Jornada de Enfermedades Vectoriales. Colegio de Veterinarios de Madrid. 25 de octubre de 2007. Resumen G. Miró Las enfermedades vectoriales son enfermedades transmitidas por artrópodos que actúan como vectores de diferentes patógenos: parásitos, bacterias y virus. Las enfermedades parasitarias con carácter vectorial que afectan al perro son principalmente: la leishmaniosis, la dirofilariosis, la babesiosis y la hepatozoonosis. La leishmaniosis canina, transmitida por la picadura de mosquitos flebotominos es una enfermedad endémica en toda la península ibérica y en las Islas Baleares (con prevalencias que pueden superar el 20%, como en Ibiza), no habiéndose declarado casos autóctonos, hasta el momento, en las Islas Canarias. El control de esta enfermedad exige la detección precoz de los animales infectados, y el tratamiento específico, únicamente de los animales enfermos, mediante el uso de leishmanicidas (antimoniales principalmente, por vía subcutánea) combinados con alopurinol (leishmaniostático oral, de gran eficacia en tratamientos prolongados). Actualmente se barajan otras alternativas de nueva presentación como la miltefosina (administrada por vía oral) que ha demostrado en ensayos clínicos multicéntricos una eficacia similar a la de los antimoniales y una ausencia total de toxicidad renal. Las medidas preventivas son imprescindibles mediante la lucha antivectorial en el hábitat (control de vectores) como en el perro mediante el uso de insecticidas a base de piretroides sintéticos (en forma de collares, pipetas o pulverizaciones). El desarrollo de vacunas es aún una asignatura pendiente en manos de importantes grupos de investigación, tanto españoles como extranjeros y es previsible que se puedan aplicar en un futuro próximo. La dirofilariosis canina es una enfermedad vectorial transmitida por la picadura de mosquítos culícidos con una mayor endemicidad en toda la Cuenca Mediterránea, incluyendo las Islas Baleares y también las Islas Canarias. En la actualidad se ha avanzado en el desarrollo de eficaces métodos de diagnóstico que permiten detectar los animales enfermos que pueden padecer cuadros clínicos de diversa consideración pero que en algunos casos son muy graves, e incluso irreversibles. El tratamiento específico es la melarsamina sódica con diferentes posologías dependiendo del grado de afección. Las medidas preventivas se basan en el uso de microfilaricidas como ivermectina, selamectina, milbemicina, y moxidectina, principalmente, que en áreas endémicas deben administrarse mensualmente durante todo el periodo de actividad de los mosquitos vectores. La babesiosis canina sigue siendo una enfermedad más restringida a zonas húmedas y frías, como es toda la cornisa cantábrica, donde son más prevalentes garrapatas pertenecientes a los géneros Dermacentor e Ixodes (considerados vectores habituales de Babesia canis y la nueva especia Babesia -Theileria- annae). Pero también se dan casos en otras regiones como Extremadura, Castilla La Mancha, Andalucía, Cataluña, Comunidad Valenciana, etc.. donde es más prevalente en perros de caza o en colectividades caninas y la garrapata implicada más frecuente es Rhipicephalus sanguineus. Los cuadros anemizantes en animales jóvenes pueden ser graves si no se instaura el tratamiento específico adecuado a base de dipropionato de imidocarb, doxiciclina. En los casos detectados de infección por la nueva especie B. (Th) annae se han descrito cuadros graves con insuficiencia renal en los que los tratamientos convencionales son escasamente eficaces y en los que se han probados otros principios activos como buparvaquona, atavaquona, y azytromicina, principalmente. La profilaxis de la babesiosis implica un buen control de las garrapatas mediante el uso de acaricidas (piretrinas, fipronil, selamectina, metaflumizona, piriprol, etc..) Por último la hepatozoonosis es una enfermedad producida por Hepatozoon canis en nuestras latitudes, parásito oportunista que normalmente coinfecta con alguno de los anteriormente citados pero que puede causar por sí mismo cuadros graves de hipertermia y trastornos locomotores. El tratamiento y profilaxis es el mismo que el de la babesiosis. Finalmente, es preciso resaltar que estas enfermedades vectoriales en el perro pueden presentarse de forma única o en coinfecciones con otros patógenos (principalmente bacterias como ehrliquiosis), dado el carácter de inmunocompromiso de los patógenos que las producen, especialmente Leishmania infantum. Por ello, es imprescindible realizar un adecuado diagnóstico específico y diferencial para evaluar siempre al perro enfermo y asegurarnos de si padece coinfecciones o enfermedades subyacentes que impidan una buena evolución al tratamiento.