Roberto Bolaño LLuvia Llueve y tú dices es como si las nubes1 lloraran. Luego te cubres la boca y apresuras2 el paso. ¿Como si esas nubes escuálidas lloraran?3 Imposible. Pero entonces, ¿de dónde esa rabia,4 esa desesperación que nos ha de llevar a todos al diablo?5 La Naturaleza oculta algunos de sus procedimientos6 en el Misterio, su hermanastro. Así esta tarde7 que consideras similar a una tarde del fin del mundo8 más pronto de lo que crees te parecerá tan sólo9 una tarde melancólica, una tarde de soledad perdida10 en la memoria: el espejo de la Naturaleza. O bien11 la olvidarás. Ni la lluvia, ni el llanto, ni tus pasos12 que resuenan en el camino del acantilado importan;13 Ahora puedes llorar y dejar que tu imagen se diluya14 en los parabrisas de los coches estacionados a lo largo15 del Paseo Marítimo. Pero no puedes perderte.16 17 DOOMSDAY Jorge Luis Borges Será cuando la trompeta resuene, como escribe San Juan el Teólogo. Ha sido en 1757, según el testimonio de Swedenborg. Fue en Israel cuando la loba clavó en la cruz la carne de Cristo, pero no sólo entonces. Ocurre en cada pulsación de tu sangre. No hay un instante que no pueda ser el cráter del Infierno. No hay un instante que no pueda ser el agua del Paraíso. No hay un instante que no esté cargado como un arma. En cada instante puedes ser Caín o Siddharta, la máscara o el rostro. En cada instante puede revelarte su amor Helena de Troya. En cada instante el gallo puede haber cantado tres veces. En cada instante la clepsidra deja caer la última gota.