Venus
Diosa del amor, de la belleza y
de la fertilidad.
Concha, manzana, carro tirado por cisnes o
palomas.
Atenea
Minerva
Diosa de la
sabiduría y de inteligencia,
Casco, escudo y lanza, lechuza, égida (coraza de piel
de cabra) con la cabeza de Medusa.
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Apolo
Apolo/Febo
Dios de las artes; se
identifica con el sol.
Arco y flechas, lira, corona de laurel.
Hermes
Mercurio
Dios del comercio, mensajero
de los dioses.
Caduceo (vara con dos serpientes), ropa de viajero,
alas en sandalias y sombrero.
Ares
Marte
Dios de la guerra.
Casco, coraza, escudo y espada.
El periodo arcaico (siglos VII-480 a.C.)
La escultura representa los ideales estéticos de la aristocracia terrateniente: manifiesta gran influencia oriental,
sobre todo egipcia, debida a los intercambios comerciales y culturales con estas culturas. Se caracteriza por los
siguientes rasgos:
• La figura humana se representa de tamaño natural o superior al natural.
• La influencia de la escultura egipcia y oriental es evidente: ello se manifiesta en el uso de convencionalismos tales
como frontalidad, hieratismo, inexpresividad, anatomías de formas cúbicas y geométricas, simetría del cuerpo,
desproporciones anatómicas, adelantamiento de una pierna para darle movimiento a la figura, empleo de la sonrisa
arcaica (mueca) en el rostro para aportarle expresividad, etc.
• La representación de figuras de animales fantásticos; característica esta de influencia oriental.
Las principales manifestaciones escultóricas son:
• Los xóana (en singular xóanon). Eran tallas de madera usadas como exvotos, que aparecen con posterioridad a las
invasiones de los dorios. No se conservan restos.
• Los kuroi (en singular kurós). Son estatuas masculinas de jóvenes desnudos de robusta e idealizada anatomía, que
muestran la perfección corporal y espiritual, según el modelo aristocrático de belleza. Eran el arquetipo de raza
atlética y sangre noble que probaban sus destrezas en los juegos atléticos, reservados a la aristocracia griega, que
servían de preparación militar. Presentan los convencionalismos antes citados. Eran exvotos ofrecidos a los dioses
para conmemorar un triunfo deportivo, un hecho singular, una victoria militar, etc.; también representaban dioses o
difuntos.
• Las korai (koré en singular), estatuas femeninas vestidas con el peplo o vestido dórico, o con el jitón (túnica) e
himatión (manto) jónicos; aparecen en actitud oferente y tenían un carácter votivo, de ofrenda a los dioses. En
ocasiones representaban a las propias diosas o difuntas.
Los ejemplos escultóricos pueden agruparse por sus escuelas de procedencia:
• De la Escuela de Creta destaca la Dama de Auxerre, koré vestida con el jitón e himatión jónicos, de formas muy
geométricas y convencionales, cuyo cuerpo recuerda el fuste de una columna. De la Escuela jónica, la Hera de
Samos, también vestida con jitón e himatión, mide casi dos metros de altura y sus formas son geométricas y
sencillas.
• De la Escuela del Peloponeso, los gemelos Cleobis y Bitón, figuras de kuroi, rígidas y simétricas, con anatomías de
formas geométricas, que adelantan una pierna sugiriendo movimiento.
• De la Escuela Cicládica, el Kurós de Ptoion; y de la Escuela Ática, la Koré del peplo, vestida con el atuendo dórico; el
Moscóforo (o portador del carnero), kurós vestido que lleva sobre sus hombros un ternero como ofrenda, con rostro
inexpresivo que dibuja la sonrisa arcaica; y el Jinete Rampin, que posee también una estilizada sonrisa arcaica y su
cabeza aparece inclinada, marcando un ligero abandono de la frontalidad.
Periodo severo o de transición (480-450 a.C.)
Desde el siglo VI a.C. las polis griegas vivieron una etapa de cambios económicos y sociales, debido al fenómeno de
las colonizaciones. La economía agraria de la etapa arcaica se transformó en otra urbana y comercial, al tiempo que
una nueva dase social de ricos comerciantes y financieros rivalizaron con la aristocracia por el poder político. De los
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viejos gobiernos aristocráticos pasamos a los gobiernos autoritarios impuestos por legisladores y tiranos, que con el
apoyo de la burguesía urbana disputaron el poder a la aristocracia. Este proceso culminé en algunas polis, como
Atenas, con la instauración de sistemas políticos democráticos en el siglo y a.C. La lucha contra los persas (guerras
médicas) y el triunfo de los griegos sirvió de motivo de inspiración y propaganda a los artistas.
Las características de la escultura de este periodo son:
• Pervivencia de convencionalismos arcaicos (frontalidad, hieratismo, falta de expresividad, simetría,
geometrización, etc.), pero con tendencia a anatomías menos geométricas, más curvilíneas y naturalistas, a plasmar
un movimiento contenido en las figuras mediante el uso del contrapposto (o contraposición armónica de las
distintas partes del cuerpo y ruptura de la simetría, representando unas partes del cuerpo en movimiento y sus
simétricas en reposo) y el escorzo (representación de una figura o parte de ella en posición oblicua o perpendicular
al plano). Con estos recursos se pretendía que las esculturas no fuesen tan estáticas y frontales.
• Creación de un nuevo modelo de figura idealizada masculina que sustituye a los kuroi arcaicos: el efebo. Es un
joven en la plenitud física, de cabello corto y rizado, sin barba, de rasgos regulares y anatomía musculosa y
proporcionada, inexpresivo -pues la expresión de los sentimientos y pasiones humanas era contradictoria con la
calma y la reflexión- y en actitud serena y armónica, que representa el ideal de perfección y belleza griego. Con este
modelo se realizaban dioses, héroes, personajes mitológicos y atletas vencedores.
Como los escultores no tenían interés por los personajes individualizados, siempre esculpían modelos ideales,
independientemente de su edad. Por ello adolescentes, jóvenes y viejos, poseen anatomías musculosas y
proporcionadas.
Algunos ejemplos relevantes de estas esculturas son:
• El Auriga de Delfos, escultura estática y rígida del joven auriga de una cuádriga desaparecida, fundido en bronce,
con el brazo adelantado sujetando las riendas (en escorzo) y detalles naturalistas en los pliegues de la túnica (que se
asemejan a las estrías de una columna); su rostro de efebo es bello e inexpresivo.
• El grupo de los Tiranicidas, obra de Kritios y Nesiotes, conmemora el asesinato del tirano ateniense Hiparco (514
a.C.) por Harmodio y Aristogitón. Los dos tiranicidas, convertidos posteriormente en héroes de la libertad, aparecen
en movimiento, adelantando al unísono un brazo y una pierna en el momento de apuñalar a su víctima. Ambos están
en escorzo, rompiendo la frontalidad. Sus anatomías están idealizadas, aunque el segundo aparece con barba pues
era un individuo maduro.
• El Poseidón de Artemision, figura de bronce que representa al dios de los mares y océanos, con pelo rizado y barba
como corresponde a su edad madura, aunque con musculatura poderosa y proporcionada; está en escorzo: sus
piernas abiertas y sus brazos, lanzando el tridente, están despegados del tronco para darle movimiento.
• Los guerreros de Riace, son dos figuras de bronce originales cuyo significado se desconoce, pero posiblemente sean
dioses o héroes. Ambos tienen una posición similar, en contrapposto, aunque se cree sean obras de distintos autores
y fechas. Seguramente fuesen armados con lanza, escudo y casco, que se han perdido.
• Los frontones de los templos de Zeus en Olimpia y de Atenea Afaia en Egina. En ambos hallamos referencias a la
guerra con los persas, identificados siempre con los perdedores. El primero, el del templo de Zeus en Olimpia,
representa la lucha de lapitas contra centauros (se trata de una centauromaquia), donde predomina el dinamismo y
desaparece la frontalidad en algunas figuras. El dios Apolo, esculpido según el modelo de efebo, es la figura principal
y está en el centro del tímpano. Con su brazo extendido da la victoria a los lapitas. Los centauros son más dinámicos
y naturalistas que los humanos, pues, como seres que representan las bajas pasiones, no son dignos de idealización.
El segundo, el de Atenea Afaia en Egina, se basa en la guerra de Troya, utilizando como fuente la Ilíada de Homero.
Representa escenas de lucha entre griegos y troyanos, con escenas dinámicas y naturalistas. Los personajes
conservan la sonrisa arcaica, pero sus anatomías son más correctas y proporcionadas. Destaca la variedad de
posturas para adaptarse al marco triangular del tímpano (ley del marco), así como la ruptura de la frontalidad en
algunas figuras, vistas de perfil. Los relieves solían policromarse para dar una mayor sensación de realismo.
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El primer clasicismo (segunda mitad del siglo V a.C.)
Tras la victoria sobre los persas y la consolidación de los sistemas democráticos en distintas polis griegas, Atenas
desempeñó un papel predominante en el ámbito griego. Su hegemonía coincidió con el gobierno de Pericles, que
como hemos señalado, emprendió un vasto programa de construcción de edificios en la Acrópolis, al tiempo que
favoreció la creación de todo tipo de obras artísticas. El clasicismo supuso la plenitud de la escultura griega, tras las
innovaciones de la etapa anterior. Las guerras del Peloponeso y la derrota de Atenas a finales del siglo y a.C.
provocaron una profunda crisis en las polis griegas.
Lo que define el clasicismo es la síntesis entre naturalismo e idealización en la escultura. Los artistas profundizaron
en la representación naturalista de los personajes restringiendo la frontalidad, plasmando el movimiento -aunque
nunca violento, sino contenido-, esculpiendo el cuerpo humano de forma más correcta y detallada, menos
geométrica. Pero al mismo tiempo los personajes se idealizaban embelleciendo sus rasgos físicos, buscando la
proporción y armonía de las partes, la regularidad y suavidad de los contornos, la simetría de los volúmenes, etc., la
virtud moral y la gracia divina. Esta idea está presente en la filosofía de Platón (según podemos ver en su diálogo
Fedro). Por ello las figuras nunca pierden la compostura, la elegancia y la armonía ni trasmiten las emociones
humanas, consideradas vulgares.
Características de la escultura del primer clasicismo fueron:
• La profundización en los principios estéticos del periodo severo y el interés por la representación del cuerpo
humano, a través de temas mitológicos y atléticos.
• La pervivencia del modelo masculino de belleza idealizada de la etapa anterior (el efebo); el aumento del
naturalismo y del movimiento, mediante el contrapposto y el escorzo y la utilización de la perspectiva en los relieves,
recurso ilusionista que sirve para producir la sensación de profundidad.
Los principales escultores de esta etapa son Mirón, Policleto y Fidias.
Mirón (trabajó entre 480-440 a.C.) en su Discóbolo plasma el esfuerzo y el movimiento contenido del atleta lanzador
del disco, sin perder la visión frontal de su torso ni mostrar tensión en el rostro para no romper la armonía y
serenidad. El movimiento del cuerpo del atleta parece congelado.
Policleto (hacia 480-420 a.C.) es el autor del Doríforo —o atleta lanzador de jabalina—, obra en la que creó un
modelo de ritmo y de equilibrio ideal utilizando un canon de proporción de siete cabezas —la altura del cuerpo es
siete veces la medida de la cabeza— y del llamado ritmo policlético —contrapposto logrado mediante una ligera
flexión de la pierna izquierda, que hace que el peso del cuerpo recaiga sobre la derecha—, para dar gracia y
movimiento contenido a la figura. En su Diadúmeno —o atleta que ciñe en su cabeza la cinta de la victoria— utilizó
los mismos recursos. Debe recordarse que el canon de siete cabezas es similar al egipcio de dieciocho puños.
Policleto escribió Canon, un tratado perdido.
Fidias (hacia 490-431), amigo de Pericles, considerado el máximo representante del clasicismo, fue director de la
decoración escultórica del Partenón. Empleó la técnica de los paños mojados (representar las telas pegadas al
cuerpo, como si estuviesen mojadas, dejando ver la anatomía) en sus figuras femeninas. La mayoría de sus
realizaciones no han llegado hasta nosotros. Entre sus obras destacan las que decoraban el Partenón: la Atenea
Parthenos, figura monumental de la diosa de doce metros de altura realizada con alma de madera y recubierta de
oro y marfil (crisoelefantina); el frontón oriental con el Nacimiento de Atenea; el occidental con la Disputa entre
Atenea y Poseidón por el dominio del Ática; los frisos con la Procesión de las Panateneas —la fiesta anual en que los
atenienses subían en procesión hasta el Partenón para regalar un peplo a su diosa protectora—; y las metopas con
luchas míticas: gigantomaquia, amazonomaquia, centauromaquia y de la guerra de Troya.
Destacan estos relieves por su adaptación al marco arquitectónico, su composición equilibrada, sus formas
idealizadas, el naturalismo de los pliegues de las ropas y la representación de la profundidad mediante la
perspectiva. Para ello se tallan las figuras más o menos salientes respecto al plano, dando la sensación de que cuanto
más sobresalen del fondo más cerca están del espectador.
Otras obras famosas de Fidias fueron el Zeus de Olimpia, monumental estatua sedente crisoelefantina del dios, la
Atenea Lemnia y la Atenea Promacos, obras de bronce que estaban en la Acrópolis.
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El segundo clasicismo (primera mitad siglo IV-323 a.C.)
La crisis que afectó a las polis tras la guerra del Peloponeso y la formación del Imperio de Alejandro Magno, provocó
una serie de cambios que se reflejan en la estatuaria griega. Este periodo se caracterizó por una serie de rasgos que
vamos a enumerar:
• Un avance del naturalismo, que se plasma en la representación más realista y menos contenida del movimiento, la
humanización de los personajes, la expresión del dramatismo, la ruptura de la visión frontal del cuerpo humano, que
se esculpe para ser visto desde cualquier lado.
• Una nueva visión del modelo de belleza ideal masculina más sensual y gracioso, menos solemne y heroico. Las
figuras de dioses y atletas tienen formas más redondeadas y sensuales, anatomías más esbeltas y menos robustas y
se representan muchas veces en actitudes cotidianas.
• La valoración de la belleza del cuerpo femenino desnudo y la creación de un modelo ideal de formas redondeadas
y sensuales (estatuas de Afrodita). Hasta entonces apenas se representaban mujeres desnudas, pues sus cuerpos no
se consideraban bellos ni se las creía dotadas de cualidades espirituales comparables a los hombres.
• Mayor interés por lo individual y subjetivo. Ello explica el tratamiento de nuevos temas como el retrato y las
escenas de la vida cotidiana, junto a los tradicionales temas mitológicos y atléticos. Se realizan los primeros retratos
realistas, que enlazan con los helenísticos.
Los principales escultores de esta etapa del segundo clasicismo son Praxíteles, Scopas, Lisipo y Leocares.
Praxíteles (hacia 400-320 a.C.) creó unos modelos de dioses llenos de gracia y sensualidad, de formas suaves y
redondeadas, más esbeltos que los de Policleto. Para ello empleó la curva praxiteliana (colocación del cuerpo en
forma de S de tal forma que las figuras apoyan todo el peso en una pierna y así curvan la cadera opuesta), haciendo
que el cuerpo describiera una línea curva y tuviera que apoyarse en una columna para no caer. Otra aportación suya
fue el esfumado praxiteliana (o pulido de los contornos de las estatuas), que contribuye a dar morbidez, blandura y
sensualidad a sus mármoles. Sus estatuas de dioses carecen de solemnidad y heroísmo, están humanizadas y
aparecen en actitudes cotidianas, como si fueran mortales. Obras suyas son la Afrodita de Cnido, modelo de belleza
ideal femenina de gran influencia posterior, donde por primera vez en el arte griego se valora la sensualidad del
cuerpo desnudo de la mujer; la diosa se representa saliendo del baño, como si fuera una escena de género.
El Hermes con Dionisos es una de las mejores piezas de Praxíteles y está concebido como escena de la vida cotidiana;
ambos dioses juegan entre sí y se comunican, Hermes sostiene en su mano derecha un racimo de uvas que Dioniso
quiere coger. El Apolo sauróctono representa al dios matando un lagarto. El Sátiro descansando aparece apoyado
sobre un tronco, en postura indolente.
Scopas (hacia 380-330 a.C.) prefirió los temas dramáticos e imprimió a sus personajes gran dinamismo y fuerza
expresiva. Su obra más conocida es la Ménade furiosa o Ménade furibunda, que representa a una mujer del cortejo
de Dionisos en estado de euforia, rompiendo la visión frontal. El cuerpo retorcido, los profundos pliegues de
la ropa y el movimiento violento que manifiesta rompen la contención y serenidad clásicas. Realizó algunas
estatuas del Mausoleo de Halicarnaso.
Lisipo (hacia 370-318 a.C.), escultor preferido de Alejandro Magno, fue el creador de un nuevo canon más alargado y
esbelto de ocho cabezas, que sustituyó al de Policleto. Sus figuras aparecen en escorzo y rompen con el frontalismo,
al poder ser contempladas desde cualquier punto de vista. Su obra más famosa es el Apoxiomenos. Luchador que se
limpia la piel con un estrígilo después del combate, adelanta los brazos en escorzo y rompe la visión frontal del torso.
No tiene nada de heroico o victorioso. Otras obras son el Ares Ludovisi, en posición sedente, y el Hércules Farnesio,
de poderosa musculatura que acentúa los contrastes de luces y sombras, y aporta dramatismo al personaje.
Como retratista se preocupó de reflejar los rasgos individuales y psicológicos del retratado aunque con una
inevitable idealización, propia de la época. Se conservan varios retratos idealizados de Alejandro Magno, que fueron
modelos de posteriores obras.
Leocares (350-300 a.C.) trabajó con Scopas en la decoración del Mausoleo de Halicarnaso. Su principal obra es el
Apolo Belvedere, donde se aprecia la influencia de Lisipo en sus formas esbeltas y en la ruptura de la visión frontal.
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El periodo helenístico (323-30 a.C.)
El Imperio macedonio puso fin al sistema autárquico de las polis griegas y creó una gran estructura políticoeconómica donde se fundieron la cultura griega y oriental. El resultado de esa mezcla de culturas fue la cultura
helenística, que se desarrolló entre la muerte de Alejandro Magno y la conquista romana. Monarcas y clases
dirigentes, enriquecidos por el comercio entre los reinos, impulsaron el mecenazgo como propaganda de su poder,
al tiempo que decayeron los encargos públicos.
La diversificación de la clientela privada favoreció la coexistencia de diversas corrientes estilísticas: por una lado los
encargos cortesanos, recargados y monumentales, por otro los de la aristocracia griega, apegados al clasicismo y la
idealización, finalmente los de la burguesía, más naturalistas y desenfadados. Esta última comente fue la más
significativa y novedosa, pues supuso la superación de la estética idealista del arte griego teorizada por Platón, y el
interés por una estética naturalista. El principal defensor de estas nuevas ideas fue el filósofo Aristóteles, que en su
Poética afirmó que el arte debía imitar la naturaleza. Esta evolución ya se aprecia, como vimos, en las obras del siglo
IV a.C.
Las características principales de la escultura helenística son:
• El predominio de las obras naturalistas, que coexisten con otras idealizadas de influencia clasicista.
• El interés por nuevos temas apenas tratados anteriormente, como las escenas de la vida cotidiana, la niñez y la
vejez, lo feo y lo deforme, escenas sensuales y amorosas, la diosa Afrodita, etc.
• Los retratos son naturalistas y reproducen fielmente los rasgos físicos y la psicología del retratado, sin
ennoblecerlos. Hay muchos ejemplos, como el Homero ciego o el Pseudoséneca. Influyeron en el retrato romano.
• La representación del dramatismo, el movimiento y la búsqueda de la expresividad. En los relieves se emplea la
perspectiva, tallando los distintos personajes en planos de distinto volumen para sugerir la tercera dimensión.
Las principales escuelas del periodo helenístico son las de Pérgamo, Rodas, Alejandría y Atenas.
Escuela de Pérgamo. Destacan en ella los encargos de los gobernantes de este reino entre los siglos III y lI a.C., que
conmemoran sus victorias sobre los gálatas (celtas). El Gálata moribundo nos muestra un guerrero desnudo caído en
el suelo, en diagonal, que agoniza herido de muerte con gesto de dolor pero sin perder la dignidad; el Gálata
suicidándose aborda con dramatismo el tema de la muerte y la valentía del guerrero, que se da muerte mientras
sujeta el cuerpo inerte de su mujer.
La Gigantomaquia es el tema de los relieves del zócalo del Altar de Pérgamo, con la lucha de los dioses contra los
gigantes; es una composición muy recargada (por la conocida tendencia del horror vacui) donde prima el
movimiento y el dramatismo; las poderosas musculaturas de los personajes producen un fuerte contraste de luz y
sombra que los acentúa. Las escenas son una metáfora de las guerras de los griegos contra los bárbaros, entendidas
como el enfrentamiento entre la razón y la barbarie.
Escuela de Rodas. Destaca esta escuela por sus composiciones dramáticas y recargadas. Así, el grupo de Laocoonte y
sus hijos, esculpido por Agesandro, Polidoro y Atenodoro en el siglo I a.C., reproduce un episodio de la Guerra de
Troya en el que el sacerdote troyano y sus hijos son muertos por dos serpientes enviadas por Atenea, por alertar a
los suyos para que no introdujeran en la ciudad el caballo regalado por los griegos. La obra tiene una composición
diagonal que refuerza el movimiento, el dramatismo de los cuerpos tensos y los gestos de dolor de los personajes.
Los cuerpos musculosos e idealizados tienen un fuerte contraste de luces y sombras, acentuado por los cabellos y
barba de Laocoonte, realizados con la técnica del trépano (con incisiones pequeñas y
profundas). El grupo del Toro Farnesio (siglo II a.C.) se inspira en una tragedia de Eurípides. Es una recargada
composición piramidal, que representa el Laocoonte y sus hijos. momento en que los hijos de Antiope atan a
Dirce a un toro en venganza por el ultraje de
esta a su madre; es una obra dinámica,
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aunque los rostros no tienen expresión
dramática, por influencia clásica.
La Victoria de Samotracia (siglo II a.C.) se atribuye a Pitócritos de Rodas; conmemora una victoria naval y representa
a la diosa, vestida con el jitón y el himatión. Andando sobre la proa de un barco. Destaca el naturalismo de los
pliegues de los paños, que se pegan al cuerpo por efecto del viento (técnica de los paños mojados), así como la
minuciosidad y el detallismo de las plumas de las alas.
Escuela de Alejandría . A ella pertenecen obras como la Enana bailando, dinámica figura de una mujer deforme, o la
Alegoría del Nilo (siglo III a.C.); esta última representa al famoso río de Egipto como un anciano recostado del que
surge la vida y la abundancia, simbolizadas por el agua, la vegetación, los animales y los innumerables niños que lo
rodean.
Escuela de Atenas. Niño de la espina. (Wikimedia Commons)
Tiene marcadas influencias de Praxíteles y Scopas. El Niño de la espina es una representación naturalista de un niño
sentado, con anatomía sin idealizar, en una escena cotidiana como es arrancarse una espina del pie; el Torso de
Belvedere posee una marcada musculatura que recrea poderosos y dramáticos efectos de luz y sombra; la Venus de
Milo (siglo II a.C.) está inspirada en la venus de Praxíteles; es de grandes dimensiones y representa el ideal de belleza
femenino, en el que destacan los contrastes de luces y sombras de los paños, la curva praxiteliana y sus contornos
difuminados, que le dan sensualidad.
2.4. Pintura y cerámica
No hay restos de la pintura griega y solo a través de las fuentes literarias, la cerámica o las copias romanas podemos
hacernos una idea de lo que fue; su influencia en la pintura romana es considerable. Existió tanto pintura de
caballete como mural, y se usaron distintas técnicas como el fresco, el temple o la encáustica (pintura en que los
colores se disuelven en cera fundida).
Del siglo V a.C. destacó Polignoto, con expresivas pinturas murales como la Conquista de Troya o la Visita al Hades,
ambas en el santuario de Delfos. Se cree que este autor ya utilizaba el claroscuro en sus composiciones. Otros
pintores de este siglo fueron Parrasio y Zeuxis, con temas dramáticos y uso del esfumado o difuminado de los
contornos. Del siglo IV a.C. son Demetrio, pintor de paisajes y bodegones y Apeles, cuya obra Alejandro vencedor de
Darío conocemos gracias a un mosaico romano.
La cerámica fue una de las artes aplicadas más importantes en el mundo griego, y se difundió por todo el
Mediterráneo gracias al comercio. Su tipología era variada: cráteras para mezclar agua y vino, oinochoe para servir el
vino, kylix, rhyton, skyphos, y ka nt ha ros para beber, hydrias para contener agua, stamnos para conservar el vino,
ánforas para conservar sólidos y líquidos, alabastron para contener perfumes, pyxis o joyeros, lekythos para
contener aceites y pomadas de uso funerario, etc.
Los temas decorativos eran variados y se pintaban sobre la arcilla; abundan los motivos geométricos, figuras de
animales reales y fantásticos, escenas mitológicas, literarias, cotidianas, deportivas, etc.
Existieron distintos estilos en la decoración cerámica:
• Estilo protogeomótrico (1050-900 a.C.), de influencia micénica, a base de círculos concéntricos, semicírculos y
otras formas geométricas, líneas rectas y onduladas, etc., pintadas de color oscuro sobre la arcilla.
• Estilo geométrico (900-700 a.C.), caracterizado por su decoración de motivos geométricos, animales y figuras
humanas esquemáticas, distribuidos en bandas horizontales. Tiene influencia oriental, con motivos de color oscuro
sobre fondo claro. Destaca la cerámica de Dypilon (Atenas)
• Estilo orientalizante (750-600 a.C.), en el que destaca la cerámica de Corinto, decorada con animales fantásticos y
motivos vegetales en bandas horizontales. Se pintaba con varios colores (negro, rojo, blanco) sobre fondo claro.
Están muy recargadas (honor vacui) y se inspiran en las telas orientales. Posteriormente también se pintaron motivos
mitológicos.
• Estilos áticos (675-400 a.C.); se caracterizan por sus tema narrativos, generalmente mitológicos, y por la tendencia
a pintar pocas figuras de gran tamaño, dejando el fondo libre. Entre los años 675 y 500 a.C. floreció la cerámica de
figuras negras sobre fondo rojo y entre los años 530 y 400 a.C. la de figuras rojas sobre fondo negro, donde se
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aprecia un mayor naturalismo.
Tras la guerra del Peloponeso, Atenas perdió su hegemonía comercial y fueron las colonias del sur de Italia las que
inundaron el mercado con sus vasos. Durante los reinos helenísticos la influencia oriental aumentó, y aparecieron
junto a los temas mitológicos, cotidianos, galantes, etc., otros motivos vegetales y florales.
El arte griego en España
Colonizadores griegos llegaron a la Península Ibérica desde el siglo VIII a.C., buscando metales y mercados para sus
productos. Comerciaron con el reino de Tartessos primero y luego con los pueblos ibéricos. Rivalizaron con fenicios y
cartagineses y fundaron sus principales colonias en la costa oriental de España, donde destacaron las ciudades de
Ampurias y Rosas (ambas en Girona). Su mayor actividad comercial coincidió con el apogeo de la cultura ibérica, en
el siglo V a.C.
Los griegos introdujeron su moneda y difundieron su cerámica, que era objeto de lujo entre la aristocracia ibérica,
usada como ajuar en las tumbas. Entre las obras griegas en España podemos destacar la ciudad de Ampurias, de
planta hipodámica, amurallada, con varios templos; en artes plásticas destacan en ella las esculturas de Esculapio y
la Cabeza de Afrodita, ambas de mármol.
La escultura ibérica recogió influencias griegas y orientales, como se aprecia en las figuras humanas talladas en
piedra de la Dama de Elche, la Dama de Baza, etc., o en las figuras de animales, realizadas entre los siglos V y IV a.C.
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