La justicia indígena no debería ser tomada en cuenta como una forma de aplicar justicia. Desde un principio, la idea de considerar la aplicación de más de una forma de justicia en un país soberano podría ser contraproducente. En lugar de facilitar las cosas tanto para los juzgados por medio de la justicia indígena como para los que juzgan, puede volver caótico un sistema que siempre, o en la mayoría de los casos, debería llevar un control absoluto sobre el mismo. Se sabe bien que un sistema deficiente tiende a tener fallos, vacíos y contradicciones. Esto se puede evidenciar en los múltiples casos en los que se han violado los derechos de personas porque estuvieron en territorio indígena. Un ejemplo es la Resolución de la Corte Constitucional 2 Registro Oficial Edición Constitucional 1 - 1402-2022. El caso trata de un abuso sexual ocurrido en la comunidad indígena de Totoras, Ecuador. La víctima fue un adolescente de 14 años (SBGQ) y el agresor fue su primo de 27 años, Julio César Ortega Ortega. Los padres de la víctima acudieron a las autoridades de la comunidad, solicitando que la justicia indígena interviniera para resolver el conflicto. La Asamblea General de la comunidad de Totoras decidió que el agresor debía cumplir un año de trabajo comunitario (limpiar áreas públicas una vez a la semana) y pagar los gastos médicos de la víctima. Además, se le impuso un castigo físico, que incluía el uso de ortiga y fuete, de acuerdo con las costumbres de la comunidad. La Defensoría del Pueblo presentó una acción extraordinaria de protección ante la Corte Constitucional, alegando que la justicia indígena no había protegido adecuadamente los derechos del adolescente Solo tomando como ejemplo este caso, podemos observar la falta de conciencia y empatía en la aplicación de la justicia indígena. Si bien es verdad que la justicia actual tiende a tener fallos, este caso presentaría una orden de alejamiento adicional al debido cumplimiento de tiempo en prisión. Sin embargo, si la justicia occidental, que se jacta de ser erga omnes, permite esta clase de actos, estaría cayendo en una falacia, ya que se estaría dando a entender que no es para todos o, aún peor, no se estaría reconociendo como ciudadanos a los miles de personas que forman parte de las naciones indígenas.