Los antiguos lo debatían en sus templos, los sabios lo cuestionaban en sus
escritos… porque era un conocimiento oculto que ha inquietado a la humanidad
durante siglos. Pero HOY, la ciencia responde.
Desde tiempos remotos, la curiosidad por el cuerpo humano ha llevado a
preguntas que han perdurado a través de los siglos. Mitos, teorías y hasta
supersticiones han envuelto este enigma, alimentando debates, temores y
revelaciones.
Un conocimiento que ha viajado desde los pergaminos de los sabios hasta los
laboratorios modernos. ¿Qué sucede cuando un hombre pasa largos períodos
sin eyacular? Creencias, suposiciones y teorías han envuelto este tema, pero
¿qué dice la ciencia hoy en día? Hoy exploraremos lo que se sabe sobre la
próstata y su relación con la expulsión seminal.
MI NOMBRE ES MARIO, PONTE CÓMODO QUE ESTO ES…
CURIOSIDADES ALGO DIVERTIDAS.
Antes de hablar de los efectos de la eyaculación en la salud, es importante
conocer a la próstata y su función. La próstata es una glándula del tamaño
aproximado de una uva grande, ubicada justo debajo de la vejiga. Este órgano
llamado vejiga se encuentra en la parte baja del abdomen, un poco más abajo
del ombligo, y funciona como un pequeño saco que guarda la orina antes de
salir del cuerpo. La próstata rodea el inicio del tubo por donde se expulsa la
orina.
Cuando hablamos del líquido seminal, el volumen que se eyacula en cada
ocasión suele ser de unos 3 a 5 mililitros, algo así como una cucharadita. Pero
este líquido no es solo producto de la próstata. Una gran porción proviene de
unas glándulas llamadas vesículas seminales. Los testículos aportan una
cantidad muy pequeña al volumen total, apenas un 1 %. Para visualizarlo,
imaginen una gota de agua dividida en tres partes; eso representa el 1 %.
Aunque su aporte en volumen es mínimo, es fundamental, porque en esa
pequeña fracción están los espermatozoides. La mayor parte del líquido tiene
origen en la próstata y las vesículas seminales.
El fluido que la próstata fabrica contiene diversas sustancias: zinc, ácido cítrico,
algunas enzimas especiales y una proteína muy conocida por muchos, el
Antígeno Prostático Específico. Seguro han oído hablar de esa proteína, ya que
es un marcador que se usa mucho en las revisiones de salud prostática. Y si
nunca han oído hablar de él, lo conocerán cuando llegue el momento de su
primera revisión de próstata.
Ahora, ¿cómo se produce la eyaculación? Es un proceso coordinado que tiene
dos etapas principales. La primera etapa es la acumulación. Durante esta fase,
los fluidos de la próstata y de las vesículas seminales se reúnen y quedan
almacenados en una parte de la uretra, el conducto que transporta la orina y el
líquido seminal al exterior. Este proceso ocurre entre dos músculos que actúan
como válvulas de control, similares a una pila o grifo, regulando el paso de los
fluidos, los esfínteres. Pero, ¿Qué son los esfínteres? Son músculos que
regulan el paso de los fluidos en el cuerpo. Se pueden imaginar como una pila
o un grifo: cuando está cerrado, el líquido queda atrapado, pero cuando se
abre, el líquido viscoso y blanquecino se libera.
Llegamos entonces a una de las preguntas centrales: si la próstata es tan
activa en la producción de semen y en la eyaculación, ¿qué sucede si un
hombre pasa mucho tiempo sin eyacular? Es una duda común, si esa
acumulación podría ser perjudicial. Aunque no hay pruebas contundentes de
que expulsar menos líquido seminal cause directamente una enfermedad
específica, sí existen algunas observaciones y asociaciones que vale la pena
conocer.
Se ha visto que una baja frecuencia de expulsión de líquido seminal podría, en
algunos hombres, provocar o intensificar ciertos síntomas relacionados con la
próstata. Algunos describen una sensación de congestión o una ligera
inflamación en la zona pélvica, o molestias en el área del periné. Y, ¿Qué es el
periné? El periné es la zona del cuerpo que se encuentra entre los genitales y
el ano.
Hay una condición, la prostatitis crónica, que a veces es difícil de manejar. No
se conocen todas sus causas, pero se piensa que múltiples factores influyen,
como procesos inflamatorios, traumatismos leves, alteraciones en los nervios
de la zona, y también se ha explorado su posible vínculo con una baja
frecuencia eyaculatoria.
La eyaculación, ya sea durante el sexo en pareja o la masturbación, puede
mejorar mucho la calidad del sueño. Una investigación publicada en 2023 en
una revista especializada en trastornos del sueño reveló que la actividad
sexual, especialmente si ocurre poco antes de acostarse, facilita conciliar el
sueño y hace que este sea más profundo y reparador.
Este efecto positivo se debe a la liberación de hormonas como la oxitocina y la
prolactina durante la eyaculación. La oxitocina, conocida como la "hormona del
amor", promueve sentimientos de relajación y bienestar, reduciendo el estrés y
la ansiedad.
Por su parte, la prolactina se asocia con la sensación de saciedad y
satisfacción después del orgasmo, lo que contribuye a un estado de calma
propicio para el descanso. La acción de estas hormonas es casi inmediata, lo
que explica por qué muchas personas sienten una relajación instantánea que
les ayuda a dormir mejor.
Ahora, una de las preocupaciones más serias: ¿eyacular con poca frecuencia
podría aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de próstata? La ciencia ha
investigado esta pregunta, y los hallazgos son reveladores. Parece que podría
haber una conexión.
Un estudio muy importante siguió a más de 30,000 hombres por casi 20 años y
encontró algo relevante: los hombres que eyaculaban 21 veces o más al mes
tenían menos riesgo de desarrollar cáncer de próstata. Esto fue en
comparación con aquellos que eyaculaban solo entre 4 y 7 veces al mes.
Lo mejor es que no importaba cómo se diera la eyaculación, ya sea durante el
sexo o la masturbación; el efecto protector parecía ser el mismo.
Los estudios sobre la eyaculación y el riesgo de cáncer de próstata coinciden.
Otros trabajos de investigación han encontrado lo mismo.
Por ejemplo, un estudio publicado en 2017 en una revista especializada en
urología oncológica encontró que los hombres entre 30 y 40 años que
eyaculaban con mayor frecuencia tenían menos probabilidades de desarrollar
cáncer de próstata más adelante.
Además, un metaanálisis de 2018 también apoyó esta idea. Un metaanálisis es
un estudio que combina y analiza los resultados de muchas investigaciones
diferentes sobre un mismo tema. Al hacer esto, se obtiene una visión más
sólida y confiable de la evidencia existente. En este caso, el metaanálisis
confirmó que una mayor frecuencia eyaculatoria se asocia con un menor riesgo
de cáncer de próstata.
A partir de toda esta información, es normal preguntarse: ¿cuántas veces al
mes deberían eyacular los hombres para estar sanos o reducir el riesgo de
cáncer de próstata?
Si bien algunos estudios, como el que menciona las 21 eyaculaciones al mes o
más, sugieren una relación con un menor riesgo de cáncer de próstata, esto no
es una regla estricta ni una meta que deba buscarse a toda costa. La ciencia
nos da pistas, no recetas médicas universales.
Es cierto que hablar con tu médico es clave para la prevención y detección del
cáncer de próstata. No se trata de esperar a que surjan problemas, sino de
tomar las riendas de tu salud con determinación.
Si tienes más de 40 años y en tu familia hay antecedentes de cáncer de
próstata, es buena idea empezar a hacer chequeos urológicos. Si no hay
antecedentes, los médicos recomiendan comenzar a revisarse a partir de los
45 o 50 años.
A ver, la revisión de próstata no es el examen que sueñas hacer—nadie se
despierta emocionado por ello—pero te salva de problemas serios. Es como
cambiar el aceite del motor: si no lo haces, tarde o temprano el coche se queda
varado.
La parte que causa más nervios es el tacto rectal, y sí, suena aterrador. Pero
antes de que huyas despavorido, piensa en esto: es rápido, es indoloro, y lo
hace un profesional que ha hecho cientos, si no miles, de estos exámenes.
Créeme, a ellos les importa tu salud y tu dinero, no tu dignidad herida de
macho alfa pecho peludo.
Si dejas que el miedo te gane y evitas el chequeo, ¿sabes qué pasará? Pues
que si hay algún problema y no lo detectas a tiempo, el tratamiento será mucho
peor. Así que aguanta unos segundos, cierra los ojos, respira hondo, y sigue
siendo el macho alfa que protege su territorio, porque el verdadero valiente es
el que se cuida.
Si quieres hacer esto más llevadero, piensa que después de la revisión puedes
recompensarte: pizza, asado, o lo que sea que te haga sentir que has
sobrevivido a la batalla. Porque si, esa parte de la revisión no tiene nombre,
bueno si tiene pero no a todos los hombres nos gusta que nos hagan eso.
Así que, señores, no hay excusas. Unos segundos de incomodidad pueden
evitar años de problemas. Piensa como un héroe, no como un cobarde.
Pero no esperes solo a cumplir cierta edad: si notas algo raro al orinar—chorro
débil, interrupciones, necesidad de ir al baño muchas veces, especialmente en
la noche, o si sientes que nunca vacías la vejiga por completo—es mejor
consultar a un especialista.
También hay otros síntomas que no debes ignorar: sangre en la orina o el
semen, dolor persistente en la parte baja del abdomen o espalda, cambios en
la función sexual como dificultad para mantener una erección o dolor al
eyacular, y cualquier bulto o inflamación en los testículos.
Si sientes algo de esto, no hay que pensarlo demasiado: un chequeo a tiempo
puede hacer toda la diferencia.
No esperes a que sea tarde. Infórmate, toma el control de tu salud y cuídala. Es
tu decisión.