b. John Locke en su obra “Segundo tratado sobre el gobierno civil” en el capítulo II analiza al hombre en su estado natural. Este filósofo creía que para entender al hombre político hay que ver primero donde tiene su origen. Este abordaje es común en los iusnaturalista, es por eso, que es parecido la manera como Rousseau empieza su pensamiento con un discurso sobre el origen de la desigualdad para luego tratar el tema político. Para Locke el hombre en su estado de naturaleza se halla en un estado de perfecta libertad, el hombre se maneja por su propia voluntad, no tiene ningún amo a quien obedecer, ni ningún rebaño a quien seguir1. Locke resalta igual que Rousseau la igualdad de los individuos. Esta igualdad incluso permite que el hombre al ser consciente de que todos son iguales pueda amar a su semejante. El padre del empirismo menciona que ese deseo de ser amado por mí igual me impone a que pueda dar una respuesta de amor a los demás individuos2. En esta afirmación Locke se mantiene en la misma línea del cristianismo. Locke afirma que el hombre goza de una libertad en el estado natural, pero esta libertad va acompañada muy de cerca de la obediencia a la ley natural. El hombre que posee razón en el estado natural consulta a la ley, y esta le dice que todos los hombres son iguales e independiente, que nadie debe dañar a otros en esta vida. Locke menciona que dentro de esa igualdad está el hecho de que todos provienen de un mismo creador que es sabio y que a cada uno le da una misión. Haciendo una comparación entre Rousseau y Locke en cuanto al uso de la razón en el estado natural del hombre, se sabe que en este punto el ginebrino rechaza el uso de la razón. Locke es consciente de que no todos los hombres en el estado de la naturaleza utilizan la razón y siguen la ley natural. En este estado el hombre vive en paz, en armonía y amor mutuo. 1 2 Cfr. Locke, Locke. Segundo tratado sobre el gobierno civil. Buenos Aires: Prometeo, 2005, p. 17. Cfr. Ibídem, p.19. Pero en algún momento aparecen la infractores, quienes no se dejan guiar por la razón y no practican la obediencia a la ley natural. Locke menciona que en el caso de que haya infractores de la ley, el agredido adquiere derecho de aplicar la sanción en su justa medida; incluso cuando hay un asesinato, se le puede aplicar el mismo crimen al infractor para que sea una disuasión para otros a no infringir la ley natural3. En este punto Locke recurre a la desgracia fraternal del Génesis en donde Caín mata a su hermano, el justo Abel. Caín después del fratricidio se siente inseguro, porque sabe que cualquiera puede matarle, ya que el mismo se ha convertido a un ser similar a la de un león u otra animal4. Este es el inicio de un nuevo estado, de un estado diferente al estado de la naturaleza que es el estado de guerra. El estado de guerra es un estado de enemistad y de destrucción; el uso de la fuerza en donde no hay un superior a quien recurrir para buscar la reparación del mal. El hombre que tiene como derecho natural la propiedad, además de apeligrar su vida apeligra también la posesión de su propiedad. Este estado de guerra es una de las principales razones en que los hombres abandonen el estado natural y formen el estado social, para resguardar su libertad su vida y su propiedad5. Locke recurre al Génesis 2,18 en donde se nota que el hombre fue creado por Dios para vivir en sociedad: No es bueno que el hombre esté solo; según Locke Dios crea al hombre bajo fuerte obligaciones de necesidad, conveniencia, que le empuja a vivir en sociedad. La unión entre el macho y la hembra no se da solo para la procreación, esta unión tienen que perdurar por todo el tiempo que sea necesario, proporcionando la alimentación y todo los necesario para que pueda conservar la vida6. Los hombres que en el estado de naturaleza viven en libertad, igualdad e independencia, y nadie puede ser sacado de ese estado y ser obligado a vivir en sociedad; por lo tanto necesariamente el hombre tiene que realizar la elección de vivir en sociedad de tal forma a que le sea garantizado su vida, su libertad y su propiedad. 3 Ibídem, p. 22. Cfr. Biblia de Jerusalén, Gen. 4,1 ss. 5 Cfr. Locke, Op Cit, p. 56. 6 Cfr. Ibídem, p. 96. 4 Los hombres al ponerse de acuerdo de conformar un cuerpo político se pone a disposición de dejarse guiar por lo que dispone la mayoría la mayoría puede decidir por él. El hombre mantiene su libertad en el estado civil, solo renuncia a su poder ejecutivo y legislativo, que pone en mano de un gobierno. En el pacto originario Locke deja muy en claro que la mayoría nunca va a actuar en contra de una minoría o en perjuicio del individuo7. En este punto se nota la intención de Locke de poner en evidencia que la monarquía absoluta va en contra del pacto social originario, por lo tanto la solución sería suprimirla. El gobierno tiene que moverse hacia la dirección de la voluntad de la mayoría. Es una propuesta muy parecida a la voluntad general que más adelante va a estar desarrollando Rousseau en su obra el Contrato Social. 7 Locke, Op Cit. p. 118.