EPIDEMIOLOGÍA DE LAS ENFERMEDADES FUNGOSAS EN ORQUÍDEAS Ing. German Rivera Coto M.Sc. Fitopatólogo de la UNA. Cuando se habla de la epidemiología de enfermedades en plantas, se hace referencia al estudio de los factores que determinan el desarrollo acelerado de ellas en poblaciones de especies vegetales. Al aplicar esto a las orquídeas es necesario adaptar ciertos conceptos, dado que este tipo de plantas se cultiva bajo condiciones diferentes a las usuales para cultivos de interés agrícola. En el desarrollo de epidemias se pueden determinar dos patrones claramente definidos: las enfermedades de ciclo simple o primario y las de ciclo múltiple o secundario. En la primera el patógeno debe forzosamente pasar por un periodo de latencia, que le permite sobrevivir inactivo por un tiempo, para luego activarse y comenzar a producir propágulos (estructuras de reproducción o inóculo) que se disemina y llega o inocula una planta sana, en ella el organismo infeccioso debe penetrar e infectar los tejidos, para que la enfermedad se desarrolle y manifieste los síntomas. Cuando la planta muere, de nuevo el organismo patógeno entra en latencia, para tiempo después reactivarse e infectar otras orquídeas. Un ejemplo de estas enfermedades lo constituye el hongo Sclerotium rolfsii ( Athelia rolfsii) el cual causa en las orquídeas la pudrición basal, destacándose entre ellas al género Cattleya. Las enfermedades de ciclo múltiple tienen además del ciclo antes mencionado, uno extra o secundario, que les permite tener un potencial de infección más alto y por lo tanto, hace que se desarrollen las epidemias más rápidamente. En estas enfermedades el agente causal puede sobrevivir en los restos de orquídeas muertas, activarse, producir inóculo, diseminarse e infectar una nueva planta, pero a la vez que la enfermedad se desarrolla en este nuevo individuo, comienza a producir inóculo secundario, que infecta a las plantas vecinas, sin necesidad de pasar por el período de latencia en los tejidos de la planta muerta. Un ejemplo de estas enfermedades lo constituye Fusarium oxysporum f. sp. cattleyae. Para ilustrar lo anterior se puede analizar el ciclo de vida de cada una de las enfermedades citadas. En la enfermedad causada por S. Rolfsii (ciclo simple) se producen pudriciones en la base de las plantas y el rizoma. Como signo distintivo de este proceso infeccioso, se aprecia sobre la base de los seudobulbos un moho blanco organizado en finos cordoncillos, agrupados a veces, en una especie de abanicos. Conforme la pudrición asciende, en las partes más viejas de la lesión empiezan a formarse pequeños abultamientos blancos (esclerocios) los cuales al madurar se tornan café y toman una forma esférica. Cuando la pudrición destruye la base de los seudobulbos, las hojas se tornan amarillas y mueren adheridas al seudobulbo. Los esclerocios, tienen una prolongada duración y pueden mantenerse en el suelo, el sustrato mezclado o sus componentes. Cuando se emplea sustrato contaminado, para llenar macetas o canastas el hongo se activa en presencia de las plantas recién cultivadas y empieza a crecer a partir de los esclerocios, hasta alcanzar la planta. Luego la infecta hasta matarla, al morir deja sobre o entre el sustrato nuevos esclerocios listos para infectar otra orquídea que se siembre en el mismo recipiente o que entre en contacto con los propágulos durante las labores usuales en una colección. El ciclo de vida de Fusarium oxysporum f.sp. cattleyae, representa el patrón de las enfermedades de ciclo múltiple. Las plantas afectadas por este hongo, sufren de una marchitez paulatina que les causa acucharamiento de las hojas, coloración amarillenta o púrpura y corrugado en hojas y seudobulbos. Estos síntomas son marcados en las partes más viejas de la planta, mientras que los brotes nuevos se mantienen turgentes y verdes, con el tiempo ellos también adquieren la apariencia descrita. En el interior de los tejidos del rizoma y en la base de los seudobulbos se produce una coloración rojiza o café visible al cortar en forma transversal o longitudinal las estructuras, esa coloración es el resultado del bloqueo de los haces vasculares, por el hongo y sus esporas. Este organismo sobrevive en el suelo, el sustrato o los componentes de éste, en forma de clamidosporas (son esporas o propágulos encapsulados), de esta manera las estructuras llegan mezcladas en el sustrato a las macetas donde se siembra la orquídea, la presencia de la planta provoca una estimulación química a las clamidosporas y ellas empiezan a germinar, alcanzando las raíces. Luego alcanzan el tejido vascular (por donde circula la savia) y empieza a extenderse al rizoma y seudobulbos. En esta etapa de la enfermedad, comienza la producción de esporas que se diseminan por el viento, el agua o labores culturales comunes en las orquídeas. Cuando la planta enferma muere, quedan en el medio clamiósporas listas para iniciar un nuevo ciclo. Para manejar enfermedades de ciclo simple o ciclo múltiple dentro de colecciones o viveros comerciales de orquídeas, es recomendable seguir las siguientes recomendaciones generales: Siempre desinfectar el sustrato de cultivo, antes de usarlo en macetas y canastas, con esto se puede evitar la llegada de propágulos resistentes. La desinfección puede hacerse con agua hirviendo (3 aplicaciones a intervalos de 10 minutos), sumergiendo el sustrato en una solución de cloro al 1 % por 24 horas o usando un fungicida comercial para estos fines. Desinfectar las herramientas después de usarla en una planta aunque esté aparentemente sana. Esto puede hacerse con alcohol, desinfectantes quirúrgicos o con el uso de agua hirviendo. Evitar la aglomeración de plantas para que no se facilite la transmisión de propágulos entre ellas. Muchas enfermedades fungosas se diseminan por medio del salpique de la lluvia o el riego por aspersión, así como por el agua que rebasa los recipientes durante el riego, de este modo contaminan las que están más cerca de la planta enferma. Propiciar la evacuación de agua en el sustrato, las mesas y el suelo de los viveros para bajar la humedad disponible. Facilitar la ventilación de los sitios donde están las orquídeas, para evitar que la superficie de las plantas permanezca húmeda mucho tiempo, lo que facilita la germinación de las esporas fungosas. Sanear las plantas que aparezcan con enfermedades fungosas, eliminando las partes dañadas, por medio de cortes en el tejido sano y sellando con una pasta anti-hongos el corte. Usar fungicidas recomendados para las enfermedades diagnosticadas, en la dosis, la forma y la frecuencia apropiada. Rotar o mezclar fungicidas compatibles entre sí, usando sistémicos y protectores. Esto con el fin de evitar que aparezcan razas nuevas del hongo con resistencia a los fungicidas.