María A. Blasco y Manuel ... Supresión Tumoral, respectivamente, del Centro ...

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María A. Blasco y Manuel Serrano, Jefes de los Grupos de Telómeros y Telomerasa y de
Supresión Tumoral, respectivamente, del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas
(CNIO), junto con Toren Finkel, Investigador del National Institutes of Health (NIH) en
Bethesda (EE.UU), ofrecen en un artículo de revisión que publica la revista Nature una
perspectiva histórica sobre las importantes contribuciones que el estudio de la capacidad de
división de las células fuera del contexto del organismo ha tenido en la investigación del cáncer
y del envejecimiento.
Investigadores CNIO discuten en la revista Nature la biología del cáncer y del
envejecimiento
Madrid, 16 de agosto 2007.- Cáncer y envejecimiento parecieran ser en principio fenómenos
no relacionados. Se ha ido acumulando, sin embargo, una serie de observaciones claves que han
puesto de manifiesto la existencia de una compleja pero creciente convergencia entre el
conocimiento actual acerca de la biología del envejecimiento y de los mecanismos subyacentes
al cáncer. Como señalan los científicos del CNIO Manuel Serrano y María A. Blasco, junto con
Toren Finkel del NIH, en el artículo de revisión que hoy publica la revista Nature, hablar hoy de
una biología común al cáncer y el envejecimiento es posible gracias a la revolución que en el
año 1951 supuso el establecimiento del primer cultivo continuo de células humanas, logro
conseguido por los investigadores George y Martha Gey gracias a la generosidad de la familia
de Henrietta Lacks en cuyo honor se nombraron estas células como células HeLa.
Los Gey obtuvieron una línea celular capaz de crecer indefinidamente en condiciones de cultivo
en el laboratorio, derivada de una muestra de biopsia practicada Henrietta Lacks, una paciente
con cáncer de cuello de útero. Como se reseña en el artículo que se comenta, a partir del evento
anterior, se han sucedido una serie de hitos, entre otros el cultivo in vitro de células no
cancerosas y el posterior descubrimiento de que éstas, las células no cancerosas, son mortales en
cultivo, a diferencia de las cancerosas, que son inmortales. Más adelante, el descubrimiento del
poder inmortalizador del enzima telomerasa, capaz de conferir un crecimiento inmortal a células
no cancerosas sin que se alteren sus, por otro lado, rasgos normales.
El artículo de los investigadores del CNIO se centra y desarrolla sobre cinco aspectos de la
biología del cáncer que resultan particularmente informativos acerca del envejecimiento normal:
la conexión entre la senescencia celular y la protección frente al cáncer; la contribución de la
inestabilidad genómica al cáncer y al envejecimiento; la biología de los telómeros; la relevancia
creciente de la autofagia en ambos escenarios; y la participación del metabolismo mitocondrial
en el cáncer y en el envejecimiento. Finalmente, la revisión resalta que no es prudente extraer
generalizaciones superficiales. En algunos casos las estrategias que nos protegen del cáncer
podrían acelerar nuestra velocidad de envejecimiento, mientras que en otras instancias parece
que el cáncer y el envejecimiento comparten etiologías comunes. El artículo enumera también
algunos de los nuevos retos que se plantean para el futuro.
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