' -7�1. ';;2 � IS\\111\IIÍllll�IIIIÍIIIIÍlilí r ·9 781580'459389· ·=· 1 72c E • -----,_, rRESs Charles Rosen de sonata Formas f{~G~cu-::~h#-~:;:· ¡_:,¡~~::~; l f: f· :::-~l:biliotcc'<--. t~,:,,.,.,...-,----------~••.: SpanPress® Universitaria Cooper City, FL 33330 • EE.UU. :,oA - ESCUELADE P.RTES ..........:•:.......... \.K~..'5::t 12 ;:¡:;i. . .............. 'lt:u. ......... • ....... ".. ::t E ::·.:::x:s..~.0 ......... . ······•·•···•·«••············· ., ............... ·•············ A Raquel, Carlos Teodoro y Cathy Formas de sonata Diseño de cubierta por Baby Rivera Título original: Sonata Forms © l 980 by W.W. Norton & Company, Inc. © de la edición en lengua· castellana y de la traducción: SpanPress® Universitaria - 1998 An imprint of SpanPress, [ne. 5722 S. Flamingo Rd. #277 Cooper City, F1 33330 ISBN: 1-58045-938-2 Impreso en España • Printed in Spain l 2345CA0201009998 Publicado con autorización especial. Todos los derechos reservados. No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright. Índice Prefacio ............................................. ......................................... 1. Introducción 2. La función social ..................................... 3. Formas ternaria y binaria ............................... 4. El aria ............................................... 5. El conciertÜ· 6. Las formas de sonata ................................. 7. Evolución de las formas de sonata ....................... 8. El motivo y la función ................................. 9. La exposición ......................................... 10. El desarrollo ......................................... , ...................... 11. La recapitulación .............. . 12. Beethoven y Schubert ..................... 13. La forma sonata después de Beethoven . .................. Índice de conceptos ................................... . . . . . . . . . . . 11 · 13 21 29 41 83. 111 145 191 245 275 299 309 . . 321 367 -~/ Agradecimientos La Sarab.anda y el Minueto de Kuhnau se han reimpreso de los Denkmiíler deutscher Tonkunst IV, con autorización de Breitkopf & Kartel, de Wiesbaden. Los esbozos del Trío para piano, H, 15:38, de los cuartetos op. 33, núms. I y 6 de Haydn y el Kyrie de su Harmoniemesse se han reimpreso con autorización de G. Henle Verlag, de Munich. Los esbozos de la Sinfonía n.• 44 y de la Sinfonía n.• 31 de Haydn se han reimpreso con la amable autorización de L. Doblinger (B .. Herzmansky) KG., de Viena. Los esbozos de la Sinfonía n.• 55 de Haydn se han reimpreso con autorización de la Haydn-Mozart Presse/Universal Edition. Los esbOzos siguientes de Mozart se han reimpreso con autorización de la Barenreiter-Verlag, Kassel, Basilea, Tours, Londres. De la N"eue Mozart Ausgabe; de Zaide: Serie IL Werkgruppe 5, Bd. 10, editado por Friedrich-Heinrich Neumann, BA 4510, 1957; de la Sinfonía K. ·504, Serie IV, Werkgruppe 11, Sinfonien, Bd, 8, editado por Friedrich Schnapp y László Somfai, BA 4561, 1971; de la Sinfonía K. 543: Serie IV, Werkgruppe 11, Sinfonien, Bd. 9, editado por H. C. Robbins Landon, BA 4509, 1957; de la Sinfonía K. 297: Serie IV, Werkgruppe 11, Sinfonías, Bd. 5, editado por Herinann Beck, BA 4508, 1975; del Concierto K. 450: Serie V, Werkgruppe 11, Konzerte für ein oder mehrere K!aviere und Orchester mil Kadenzen, Bd. 4, editado por Marius Flothius, BA 5472, 1975; del Cuarteto K. 465: Serie VIII, Werkgruppe 20, Abteilung 1: Streich-quartette, Bd, 2, editado por Ludwig Finscher, BA 4530, 1962. Los esbozos de las Sinfonías núms. 6, 15 y 16 de Sammartini se han reimpreso con autorización de la Harvard University Press. Los esbozos de la Sinfonía n. • 7 de Bruckner se han reimpreso con la amable autorización de la MusikWissenschaftlichen Verlag, de Viena. Los esbozos del Cuarteto de cuerdas n. • 5 de Bartók se han reimpreso 10 FORM-"?-S DE SONATA con autorización de Boosey and Hawkes (EE.UU.) y Universal Edition (Londres) Ltd. (exclusiva de los EE.UU.). El esbozo de la Sonata op. 53 de Dussek (Praga, 1962) se ha reimpreso mediante un convenio con Supraphon, Praga. 1. Introducción Cualquiera que tome en sus manos un libro sobre la forma sonata· pensará que sabe ya de qué se trata; y probablemente esté en lo justo. Desde que la sonata fue definida por los teóricos del segundo cuarto del siglo XIX sobre la-base de la costumbre de fines de siglo xvm y comienzos del x1x, ha sido la más prestigiosa de las formas musicales. A continuación~, y como referencia, presento la descripción tradicíonal, que se encuentra en la mayoría de los diccionarios, enciclopedias y libros de texto musicales; doy la des~ripción de una manera relativamente completa y elaborada, de modo que ayude a recordar la terminología usual. El término «forma sonata», tal como se presenta más frecuentemente, hace referencia más bien a la forma de un solo movimiento y no al conjunto constituido por una sonata, una sinfonía o una obra de cámara de tres o cuatro movimientos. Se la llama a veces forma de primer movimiento" o forma de allegro de sonata. En su significado usual, consiste en una forma tripartita, en 1~ que la segunda y tercera parte están tan íntimamente vin~uladas que podría suponerse una organ.i~ación bip_artita. Esas tres partes se denominan exposición, desarrollo y recapitulación:· la·organización de las dos partes ·se evidencia eón m·áxima claridad cuando, como ocurre a menudo,· la exposición se ejecuta dos veces. (La sección de desarrollo y recapitulación se repite también algunas veces, pero con menos frecuencia.) La exposición presenta el material temátíco p~incipal, establece la tónica y modula a la dominante o a alguna otra tonalidad íntimamente relacionada. (En las obras compuestas en tono menor, esta última suele ser la relativa mayor.) El primer tema o primer grupo de temas se presenta en la tónica. Este enunciado se repite alguna veces inmediata~ mente (contra-enunciado), conduciendo, a menudo sin interrupción, a una modulación o transición: esa secci6n termina o bien en la dominante o, con más frecuencia, en una semicadencia sobre el V deI V. El segundo ' 12 FORMAS DE SONATA No se refleja en este libro ninguna investigación primaria. Me he basado por completo en fuentes impresas y no he hojeado ningún manuscrito ni he escudriñado los archivos de ninguna biblioteca. No es que considere un trabajo de ese tipo como un trabajó penoso (puede ser tan fascinante como cualquier otro dentro de la ciencia o el arte, pero por mi condición de pianista sólo tendría tiempo para dedicarme a él como el más simple aficionado). En último término, un investigador o escritor aficionado hace más daño que un teórico diletante. Una- mala teoría suscita con frecuencia una respuesta intere_sante y útil; pero, el trabajo de investigador, una vez hecho, por mal hecho que esté, disuade a otras personas de volver sobre el mismo terreno. Soy deudor, y muy agradecido, de aquellos investigadores que han puesto a nuestro alcance todo un acervo de la música del pasado. No. aparece aquí una bibliografía, ya que ~e habr!a limita?º a _copia_r el relevante material que aparece en las magmficas b1bhografías disponibles en la insustituible obra en tres volúmenes de William S. Newman: The Sonata in the Baroque Era, The Sonata in the Classis Era y The Sonata since Beethoven. He tratado, sin embargo, de reconocer ·todas mis deudas específicas a través de las notas a pie de página. En el índice de conceptos, las referencias bibliográficas están señala?as con un asterisco para facilitar su localización. . . . Por sus útiles sugerencias estoy muy agradecido al Dr. Stanley Sad'.e del London Times y del Grove's Dictionary, y por su est~mulo a ~•r William Glock, quien tuvo la amabilidad de hacer más de c,en cambms en el manuscrito mecanografiado final. Son demasiados los amigos que han hecho aportaciones a mis ideas para que pueda agradecérselo a todos como se merecen. Algunos colegas y amigos me han proporcionado material tanto e.n forma de música como de artículos, y desearía reconocérselo al Dr. Darrell Berg, del Conservatorio de St. Louis, al professor Lewis Lockwood, de la Universidad de Princeton, al profesor Jens Peter Larsen, de Copenhague, al profesor John Walter Hill, 'de la Universidad de Illinois en Urbana, al profesor Daniel Heartz, de la Universidad de California en Berkeley, y al profesor James Webster, de la Universidad Cornell. El profesor Henri Zerner, de la Universidad ·de Harvard, ha hecho muchas mejoras en los capítulos iniciales. Por su lectura del m3.nuscrito, quedo en deuda con los pfofesores Leo Kraft y Sherman Van Solkema, de la City University of New York (Universidad de la Ciudad de Nueva York), y con el profesor Don M. Randel de la Cornell University. Mis alumnos de Stony Brook me dieron un; gran ·dosis de estimulante ayuda, y debo agradec~r es-p_eci~Imen~ te a Mr. Gregory Vitercek sus ideas y su ayuda en la compdac,ón de material, y a Mr. Robert Curry su preparación d_e las_particelas: para los ejemplos tomados de arias de ópera. La mtehgenc,a y amab,hdad de Miss Ciaire Brook constituyó una ayuda constante en las fases finales y por ese· motivó le quedamos en deuda tanto el lector como yo. Prefacio Hay. que fijarse· en el error sin despreciarlo: la universalidad de los seres humanos no habría creído en él si no hubiese tenido. tanta relación con la verdad y tantos auténticos puntos de coinddencia con ella. SENANCOUR: Ensueños sobre la naturaleza primitiva del hombre (1802). Este libro constituye un intento de ver qué se puede salvar de la idea tradicional de la forma sonata. Sus insuficiericias, e incluso sus absurdoS, se nos hacen cada vez más evidentes. Los musicólogos más clarividentes de la actualidad aplican este término a las obras ·del siglo xvm con suma cautela, escepticismo y moderación, y con muchas reservas, expresas o tácitas. Creo, sin embargo, que seguimos necesitando ese_ término para entender bien esa época, así como las que la han seguido. Por esa razón no he tornado en- consideración aquí los intentos de prescindir del todo del uso establecido, sustituyéndolo por formas nuevas de análisis, aunque es obvio que no podría hab~r escrit?, P?r ~jeI?plo, mi explicación de la exposición en «tres tonahdades,> sm la msp1:ac16n de un Heinrich Schenker. Por otra parte, no me he basado exclusivamente en los teóricos del siglo xvrn (no comprendieron su época, del mismo modo que nosotros la nuestra)~ aunque he hallado a menudo que sus opiniones son estimulantes y útiles. El título de este libro va en plural. Fue pensado así para resaltar el hecho de que lo que iba a terminar .convirtiéndose en el tipo canónico de la forma sonata se desarrolló en simultaneidad con otras formas que se influyeron entre sí y fueron, de hecho, interdependientes. He dedicado, además, algún espacio a los géneros del aria operística y del concierto; el desarrollo de la variedad de formas de sonata relacionadas se extiende más allá de los camPos de la sinfonía, la música de cámara y la sonata para solista. Sin el aria y el concierto, es prácticamente incom~rensible Ja historia de las formas de sonata. 14 FORMAS DE SONATA tema, o segundo grupo, se presenta en la dominante: se supone tradicionalmente que tiene un carácter más lírico y tranquilo que el primer grupo y se dice a menudo que es (<más femenino». Al final del segundo grupo hay un tema conclusivo (o varios) con una función cadencial. La cadencia final de la exposición, sobre la dominante, puede ir seguida de una repetición inmediata de la exposición, o por una breve transición que regresa a la tónica, para ser seguida por la repetición, o por el desarrollo (cuando no se repite la exposición). La sección de desarrollo puede empezar de varias maneras: con el primer tema, tocado esta vez en -la dominante; con una modulación brusca a una tonalidad más remota; con una referenci~ al tema conclusivo; o --en casos raros- con un tema nuevo. (En el concepto normativo de la forma sonata se admite por lo general, _un tema nuevo en !as secciones de desarrollo.) Es en esta parte de la forma sonata donde se encuentran las modulaciones más distantes y· más rápidas, y donde la técnica del desarrollo consiste en la fragmentación de los temas de la exposición y la reelaboración de esos fragmentos en fori:na de combinaciones y .secuencias nuevas. El fin.al del desarrollo prepara el regreso a la tónica con Un pasaje llamado retransición. La recapitulación se inicia cap. la reaparición del primer tema en la tónica. El resto de esta sección «recapitula» la exposición tal como fue tocada al principio, exceptuando que el segundo grupo y el tema conclusivo aparecen en la tónica, con la transición debidamente modificada, de modo que no conduzca ya a la dominante, sino que prepare lo· que va a seguir ·en la tónica. Las obras de más extensión se ven redondeadas por una coda. Esto es lo que todos los amantes de la mus1ca (<seria» entienden correctamente corno forma sonata. La mayoría de ellos saben, además, que el apogeo_ .de esa forma tuvo lugar a fines de siglo xvm y muchos se dan cuenta· de"·que-la descripción precedente es más bien difícil de áplicar a muchas obras del siglo xvm y desfigura en general la práctis;a usual de ese•siglo. Me imagino que de.un libro sobre l.a.forma sonata les.gustaría sacar en limpio en qué• consistía realme.n-te esa fórma eri ·el siglo xvm y cuál fue su historia: su ori-gen 1 desarrollo y suerte: Esas preguntas parecen a primera ·vjsta muy. razonables; pero tai como se las suele plantear, están destinadas a quedar .sin respuesta por incluir suposiciones insostenibles. Suponen que podemos definir )a forma sonata de manera que refleje con precisión las obras del siglo xvm, pero es muy dudoso que pueda definirse así una sola forma sonata, incluso d-Úrante una sola década de fines de) siglo XVIII. ·suponen que una forma tiene una historia; en otras palabras, que está sujeta a cambios. Pero si una forma «cambia», no está claro cuándo sería útil considerar que sigue siendo la misma forma, aunque cambiada, y Cuándo debemos pensar que constituye en su conjunto una forma nueva. No se tfata meramente de una sutileza filosófica: no existe en absoluto una ·continuidad biológica INTRODUCCIÓN 15 entre las formas de sonata, y son muchas las sonti.tas erriparentadas más íntimamente con conciertos, arias, e incluso fugas, que con otras sonatas. El problema de hallarle un origen y una historia a nuestra forma estaría en francas vías de solución Si pudiésemos hallarle una definición aplicable al siglo xvm. Las dificultades que uno halla con la definición tradicional que hemos dado antes surgen de las condiciones en que fue formulada por primera vez. Fue elaborada principalmente por Antonin Reicha en el segundo volumen (1826) de su Traité de haute composition musicale; 1 por Adolph Bernhard Marx en el tercer volumen (1845) de Die Lehre von der musikalischen Komposition; y por último, y con máxima iritlúencia, por Car! Czerny en su Escuela de Composición Práctica, de 1848. Como podemos ver por los títulos de estas obras, el objetivo de esa definición no consistía en ·entender la música del pasado, sino en plante.ir un modelo para la producción de nuevas obras. Esa· definición no fue buena para el síglo xvm debido a que nunca se trató de que lo fuese. Estos tres autores de métodos de composición tienen algo muy importante en común: su contacto con Beethoven. Reicha, igual que Beethoven, nació_ en 1770. Fue amigo íntimo de Beethoven cuando eran jóvenes, y ambos tocaron en la orquesta en Bonn; ·algunos años después volvieron a verse, en Viena. Según Reicha, estuvieron en contacto uno con otro durante un total de catorce años. Su cultura y educación musical fueron muy similares. 2 Czerny fue· el alumno más famoso de Beethoven y el profesor de música más influyente de su tiempo: pretendía transferir a sus·obras teóricas el legado qlle había aprendido de sus maestros. En su análisis de la forma sonata se basó ampliamente en la descripción de Reicha. A. B. Marx dedicó su vida a la deificación de Beethoven y fue, sin duda, uno de los agentes más importantes; en la creación Oe ese mito imprescindible que es la supremacía de Beethov.en. Esa es la razón de que la forma sonata, tal corno se la conoce generalmente, estribe más o menos en aquellos procedimientos compositivos de Beethoven que fueron más útiles para el siglo XIX y que podían ser imitados con··más comodidad y con el menor p~ligro ·p9sible de hacer un disparate. · El término mis.mo de «forma sonata» ·es un invento de Marx~ Su codificación de la forma ayudó a estaólecer su prestigio dieciochesco y decjmonónico Como forma suprema de la música instrumentai, siendo garantizada su supremacía por Beethoven. Considerada básicamente como una generalización de los métodos de Beethoven antes de 1812, 1. Reicha había presentado ya un primer esbozo de la forma en su Traité .de mélodie de 1814. Para todos estos problemas.de prioridad tocante a la descripción de la forma, v. NEWMAN, W. S.: The Sonata sin.ce Beethoven, Nueva York, 1972, pp. 29~36, 2. Bedioz, que había estudiado con Reicha, escribió en sus memorias que no creía que Reicha y Beethoven se tuviesen mucha simpatía; sin embargo, lo que Reicha describiera como «la grande coupe binaire1, está mucho más cerca de los procedimientos de Beethoven que de los de cualquier otr-;:•compositor. i ! FORMAS DE SONATA 16 aquella descripción era normatíva y se intentaba más que nada que fuese una ayuda para la composición. Como base de su generaliz~dón se aislaron aguellos aspectos de Beethoven (y de Mozart, pero no de J' 17 JNTRODUCCIÓN 1 capaces de imaginar el efecto que hacían y que de hecho se intentaba que hiciesen.» · del orden y el carácter de los temas. Por Situemos también las sinfonías de Haydn dentro del contexto de sus estrenos absolutos y tratemos de ponemos en el pellejo de alguno de los asistentes a los. mismo.s. A fines de la década de los ochenta del siglo consiguiente, los aspectos armónicos y de textura fueron relegados a la trastienda, Como cosa subsidiaria a la estructura temática. Esta descrip,ción es esencial -para el conocimiento de la música del siglo xrx; xvm Haydn escribió. nueve sinfonías destinadas a París, encargadas todas ellas por el Conde d'Ogny: de la 82 a la 87 (llamadas sinfonías de París) y de la 90 a la 92, Las seis sinfonías de París fueron ejecutadas por las proporcionó un modelo para la producción de obras que sigue vigente El método consistente en definir una forma a base de tomar como modelo las obras de un compositor famoso está justamente des~creditado hoy· en día. Constituye un procedimiento dudoso, incluso en la enseñanza de la composición, y no sirve en absoluto para entender In historia. Lo que ocupa actualmente su lugar es el intento de definir la práctica general, lo que la mayoría de los compositores hicieron la mayor parte del tiempo dentro de una generación o década determinada y dos sociedades musicales principales de· París, el Concert de la Loge Olympique y el Concert Spirituer: el Mercure de France 3 informaba en abril de 1788 que en 1787 «se había ejecutado en cada ·concierto una sinfonía de Haydn». Todas ellas fueron editadas en París en 1788. Las últimas de ellas, de la 90 a la 92, tienen que haber· sido tocadas el año siguiente, por la enorme popularidad de Haydn en aquel tiempo, siendo· impresas las tres en París en 1790. ¿Qué habría percibido un amante de la música en el París .de aquella época ante las exposiciones de Haydn? En los primeros movimientos (generalmente los,más elaborados), habría percibido cómo Haydn volvía dentro de un espacio limitado, un país, una región o incluso una.ciudad. al tema inicial en la nueva tonalidad de la dominánte en las sinfonías 82, Haydn) que tenían un máximo interés para el compositor del siglo x1x; se trataba, principalmente, hoy en día, aunque su influencia sobre los compositores decadencia durante algún tiempo. haya estado en La forma sonata en la Italia o el Mannheim de hacia 1760 constituiría, 84, 85, 86, 90, 91 y 92; en la 82 utiliza el primer tema para continuar el por consiguiente, establecimiento de la nueva tonalidad, en la 90 lo utiliza al final de la exposición como tema -cadencial, y en todas las demás lo hace regresar lo que se hacía más generalmente allí en ese :período de tiempo. Ese cambio de la práctica general a lo largo de los años nos da la historia de la forma. Podría yo ponet de una vez )as ·cartas sobre la mesa y decir que encuentro este nuevo método. tan poco satisfactorio como el aqtiguo. La práctica general seguida en una época dada tiene naturalmente su interés, pero de suyo y _sinalguna inierpretación no puede definir nada. La idea de que por sí misma tenga algún significado histórico se basa en una falsa analogía de la música con el lenguaje (si bien las relaciones existentes entre la música y el habla son, desde luego, en muchos otros aspectos íntimas y poderosas), así como en una psicología errónea de la composición y la recepción dé la música. La justificación de este método de estudio casi nunca es explicitada y se la suele suponer simplemente como· una cosa evidente en sí, misma, pero en una ocasión me la puso delante con vigoroso relieve un crítico musical que la enfocó en la propia materia de la forma misma de, sonata. «Considera la práctica de Haydn hacia 1780», me dijo. «En la exposición de una sinfonía, en el momento en que se establece por fin la dominante, la mayoría de los compositores de entonces introducían un tema nuevo. Haydn, en cambio, reintroducía el tema inicial en la nueva tonalidad. Sin duda que en el contexto del estilo de aquel tiempo esci constituye un efecto notable; las personas que asistieron a las primeras ejecuciones deb_en haber esperado un tema nuevo en la dominante y, por lo mismo, tienen que haberse llevado una sorpresa considerable al reaparecer el primer tema. Sin conocer la práctica general de aquella época, y sin situar las obras de Haydn dentro de aquel contexto, nunca seremos en el punto en que la dominante está completamente confirmada, en el centro de la exposición. todavía más consecuente: En los movimientos finales esta práctica es el primer tema reaparece en la dominante en las nueve sinfonías (exceptuando la 85, la 86 y la 92, aunque en los movimientos finales de estas tres aparece en su lugar una variante claramente derivada del primer tema). Hacia fines de la década de los ochenta del siglo xvm la mayoría de los compositores empleaban un tema nuevo con la llegada de la dominante (y ·muchos empleaban ya otro tema también para iniciar la modulación a la dominante): el procedimiento de Haydn era descaradamente excéntrico para la costumbre general, cosa que llamó mucho la atención. En eJ artículo ya citado, el Mercure de France4 elogiaba a <<este gran genio que en cada una de sus obras sa~e la ..manera de trazar desarrollos muy ricos y variados a partir de un tema único (sujeto), muy a diferencia de esos estériles compositores que pasari. continuamente de una idea a otra por falta del conocimiento de la manera de presentar una sola idea en formas variadas ... » Este es el origen del mito del llamado monotematismo de Haydn -mito porque cáda uno de esos movimientos contiene varios temas, aun cuando no se utilice siempre un tema nuevo para confirmar en la exposición la nueva tonaHdad-. Es significativa, sin embargo, la relativa constancia del nuevo método de Haydn. 3. Véase ROBBINSLANDON,H. C.: Haydn al Esterháza 1766~1790 (Haydn Chronicie and Works, II), Bloomington, Ind., 1978. · 4. Cit. en HAYDN: Symphonies, vol. IX, ed. Robbins Landon,..E_tefaciO.•LXVL_. ·Í [email protected] dfü f.'---.r-t<>'R~'; -' L.- 18 FORMAS DE SONATA Un amante de la música de París escuchaba aJguna de esas obras en cada concierto importante de aquella temporada: eran inevitables, y cualquier persona interesada en la música tuvo que· haber oído probablemente la mayoría de ellas. La primera vez que se daba cuenta de que el tema inicial reaparecía en la dominante -justo donde la sinfonía media presentaba un tema nuevo-- debe haberse llevado una sorpresa. Si era algo lenta puede haber recibido esa sorpresa una segunda y acaso una tercera vez. Pero tras haber escuchado media docena de sinfonías en las que ocurría eso por lo menos en un movimiento (y generalmente tanto en el primero como en el último), tendría que haber sido un idiota si seguía llevándose sorpresas. En pocas palabras, el amante medio de la música de aquellos años -como el de nuestro tiempo-- no escuchaba a Haydn sobre el trasfondo de la costumbre general, sino en el contexto del estilo propio de · Haydn. No esperaba que Haydn le sonara como c11alquier otro; para los años ochenta su música había sido aceptada en sus propios términos. En tanto que se oía a Haydn en contraste conela música habitual de entonces, fue mal entendido: aunque es interesante explicar las incomprensiones del pasado, una musicología que frate de revivirlas y perpetuarlas necesariamente quedará afectada por ellas. A menudo se pone un énfasis excesivo en la unidad estilística de fines del. siglo xvm: sin duda no había entonces un contraste de estilos semejante al que existe hoy, por ejemplo, entre Gian Carla Menotti y John Cage. Sin embargo, había muchos compositores en aquellos años cuyo estilo se alejaba más del de Haydn que lo que se aleja el. de Benjamin Britten del de Igor Stravinski, y ningún aficionado con experienciá iría jamás a escuchar una obra nueva de Britten esperando .que le sonase a Stravinski. Estadísticamente --definida, la «práctica general» es una pura ficción. Observemos que el crítico del Mercure de France no presentaba a Haydn cqrno_un excéntrico sino como un músico superior: no se trata (de acuerdo con ese crítico) de que Haydn y los compositores inferiores trabajasen siguiendo tradiciones o estilos diferentes, ni siquiera de que produjesen formas diferentes, sino únicamente de que Haydn llevaba a la realidad con más éxito la forma sinfónica esperada. Esto se debe a que las normas de la crítica estaban determinadas menos por lo que se hacía en ·general que por lo que los diferentes compositores trataban de hacer o esperaban hacer, y por los ideales estilísticos del período que determinó las diversas posibilidades de la forma sonata. La unidad temática --expresión de una unidad afectiva-- seguía siendo un ideal influyente en los años ochenta del siglo xvm. Si deseamos describir hoy día aquella forma de fines del siglo xvm que pudo ser llevada a la realidad en formas tan diferentes por ·Haydn y por sus contemporáneos, no tendrá sentido desde luego acudir al número o posición de los temas como características definitorias; ni tampoco, por otra parte, será razonable echar a un lado la estructura temática como una mera manifestación superficial de una estructura armónica más INTRODUCCIÓN 19 profunda (aunque también se ha sugerido esto en nuestro tiempo); a los temas y su orden les tocó, desde luego, desempeñar un importante papeL Podríamos preguntarnos, sin embargo, qué función tenía el que el segundo tema apareciese en la dominante y si esa misma función habría podido ser lograda por Haydn con un solo tema. El dispositivo del «segundo tema» en la dominante fue utilizado con bastante frecuencia por el mismo Haydn, y los movimientos ~n los que empleó ese procedimiento no· se. diferencian significativamente en cuanto a forma o naturaleza de lo5 ejemplos ~<monotemáticos». Eran equivalentes en muchos aspectos, y la posibilidad de esa equivalenci~ ·.es una de las determinantes de la forma de sonata de los años ochenta. La función ·y el significado del «segundo tema», por lo tanto, tiene más importancia que la frecuencia ·cte su aparición. Una investigación de la funci_ón de los· elementos existentes nos permitirá examinar la labor de todos los compositores de un período sin parar miente$ en sus desviaciones de una norma supuesta y nos evitará también el caer en dos trampas: la primera, la definición de una forma sobre la base de una serie predeterminada de obras maestras, absurda manera de tratar de entender la música de gran número de compositores, si bien es cierto que produjo un útil modelo neoclásico para el siglo x1x; la segunda, ese postular una abstracción estadística sin sentido que no nos ayuda a ver cómo funcionaba la música en su propio tiempo y sigue funcionando hoy en día (cuando lo hace). 2. La función social :¡ 1 i 1 ! ·1 La época en que. fueron creadas las formas de sonata conoció unos cambios rápidos y revolucionarios en el lugar que ocupaba la música dentro de la sociedad. El desarrollo de las formas de sonata se vio acompañado por el creciente eStablecimiento de .los conciertos públicos. La institución de la venta de billetes para conciertos instrumentales flie cuajando lentamente durante el siglo xvm; Gran Bretaña parece haberle llevado en esto la delantera a la Europa co.ntinental, pero nadie pone en duda que hubo a lo largo de ese siglo un crecimiento continuo de una clase media urbana y relativamente acomodada, ansiosa de comprarse el acceso a la cultura. Tenemos que contar también con una necesidad. cada vez más• consciente, de acceder a las artes superiores, coto casi exclusivo hasta entonces de una aristocracia y de un grupo profesional. Antes de que mediara el siglo xvm, la música ejecutada en público, con pocas ex~epciones, era música vocal vinculada a la expresión de palabras (por lo menos en teoría y, en la mayoría de los casos, también de hecho) tanto religiosa como operística. Hacía siglos, por supuesto, que se había interpretado en público música instrumental pura, pero se trataba de arreglos de música vocal, de introducciones a música vocal (preludios u oberturas de obras eclesiásticas o .de óperas), de interludios tocados entre los diferentes actos de las óperas u, oratorios, o bien de música de baile, que carecía de cualquier prestigio (lo que, naturalmente, no impidió la creación de obras maestras de ese género). Sólo las composiciones religiosas y la ópera gozaban del prestigio propio de una verdadera música pública. .El estilo puramente instruinental había crecido enormemente hacia el comienzo del siglo xvm, peto en general, o bien se trataba de obras dotadas de un carácter ceremonial cortesano o eclesiástico, o bien de obras privadas y profesionales, destinadas a la enseñanza (como las - obras más famosas de Bach o Scarlatti, las Clavierübungen, los essercizi, las invenciones, el Arte de la fuga, estudios tanto de composición como de ejecución). Sin embargo, no cabe tluda de 23 FORMAS DE SONATA LA FUNCIÓN SOCIAL 9ue las int~~retaciones por sociedades privadas y en salones particulares iban adqmnendo un carácter cada vez más público y lucrativo. Las formas instrumentales más «rentables» eran, sobre todo, la sinfonía y el concierto (y poste.riormente el cuarteto de cuerdas, al convertirse en «público» hacia 1780); ·es significativo que el carácter del concierto se vio casi totalmente transformado antes de 1780 por el estilo de sonata. Estp se debe sólo parcialmente a que el concierto constituye Lo hicieron posible las formas de sonata proporcionando el equivalente a la acción dramática y confiriendo al perfil de esta acción una definición clara. La sonata posee un clímax identificable. un punto de máxima tensión al que conduce la primera parte de la obra y que ge,º•:1 de una resolución simétrica. Se trata de Una forma cerrada, sin el marco estático de la forma ternaria; tiene una conclusión dinámica, análoga al desenlace del drama del siglo xvm, en el que se resuelve todo, se atan todos los cabos sueltos, y la obra realmente (<se redondea)>. La sonata era. una cosa nueva, sobre todo en su concepción de obra musical con carácter de objeto musical independiente. Quedaba terminada por escrito (a diferencia del aria da capo, que le dejaba el adorno al cantante), su forma era definible siempré pOf un contorno simple ( a diferenciá de las formas susceptibles de añadiduras y fáciles Q.e extender del concerto grosso y la variación), y era totalmente independiente de las' palabras (a diferencia del madrigal y de la ópera). Es esta condición de la sonata como objeto musical independiente, esa reificación, lo que hizo posible la explotación comercial de la música instrumental pura. El estilo de la sonata, durante un breve período de tiempo. les dio a lós compositores la oporturiidad de vender directamente al púbiico, no ya una ejecución o mi ejemplar, sino la obra misma de música pura. Al desplazar el. peso de la expresión del detalle a la estructura en gran escala, de la ejecución individual a la concepción total del compositor, le dio a la obra musícal un sólido prestigio, objetivo inconcebible en ninguna época anterior. Después de 1820, sin embargo (aunque aparecieron algunas señales antes), volvieron a ocupar su puesto los virtuosos de la ejecución y de la dirección de orquesta. Las formas de sonata mostraron también un lado privado, sobre todo en la música de cámara y en la sonata para solista. NoS sentimos tentados ahora a subrayar la diferencia existente entre las formas musicales de la esfera privada y las de la pública a fines del siglo x.vm; sin embargo, son todavía más notables las semejanzas existentes entre ellas, por no hablar de .la influencia e intercambio que había entre una esfera y la otra. Es curioso, sin embargo, que el desarrollo social de la esfera privada no ofrezca un contraste con el de la _pública:. las formas privadas sirven básicarriente a la misma clase social que la sinfonía, aunque la audiencia se ha convertido ahora en intérprete. La sonata para solista pertenecía al aficionado, y particularmente a la é:ficionada: 1 esa es la razón de que la gran mayoría de ellas sean tan fáciles de tocar. Comparando las sonatas de los años sesenta con las obras para teclado de los años treinta o cuarenta (cori10 los Essercizi de Scarlatti o las Variaciones Goldberg de Bach), podríamos inferir un 22 una forma específica y limitada mientras que la sonata es una forma estilística general; principalmente se debió a que el concierto, desde el punto de vista de la estética neoclásjca de fines de siglo xvm., con.tenía un .obj:ti:o e~tramusical ~la exhibición del virtuosismo técnic_o--:-lo que lo hacia mfenor en esencia a las formas, más puras, de-I cuarteto~ la sinfonía y la sonata. El concierto conserva su relación con el aria: .en una ejecución pública de esaS formas, el solista y el cantante cuentan más que el compositor, y la interpretación «pesa» más que la obra en sí. Esi:e enfoq~e del i~te~é~ se evi?encia en la forma básica de las óperas y oratonos de pnnc1p1os del siglo xvm, el aria da capo. Si en el siglo xvn la música era la criada de la poesía, a principios del sigio xvm ambas ocupan un lugar aun más humilde después del que les toca a los cant~ntes; la forma da capo, por razones lógicas, concede un margen considerable al despliegue del virtuosismo, incluyendo el correspondiente -al ornamento improvisado. P~r~ el ~onci~rto en públi~o de música instrumental pura, sobre todo de mus1ca smf~mca, se necesitaban unos vehículos propios y adecuados, Y: los ?ro1Jorc10naron las formas de sonata. No se vio ignorado el v1rtuos1smo orquestal; le brindaban incluso todo un mundo de oportunidades el crescendo controlado y el coup d'archet, aunque esto ocurrió de modo más significativo en los primeros años de ese estilo, de 1750 a 1780. E.s paradójico que la música orquestal se hiciese mucho más difícil e_:1varios sentidos después de esa fecha, a la vez que el elemento virtuoso se replegó á un segundo plano. Los elaborados pasajes de v1rtuos1smo ~spectaci:Iar ?-estinados a ejecutantes individuales que _aparec~n en las pnmeras smtonfas de Haydn desapate~en e-n las últimaS; que, s~~ em.bargo, son mucho más complejas en cuanto a ejecución. El virtuosismo pasa a un segundo lugar con respecto de la música misma. Cuan~o la aud~encia londinense acudía en masa a escuchar a Haydn en l<:'spnmero~ anos de la década de los noventa, y terminó por hacerlo neo, es posible que pagaran en parte por ver a ·Haydn en persona; sin embarg~, no s_e trataba de ver a Haydn c~mo ejecutante, ni siquiera como director de orquesta, sino como compositór. Entonces pudo convertirse la música instrumental pura sola en la atracción principal, sin tos eleme.ntos seductores del espectáculo, los sentimientos de la poesía y las emociones del drama. e incluso sin e1 deslumbrante virtuosismo técnico del cantante y del intérprete. La sinfonía pudo tomar del drama no sólo la expresión de los sentimientos sino también el efecto narrativo de la acción dramfatica, de la intriga y de la resolución. L El clave constituía la salida más natural y aceptable al talento y ambiciones musicales de las mujeres de fines del siglo xvm; hubo entre ellas profesionales brillantes para !as que compuso Mozart algunos de sus mejores conciertos y Haydn sus tríos con piano más difíciles. --------------- 24 ---- - ----------- -------- FORMAS DE SONATA LA FUNCIÓN SOCIAL deterioro técnico extraordinario y universal. En cambio, para el ejecutante no profesional puesto al teclado no sólo era deseable disponer de una música relativamente fácil de tocar, unas piezas que no exigieran la añadidura de una ornamentación elaborada, ni de una gran h;ibilidad profesional; sino que era crucial también que aquella música estuviese escrita en unas formas que llevasen la garantía de una importancia cultural, de algo que nunca podían dar las antiguas formas bailables, Las nuevas formas de sonata eran lo ideaI por su claridad y sencillez y, lo que era igualmente importante, por su seriedad. La demanda de una clase urbana ansiosa de apropiarse de una cultura superior, en coincidencia con el desarrollo de un eficiente sistema tonal que contenía el simétrico margen de modulación de la escal_a bien temperada, y Una estética neoclásica que abogaba por la sencillez y claridad de la estructura (y consideraba el adorno como cosa fundamentalmente antinatural y frívola) contribuyeron en conjunto á la creación de las formas de sonata. Durante casi dos siglos esas formas iban a ser la base del incomparable prestigio de la música instrumental pura. una resistencia, tenaz y duradera, pero incluso allí terminó por triunfar ampliamente la técnica de sonata. Se produjo. por consiguiente, un desplazamiento básico en la estética musical, que se alejó de la sacrosanta noción de una música como imitación del sentimiento hacia la concepción- de la misma como un sístema independiente portador de su propio significado en unos términos que no eran susceptibles de traducción. Adam Smith escribió que escuchar una _obra de música instrumental pura era igual que contemplar un gran sistema científico, y en 1798 Friedrich Schlegel observó que la música instrumental pura creaba su propio texto y que la expresión del sentimiento era sólo el aspecto superficial de la música. Aquella capacidad por parte de la música, evidenciada entonces, de contener su propio significado, la.convirtió en el arte supremo para las generaciones románticas , de 1790 a 1850, creando un mundo suyo·. independiente. Las formas de sonata hicieron posible esa supr,emacía de la música instrumental en la-estética romántica temprana. Su estructura dramática y su representación de la acción contrastaron muchísimo con el sentimiento unificado expresado por las formas de 'principios y mediados del siglo xvm: el aria, el concierto, la fuga y la danza. Tampoco fue la estructura de la sonata el producto vivo de las posibilidades latentes de un tema, como en el caso de la fuga; es la estructura, como observaremos, lo que les confiere un significado a los temas. Por consiguiente, ya no fue posible dentro de la música una estética pura de la expresióri: la música de finales del siglo xvm no perdió su capacidad de expresión del sentimiento, pero una estética que situase la raison d'€tre de la música en esa expresión sería incapaz de avenirse con una sinfonía de Haydn. Las grietas abiertas en la solidez de aquella doctrina se habían hecho demasiado llamativas. Sería ingenuo suponer que las nuevas demandas sociales impuestas al arte musical habían creado las lluevas formas o, el extremo opuesto, que el nuevo . estilo -sonata hizo posible el concierto público de música instrumental. La institución del concierto público tuvo su propia razón de-ser comercial, las nuevas formas se desarrollaron.síguiendo una lógica estilística propia, y tenían también una fuerza ·ae seducción propia. Lo mejor sería, posiblemente, considerar el concierto público y las nuevas formas .de sonata como unas formas paralelas y concomitantes de la expresión cultural; casaron felizmente entre sí con extraordinaria idoneidad. Podríamos calificar la ventaja de las formas d~ sonata sobre las formas musicales anteriores como una claridad dramatizada: las formas de sonat¡i se inician con una oposición claramente definida (la definición es la esencia de la -forma) que se intensifica para resolverse después simétricamente. Debido a la claridad de. esa definición y de la simetría, la forma individual era fácil de captar en las ejecuciones públicas; debido a las técnicas de :la intensificación y la dramatización, fue capaz de La fuerza expreSiva de las formas de sonata se.concentró tanto en su estructura, en sus modulaciones en gran escala, y en las transformaciones de los temas como en el carácter de estos últimos. Este tipo de estructura dinámica implicab.a, como corolario, que el adorno tradicional improvisado añadido por los ejecutantes quedase totalmente anticuado. Por supues_to, siguió existiendo la costumbre de adornar: ]os ejecutantes, en todos los tiempos, han sido lentísimos para comprender el significado de los cambios de estilo revolucionarios. Dentro de unos esquemas organizadísimos y complejos en extremo, las formas creadas rOr el: estilo sonata transmitían su significado mediante la estructura y ni necesitaban adornos ni., mucho menos, podían tolerarlos. El estilo sonata representó el triunfo de ta música instrumental pura sobre la música vocal y, c_omo resultado, la ruina de fa teoría fundamental barroca de la estética musical, la Affektenlehre,? o doctrina de los sentimientos. Las obras musicales se habían emancipado, tanto en teoría como de heého_, de la expresión de un sentimiento unificado, un sentimiento que por lo general podía traducirse en palabras. En la primera mitad del siglo xvm sólo se consideraba que la música alcanzaba su perfección. cuando iba aliada a las palabras, pero hacia los años ochenta un aficionado a la ópera, como el novelista Wilhelm Heinse pudo escribir que en la ópera la música no constituía el acompañamiento de las palabras sino todo lo contrario, doctrina del todo impensable antes. Las formas de sonata se habían adueñado también de la ópera; sólo en la música _sacra tropezaron con 2. No se trata de una expresión dieciochesca, sino moderna, y constituye un térrninO bastante <:ómodo para identificar un cuerpo relativamente coherente y sólido de doccrina estética musical de principios del siglo xvm. 25 --- L 26 FORMAS DE SONATA mantener el interés de un auditorio grande. Como su expresión residía en gran medida en la estructura misma, no necesitaba el refuerzo de los adornos o del contraste del solo y el tutti: podía ser dramática sin el acompañamiento de las palabras y sin el virtuosismo instrumental o vocal. Las formas de sana.ta son el producto de un desarrollo estilístico prolongado y radical: constituyen de hecho los vehículos esenciales de aquel desarrollo. Esa revolución estílística desempeña un importante papel en la ~mancipación parcial del compositor del patrocinio de la corte y de la Iglesia a través de la creciente explotación de los dos sustitutos de la perdida fuente tje ingresos: la venta de música impresa y el concierto público de música instrumental. Las formas de sonata dieron a la música instrumental abstracta un nuevo poder dramático. La supremacía gradual de la música instrumental fue el fruto ·de un movimiento de emancipación. una liberación de la música de su dependencia de la literatura y de las artes visuales (la poesía y la escenografía, en particular): la música instrumental pura disfrutó de un prestigio que no había tenido nunca. Esa revolución· estilística llegó en dos grandes olas:. la primera, en la que se simplificaron ra_dicalmente las texturas del estilo ariterior, aproximadamente de 1730 a 1765; y después, de 1765 a 1795, un segundo cambio, igualmente profundo, en el que las nuevas formas y texturas recibieron una mayor monumentalidad y complejidad. El movimiento simplificador original . tuvo que sérvir a varios objetivos, en parte contradictorios: 1) la produccióll de una literatura moderadamente fácil destinada al músico aficionado cultivado; 2) la creación de unas formas de ejecución pública de comprensión fácil y concepción dramática; 3) un gusto neoclásico en crecimiento continuo dentro de todas las artes que buscaba la sencillez y la naturalidad y se oponía a la ornamentación y la complejidad; 4) un interés nuevo por la expresión personal y directa del sentimiento (llamada en ocasiones Empfindsamkeit) en oposición a la ~xpre"sión del sentimientp:objetiva, compleja y emblemática O:eLBarroco (Affektenlehre). Lás nuevas formas de sonata eran lo suficientemente sutiles como para adaptarse a todos esos fines y se vieron, además, considerablemente transformadas hacia 1770 y 1780, al ser explotadas y amplificadas sus posibilidades y combinadas, por último, con las técnicas contrapuntísticas de la reemplazada tradición barroca. (El modelo específico de sonata que cristalízó a fines de ese siglo representa el estrechamiento de una gama de posibilidades mucho más amplia, marcando la apertura de una tendencia «clasicalizante» en el estilo musical.) La evolución de las formas de sonata en el siglo xvm no constituyó, como vemos, un fenómeno aislado. Cada una de las características formales que posteriormente iban a definir la sonata, casi sin excepción, puede localizarse en todas las formas, texturas y géneros musicales LA FUNCIÓN SOCIAL 27 existentes a partii de 1750 --el aria, el rondó, el concierto, el minuet, la misa- sin quedar .intactas siquiera la fuga y la variación. Los cambios y transformaciones experimentados por todas ellas en el siglo XVIII no pueden explicarse por su matrimonio con una forma independiente llamada el «allegro de sonata», sino por un movimiento estilístico general que afectó- al abanico entero de la música. Ta.mpoco es posible divorcíar del todo Ia evolución del primer movimiento de las sonatas, sinfonías y cuartetos de la historia, igualmente característica y análoga, de los movimientbs lentos y de ros finales, ni aislar la conformación de las formas mayores de los detalles menores de la armonía, estructura de la frase y textura rítmica. Esa es la razón de la irremediable ambigüedad existente en torno al término de sonata~ al oscilar su significado entre el género, la forma, la textura y el estilo. Como la fuga, la sonata define un determinado tipo· de textura, o, rr_iejor dicho, un método de ordenar muchas texturas sumamente contraStantes; indica.un determinado tipo de música instrumental, pero el estilo y las formas de las Obras correspondientes se extienden asimismo· al campo de la sinfonía, de la ópera y de la música sacra. Tal vez no .es útil ní factible expurgar nuestro término de_ esas confusiones, pero hay que aprovecharse de ellas con mucha prudencia. Esa ambigüedad había aparecido y~ en el siglo xvm en la famosa descripción de la sonata clásica hecha por J. A. P. Schulz alrededor de 1775, citada y empleada por críticos posteriores como Koch y Türk: Desde luego, no existe en ninguna forma de música instrumental una mejor oportunidad que en la sonata para de.scribir sentimientos sin palabras. La sinfonía y la obertura tienen un carácter más fijo. La forma del concierto parece diseñada más para darle a un ejecutante habilidoso una oportunidad de sc:r oído contra el fondo de muchos instrumentos que para llevar a cabo la descripción de emociones violentas. Aparte de esas formas y de las danzas, que tienen también sus c:aracteres especi~les, queda sólo la forma de la sonata, que asume !Odos los caracteres y cualquier expre.tión. (El subrayado es mío.)- 3 En este texto está implícita la confusión entre el estilo, el carácter, la función, la fo.rma y ·el género. La :"sonata, que para Schulz podía ser «a due», ~<atre>,:",etc. (es .decir, para duo, trío o cuarteto, así como sonat;-1 para· solista), se refiere aquí, sobre .todo, a música de cámara y Hausmusik, en contraposición a los géneros públicos de la sinfonía y el concierto. El contraste mencionado con la música de· danza delata esa confusión, porque :la música de baile era tanto pública como privada, y nos demuestra que Schulz mezclaba a la vez la forma y el género, la función sÓcial y lá tendencia expresiva. No es un accidente el que lo que iba a cristalizar ·después como forma de sonata recibiese un nombre que no lo identificaría con la sinfonía sino con la sonata. La sinfonía ejerció unas funciones sociales específicas en la corte, lo que le impidió, 3. Traducido por NEWMAN,WILLIAM S.: The Sonata i11 The Ciossic Era. Nueva York, 1972. p. 23. ------- 28 ---- --~------- FORMAS DE SONATA antes de los últimos años de la década de los sesenta, alcanzar la totar libertad de expresión. ·Para Schulz, la sonata constituye una expresión instrumental pura, una música liberada de toda constricción, tanto social COI1'J.O profesional. Las diversas formas que adopta son básicamente neutras, y puede «asumir todos los caracteres y ·cualquier expresión». Una exposicíór_i histórica nos exige el conocimiento- del estilo que produjo esas formas y tener en cuenta, al mismo tiempo, su influencia sobre las formas preexistentes. Por consiguiente, en el siglo xvm no existía, en··absoluto, la 'idea-de una sonata aislada como tal: todo lo que existía era_una concepción, en evolución gradual, de la composición de música instrumental; un estilo instrumental puro al abrigo de· las exigencias del concierto, la música para baile o la .obertura de ópera, libre· también de los anticuados procedimientos de la fuga y la variación. Es significativo que . las explicaciones dieciochescas de la forma de sonata sean, sin excepción, descripciones de composición instrumental en general ..-Todavía en 1796, una de las más detalladas• recibe el título de «De la melodía en particular y de sus partes, miembros y reglas»; Tal vez la primera descripción de la forma sonata que la rel~cionó específicamente con la sonata apareció en La Scuola della Musica de Carlo Gervasoni (1800). 5 Hacia 1860 la forma sonata (cuyo nombre no había cuajado todavía) podía denominarse «la forma del libre desarrollo musical de las ideas». 6 4. GALEAZZ!, FRANCESco: Elementi teorico~practici della musica (1796). capítulo· traducido e· impreso por B. Churgin en JAMS, 21 (1968), pp. 181·199. 5. PlACENZA (1800), capítulo Della Sonata, pp. 464•475.. 6. Cf. LARSEN,J. P.: «Problemas de Ja forma de sonata», Festschr1ftFriedl'ich Bll!,me, Kassel, 1963, p. 222. 3. Formas ternaria y binaria Para 1790, el estilo sonata había transformado casi todas las formas establecidas de la música de principios del siglo xvm. Esas formas se iniciaban efl la tónica, pasaban a la dominante y volvían a la tónica con algún intento de presentar una simetría o guardar un equilíbrio. Sería preciso -resumir y definir el más básico entre los diferentes esquemas formales en los que aqu~llo se efectuaba. La forma sonata del siglo xix no se deriva directamente de ninguna de ellas en exclusiva, ni se origina tampoco mediante una simple transformación de una sola forma anterior. La forma poSterior canónica evolucionó a partir de la interacción, desarrollada por conductos sorprendent¡es, de una serie de esas formas. Las formas -tempranas del siglo xvm pueden clasificarse, a grandes rasgos, en binarias y ternarias, pero necesitaremos una mayor precísión para entender la revolución estilística de mediados de ese siglo y la interacción de esas formas. Presento precisamente en este punto la taxonomía precisa para hacer inteligible la ulterior evolución de las formas de sonata. La forma ternaria básica ABA es la más sencilla en cuanto a diseño. Su característica definitoria principal es que las secciones primera y tercera son estructuralmente idénticas; es decir, sólp estructuralmente, porque en IA práctica el retorno de la A dentro de un esquema ABA tradicionalmente solía estar adornado. La primera sección, igual que la tercera, tenía que terminar, por lo tanto, en la tónica. Las secciones exteriores, tomadas por separado, son casi siempre de mayores dimensiones que la central (llamada trío, término probablemente poco afortunado, ·pero único). Esas dos secciones exteriores no constituyen meramente el armazón, sino los pilares de la estructura, mientras que la interior desempeña un papel subsidiario: a menudo más expresíva que las secciones exteriores, contrasta con ellas, en ocasiones mediante un cambio de moda-, pero . casi siempre mediante una reducción de la potencia o la estabilidad. En la sección central de un aria da capo, por ejemplo, la orquesta se reduce a menudo a un simple bajo continuo. r~=:~:;:-::; ;:~:.Pi L.__ 30 FORMAS DE SONATA Después de 1720, la tonalidad de la sección del trío, en relación a la tónica del conjunto, es una tonalidad de tensión más reducida: predominan la relativa níenor y la tónica menor. El trío de un minueto o una · boutrée tiene a menudo un fabordón, lo que lo hace más estático que las activas secciones, más vigorosas, que lo encuadran; o bien es más sencillo en cuanto .a forma y menos complicado en cuanto a textura, y casi siempre más corto y menos enfático. Esas tres partes funcionan respectivamente como exposición, contraste y reexposición. Cualquier forma sonata se diferencia fundamentalmente de la forma ternaria en dos sentidos: 1) aun,.cuand_o una forma sonata tiene tres secciones inconfundibles, siendo la ·tercera en su aspecto temáticó una recapitulación completa de la primera, estas dos secciones son absolutamente diferentes en el aspecto armónico: la primera pasa de la estabilidad armónica a 1.n.· tensión y núnca concluye en la tónica, mieQtras la tercera es una resolución de las tensiones armónicas de la- primera y, exce-ptuando las modulaciones secundarias, se mantiene durante todo el tiempo esencialmente en la tónica; 2) la sección central de una sonata no constituye un simple· contraste respecto a las ~xteriores, sino también una prolongación y un aumento de la tensión de la sección inicial, así como una preparación para la resolución de la tercera. El diseño esencialmente estático y concebido espacialmente de la forma ternaria se ve sustituido por una estructura más dramática, en la que la exposición, el contraste y la reexposición funcionan respectivamente como oposición, intensificación y resolución. Las formas ternarias más impox_tantes, el aria da capo, el minuete y el trio, conservan su identidad a lo largo de todo el siglo xvm. Sin embargo, muestran gradualmente en muchos aspectos una influencia evidente del estilo sonata. La sección de trio de muchos rninuetos y scherzos adopta a finales de siglo alguna de las características de un desarrollo, particularmente en los cuartetos y tríos de piano de Haydn; en algunas de esas obras Haydn añade incluso una larga coda con desarrollo, como para contrarrestar ta naturaleza estática de la forma ternaria. Las partes exteriores y el trío, tomadas por separado, son por lo general formas binarias (y después de 1730 casi con exclusividad), asumiendo todas las características del estilo .de sonata por derecho propio. El rondó (de forma ABAC ... A) constituye una extensión especializada de la forma ternaria, y el rondó sonata se convierte, por último, en un esquema definido, empleado con frecuencia, esquema acaso más susceptible de una definición. satisfactoria que la forma de primer movimiento. Las características del rondó sonata aparecen por último en formas de primer movimiento cuando Se emplean éstas como movimientos finales. En vista de esto, podría parecernos que la forma bínaria está más cerca de las diferentes formas de sonata~ y en las descripciones históricas tradicionales se la suele vér como su antecesora inmediata. La forma FORMAS TERNARIA Y BINA RIA 31 binaria constituye, desde luego, el esquema básico del movimiento individual de danza de la suite barroca, y las sonatas tempranas y particularmente los cuartetos compuestos en la Alemania meridional incluyen a menú.do una secuencia de esas danzas (el minuete nunca desaparece, para terminar convirtiéndose en un elemento estable ,Je! cuarteto y de· fa sinfonía). Hay tres tipos básicos de esquema binario en el estilo sonata de principios del siglo xvm; durante un tiempo parece que se desarrollan independientemente, pero terminan «tomando prestado>) unos de otros. 1 La forma de sonata «estándar» del siglo x1x surge en parte <le los tres. Esos esquemas_··-pueden denominarse respectivamente forma «de tres frases», forma -'~<dedos frases» y forma de «movimiento lento»; esta última será tratada independientemente en la sección siguiente. . La forma binaria «de tres frases» y }a de «dos frases» pueden . ilustrarse sencillamente con dos danzas sucesivas de la Partie !ll de la Neue Clavierübiing de Johann Kuhnau, de 1689. La forma de dos frases es la zarabanda; !a de tres frases, el minuete. Zarabanda •h 1. Existe una variedad de formas aun mayor en la primera pa_rte de ese sig!o, pero me ocupo aquí sólo de aquellas cuyos úrnétricos esquemas íuefon absorbidos en el nuevo estilo. 32 FORMAS FORMAS TERNARIA DE SONATA Y BINARIA 33 A principios del siglo xvm, muchos minuetes tienen esta Jorma de tres frases, y hacia 1760 la tienen casi todos. Sigue constituyendo un esquema estable: ,la primera frase· tiene sólo una cadencia débil sobre el V (o con frecuencia una cadencia fuerte sobre el 1) en la doble barra; la segunda frase establece la dominante, a veces con material .nuevo; la tercera frase vuelve a la tónica_ con un claro paralelismo la primera frase. adqu~riendo · un carácter de recapitulación. respecto a Cuando la primera frase tiene una cadencia fuerte en la tónica (cosa que hallaremos todavía en los minuetos de Beethoven y Schubert), la tercera frase puede ser una repetición idéntica de la primera. acercándose entonces la forma a la ternaria o ABA; con las repeticiones se convierte en AA _BA BA. Esta forma de tres frases es de· hecho tan estable que su expansión sinfónica constituy.e un asunto fácil que discutiremos brevemente más adelante. Añadiremos aquí, ~in embargo, que la forma de tres frases no se círcunscribe a los minuetos, sino que se la puede hallar en l~ courante de la Suite núm. 8 en Sol mayor de Handel de la serie de 1733. en la Invención a dos voces en Mi mayor de Bach, y en su Aria y Zarábimda de la Partita en Re mayor de la Clavierübung, Libro 1, entre ottas obras. En estos cuatro ejemplos, la frase inicial tiene una cadencia firme en la dominante; en 1a segunda frase. tras un comienzo sobre el V, contiene una clara orientación hacia la relativa menor, característica_ de las secciones de de~arrollO tempranas. La tercera «frase» del Aria de la Partita en Re mayor_ se inicia con una retransición desde la relativa menor, para ofrecer a continuación una especie de recapitulación invertida, elaborando primero los compases 9 al 16 para no regresar al motivo inicial hasta el final (compás 45). Volveremos a hallar est.a recapitulación invertida hacia finales de ese siglo, aunque raras veces. ~a;:, e::r:1::QiM11ittr 34 FORMAS DE SONATA FORMAS TERNARIA Cuando la sección inicial de la forma de tres. frases tiene una cadencia fuerte sobre el V grado, se la clasifica generalmente como forma biharia circular. Observemos que este término escónde_ un parentesco esencial con la forma de minuete, en la que extste una cadencia débil sobre el V o incluso una cadencia de tónica al fin de la primera parte. He resaltado delibéradamente el paralelismo de las «frases)> primera y tercera, y paliado el punto, aparentemente crucial, de si la primera «frase» termina sobre la tónica o la dominante. Y lo he hecho debido a que la forma de minuete tardía de Haydn, que se deriva directamente de esta forma (de hecho es esta forma), puede tener una primera mitad con una ·cadencia sobre el I o sobre. el V sin afectar a todas luces las proporciones ni el carácter de la obra. Podríamos resumir así la forma binaria de tres secciones o forma de minueto: A I -,. cadencia B l sobre el I sobre el V sobre el V pero dentro del I V .-,. cadencia sobre . l A el V el vr la tonalidad relativa las partes una y tres son temáticamente paralelas y a veces idénticas; la parte dos (B) es casi siempre contrastante •. incluso cuando su comienzo es simétrico respecto a A. La forma binaria simple ( o forma de dos frases) tiene siempre una cadencia enfática sobre el V grado al final de su primera mitad e incluye una simetría doble y opuesta: AB: 11:AB en su aspecto temático AB: :BA en su aspecto armónico La estructura melódica de la primera parte es reproducida más o menos fielmente por la segunda y.su esquema, al menos eii parte, debe ser claramente reconocible. (Esta simétrfa temática sólo se ve, por ahora 1 sugerida en la zarabanda de Kuhnau citada antes, pero hacia 1720 se manifiesta abiertamente_ en la mayoría de las obras escritas en forma binaria: casi todas las alemandas. de Bach, Handel U otros podrían servirnos de ejemplo.) El esquema armónico, sin embargo, aparece invertido en sus puntos inicial y final y en las áreas controladas por ellos: Tónica.-,. Dominante :11:Dominant~....,. Tónica Esta separación analítica de los esquemas armónico y melódico en la fqrma binaria prefigura el estilo de sonata, pero en una forma de sonata la separación está articulada de un modo muy distinto. Si tomamos un ejemplo muy desarrollado de esta simetría temática 35 Y BlNARlA en la forma Qinaria simple, podemos ver cómo funcionan los paralelismos, y lo radicalmente que se diferencian del paralelismo temático de las formas de sonata. La alemanda de la Partita en si bemol mayor de la Clavierübung de Bach ofrece la ventaja, en este sentido, de un segundo tema claramente articulado, siendo reveladora la reaparición de este tema en la segunda parte (v. pp. 36-37). Las dos partes son casi iguales: 18 compases frente a 20 (la duración un poco mayor de la segunda parte constituye la regla en un ejemplo de forma binaria de cualquier complejidad). Los compases 1-4 establecen la tónica en la manera más usual mediante et encadenamiento I IV V I sobte un pedal de tónica; en el compás 5 se inicia el movimiento hacia el V. No existe cadencia sobre el V hasta el compás 17: una posible cadencia al comienzo del compás 9 aparece disfrazada, y la tríada en fa mayor se mantiene en posición de sexta y cuarta del compás 12 al 14. El segundo · tema en el compás 12 hace la modulación a la dominante con una claridad muy acusada, pero no existe sensación alguna de descanso ni decaimiento del fluir musical hasta el fin. Existe una ·belta concepción de la simetría y la asimetría de la segunda parte respecto a la primera. La correspondencia de· compases es la siguiente: 19 20 22 1 2 4 24 25 26 27 28 29 30 31 9 10 11 12 13 14 15 16 32-34 7.3 37 38 17 18 La modulación fundamental de la primera parte está en los compases 7 al 9: el regreso a la tónica se retrasa hasta los compases 32 al 34, en cuyo momento hace Bach µna referencia temática a la sección modulatoria anterior (compases 7-9), desplazada de su secuencia dentro de la estructura temática, Reaparece el segundo tema en la dominante (compases 12 ai 16), no resuelto en la tónica, sino en la supertónica menor. En el sistema tonal del siglo xvm esto proporcion·a algo más que un asomo de resolución: el IV es Ia única alternativa al I para iniciar una resolución final, siendo la supertónica (u) la relativa menor tjel IV, empleada- con _:frecuencia como sustituto suyo, Sin embargo,. no se consigue aquí rtiriguna sensación- de resolución corripleta (ni siquiera se la busca: la serisa.ci.ón de continuidad excluy_e ese tipo de palmaria articulación). La_ sutileza y sensibilidad del sentido armónico de Bach no tiene igual en el siglo xvm temprano, y nos ha guiado en la elaboración del esquema tj_ue nos ocupa. El retraso de la cadencia de tónica en la parte II corre parejas con el de una cadencia sobre el V en la parte I: los puntos de reposo son alcanzados en el último momento posible. No existe oposición articulada y, por lo mismo, tampoco resolución enfática: el segundo tema no se ejecuta después de una cadencia sobre el V completamente confirmada; sigue siendo parte de un movimiento ininterrumpido hacia el V. Como consecuencia, no exige una resolución sobre la tónica, como lo hace invariablemente el segundo grupo de las formas de sonata. Sin embargo, 36 ~: '1 ll ~!ll ~:¡¡¡ ,:1 ~'"I:: ¡14m¡:::::· ¡r:::1::ep 1:G?Prl ::2p' FORMAS DE SONATA 37 FORMAS TERNARIA Y BINARIA rm é'cl ! '.~'¡0J¡ :j1;::,EJ f::Mwe:i:i1:= o::,rSETt::=--~=: ·:J!:::::"-~~.-'>J71 !:ª" i]ffl=f0-ffi¡:Q ll " : ::t; ""~~ -, ,.. ' " :: ~: .e:;::J;·~?:1: .;:.::,:ie:.:::::·:··=•· :&7:': ::::~ -_____ I::'::::1:i;!Ml:i~' t '" 1 iJ~¡JCl IJ =. fil] ~~:nµ~•~ ~:i,-•~~· *,. * -:....--:-· ,r' . ♦ @~· - - " 1m 1 :1 la reelaboración en la parte II del esquema del primer grupo incluye la ' elaboración motívica, las modulaciones y el movimiento secuencial, más rápido, que van a convertirse en características esenciales de las Secciones de desarrollo más adentrado este siglo. La sección de desarrollo de la sonata temprana del siglo xrx debe, evidentemente, gran parte de su técnica a la forma binaria de dos frases (y no sólo a la versión de tres frases, como se pretende a veces), particularmente cuando la forma de dos frases reelabora el esquema temático entero de la, primera sección, siendo bastante corriente que las secciones de desarrollo posteriores reinterpreten el esquema temático entero de la exposición. _ ,,. .,. r-,;,.;,"." • ,.--.....,,_ - Í"I,, '.'TI" ll"":'\1'!1111 l":N.~ l~~ t:. • 1 Jt • ---- • , __ ¡ 1 1 * ·- ¿ ~,... ¡ ,-:--. ¡...... ~ Iº ~, ~ " En una exposición de sonata no sólo hay que hacer la modulación, tiene que evidenciarse que se hace. El movimiento hacia la dominante de la primera mitad de una forma de sonata no se ve meramente confirmado por una cadencia auténtica sobre el V al final, sino señalado además por un cambio de textura decisivo en un punto situado entre un cuarto y tres cuartos de la duración de la exposición: una cadencia auténtica o una semicadencia, junto con una pausa significativa, un cambio brusco del ·ritmo, un acento fuerte o cualquier combinación de estos elementos. Ello distingue clara y acentuadamente el área gobernada por la dominante de la controlada por la tónica, y nos permite hablar 38 FORMAS D.E SONATA no sólo de una modulación, como en la forma binaria simpk, sino de una polarización de las tríadas tónica y dominante, de una «tonicalización» de la dominante puesta en relieve. Esta polarización se ve reforzada de una serie de maneras que discutiremos más adelante. De un modo similar, aparece también claramente articulada la resolución· de esta polarización en la segunda parte de una forma de sonata: el momento exacto del regreso a la tónjca constituye siempre un punto decisivo puesto de relieve. Los medios de ponerlo de relieve FORMAS TERNARIA Y BINARIA 39 Las simetrí,;1s a gran escala del estilo barroco, cuando no son evidentes del todo, como en la forma ABA o de aria da capo, suelen estar escondidá~. Por poner un ejemplo clásico, los ocho compases últimos de cada parte del tema binario de las Variaciones Goldberg de Bach son casi idénticas en lo estructural. Las armonías y la mayor parte del contorno mdódico di? una de ellas se transponen directamente en la otra: incluyen siempre una reaparición de parte del material de la primera mitad (no necesariamente los compases iniciales, aunque para los primeros años setenta del siglo xvm esto se había _convertido en la costumbre ~ás común). El momentO del retorno,- de la ·resolución -situado generalmente en el centro de la segunda mitad del movimiento, y a menudo mucho· anies- no constituye únicamente una interrupción de la continuidad, sino un punto estructural esencial, tan esencial que cualquier ambigüedad respecto a la situación exacta de ese punto, cosa que hallamos a menudo en Haydn, constituye un efecto sensacional (exactamente comó un piano subito puede actuar como un sforzando). Las discontinuidades que distinguen las formas de sonata de la forma binaria son, evidentemente, más fáciles de concebir como procedimientos estilísticos que como .definiciones de forma. Esas discontinuidades constituyen, desde luego, la principal preocupación de los teóricos de fines del siglo xvm (Quantz, Vogler, Koch, etc.); lo que más les ocupa es el carácter y la colocación de la cadencia y la semicadencia dentro de cualquier forma musical. La naturaleza de esas discontinuidades, sin embargo, altera los contornos de cualquier forma a la que se aplican --e.J aria, el rondó, el conciertoa la vez que transforma la percepción de las proporciones de la forma por parte del oyente. A lo largo de todo el siglo xvm casi toda la música incluye un movimiento inicial de la tónica a la dominante, pero el estilo de sonata convierte esa modulación hacia mediados del siglo xvm en una confrontación abierta de las tonalidades: es decir, el área de una exposición dominada por la tónica se distingue decididamente de la gobernada por la·· ¡lominante (aun en el caso, frecuente, ror_ :ejemplo, en H~ydn, de que pueda ser muy e:Xtensa 1a transición de una a otra), y todO el material ejecutado en la dominante es concebido, por consiguiente, como disonante, es decir, exige su resolucióri mediante una transposición ulterior a la tónica. La diferencia real entre las formas de sonata y las formas anteriore~ del barroco es esta concepción nueva, radicalmente realzada, de la disonancia, elevada del nivel del intervalo y de la frase al de la estructura entera. Esto transforma todas las relaciones existentes entre los elementos de la forma. Es evidente que ninguna fotma de sonata puede ser ni binaria ni ternaria en el sentido en que se aplican normalmente estos •términos a las formas barrocas, y trataremos de evitar la confusión suscit?da por esa añosa discusión. pero es muy dificil que el oído perciba esa identidad en su ejecución dado que la .oscurecen la superposición de la ornamentai;:ión y el llamativo cambio de la textura. Este tipo de simetría oculta es raro en las formas de sonata. El estilo sonata prescinde ampliamente de las simples formas en ABA en favor de la reinterpretación de simetrías, de paralelismos con una diferencia, heredados del barroco, pero las pone siempre en evidencia. En cierto modo, el estilo de sonata no inventó formas nuevas. Se limitó a ampliar, articular y hacer públicas aquellas que ya encontró a su disposición. ¡¡ J ·1¡ :n "fj ' -~1 '"j l ¡ ·l t 4. El aria ··{ u :i t r ,,- ;¡ ·.i r El tercero de los imporiantes esquemas binarios que contribuyen a las formas de sonata es raro al· principio en la música instrumental, aunque no nos faltan ejemplos. He aquí uno, de Handel, la zarabanda de la Suite núm. 4 en re menor, publicada en 1733: ie::::r: J¡ : !q;: : ¡ 1:i 1:1: ; ; 1 j : 1 ·t '· 1 e:'.: : ::1:: :,r:;.:,1:: : •= , : , r::, 1t•,::t:::1:: :·,1:'::. 1::, Se trata de un esqueina binario de dos frases," ninguna de las cuales se repite. Las dos frases son temáticamente par?lelas y armónicamente diferentes, pero -tienen un esquema armónico que no es el de la forma binaria simple. La primera frase va del I al V grado, la segunda se queda en el I. Este esquema :tuvo una extraordinaria fortuna en el siglo xvm. Después de 1720 se convirtió en la forma casi invariable de las partes exteriores del aria da capo operística, y se mantuvo en vigor durante más cte medio siglo, hasta las obras maduras de Mozart; aun posteriormente e. 42 FORMAS DE SONATA pueden hallarse ejemplos de él con facilidad. Constituye la forma principal de la obertura operística, y muchos movimientos lentos están escritos también siguiendo este esquema. El nombre de «forma de aria» sería equívoco, como también el de «forma de obertura», debido a la posible confusión con la obertura francesa. Vamos a llamarlo «forma de movimiento lento»: no se trata de un término ideal, pero parece ser el mejor de los· disponibles. 1 En su versión ampliada se convierte en una forma de sonata sin la sección de desarrollo. El hecho de que la música instrumental lo-uti.lice con máxima frecuencia en los movimientos lentos y casi nunca en los primeros movimientos es significativo en el aspecto estilístico. Estamos en un buen momento para resumir las tres variedades esquema binario: Forma de minueto (de tres frases) Forma binaria simple ( de dos frases) Forma de movimiento lento A l (-V) B V (o tonalidad relativa) =11~ A-B A-B 1-v A' 1-v 43 EL ARIA <lel A o A1 fines del siglo xvu, época en que las arias seguían siendo más bien simples y cortas, esa forma se acerca a lo que he denominado forma binaria de tres frases o forma de minuete: es decir, la sección centrar pasa a la dominante, y las exteriores permanecen en la tónica. Nos hallamos .a menudo con: A Ritornello l A' 1-v Estos esquemas perduran: representan tres· maneras diferentes y relativamente estables de reinterpretar un esquema temático único, por grande que sea su envergadura, dentro de una nueva estructura armóni- ca, de resolver siP1étricamente una estructura que se mueve hacia la disonancia dentro de otra que permanece en la tónica. La variedad de estos esquemas y su flexibilidad no se oscurecen hasta que, a principios del siglo XIX, la relación clásica existente entre la tónica y la dominante empieza a debilitarse para dar lugar a un sistema más fluido y cromático. La creación y la historia de la forma de movimiento lento es contei:nporánea de la del tipo de primer movimiento (forma sonata con una sección de desarrollo); más aún, influye en la forma de primer movimiento, la-cual ~e-apropiad.e ella. ?0:r consiguiente·,. la historia de la forma de· pñm'.er · movimiento no se puede entender sin .una breve explicación de la forma de movimiento lento, que no consiste en una simplificación de su más famosa · hermana. Constituye ampliamente una creación del mismo movimiento estilístico que dio lugar al esquema que iba a convertirse en norma. Sólo en las primeras décadas del siglo XVIII el aria da capo desplazó a cualquier otra forma dentro de la ópera italiana, _y sólo entonces desapareció prácticamente la espléndida variedad de tipos de aria que habían predominado en el siglo xvn. Con esa estandarización sobreviene una expansión y una mayor estandarización del aria da capo misma. A 1. Se ha propuesto el término de «forma sonatina», pero es realmente absurdo: no conozco ninguna sonatina compuesta en esta forma, aunque sin duda existen unas pocas. Solo 1 Rittornello Solo V V A da capo RittorneHo I Solo l RitorneHo 1 Con la expanSión de esta forma, al hacerse más largas y elaboradas lás arias, -la sección exterior A se cónvíerte en una forma binaria con dos frases claramente definidas, exigidas· por una repetición del cuarteto, inicial del texto: I v-1 =111= -----B ~ Ritorne!lo Sección A sola: Solo A' Ritomello Solo Ritornello A' 1-v V 1-1 Si prescindi-mÜs de los ritornellos, resulta una forma sonata de movimiento lento (v. pp. 120 ss.). De hecho, el compositor omite con frecuencia uno. u otro de los ritorne!los, y está muy claro que las dos secciones de solo empiezan a ser concebidas como una forma independiente. (Aunq~e no se puede menospreciar la relación de las secciones orquestales, la tj:iscutiremos con la forma-de concierto.) El regreso a la tónica, si no aparece inmediatamente después de iniciarse la segunda sección de solo, se produce unOs pocos compases más tarde. Esa estructura binaria correspondiente a las secciones exteriores de un aria en ABA se convierte en una monótona norma hacia los años veinte del siglo xvm. Con esta ~Xpansíón de la sección A y el énfasis consiguiente producido· al fiil de su primera mitad sobre la dominante, el miembro central B termina por abandonar su foco sobre la dominante,. para · .moverse hacia áreas tonales de intensidad más débil, generalm~nte la reiativa :meno":r(VI) o, en Ocasiones, la tónica menor o la subdominante. Hacia 1720 .(omitiendo las secciones de encuadre orquestales apropiadas), se había producido este estereotipo, casi inevitable: A' 1-v A' 1-1 B VI A' 1-v A' 1-1 que es ahora la fórma ternaria básica descrita antes, en la que la sección B o trío proporciona un delicado contraste frente a los pilares exteriores, generalmente más robustos. Es a partir de ese punto por supuesto, de donde surge la tendencia de la sección B a tener una orquestación más ligera que las secciones _;\ (aunque pueden hallarse excepciones, cuando lo requieren las exigencias dramáticas). tl J 44 J ·:l FORMAS DE SONATA 45 EL ARIA ~~ -~¡ Un temprano ejemplo de esta forma binaria dentro del aria da capo, antes de convertirse en el esquema dominante, cuando no era- todavía más que una entre muchas posibilid_ades, puede verse en el aria «La mía · tiranna», de Eraclea de Alejandro Scarlatti, del año 1700. He aquí la sección A 1-A 2 completa: i g]j .,1 @ i ,. lo-• si 1, ) 1 1 1 'f D1:cio n .1 ,.¡ rn ~~ @ji e V ~= • V 6 +Continuo ; 6 ~ ,. ' se· lo -· .. ·- -'- . si • -. J - 6 @l s.i•a,ge•lo-si ..... _. ~ " ' -.;; Dejando aparte el pequeño motto inicial, la parte vocal se compone de dos frases, separadas por la mínima interjección· orquestal imáginable; las dos son casi idénticas~ exceptuando que una termina en la dominante y la obra en la tónica. Esa es la forma en sus primitivos comienzos, con todo el encanto que puede tener lo primitivo en manos de un compositor tan sofisticado. El desarrollo de la forma fue rápido, pero adquirió enseguida un carácter sorprendente. Si se trata de reescribir en la tónica un esquema temático que va del I al V, diríamos que lo que habría que hacer es transponer sencillamente al I todo lo que estaba en el V, asegurando que la costura no se mostrase como una adaptación de una transición convincente. Pero, alrededor de 1720, cuando esa forma empezó a aparecer con más frecuencia, aunque no inevitablemente, no fue eso lo que hizo Scarlatti. Desarrolló una técnica de gran sutileza y virtuosismo, a base de tomar una línea temática que va del I al V, para modificarla con delicadeza y armonizarla de nuevo ampliamente dentro de la tónica. No transpone la estructura temática, que conserva el contorno original, revestido ahora de un nuevo significado. He aquí el aria <<Son costante», de Marco Attilio Regolo de Alessandro Scarlatti, de 1719. Presento las dos frases vocales de la sección A escritas ·de tal manera que los compases _correspondientes están situados uno' sobre otro. El bajo y el continuo tocan únícamente en los compases 25-27 y 56-67, doblando básicamente una octava más abajo a los violines y oboes (se omiten los ritornelli). l. -- - 46 FORMAS DE SONATA 47 EL ARIA No es la melodía lo que permanece invariable sino gran parte de su perfil y su ritmo: las correspondencias, evidentes, se manifiest~n al oír su ejecución. Más sutil es Ia sección A 1""A2 del aria «Se di altri», de la ópera Griselda, del ·mismo compositor (1721): TIO,- pi1-<ke,e di con - $0r • te no, Vn. U V\a. 1 J] ' ' ' ' 4 - -~-- ~I 48 ]_ FORMAS DE SONATA 49 EL ARIA :'f j A' '-dol mToncirl ti_sde-gnar con ¡ ! .! ¡ í [fil de transferir a una estructura gran.de. Cón la enorme expansión del aria hacia mediados de siglo, se pierde gran parte de este refinamiento ( aunque nunca del todo, al constituir parte de su razón de ser el mantener al cantante dentro de ·un registro agradable y efectivo). En el curso de, J)oquísimos años, la relación existente entre las dos partes de la sección A empezó a establecerse con una mayor claridad, para terminar constituyendo unos pocos esquemas bien definidos. En Didone. abbandonata de Leonardo· Vinci, de 1726, por ejemplo, la reelaboración de A 1 ( que va de la tónica a la dominante) en A 2 ( que permanece esencia,Jmente en la tónica) es todavía relativamente libre, pero el comienzo de A 2 se efectúa ahora en tres formas simples. Con el avance del siglo, esos tres esquemas iban a conservarse y convertirse en estereotipos: $e les -emplea tanto en las formas instrumentales como en ma con A•m. las vocales y por ese motivo hay que estudiarlas detalladamente. Se trata · de los tipos siguientes: Tipo 1) A 2 empieza inmediatamente en la tónica, repitiendo los Vla. compases iniciales de A 1; «Non ha ragione», del acto I: - solo ' Tuui 6 4 1 ' ,,~ ) m,, A' .. ) il! • ..gra • to, u11 q ¡ Ccllo y continuó . : A2 n ~ "' IHn-h =:: I• 1 --- ' ..._n - 6 bs 4 b3 6 s 6 , ra • gio-ne in • gra- to, Nonh'.a ''ri::, • f\ ,Vn.h v vn . .11 Vla., I 1 Ce!Jo y continuo 14 2 6 ·1 "' Esto está mucho más cerca de la forma binaria simple: una primera frase que va de Fa mayor a Do menor tiene su paralelo- en .una doble asimétrica que regresa de La b mayor a Fa menor. La técnica utilizada aquí equivale a· una reelaboración de un motivo cuya altura permanece igual, .artiempo que es radicalmente distinto su significado armónico. Se trata aquí, naturalmente, de un efecto a pequeña escala, casi imposible r;.. . un in - gra-to. ~ l. í ~ 1 co - ~ 11b-ba~o r,:::¡ ' n _í r ••. ' - na - to 1 ¡ so FORMAS DE SONATA chi giu•rO gli EL ARIA 51 fC i 2 Tipo 2) A transporta los compases iniciales de A 1 a la dOITI:inante, para repetirlas a continua~ión en la tónica. «Son regina e son amante», del acto !: Tipo 3) A 2 transporta el comienzo de A 1 a la dominante, para volver a la tónica después de unos cuantos compases. El regreso a la tónica no coincide, sin embargo, con las primeras notas del esque~a temático, sino' con el centro del motivo inicial. «Sono intrepido nell'alma», del acto II: p A' ,, io - • la ------- 52 FORMAS DE. SONATA EL ARIA Sólo muy gradualmente, de 1720 a 1750, A 2 adquiere el carácter completo de una recapitulación, en respuesta a la ~orrespondiente evolución de A 1, que a mediados de ese siglo se reviste de muchas de las cualidades de una. exposición de sonata. Unos pocos compositores, Hiindel y Vivaldi entre ellos, utilizaron con más economía esos tres comienzos estereotipados de A 2 • En Griselda de Viva!di la mayoría de las arias del acto I están más cerca de la forma binaria instrumental de dos frases esbozada anteriormente, en cuanto a· la estructura, si no en el tipo temático; sólÓ «Alle minaccie di fiera Belua» y «Ho il cor gia lacero;>>tienen un regreso de la segunda parte de A al materjal inicial mediante el esquema que he denominado tipo 3; en el acto II, «Dai Tribunal d'Amore,, emplea el tipo 2. En las arias de Hande!, A 2 tiende a ser un desarrollo muy libre del esquema temático de A 1 Casi hasta el fin de la vida del compositor (Xerxes presenta unas formas más convencio- ' nales). Tanto eµ la ópera como en el oratorio, Handel siguió en muchos aspectos la tradición de Alessandro Scarlatti, y su estilo, como el de Bach (y el de los últimos años de Scar!atti), debe haberles parecido muy «pasado de moda» a la mayoría de sus contemporáneos italianos y alemanes. Otros· compositores, de Lotti a Graun, se sirvieron cada vez más de1os tres tipos·de comienzo de A 2 mencionados: este comienzo iba seguido generalmente por un breve desarrollo armónico 2 y un nuevo regreso a la tónica. Cuando A 2 se convierte, por último, en una recapitulación de sonata, dicho desarrollo se ve desplazado con frecuencia para convertirse en una ~ección corta que precede al retorno. Sin embargo, gran parte de la función de repetición de A 2 se evidencia a menudo desde el comienzo de la evolución en los años veinte del siglo xvm, cuando los tres esquemas disponibles para iniciar A 2 empiezan a doniinar la forma de aria. Lo que caracteriza estos tres tipos es el retorno a la tónica, ya sea inmediatamente o casi inmediatamente. Se diferencian radicalmente en este aspecto de la forma binaria de la suite de danzas descrita antes, que pospone el retorno durante gran parte de la segunda mitad, incluso cuando se repite el esquema temático de la primera. Podemos ver hasta qué punto se había estandarizado el esquema de aria hacia 1755 echando un vistazo al Montezuma de Graun, de 1755. Cada uria de las ocho arias del acto I corresponde a alguno de !os tres tipos descritos arriba (aunque la mayoría de ellos no son ya formas da capo, y omiten· el trío y las repeticiones). Además de las representantes puras de cada tipo, 3 hallamos una forma intermedia entre los tipos 2 y 3: A 1 comienza repitiendo sus dos :compases iniciales en la dominante, y A 2 se limita a invertir el procedimiento: A' El regreso a la tónica no se produce aquí hasta -la palabra «alma». En una variante de esta forma, A 2 se inicia con el comienzo, pero no en la dominante, sino en la supertó.riica (n)) para volver de un mod9 similar a la tónica en el centro del motivo inicial. «Se dalle stelle», del acto I: A' Se_ dal Je Vn.I Yn.Il Vla. Cenose1 Al. p ,..i. 53 cembnio ~ He elegido todos estos ejemplos de una misma ópera para mostrar cómo coexisten felizmente uno jilnto al otro. Esos tres tipos --es decir, 1) el regreso inmediato al primer tema en la tónica; 2) el regreso al primer tema en la tónica sólo tras haberlo tocado primero en la dominante, y 3) el regreso a la tónica en el centro del primer temaconstituyen la norma hacia los años treínta y permanecen así de manera casi monótona hasta 1775 y aun después. Esas tres técnicas pára iniciar una recapitulación en un aria aparecen asimismo en las form.as ínstrumtntales. 2, Un desarrollo corto, situ_ado inmediatamente después del comienzo de la recapitulación, constítuye también un rasgo corriente de Ias formas de sonata instrumentales de fines de los años sesenta. 3. El aria núm. 7 eS del tipo 1, las núm. 2 y mím. 4 son del tipo 2, y las núm. 3, núm. 5 Y. núm. 8 son del tipo 3. , 54 FORMAS A1 DE SONATA 55 EL ARIA Alkgro b_ .. plD _ ' ce e ¡ ' "' , w ·-·1 - - e, A A - 4Jdfü • j .;.. - ra la ÍOr•mi•da bil schie • ra in a. , Finale e, 'o ,.,. . 1- - - ¡.,, . - A - . , J,'""1"'!,~ o - - ' ,,,._ 1!; ., ' - - - ,. - - A- • A - .• - - ;,--. a ¡- '."1' - - - 1 ~ y lo emplea también en el trío de piano en Mi b mayor (primer movimiento~ H. XV: 36). Este esquema será tratado con más detalle en· un capítulo posterior (PP- 167 SS-)En la mayoría de las óperas escritas de 1730 a 1770 que conozco, esa forma estándar dé aria con sus tres tipos de comienzo de A 2 cede en uno o d(?S sitios a las demandas de la situaci.ón dramática. Después del primer acto, ya en marcha el drama, esa forma es manejada generalmente- con más libertad, ocasionalmente aparecen otras nuevas. Con el segundo acto del Montezuma de Graun, por ejemplo, las· formas, un tan.to rígidas, del primer acto empiezan a dar lugar a esquemas más sutilés y dramáticos. El coro inicial y la primera aria s~m todavía del tipo estándar, pero la segunda aria, «Noi fra perigli», tiene una sección central de desarrollo; el aria siguiente, «Erra quel nobil core», tiene material nuevo y a un tiempo mucho más rápido entre A 1 y A 2 (una sorprendente sección de trío) y lm retorno de A 2 que, igual que en el caso de muchas de las recapitulaciones de los sinfonistas de Mannheim, no se inicia hasta el quinto compás del material inicial. El aria final de este acto, «Da te impara», es lo más sorprendente de todo: la segunda parte empieza con una retransición a la tónica, y una recapitulaci0'1 en Ia tónica menor, _truco de los compositores de ópera napolitanos que volveremos a há_llar, aunque rara vez, en formas instrumentales. He aquí el comienzo de ·A 1 ( omitiendo el ritornello precedente), y el ritornello y el comienzo de A 2 : y: Se trata de un dispositivo que podemos hallar también en obras instrumentales. El último movimiento, PrestO, del tempranísimo trío de piano en Sib mayor de Haydn (Hoboken XV: 38), escrito todo lo más unos pocos años después del Montezuma, utiliza ese mismo dispositivo al comienzo de sus partes primera y segunda: . j ,_ A' D, es • ser for • le chi pil)___.av • Vez.-zo 56 FORMAS 57 EL ARIA OE SONATA El retorno a la tónica y al motivo inicial en el aria va seguido generalmente de un cambio inmediato a la subdominante, o a su relativa menor 11, y el fin de A 2 suele ser más elaborado que el de A 1 , con considerablemente. más pasajes de coloratura y una coda. Todas esas caracteríSticas aparecen también en las formas instrumentales de esa época, siendo ése.aciales para las formas de sonata posteriores. Carecería de sentido cualquier intento de asignar la prioridad en esos desarrollos al terreno. de lo vocai o al de lo ínstrurriental. A la larga, la opera buffa tuvo más influencia que la opera seria en el estilo de la segunda mitad del siglo xvm, sobre todo en la explotación de los temas contrastantes y en la manera en que la modulación de la tónica a la dominante se puso de relieve mediante interrupciones en la textura del aria buffa. Esas técnicas constituyen la excepción en la opera seria, b. anterior a los años sesenta, pero las arias de La diavo/essa de Galuppi, de 1755 («Una donna ch'apprezza il decoro», por ejemplo) las exhiben con una maestría ya totalmente convertida en algo evídente. Donde la composición de óper~s, tanto serias como cómicas, constituyó una cosa crucial para el compositor instrumental (y casi todos los compositores del siglo xv111componían óperas si ·esperaban alcanzar algún prestigio y podían hallar una corte que se las pagara) fue en la experiencia de reelaborar dramáticamente un esquema temático de grandes proporciones: la sección inicial A 1 que modulaba a la dominante tenía que ser concebida de nuevo en la tónica, y al mismo tiempo esa nueva concepción tenía que conservar el efecto dramático. Rara vez se aceptaba una simple transposición. La absorción del estíio operístico por parte de los géneros instrumen- tales puros se sitúa en la médulá misma del desarrollo de la música del siglo xvm: y a su vez, para los _años sesenta, si no antes, aquel estilo instrumental dotado 9e nuevo dramatismo iba a enriquecer el escenario operístico, haciendo posible una acción de concepción dinámica, realizable por fin con formas musicales abstractas. Hacia mediados de ese siglo, Ia resolución mediante transformación, el reescribir una exposición como recapitulación, tiene lugar en sus•máximas proporciones, sobre todo en ia ópera, más bien que en Ia sinfonía. La loniitud del aria da capo se hace enorme, tan larga, de hecho, que cada vez con más frecuencia no se requiere ya el da capo completo: en vez de un retorno•· al comienzo con una repetición completa de A 1 y A 2 , hallamos un retorno de A 2 sola: (Rit.) 1 in vi • tll. mc-gUoeil - mo • ri-rc, A1 I-V (Rit.) V A2 (Rit.) B I I Trío (Rit.) A2 I (Rit.) I me-gliof!:il mo • ri-rc. +~ (Cualquiera de estos ritornelli puede ser omitido por el compositor.) ~ Como ejemplo de la sofisticada recomposición del esquema de una -;xposíción como recapitulación, presento la hermosa aria del acto pfimero de Fetonte de Jomelli (1768) «Le mie smanie», iniciada con los últímos compases del recitativo precedente a fin de hacer inteligible el 58 FORMAS DE SONATA 59 EL ARIA conmovedor giro armónico del comienzo: el salto de un acorde de Re mayor directamente a Sib mayor. He colocado A 1 encima de A 2 a fin de indicar dónde se ha contraído y dónde se ha dilatado el esquema original. {Libia¡ vuoi ch 'io ler-g.,,;.suHe ci-glia il pian-to; J ma p,cr-chc, oh Dio! JK'f•che tu pi:lln-gi in-tan• to? ! r., col'BVª ba5sa segue subito ¡Un poco adagio 1 @! Fewnte Violines · mí - a. pi U mia gi:i non s,:í __ i v¡oi~ Cc!!o Bajos A' ¡_,__ mie ------ ~ Ah, · per Ah, pe, D. '· do• na, - ci • glio. un ci • glio ver- do n,, ci • glio, un c~o ve- -<-@: ' - t = f6L'! !9 Vnt:V 73 f f ,. - VlVNOS 30 SVW'MOd 09 62 FORMAS DE SONATA 63 EL ARIA ti - pcr-do, ti· per• do "º" • do-na, sc_un ""' ,L .<>A 17\sci piU mi-3 ¡---.......,:. non sei Tempo r¡ r.-, piti mi-a! Ah. ----..___, ... do - na! Ah, "' ~ r.-, ' ¡ "" d f ' -~ .. uou df ---~---1 2vssof d uou d ·~ ' . !J•.lltu-ud-u~p ~9 ) vrnv 1a :a:,. VJ.VNOS 30 lliU SVWliO:.:I v9 66 FORMAS DE SONATA che muo-re men • tir que-ste lu • 67 EL ARIA ci non san • no ~ chi =--- Ccllo y c:on1inuo ma ma do•vre-tJ do. vre-i? L<- mie Dr,l S<'gno El retorno se inicia con el comienzo de A 2 , y la transformación de A 1 es notable, sobre todo, en los compases 69-72 y 90-110. El compás 72 desplaza el salto de un acorde de Re mayor a Sí bmayor (V del v1 al I) del comienzo, creando el efecto de un segundo retorno después de1 primero en el compás 60. Los compases 17-24 de A 1 , en los que se introduce por primera vez el motivo orquestal que va a dominar los ritornelli, no tienen correspondencia en A 2 (es una omisión justificable, puesto que 17-24 funcionan en A 1 sobre to_do para confirmar y solidificar 68 FORMAS DE SONATA el paso a la dominante); pero A 2 introduce una prolongación que dura cuatro compases (93-96) del patético recitativo de los compases 41-42 de 1 A , y -acaso el detalle más impresionante de todosexpande el delicioso tema que aparece en 46-50 para dar lugar a una frase de expresión más profunda (compases' 100-106). El nuevo énfasis de la subdominante (una alusión continua al IV y al n) en los compases 76-88 constituye una norma.de las recapitulaciones, tanto instrumentales como vocales, a lo largo del siglo xvm. A:l iguál que la mayoría de los tríos, la sección B (desde el compás 118) tiene un carácter armónico de menor tensión ( casi ·completamente en la· relativa menor y en la subdominante), sin dejar de ser expresiva. Introduce material nuevo. La terminación de esta sección de trío en la relativa menor reintroduce el. cambio de un acorde de ·Re mayor a Sib mayor. El carácter de la transformación, compases 69-72 y 90-110, es de origen puramente operístico, con una clara relación con el recitativo. De todas maneras, este tipo de transformación tiene su contrapartida en el estilo instrumental puro. Con frecuencia· se introducía en la teCapituiación una interrupción dramática del esquema temático, a menudo hacía el comienzo. He aquí los ocho primeros compases de la exposición y los compases correspondientes de la recapitulación de la Sonata para piano en do menor de Haydn (H. 20), de 1771 (tres años después de Fetonte de Jomelli): 69 EL ARIA La sorprendente interrupción que aparece al comienzo del compás 76 le confiere a esté pasaje su tono operístico. Es una técnica que conserva su importancia durante largo tiempo: enfre sus más grandes ejemplos están los recitativos que aparecen al comienzo de la recapitulación de la sonata Tempestad (op. 31 núm. 2, primer movimiento) de Beethoven y el transformado segundo grupo de la recapitulación de su op. 11L La interrupción de la continuidad existente al comienzo de la repetición de la Sonata en do menor de Haydn sólo se deriva indirectamente de la ópera: su antepasado directo es la obra de C. P. E. Bach, quien hizo una especialídad de esas dramáticas interrupciones de la textura. El frecuente empleo de frases en recitativo en las obras instrumentales de C. P. E. Bach nos muestra, sin embargo, que su estilo no se salvó de los impactos de la ópera seria. Y la ópera seria, a su vez,- acusó su influencia: la obra de Jomelli, una vez que se situó en la corte de Stuttgart a fines de los años cincuenta, revela un tipo de _construcción motívica que se relaciona con la gran forma, de una manera que no halla fácil paralelo en la obra de sus contemporáneos· que se quedaron en Italia. En su O/impiade, de 1761, por ejemplo, el aria «So che fanciullo Amore» utiliza un motivo corto, pero sumamente característico, en terceras descendentes (con una imitación canónica) como tema inicial, que invierte a la dominarite pera constituir un segundo tema, para presentar después una rápida disminución de ese motivo como tema conclusivo. Esto constituyó un modo típico del norte de Alemania para elucidar una estructura de sonata: se contagió hacia el sur. -con gran rapidez. El intercambio entre las formas instn1mentales puras y las operísticas tuvo lugar a lo largo del siglo, constituyendo uno de los principales agentes del desarrollo estilístico. Como hemos visto, la enorme expansión del da capo condujo, afortunadamente, a una versión ligeramente abreviada que omitía la repetición de A 1: A1 I-V A2 I B A' 1 Relativamente pronto podemos hallar ejemplos de un truncamiento ulterior, la omisión de la primera ejecución de A 2 , con lo que B aparece inmediatamente después de A 1 . Esto se traduce en --- L__ 70 FORMAS A 1 Exposición B tónica-dominante tónka menor relativa menor o relativa mayor etc. 71 EL ARIA DE SONATA A 2 Recapitulación tónica La sección B, aunque situada entre una exposición y una recapitulación, puede distinguirse de una sección de desarrollo de varias maneras: por estar en un tempo distinto del de A 1 y A 2 (generalmente más lento) y tener un compás diferente, por su carácter armónico y su presentación de material nuevo de carácter más -lírico y, en general, por iniciar~e no como una continuación de fa polaridad de la exposición A 1 sino como algo nuevo y diferente, después -de un calderón. Puede haber, a veces, unos pocos compases de desarrollo entre A 1 y B, pero después entra B en forma de una interrupción. La interrupción tiene con frecuencia dimensiones sorprende"ntes, pero esto sólo nos revela la integridad de la relación existente entre A I y A 2 • U na demostración extraordinaria de esas relaciones nos la da la escena 8.· del acto II de Fetonte de Jomelli. El aria del héroe (allegretto, 2/4). «Tu parla, tu dígli», se ve interrumpida al fin de A 1 cuando trata él de marcharse y lo intercepta Libia. Sigue un _trío de más de sesenta compases (andante, 3/4), tras el cual vuelve el tempo original, para seguir finalmente la fecapitulación A 2 • La tensión dramática está simbolizada por las tensiones formales características de la forma de sonata: la armonía permanece irresoluta. hasta que se efectúa la recapitulación de la mitad inicial del aria. Son los experimentos a gran escala de este tipo los que hicieron posible la aun mayor amplitud de las formas de Mozart. Existen, resumiendo, tres versiones del aria da capo hacia los años cincuenta, todas las cuales pueden coexistir felizmente, codo con codo, en una misma ópera. Son, primero, la versión completa: relación de A I a A 2 es la de una exposición recapitulación. , ...,, ¡" , ..,;.-· ____ [J. 1 ______ 1 ' .... .í ,. y¡,,¡,-,,,.,g f ,. -'- 1 1 1 ·~ y¡,,¡,;,,e I f 1 1 f f sección central 9-e trío: 1 l la forma ligeramente abreviada, llamada a veces aria da! segno (por retornar a una señal situada al comienzo de A 2 ): pero con una a una Todas estas variantes dan paso gradualmente en los años setenta y ochenta al aria con sección de desarrollo (forma que tiene vínculos con el concierto y será tratada brevemente junto con este género); en otras palabras, el aria de capo, casi igual q~e cualquier otra cosa del s.iglo xvm, revierte gradualmente en un estilo de sonata puro. La Ascanw ín Alba (K. 111) de Mozart, de 1771, tenía todavía una forma completa da capo, la núm. 21, «Dal tuo gentil semblante», pero el compositor mismo suprimió la sección B y el da capo antes de la primera representación. <~Spiegail desio, le píume», el aria núm. 19 de esa misma obra, es un aria dal segno con la sola repetición de A 2 • Esta forma es rara en Mozart, aunque escribió todavía otro ejemplo de ella nada menos que en 1778, con núm. de K. 295, «Se al labbro mio non credi» (aria que sería insertada en Artaserse de Hasse). . El -aria con una sección central de trío aparece con más frecuencia, aunque todavía r~lativamente con poca, en Mozart. Hay una en Ascanio in Alba (núm. 16, «Ah di si nobil alma»), en la que el cambio central de . A 1 A 2 estan ' tempo es menos sorprendente, dado que las sccc10nes constituidas ya las dos por tempi contrastantes, adagio y allegro. Hay un hermoso ejemplo en ldomeneo (núm. 27, «No, la morte») de 1780, y, el año anterior, .dos seguidas en la magnífica aunque inconclusa Zaide (K. 344): núm. 13, «Tiger, wetze nur die Klauem), y núm. 14, «Ihr Machtígen seht. ungerührt». Presento las :dos primeias y más impresionantes arias de Zaide para demostrar también de qué manera la parte central de lo que era esencialmente una forma ternaria en ABA empezaba a adoptar algunas de las funciones. del estilo de sonata. Ob•~ // y la forma más corta, la forma de sonata sín desarrollo de sonata -.._. .: \ 1 ,, 1 ¡ ÍJ' ' f Esto demuestra que la forma de sonata con sección central de trío no es 'una forma híbrida -una intrusión de la forma ternaria en una sonata binaria-- sino una evolución natural. En cada uno .de estos esquemas, la ' ·i!J//)f.' Ti.g«! r,-,,fo,,«11,,· .,,.,.« "'" d;, l(,!.u. <~, CP#..Ea@ <llnr,o f '1n¡g UW • ;,,.p¡n<p< ;,p "!) '"" .1Ql P"" IP"'P' .,,,., ... ,. <tU>• "',\ 1 1 •••• 1 d _j_ 1 ~ll 1 1 ./ ' d-. 1 1 "!' JUl< ., .. '!,"•fil ,. ,. ' 57@9 •.¡23 > ''"''O')! :1u1s ,. 1 - 11! ··;., . f 1 1 ,,¡ 1 .1 1 1 1 =,, 1 1 1 1 '1 " ' -~ ·::r~f"- ,11 ' ¡ 11¡ 1 . -~ 1 ~-,. .:-· ' " 1 • > 1 ! 'l'!P--.n.u¡'•P!P dJ-dífv ~,, "1 •ljl _-:., ---- 1 1 ., 1 ,, 1 ,, ~ ..:, 1 1 1 1 1 ·-.-·. -:.;, [L vrnv '13 ' • ~- 4J <1jl ~ dJ .JJI ~ 1 l '·'P 'l'!P ."~'l''P'P 1 ,, ,,, ' ., l 1 _ ,, ' 1 " 1 l '">·Mili --,n,,¡ ---===' 1 ' "~"·'~"l'P'P ·,,n.,g ,, ~ 1 ~JI --,na,¡ 1 l..--•·· J--=::::_:,'.l~_,, . 1 ,, ~ ,ap e 1 ~ 1 l r: l ,, " 1 ---- i l!•'1•'f-"! ,~ = [.JI, " ., "'"' - .. -- " ' 1 ' 1 '! "' V.LVNOS 3G SVW'liüd Zl 74 FORMAS , DE SONATA 11 I' 11• 1' l ' o . 1 1 1 1 1 1 1 1 I' . ,ce-; J. ¡11. •«ndo .. . . ...... 11' ' ' ~ Q '"'""" . H,n vo,nfin • t< - '. - ,,.,¡. d,! 1 J. I'• --,.._ ¡. . ·•i¡ R,it ¿., Hu, vcm En-e< . ' '1 ' ' ' .,.,fondo 1' 1 1 ~,,,.« ..~<> ; ' ' 1. 1' ,, ,, ,, ,,' . 1 . ;. 1 1' . ;' ,, ,, 1' 1 ~¡> ,, ,, ,, ,, ,i11\ g< d<i•n< ' ,, '! '( U«Hndo I, • ,, ,, ,. ' H<.-.vomEn-g, ' OT•><•ndo " ,,,.,~ndo dei.n, 1,, ' J. 1' 1' 1 1 . 1 J. J. ;. ' . J. ,, !rr 'f • • 'r ! 1,, ,, ,, ' ' ,, I '' T;•g« ! ' ,, ' • . · 1f ·, .. - 1 ..... ,..,..,, 1. cruu,,,h, •••><•nd<> • ...,;.d,und «- 1 1' 1' 1 ""''""do w.,,r ,itt'•ged<i ,, e• ' ,, " ,·~ --· lf 'F 'r !'f ,,, r~· ¡t, ,,, ¡r~ ¡r~ "· ,, ,, ,, ,, ,, ,, ,, ,, ' 17 1 1' f " ' ;. ,, ¡r~ w..1! 17 <r.0<,nd<, f 1 ¡), t /' ' ' ' v Lr ' ' ' 1 1 ,,' ,¡ rl, ,, ,,' ,; ,¡ 1• -~··}. ., .. «ndo w.,,,und <r • ,i«"·t• ' ' ..• '' '' ,, !p ,,. .. _ ! / ' .. . 'r 'r' . irr 't ' 't ! • -t/41 er,o«nd<i 1' . ! .. "' <,<0«n<lo 1 ,...;.d,und«- nd <> \.,,.,, l" :. rn. 11 ,, ,, ,, ,, ,, " ' ' ¡, fp j V«•••• . . ' J. " ' " - J. ,,, ,,, '(' ¡r~ ,,, ,,, ,,, ,ri: ,, ,, ,, ,, ' . - 1 . fp j, ,, TI-su! n•ndo . ,, ,, . 1. 1 ---~-. . , ' ,, ,, ,, ¡11 75 EL ARIA . - " , i5 li =f = lh f;J:;E ¡: :9 = ,, " ,, ,, .•, - ::cto/51·;;: ::~:.,,"!-::: !~·f~.~: ~:::±:~ ff Rti;; d,o ' ' "'" ,o,,Hoo ff rr . .,.,, .... ' '•N ', Jg ... 4/4 ', et.a. "!~"' ·,pv ~ ', ' rl \J " '!! ,,_ / ', □g ,, ,. '. 1S¡p ]J:;' -~,¡ ·--1<'>,N •·"! ', " --._:__•'í >l.l!P·"·' ~ ,. ,, .,. ~' • Ll trli ,. ' J ,. ,. vrnv 13: itt Y.LVNOS 3:G SVWllOd ,. t 9L 78 FORMAS DE SONATA EL ARIA , IIIJ s 79 11 ,, != • ., ' " 1 ~, ¡ ,, .. « • m« ,, ,, ·,, • " ,, ,, ,, ''~ ,, • di• Kl>.,·<n, í,,:,,'_ dicl,,fnu'-- <-"-- dich, dich, Eml_ di<:h!. s,,., <in d,·, h ,, • • ' ' ' ' Un 1 1 1 1 1 1 1 1 " 1~ ·.:-· ··:_·.· ·:..¡ - í · :::.;;i;' a",.,µ,.' 1 i • . ,. '}-~E!N''i:,F~ :1>1; ' ' ,O.,id,. . .., Ver·Í=•<n ,.,¡ •«11 • t<-. ,.,f ,...,.«di 1 7 ·-,,----"-+;_j ,, 1 - ·,ín ,ci,t,l<j n -~ ti> • ,id>tc, V.:,• ,..,~...,n, - 1 "7 80 f.10 ªªt'!:~rt;t p ¡,¡ rv r¡, i'p r¡, rp r¡, rp w±;p; i rp rp rv . f¡, fp fp 1¡, fp lp ¡, «~""-..~" ~ . f¡, r.¡, f!, fr ~ /ji !'¡, V •-•..,do f¡, rv iv rv rv rv rv 1p rp ¡,..--...so fü f¡, f¡, und j r j rp fp f¡, ¡.. , •' ,1, ;, "' . 1 .1-fp ~ ,• ¡,}._ ., r:- dd -'~ ; 1 _ J,, j fp . •·_:~·• .t,, ,,~"*'""" 1 ..... - ;.!. . l. b1. .!.. ~!.. !. :e. 1r I rv rv l ~p rr ry rr l , -~l f¡, 1 r¡, f¡, ¡ r¡, fp J f¡, fv _l P r¡, f¡, r¡:. r1, r1, v rp 1¡, ⇒· Ti-ge,! tt r± f¡, r¡, E f¡, 1 t f¡, f¡, f¡, .... - - .. . p-;;.: - .,,.,,~,.d~ e J 1 ba. Ir v 1 _lr P_ J .,...,.-,4., t f ~f;::4 f¡, f¡, I' • .., &-_ ,,,. .. .,.,1.., g Tu,. ,ki,ne W<1t,under••• .. ••g~ lt t lt T ..-,,,;1~] f -~-- l d,•, n~- \11.,t! - ¡¡;- @'l:§ "!' n-i:,.·r! f.~!*;J-4, -J:.1f f' F'':E t'+blfr=:ffi-(f:1Ffi'F:H ~ rp- Jl, _____J , V <1'eo<..,d<> f~ f:li" f .ffl:.f,,J ~"::':pe-_ &# :-r, ---7 --:: ' if-f_gg; ReíS du Hn, ~LE:in-L-~i-d<<1Ml«-»u'·g<"J.,¡ f¡, _-::::·:,--É'-g ~:E!:EEEEI33 rv p ,,.,«. t.L fp t ,===¼ - ~ 1ª§ - r¡,. ,m•-~• -- , ··--; h_)'p -... rp ~(! 1 ,~~~-- :_===e·fp &• 1p l'm..,....&:a ,, }?h ¡~ !"Gf f¡, f¡,f¡, ,¡, . ., ..... - . 0 -~::.,--:::::::=... q._-:,-J.C::,\.=.· V :-.--:-~-~~'.;.-. :::a•-==-:'7 - fp L, !.-....r:ª:'ift!t. 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En el compás 70 las síncopas empiezan a acercarse a Ia textura, más agitada,,. de las secciones externas del aria: esas síncopas, enfatizadas' por los acentos. se hacen más frecuentes en el compás 74; del 95 al 98 nos devuelven directamente al allegro assai. La transformación parcial del delicado aunqu~ expresivo contraste de una sección de trío en una relación más dinámica respecto a _la forma entera aparece en un momento anterior de ese siglo; se hace obvia al máximo en la forma abreviada del aria da capo, como aquí, cuando et trío sigue inmediatamente después de A 1 con su oposición de tónica y dominante. Cuando el trío sigue a A 2 ( en la forma da capo total o parcialmente abreviada), se inicia después de una resolución en la tónica: no se ·halla, por lo tanto, impedida su función de centro de una forma ternaria verdadera. En la forma abreviada ocupa un lugar ambiguo: sigue a la polaridad de la tónica y la dominante, una disonancia estructural de grandes proporciones que exige, o bien una resolución inmediata, o bien una prolongación con retransición a la resolución; en otras palabras, una sección de desarrollo. El trío. en su 82 FORMAS DE SONATA forma original, no hace ninguna de estas dos cosas; sin embargo, cuando aparece por razones dramáticas, empieza por ser absorbido dentro de la estética de la sonata, y adquiere algunas de las características del desarrollo. Esto halla su análogo en obras instrumentales puras, en las que la transformación de las formas ternarias es, con frecuencia, sin· lugar a dudas, mucho más minuciosa. El ambiguo significado del trío central de una forma de sonata encuentra una expres•ón prodigiosa en el Rapto del serrallo de Mozart. de 1782. La obertura aparece en la forma que acabamos de examinar: A 1 , presto, <t,, Do mayor a Sol mayor; B, andante, 3/8, do menor; A 2 , presto, rt., una recapitulación que cambia la modulación original a Sol mayor por otra hacia la tónica, pero en el modo menor con una pa:1-sa sobre un pedal de dominante. La ópera se inicia entonces con la sección central B de la obertura en forma de aria, esta vez reconcebida en el modo mayor. El aria funciona como una resolución de la obertura, una resolución de su final inconcluso y de su sección central al .mismo tiempo. Mozart utiliza la ambigua función del trío para crear una manera extraordinaria de integrar la obertura con la escena inicial. 4 Mediante este breve y simplificadísimo esbozo de la evolución de la forma de movimiento lento (forma de sonata sin. desarrollo) en el aria y de algunos de sus contactos con otras formas, -podemos ver que no se trata de una versión abreviada ni simplificada de la forma de sonata. Podemos concluir, además, que no podemos catalogar una cosa como sección de desarrollo sencíllamente porque aparece emparedada entre una exPosición y una recapitulación. Hay que considerar antes que nada las funciones de una sección de desarrollo: hemos de empezar preguntando cómo funciona; más aún. cómo actúa. No es probable que las respuestas que recibamos sean siempre sencillas. 5. El concierto El concierto y el aria son dos formas muy emparentadas: con frecuencia son, de hechó, idénticas. Un caso extremo de esa identidad lo constituye la sinfonía cóncertante para voz e instrumenh_;:. dos ejemplos, de Moz3.rt, son la bril!ante -«Martern aller Arten» del Rapto del serrallo y el delicioso <~Etincarnatus est» de la misa en do menor; en ambas, los instrumentos solistas de la orquesta colaboran con la soprano, incluso en la cadencia. El concierto y el aria oponen el individuo contra la masa, el solo contra el tutti; esa es la esencia de ambas formas. 1 En el ·siglo xvm cambió radicalmente el _modo de organizar la alternancia de los pasajes del tutti y de los solistas; se convirtió generalmente en parte del estilo sonata. Igual que el aria, eI concierto no se limitó a convertirse pasivamente en son~ta; ayudó también a configurar las formas de sonata, contribuyendo a alguno de sus más importantes elementos. A mediados del_ siglo xvm empezó a adquirir carácter de norma el número de secciones de tutti y de solos dentro del concíerto instrumental, así como su ca.rácter armónico (podríamos decir que se racionalizó). La mitád del siglo vio et establecimiento de tres solos enmarcados por cuatro tutti o ritornelli. El primer solo ya de la tónica a la dominante,2 el segundo termina generalmente en la relativa menor y el tercero permanece todo el tiempo en la tónica: s R s I _ I--V V --·vi R 4. El sentido estilista que ha hecho posible este prodigio funciona de un modo aún más notable al comienzo de Don Giovanni: se consigue la integración tonal de la oberrura y la ópera mediante la simetría siguiente: Obertura re menor - Re mayor-,. Fa mayor (no re.suelto) Escena 1.• Fa -,. fa menor (no resuelto) (V. ROSEN, CH.: The Classical Style, Nueva York, 1,72. pp. 302-303.) Esceria 2.ª re menor R s R 1. V. TüVER, D. F.: «The Cl~ssica! ConcertO>), en Essays in Musical Analysis, vol. 3, Londres, 1936-1944. 2. He aquí un buen ejemplo de la estandarizacióp del estilo sonata. Conciertos anteriott:s, incluyendo varios de C. P. E. Bach, pueden presentar un primer solo que pasa a·ia subdominante, pero esa posibilidad parece haber desaparecido aproximadamente hacia 1770. 84 85 FORMAS DE SONATA EL CONCIERTO (Se trata de una forma cuyos mejores ejemplos son los conciertos de Johann Christian Bach.) Nos interesan aquí las relaciones existentes entre el primer ritornello y el primer solo, el carácter del segundo solo y la naturaleza de los .dispositivos de encuadre, tan. fundamentales en esta forma. La segunda mitad del siglo xvm tuvo dos ideas respecto al primer ritornello. Temática.mente siempre presentaba la mayoría, aunque no la totalidad. de las ideas principales de la obra. ¿Yen el aspecto armónico? Aquí quedaban abiertas dos posibilidades: podía contener una modulación a la dominante, o permanecer todo el tiempo en la tónica. :En otras palabras, el primer ritorneHo podía adquirir el, carácter de una exposición de sonata) o bien conservar su más antigua 'función de concierto. en la que el primer ritornello y el último eran iguales, siendo la forma más antigua esencialmente· una forma en ABA cuya B era mucho más larga y complicada que la estructura externa. Las dos soluciones eran difíciles, siendo esa la razón por la que los teóricos del siglo xvm nunca llegaron a tener .una idea perfectamente clara de ellas. 3 Ni tampoco los compositores. La conservación del carácter de enmarcación que hacía que el ritornello finar repitiese completamente el primero, se hizo cada vez más impracticable al expansionarse la forma. El ritornello inicial se hizo mayor y más sinfónico, demasiado largo y demasiado ambicioso para poder repetirlo por entero al final. Los compositores se decidieron, por lo general, por ejecutar sólo los párrafos finales del tutti inicial al final del movimiento: las porciones cadenciales servían de marco, y el primer _ritornello conservaba, por consiguiente, su cadencia final en la tónica. Era evidentemente esencial al sentido de enmarcación que la sección primera y la última no sólo terminasen con el mismo esquema temAtico sino en la mis~ ma tonalidad. La identidad de esa tonalidad es, de hecho, incluso más importante que una identidad del contenido temático: la cadencia final del primer ritornello sigue siendo gene~almente una cadencia de tónica, aun cuando utilice un esquema temático diferente del de 1a cadencia que va a concluir el movimiento. Existieron, sin embargo, experimentos hacia mediados de siglo con un ritornello inicial que terminaba en la dominante (por ejemplo, el último movimiento del Concierto en Fa mayor para cémbalo de Wagenseil), pero no tuvieron influencia. Es significativo el .hecho de que, conforme avanzaba el siglo y se articulaba cada vez más la polaridad tónica-dominante de la ,exposición de sonata> el concierto abandonó casi por completo incluso aquellos raros intentos que imitaban la exposición de sonata concluyendo la exposición orques- tal en la dominante. La cadencia de tónica no sólo se reafirmó, sino que se hizo considerablemente más enfática. El primer ritornello siguió, ·como hasta entonces, empezando y terminando en la tónica: este requisito da la impresión de constituir el centro de gravedad de la concepción dieciochesca del concierto, un aspecto de forma ternaria que nunca perdió. Pero. cuando el primer ritornello se extendió hasta alcanzar una. longitud sinfónica, no resultó sencülo el reparto de todos sus temas y motivos en la tónica. Si el comienzo y el fin necesitaban la tónica, la parte central de este tutti ·inicial parecía admitir más libertad. Era difícil, desde luego, manipular toda una sucesión de temas en la misma tonalidad sin cáer en el peligro de la monotonía. Casi toda la música del .siglo. xvm -más bien al principio que después-- va a la dominante. Y así empezó a aparecer el ritornello como exposición de sonata; en_ él, el segundo grupo de temas cambia a la dominante, para' después -y ahí estaba el «problema»-- retornar para concluir en la · tónica antes de la exposición del solo. El patente .deseo de simetría; de conseguir que tanto la sección primera como la segunda del tutti terminasen idénticamente en la tónica, creó aquel problema. Un ritornello inicial compuesto totalmente en la tónica, sin ninguna. modulación --como ocurría en la forma antigua del concierto--, implica que va a ocurrir algo, creando una expectativa ele acción. Como contras'te, un ritornello que empieza en I, cambia a V para retornar después firmemente al I tras haber resuelto cualquier disonancia y tensión posible, constituye una acción consumada. Hay que recordar que la cadencia en la tónica del ttitti inicial tiene que ser lo suficientemente elaborada para servir de fin a la pieza entera. Por lo tanto, su aparición al final de la primera sección resuelve cualquier polaridad y tensión armónica que hubiera podido producirse ya, y las resuelve demasiado aprisa dada la amplitud de la pieza: el establecimiento de una oposición de tónica y dominante hace que cualquier ímpresiorrante serie de cadencias en la tónica que la sigan, aparezcan como una resolución completa, en un momento aún demasiado temprano de la obra. Cuando se repite la exposición de una sinfonía o sonata, el retorno a la tónica en los compases iniciales puede ser interesante, pero nunca puede resultar elaborado: siempre. resulta inmediato, átono, e incluso, en el mejor de los casos, superficial. Esa es la razón de que el ritornello inicial, pese a su gran atractivo, nunca echara grandes raíces como exposición de sonata. Sin embargo, siguió -siendo siempre una posibilidad. Mozart lo utilizó en unas cuantas ocasiones (principalmente en el Concierto para piano en Mib mayor, K. 449), y por Jo demás conservó la antigua concepcíón,4 consistente en mantenerse en la tónica a lo largo del tutti inicial. También Beethoven regresó a la antigua forma en sus conciertos para piano cuarto y quinto, 3. V~ase el excelente artículo de STEVENS, JANE R.: «Theme, Harmony, and Texture in Classic-Romantic Description of Concerto First-Movement Form», JAMS 27 (1974), pp. 24-60, que describe de qué modo la teoría del siglo XVIII inventó las nociones básicas de la forma de concierto, añadiendo luego una demostración de la pobreza de la mayor parte de esa teoría después de 1800. 4. El .K 466 inicia la modulación, para abandonarla regresando al área de tónica. después de dos compases. 86 FORMAS DE SONATA EL CONCIERTO 87 guardando en ambas obras la primera modulación plenamente establecida hasta la exposición del solo. 5 No es de nuestra incumbencia comentar aquí cómo Mozart y Beethoven lograron animar una sección tan larga compuesta por entero en la tónica, aunque mencionaremos como excepción la más ingeniosa de sus soluciones: la rápida modulación del tema, que no establece ninguna de las tonalidades que toca, con lo que nunca ataca la autoridad de la tónica, limitándose a dar simplemente una vívida sonoridad cromática~ El cierre del tutti inicial sobre la tónica, corno vemos, no sólo determina la configuración de conjunto de su sección primera~ sino que de"termina además la estructura significativa del concierto ( como también la del aria, a 1a que se aplica lo que acabamos de decir): sitúa 1a modulación dramática en los dominios del solista, separa firmemente al ritornello de la sección inicial del solo, y proporciona un marco muy definido. Incluso cuando la entrada del solo en Mozart y Beethoven produce •un efecto especial al interrumpir a la orquesta, lo que interrumpe en realidad es una cadencia en la tónica. 6 Al comienz9 del primer solo del Kéichel 450 de Mozart, la orquesta termina su elaborada cadencia un compás después de la entrada del piano: [¡j) En efecto, el estilo del concierto es particularmente rico en cadencias aparentemente finales: Mozart emplea por lo general una serie de ellas al final del prímer tutti. Las necesitará después:_ una para seguir al primer solo, como predecesora de la cadenza, y por lo menos dos más, la que sigue a .la caQtsnza y la que termina el movírniento en gran estilo. Cuando un Mozart quinceañero arregló varias sonatas de Johann Christian Bach como conciertos, tuvo que empezar por transformar la exposición de sohata en un ritornello. Hizo tres cosas: eliminó la modulación a la dom:inante, transportando el segundo grupo a la tónica; cortó parte del segundo grupo, a fin de permitir al solista que dispusiese de algún material nuevo de su propiedad, y, por último, añadió algo más de material cadencial al final. _Estos ·fres puntos siguieron siendo algo esencial en la concepción de Mozart del collcierto hasta el fin de su vida. El estilo de sonata de Christian Bach se· veía ya profundamente influido por las texturas del concierto, pero eso no· constituía todavía suficiente cadencia para Mozatt. Para convertir la Sonata en Mib mayor, op. V, núm. 4, de Christian Bach en un concierto (K. 107), Mozart añaQ.ió al primer tema la siguiente y elaborada cadencia: 5. Los dos primeros conciertos de Beethqven tíenen unaS exposiciones orquestales iniciales que modulan, y regresan a la tónica, con una págifla final que se utiliza también a! fin del último movimiento. En el tercero, Beethoven abandona la terminación simétrica, componiendo una coda para piano y orquesta en vez del ritorne!lo final: e! ritorneUo inicial cambia enfáticamente a! III para r:egresar enseguida con el mismo énfasis al l. 6. El K. 467 parece ser una e:,;cepción, pero la orquesta se interrumpe sólo después de una cadencia tan decisiva que se repite al terminar el movimiento: en otras palabras, d ritorne!lo concluye de hecho vario¡; compases antes de la entrada del solo. 88 FORMAS DE SONATA i2l 89 EL CONCIERTO ~ Vn.I \ni • ' 7 • 5 7 • 5 cosa que volvió a emplear después _para concluir el movimiento. En su arreglo en forma de concierto, de la Sonata de piano de J. C. Bach en Re mayor, op. V, núm. 2, Mozart articuló la forma existente al añadirle el acompañamiento orquestal. Las partes nuevas se añadieron por lo general un poco a la ligera. Si nos fijamos en los pocos sitios donde la orquestación es densa,. veremos que son aquellos puntos estructurales de una forma de sonata que Mozart consideró necesario poner de relieve. Después del ritomello inicial, son los siguientes: l. La semicadencia sobre el v· del V antes de la introducción del segundo grupo. 2. La cadencia sobre el V al fin de la exposición. 3. La cadencia sobre la relativa menor (vt) al final del desarrollo (es la cadencia más generalizada de la sección de desarrollo en el siglo xvm). 4. La semicadencia sobre el V ocho compases después, al final de la retransición, antes del retomo del tema principal en el l. 5. Orquestación sólo moderadamente densa del final de la recapitulación del primer grupo, cadencia sobre el l. 6. Cadencia en 614 del I grado, cómo introducción de la cadenza. 7. Final ritornello. • 5 • 6 5 que volvió a emplear después para introducir la cadenza. Al .final del ritornello, y tras una minuciosa- recomposición del segundo grupo en la tónica, añadió: A aquel compositor de quince años de edad le fue sumamente fácil poner de relieve esas articulaciones, debido a que la textura del concierto había sido adoptada ya ~esde muchó antes como medio de clarificar la forma en la música de cámara y sinfónica. La imitación de la alternancia· del tutti y el solo se ha convertido en una norma en toda la música de cualquier género de fines del siglo xvuL El material cadencial contrastante de carácter orquestal fue crucial para la evolución de las formas de sonata: les permitió extenderse, articuló los puntos estructurales importantes y definió los contornos. Se (,:~~~~~~~---,._, 90 FORMAS DE SONATA EL (;ONCIERTO deriva no de la m\Jsica sinfónica o de cámara, sino del concierto y el aria: fue impregnando gradualmente los estilos sinfónico y de cámara. Otra formf·de material cadencia! importante para la evolución de las formas de sonata se deriva también del concierto y el aria; no es orquestal sino individual (tanto instrumental como vocal): el virtuosismo cadencia!, las escalas, floreos y trinos que señalan el final de una sección de solo. He aquí !os ocho primeros compases y los nueve últimos de la parte de primer violín en la exposición de Cuarteto en Sol mayor, op. 17 núm. 5 de Haydn, para mostrar la diferencia existente en cuanto a textura: ~n todas sus obras por la técnica del concie.rto que resulta deffiasíado fácil hallar ejemplos de su manera de articular la forma de una sonata con este tipo de pasajes virtuosísticos: el extendido gesto cadencial constituía para ellos una segunda naturaleza. Y fue conservado por compositores posteriores: a. PRIMEROS 8 COMPASES Los saltos descendentes a Re y después ascendentes en dos octavas en el compás 31 coi:istituyen una pura imitación de los que gustaban dar tas sopranos del siglo xvm, ansiosas de exhibir: la amplitud de su registro y que prodigara tanto el cantante que era Mozart cuando escribió la parte de Fiordiligi. He preferido presentar Un ejemplo .de Haydn y no uno de Mozart o de Christian Bach, porque estos dos últimos están tan influidos 91 92 FORMAS DE SONATA 93 EL CONCIERTO segundo del Concierto en Sib mayor. K. 238 de Mozart, de 1776; el momento anterior a la modulación es puesto de relieve por la orquesta en los compases 45-:.47. y la modulación misma recibe una confirmación orques_tal en el compás 54: " Ob . . .• Co, -- - . PI ...---.........1 yli¡, El final de la expos1c10n del opus 53 de Beethoven nos múestra el virtuosismo, e! trino con resolución y la serie de cadencias ·derivadas del estilo del concierto. La alternancia del solo y el tutti en el concierto y e1 aria hace que la articulación de esas formas sea profundamente. distinta de la de las demás formas contemporáneas. Esa diferencia se nos revela en su aspecto más sorprendente si observamos las maneras características de hacer resaltar el final de una exposición. En un cuarteto,· sinfonía o sonata del siglo xvm, el final de la exposición.está casi siempre ~eñalado con un silencio ([a música cesa durante un momento, breve y medido); en el concierto, el final de la exposición se lanza directamente y sin solución de continuidad dentro de una textura nueva. el comienzo del segundo ritornello. No hay interrupción alguna entre la cadencia del solo y la entrada de la orquesta entera. Es obvio que se trata de procedimientos equivalentes: lo im•portante es que el final de la exposición se vea rematado por una ínterrupción de la textura. La equívalencia puede demostrarse fácilmente. El final· de la exposición no es otra cosa que el último punto estructural susceptible de articulación en la primera mitad de una forma de sonata, y hay que poner de relieve antes de ella el camb-io a la dominante. En el-primer solo de un concierto ese momento suele verse precedido por una breve interrupción de la orquesta, forte, y la modulación es seguida pot otra in-· terrupción. Veamos ahora el final del primer gíupo y la transición al V> 1 1 L ¡.- .-1- ... -.;.. v,• - - - v, OI,. ·-· ,,, - -- (f) f fp /p .,,, .,,, fp fp .... ..:: fp Vd fp .r,, ,.,,7 ~ ' " ,, 1 ' ::-~•· ••"' ~--- - - ' .. 94 FORMAS .. DE SONATA EL CONCIERTO 95 '• "" . , 1 ' .. .,,..---,,, ,,, ·t·• V ~ -· ' _,__- ..... --" _¡ .., •{11· ' lp ,. lp :! ,. ,, ' - - - - • 11· v,, lp i v, ... - - - 11 ••' ' t Vd . . - . Cor. Vla. -- En el concierto, se emplea la alternancia del solo y el tutti para articular la sonata. técnica que a su vez se ve adoptada e imitada en la música sinfónica y ·cte cámara. Sin embargo, el final de la exposición en el aria y el concierto sufre una ambigüedad ineludible que surge del carácter propio de un marco interno: ¿la entrada del tutti acaba la exposición o ínicia el desarrollo? No se trata de una sutileza terrpinológica, puesto que hay nada menos que dos maneras de iniciar el segundo ritornello, una que apunta hacia adelante. y otra que lo hace hacia atrás: puede comenzar con el terna inicial o con el párrafo conclusivo del primer tutti. ejecutado ahora en la dominante. La primera constituye la tradición más antigua, y da a cada uno de los ritorneili un comienzo simétrico. Mozart emplea esta forma · sólo una vez en sus conciertos para piano, .,.=m el_ K. 415; en los demás utiliza la forma más moderna:, y el tutti en .ese mome·nto VueiVe a tocar o bien los temas conclusivos del ,primer ritornello o el fihal del primer grupo ( en el K. 459 el tutti se inicia no con el primer tema, sino con una variante del miSm(? en la exposición del solo). Iniciar el segundo ritornello con el primer tema en la dominante implica un nuevo comienzo: cuando, por otro lado, la orquesta entra con los temas conclusivos (la técnica más moderna, desarrollada en los años sesenta), redondea Ia exposición del solo. En ese caso, sin. embargo, se esperaría una cadencia firme sobre la dominante. Si se quita esa cadencia, reaparece la ambigüedad; el aparente acabado constituía, d~spués de todo, un nuevo comienzo, un comienzo puesto de relieve por el cambio del solo a la textura orquestal. Podemos ver cómo .Mozart redondea la exposición del solo en la mayoría de sus conciertos (K. 414. 96 FORMAS DE SONATA K. 491, etc.), y Beethoven en sus dos primeros; pero Mozart juega con esa ambigüedad en los K. 488 y K. 595 y convierte el acabado en el K. 450 en un nuevo comienzo, recogiendo la última frase del segundo ritomello con la entrada del segundo solo: "'•' .,,-, ,..--;,., , "-' ,.. . . " -.:- 1 : , 'J.:-':.... ·~ "=-- 'k-:-.. ' . 7 ~ ,. ·~... 1 •. 1 ·~... "'. ,. . ,. i ., ..,_ . ''=- m . - ,: ., ,, 97 EL CONCIERTO .. !• "- 1 f--··---1"' - • "_ ... _. ~ ' - 1 ,~ 1 l'----+' - ,,. = _,¡_ .!..~-~ .,_ 1!. ' He aquí, aplicada al concierto, una técnica sonata derivada de la sinfonía y el cuarteto, perfeccionada sobre todo por Haydn: el desarrollo se inicia reelaborando la última frase de la exposición, lo que permite salvar la interrupción surgida entre las dos secciones. El particular carácter del segundo ritornello -transición entre dos secciones de solo, final y nuevo comienzo al mismo tiempo--- explica la evolución de la forma de sonata sin desarrollo como forma básica de aria. Podríamos decir, simplificando al -máximo las cosas, que una 98 FORMAS DE SONATA seccton de desarrollo pospone la resolución por. un momento, y que la fo·rma de aria no necesitaba esto en absoluto. puesto que el segundo tutti orquestal pospone ya el retorno a la tónica. La mayoría de las secciones de desarrollo ,Pe las obras instrumentales cómpuestas en la forma temprana de sonata tienden a empezar con el primer tema en la dominante; esto lo hace también en el aria el segundo ritornello. He dejado para este momento la consideración del papel de las secciones orquestales del· aria, dado que la forma del concierto constituye una ayúda necesaria para elucidar este punto. . í El esquema hallado con más frecuencia en el aria entr~ 1730 y 1760 es este: (R R1 A Solol A elaborada R2 A Solo2 A elaborada I I-V V I = ritornel\o y A esquema temático + coda 99 í-.L CONCIERTO "R3 A B I VI + da capo con el tema inicial y los temas cadenciales} en el que el solo 2 puede f:mpezar con una breve retransición del V al I, sólo que alcanzando el I enseguida y· reelaborando el esquema del solo 1. Una sección de desarrollo prolonga la polaridad de la exposición prolongando la tensión de la dominante, por caminos que van más allá de una presentación banal del primer tema en la dominante. Esta función tiene un cumplimiento admirable med~a~te el segundo ritornello. No puede abarcar, sin embargo, las demás características típicas de la sección de desarrollo: el desarrollo temático ~n sí, la fragmentación del motivo, la modulación secuencial, y la retransición. La función de la Tetransición se vio asumida a menudo por los compases iniciales de la siguiente sección de solo, pero en lo que respecta a las demás funciones, un compositor de ópera que las necesitase por motivos dramáticos se veía obligado a resolverlas de alguna otra manera: a veces en la sección B, expediente poco satisfactorio, o dentro de una verdadera sección de desarrollo. Por ese motivo, aparecen cada vez con mayor frecuencia en los años cincuenta y setenta del siglo xvm arias con una sección separada de solo entre A 1 y A 2, especialmente cuando se abandona la forma da capo. _De todas maneras, el aria de dos partes, con o sin sección B y da capo, sigÚe constituyendo la forma normal hasta la década de los setenta, momento en el que el aria con sección de desarrollo o «aria sonata» se convierte en una formidable rival. Tal vez sería una mejor denominación de esta forma la de <<ariade concíerto>>, pueSto que los dos son esencialmente idénticos en ese momento. El aria se ve de hecho intensamente influida por el concierto en lo que respecta al segundo solo, y por ello debemos detenernos a examinar ese punto con mucha brevedad, teniendo particularmente en cuenta que la secc,_,:, de desarro~ llo de la sonata instrumental no escapa tampoco, a su vez, de. la influencia de la forma de concierto. El segundo solo de un concierto puede iniciarse con el tema principal ejecutado en la dominante; pero, con no menor frecuencia hará algo completamente distinto: empezar con un material nuevo, un tema de carácter expresivo que no haya aparecido todavía ni en el ritornello ni en el primer solo. La presentación de material enteramente nuevo destaca igualmente en el aria de concierto, particularmente aI evolucionar ésta después de· 1770:·. hay muchas de esas secciones «de desarrollo» que carecen totalmente de un desarrollo temático del material procedente de la exposición. Con todo, esta forma no se puede confundir con un aria con trío central, como la que hemos tomado de Zaide (pp. 71 ss.). Las secciones centrales de arias tales como «Se il tuo duo!)} o «Fuor del mar» · (núms. 10 y 12 de ldomeneo)·funcionan corrio-secciones de desarrollo en cualquier sentido, exceptuando el teffiático: en cuanto a estructura armónica, ritmo armónico y textura, constituyen auténticos desarroUOs. Prolongan, es más, incrementan la tensión de la exposición, y preparan el-retorno. Presento aquí el segundo ritornello, segundo solo, y el tercer ritornello de «Fuor del mar»; se trata de un sitio tan bueno como cualquiera para exhibir los aspectos no temáticos de un desarrollo: .F'it:_ ro 1Y11 _ mr:.1 100 FORMAS DE SONATA dim _ rm.'a[ _ ·me_ ,ú,~ 101 EL CONCIERTO Fuordel 11111r/rcnmmm· :te_ 110~ La sección de solo contiene material congruente con el de· la exposición, aunque en ningún momento se le puede identificar con ningún motivo anterior (para ahorrar espado no presento la exposición, por lo que el lector deberá fiarse de mi palabra o bien ver por su parte el aria entera, lo que de seguro le dará un gran placer). La textura -fragmentación, secuencias armónicas, _modulación de gran amplitud- es la del desarrollo de sonata. Y no sólo es en el aria operística donde Mozart escribe una sección de desarrollo ·con material enteramente nuevo, sino también en sonatas para piano como la K. 238 en Sol mayor y la K. 330 en Do mayor: sus desarrollos contienen material que no hace ninguna alusión directa a la exposicióri, aunque casan muy bien con lo que sonó antes. La Sonata en Fa maydr, K. 332, tiene una auténtica sección de desarrollo temático, sección cjue se inicia con un tema nuevo: Esto casa bien con el tema inicial: :r: 102 103 FORMAS DE SONATA EL CONCIERTO pero se trata de un asunto de decoro: uno no se transforma en el otro, aunque tengan ciertas semejanzas en cuanto a contorno y ritmo armónico. Esta práctica se deriva inconfundiblemente de la forma de concierto. El segundo solo de un concierto contiene generalmente una buena cantidad de figuraciones arpegiadas al modo rapsódica (del tipo que empleara todavía Beethoven al comienzo del desarrollo del Concierto para piano en Do mayor y que se haría más dinámico en el Emperador). Presentaré aquí un ejemplo sorprendentemente falto de inspiración de esta técnica, tomado del Concierto en Fa mayor de Wagenseil, mencionado y~ en la página 84: sobre el que el clavecinista o el pianista debería improvis?r una textura interesante e impresionante. El continuo cambio de la armonía y el aire de improvisación de ese tipo de pasajes adquirieron importancia para el estilo de sonata en la música para piano solo e incluso en los cuartetos. Presento entero el segundo solo del Concierto en Si b mayor de J. C. Bach (op. XIII, núm. 4) publicado en 1777 como ejemplo de esta esencial parte de :una estructura de concierto, para que se puedan apreciar más fácilmente las diferencias y semejanzas de un segundo solo y de un desarrollo_ de sonata, y añado unas cuantas citas de la exposición y de la recapitulación para hacer inteligible el solo central. L! primer movimiento tiene un tema principal, con un comienzo al unísono y wia graciosa respuesta: Un terna posterior del primer ritornello (que se mantien~ todo el tiempo en la tónica) no _aparece nunca en el primer solo: Cuerdas @. .... /;f. y sigue por el estilo durante una docena más o menos de compases. La conducción de las voces de los compases 45-47 es tan infame que uno creería ver en ella un error de imprenta, pero ni siquiera su corrección serviría de mucho. Es de suponer que el ejecutante no tuviese que repetir la figuración inicial literalmente, sino variarla: las armonías, por s[ mismas bastante interesantes, constituyen solamente un esqueleto (Un terna que ªPc!_fece en la expos1c1on orquestal pero no en la exposición del solo, para ser tomado por el piano más adelante en la obra, constituye un rlispositivo que Mozart adoptaría varias veces: por ejemplo, en el Concierto en Do mayor, K. 503.) Sin embargo, el piano tiene un segundo tema de su propiedad: 104 FORMAS DE SONATA EL CONCIERTO 105 Reconocemos este procedimiento como oriundo del aria y volveremos a hallarlo en el cuarteto, la sinfonía y la sonata. El segundo solo del aria (en lo que denominé tipo 2) ejecuta el tema principaI en la dominante, repitiéndolo acto seguido en la tónica: este esquema induce tanto al hábito que J. C. Bach lo hace aquí con su nuevo tema. (Más adelante discutiremos brevemente este retorno a la tónica en la segunda frase del seguido de considerable cantidad de brillantes pasajes. todavía otro tema después de una cadencia decisiva: Y aparece seguido de ulterior brillantez. Tras un floreo final, vuelve a entrar la orquesta, y el segundo ritornello transporta a la dominante los cuatro compases iniciales y el tema conclllsivo del primer ritornello, estableciendo una gran cesura entre ambos. El segundo solo se inicia con un precioso tema nuevo: (solo) fiTñl~• .._ . "_~º ~,:m1;s;l; :-1, ::J ......_ .-.., á',..-;::¡ e-.... :l:s.::S: 4-.J..,L .. - :a:..... rfrfrfiflt Orquesta que repite inmediatamente solo en la tónica: desarrollo.) Hay que observar, sin embargo, la siguiente anomalía: el aria tiene dos secciones de solo; el concierto, tres; y el retorno a la tónica tan rápidamente después del comienzo de una sección nos parecería más adecuado para una sección final que para una central o ~<dedesarrollo». Pero no existe hasta ahí ningún desarrollo en este concierto de J. C. Bach. El retorno a la tónJca es segu~do por la sección normal de arpegiado, menos anodino que en el caso de Wagenseil (aunque el cambio al acorde de tónica en 6/4 del compás 123 es bastante desmañado): 106 FORMAS DE SONATA EL CONCIERTO 107 El desarrollo no es de naturaleza temática, aunque es armónico y de textura en sus modulaciones secuenciales y en su veloz ritmo armónico. Esos arpegios cohtienen la esperada modulación al VI (sol menor), aunque no hay cadencia. La llegada al V y la preparación del I traen este tema en el piano: Se trata del segundo tema del primer ritornello, el que se había omitido en el primer solo. Era de esperar su reaparición posterior en una sección de solo: la costumbre de Mozart, sin embargo (en el K. 450 y el K. 453), era de repetirlo en el tercer solo. J. C. Bach es testigo de una interesante 108 FORMAS DE SONATA EL CONCIERTO posibilidad del estilo sonata: el empleo de parte de la exposición tocada esta vez en la tónica a fin de preparar el regreso del tema principal en la tónica; en Otras palabras, parte de lo que debería ser la recapittilación se desplaza para ser empleada en forma de retral1sición. Esto lleva el segundo solo a una cadencia. El tercer ritorrtello y eltercer sqlo se combinan, costumbre que podemos hallar ya muChos años antes. El tercer solo, en efecto, es tradícionalmente aquel que presenta más interrupciones por parte de la orquesta. D. F. Tovey observó que en Mozart la recapitulación de los conciertos constituye una fusión de las exposiciones orquestales y de solo: aunque este principio empieza a funcionar ya mucho antes de Mozart. En el tercer solo de J. C. Bach sobresale un pasaje, la reprise del comienzo del segundo grupo (véase el original, citado en la página 104); es tratado con un refinamiento extraordinario: Este pasaje exhibe el giro tradicional a la subdominante cerca del comienzo de la recapitulación, explotando también la íntima relación existente entre el modo menor y la subdominante, y sacando a la luz con gran habilidad su poder expresivo latente. El movimiento termina con un regreso a los compases iniciales. Esto fue también, sin duda, otro legado de la técnica de concierto al estilo de sonata. La terminación de una sinfonía o una sonata con el primer tema en forte constituyó una_ costumbre demasiado común para que yo cite ejemplos: si el lector no logra recordar ninguno, puede divertirse buscándolos (los hallará con facilidad). La aparición de una recapitulación en orden invertido ( es decir, el segundo grupo y el primer tema solamente al final) constituye una rara variante de esta técnica. Podemos hallarla ocasionalmente en Haydn: existe un ejemplo magnífico en la Sinfonía en Do mayor, K. 338, de Mozart, y otro, fácilmente accesible para los pianistas, en la Sonata de piano en Re mayor, K. 311, en los que el orde.n de recapitúlación es el siguiente: «segundo» tema, do~ primeros temas conclusivos, tema inicial, pequeña coda, tema conclusivo final. El «segundo» tema es desde Juego un solo, el tema principal aparece en estilo orquestal y la coda (véase este ejemplo) constituye una explosión de virtuosismo co.ntertista. 109 La relación existente entre el concierto y la sonata es recíproca. La sonata es menos una fo~ma o serie de formas que un modo de concebir y dramatizar ·1a articulación de las formas: el concierto es un tipo especial de articulación. Tocante a algunas técnicas de articulación, el estilo sonata está en deuda directa con el concierto. Y, a su vez, las articulaciones de la forma de concierto se ven transformadas por el estilo de sonata, que las ordena y equilibra, confiriéndoles, además, un nuevo poder. 6. Las formas de sonata Ese método .de articular y dramatizar una variedad de antiguas formas que llam8.mos nosotros estilo de sonata dio origen, a su vez, a una nueva serie de formas, igualmente variadas. Si ordenamos esas formas de acuerdo con la intensidad expresiva de las estructuras ( es decir, la importancia de la polarización de la tónica y la dominante, el grado en que se ve realzada ésta, el modo con que se logra la resolución) nos encontramos .con que caen, grosso modo, dentro de cuatro tipos, que se corresponden bastante bien con aquel de los movimientos de sonata que en s,u conjunto los emplea con más frecuencia: el primero, el segundo, el minuete o el final. Las formas de ½osprimeros movimientos son las de estructura más dramática; las que encontramos con más frecuencia en los finales (como la rondó sonata, por ejemplo) son las de organización más libre, viéndose la polaridad de la tónica y la dominante erosionada desde. muy pronto en la pieza. La forma de alegro de sonata o de primer rnoviiniento puede ser empleada en cualquier sitio, pero las demás formas aparecen en su mayor parte en aquel movimiento de sonata a .que las asigno a continuación, y sólo muy rara vez en el movimiento inicial. Esas fo_rmas intercambian .elementos entre sí,. pudiendo los esquemas característicos de ·una de ellas arrojar luz sobre otra: los finales, por ejemplo, ilustran la idea de la recapitulación, al ser análoga en ambas la concepción estilística de un final. La clasificación siguiente no está pensada como una lista de formas independientes sino como un espectro. l. Forma sonata de primer movimiento. Puede constituir la serie de formas más complicada y de más férrea organización, debido a la tendencia de fines del siglo xvm a concentrar el máximo peso en el movimiento inicial, que; por lo mismo, requería la estructura más elaborada y dramática de todas. Este es el esquema que amplía, más allá que ningún otro la polari:.ación de la armonía, el material temático y la textura. 112 FORMAS DE SONATA LAS FORMAS DE SONATA 113 En la forma de primer movimiento existen dos secciones. Cualquiera de las dos puede repetirse, pero rara vez lo hace la segunda si la primera no lo ha hecho. Los compases iniciales establecen un tempo riguroso, una tónica, un material temático caracteristico y una textura como marcos de referencia. Se crea entre esos marcos la polarización de la tónica y la dominante, reforzada enseguida por la discontinuidad de l_atextura (colocación de las cadencias, cambios de ritmo, dinámicas) y prolongada más 9 menos hasta alcanzar su resolución final. Para comprender la estructura de cualquier movimiento en sí, tenemos que preguntarnos dónde se producen las interrupciones de la textura y cómo se hallan coqrdinadas con }a forma armónica a gran escala y con el orden témático. Esa es, expuesta un poco menos estrictamente, la posición del teórico del siglo xvm, que preguntaba, sobre todo, dónde y cómo estaban situadas las cadencias. En la sonata las cadencias se ven reforzadas por una brev_e pausa, unos ·cambios súbitos del ritmo armónico o por la apa~ición de un tema nu~vo. El orden temático constituye esencialmente un. aspecto _de la textura: la aparición de un tema nuevo ( o la reaparición de uno ya utilizado) señala una clara ruptura de la textura cuando el tema· se presenta claramente definido y es de fácil memorización; la llegada de un tema impone un punto estructural, constituye un acontecimiento~ un momento de articulación. La coordinación de la armonía, la textura y el esquema temático definen dramáticamente cada punto estructural como una interrupción del flujo superficial de la música. Cuando esos elementos estáh desfasados, cosa que ocurrirá con frecuencia en 1a:s manos de· un compositor sofisticado, ello es generalmente puesto de relieve en el estilo de sonata, de tal manera que la aparente falta de coordinación constituye po.r sí misma un efecto dramático: como cuanilo una recapitulación de Haydn se cuela en medio de una frase, o cuando Beethoven inicia la recapitulación de su opus 111 antes de que la armonía se haya resuelto en el I: 1!211 íi _j_ La recapitulación empieza aquí en medio de la secuencia en el compás 90: la armonía no se resuelve hasta el último tiempo del 91, repitiéndose el tema inmediatamente para confirmar el cambio. En la primera de las dos secciones de la forma de primer movimiento (la exposicióri), ·se dan tres «aconteci.inientos»: hemos de poner de relieve el último de ellos y uno de los dos ¡,rimeros (o los dos). Se trata de: a) el movirriiento de alejamiento de la tónka; b) el establecimiento de la dominante (por ejemplo, una semicadencia enfática sobre el V deI V); e) la confirmación de la modulación mediante una cadencia auténtica sobre el V. En las obras de principios del siglo xvm los dos primeros acontecimientos rara vez se ven puestos de relieve por la textura, mientras el último es retenido lo más posible hasta el final de la sección: en la sonata, en cambio, la semicadencia sobre el V del V va seguida de u;· tema, nuevo o ya usado," y de un cambio en el movimiento rítmico. En el siglo xvm se emplearon vari3.s maneras de organizar una exposición, según cómo y cuándo tenía lugar el paso al V, y qué aspectos había que poner más de relieve. Cuando los tres acontecimientos aparecen resaltados por interrupciones de la textura, nos hallamos con la forma estándar del siglo XIX, en la que el Primer Grupo la Transición, el Segundo Grupo y el Tema c6nclusivo constituyen, sin excepción, unas secciones nítidamente identificables. Esta forma es realmente rara en el siglo xvrn, cuando el giro a la dominante se inicia a menudo sin ruptura alguna respecto del enunciado o del contraenunciado, y el tema conclusivo puede sér un simple apéndice del segundo grupo: en este caso, tenemos una exposición en. dos partes: A a) Enunciado del primer grupo que conduce a que la b) modulación termine en una ruptura enfática. B a) Un segundo grupo, redondeado por uno o más b) temas cadenciales enfáticos. Sin embargo, según ha apuntado J. P. Larsen, Haydn prefirió con frecuencia una organización tripartita. Y la alcanza a veces mediante una dramática enfatización de los acontecimientos primero y tercero, y una absorción del segundo dentro del flujo del" desarrollo motívico. Esto ocurre particularmente en los movimientos llamados monotemáticós (aunque incluso en ellos puede convertir Haydn la reaparición del primer tema en la dominante en todo un «aconteci!Jliento»). ro-,;-----·~·--~-.,.-~,__,;-~¡ _;j.:,r1~:t•.-1>:::1Lr;, ci',~; /.~-.rt.;,:;,-;r,1: FORMAS 118 119 LAS FORMAS DE SONATA DE SONATA • ·~ " ., ,. ! .~ . -. l)¡¡ \ ) ( 1 .. '/ . ' ·~" -- ª~· __ f 1 - 1 .._ -.. - ' ,, et ·.=-1 1 1 1 r ~ - 1 . .. 1 .. .. ' .... ,.....··-·····.r•-c...o· A 1 ,, - 1.r - p u fi d l ~1 1 ,, : 1 1 f P_--._ ;:;, :~1:'f tQ f ,11 f .r f --~~~:,;r --= pP ¡,: p .i;, ..e. ~J} l!;-=.::--.~1.·~-.,-..: ____ , I' 1 J, fi ,, ,, más se pospone el_regreso a la tónica (es decir, c.uanto más larga es la sección de desarrollo), mayor es la tensión estructllral de la obra y, por consiguiente,. mayor es la necesidad de que la resolución --es decir, la recapitulació~ sea exter..sa. . _ La- tensión se.mantiene mediante la armonía, los tem~s y la textura: la ·armOnía puéde · moverse rápidamente a través de las áreas de las tonalidades de dominante y subdomiilante, sin establecer ninguna de ellas durante mucho tiempo; los temas pueden fragmentarse y combinarse de- nuevas maneras y con nuevos motivos; y el ritmo de la sección de · de'sairOllo es, en generi:il, más agitado; los períodos, menos regulares, y el cambio de la armonía, más rápido y fre_cuente. La resolución no podría producirse sin el regreso de alguna parte de la primera mitad, y exige, .por lo general, UQ.a nueva ejecución de todos los temas importantes o memorables que no ."se hayan visto todavía afirmados en la tónica. La estructura temática, en un último a~álisis, no se subordina a la armonía ni a l_atextura en el estilo de sonata del siglo xvm (en contra de lo que afirman algunos hoy en día), aunque tampoco las domina como !legó a hacerlo muy al principio del siglo xrx. ------- 120 --- FORMAS DE SONATA LAS FORMAS DE SONATA Poco después det regreso a la_tónica, hay con frecuencia una sección secundaria de desarrollo, que puede ser bastante extensa y contiene casi siempre una referencia_ a la_ subdominante: la «sección secunP,aria de desarrollo» utiliza técnicas de desarrollo armónico y motívico, no para prolongar la tensión de la exposiCión, sino para: reforzar la resolución sobre la tónica. los movimientos lentos, pero Cimarosa la empleó en sonatas de un solo movimiento a fines de ese siglo. Esa forma es también común en extremo en las oberturas de ópera, pudiendo .hallarse ejemplos excelentes tanto en el ldomeneo como en Las Bodas de Fígaro de Mozart, asf como en la mayoría de las oberturas de Rossini, en la obertura Waverly de Berlioz, y en otras partes. N<i debemos confundir la retransición entre la exposición y la recapitulación con :una sección de desarrollo corta. _El primer movimiento de la gran Sonata para violín y piano en Sol mayor, K. 379, de Mozart, por ejemplo, tiene un desarrollo anormalmente condensado, pero auténtico: 2. Forma de movimiento lento. Si no existe una sección de cte:sarrollo, ni siquiera unos pocos compases de transición, la ténsión se reduce al mínimo, dando por resultado una estructura menos dnamática. (Se puede conservar dentro de la recapitulación la sección de desarrollo secundaria.) En esta forma, que favorece una expresión más líriéá, existe generalmente una cadencia auténtica sobre la tónica al final del primer grupo: después se introduce simplemente la dominante~ sin modulación, y a menudo confirmada sólo por una referencia a su modo menor. Cualquiera de los puntos estructurales que se prestan a la dramatización puede verse, con frecuencia, omitido, con poquísim_o proThlema en esta forma. El regreso al tema inicial del movimiento lento del Cuarteto de cuerdas en Re mayor, K. 575 de Mozart es lo más simple que se puede imaginar; he aquí el último compás de A 1 , la transición, y los dos primeros compases de A 2 : 121 .,, p p ,......._" Acaso por su interés por el aria hizo Mozart un mayor uso de esta forma en la música instrumental que .otros compositores. 2 No se repiten las dos secciones de esta forma, A 1 y A 2 (exposición y recapitulación): hemos discutido antes (véase el capítulo 4) la derivación de la forma de segundo movimiento a •partir del aria y no olvidemos que las dos secciones del aria fueron originalmente una (se fue ,haciendo binaria lentamente sólo alrededor de 1720). La ausens;ia de una de las fuerzas principales de la tensión dramática, la prolongación de la polarización en la sección de desarrollo, hace a .esta forma idónea para 2. Además del K. 575, Mozart lo empleó también en los ·movimientos le'ntos de los cuartetos de cuerda.K. 387 en Sol mayor, K. 458 en Sib mayor, K. 465 en Do mayor, Y K. 589 en Sib mayor. _El desarrollo se reduce aquí a unos pocos compases, pero es de todas maneras una forma de primer movimiento: ·no sólo desarrolla el tema conclusivo ( el motivo del piano) sino que prolonga, de un modo admirable, la tensión armónica. Además, se repiten tanto la exposición como el desarrbllo/teéapitula~ión, y en esto se distingue de una forma de movimiento lento. Por otra parte, dentro de una forma de movhp.iento lento, la sección de desarrollo secundario, que aparece poco después del comienzo de la recapitulación, puede ganar importancia y evitar que la segunda parte constituya una repetición temática demasiado literal de la primera. La función del desarrollo secundario, como he dicho, estriba en reafirmar la tónica cambiando a un área de subdominante,3 pero el desarrollo 3. Véanse, más adelante, las páginas 304.308. 122 LAS FORMAS FORMAS DE SONATA rnotívico puede ser, a menudo, intensamente d~amático. Ese desarrollo secundario, como modula siempre (por brevemente que sea) y se refiere a tonalidades de la subdomin.ante, puede utilizar algo del material del puente o de un pasaje modulante de la exposición, aunque esto no constituye en manera alguna una regla general. En el movimiento lento del Cuarteto en Do mayor, K. 465 (Cuarteto de las disonancias), de Moz8.rt, existe una notable expansión del puente a base de un desarrollo secundario. He aquí la modulación de la tónica a la dominante én la exposición: " ~ : p -, f . f ~ ,,... ,o • f .. p..__;;,¿ • ..., " ~ 1 ~··· .. ~ ,- ' - / p ~ <:.:.:.. ' - . - - ~ .'·.· ~,[¡t,; ~ >¡~~- - ~ " ' - -~ - ... ---~-"'~''."e ... - -- - cce,;<:~nd.o te~ - -1!:--- • • , a,;,. r ~"- ..· \HI .·, -=- : e~ p . ------ p f .. ,- :" .:_;:._,- • do f -- . - ,•·¡_: - ~ !! .;:'l:_ . ~·.lt.'."'.--··• -_ • ,¡.,- f p - ' '" ,.-,\ =;t''j:ccj_~. ' Estos trece compases (13-25) se extienden hasta constituir dieciocho (57-74), con lo.que resultan más conmovedores la armonía y el contorno melódico: ,~- p p . m. ~ do -~do . 11cen • m -"' . • f do .,..--.. ',... - ,,... . ·&<:<in " e~· m• ~ . . +>~e ,' ~·.i< "' ~ - , stcn .e_ . . "' f ·.• -··· . ~'" • 67 1 • ~·· +~:i.. ·•·. ..-. :----;.,;1., ij~w. p ,. 17 ~ ~ ere ~ f ~ p p r - p p • ' - p .-:;;-;. " p p '-----* ; . p ~ '§ ~ f f ·' . ,, " ,, - -~~ " "" -~ ,_ - !.-::-:--:---.... f 123 DE SONATA scen - . ,;cen f ' ~ do - " do r f - - 124 FORMAS DE SONATA 125 LAS FORMAS DE SONATA Es uno de los pasajes más impresionantes de este cuarteto. Empieza cambiando inmediatamente a la subdominante y después al' 11 en el compás 61: el cromatismo implica un regreso a. Fa mayor a través del modo menor. Cuando es elaborado, como aquí, el desarrollo sécundario produce un segundo regreso a la tónica en la recapitulación, o ¡al menos !a ilusión de un regreso_ (crea el acontecimiento armónico donde de otra manera no habría más que una resolución de uil esquema temático en una sola tonalidad). De ese modo, la reaparición del segundo tema se pone de relieve, tal como lo hizo en la exposición. Hay varios ejemplos de forma de movimiento lento en los cuartetos de Haydn: los terceros movimientos de los op. 9, -núm 3, de 1769, op. 17, núm. 3, de 1771, op. 17, núm. 5 (con un maravilloso pasaje en recitativo tanto en A; como en A 2 como segundo grupo entre el tema -primero y el conclusivo), op. 33, núm. 3, de 1781, y un bello ejemplo de, 1797, el segundo movimiento del op. 76, núm. 4, cuya recapitulación se inicia en· la tónica menor (una técnica casi obsoleta para entonces). Tqda esta sección está reconcebida de tal manera que -se produzca un desarrollo p temático extraordinario dentro de una estructura armónica de resolución clarísima, un desarrollo secundario predispuesto -a favor de la subdominante: 50 f > FJN DE LA EXPOSICIÓN TRANSICIÓN A -_;:__..,- ~ :w .:!.........___ --· ,:::; RECAPITULACIÓN e,._ -~- . -~r !%1 't li !1 ·~ ~- ~ ,::::: ===- 40 El final de la exposición está en el compás 30, seguido por cuatro compases de retransición a la tónica: lo que sigue a continuación no abandona nunca la tonalidad de Mi~ y a partir del compás 43 manda el modo mayor. Haydn emplea también la forma de segundo movimiento en el movimiento denominado «ensueño»· del Cuarteto op. 60, núm. 5, de 1785, y también en el op. 50, núm. 2. Beethoven la emplea, entre otros sitios, en el segundo movimiento de la Sinfonía núm. 4, y de un modo sorpresivo en extremo en el segundo movimiento ( que no es lento) del Cuarteto en do# menor, op. 131. Mozart emplea 1a forma de ·mó_vimiento lento con tempi alternativos en dos sonatas de violín (la K. 303 y la K: 306, ambas de 1778). Hallamos en ellas esta forma, como caso excepcional, en el primer movímientó, y lo justifican los dramáticos cambios de los tempi. El plano tonal de la K. 303 es como sigue: Adagio 1-v --=--- Molto allegro V Adagio l Molto allegro 1 terminando el primer adagio con una semicadencia sobre el V del V. Este esquema de alternancia de tempi se deriva de la ópera buffa. 126 FORMAS DE SONATA LAS FORMAS Existe una variante de la forma de m-ovimiento lento que podríamos llamar forma rondó de movimiento lento. Podemos hallarla en el tercer movimiento del Cuarteto op. 33, núm. 4, en Sí~ mayor de Haydn, de 1781, y en el segundo movimiento de la Sonata para piano en Re mayor, K. 311, de Mozart, de 1777. En esta forma vanante el pnmer tema regresa RI-final: A I B V A B A I I I ~.,,.e~ ?' ..-- .·.=- p • DE SONATA 127 ? ="" La característica principal de todos los ejemplos y variantes de~la fon_na de Segundo movimiento· es Compartida _de hec~~ porel rondo: el giro inmediato a la resolución al final de la expos1c1on. 3. La forma sonata de minueto aparece en dos partes pe_ro en tres (grandes) frases o períodos: las frases segunda .Ytercera va~ ,Juntas. En otras palabras, la do~le bar:a est~ situada ~l ~mal d~ la pnmera ~rase. que p_uede tener una cadencia o bien en la t?mca o. bien en la do~mante. La segunda frase o bien establece o bien exhen~e. la dommante. desarrollándola muy brevemente para regresar a la tornea. La tercera frase effipieza en la tónica y resuelve o bien. recapitula. Cuand~ la forma aparece agrandada y la primera frase se extiende en gran me~1da, ~orno ocurre muy a fines de siglo, ese esquema se funde ensegmda con la forma de primer movimiento. La retransición de la frase segunda a la tercera puede confiarse a una frase intermedia corta. pero tenemos siempre una estructura de tres períodos absolutamente clara. Puede verse extehdida por una coda o por repeticiones interiores, pero no. suele quedar en duda casi nunca la relación de éstas con la estructura básica de ttes períodos. (Se emplean a veces. como tríos, minuc;:to_sen dos !rases, siendo excepcionales. en otros casos: una de es~s excepciones esta -en el minueto de la Sonata para piano, op. 31, núm. 3 de Beethoven.) Beethoven, que extendió la forma de minueto más allá de lo que lo hiciera ningú·n otro compositor, siguió escribiendo los ejemplos ~ás sencillos. y claros. He aquí .la A/la danza tedesca del .opus 130, que cito con el objeto de pte:s"entar esta forma en su est<!do · mas puro: == - ¡, .__:_ -=-~-- La sonata de minueto es conservadora, siendo evidente su derivación de la forma binaria de tres frases de principios del siglo xvm. Las tres frases no tienen por qué ser exactamente iguales (aunque suelen serlo), pero deben guardar equilibrio entre sí y mostrar unos contornos definidos sin equ_ivocación. A pesar del aspecto conservador, e incluso reaccionario, de Su forma, hay que clasificarlo con las form:is de sonata debido a que las- relaciones existentes entre los tres períodos, al menos hacia los años setenta del siglo xvm, se conciben en los términos del estilo de sonata. Constituye, sin embargo, la más corta de todas estas formas de sonata, así como la más estereotipada, y es útil como comparación: dentro de una forma en miniatura destacan en altorrelieve ciertos detalles estilísticos que no pueden reducirse tanto como la forma entera en sí. La relativa brevedad de la mayoría de los minuetes explica también una anomalía: que exista tan poca diferencia en el hecho de que el primer período t~nga una cadencia sobre el I o sobre el V. Esta forma es rigurosamente binaria: el primer período aparece sólo antes de 1a doble barra y se repite; los períodos segundo y tercero juntos forman la segunda unidad-, repetida a su vez. Si la estructura armónica fue para el siglo xvm tan importante como sospediamos, la cadencia de la primera parte de una forma binaria debe haber pesado muchísimo. El primer período de un minuete puede tener una cadencia sobre el I, una cadencia débil sobre-el V (todavía en 1~ tónica}, o una cadencia fuerte sobre el V (después de una modulación a la dominante). En los minuetes de las últimas seis sinfonías de Haydn, por ejemplo, el primer período de las núms: 99, 101 y 102 se cierra con una modulación a! V, el de la núm. 103 con una semicadencia sobre el V y el de las núms. 100 y 128 fORMA!i OE SONATA LAS FORMAS. DE SONATA ,, •• 104, con una cadencia fuerte -sobre la· tónica:. Los primeros períodos con modulación al V son más largos y algo más elaborados que los otros. pero eso no cambia de ninguna manera notable ni el caráct~r ni las proporciones relativas de ta forma. El motivo dé ello resi.de en la gran amplitud de la modulación en el estilo de sonata y en la brev'.·edad del minuete: el primer período' sólo puede ser bas~ante largo como para definir la tónica y hacer una modulación. pero no lo suficientemente largo- para confirmar la oposición de las tonalidades, o para dclrle a esa oposición la solidez y masa suficientes para que tenga alguna consecuen- 129 ,. •z 'Z fi j, cia, tarea que es encomendada •. «en consecuencia,,, al segundo período. Tal es la esencia de la forma de sonata de minuete y ·su interés reside exac_tamente en este impar atributo: el segundo· período, tras la doble barra y enlazado siempre con el tercer período. crea generalmente parte de la polaridad de la tónica y la dominante, necesaria para el compositor de finales del siglo xvm, o produce modulaciones secundarias que incrementan la tensión del movimiento de alejamiento de la tónica; puede actuar como un segundo· grupo. o como una sección de dC.sarrollo, o incluso como ambas cosas a la vez. En la forma ·de primer movimi.ento. la modulación de la .exposición recibe su potencia de la íongitud del segundo grupo, mientras que los cambios armónicos del desarrollo, por sorprendentes y audaces que_ sean, carecen en absoluto de esa solidez. En Ja forma de minuete, el movimiento armónico del segundo período (después de la doble barra) tiene-a menudo una fuerza muy superior a todo lo que haya podido precederlo. Si el primer período termina sobre el I, el segundo cambiará con la mayor probabilidad al V y preparará el regreso al l. Si el primer período termina sobre el V, el segundo o lo continuará o dará un salto a un área tonal remota. En uno y otro caso el efecto principal de oposición es creado sobre la línea de doble barra. El minueto·del Cuarteto en Do mayor, op. 74, núm. 1, de Haydn, ejecuta una broma muy ingeniosa con la cadencia del primer :período: Haydn hace como que va hasta el 1, para girar entonces repentinamente al V. Después de una sección regular de ocho compases con cadencia sobre el I, el cambio al V es repentino. así como endeble en s~ aspecto armónico; sólo se hace convincente gracias a Ja repetida acentuación de las síncopas: r ¡; :r. ,. ✓.• ,, fi. ~ ,. ✓.• ,.,, .. -- ,1~ ,, --· ,.~ 11 ¡p 11":. ' - ~ f,,~ ~ l)'µ •• r.. . .~ -- "-"" ~·-. .. ~- - '-· . 130 FORMAS DE SONATA LAS FORMAS .• Trio u: PRJMER PERIODO 1 111 <t. 1!~ . . - " • ~:~ dQ f .11,.... ~ a-. • f, f• 4 ¡;. ;,: f> 2 ~ e \!e e~ e~I• .-.. 1 1 1 1 1 1 1 l., .,.-... 1re .......... f!~ 1 ' • le ~ e !t.. •• ·~·¡ ·e§! le,) s. - ~ 11 J _ 1 .. --1=~- .,, 1 , do SCCN 1 ' 8 i:,·c . 1 ' 1 l~l DE SONATA fi• ';{'~ h ;, f, ji :. \.. , , fa 60 ~ ! Jz fa 11" . ~ ·"!' .. • Fi11c ' -Í" r 1 ! ""·i: .. 1 ~~ .. 1 11 1 1.. 1 1 1 1 1 1 1 forma tan breve. En el compás 40 alcanzamos _elpunto de la recapitula- ci()¡.1en que Ia exposición se desviaba hacia el v·: aquí ha situado Haydn la :;ección de desarrollo secundario, el cambio" dé regreso a la tónica a través de la región de la subdominante. En un movimiento realmente breve (período primero, 14 compases; período segundo, 17), ocupa esa fase tanto espacio (6 compases), que la cosa exige casi un segundo regreso completo. Y se inicia, en consecuencia, en el compás 49. ];:sto. extiende cOnsiderablemente el tercer períodp,_haciénd9lo exactam~nte el doble de largo que el :prirnero. La técnica y fa ubicación de la expansión no son esencialmente diferentes de las empleadas en la forma de primer movimiento, pero la relación existente entre la exposición y la recapitulación- entra de golpe por el oído al ser los períodos tan cortos. Los periodos segundo y tercero de los minuetes de Haydn suelen vers.e alargados por codas, añadidas por lo general con pocas pretensiones de continuidad. Los períodos están clai-3mente definidos, y nos damos cuenta enseguida de cuándo han terminado: las repeticiones y codas son obviamente suplementarias. Ahí reside una de las fuentes del sublime ingenio que rezuma el trío del minuete de su Sinfonía núm. 85: la coda del ·segundo período no sólo es demasiado larga (¡la coda es dos veces más larga que el período mismo!), sino más que demasiado larga ( está ahí precisamente para hacernos esperar): 1 . - 1 1 I_ 1 1 1 - • 1· CCT 1 M "' SEGUNDO PERIODO El segundo período cambia audazmente al remoto Lab para iniciar una sección secuencial de desarrollo que regresa a la tónica. El tercer período, la recapitulacíón, emp_ieza en el compás 32 y demuestra lo muchísimo que el detalle estructural a pequeña escala resalta en una 1 .. " --: fi. - fl .- ·- 1 1".ll ,· l. [, 1 ' .. 1 1 1 1 ... ~~L. 1 1 1 1 - f -· -·-. ···-·- - . 1 1 1 ,_ . ..,,. 1. 1 , 1 1 - {,,,. f . - .,. J -. - ., . -·· 1 - 1 1 1 '· ·' 1 1 -·· :.,____ l'1l \1;,n, ,,,. -· 1 1 1 11 i CODA DEL SEGUNDO PER10D0 -~, --·-:;;_-=:-· - .. ,- ~ 1 1 1 - 1 1 1 1 1 1 - 1:l.c.___.,;!_. ~ 1· 1 ~ 1 - : '1' __J - ... F.- 1 1 1 ~ro __ 1 1 132 FORMAS DE SONATA LAS FORMAS l,jJ .~,:...-- -~ , ~-- ;;¡¡;J. - .. f§I - . '-"" lm.,¡ f ~ - ' . ! ' ·10 -- f" ·- ~ f 15 f INSERCIÓN "' _,,,_ _ _j " -~ n ,. c.,i,•• 1 TERCER PERIODO ··,- ;1 e,¡= - •'':.. .,!"::f:.E:l:li.-E::.:E:l:r •.,_1.'. '!• rf<~~ .- .•- ....l'_f~ lu-l!-J$4Al.,-,.,.,.t,,J¡,.l'_.l'J'.._ .-;;.- [@ . • <!!C1/ ,- ~-- ¡M .. 5 ..,__...,,. - ~'!" -1-" SEGUNDO PERIODO ~ ~ ¡J!' =+"-1=+.c;--i-= ... - ,, ' ,~- ¡_.• ==-·- 16= - t::--:r.-_•...:.....j.:::::..=- . }' di. J._.1!'..:f!:..2-2. - = 1•-~1-~ 11• @¡l, 133 PRIMER PERIODO -~ ~k,~ DE SONATA ·f.,-,¡...r.p.. - •..... ·------ ,:'i:r,r:::::='-ff ::-..:. t; :ji.--k"c·é':'~±'-H.:-s=2JB-,'_ ·;"_ fi.:tl r.,, ª"'~ ·"----"---"' --~ --4!- ·'+' _,. ~- :;-_"t.~'=='ft""""-";'-' • "-J:7:'i· >n', "'E . :.Y· ·:.-!ió·10·:$ -·+··· ====,~·:t=~ ~-1,-- -. ?.< 20 J Él - ..- _.., 1,.___.., ' D.t;, ' " . -, ,,.-<,.~<l!~ -~ . - 1 -~ ''---' - .. • 1 :ro 11"<; U• ~< TERCER PERÍODO Esa coda es, por supuesto, una retransición; y n.o es que, en realidad hiciera falta, pero resulta deliciosa debido a lo absurdamente gratuita que es. Esto es estilo sonata puro; el significado se debe a la técnica de la articulación, al j_uego con la estructura .. Una expansión de la forma de minueto de muy otra naturaleza aparece en el trío del minuete del Cuarteto Emperador, op. 76, núm. 3, de Haydn: (/IJ -- -- ·- ---- - . ·- -· -· . ·-·· - -- 134 FORMAS LAS FORMAS DE SONATA DE SONATA Esa extensión es una simple inserción. El período 2 alcanza del compás 9 al 20; el período 3, del 37 al final (compás 44). Entre ellos (compases 21 al 36) hay una forma binaria simple en el modo mayor, dos frases casi perfectamente simétricas, con una semicadencia sobre el V sustituida Por el I, enriquecida la segunda frase por imitación. Al final de la inserción, el tercer período recoge la frase inicial del trío como si no hubiese pasado nada. La absoluta simplicidad encubre el hecho de que se trata de una de las estructuras más sofisticadas de toda la música de cámara del siglo xvm. La mágica calidad del modo mayor en que está esa insercfón rnara-.·iJiosa se debe en parte a que es extraño a la forma; carece de preparación ( exceptuando el misterioso calderón situado al final del período 2) y de efecto sobre la forma en sí, que continúa su curso corno si no hubiesen existido nunca esos compases: podríamos ir dd compás 20 al 37 y nó saber jamás que habíamos omitido algo. Las dos pequeñas frases en modo mayor sólo podrían haber sido insertadas en ese punto, pero no alteran la estrllctura: Haydn utiliza el contraste de mayor y menor como expresión pura. Esa es la razón de que nos suene a Schubcrt, quien iba a redescubrir en sus lieder la alternancia no estruetural, puramente expresiva, de los modos mayor·y menor; y más ade~ lante, en su grandioso Cuarteto en Sol mayor, continuaría haciendo de esa alternancia el principal elemento estructural de una forma de sonata. 4. La forma de movimiento final de sonata tiene una organización más holgada y tiende, por esa misma holgura, a una resolución de la tensión. Lo esencial aquí es una gran claridad y un gran ajuste del ritmo y del fraseo, y genenilmente un énfasis sobre la subdominante, así como un amplio uso de la tónica equivalente al énfasis similar de una recapitulación. Si co_mparamos los comienzos de los movimientos primero y último de la Quinta Sinfonía de Beethoven. tendremos delante un modelo de la diferencia de fraseo y de énfasis sobre la tónica que fueron necesarios para lograr el firme sentido de conclusión indispensable en el final. Igual que en la forma de movimiento lento, el primer tema, queda redondeado· por lo geti._eral··por una cadencia auténtic_a. sobre· la-1:ónica, y no avanza directamente hacia un·a· modulaéíón. La ajustada estructura del fraseo, que aísla a cada tema, se presta muy especialmente para la forma de rondó. Los rondós se definen tanto por el carácter de sus temas como por su estructura. Técnicamente, un rondó de sonata es simplemente una forma de primer movimiento en la que se restablece el tema completamente. entre el segundo grupo y la sección de desarrollo, para volver a hacerlo al final: A 1 B V A e A B A 1 Des. I 1 1 Pero no cada tema puede recibir este tipo de tratami'ento. Un tema de rondó por regla general constituye en sí mismo una forma comple.ta. 135 ya sea una forma binaria en dos frases como en el caso del rondó de la Sonata para piano K. 309, de Mozart: o bien una forma en tres frases, como en el del último movimiento del opus 90 de Beethoven: Ntcht zu gs>•-·nw!nd und sehr slnghtlr vorg-etr.a.~en CM!lfttRG:,.:: ©~ --= 136 FORMAS DE SONATA LAS FORMAS 137 DE SONATA i?:::J:az1r:::rt::1 en el tema de Beethoven: hay cadencias de tónica al final de la mayoría ;¡:¡ i~Cl:rr, :r:, I~,, '.mIZZl:fuíl ® - 1 . • - de las frases (compases 4, 8, 16, 24, 28 y 32), y los demás puntos del fraseo periódico en cuatro .compases terminan en el IV (compases 12 y 20). Esta concentración sobre la tónica y la subdominante es un rasgo propio, tanto de la recapitulación como del fina[ en general. La relación del rondó de sonata clásico con los rondós de Philip Emanuel Bach (esencialmente fantasías modulantes en las que el tema principal reaparece en diferentes tonalidades) es demasiado compleja para que la abordemos de lleno aquí. La derivación a partir del rondó de comienzos del siglo xvm (básicamente una extensión de la forma ternaria ABACA) es lo suficientemente obvia. De todas maneras, habrá que hacer unas cuantas puntualizaciones que nos ayudarán a entender el final a últimos del siglo xvm. Existe uria forma de rondó que debe clasificarse como rondó ·de sonata aunque carezca de desarrollo. El rondó de Mozart que aparece citado antes (p. 135) está en esa forma. Tiene muchos temas, y cada uno de ellos los he señalado con una letra: .Ci,t,1·:z1::1a:121:S ~ ;~ ~ ==~ ·~ ~,, -----------1:11,11111:1:,m:1::::±l' ! ; e:!,!tlt!:J.:J;.r: Regl"eso del tema Exposición AB CDEF A r 1-vvvvv ® - El tema del rondó no sólo es completo en sí mismo, sino que dentro de ese tema los distintos elementos aparecen aislados y repetidos constantemente. Las dos mitades del tema de Mozart son idénticas durante varios compases, y los tres primeros compases del de Beethoven se tt>can sin cambio alguno (excepto un salto de registro y una pequeña variación al final, los compases 28-29) cuatro veces dentro del tema; más, aún, el tema entero reaparece cuatro veces en ese movimiento, y los compases iniciales se repiten por última vez hacía el fin. Tenemos tiempo abundante. para familiarizarnos con la melodía: el rondó constituye evidentemente una forma pausada, incluso cuando el tempo es· rápido. (Nos parecería, paradójicamente., que las melodías dotadas de más cantidad de repetición interior se prestan más fácilmente a ser repetidas sin cambio y sin desarrollo.) Es notable el énfasis que hay sobre_ la tónica I Episodio en la subdominante ~ecapitulación inve!"tida Coda ~ ~ ~ D I G IV IV CDEAF CBA 1 I 1 I 1 I 1 I Este esquema sólo parece complicado debido a que Mozart emplea tantos temas: en la práctica es muy sencillo. El rondó de Mozart tiene, por lo general, una recapitulación invertida: ejecuta primero el segundo grupo, después el pririler tema, y después el tema conclusivo. La forma del K. 309 constituye una exposición y. una recapitulación invertida que enmarcan un regreso del tema principal y un episodio nuevo en la subdominante. Esta forma puede ir combinada con una sección de desarrollo, y lo hace así el final del Quinteto con viola en sol menor, K. 516: Exposición Regreso A B,C D A 1 I V V I Episodio Desarrollo en la subdominante E IV Recapitulación inve¡-tida - CDAB I I f I En el primer grupo hay dos temas completamente separados y elaborados, y sólo el primero de ellos regresa después de la exposición. A la exposición sigue el episodio en la subdominante; la recapitulación· se efectú·a de nuevo a su vez en otden inverso. Por lo tanto para Mozart, el rondó de sonata no constituye una forma fija: puede tener DIJ.a sección de desarrollo, o un episodio en la subdominante, o ambas cosas (o ninguna de ellas): el final de la Sinfonía concertante para violín y viola, K. 364, de 1779, constituye claramente ,-· I B:,::",:e,,..,., •=l= ~~- ..-!.,,., ,f}, .. =<l~,_.,,,_ 138 FORMAS DE SONATA LAS FORMAS DE SONATA un rondó por su carácter, sin desarrollo ni episodio central en la subdominante ni en ninguna otra tonalidad, pero la recapitulación empieza en la subdominante. Esos elementos aparecen ordenados todavía de otra manera diferente en el final del Quinteto con viola en Do mayor, K. 515. Se trata también de un rondó, con un tema simétricamente regular que reaparece a menudo a lo largo del movimiento. Su forma se aproxima a la del movimiento lento o a la de aria de ·sonata. Expongo a continuación los paralelismos existentes entre la exposición y la r~capitulación: Primer grupo Puente Segundo grupo Retransicióo Temas Exposición condusivos ¡ ~ A Compásc 1 1 ~ B 58 e 74 D 103 1 V V Desarrollo Primer grupo ~ Recapi• tu!ación (A I y A 2 l A 212 B 267 1 I son diferentes A' E 137 V 168 V 284 IV variaciones Coda Temas conclusivos ~ ~ Des. 296 IV 205 V Segundo grupo ~---~ sec. sobre el IV e F 185 e A' E F 332 D 357 393 424 441 I 1 1 1 I A' 466-538 (Fin) I del tema inicial.) La sección de desarrollo, maravillosamente elaborada, está situada en el punto donde un desarrollo secundario podría estar en forma de primer movimiento o de movimiento lento, y tiene el carácter armónico del desarrollo secundario en una recapitulación, regresando a la tónica a través de Ia subdominante: .. .,-, .. "" - ,¡c:;¡:- 139 140 FORMAS DE SONATA LAS FORMAS WEI [lliJ .. ~-· ~ r DE SONATA 141 El estilo de este movimiento es, sin embargo, el de un rondó, y !a 1 variante A del tema principal que aparece en el segu_ndo grupo es muy similar al tema principal en sí. Analizar su estructura como un rondó de sonata tradicional sólo ·serviría para oscurecer el funcionamiento del desarrollo dentro del conjunto del movimiento. Se desplaza desde la tónica a ·través del área de la subdominante para regresar a la tónica y funciona exactamente_ igual que los pasajes de desarrollo hallados a menudo en las recapitulaciones. Analizándolo como una forma de movimiento lento es como mejor nos revela ese aspecto, y hemos llamado la atención ya antes acerca de un empleo similar de esta forma en el estilo de rondó en e! final del. Cuarteto en Mib mayor, K. 428. Es cont_ra esé ·fondo_ como mejor podemos entender la famosa repetición del último movimiento de la Sonata Appassionata, op. 57 ~ de, Beethoven, que parece haber dejado perplejos a tantos críticos y a · tantos pianistas. Sólo se repite la segunda mitad de lo que parece ser una forma regular de ·primer movimiento. La segunda mitad, sin embargo, empieza con el tema principal ejecutado en la subdominante, seguida de un tema nuevo en la subdominante. Se trata del familiar episodio en la subdominante de un rondó final. La repetición de la segunda parte realza el carácter. de rondó de la forma al poner de relieve, no la oposición tónica-dominante, sino la subdominante y la repetición del tema principal. Estos ejempJoS individuales pueden ayudarnos a explicar el porqué de la génesis final del rondó de sonata. Lo que contaba en el final era las grandes proporciones de las áreas de tónica, el énfasis sobre la subdominante y una construcción episódica, distendida ·por lo general, todo lo cual era compatible con una estética de sonata. Algunos de los elementos más característicos del rondó de sonata --el acabado tema principal simétrico ,con. una cadencia cbinpleta sobre la tónica, el énfasis centrado en la subdominante ( a menudo con un tema gue hace sólo su aparición en esa área), la distendida _construcción articulada aunque con unas soldaduras claramente marcadasaparecen con fr~cuencia en finales que no están hechos en la.forma de rondó. El episodio central en la subdominante constituye un buen ejemplo: hallamos un .tema nuevo en la subdominante en el centro de los movimientos finales del Cuarteto en La mayor, K. 464, de Mozart y en su Sonata de piano en Fa mayor, K. 332, sin ser rondó ninguno de ellos. He aquí el episodio correspondiente al K. 332: 142 FORMAS DE SONATA LAS FORMAS La reapanc1on del scherzo en el movimiento final de la Quinta Sinfonía de Beethoven es un. sofisticado ejemplo de este fenómeno (la tónica menor está en el área de la subdominante 4 y se emplea asimismo en el cent_ro de finales en rondó, por ejemplo en el Concierto para ·violín de Mozart en La mayor). El movimiento final del Trío con piano en Lab mayor de Haydn (H. XV: 14), de 1785, es denominado rondó por el compositor mismo. Tiene, desde luego, un tema de carácter de rondó y adopta la configuración siguiente: A (Des.) 1---V A B V Des. :\1\: VI A IV Des. VI A (Des.) A B 1 I I Se trata, por supuesto, de una forma de ·primer movimiento en el estilo rnonotemático de Haydn, con una larga sección sobre el IV en el desarrollo. Y, sin embargo, se le denomina rondó con propiedad, a pesar de que no responde a las descripcíones · de la forma que se dan como regla general. Suena igual que un rondó. El rondó de sonata constituye, por lo tanto, una versión idiosincrásica de _la forma de firial de sonata, acaso el más eficiente de los esquemas desarrollados en ese sentido. No es el resultado de combinar dos formas preexistentes independientemente, sino de la inflexión y transformación ·_estilísticas de una forma preexistente, el rondó, notable por la idoneidad con que cumplió con los requisitos propios de fines del siglo xvm en un movimiento final. El episodio central en la subdominante funciona igual que un trío central, la parte medía de una forma en ABA, cosa que nos recuerda la frecuencia del ininueto-finale· en la segiinda mitad del siglo xVm, sobre todo en el concierto para piano (los de J. C. Bach, por ejemplo), la 4. Puede parecernos desconcerta9te el carácter de subdominante de la tónica menor, pero un movimiento a la tónica menor es un movimiento en el sentido de los bemoles de círculo diatónico de quintas. Comoquiera que, dentro de un temperamento igual, la dirección hacia los bemoles y hacia los sostenidos se transforman, en último término, la una en la otra, el resultado dependerá mucho de la preparación y establecimiento de una modulación dada. Sin embargo, un simple salto de la tónica mayor a la tónica'menor tiene decididamente más en común con un salto a la subdominante que con uno a la dominante: un rápido cambio a la tónica menor o a la subdominante no implica un aumento de la t_ensiónni de la polaridad, sino un simple contraste con un_área vecina. Esta es la razóó de que la tónica menor pueda sustituir a la subdominante más corriente, en las formas de rondó. DE SONATA 143 sonata para violín ( de Schobert y ~-tozart) y el trío con piano de Haydn. A partir de 1780 se ve con frecuencia una forma ternaria completamente transformada y dramatízada por eJ estilo de sonata: a Haydn le gustaba dar a la sección central de sus formas ternarias libre:> id carácter de una sección de desarrollo con un clímax y una retransíción; y con frecuencia esto no era bastante, por lo que añadía un segundo desarrollo a modo de cod:1 De esta manera Haydn daba a una forma ternaria suficiente fuerza dramática para que sirviera excepcionalmente como primer movimiento, (por ejemplo, el Cuarteto en Re mayor, op. 76, núm. 5), y dotaba a los minuetos finales de sus últimos tríos con piano del extraordinario peso que los caracteriza. ---------- 7. Evolución de las formas de sonata Las formas de sonata --con sus discontinuidades y polaridades básicas y sus períodos independientes, tan definidos--- exigieron una renuncia de la concepción de continuidad del alto barroco, un escape de su horror vacui. Los alemanes, maestros de la técnica contrapuntística asociada de antiguo ·con la música eclesiástica, y los franceses, atados a unas tradiciones cortesanas y operísticas de cierto decoro mayestático, no estaban demasiado bien preparados para un cambio tan radical. Al principio les fue .más fácil hacerlo a los italianos. En los años treinta del siglo xvm se manifiesta la ruptura con la textura del barroco en las obras de Giovanni Battista Sammartini, Domenico Scarlatti' y otros. Las diferentes frases ·son independientes, y sus proporciones están claramente definidas. En las obras de· estos dos compositores, si bien empleada con una efectividad especial por Scarlatti, hallamos los mismos medios para dominar las interrupciones de Ja textura y restablecer la continuidad, una continuidad ahora de nuevo cuño que no exigía ya una textura homogénea: la disposición de las frases dentro de períodos simétricos (en esa época se hallan, sobre todo, frases de dos compases, aunque aparecen también grupos de frases de tres y cuatro compases). (El ritmo periódico de cuatro Yde ocho compases no adquirió su carácter tiránico hasta el siglo. x1x: en todo el siglo xvm la construcción siguió siendo admirablemente flexible.) Un agrupamiento periódico superpone un pulso lento aunque dinámico por· encima de los tiempos internos del · compás: como medio generador de movimiento en el estilo de sonata, el período sustituyó a las secuencias armónicas- del barroco, aunque hacia 1730 iba aún acompañado, por lo general, de un movimiento secuencial. También ·en Scarlatti, el desplazamiento barroco de la tónica a la dominante se ve reemplazado a menudo por una violenta oposición de las tonalidades. La primera mitad de la SonMa K. 140 nos lo demuestra del modo más impresionante: L --~ 146 FORMAS DE SONATA -EVOLUCIÓN DE LAS FORMAS DE SONATA 147 El giro del I al V se efectúa de un modo. dramático mediante una yuxtaposición sorprendente de la tónica, Re, y-la tonalidad de la sensible bemolizada (rebajada), Do (compás 7). Se trata de un procedimiento muy sofisticado que anticipa en su poderosa sencillez algunos de los efectos de los últimos años de Haydn. Y constituye también un ejemplo de una práctica ~ortiente del estilo temprano de sonata: le permite a Scarlatti abordar la domip.ante por medio de su modo menor. Esta dirección y resolución del choque de Re mayor/Do mayor demuestra, sin embargo, que Scarlatti tiene un dominio del espectro completo de las tonalidades que no se halla en ningún otro autor en los años cuarenta. (Resulta interesante co_nstatar que, aunque el mqdo menor dura a todas luces hasta el fin_de la Sección, deba ser entendida como mayor Ia última nota no armonizada. Ésta nos devuelve directamente al Re mayor inicial, de tal mánera que aceptamos el La no armonizado como un V implícito. Esto se confirma al iniciarse, sin más, la segunda parte de La mayor.) Un interesante aspecto de esta sonata reside en su patente imitación de las texturas orquestales. No hemos de concluir de ahí, sin embargo, que las formas de sonata fuesen creadas e.n Italia, y sí solamente que algunos de los elementos previos necesarios del estilo de sonata aparecieron en una fecha temprana en Italia y España ( donde Dornenico Scarlatti compuso casi toda su obra para teclado). Las estructuras de Scarlatti pueden incluirse todavía ampliamente dentro de la categoría de la forma binaria. En la segunda mitad de la mayoría de sus sonatas no se halla claramente articulado el punto de regreso a la tónica. En algunas, los compases iniciales regresan a la tónica, pero ese mOmento pasa por lo general sin intento alguno de llamar la atención en ese sentido. He aquí el comienzo de la K. 212 en La mayor: Y vernos aquí el regreso, sepultado en un pasaje en do menor/Do mayor (obsérvese el cambio de armadura): 148 FORMAS DE SONATA Es algo magnífico, por supuesto, pero no es forma de sonata,, ni pierde nada por eso. Muy ocasionalmente, Scarlatti intenta hacer algo así como una forma de movimiento lento o de aria de sonata, e inicia la-segunda parte con un regreso al compás 3 del comienzo. La K. 218, po_rejemplo, empieza: "'" i:, z= e!rrr¡ :: 1:tr: 1;;:;.,~ ,: :1, y la segunda parte se inicia recogiendo esos cómpases: EVOLUCIÓN DE LAS FORMAS 149 DE SONATA para continua; como la segunda parte (A 2 ) del aria de los años cuarenta mediante un giro a la subdominante y un regreso al I. En cuanto a las: raras sonatas de Scarlatti en las que se pone de relieve el regreso a la· tónica en la segunda parte, hallamos normalmente que en la primerá mitad la modulación a la dominante no se ha visto señalada por discontinuidad alguna y que no ha habido allí ninguna cadencia fuerte hasta la doble barra; no se ha hecho explícita la polarización, por lo que el regreso no tiene todo el significado que habría tenido en una fornúi- de S(?nata. Los elementos del estilo Sonata aparecen al principio aislados. Es fácil conceder una importancia excesiva a esas apariciones aisladas. Una recapitulación articulada carece del significado que va a tener para el estilo sonata cuandO no se ha visto precedida por una exposición articulada que exige resolución. Las poquísimas obras de los años treinta que se apegan de cerca al modelo posterior no tienen ningún peso especial; clasificarlaS aparte es distorsionar su significado. Las escasas sonatas de Scarlatti, _por ejemplo, que empi~za_n la recapitulación ·con el tema inicial no.son por su forma esencialmeÍlte distintas de la~ demás; señalarlas como precursoras de un estilo «clásico» ulterior es anacronismo. Representan, sencillamente, una de las posibilidades estilísticas de la época en que fueron creadas. Las sinfonías de ,Giovanni Battista Sammartini tienen una relación histórica igualmente' ambigua, aunque impoi:tante, con las formas maduras de sonata. Sus primeras sinfonías 1 aparecen por lo .general en una forma binaria de tres frases, y el regreso a la tónica se ve casi siempre señalado p9r Un regreso al-material inicial. Hay también en ellas un gusto• vanguardista -progresivo por las texturas. contrastantes. Éstas, sin embargo, no están inuy bien coordinadas con la estructura armónica al no ser Sammartini muy ducho en el manejo del movimiento armónico. He aquí la exposición de una Sinfonía en La mayor ( catalogada con el número 15 por Churgin y Jenkins): ! ::~;! ::(:.: 12" ¡::.: 1~ •;1:: n:· L: : ·r í: .;j •••• • f ~ [.fJ 1 o 1 ; [.f] l. Editadas por Bathia· Churgin, Cambridge, Mass., 1968. 150 FORMAS DE SONATA EVOLUCJÓN DE LAS FORMAS DE SONATA 151 Debemos esperar que un compositor que trabaja en un estilo nuevo se desprenda de. algunos de los elementos fundamentales de otro antiguo. Si deseainos ver cómo un contemporáneo de Sammartini, más viejo y conservador que él, lograba un cambio convincente del I al V, podemos tomar el primer solo y el comienzo del segundo ritornello del Concerto Italiano: PRIMER SOLO e::.J:·.. ::;.: 1 ;: , 1 _. : 1 E:;:;1;,·::•·;¡;: 1:t:,:1 El tema inicial está caracterizado elegantemente, sobre todo por el contraste de textura y línea de los compases 5-9. Los problemas empiezan con la conducción de las voces en los compases 12 y 13 y con el manejo de la modulación al V: tras un regreso a la tónica e incluso después de la subdominante ( en el compás 15), el intento de regresar al V se ha desinflado sin esperanzas. Tenemos la impresión de que Sanmartini .creía que si permanecía sobre la dominante el tiempo suficiente (del compás 17 al 20), el oyente quedaría convencido por la cadencia siguiente (compases 22-23). El compás 26 trata de enderezar las cosas, pero entonces ya es demasiado tarde. 152 FORMAS DE SONATA Esto nos da una lección de modulación clásica sin recurrir a ningún contraste de textura: el énfasis existente sobre la dominante, d:espués la referencia al V del V (tría\Ja de Sol mayor), el vistazo al V del V del V (Re mayor) y la ligera sugerencia del V (do menor) antes de afirmar la llegada a Do mayor. Entonces Bach lo desecha todo cambiando al IV (Sib mayor) al fin de la segunda sección del ritornello: no está interesado en la polarización del I y V que ha establecido de hecho, A los contemporáneos suyos que se interesaban, les faltaba su maestría. La sonata no existió hasta que este sentido armónico se vio recobrado y combinaOo con un sentido más «moderno>> de la textura y el ritmo periódico. Existen, desde luego, exposiciones de Sammartini en las que se establece de modo más convincente la polarización del I y V, dotadas, además, de un intereSante sentido de contraste d_e las texturas para imponerla. Nos lo demuestra su Sinfonía en Fa mayor, núrn'..6: r::! Prosto Violiool ~·-1:::1 153 EVOLUCIÓN DE: LAS FORMAS DE SONATA .. 1~ [f] 1· [fl 1 [f] 2 ,,.· .,, . . .,il 1- -1 I Los compases cruciales son del 6 al 8 y surten su efecto (a costa de una línea melódica infinitamente fea del primer violín). (Hemos de estar· agradecidos de que el tempo sea presto.) Es fácil de ver por qué Haydn llamó a Sammartini Schmierer (embadurnador); sin embargo, él nos señaló en qué ,sentido soplaba el viento en los años treinta y cuarenta. Algunas de las obras que com,puso entonces tienen una «sección de desarrollo» de un tipo muy especial. Hay que ejecutarlas pia_no con una orquesta reducida, en coqtraste con el invaria.ble forte de la exposición y la recapitulación. Vemos aquí los primeros compases de la exposición y el «desarrollo» de su Sinfonía en La mayor (núm. 16): Viola [f] [fJ VK>lir,o 1 Vio!irt0 11 !Unis.J Vlol>i [PJ ...., [P] [PJ ..-DESARROLLO,. p -,-._ ' e:c:E-=~·3::1 !3 c:::;;::~4ti ¡cr'tTr=··,;fffi;,e• •s E•+·'"' ' ' te<c,~-~ 'ª""': ¿ ·f:':7::;; : ·••: __ , __., /:, .•:. . .. - - . - "" ilfJ ~J...i-:ld, f] ¡[PJ f p ,. e~~; ' -:i f • l ., r-.f::cc,r.•:· . . .' ,:e •.,' f'':/f::7 . :. . 154 FORMAS DE SONATA EVOLUCIÓN 1 1 1 1 -·--· ~-- . --·-----·-.. - --- -----=----- ·"'"_:.· ,. -f'sf-r,·· __ -* +J" ,,._;;.:,·,~" DE SONATA 155 menorcorresponden a las de la sección central de una forma ternaria en ABA, sobre todo la del aria. Ese <<desarrollo>>no cristaliza, sin embargo, la _relacíón de un desarrollo de sonata con la exposición. Se trata de una corta forma binaria de dos frases, que proporciona el .coritraste, expresivo pero menos poderoso, de un trío de minuete o de aria. Constituye, por lo tanto, la parte central de una construcción ternaria, cómodamente instalada entre las dos mitades de una forma binaria. Tanto la forma binaria como la ternaria se han erosionado y debilitado hasta que empieza a ser posible una distendida _síntesis. Hemos visto ya ejemplos de un trío situado entre una exposición y una recapitulación en el aria de ópera y vamos a tener que regresar bre·vemente a esa forma. Es intefe~ante, si.n embargo, Ver cómo, esas obras de los años treinta muestran la significativa aparición de elementos ais[ados del estilo de sonata a partir de las formas de una tradición '. anterior. • ·····-·-··------·---· DE LAS FORMAS :;fJ(7 En los ocho primeros compases del <~desarrollo>>_el tema inicial aparece ejecutado en la dominante, una característica de la forma binaria barroca que nunca iba a ser enteramente abandonada como posibilidad por la sonata: después, en la tónica menor, viene el largo pasaje señalado en piano para orquesta reducida. Esas características -la reducción de la dinámica y una textura más delgada (supresión de los bajos), y la tónica Otros elementos de ese estilo proceden de los compositores alemanes. rezagados sólo unos pocos años tras los italianos en cuallto a la explotación de la sencillez, la claridad y la definida independencia de la estructura periódica de! nuevo gusto musical. Hermann Abert ha subrayado la existencia de dos aproximaciones- alemanas distintas a ·¡as formas de sonata: una tradíción noralemana, que dio preferencia a la unidad temática a fin de adquirir una unidad de sentimiento en cada movimiento; y la tradición vienesa, que buscó, sobre todo, un c;:ontraste afectivo y una rica variedad del material temático. Esas dos tradiciones convergen rápidamente en los últimos años de la década de los cincuenta, sobre todo en la música de Haydn, en la que se Produce µna inspirada síntesis. El representante más prominente de la tradicíón noralemana fue Philip Emanuel Bach, un compositor a quien el interés por una expresión íntima e intensa llevó a explorar las posibilidades de la disonancia y de las relaciones tonales remotas ( es decir, la disonancia a un nivel estructural más elevado). Las impresionantes modulaciones de Scarlatti son, por lo general, más coloristas que expresivas; en C. P. E. !_3ach adquieren una pasión notable y en ocasiones incoherente, que se refleja en el carácter intenso e idiosincrásico de sus temas. El motivo o tema sumamente• individualizado iba a convertirse en elemento central del eStilo de sonata. En la mayoría de los compositores de los años treinta y cuarenta, como Domenico Alberto, Sammartini y Johann Stamitz, esa individualidad temática es mínima. La hallamos, en cambio, frecuentemente en Scarlatti, pero en él no suele relacionarse con el gran diseño formal de la obra. Por el contrario, el tratamiento que hace C. P. E. Bach del motivo impresionante y recordable fue crucial para la historia de las formas de sonata. La unidad del tema y la unidad del sentimiento eran algo casi sinónimo para la escuela noralemana. El tema no sólo tenía que ser 156 157 FORMAS DE SONATA EVÜLUCIÓN DE LAS FORMAS DE SONATA directamente expresivo, sino también capaz de llevar en sí el significado de desarrollo formal de la polarización a la resolución que exigía :el-estilo 5) Recapitulación en el estilo antiguo de la forma binaria de danza, es decir, sólo del segundo grupo, aunque recalcando bastante la llegada a la tónica (Sonata núm. I, mov. 2." y Sonata núm. 11, mov. !."). 6) Recapitulación sólo del segundo grupo sin articulación alguna de la llegada al I (Sonata núm. 11, mov. 2."). Esta es, desde luego, la forma sonata. En otras palabras, los temas de C. P. E. Bach son susceptibles de transformación, de «desarrollo», y son todo el tiempo lo suficientemente recordables para que su identidad permanezca clara a través de las transformaciones. Tanto el motivo acusadamente individual como el desarrollo por transformación y fragmentación existen ya en el estilo barroco, pero fue C. P. E. Bach, sobre todo, quien puso estos dos elementos al alcance del estilo sonata y quien enseñó cómo se los podía emplear en la creación de formas. La tradición alemana del sur o vienesa es más «amable»: los compositores de esta escuela, de los cuales el· más importante es Wagenseil, crearon sus forÍnas con variedad de temas, muchos de ellos de un decidido carácter popular. Esa riqueza de material no se limita a más reaccionaria. Como podemos ver, la mayoría de las posibilidades formales que va a desarrollar la forma de sonata están ya presentes en los años cincuenta. Todos esos esquemas coexisten cómodamente, la forma de los libros de texto del siglo XIX codo con codo junto a fa anticuada forma barroca. Y siguen coexistiendo a lo largo del siglo xvm, sin que creen ningún problem·a estilístico sus facultades de supervivencia. En 1791, Christian Latrobe, un admirador británico de Haydn, publicó tres sonatas para las exposiciones, y la costumbre de iniciar la sección de desarrollo con un piano;2 Haydn aceptó tema nuevo (procedimiento que siguió siendo empleado por Mozart y por los compositores posteriores) se nos evidencia ya en la tradición siguientes tipos de recapitulación: vienesa de los primeros años cincúertta. Esa costumbre, come, hemos visto, se deriva de la forma tardía del concierto barroco, en la_que la Sonata I, mov. l." su dedicatoria. Reaccionario. Hallamos en esas obras los Repetición solamente del segundo segunda sección del solo empezaba tradicionalmente con un desarrollo grupo. 2." Recapitulación completa, reelaboración libre. relativamente 4." Forma «cíclica» o «romántica». ¡Reaparición del libre del ·material nuevo. tema principal del primer movimiento al final del Es importante poner de relieve la variedád de esquemas de sonata de que disponían los compositores de los años cincuenta (y siguieron estando disponibles hasta el siglo xrx, cuando esa selección se restringe un tanto, para reaparecer sólo la Jíbertad original en las obras finales de Beethoven). Las sonatas para clave de Giovanni Marco (Placido),Rutini, publicadas en 1757, muestran esa variedad. Elijo deliberadamente una serie de sonatas para demostrar Ia:gran diferencia <le formas existentes en un momento dado. En las seis sonatas agrupadas dentro de su ,opus 3, hallamos, por ejemplo, siguientes: recapitulaciones último movimiento! Sonata II, mov. l. 0 Sonata III. mov. 2.' Recapitulación invertida, con la aparición del primer grupo sólo al final. Recapitulación con el estereotipo sinfónico de . mediados de siglo, que no comienza hasta el tercer compás del tema principal. Los compases iniciales vuelven más adel~nte, como lo hacen en la exposición. concebid_as de las maneras. A pesar de su admiración por Haydn, Latrobe se aferra a antiguos esquemas que _Haydn ha abandonado más o menos para los años 1) Recapitulación completa de la exposición después de una sección de desarrollo terminada en vt (Sonata núm. V, mov. 3.'). Esta es la ochenta: se halla también muy al corriente de las últimas formas e recapitulación de sonata estándar del siglo XIX. exhibición el empleo de tantas formas diferentes, pero tanto mejor: la historia de la música debe ocuparse del abanico entero de formas y estilos disponibles en cualquier momento dado. 2) Recapitulación completa del primer grupo y de uno de los dos temas del segundo después de un desarrollo, parte del cual se dedica al otro tema principal del segundo grupo, ejecutado. en la relativa¡ menor (Sonata núm. VI, mov. l.'). 3) Recapitulación completa de la exposición, iniciada en la subdo- minante, forma que no adquiriría su carácter de manierismo perezoso hasta después de 1800 (Sonata núm. IV, mov. l.'). 4) Recapitulación i"ncluso un poco adelantado a )as mismas. Acaso El regreso cíclico del primer movimiento en el movimiento final de la Sonata núm. I en La mayor tiene mucho encanto histórico, sobre todo debido a que ese extraordinariamente -moderno efecto se logra con el material más convencional del siglo xvm. He aquí el comienzo del primer movimiento, así como una versión posterior del mismo motivo: en el estilo sinfónico de mediados de siglo, iniciada con el tercer compás de la exposición, arrancando aquí sobre la subdominante (Sonata núm. III. mov. 2.'). fue un rasgo de 2. Editadas por· Charles E. Stevens, Nueva York, 1970. 158 FORMAS DE SONATA 1eM~: :·1;::'1:;iIF~ 1 1 EVOLUCIÓN DE LAS FORMAS DE SONATA 159 El rápido tempo le._·da a esta prefiguración romántica una ingenuidad absolutamente exenta de pretensiones. Volvamos brevemente al opus 3 de Rutini y a la gran variedad de esquemas de sonata de que podía disponer un compositor de mediados de aquel siglo: el comienzo de la segunda mitad de la sonata (el comienzo de la «sección de desarrollo») brindaba toda una gama de posibilidades, comparable al comienzo de la recapitulación. El procedimiento hallado con más frecuencia --que siguió siendo la forma más popular durante mLI:chasdécadas- consistía en iniciar el desarrollo con el tema principal en la dominante. Sin embargo, quedaban otras opciones. La Sonata: núm. I en Re mayor inicia la sección de desarrollo de sÚ movimiehto· principal (el segundo, puesto que el primero es un preludio cÜmpuesto en un estilo de improvisación) con material nuevo dispuesto en forma de secuenci_as. seguido por el tema principal en Ia dominante. Presento aquí el tema inicial, y después los primeros doce compases, poco más o ITlenos, del {<desarrollo»: 1e:v:vzv :::1:r::1;di~ 1 Y vemos aquí la última parte del corto presto final de Latrobe: Este procedimiento, ·consistente en iniciar la sección de desarrollo con material nuevo, constituye probablemente, como hemos visto_ ya. una herencia de la forma de concierto. 160 FORMAS DE SONATA EVOLUCIÓN DE LAS FORMAS DE SONAiA Otros dos esquemas, hallados ambos en la Sonata núm. III en Do mayor, desempeñan un importante papel en la historia del estilo del siglo xvm. Uno es el regreso del tema principal sólo en el tercer. compás, tras un breve desarrollo_ basado en el tema; Podenios ver esto en el primer movimiento; vuelvo a presentar el tema principal, y el comienzo de la segunda parte: El último movimiento presenta una fórma emparentada: la segunda parte empieza con el tema.inic,ial en erV, repetido inmediatamente en el I. He aquí el tema principal, y el comienzo de la segunda parte: 161 {~ 2 Esto es lo que he denominado tercer tipo de la forma básica de aria: A empíeza con una afirmación de1 tema principal eri la dominante: o con un desarrollo del mismo a través de la ·supertónica ( empezando cómo aquí, con la dominante menor), para entrar después 1a tónica a recogc::r el esquema temático allí donde fue interrumpido, y cambiar inmediatamente al IV. ¡ Esto es un ejemplo del tipo segundo de la forma de aria (y, una vez más, el cambio al IV se produce sin demora). En la música instrumental, Oliver Strunk ha llamado a esto «reprise prematura». 3 Claro está que sólo es prematura si :el lector o el oyente creen ericontrarla demasiado pronto. Más adelante nos 'Ocuparemos brevemente de estb; lo que nos interesa por ahora es la riqueza y la variedad de las formas de sonata a mediados del siglo xvm. · La obra de Haydh el) los años cincuenta y más adelante revela la misma riqueza. Podemos ver un ejemplo de esta temprana libertad en el Cuarteto op. 2, núm. 2 -en Mi, que data de los últimüs años cincuenta. La exposición del primer movimiento tiene cuatro temas: A y B en la tónica, y A 1 (una variación de A) y C en la dominante. He aquí la ex. posición! 3. Véanse más adelante, pp. 167 ss. _y nota. f . -•-•~-,.~:07,._, ~-~•Oli._.!f:.<f;},; __,. __.""•"?••w d,::0 .. ~~ y~-, .-:\-¡"'t.:;:,:a¡~ 162 FORMAS DE SONATA Al1egro. _t,'";-... \'inHno J. \"iOJilH) ll. bVOLUCIÓN 163 DE LAS FORMAS DE SONATA __, " »-43 A .--... -. 1 " . Yiola. 1 11 1 \"iolonl't'llo. .I' .I' .r Los .dos temas del primer grupo son muy regulares: ocho compases cada uno, cambiando d segundo al V en los ·compases 15-16. EJ tema de los compases 17-28, que inicia el segundo grupo, estableciendo más sólidamente el V, es sólo una variación de los ocho compases primeros. El tema nuevo del compás 29 tiene, a su vez, muchos elementos en común con el inicial, pero presenta un contorno individual. Es claramente identificable cada variante del motivo principal. Echemos ahora un vistazo al orden seguido por los temas dentro de la recapitulación; . e '" p ;, . p .• ~ ' f p ; .. ;, ÍI. ;. <· r,ich 1 p . 1 fttt: 1 p ' ------- -:r ¡P i 1/'. .. -. -~ 1 - t, r. . )t.;.. . 1 . ' • f ti;, ti;, ,.,.,,.,.. µ 1 1 ~- j, f ~ p .. . · 36 L• " ..4 - p JI - -;. 11 ~ A' '. ;, ;, !¡.,_.. ;..,J-...._ :.·! lf· - ~ ' "' ,. ;, 1 ,,.,·.,·,·. t. f ,.,_,, p ',·, "'· •• t; E~~ "~ ~~~ .\r---.,,. 7 ~~ • 1 1 1 ,. ~~ . .... Jr._ f 1 164 FORMAS DE SONATA EVOLUCIÓN :r .F· ·~ =· .'t "'"':iií i)Q:.;_ _ff. ./1\ - - ::e:_ .-,ft/t·"-tf.::#h-e,:. r1i ~ IÍ't • 1 . 1 _,..ja..-p-+,,. e lf" ~ -E __ J~/' =-- ~T· - ---!~---=--------'- 7 -r~ ~ -t;~!; ¡;e ' ----=-·~·----· ,..... ·.-••-1"•-cri-A.. ________ ,e---~ , T .. -- ----,--------..• - , T'¡, _. 1 - ~~--,~~ -~~:t~:54:S' 1 ; p----· ,-;¡;; ' _4!%.t, .:¡:;;.g~ - B p El orden se·guido por los temas se ha convertido ahora en A A 1 C B, cosa muy lógica, puesto que A 1 fue empleado en la exposición como comienzo del segundo grupo a fin de afirmar- la dominante_. En este punto, donde todo tiene que permanecer en la tónica, e1 interés primordial de A 1 va a ser su derivación de A y, por ese motivo, se ejecutan uno a continuación del otro. Por otro lado, el tema que hemos llamado B constituye la melodía más. jovial del movimiento, y se ve desplazado utilitaríamente hacia el fin, concluyendo el moviiniento en una vena popular. Como es natural, esa líbertad se producía por Sí misma cuando no existía ninguna cosa que se llamara «forma de sonata». En :el primer movimiento del Cuarteto en Fa mayor, op._ 2, núm. 4 de Haydn, el tema principal reaparece en el centro de la sección de desarrollo en la subdominante, como una falsa reprise que se conviei;te en verdadera, puesto que el tema no vuelve a aparecer, y la _tónica vuelve a entrar finalmente con un motivo posterior tomado del primer grupo. DE LAS FORMAS DE SONATA 165 Esa libertad de opción no impedía la formación de estereotipos, pero sería entender mal la importancia de esos estereoüpos en cualquier década dada de 1750 a 1800 el clasificarlos como formas desviadas o el no saber ver en ellos unas formas emparentadas con la sonata. La historia del estiló de sonata no se puede escribir como un progreso gradual hacia el modelo del siglo XIX. Los estereotipos añejos siguen siendo viables durante largos períodos. C. P. E. Bach siguió publicando hasta avanzados los años ochenta, empleando a veces formas de los cuarenta (que, por otra parte, continúan siendo empleadas· nada menos que en la época de Chopin). En el estado actual de nues_tros conocimientos es imposible hacer un estudio estadístico de la f~ecuencia de cambios de estos ,·stereo.tipos entre 1740 y 1800. Una ¡,arte demasiado grande de esa música sigue aun sin publicar, con frecuencia se dificulta el acceso a los manuscritos, las fechas de gran número ele obras no son seguras, y la tendencia a datar las formas de acuerdo con su distancia de la descripción «canónica)> del siglo XIX ha resultado poco digna de confianza. En cualquier caso, un estudio estadístico no explicaría por qué algunos estereotipos se desvanecieron y otros han teriido tanta duración. Es necesario mencionar tres de los estereotipos de los años cincuenta y sesenta que iban a desaparecer, por ser muy elocuente su fragilidad para el contexto de la historia general de las formas ele sonata. Se debilitaron con el cambio radical que señala los comienzos del estilo clásico vienés. El primero de esos estereotipos de mediados de siglo es la aparición de un tema nuevo en la dominante menor, 4 justo tras haber sido alcanzada .la dominan:te en la exposición. Ese procedimiento, que iba a conveftirse en algo muy raro a fines de siglo, nos permite apreciar las facultades y limitaciones del estilo de mitad del mismo. El empleo de la dominante menor en el tema inicial de contraste, justo al comienzo del segundo grupo, refuerza y debilita al mismo tiempo la polaridad tónica-dominante de la exposición. Refuerza el cambio hacia la dominante, dado que el cambio del V al V pone de relieve a la dominante como nueva tonalidad fundamental, pero ataca" su carácter específico de dominante (en aquella época era de por sí menos estable que la mayÓr). Hallamos ocasionalmente, este estereotipo en el aria de la ópera italiana (cualquier empleo «heterodoxo» del modo menor en el siglo xvm puede cargarse en el saco de culpas de la escuela napolitana), pero a mi entender constituye esencialmente un procedimiento sinfónico. Sal_ta a la vista por qué· no podía durar mucho ese estereotipo: no tiene más que una efectividad a ·pequeña escala, puramente local. En su primer período Haydri emplea la dominante: menor en el primer motivo contrastante de la exposición despllés de una fuerte cadencia sobre el V: la hallamos en el movimiento rápido principal de sus sinfonías 1, 2, 4, 5 y 4. Véanse las sinfonías en Re y en-Sol de G. M ...Monn, en DTOe, vo!.·39, y e! ejemplo citado antes (p. 146~. de Scarlatti. 166 FORMAS DE -SONATA EVOLUCIÓN DE LAS FORMAS DE SONATA 167 15, todas las cuales (según Robbins Landon) estuvieron escritas en 1761. 5 En el caso de las sinfonías 18, 20, 23 y 27, escritas pocos años después, Haydn imprimió una mayor efici_encia a aquella costumbre: el menor no constituye ya el modo del tema inicial contrastante del segundo grupo, sino que aparece un poco después, tras haberse establecido plenamente el modo mayor, confirmado, además, por una textura -nueva. En esta forma, más sofisticada, el empleo de la: dominante menor en -el segundo. grupo se incorpora de un modo permanente al estilo de sonata. 6 La versión ·más primitiva --consistente en ir directamente a la dominante menor para iniciar el segundo grupo-apareció algo después en los cuartetos de Haydri que en sus sinfonías, existiendo un impresionante ejemplo en su op. 17, núm. 6, en Re mayor, de 1771. el último ejemplo de ese 'tipo en los cuartetos. Podemos verificar la naturaleza sinfónica de ese estereotipo: Haydn no lo utiliza en absoluto en los cuartetos de cuerda compuestos antes del opus 9 (ni en la forma original hallada en Monn y otros, ni en su sofisticada versión ulterior), y es raro hallarlo en sus tríos o sonatas para piano. (Una excepción espectacular, imitación patente del estilo sinfóni~ co, puede hallarse en la absurda Sonata en La mayor (H.XVI:5], que, casi con seguridad, no es de Haydn.7) El empleo de ese estereotipo por parte de Haydn en los tres primeros cuartetos de cuerda del op. 9 y en el op. 17, núm. 6, concuerda con la evidente adaptación a estas obras de un aliento sinfónico y una profunda Seriedad. Otro estereotipo semejante, aunque mucho más dramático, de mediados de siglo es una recapitulación que se inicia con el tema principal, ahora por vez primera en la tónica menor. Es un rasgo también de origen napolitano. Johann Schobert, que trabajó en París en los años sesenta, empleó ese efecto en su Trío con piano en Fa mayor y en el movimiento final de su Cuarteto con piano en Mi b mayor, op. 7. Mozart lo introdujo también en su Sonata para violín y piano en Sol mayor, K. 9, de 1764, donde va seguido al punto de la tónica mayor: tal vez aquel compositor de ocho años no debería ser considerado como responsable, pero, en cualquier caso, Leopold le permitió escribirlo así. 8 Se trata, desde luego, de una artimaña que pierde su efecto con la repetición. Christian Gottlob Neefe la empleó en la tercera de sus doce sonatas para clave dedicadas a C. P. E. Bach y publicadas en 1772, pero desaparece pácticamente después de 1770, si exceptuamos una hermosa aparición en la Sinfonía n." 47 de Haydn. Igual que el empleo de la tónica menor al comienzo del segundo grupo, la aparición de la tónica menor en la recapi_tulación sólo se convirtió en una herencia permanente para el estilo sonata cuando se la posponía durante una frase o dos. En obras ulteriores, la llegada de la tónica menor en l_asrecapitulaciones (con frecuencia como una forma de subdominante) se pospone hasta que han sonado primero por lo menos unos. pocos compases en la tónica mayor. El abandono de esos dos estereotiP.os en su forma .original se produce de manera natural en los años seterita con é:1rápido alejamiento respecto de la amaneradas formas dramáticas del período conocido como Sturm und Drang, rumbo a un estilo más sociable. 9 · El tercer estereotipo es, con mucho, el más importante en el aspecto estilístico y estadístico: es la aparición del tema principal en la tónica con la segunda frase del desarrollo. Oliver Strunk, quíen denominó a esa forma «reprise prematura», observó su gran frecuencia dentro de la música instrumen.tal de mediados del xvm. Sólo se la puede considerar prematura con r:especto del modelo que iba a convertirse en canónico mucho después. Cito la caracterización de Strunk tomada de su excelente artículo «Los divertimentos de Haydn para barítono», .que sigue siendo un ensayo indispensabie para todos los estudiosos de la música del siglo xvm: 10 «Aparece en los divertimentos cada tres o cuatro números, empezando por el Divertimento 7 (1761 o 62), siguiendo con frecuencia inmediatamente a la reafirmación preliminar del tema principal en la dominante». Podemos reconocer fácilmente ese esquema: es el comíenzo tradicional de A 2 del aria operística, tipo 2.º, de mediados del xvm, probablemente el más frecuentemente hallado de los tip\)s de la misma en los años cincuenta y sesenta. En su breve discusión, Strunk descarga todo el peso de su desaprobación moral en l9s lomos de la «reprise· prematura». 11 Escribe: «Al aceptar rnanierismos tan estériles como la reprise "falsa", Haydn cede a los convencionalismos de su tiempo)>. Nos indica también _que «Wyzewa y Saint-Foix citan el temprano empleo por Mozart de ese "artilugio más o menos cómico" como prueba de su sensibilidad a la influencia de Haydn y sus con.temporáneos vieneses. Tal vez su empleo fue más 5. Robbins Landon da para la núm. 15 la fecha límite de 1763 ( que aparece como 1793 por un error de imprenta en la pág. 43 de su edición de estas sinfonías), aunque prefiere remontarla a 1760 por buenos motivos estilísticos. 6. Un toque en modo menor en el pasaje que conduce al segundo grupo (es decir, en los compases inmediatamente anteriores a la semicadencia sobre el V del V) siguió constituyendo la costumbre general durante décadas. No aminora, por supuesto, el impacto de la dominante cuando ésta llega. 7. Véase el prefacio del volumen I de la edición de Christa Landon de estas sonatas, Universal Edition, 13337~39. 8. Wyzewa y Saiot~Foix creen que Leopo!d añadió e! giro al modo mayor. V. ABERT: W. A. Mozart, Leipzig, 1956, I, p. 89. 9. El movimiento literario llamado atinadamente Sturm und Drang (aquel grupito de estudiantes de la Universidad de Estrasburgo que adoptaron a Goethe como jefe y a Herder como filósofo guía) no se inició hasta los primeros años de la década de ]os setenta, por lo que se sitúa unos pocos años después de muchas cosas que reciben el nombre de Sturm und Drang en la música. 10. Reeditado en Essays on Music in the Western World, Nueva York, 1974, pá~ ginas 126~170. ll. Establece una distinción entre !a ((reprise prematura» (cuando el primer tema nunca regresa en la tónica) y la reprise «faks-. (cuando si lo hace), ¡:;.-na añadir -a continuación: «el resultado real es prácticamente e! mismo». 168 FORMAS DE SONATA general de lo que ·se ha pretendido». 12 (Esta última frase es un modelo de la reticencia o excesiva modestia de Strunk, puesto que ese estereotipo abunda a lo largo de la música . de )a mayoría de los contemporáneos de Haydn desde 1750 a 1775, y Jo hace también en las obras del mismo Haydn.) Claro está que Haydn y sus contemporáneos no entendieron 13. función de la sección de desarrollo tan bien como nosotros hoy en dfa. Son los únicos culpables de -ia confusión que crearon. Pero si observamos la relación existe.rite entre el artilugio que es fa «-reprise prematura» y el aria de ópera, no vemos qu.e haya nada inherentemente có.mico en su empleo. Empujada poco después a la sección de desarrollo (recordemos, sin embargo, que en el caso de muchas de las obras de los aQ.ossesenta nos encontramos con frecuencia ante piezas muy cortas en las que no habría Jugar para maniobras de ese tipo), se Je puede dar, desde luego, un empleo muy ingenioso -y de hecho la utiliza bellamente, Haydn ·de esa manera en sus sinfonías-. La «reprise prematura» constituye un convencionalismo formal, un modo de empezar la segunda mitad de una sonata. Gervasoni, que era tan reaccionario como cualquier teilrico de su época, recomienda todavía la «reprise prematura», nada menos que en 1800 en su Scuola della Musica: lejos de considerada cosa cómica, afirma que las dos apariciones del tema --en la dominante, segµida de la tónica~ <<Sirvenadmirablemente para reforzar la expresión. y para recordar la idea inicial de la sonata misma». 13 En cierto _sentido; Strunk tuvo razón al hablar de un «manierismo estéril». Su sentencia ha sido ratificada por el tiempo y por la-historia: el convencionalismo desapareció, extinguiéndose gradualmente ~n los años setenta. El prejuicio de Strunk se convirtió obviamente en el propio prejuicio de Haydn y de sus últimos contemporáneos. ¿Por qué fue condenado ese artilugio? Podemos echar a un lado ínmediat~mente una de las respuestas: no es qne los compositores ni el público- estuviesen cansados de él. Una mitad del convencionalismo --consistente en iniciar el desarrollo con el terna principal en la dominante-,- siguió, viva y con buena salud. Pese a que era a todas luces <<indigesta» y anticµada y que los críticos tanto como los teóricos se quejaba.TI"en los años noventa (sí no antes) de que era un _artilugio torpe, se la siguió utilizando con frecuencia y, digamos, a gusto de todos, hasta bien entrado el siglo XIX. La popularidad de la «reprise prematura» durante dos décadas- por lo menos, así como su desaparíción subsiguiente, se pueden entender bien a la luz de un confuso deseo de conseguir a la vez simetría y efecto dramático. La necesidad de una siinetría equilibrada siguió siendo siempre esencial en cualq_uier concepción de la sonata en, _todas sus formas. (Muchas secciones de desarro11o revelan ese aspecto, cuando STRVNK, O.: op. cit. p. 150. 13. « ... e questi i'itorni poi servono mirabi_lmente a rinforzare l'espressione ed a far risovvenire il primo pensiero della sonate medesima» (p. 467). 12. EVOLUCIÓN DE LAS FORMAS DE SONATA 169 recogen el esquema temático completo de la expos1c10n y desarrollan cada tema sucesivamente.) A fin de conseguir esa simetría, una generación de compositores sacaron de la forma de aria en dos partes, un esquema de comienzo de ]a segunda mitad de un movimiento instrumental que no se componía de dos partes ni de tres, sino una cosa intermedia. Cuando ese movimiento era corto y el estilo relajado, no se proq:ucfa ningún daño pero el crítico. moderno, que desea excitación en forma, espera que haya más dramatismo, y se queja cuando no se lo dan. Una sección de desarrollo retrasa propiamente la resolución, y la resolución es entonces• temática y armónica a la vez.: la resolución esencial es la del segundo grupo, que nunca fue tocado en la tónica, por io que tiene que ser ejecutado antes de que el .movimiento pueda considerarse terminado, y «el asunto concluido». La «reprise prematura)>, seguida por una sección _de desarrollo, daba un comienzo simétrico a la segunda mitad, y retrasaba, además, la resolución del segundo grupo. Muy gradualmente, los composítores llegaron- a creer que ev~tando totalmente la tónica antes de la resolución temática se lograría mucho más efecto; y sólo en los años setenta equipararon el regreso final de la tóníca y el del tema principal; e inch~so entonces. ese regreso, mucho más articulado, se ve seguido inmediatamente por una sección de desarrollo secundaria en gran número de casos y, de hecho, y casi invariablemente, en las obras más impresionantes. Se puede entender acaso mejor la necesidad de una «reprise prematura» en conjunción cori otro estereotipo más de los años cincuenta, un estereotipo que, al parecer, irrita también a los críticos y oyen.tes modernos: es la recapitulación que no se inicia hasta la segunda frase del tema principal, omitiendo totalmente la primera_l4 Se trata de una costumbre corriente en- la sinfonía de mediados de siglo. Y nos proporciona, también, una estructura para la segunda mitad: Primera frase del tema prindpal V Desarrollo -----+vr Segunda frase del tema principal I Segundo grupo que- a~egura una relaCi6n simétrica libre respecto de la primera mitad. (Está relacionada probablemente con el tipo 3.• del aria; v. p. 51.) Es evidente que los compositores mostraron ocasionalmente cierta reserva en cuanto a recoger los compases iniciales, particularmente cuando se les había ejecutado ya por segunda vez en la dominante. Esa resistencia psicológica a la inoderna concepción de la recapitulación como un regreso simultáneo a la tónica y al primer tema es significativa: la segunda sección de la sonata nunca es considerada realmente como dos secciones absolutamente. separadas hasta el siglo x1x. 14. La Sinfonía núm. 24 en Re mayor de Haydn combina- este procedimiento con Otro de nuestros estereotipos: la reprise empieza con la-segunda frase, esta vez en modo menor. E.-.ta sinfonía data de 1764. 170 FORMAS DE SONATA EVOLUCIÓN Anteriormente, tanto una ruptura demasiado .acusada de la cortiinui~ dad como una rupturá demasiado grande de la simetría, deben haber sido _consideradas como de mal gusto. Incluso en los años ochenta, cu;indo el regreso de !a tónica iba acompañado tan generaimente por el com,enzo del tema principal, Haydn es capaz de jugar una maravillosa broma •histórica sacando a colación un convencionalismo de antiguo cuño. Su Cuarteto en Mí~ mayor, op. 50, núm. 3, de 1784, empieza así: ,. .,,... a 11 Vio lino I ~,i 11':: ,ef.,, Vio lino H ' A.llegro con brio 11. '-"' ,, Viola. 11 " . ' ntt' .. "' :,;~· ,._, .. =-- p "' - ~ ,,-..:;. p ¡ ,e ··-:;=:: f "-- "' ==- RECAPITULACIÓN -~. - .~··i.3 - comienzo de la recapitulación: . -::---. .. >! ~ ~ ~ '1!f!T"f!' , Y éste es el fin del desarrollo con una cadencia abortiva sobre el VI y el --- .. .._1! f n¡f ~=:;,t,:=?E Violoncello = ' .., 11if¡-d- -~ 1~ 171 DE SONATA FLS A A R E PR! SE . . . r,, ........-.-.-... '. ~ ·,-,-, DE LAS FORMAS Incluso la falsa reprise sobre el IV (compás 82) omite los éuatro priITleros. compas_es- del tema; y lo hace también el regreso del. I en el compás 88, procedimiento desfasado para entonces desde casi veinte años antes. Pero a Haydn le queda tosiavía una artimaña que lucir. He aquí el fin de la recapitulación: . p f p 172 EVOLUCIÓN DE LAS FORMAS DE SONATA FORMAS DE SONATA El compás 111 es conclusivo, pero no- lo suficiente: los dos compases de descanso, sin embargo, nos desconciertan. Acaso haya terminado de ve- ,,,, O.P. ras el movimiento, por raro que parezca. Pero aparece entonces la primera frase que faltaba. Este debe ser uno de esos raros momentos en -~:. .,¡, G.P. "" p p ... ~ p "7/' t;~.t: ~.:¡; ·.j,.:.-~:~:.prí: .:~·i·.;_,_;:.::.~~-=..--· ,;,. CFesé. r.-.~ f f C'l'f!SC. cre~'C. ¡ f= 173 ¡ .. que hace falta cierto conocimiento ·de la historia para aumentar el placer que le proporciona· a urio el ingenio de Haydn, aunque el efecto es auténticamente graéioso en sí, incluso para aquellas personas que no se dan cUenta de que se trata de una broma tejida en un estilo antiguo. Supongo que la {<reprise prematura» necesita un poco de esa simpatía histór~$=a, o acaso baste también una. inocente ignorancia de prejuicios históricos. En_ cualquier caso, es un error pensar en la existencia de modelos fijos de forma de sonata para el compositor del siglo xvm: se servía probablemente de útiles estereotipos que podía emplear o abandonár a voluntad. · Hasta bien entrado el siglo XIX el punto de máxima libertad dentro de la forma de sonata es la reaparición del tema inicial en la tónica en la segunda mitad; ¿Dónde· se le coloca, qué tanto del tema hay que ejecutar, habrá que tocarlo .de nuevo después; es más, es necesario tocar siquiera alguna parte de él? La gran gama existente de _respuestas a estas preguntas determina la naturaleza y función de la sección de desarrollo y de la recapitulación. Debido a la libertad de las respuestas, las diferentes fonnas se fusionan ·entre sí, dejando muy poco margen a cualquier clasificación sistemática. En dos palabras, según observara Strunk, la aparición del tema inicial en la tónica en la ,segunda frase del desarrollo .no implicaba necesariamente que el tema regresara en la tónica ni tampoco que no lo hiciera. Si no lo hacía, la forma se aproximaba a la de movimiento lento ( es decir, sin sección centraLde·desarrollo, pero posiblemente con un desarrollo secundario entre la reprise de los grupos primero y segundo); si regresaba de hecho el primer tema, la forma empezaba· a acercarse a la del rondó de sonata. La situación siguió siendo fluida hasta que desapareció la «reprise prematura». Este estereotipo- particular fue destruido por la revolución estilística de los años setenta. Es entonces cuarido las funciones del desarrollo y la recapitulación se clarifican inconfundiblemente, distinguiéndose, respectivamente, como intensificación y resolución. La aparición del primer_ tema en la tónica al principio del desarrollo queda prohibida consecuentemente ( excepto cuando se emplea la falsa reprise en forma de un efecto dramático y muy especial), porque desdíbt¡jaría la línea tendida entre el desarrollo y la recapitulación. En los setenta el comienzo de la resolución suele estar marcado por el regreso del tema inicial, una vez más en }a.tónica (u, ocasionalmente, en la subdominante: Haydn, en su Cuarteto de Re mayor, op. 20, núm. 4, hace como que inicia la resolución en el IV, para pasar ingeniosamente al .!). La estructura armónica y temática, aunque siguen siendo independientes, están ahora coordinadas con ni.ayo~ fuerza. .··~~·•· 174 FORMAS DE SONATA La nueva monumentalidad y la fuerza, más aún, la violencia de ex1,,•:--;iónque empieza a evidenciarse en la música unos años antes de 1770 exigían unas estructuras cuyas proporciones estaban ya claramente definidas. El aguzado sentido de la fun~ión de las diferentes seC:ciones de un movimü;nto facilitó la definición de esas proporciones, y el manejo de grandes áreas tonales hizo posible obras posteriores de la envergadura de la Sinfonía Prag{l. de Mozart. La multiplicidad de texturas dentro de un movimiento, esenciales para la articulación de las formas de sonata, se desarrolló entre 1730 y 1770, pero hubo de pasar este último año para que la transición <;teun tipo de textura_ a otro pudiera hacerse imperceptih!emente y con gran facilidad. La sonata no constitllye todavía una forma específica ni siquiera en la década de los ochenta. Más bien se trata de una serie de procedimientos dispersos como los estereotipos de mediados de siglo, unificadas ambas cosas ahora por una nueva insistencia en el equilibrio a gran escala de las proporciones y la percepción de la función específica de las secciones largas y de su relación con el alejamiento de la estabilidad tónica y el regreso a la resolución de la disonarn:;ia. Esa nueva percepción, visible por vez primera en la obra de Haydn de finales de los años sesenta, iba a ejercer finalmente su efecto en todos los géneros de la música, aunque algunos de sus efectos iban a verse retrasados hasta la llegada de Beethoven. La sonata como forma sigue siendo una cosa múltiple; su unidad es estilística, y consiste en la relación de todos esos métodos posibles entre sí dentro de un lenguaje musical relativamente coherente. En los primeros años de la década de los ochenta podemos hablar ya del triunfo dél estilo sonata o de un clasicismo vienés: todas las formas tempranas, el rondó, el concierto, la fuga, el aria da capo, la forma ternaria, se han convertido para entonces en formas de sonata. No debemos exagerar la envergadura de ese triunfo, a pesar de su futuro prestigio. Era de ámbito europeo, pero se evidenció al máximo en la obra de Haydn y de Mozart. En sus óperas se pueden analizar, de acuerdo con los principios de la sonata, una gran mayoría de los diferentes ·números; :pé:ro esto no se•p.úede afirmar, por ej~mp-lo., ·en el caso de Cimarosa, contemporárieo de ambos, é¡uién rar¡1 yez ·hace üso de esos principios. Úna exposición y recapitulación de-sonata -la polarización· del material y la armonía y su resoluciónofrecían un marco de gran flexibilidad; entre elfas ·era posible cualquier cosa, incluyendo la introducción de material nuevo, los ca~bios_ de tempi, o nada en absoluto. La incertidumbre en torno a la función de la sección de desarrollo duró largo tiempo. Uno de los tríos con piano atribuidos erróneamente a Haydn y compuesto realmente por Pleyd, una obra en Fa mayor, tiene una sección de desarrollo que empieza divagando amablemente. dentro de la tónica durante veinte compases. (Para aquellos que deseen localizarla, su número de Hoboken es XV, 3.) Lo más sorprendente de 1 1 1 1 1 ¡ 1 L i EVOLUCIÓN DE LAS FORMAS DE SONATA 175 esa obra es que Haydn la vendiese como si fuera suya, 15 por lo que {;! error de atribución es por completo culpa suya. Ese empleo de la tónica en el desarrollo no tiene nada que ver con el hecho de que Beethoven vuelva a ejecutar el tema principal en la tónica aJ principio del desarrollo en las sonatas para piano op. 31, núm. 1 y op. 31, núm. 3. En ellas la tónica se mantiene sólo durante unos pocos compases, un tirón de retroceso a un punto de descanso antes de la dramáticas modulaciones que siguen. Ese experimento de Beethoven se deriva probablemente de Mozart: por ejemplo, el final del Cuarteto en Re mayor, K. 499, donde ese efecto dura dos compases, o la última sonata de_piano en Re mayor de Haydn, H. 51, én la que no se -repite la exposición y el desarrollo se inicia como si la repetición se fuera a ejecutar después de todo. Mozart ensayó también el_ mismo procediiniento --esta vez sólo durante un compásen su Trío con piano en Sib mayor, K. 254. La libertad esencial de la sección central de una forma de sonata explica lo raro e importante a la vez del empleo por parte de Haydn de la sonata con trío central. Hemos visto surgir esta forma tanto _en la ópera como en obras- instrumentales; se la puede hallar no sólo en las sinfonías de Sammartini sino también en las óperas de J. C. Bach, y en las sonatas para clave atribuidas erróneamente a Pergolesi. A los ejemplos ya citados de óperas de Mozart (v. p. 71 ), es imposible no añadir su Sinfonía en Sol mayor, K. 318, que es, probablemente, también una obertura destinada a una ópera. Tenemos aquí una exposición y una sección completa de desarrollo antes del trío, concebido a su vez en la forma sonata de movimiento lento: la recapitulación que sigue está en forma_ invertida, y guarda el primer tema para el final. Haydn empleó esa forma para lograr un efecto dramático especial, y aparece ~ncluso muy al fin de su carrera. Hallamos dos ejemplos importantes de esto en sus sinfonías de los últimos años de la década de los setenta. La Sinfonía en ;Fa mayor, núm. 67. tiene un movimiento final en el que una brillante y lograda exposición de sonata alla breve es seguida por un exquisito Adagio e cantabile en 3/8: la recapitulación cierra la forma, tal como esperaríamos. Sin embargo, el más bello ejemplo de esta forma es el primer movimiento de la Sinfonía de Los adioses, núm. 45-, en fa n nienor. . Se dice a veces que el «segundo tema» de Los adioses no aparecehasta la sección de desarrollo, pero eso convierte el «segundo tema» en una especie de entidad metafísica abstracta susceptible de encarnación absolutamente ~n Cllalquier parte. El «segundo tema» no es meramente cualquier melodía contq1stante, pues en .ese caso podríamos hallar segundos temas en los primeros grupo$ con mucha frecuencia, destruyendo la terÍninología. El «segundo tema» es aquel tema contrastante nuevo que señala la llegada a la dominante y que confirma la nueva tonalidad. Existe incuestionablemente un tema nuevo en el desarrollo de Los 15. V. TYSON, ALAN: s<Haydn and Two Sto!en Trios». Music Review. XXII (1961). 176 177 EVOLUCIÓN DE LAS FORMAS DE SONATA FORMAS DE SONATA J adioses, pero ese contraste actúa de un modo muy diferente. Vemos aquí el desarrollo entero, seguido de los primeros compases de la recapitulación: 1w . ¡· ,...---1.___:___J.~---,,. .....o.-- - ~- - "' ~ ~ ff ;>¡¡.~ pl1uro ~ el 1 = - lilll ,d..,a.1! ~ i1L ii _J_ I:~di l§J] ~I! 1 (¡ • u . _J_ 1 . 1 1 1 . J.~~ 1 1 - . 1 1 ~~,. - , ...... ,, 1 1 1' 1 1 I,'!'.)' 1 J I· J 1 •·e-· 1 1 '-- ::.,··n ~.. :) .. 178 ~ . FORMAS DE SONATA . )' 1 ... . l, 11 EVOLUCIÓN . ~ "' " 11 _.., 7 1 7 1 a,__...- ~ 1. 1 1 7 ! ..-e· 1 12 i i i" ¡' ¡:. : 1 1 ~.1 -.1· ·~1 -1 1 1 ,~- 1 J . •---: ..1,..---._1, J. 1 1 1 1 1 .-.1 (..-...,¡~ E~ desarrollo se inicia del modo más convencional con el tema principal en la relativa menor,. y lo hace muy propiamente, porque_ lo que va a seguir es poco convencional, aunque no carece de preceden_te, El nuevo tema aparece en el Compás 108: después de treinta y cinco compases de un fortissimo constante que termina con el tema conclusivo de la exposición (compá~ :102) y una pausa general con un calderón; el nuevo tema aparece en piano y pianissimo con un cambio súbito de la tonalidad a Re mayor. Las trompas guardan un silencio absoluto, cosa que hacen los cellos y los contrabajos durante los ocho primeros compases, y la dinámica nunca se .mueve del piano en toda la sección. El final está cortado de un modO tan logratjo como el comienzo, quedando así el tema aislado dentro del movimiento, y sólo la mOdulación existente en el últiffio momento cértifica la existencia del resto del movimiento -aunque está sección se relaciona de hecho con lo que realmente constituía un «segundo tema», el nuevo motivo que establecía el La mayor en la exposición: 1.-.:-,.... 1 1 179 1 1 - .)¡, ,--.,._ J 4 " - . .. ·• ~-- ·- _;~ 1-· 1 7 -~·· 1 ~ . .. . 1, ' ;, . 1 DE LAS FORMAS DE SONATA 29 . 1 "" 1, ···--~ "'j ,l. J ..L -~ ~ . .,, 1 1 --'-r>... .. l: . 11· . 11 ' .. ) .. ' ' J. .J. J. 1 ..L ' .. - u. .. l. 1 - rrrr ; ' .. 1__ 1 -· 1 , 1 .. .1- ' 7 1 - _;:- ➔ 1 A .~-ffl - ~ 1 • " 1 - ' l· ff No hay cambio de compás ni de tempo como en la Sinfonía núm. 67: pero muchas secciones de trío de las arias da capo permanecen en el mismo tempo y ritmo. El cambio de tonalidad, dinámica y textura es, sin embargo, impresionante, siendo todas ellas del tipo que caracteriza al trío. La sección ce_ntral, en Re mayor, actúa igual que la sección de desarrollo de Sammartini citada en la página 153, sólo que de un modo más dramático y más operístico (de hecho, mucho más cercano a los ejemplos que iba a plasmar Mozart en ldomeneo y Zaide). Esa adaptación de una forma desacostumbrada, forma que siguió siendo una posibilidad latente a lo largo del siglo xvm, constituye uno de los momentos más inspirados y brillantes de Haydn. Se debió posiblemente a su interés por la ópera en aquel tiempo, y la sinfonía de Los adioses es, con toda certeza, su sinfonía de «escenografía» más teatral. 180 FORMAS DE SONATA 181 EVOLUCIÓN DE LAS FORMAS DE SONATA Tal vez el ejemplo más conmovedor y mejor logrado de sonata con trío central ele Haydn está en una de sus últimas obras, la Misa de La Creación. El empleo para el Kyrie de una forma con un trío central tiene toda una. serie de precedentes: el descenso de la tensión, el delicado aunque expresivo contraste, la reducción de la dinámica y una textura más transparente, que constituyen con tanta frecuencia los atdbutos de una sección de trío, están indicadísimos para enmarcar las palabras del «Christe eleison» entre los dos «Kyrie eleisom>. La famosa Misa inconclusa en do menor de Mozart, contiene un ejemplo de ello. Haydn, en su Misa de La Creación, enmarca el «Ch.dste eleison» entre una exposición de sonata y una recapitulación. Presento el conjunto completo: de ese .modo mato dos pájaros de un tiro, presentando no sólo un ejemplo tardío de una forma muy interesante, sino mostrando también que cuando se omite la sección de desarrollo dentro die una obra de un estilo tan dramático~ el desarrollo secundario que empieza tras - el comienzo de la recapitulación adquiere una importancia extraordinaria. Prescindo de la hermosa introducción, aunque tiene importantes conexiones temáticas con el rápido movimiento que la sigue, según había demostrado Robbins Landon; 16 al igual ·que casi todas las introducciones lentas a una forma de sonata, empieza en el modo menor de la-tónica y termina con una semicadencia sobre la dominante. Entonces viene el allegro: ' ,., ' ,t.,_. -...-.¡ l!;ill!!I-, }: i ! Hl ~ ~ • i 1 PRIMER GRUPO K1. ,; .•• K,-. •i•• K1 • ,i-~. Kr · Kr- ~l-• •. Kr. K1 - ,;. •• Ky • ' r;m}_ Al!epo- •o-dento- t.i ., ,., 1,1 ,¡ .• !o; lri ~ 16. V. Haydn, vol. V, p. 202. ' i , ! l ' :¡ ·-HM! :i ,., j § 1 ~ !, • •o~. a f ,., , ., "' "' , , ! l!t i • Hi) 1 182 FORMAS DE SONATA EVOLUCJÓN DE LAS FORMAS DE SONATA 183 ' ' o ·~ i\ !,•i ' ;¡;¡ :r; . 1 ,,, 1 :113 ,¡ :1! , :i • ,1 1 , " 1 1 • 2 " "8 z w "" ~ " 11 ~ " 1 'l ' ~ " • { , .f , ! • :,1 :i ~ ' o o rl 1! 1 ¡11 1 ,,1 I' :i :i :i. ~ 11 1 t , . i'i: 1 1 ! ~ . ( 1, ; 1, o i ,¡ I' 1 :f ! 1 ¡! 1 1 ! !~ '1 , ¡ ' ' o ~ i!! ~ ;§ 1 1 1 1 ~ ~ ' 1 :i ' ' ! ' ! , :i E ,~, ". "' ¡¡t~ r " r. ' ~ 2' o f;' !. ~ . ;: ;: ~ ¡ ¡ § r r !. !fil r ' ; J r ,81 •:i· ' . ~~ :::i: e ¡ ' ' ' ' .. ~ " ' ' "§ .: Q z "' 1ªl o" " .. . ~. •. VJ.YNOS 3:Q SVWcIO.:JSV'l :JO NQDff10A3 !. ( ~ >'l " " • " i Í'il " s" z 0 > V..lVNOS 30 SVW.1:10.:1 v8T 186 FORMAS DE SONATA EVOLUCIÓN DE LAS FORMAS DE SONATA ,i 1 i' 11:11· ji!¡ 1ffi:; ~ : ;Wj . . /; , ¡\. ~ '!¡¡;; ¡,,,¡. !·,::~ ~ i 187 188 FORMAS Con los elementos EVOLÜC!ÓN DE LAS FORMAS DE SONATA DE SONATA de la técnica de concierto desplegados en los· ritornellos para enfatizar las líneas generales de la forma, la estrllctura es simple, plasmada en el estilo monotemático Compases 29-36 37-46 47-60 60-66 67-9t de Haydn: Primer grupo. Ritornello sobre el.I y transición al V (podtía dar la impresión de que el segundo grupo iba a empezat en el 41, pero la dominante no tiene aún el énfasis suficiente y Haydn regresa a una larga ,cadencia sobre el V del V en los compases 44-46). Segundo grupo, variante del tema principal con una continuación nueva (compases 47-52), tema conclusivo, compases 52-(\0. · Ritornello sobre el V y una corta transic_ión. Trío. (Forma binaria). a) 1 III 67-82 . b) III 1 82-92 semicadencia- :sobre V. 93-fin 93-95 93-119 Recapitulación. Primer grupo. Desarrollo secundario que conduce a uo pedal de dominante en el 107, a través de IV (111°112) a la tónica menor que recuerda ta· introducción y termina en el V 7 • 120-fin · Recapitulación del segundo grupo completo. Este trío (igual que el de la Sinfonía en La mayor de Samn;\artini) es una forma binaria corta en la tónica menor cOn una cadencia inicial en la relativa mayor y un regreso a la tónica, el más convencional de los· esquemas. Sin embargo. en una obra de tan grandes dimensiones, Haydn necesita de la tensión dramática de un desarrollo, desplazado ahora hasta después de la reprise del primer tema, que es notablemente corto. 189 aunque poderoso. La grandiosidad de este desarrollo secundario es tal que la semicadencia que introduce la reprise del segundo grupo es mucho más intensa que la cadencia semejante que la introducía en la exposición, aunque un simple vistazo nos revelará el paralelismo existente entre los compases 45-46 y 118-119._La forma del trío central está inspirada en. el texto: este movimiento constituye una de las adaptaciones más. magistrales de la forma de sonata a un texto litúrgico y patentiza la libertad de que pudo disponer Haydn hasta el fin de su carrera. .El valor· de un esquema excéntrico como la· forma de -sonata con trío central para el entendimiento de la evolución del estilo de sonata reside en el modo en que nos revela la movilidad de los aspectos esenciales de las formas de sonata y las. diferentes posibilidades de llevarlas a la realidad. Siguiendo el rastro de este esquema desde los comienzos de Sammartini a los dé Haydn y Mozart, hasta llegar, por último, al final de Haydn, podemos ver cómo el papel de una sección de desarrollo se hace cada vez más apremiante, pero támbién que su función es, por lo menos, susceptible de un desplazamiento parcial. La historia de la forma de sona.ta con trío central subraya también la imposibilidad de separar la evolución de la sinfonía y de la música de cámara de la historia coetánea· de la ópera, el concierto y la música eclesiástica. 8. El motivo y la función En su libro s9bre 1a estética de la música, 1 escrito en 1782, Christian Friedrich Daniel Schubart definió la sonata como una «conversación musical, o una imitación del habla humana con instrumentos muertos», y escribió una explicación de las indicaciones italianas de tempo para los lectores alemanes. La mayor parte de sus traducciones son más o menos lo que uno podría esperar. El presto, por ejemplo, es «un tiempo muy rápido en 2/4, 318, 618 y otros compases». Algunas se definen en términos de sentimiento o «afecto»-: el adagio es «un movimiento lento y triste)>. El allegro, en cambio, recibe una definición muy diferente de las demás: «un motivo conductor, desarrollado en un movimiento un tanto rápido». Es significativo q·ue la forma de sonata del siglo xtx recibiese tantas veces eJ nombre de «allegro de sonata». La estructura motívica del allegro se evidenciaba a los ojos de todos hacia 1780, y el nuevo modo con que se trataba _elmotivo en el estilo de sonata fue una cosa esencial para el desarrollo de las estructuras formales. En Haydn. según dijo él mismo, todo salía del terna: del carácter del tema y de sus posibilidades de desarrollo surge la configuración del discurso musiciil. Beethoven llevó esa idea un paso más. ade'laÍ1te: la relación existente éntre una estructura . a gran escala y el tema era igualmente íntima,· pero aquella y éste eran trabajados juntamente, s_egún han revelado recientes estudios de sus esbozos. 2 Beethoven no sólo hacía esbozos de sus temas y de los diferentes pasajes, sino también de la obra en su conjunto; la concepción de la obra entera adquiría forma gradualmente. influyendo los detalles de los diferentes temas. El desarrollo motívico ha constituido una técnica básica de la música I. Ideen zu einer Aestherik dcr Tonk1ms1. escrito e11 1782, editado en 1806. 2. Véan$e, sobre todo, los estudios de Lewis Lockwood sobre el opus 69 (Tne Music Fo_rum, !I, Nueva York, 1970. pp. !-109) y de Roben Winter sobre et opus [31 (BeethMen Studies. vol. II, Nueva York. 1977, pp. !06-137). 192 FORMAS üE $0NAT A EL MoTrvo 193 y LA FUNCIÓN f!;~-!=¡•·~' - ¡ _.,,,e, , •.. ~!,: ;•~.' •~ 'i'':1,::1:::lj!w 1 1 ~~ EIJ~ manl· Ur:r rr;:r: t"11 occidental por lo menos desde el siglo xv, pero el empleo y el carácter del motivo se modificaron radicalmente a fines del siglo xvm; evolucionando con la nueva concepción de la forma musical. El motivo realza entonces la articulación de la forma y, lo más importante, sufre inflexiones como respuesta a esas articulaciones. Uno de tos primeros maestros de la nueva técnica fue Carl Philip Emanuel Bach. He aquí la exposición de su Sonata en La mayor, escrita en 1765 y publicada en las Sechs C/avier Sonaren für Kenner und Liebhaber (1779). d'P";i! ;n¡ rn re m~~ fi',, •• ~. : ; r1 1¡QW:l•11 1 ~!! LJtl~r:;·:;l¡c :;:;l¡c,!p!, lmc,:~:i: 1 i!'::~ ,t:;1!;~:::~;1t:,!:'.: 1~ :::::::1 ff:;Plfl@f frilln¡Bl'iffll,ff¡ • r:-A, • ¡-;;A-, A l~I , ___ , lJ :. Ll::::::5_.J - t!;_..B--1 l.!:-5__;,J - L:!:_5__J i!:C ~j"'."' li::;r~:,~1: ,i: :=:1•·!:flRfflt¡;r;;:;:;:;1 1 !)JJ!I rm e::: ;~ ¡: i? ª 1~ ª 1 ~~!:: :r;"r;;rr_r¡ :r::: 1c:·~: 1&;:::: 1 . rrn · : ~!:: ~ ~ w} 1:t: ·;;:.lb::: f ; :1 .. =¡¡; f :: :b:;:¡¡J:;~= ~s--1· • L..-e-----1 ' . ¡.Jm•·,r, Nrn oo • L:.-a---1 1 ::::~ L__5__J. ® ~· A L-.9---l ,- ' ~ ~im A @]JA»ff: _ ,..,..-1!;#'.'°"'!' Ll __, B. - .,._. 2.1 •r:rttfIF :1 t.::._9_...;_J -= ' ·: l!cú: __, :rl!crr:ces, ~ \I!;: ht!j :l¼:;f; eti_..···· ~: '-':¡il'¡rtr'frftfrlt rrrru u "1 9 il :;mrermi,,,1 . rtP\Y PPr, ¡ & &! ' ® 11 .. L-s--1 -· J, Hay dos motivos principales, anunciados ambo? en el primer compás: A) Las sextas ( después terceras) paralelas en staccato de Ia mano derecha, aquí en piano. B) La pequeña. figura rítmica con notas repetidas de la mano izquierda, en forte: J'l Estos dos motivos aparecen en cuatro puntos principales: en el tema principal donde establecen el I grado; en el puente que inicia el movimiento al V; en el comienzo del segundo grupo que confirma la n 194 FORMAS DE SONAi'A llegada al V; y en el tema conclusivo que redondea la expo$ición. Por un momento la terminología tradicional encaja en ,la forma monotemática como anillo ·al dedo. La relación existente eritre la gran forma y el motivo es la siguiente: Compases A y B como enunciado del primer grupo con el motivo B en forte sobre los dos primeros tiempos, el motivo A en piaho. 5-8: Frase de respuesta en forte: semicadencia sobre el V ( compás 8) señalada por un desplazamiento de B a los tiempos tercero y ·cuarto. · 9-12: Frase de respuesta repetida en piano' Ya·rpe,i•iada. 13-16: A y B como puente. Iniciación del cambio al V: el motivo A pasa ahora del. staccato al legato en una frase de línea más expresiva·. 17-26: Movimiento al V realzado por un cambio súbito de textura sobre el V del V, y progresión arpegiada a través del V del V del V (cqmpás 25), la manera más importante y con-yenciOná.l de establecer el V grado como una «tónica» rival. 27-30: A y B como segundo grupo pata afirmar la polarización. El contraste de B y A como forte y piano respectivamente se altera en este momento, así como el contraste dentro de- una sola frase de staccato a legato. El forte y el staccato se oponen ahora juntos al piano y al legato, y es sustituido el contraste interno de 1~·frase por una oposición de · dos frases de dos compases. La pequeña figura rítmica, motivo B, había sido ejecutada antes sólo una vez en un grupo de do$_,compases: ahora el ritmo de su aparición se· duplica, apareciendo una vez en cada compás. La oposición de los compases 27-28 con 29-30 opone la calidad dinámica de los dos motivos a las pqsibiljdades expresivas que se pueden extraer de ellos. 31-38: Progresión a la cadencia sobre el V. Aceleración del ritmo armónico (compás- 33) avanzando hacia la cadencia. 39-42: Los motivos A y B, aparecen una vez más como tema conclusivo. Se dupliéa el ritmo de ambos: A de negras a corcheas y B ahora dos veces en cada compás. La dinámica de p y pp realza la nueva agilidad. 1-4: Estos motivos se transforman a través de su función dentro de la forma, siendo la segunda aparición (compás 13) , más expresiva, Y EL MOTIVO Y LA fUNC[ÓN 195 poniendo de relieve la tercera (compás 27) ·esa .calidad expresiva del modo más económico: el motivo A se convierte en un aislado suspiro en el compás 29, una simple apoyatura que ~o se resuelve hasta el compás siguiente. El acelerado avance hacia la cadencia provoca Ia aceleración correspondiente del ritmo de los motivos. En su empleo de la secuencia y los largos tramos de un ritmo armónico inalterado, este movimiento sigue conservando un estilo propio de comienzos del -siglo xvm, pero los rompimientos de te"xtura que señal_an los punt_0s estructurales son ya clásicos, y lo es también la situación de las articulaciones. En este tipo de pieza musical, cada trans{ormación del terna exige un estilo de ejecución diferente: los primeros Compases tienen que ir en ·un tempo riguroso mientras el contraste de la dinámica se produce simplemente: sus dos apáriciones siguientes hacen necesario un estilo más expresivo, sobre todo en los compases 29 y 30, donde la pequeña figura de terceras paralelas descendentes en que se ha conyertído .1hora A tienen que sufrir la inflexión de un ligero rubato para poder expresar su carácter vocal; la· transformación final de los motivos tiene que ser ejecutada con rigor y agilidad, y con una gran articulación del frasea para lograr debidamente su carácter· de tema cadencia!. La estructura aparece elucidada temáticamente: no sirve de mucho, en último término, afirmar que la forma de sonata es básicamente armónica y no melódica (ni tampoco más textura! que rítmica). El estilo de sonata constituye esencialmente una serie coherente de métodos para plasmar los contornos de una gama de formas en alto relieve y resolverlos simétricamente, y su articulación mediante el tema es una cosa fundamental para el lenguaje estilístico incluso cuando, como ocurre aquí, no se emplea más que uno ( constituido esencialmente por la combinación de dos motivos minúsculos). La brevedad de esos motivos hace posible la técnica de C. P. E. Bach: los cambios que se hacen en cada nuevo punto son mínímos. Cada detalle dice algo. Un elemento esei:Icial de la técnica motívica clásica no está aún presente en esta Sonata. Tiefle la jerarquía clásica existent_e en,tre la voz principal y el acompañamiento, pero. ca,r:ece de intércambiO~ A es el motivo de la voz príricipal, pero nunca erltra en el acoÍnpañamlento; B es una figura de acompañamiento, y ·no se convierte para nada en melodía en ningún momento del movimiento. El paso final lo dio Haydn: el acompañamiento motívico fue desarrollado ya por C. P. E. Bach y Haydn aprendió la manera de convertirlo en melodía. Esta técnica es llevada a la realidad por vez primera por Haydn en sus sinfonías de los años setenta (aunque existen precedentes de ello en obras suyas y de ·otros compositores, pero presentados de modo menos convincente). Fue sin duda un incentivo al desarrollo de ese intercambio motív.i-co entre la melodía y el acompañamiento el renovado interés po~ eI estilo contrapuntístico que aparece en Austria a fines de los sesenta, para hallar su expresión más acabada a prínciÍ,ios de la década de los setenta en los cuartetos de F1orian Gassmann y en los del 196 opus 20 de Haydn. El resurgir del viejo arte contrapuntístico con su ideal de igualdad de todas las voces dentro de la textura polifónica (ideal cuya realización eXigía generalmente un compromiso) no constituyó, sin embargo, otra cosa que un auge pasajero. El verdadero desafío del momento consistió en mantener la jerarquía existente -a fines del siglo xvm entre la voz melódica y las partes acompañantes, y darle a la vez al acompañamiento un significado motívico; sólo entonces·se podría lograr una verdadera unidad de textura. Se podría plasmar. ocasionalmente un acompañamiento a partir de los. motiVos de la voz principal, pero la solución más fecunda consistiría en aprender a gestar terriaspartíendo de las fórmulas del acompañamiento. convencional.: Ese fue el descubrimiento de Haydn, y condujo.también a algunos de los mayores triunfos de Beethoven. · El modo más sencillo de transformar el acompañamiento en melodía --el favorito de Haydn- consistió ~n sacar un tema de una repetición de notas. El comienzo del allegro de la Sinfonía núm. 73 en Re mayor, de 1781, muestra esa artimaña en su forma más elemental: ... 11. - 1 1 1 1 1 1 Adagio f!! l Oboi ---. .. J ... ' ' , 1 11 1 1 1 . 1 1 1 ~ ~ - Adagio, Cllnt.llblle [¡J ~.,.,u,-dlol Violino ! ,. eoa Hr41ll """ . , 1 ~. ~ fi Vloli.a<:I D ; /'#<"""'--' Viol:a. " , , Violo,.c:eUo .,s.,.ao - --- "' / 1 "' 1 1W --·- p fi ... , 1 1 :t co~nl oo_. -- L____ ·---·-¡ in J41'/Ee p-= @ t:aat.a&Ue / -· ~ ~lkg,..., m 2 Fagotli r5 -Atlegro . -· W11.• 197 EL MOTIVO Y LA FUNCIÓN FORMAS DE SONATA fi. - / , ft ;,¡ ; ~· 1 Una vez ejecutadas en los primeros violines las. cuatro primeras notas del tema, todo lo que tocan a partir dé entonces los segundos violines es·ya temático. Mucho más sorprendente, aunque más doctrinario, es ei movimiento lento de la Sinfonía niím. 68 en Si b mayor, escrita alrededor de 1778:· p , / J,rtaa,, ··-- 1 ~ --- - ~ -f ~,,,e,:,. . --- 198 FORMAS DE SONATA EL MOTJVO J 1 / 199 Y LA FUNClÓN / . crJ - 1 1 t.: -- / / ; @] - - l ~ .o---':{i,'- 1 .., 1 .. . 1 1 1 1 . ¡ üEI ; f .~ . • / -- ~ .,, 1 .. 1 ·.. .1 f ,, . 1 ·~ ' •. . . I' . ~ - / f 1 - 1 1 . ; 1 1 1 1 / f . ; / / ' / f / .. p¡ --• ,.. . . -· ~ • p • ;.. p / "'! . p - p ;,. .. ..;._.., . p p ~-· ,.-. ,_, f / /. p f r f 1~· -~ / 4l" t/ f - / .--.:--- - • .... - / • / • / p ;,. . , f p -- Los oboes, fagots, trompas, violas, cellas y contrabajos entran de repente y en forte en el compás 6, convirtiendo en una fanfarria el discreto acompañamiento de los segundos violines con sordina. Cuando eI acompañamiento continúa en el compás 7, de nuevo piano en los segundos violines, pero esta vez sólo durante un tiempo entero_, se ha convertido ya en un motivo y lo escuchamos en ese momento con nuevos oídos. No se trata de un modo muy económico de convertir un acompañamiento banal en tema, pero está muy logrado. Haydn parece estar decidído a que su innovación no se le escape a nadie. Ese efecto se reproduce tres veces: por aceleración, primero tras un descanso de nueve tiempos, después, de cuatro tiempos, después, de tres; una estructura rítmica extraordinaria. Inmediatamente después, en el compás 17, la pe([ueña figura de actJmpañamiento se convierte en la melodía transferida a los primeros violines. Y por último, para rematar el efecto, el banal 200 201 FORMAS DE SONATA EL MOTIVO Y LA FUNCIÓN giro melódico del fin de los compases 17 y 19 en los primeros violines se convierte en el acompañamiento de los cellos, contrabajos y fagots en el compás 25. Nos encontramos aquf con la auténtica técnica contrapuntís.: tica del estilo de sonata: la melodía y las voces subordinadas se distinguen minuciosamente, Pero, sin embargo, están formadas¡ con los mismos elementos motívic9s. Este movimiento lento es corno un esbozo, aún sin pulir, del famoso lugar del movimiento lento de su sinfonía El reloj, donde_ el tictac pasa de las voces acompañantes al solo de una flauta y un fagot. Es significativo que durante los últimos años de la tjécada de los setenta experimentase Haydn en varias _sinfonías con temas compuestos completamente por figuras de acompañamiento. El segtindo tema de su Sinfonía núm. 61 en Re mayor, de 1776, es un buen ejemplo: y el movimiento lento de la Sinfonía núm. 62 en Re mayor, de 1780, otro. El efecto logrado es, por lo general, delicioso, aunque nos indigne un poco, como si Haydn estuviese «dándose importancia». El primer grupo de obras en que ese intercambio de las partes principales y secundarias se explota a fondo lo forman los cuartetos de su opus 33, de 178L En ese conjunto, no sólo está llena de vida cada parte instrumental (como lo estaban ya en el opus 20, unos nueve años anterior),· sino que todas ellas exhalan la misma vida con una unidad de desarrollo motívico que nunca sacrifica la claridad y el altorrelíeve que provienen de una distinción nítida entre la línea principal y ·el acompañamiento. Los momentos de ambigüedad existentes son los que mejor lo demuestran (esos momentos en los que, durante una fracción de segundo, uno no está seguro de dónde está la voz principal). El comienzo de su opus 33, núm. 1 en si menor produce este efecto: . llil 1, ' .,. ,_ ' ,... 1 >11.: _ 1.-:--. . ..--:-:--.l,--:--:--.~.1 1~ ~ ~ ~ rL~ ,,..-:-;--, "1. 1 .:.. ,---, 1~ ~ 1 ~ 1 •-.:._:..-•1 p .- 11:~~ ::: ·j, ªj; ...... . ~ - llil , , _ l~... 1 .. H 1 ,,.. ~w)~!:-• r "' - . - ... I"' 1 1· I" l .. l:o1i.... :::-i-_ --fl!tilti 1 1 1 1 1 vw......uo ~--~ =' !;:•t;:f; ¡ . q;®:~ m ¡ ¡ 1 h ➔ .,,_ f .. p ,t. p .. ,.,,..... 1 r.,. =~ ¡,.-,---.:. a., .1 ' ,--¡---._~ 1 p ¡¡¡¡ ="· p ~-~ 1 t>, ~ 1· 1. ~ ~ IJ T·~ 1 !• r¡---. ,,....._ 1 p p Í!r¡·~~ r .:¡·n ve p al ¡; p ~,- HI~ p ,. f '" p 1-J j ' -- -[P} ,, ,,: '!' 202 FORMAS DE SONATA p f p p p p En el compás 3 la melodía es inconfundible en el cello, y los demás instrumentos acompañan; en el compás 4 uno se da cu~nta con sorpresa de que la figura acompañante de dos notas se ha convertido en la melodía y que el cello ha pasado a segundo lugar. 3 .El trío del scherzo del op. 33, núm. 6, en Re mayor juega a los oyentes la misma travesura: f,, .. 11A ,. 11 1 1' 1 1' 1 11. I! 1 1 1 1 1 B u --...1 ..-:--.... 1¡, ' ,, _! ! "' _! 3. Véase un análisis más extenso más su sensibfüdad y elaboración; el estilo sinfónico exigfa un pia~el más grueso. En Haydn están ligados entre sí el motivo y la gran estructura: sus formas de sonata se analizan siguiendo el desarrollo del motivo. Como cada motivo puede penetrar ahora en cada parte de la obra, el estilo de sonata adquiere un lenguaje coherente. En su Sinfonía núm. 92 (Oxforá), el alejamiento de la tónica se efectúa produciendo una inflexión en un fragmento del tema inicial. He aquí la contrafigura del tema principa~ que inicia la modulación al V: " " " " !.,..- " 1 1 ,_ 1 1 1 - "' "' il El cello arranca con la melodía y los violines I y II tocan una pequeña figura de acompañamiento en staccato; en los compases 31-32 se cambian los papeles. Sin que seamos capaces de indicar la nota exacta en que ello ocurre (depende mucho de la manera de tocarlo), el violín I le arrebata al cello la partt: principal. La figura de acompañamiento se convierte en melodía y la figura melódica se conyierte en acomJ)añamiento. Me detengo tanto en este punto porque me da la impresión de que no se aprecia lo suficiente. Haydn aseguraba que estos cuartetos estaban compuestos de acuerdo con principios enteramente nuevos y, aunque nuestro tiempo ha tachado esa pretensión sllya de simple eslogan comercial, Haydn estaba tota:Imente justificado al afirmar aquello. Los «nuevos principios» no consistían en el desarrollo motívico en sí -que era ya, sin duda, del dominio público incluso en la composición de cuartetos en 1781-, sino en la unidad del desarrollo motívico que trascendía· a todas las partes. Tiene razón Larsen al recalcar que la técnica motívica de Haydn se había fraguado en 1aS sinfonías de los años 1770, pero su aplicación al cuarteto de cuerdas era una cosa totalmente nueva en el opus 33. Y eS sobre todo en el. cuarteto de cuerdas donde escuchamos con más atención los detalles motívtcos, y donde revelan 115- l 17. 203 EL MOTIVO Y LA FUNCIÓN f __:::¡..,___ f< f, f, f, ,. ,. de esta página en mi_ libro Classical Sryle,. pp. - 204 FORMAS DE SONATA EL MOTIVO El motivo básico es un fragmento del tema,. el salto de una 'décima en el compás 44. El acento y el peso de ese s~llto se desplazan a través de lo (. que sigue. En el compás 44 estamos en piano y- con ~","!f ..,J; el compás 45 es forte, y la notación cambia, indicando más peso ,1J /, Hasta aquí las dos notas han sido iguales, y el acento cae normalmente en el primer tiempo. El cambio hacia la inestabilidad empieza con la siguiente aparición del salto, compás 47, con la segunda nota más larga ,y pesada que la primera, una negra con un sforzando: J .L; en el compás 49 Y LA FUNCIÓN después de Haydn y de C. P. E. Bach, la variacron de acento de los motivos principales constituyó un importante utensilio para articular la forma. I.3eetho.ven Ilevó la fragmentación aún más allá que Haydn, reducien~ do en ocasiones un motivo a una sola nota. En su Sonata en Mih mayor, op. 81a, Los adioses., la base motívica es una imitación en tres notas de una suave llamada de trompa: Adagio 4·be ft el primer tiempo se debilita todavía más, haciendo que el bajo no entre hasta el s·egundo tiempo. De ese modo, el acento del motivo va desplazándose mediante una serie de notas por grados, a partir del primer tiempo estable hasta aquél en donde el acento va a causar la máxima tensión rítmica, y donde la modulación convencional (~ del vr al vr, V del V al V) se ve reforzada por la textura. El sforzando del compás 47 dramatiza el momento y crea una sorpresa por el cambio a una tríada en Si mayor: el acento más fuerte del compás 49 recalca la, mayor importancia del V del V, Las gradaciones de acento se corresponden paso a paso con la estructura armónica. El manejo que hace Haydn del corto motivo -bastan dos nntas.._ posibilita la fragmentación. Beethoven lo adaptó incluso a mayor escala, El .motivo inicial de su Sinfonía núm. 8 tiene su acento inicialmente en él prímer tiempo, según nos indica el fraseo: Al final de la sección de desarrollo, ese acento se desplaza al segundo tiempo, para repetirse obstinada e insistentemente una vez tras otra: Al final de la recapitulación, tiempo 205 r i¡v wohl • !~- p esfwes:¡ivo .,,, El sonar de la trompa se convirtió en una poética metáfora de la dista»cia, de algo que se oía desde lejos (hallamos, por ejemplo, ese efecto, en la introducción a «El tilo» de Schubert). El fin de la introducción invierte el motivo: ¡:-> y el allegro lo ejecuta, añadiendo expresivamente recalcada: a la primera nota una apoyatura el acento se sitúa finalmente en el tercer p•n, que es ~ • ' de tal manera que el acento sobre la anacrusa da impulso al ritmo que prepara la cadencia. El acento del motivo se corresponde con su ;función dentro de cada parte de la obra. Esta articulación del cambio .de función de cada sección distingue las formas de sona"ta de sus antel::esoras; V.' 1 @- y el tenuto sobre el. Sol y el sforzando que va sobre el Mib le indican al pianista qüe resalte. el motivo, que adquiere el doble de expresión no sólo por la apoyatura que va sobre su primera nota, sino porque la tercera nota, Mil,, se hace disonante respecto de la armonía~ para resolverse enseguida. Un motivo que representa la distancia significa en este caso la angustia y emoción producidas por la partida. 206 FORMAS EL MOTIVO DE SONATA El motivo se ejecuta en tono menor, simultáneamente estado directo, como parte de la modulación al V: y se emplea para concluir la modulación invertido y en Y LA FUNCIÓN 207 intermedio parece salir directamente del motivo. Desde el principio de su carrera, Beéthoven explotó la posibilidad de emplear corno temas sencillas secciones de escalas y arpegios, confiriendo así un significado temático a los pasajes virtuosistas. El desarrollo se inicia reduciendo a dos las tres notas del motivo: sobre V 7 del V: donde el Sol, Fa, Mi b, situados al final es el motivo en su altura original, reanI1onizado para darle un significado nuevo. El mismo motivo se emplea en el «segundo tema», que aparece en el tempo original, en el que una redonda del allegro viene a corresponder a una negra del adagio: asi como para el tema· conclusivo: Después, por último, tras habernos hecho oír, como temática, una nota mantenida .simplemente durante cuatro liempos,_ Beethoven reduce el motivo a una sola nota, repetida muchas veces: lo que constituye la fragmentación extrema y el punto de máxima tensión. Esto constituye el fin del desarrollo y el comienzo de la retransición. El plan más banal existente en el siglo xvnr para una sección de desarrollo consistía en terminar el desarrollo en una cadencia sobre la relativa menor, seguida por un regreso al I. Ese esqúema, empleado muchos cientos de veces por Haydn y Mozart, había sido ampliamente abandonado por Beethoven, pero lo emplea en este caso. La relativa mer~ .lt es Do, y el acorde inicial del allegro es un acorde de sexta de Lab, con el Do en el bajo. De ese modo, el viejo procedimiento le brinda a Beethoven un regreso a la vez sorprendente, efectivo y poético dentro de su simplicidad. 1 ejecutado ahora en disminución, ocho veces más aprisa. Como el motivo se compone de tres notas descendentes de la escala, casi todo el pasaje 208 FORMAS EL MOTIVO DE SONATA "' §] .--:--:. u "f' 1P j> ,., o El bajo constituye a partir del compás 243 una escala descendente, y debido a su ritmo lo aceptamos como una extensión ·del motivo. Las dos notas descendentes en 252-253 encarnan una de las imposibilidades de Beethoven, un crescendo sobre una nota sostenida, que el pianista puede, de· hecho, convertir en real de alguna manera ( o da la impresión de hacerlo). La superficie del movimiento entero está coneebida en función de la transformación del motivo. Todo lo que tiene lugar dentro de la estructura armónica haHa una respuesta en el tratamiento del motivo en cuanto a acento y rit_mo. 209 Beethoven efectúa en otros parajes la reducción de un motivo a una sola nota de un modo que determina el ritmo a gran escala de una sección entera .. Existe un famoso desplazamiento del acento y del ritmo periódico al final de la sección de desarrollo de su Quinta Sinfonía que ha dado pie a alguna controversia: La coda de este movimiento inicial devuelve el carácter de llamada de trompa al motivo ejecutado con un extraordinario encabalgamiento de entradas en la tóníca que se esfuman suavemente en la ~istancia: t Y LA FUNCIÓN -;¡ 210 FORMAS DE SONATA .. , 1~ ' .::;.- y ·. ' 1 l t ''•~ - t ' IJ I,! _, .- ,,. .....,.,. ·-:¡,,.;: ' ' ' 1. l.; I ' •J ··---- ' ' - r·- -, •:,,.,;,.,.,~.¡., ... l 11,.T - ... .,. . \:...;.,.,.,~;... i \ \;. 1 •..,.,,,..;;1,,-. ¡ ¡,;"¡ ,,. ~, ' . •; 7 -·" . •; ' "' ,, 1.<'. 211 ~ 1¡:¡ 1 1,, t ¡,,w¡, ' - -~- 1 "'i,,_,.L~ ! _, • 1~ ·- i~r-n ' ' . IJ lti°1""1,; ,.e i,~ .. di,~. __ IJ .,.,.,_ 1.1 1" 1 " ~:- 1J j ; J EL MOTIVO Y LA FUNCIÓN 7 ,, o .. .. •;;:.,'T,..,r~,,1 ·• 1·1'1"! ~..... l'~ ,,;~,.~ •w -- .. Ese desplazamiento salta a la vista si miramos el comienzo y el fint!l de esta cita. Al comienzo, la frase se inicia con una anacrusa de un compás par: 180, 188, 196; al final lo hace con una anacrusa de un compás impar: 229, _241, 249. ¿Qué ha ocurrido entretanto? El tema se inicia en forma de un motivo de cuatro compases con una respuesta de cuatro compases: 180-187, 188-195. El motivo tiene tres notas largas ( mJ J J ), y el período siguiente las reduce a dos, con la respuesta antifonal de dos notas: 196-197, 198-199. El movimiento antifonal continúá, los instrumentos de viento contra las cuerdas: 200-201 contra 202-203; después, 204-205 contra 206°207. Y entonces tiene lugar la reducción del motivo de dos notas a una: 208-209 contra 210. El diminuendo de ff a pp se inicia precisamente en el compás donde el motivo aparece en forma de una sola nota, 210. El intercambio antifonal, ahora de un solo compás contra otro; sigue_ adelante hasta qu~ se restablece totalme,nte ~l ··1"11otívo de cuatro compases en el 229, restableciéndose tarribién el, m:ovimiento periódico de_ ocho compases a partir del 233. El vehículo del desplazamiento de acento ha sido la fragmentación extrema del motivo,4 estando situado su momento estructural justo delante del regreso del tema principal y la tónica, igual ~ue había ocurrido en la Sonata de Los adioses. Para· entender la forma hay que 4. Tocante a diferentes enfoques de este desplazamiento rítmico, IMBRIE, ANDREW: «Extra Measures and Metrical Ambiguity in Beethovefü>, en Beethoven Studies, I, Nueva York, A. Tyson, 1973, pp. 45•66. 5. En realidad, y' debido a la orquestación, nadie tiene dificultades para entender este pasaje, excepto los analistas: el oyente lego, pero concienzudo, capta e! extraordinario aumento de la tensión. No adopto con ello una posición oscurantista, sino que me limito a señalar que los analistas a menudo elucidan con dificultad Jo que ya todos hemos entendido con facilidad, y así es como debe ser. 212 FORMAS DE SONATA considerar juntamente la estructura armónica en gran escala, la textura (en este caso el fraseo periódico, la dinámica y el acento del compás) y el contenido temático (hay que considerar incluso la instru,;,entación, puesto que el efecto de este pasaje depende . de la separación de las cuerdas, y los intrumentos de viento y de su oposición). La transformación más radical de un tema :va de la disorianciá a la resolución, adoptando ta perspectiva más larga posible: esto,es básicamente lo que ocurre en una sonata cuando el segundo : grup·o se recapítula al final en la tónica. Esa transformación fundamental, sin embargo, puede reforzarse en cuanto al detalle mediante lqs cambios producidos dentro de los temas. Su forma extrema se produce Cuando un tema se mantiene sin una cadencia resolutiva hasta su última !aparición: tenemos el ejemplo por antonomasia de la última página de Tristan e !solda, en la que, _púr pr.ímera vez, se resuelve el tema itlicial del Preludio del acto I. En un brillante ensayo, 6 Lewis Lo.ckwood ha revelado que en el primer movimiento de la Sinfonía Heroica,, Ufl.pasaje que aparece ostensiblemente tres veces conduce a un clímax; disonante en las dos primeras, para no resolverse hasta e] final. del movimiento. Partiendo del estudio de los esbozos, demuestra que ese pasaje fue planeado casi desde el primer momento en su doble función, y que se mantiene constante a través del sinfín de carribios y de top.a la elaboración impuesta por Beethoven, tanto al material musical como a la estructura del movimiento a lo largo de su trabajo sobre el m_ismo.7 La Sonata en fa menor, op. 57 (Appassionata) hace un empleo semejante de uno de los- motivos principales. fenómeno acaso ,tanto más sorprendente, por ser el motivo tan corto y empleado tan a menudo. Es esa pequeña figura de cuatro notas que aparece en la primera página: EL MOTJVO Y LA FUNCIÓN @ 213 g atem~ 11!~;;" it ;;; iJoi,i~ft IE#fff¡f-! r;rr•[·r·•JJJJ1¡ El acorde siguie-nte, que va a deserrípeñar un importante pape[ en esa obra, está enmarcado por el motivo y va seguido por la figuración del clímax que acabamos de citar: 1~ (En el puente a La>, el motivo está aumentado y conduce al V del III: 3 ~#\,LL,- •:LJ (Se deriva de la alternancia entre fa menor y Sol b mayor de los ocho primeros compases y constituye un lacónico resumen, una dismirÍución de esa relación que es fundamental en esta obra.) El motivo en cuestión produce el primer clímax: f[ñ,2''? Jp¡ =~ -··· wr; ,'@ii ffi ,L pudiendo apreciarse sus ecos en frases como - 1,::;;:· .. 6. aunque lo que nos interesa aquí básicamente es su forma original én la <<EroicaPerspectives: Strategy and Design in the First Movemenb•, en Beethoven Studies, vol. III, Nueva York, A. Tyson, 1980(?). 7. Véase en mi libro Classical Style un análisis del movimiento lento del Concierto en Sol mayor, K. 453, de Mozart, en el que el tema inicial termina en una semica9"encia sobre el V y un calderón las cuatro veces que aparece, y sólo conduce directamente a una cadencia de tónica en su quinta y última aparici~n después de la cadenza. 3 que se conserva intacto el ritmo ¡ m; i ). La entrada de ese motivo señala invariablemente una explosión. Su segunda aparición se sitúa al fin del desarrollo y perfila el mismo acorde que vemos en la página inicial: r-~~--vov·· . • -.. ,.,,~.,'--'~ V.>,...-•~- { ~,;;_:i@,t•.H.::,,) í:,l! c:;.!q /.:',..;~<;-:; q~ •. 214 FORMAS DE SONATA EL MO-nvo y LA FUNCIÓN 215 La armonía de 6/4 se continúa con un efecto extraordinario a través de toda la primera página, incluyendo el regreso del motivo de las cuatro notas: La aparición siguiente y final del motivo está en la coda, justo antes del Piu allegro de la seéción final. Vuelve a señalar una explosión, el final de una cadencia completa, sempre ff, e introduce de nuevo la armonía original con que fue presentado: Constituye el clímax más grandioso que hay hasta entonces, siendo en realidad estupendo y careciendo, en mi opinión, de nada comparable en toda la música para piano anterior. Debería conducir a la resolución en la tónica de la recapitulación, pero no lo hace. Esa negación a resolverse aquí señala la impronta del genio en esta obra: podemos ver por el ejemplo expuesto que, aunque la recapitulación se inicia, la resolución se contiene, y la tensión se prolonga mediante un pedal sobre el V que hace girar la armonía hacia un acorde de 6/4. Esta concepción e.:;:merecidamente famosa. 216 EL MOTIVO FORMAS DE SONATA Aquí el pedal sostiene insistentemente la armonía, con'su choque de DolReb. La resolución llega por fin con los compases 239-240 y el Piu allegro. Es la primera vez que se resuelve ermotivo; que. con una cadencia decisiva V-1, inicia la sección final. que se mantiene todo el tiempo en la tónica. Esa es también la primera vez que ese motivo -:--inclu_so en sus_ formas transformadas y más alusivas- conduce a cualquier cosa excepto a una dominante de cualquier tonalidad que controle el pasaje. El motivo. en dos palabras. articula todos los clímax importantes que se producen, así como, con extraordinaria brevedad y concentración, la 217 Y LA FUNCIÓN ENUNCIADO 3$ -~n~.!ro ·--- ~-' resolución final. Es una mónada del universo en el que existe, actuando como un miniespejo: su tensión y su resolución son las de la estructura entera. En las formas de sonata, el significado de una frase dependía de su lugar dentro de la obra en su conjunto, de su posición dentro del movimiento general que va de la polarización a la resolución. Esas formas, por consiguiente. exigían unos el€:mentos definidamente separables, la alteración de cuyas funciones pudiera reconocerse claramente al ir apareciendo los mismos en diferentes momentos de la obra. Esos elementos aislados. idiosincrásicos e individuales~ son tambiénjpermutables: se puede cambiar su orden de aparición. El peligro de las formas de sonata reside más que nada en que sus elementos temáticos -algunos de ellos característicos en extremo-- son tan fáciles de separar Yadaptar que ta obra pierde su ·continuidad y se hace pedazos en las manos de un compositor incompetente. En cambio, esos elementos, si son definidos con claridad extraordinaria, destacan entre sí dando lugar a un: verdadero altorrelieve musical. La Sinfonía Praga, el logro más imponente de Mozart dentro del género sinfónico --obra que une la grandiosidad y el· lirismo como ninguna otra- muestra en todo su apogeo el juego mencionado de los elementos temáticos individuales y permutables (v. pp. 217 ss.). La estructura motívica del tema principal es tan compleja, para empezar, que Mozart hizo algunos esbozos excepcionales del comienzo del Allegro. La multiplicidad de motivos del enunciado es asombrosa. La frase inicial revela la misma relación entre la voz principal :y las de acompañamiento y las mismas ambigüedades que hemos obserVado ya en la$ sinfonías y cuartetos de Haydn, realizadas con una delicadeza e, incluso, con una üniformidad que no existían. en la panorámica de Haydn. La ambigüedad comienza en el primer compás (compás 37): ¿La sincopada línea del violín es melodía o acompañamiento? El compás 38 sigue con la duda, que se resuelve en el compás 39 (la primera¡Jínea del violín _es acompañamiento, la melodía reside en los instrumentos más graves). ¿Será verdad? En el compás 41, en el que cambian póquísimas ( El texto continúa en la página 236.) " " si! " ·~ CONTRA-ENUNCIADO " d • ()f.J,ll r 1t ·~ r . - ' 1 - ' :•"-~ ~, .... ' ' --------- 218 FORMAS " ' .. ri~ _J~ . '· 1. "' 1 ' ' - --- ,. .- - 1 1 1 1 1 'Y ""- -• 1 1 ~,' •·~in., . .• ! ...____, ! 1 ~ 1- 1 1 1 . ,. • I"' ,, - \·- ""·" - 'a': ~ ... r - -·- ··- ' -· • - , 1 J 1 j J • - 1 . '" ' 1 . r· . ,! 1 -· ' 1.. -· -.- . ~--=-.: ---- l.~:' . 1 ' ,_ ·~ - . B " 1 1 ' 1 J. ;¡ 11 ,. "• ' ' ' t ¡· 1 1 - 1 1 e---. ~-' -- 1' 1 ; . - ......... 1 f I' . ' - 1 '· 1 ,¡ ' 1 . .; 1 _, ' ' 1 ' - . ¡; ' - ,¡ " . -· 1-. 1 1 .. 1 1 - 1 - . 1 .' . ' il • 1 1 .1 - .. _, ' ,. 1 _1----..-~ ~ 1 1 _f t ' ' ,, -_, . -- ·•· -~- ·•· 1 1 ... 1 = l - e· ;j 1- A i 1 .---1,_ . 1 .---_e V ¡¡ ,i = 1 (I' ; , 219 EL MOTIVO Y LA FUNCIÓN 1, .. r J .. - ·-- DE SONATA e -- 220 FORMAS DE SONATA .. TEMA PRINCIPAL, SOBRE EL V, PERO NO EN EL V " · EL MOTIVO Y LA FUNCIÓN r - 221 :º ~ "-::::-;:-__:----==: ~ ~--·----e-·:.: ;;_ ¡;;_ "'{;·'.:~--- 1-" ·=·----T~u, a,.,; "" "----: "" " __, .,, 1 11 V TEXTURA DE DESARROLLO COMO PUENTE 1,1 1 1 ' ª' 1 ,,,dílir~l7 ;.,..~ ... . • T ; ; .;_ ~- j,_ 222 FORMAS DE SONATA ,- " 1 _b_f:t ___-·- . - .. < - -. ' - 1 1 - ' -- . e q < - ¡~ 1 1 1 ---· ... 1 1J - 1· -- i ~ ,;u •1~ 1, ' . '· . -· ,, •.. ' . . ' f, e t.é.~.:. '., . 1' ' 1 1 1 1 l. 1 ' 1.. ;. ,.:. - 1 1 ' 1 i·· 1 = ' ' 1 1 -· ··--, 1 1 !~• ~ i.i.é. ' 1' f, 1 11J ..L'l •. 1 . 1~ 223 Y LA FUNCIÓN ·- . ----·· l. 1 1 . { i 1'i ., -··· 1 1 1 - 1' •··· EL MOT!VO 1 1 1 '--'¡,- 1 1 1 ' RS ; 1 1 1 1· p CADENOA ..l SEGUNDO GRUPO ·-·-- ~07 •e.• J 1 , 1 1 1 1 " ..- m, 1 ñl .J> - - ' 1 1 1 1 1 1 1 1 I' ... -" 1. '\"- 1 - ~,.-----., ,..,..,.,---,_' 1 1 _I ' i;nl~ ' ~ ., ., l ·~· ' - ··=-- -< . ,4~ -·--·- -· - - < -- 1 1 ·-· jp;u, .. piu. - - 1 lf " 1 .. ~·-··'"' .~-;-;- - - -- i '. ' ·=.r,_ - ~ 1• - - - ~ ' fL ' 1 :1' 1 1 -.v - -- ' -- • '-✓ 1 "' ,-:-~r-•-r-• ·1 ''' e 1 l. ,. 1 '' ' ' ' ·- - ' ' ' ~ 1 ;;·i ;;r•r ,.,µ+J, , ~,tu :J ~zz NQDNfl::I v''l J... OAJJ..OW:'13 V.1.VNOS 30 Sv'W'MO::J vzz 226 FORMAS DE SONATA 227 EL MOTIVO Y LA FUNCIÓN -,-_!.e... 1 ;v.r,=, .. .;, ~:.zl .. ,< -- ¡., ·,~ .- .. - . 1 -- .l 1 I_ 'H•••·· I '"- ......- 1 1 g - ~ ·-:.r--.,.:.--- E"', <EÉ:ib,,._,_~1'1'.í.-- " :..- - ...--· 1--~~ i.f ~.ic:.íi::• .. ::ff,,:r1:.f:P.{'-:ti. i._J ... l.~- ¿.·:;-.=~ _"e;;· • ... __.. 1 1 ~ ~ __;_ +.k~--- -- __.. ~-. ' . - -----.__ J .: - ,~1 -'!:-:- -- · -- --•se;, - -- 1 1 ~,-.--- '. ... ¡; < 1 •• ' . 1 1 - J 1, 1 1 1 - -~ 1 1- ~-1 '· .. 1 ' ' 1 n J.:.:. li: 1 ··¡ _______ _ -~ . . ·_¡ lé'' _,. ~!:;---. .. ,,,,__ !,.~.!~ 11- 11 _ - " • ,e-_, -e . ·~ -..• - ,.--;...:, • . , -~ 1 r I r• . ....,-- ...,. 1 p .,. , .. ,,.,., r ·, ... • 1 ' 1 -¡ ' ,... ··-- 1 1 ··:-.1': - l 1 ·-. 1 r ' ' • 1 ' . 'l"' ' '--- 1 j' 1' ... j ··, ----"'. , . r - .• ' 1 - .. ' í'I 6ZZ r r ' ' ' ,1 ' r ... . ' ' • _____¡_ ' . 1 - ~/ . :,:::.,,_;;,; - ' --.;- . . , ·., ·...-~. .r:r::r, 1 _ _ _ ·- . ·:--=-.:.:: .. ---- - • 1 m . 1- - ,. ¡:;, •I ;¡ ' ----- F NQIJN0.:.:1 V7 A OALLOW 73 --~~Ñ VJ.VNOS 30 SVW:l:10:! szz 230 EL MOTIVO FORMAS DE SONATA «RE.CAPITULACIÓN» DE A - d .. , 1 -~7" i RETRANSICIÓN. TEMA PRINCIPAL .. J_. ~ '. -i81 hJ •. l. ==.J.:,;:;o::-----t"::: ..._-~- 1 ,._ 1 1 . J. J:!TI.ITIJ ~·e, n-n ' • '"'"lf-;. 11,,, - lrr.r ' ' . .~ .. l. 7 7 . 1 ' 1 -- --... - ~A-+-. .;-, =- J .. 1' 1• 1 1 1 .v 1- lv ª7 .. H - i· ' lv ' i V_ 1 - ' ~ J - 1 ~ ...~ 1.~- ¡• 1 1 ,,-,.,J.J' M .m r,~,.'. -----· ~ 1 1 •.,!_ ' . ~ . 1 .- lv J~ 1 1~ 1 ~ - ~";. ,¡- - - ; ¡_.; '" 1 -1-=-- 1 ;¡ . ' 7 ' ·.1 MENOR ':i J I' .. .'.::...., SOBRE EL V, EN LA TÓNICA - rrn ,~ ... • ._~r . -!. rTTI 1. • . 231 Y LA FUNCIÓN l 1 1 1 1 __ ,.2_ .-:-==-,~-~.= -~- ' .. . r, r ~ -~.,~~ f Oll!VQN[D3S "' OTIOH~vsaa -·-•"'-··. - -.c27'1il - . - ·-" ·7•· ~- ., " ,----:?-... .. .. ,. -. , ' 1 ' ' ' ' ,. 11 .-- -- -~- l . ,1 ..• ,.. ' , " ·-' ••,J 1 ' . ~ e-;..y ffZ ¡, --·,. ~ -..,_' r@' ., - 1 1 ., ~TI ~ r 1 ,1 . ··- ---.,~ 1 ~r . m NQlJNlld v,: A OAU.OW 13: "' VJ.VNOS 30 SV1'f80~ 1 FORMAS 234 235 EL MOTIVO Y LA FUNCIÓN DE SONATA ~, la A n A ,_ ~ ,_ ---____ -·-~ -- ,. 1 1' . - -;::. 1' 11! • • .;"ª 1 l 1 :;:-- - --- -==:-·--¡- ' . -·--·y=---- ;---•-- --vtT?T5 __,,_ - }wr:-- - .i- - - ' . - ¡e·· ~~J!ei .....,._· '~ 7 T 1 1 1 1 l -, T e·· 1 - 1 211----- ¡¡ i11!l; '.~t: ·- . . . - 1 '- _[T'.] . ri-,--, - ' . \ ~ .. 1 T. . -i··- -·· - -- ·¡ ] •. . ····--. - -===· ,; . . . 1 ¡ ·..... _~-,¡,1¡::.C .•, ..., . • 1 ~,J.. 1 1 1 --- .1 1 1. 1 1 1 etc. 237 FORMAS DE SONATA EL MOTIVO Y LA FUNCIÓN cosas y todas las voces siguensus diferentes líneas sin interrupción, el equilibrio se ha vuelto del otro lado: el primer violín constituye ahora la voz principal; los demás instrumentos, el acompa~amiento. Esto consti. tuye .la forma suprema del p_rincipio clásico del acompañamiento obligado que hemos discutido (pp. 195 ss.), según el cual la voz acompañante puede convertirseen Ia principal y viceversa. tema principal presenta dos ventajas: su amplitud, que es compleja y agitada; y, sobre todo, el obstinado sobre la tónica en los primeros violines. Transpor_tado en una quinta ascendente, et obstinado ha pasado ahora a la dominante. Et tema, transportado, está ahora sobre la dominante, pero todavía no en ella: la sutileza del procedimiento reside en que, apareciendo después .de una semicadencia sobre el V, pero todavía en el I, el tema rec9ge el repetido La de la frase anterior y efectúa la. modulación al V siguiendo su paso, sencillamente al ser tocado. Se ha hecho Una -modificación del tema: el Mi de los _violines segundos (nota inicial del motivo 3.º) se cromatiza ascendentemente, aumentando la agitación del tema, al que empuja hacia la dominante, La mayor (compases 71-77). Lo que sigue es un regreso a los cuatro compases que habían llegado inmediatamente después del contra-enunciado (compases ;íl-54), transportados ahora a la dominante, y convertí' dos en un extenso desarrollo (compases 77-95). La textura que denominamos «desarrollo» tiene su adecuado lugar ahí y es algo casi invariable en la obra de Haydn; estamos menos seguros de hallarla en el caso de Mozart. El estilo cohtrapuntistico, et movimiento secuencial, la fragmentación de los temas, son cosas que nos dicen que la función de este pasaje no reside- en la exposición de un tema sino de un movimiento armónico: en este caso, la afirmación de la dominante, dándole suficiente fuerza y solidez para ·poder continuar la inaudita amplitud y majestad del primer grlipo en la tónica_. Ese bajo ascendente de los últimos siete compases conduce con un entusiasmo creciente hacia u.na cadencia auténtica sobre el V 7 cadencia que se ve retardada por el VI. El objeto de ese-retardo se evidencia a la primera: el segundo tema empieza tres notas antes de que se verifique realmente la cadencia, y se inicia y continúa con la sencilla fórmula empleada en la cadencia. La interrupción de la textura se póne claramente de relieve y se· anula a la vez por la entiada del nuevo tema: de hecho, no nos damos cuenta siquiera de que se ha iniciado el tema hasta que no se halla bien adentrado en el compás siguiente. La estructura temática y armónica están, por lo tanto, muy poco desfasadas, sofisticada técnica que logra aquella continuidad que los teóricos del siglo xvm (al igual que Koch) creyeron necesaria el1 la sinfonía, en contraste con la sonata para solo. . Este tema (compases 94-121) recibe también una amplitud proporcional a la gran extensión del movimiento entero. Presenta una forma ternaria: mayor (menor) mayor. Se trata de un esquema de segundo grupo que se hizo muy influyente y fue adoptado a menudo por Schubert y Dussek. El giro hacia el tono menor en el segundo grupo constituía hacia fines _de 1786, cuando fue compuesta la Sinfonía Praga, un estereotipo del estilo de sonata clásico .(v. antes, p. 165). (Obsérvese que la entrada en el regreso al modo mayor, compás 111, ofrece una yuxtaposición semejante a la iniciación del tema, con una gracia incluso más entrañable.) 236 El violín I introduce dos motivos: N J J J, 1J) l.º) La síncopa: ~ F~f~ 2 -·> El violín II presenta un tercer motivo con el importante 3.'.) Doq: ~~cf,,Fp Los metales y las maderas introducen dos motivos más en el ,compás 43, ejecutados juntos en contrapunto. El motivo de las flautas y los oboes no reaparece hasta llegado el desarrollo, donde. proporciona el material principal. El contra-enunciado temático (compases 45-50) introduce un nuevo contrapunto del tema principal.Con cada ejecución del tema principal se produce una alternancia -a veces ligera- que clarifica su nuevo signiíicado. El contrapunto que se añade con el oboe recalca el Doq, la disonancia más importante del enunciado temático, y subraya la inestabilidad armónica del tema. La tónica se ve aún más definida por un nuevo motivo del violín I ejecutado contra el motivo 2. que tocan. las cuerdas más graves ( compases 51-54).Entonces la orquesta entera presenta tres secciones motívicas diferentes, relativamente cónvencionales .aunque desarrolladas con una brillantez elaborada y estimulante. Esas tres secciones, aunque básicamente del mismo carácter, son surriamente individuales: están señaladas en la partitura con A. B y C. 0 : A: compases 55-62 B: compases 63-65 C: compases 66-91 La nota repetida a fines de C nos devuelve directamente a las síncopas (motivo 1) del tema principal. Esa sección tercera inicia la modulación con la enfática semicadencia sobre el V, de hecho una semicadencia superenfática, puesto que su fuerza implica un alejá.miento dinámico de la tonalidad que se había establecido hasta entonces. Mozart se ·vuelveentonceshacia-unprocedimiertto que es mucho más característico de Haydn: recuerda el tema principal a fin de cambiar a la dominante. En ese momento de la exposición Mozart está ya por lo general en el V; o si no, cuando hace un trabajo e1,1gran escala-siendo la Sinfonía Praga el de más envergadura que él iba_a emprender en ese género--, introduce un tema nuevo. Aquí, sin emb~rgo, el recuerdo del FORMAS 238 EL MOTIVO Y LA FUNCIÓN DE SONATA Este tema se redondea, igual que el primer tema, por los tres brillantes motivos A, B y C. Larsen ha llamado la atención sobre8 el carácter de-ritornello de este procedimiento, derivado del concierto. Sin embargo, lo más original que hay aquí es- la permutación ~e los elementos. Las dos secciones del ritornello son, de hecho, muy diferentes. La estructura de la sección conclusiva es: A: compases 121-124 C: compases 125-127 Primer tema en contrapunto B: compases 136-140 invertido: compases 129-135 Esto se debe a· que B es el más brillante y estable de los tres, y C -igual que antescünduce directamente al tema princi~al con sus notas repetidas. Éstas (motivo l.º) se ven poderosamente afirmadas por las trompetas, trompas, cellas, contrabajos y timbaks. (~ompás 12~)- El tema principal se ha empleado hasta entonces para 1mc1ar la secc1on en la tónica, para iniciar la modulación al V, y también para cerrar. la sección en el V: cada una de sus apariciones ha exigido un camb10, siendo el último el más considerable, al apar.ecer entonces el tema ejecutado en forte por primera vez. . El desarrollo se basa, sobre todo, en el tema tocado por las flautas y oboes al comienzo del allegro (compases 43-44), el motivo 2.º del tema principal, y el ritornello motivo A. He aquí el a:te contrapu~tístico de Mozart en su máxima altura, emparentadísimo (mcluso temáticamente) con la fuga de la obertura de La Flauta Mágica. El desarrollo, en cambio es tradicional en dos sentidos: la frase inicial en la dommante es ejecutada de nuevo inmediatamente en la tónica, una versión de la «reprise prematura» que pasa casi inadvertida debido a qu<: s?lo emplea parte del tema principal y el vigor de la textura contrapunt1st1ca arrastra el movimiento hacia adelante sin tregu~ (compases 143-154). Existe en la Sinfonía Praga una diferencia clara entre el desarrollo prppiamente dicho y. la retra~,sicióll. Esa dife:en~ia no se d~b~ _ni..a una cadencia ni a una" interrupción:de la textura; igual que en-miles de otros ejemplos del siglo xvm, el desarrollo propiamente d~cho cambia hacia una cadencia sobre la relativa menor vr (en este caso s1 menor), pero esa cadencia ,nunca llega; lo que aparece en su lugar es la sección de ritornello· A, B y =·e completa en la tónica. Como A ha constitui?? un importante elemento del desarrollo, esto se efectúa con gr_an facilidad. La tónica entra con naturalidad como parte de una secuencia (compases 176-180), siendo ejecutada una buena parte del primer grupo antes de la entrada de]·tema principal en la tónica, pero sobre la dominante. Tras el final del desarrollo propiamente dicho, ta retransición vuelve a incorporar el tema principal, con una alteración, ligera aunque maravillosa, para 8. 1 hacerle cumplir su nueva función (compases 189-208). Esta vez la función del tema reside en preparar su propio regreso: consecuentemente, hace lo que hacían casi todas las introdu_cciones de aquella época, se vueve hacia la tónica menor sobre un pedal de dominante a fin de devolver la tónica mayor. El Fa! del tema se convierte en un Faq; el contrapunto de las maderas es el de su realización original en el tema principal, combinándose esta vez con él. La recapitulación empieza, por lo tanto, después que ha sido realizado ya parte de su trabajo: los motivos A, B y C han vuelto a ser ejecutados en su orden original en la tónica, y el tema principal, empleado previamente en la dominante (pero no dentro de ella) para establecer el V, ha regresado de la misma manera para restableCer el I. Mozart prepara la recapitulación recapitulando y anuncia la tónica con la , tónica. No deseo dar la impresión de que se trata de un procedimiento ex:~pcional; Mozart emplea aquí una técnica que ha sido desarrollada y ut1hzada ya muchas veces antes por Haydn y otros -compositores. Es perfectamente razonable conseguir la retransición empleando parte del primer grupo en }a.tónica como antecedente de la nueva entrada del tema .inicial. (Es menos .usual el empleo de parte del segundo grupo 1 esta vez en la tónica, para la retransición, aunque también hallamos este recurso.) La recapitulación 9 omite la sección de ritornello ejecutada ya en la tóníca durante el desarrollo; el contra-enunciado temático conduce a un desarrollo secundario excepcionalmente hermoso que abarca del compás 219 al 227. No sustituye al «puente» para mantener el material en la tónica y, lo que es más raro, al final (compás 228) da la impresión incluso de irse a la dominante, por lo que Mozart se ve obligado entonces a volver a escribir el «puente», a fin de regresar al I. El desarrollo secundario existe por derecho propio o, más bien, por el de un mágico progreso suyo que sirve para contrarrestar la polaridad tónica-dominante. Introduce el área de la subdominante (la subdominante: menor y. después Ja submediante bemol, aun más remota). Nunca . S;e insistirt demasiado en señalat Jo tradicional que es ese> cambio a la subdominante directamente después del comienzo de lt.1-··reprise:del aria de ópera a la sona~d. para solo, constituye un importante elemento de la estructura arinór:tica clásica, tan importante que ni siquiera lo pasaron por alto los teórícos del siglo xvm. Se le ha eilminado de las definiciones normatív~s de la forma de sonata debido a que el siglo xrx perdió el sentido de oposición de la dominante contra la subdominante. Es raro, desde luego, darle al desarrollo secundario y ai" cambio a la subdominante una profund~dad de sentimiento y una calidad patética como las que les da aquí Mozart. ·Constituye su última modificación de ese extraordinario tema principal, exceptuando cierto notable croma9. Larse-n (Mozarr Companion) dice que sólo se recapitula exposición, pero esto induce a error. The Mozarr Companion, Nueva York, Robbins Landon and Mitchell, 1969, p. 189. 1 239 la segunda parte de la 240 FORMAS ÉL MOTIVO DE SONATA tismo armomco que se añade en su aparición final en la sección de ritornello del final. El resto de la recapitulación és francamente directo, como lo es la recapitulación de la Heroica una.vez. que queda atrás el desarrollo secundario; una estructura_ tan imponente _necesita una medida considerable de simetría absOluta para que la resolución sea convincente. La Heroica necesita~ asimismo, de una larga coda para contrapesar su inmenso desarrollo: Mozart se contenta can ejeCutar dos veces el teffia principal tj.entro del ritornello final orquestado con miras a una ,brillantez total, la segunda vez con las dos voces principales invertidas con respecto a su posición -original. Una vez más, podemos ver en esta obra la relación recíproca existente-entre el motivo y la estructura de una forma de sonata: - el motivo articula la estructura, pOniendo de relieve sus puntos más crtíciales, y la estructura reintetpreta el motivo, dándole en cada aparición un significado nuevo, a menudo radicalmente, distinto. La Sinfonía en Re mayor, núm. 31, de Haydn, de 1765 (llamada la Señal de trompa) ofrece una brillante lección de cómo se articula una forma mediante la instrumentación. La estructura se define ingeniosamente con los instrumentos solistas: los solos principales son los de la flauta y las trompas, que imitan a una trompa de postillón, in~trumento que sólo puede tocar las notas de la tríada, en este caso Re, Fa#, La). Cada una tiene un motivo. La flauta tiene una e;scala: ..JJJ" flouro .............. UIVUl(I 1 ij 1 Oboi 111-. I\' ¡ -' Vio!inQ 1 Vlolino 11 ( . ( 1 "' J 1 lfl Alle~ . f· 11 1 ¡ 1 f l' 1 f p f p - 11 1 ~ 1 v¡ob Violoncdlo, Bauo e F~gotco 1 1 '} lfl ,O ~-- c...,' 1 .l 1 12] 1 1 !~·. - - L. 1 11• f IL f r 1 • i " __..!::__J__j_ Solo 1 ' 1 . I' 1 1 1 I' 1 1 1 1 ······ 1 ,"-----e¡· ........ · [ ~- 1 ,¡. .l 1 1 1 r-l-"1 -- ('!' 1 El movimiento se inicia con una fanfarria para las trompas, seguida por el motivo de señal: 1 ., ( . ◄ Corni in P/Re ( t 1 1,1! 1 y la trompa de postillón una señal: 241 Y LA FUNCIÓN 1 - e 1 1 " Esa señal aparece ~jecutada en los siguientes puntos del rriOvimiento: Exposición: Segunda frase del primer grupo. Señal sobre Re. 2} Frase final de la exposición. Tema cadencia! y confirmación sobre el V. Señal sobre La. Desarrollo: 1) 1) Fin del desarrollo propiamente dicho, justo antes de la cadencia sobre la rel.itiva menor, vr (si menor) .. Señal sobre Fa#. 242 FORMAS . Nota: después del fin de la retransición con una semicadencia sobre el V y Una pausa de dos tiempos hay una sorpresa. La frase inicial (fanfarria para trompas) no regresa. En cambio, el tema cadencia! en modo menor es tocado suavemente (señalado piano y sin los contrabajos; compás lli): Luego regresa el modo mayor con la segunda frase ( compás 119). Recapitulación: . ' . í l, ¡ 1 ¡ •' .. - - ¡_ IT ·- 11 ¡ . - 1. ¡ , I' J 1 .. . . _;.;:~r. • ·--· 1 - - 1 - - 1 I' 1 lp 1 !~iulorwt1!<1 - 1 2) ' ' 1 '' . . ··- . ···- p -·· --· 1 .. 1 1 .. 1 ! 1 - 1 . - L. 1 1 J 1 1 ,¡-~' ' 1 1 1 - .. -~ ¡1~,1>1 IPJ Desarrollo: Recapitulación: ,. Segunda frase: regreso al modo mayor. Señal sobre Re. Penúltima frase con el tema cadencia!. Señal sobre Re. Los últimos compases del movimiento dan el regreso de la fanfarria inicial, omitida al comienzo de la recapitulación. El solo de flauta llena los huecos, señalando los momentos importantes en los que la trompa solista no ejecuta su motivo. Son los siguientes: Exposición: ¡ ln: 1) -- .. : .. J ., ~,. . -- - - 1 ' ' ' - - J . 1 )~- ,.r, - -- - - . [f[ ._,. 11- .. .. ..- J. ·E', .J . )¡ '. . ~- 243 EL MOTIVO Y LA FUNCIÓN DE SONATA Llegada a la dominante en el centro de la exposición . Secuencia desde el IV al V y después al vr. · Esta - última es recalcada por la trompa. La flauta ejecuta su escala en el IV y V. Paralela a _la exposición. Cuando la flauta toca su escala, el resto de la orquesta guarda silencio, por lo que su motivo aparece en altorrelieve. La señal de la trompa es acompañada suavemente. La primera frase de la reprise, con su sorprendente modo menor y tema conclusivo, permite que la señal de la trompa inicie el modo mayor y ponga de relieve a la vez el comienzo de la reprise sobre la tónica y entre _solaen la segunda frase, igual que hizo en la exposición. La réprise de las formas de sonata exige a la vez una reinterpretación de la exposición y una simetría libre. 9. . • o .,,. La expos1c1on La exposición de una rorma sonata presenta el material temático y articula el movimiento de la tónica a la dominante de varias maneras, logrando que adquiera el carácter de una polarización u oposición. El carácter esencial de esa oposición podría definirse como una disonancia en gran escala: el material ejecutado fuera de la tónica (es decir, el del segundo giupo). es disonante con respecto del centro de estabilidad, o sea la tónica. El estilo sonata no inventó el concepto de sección disonante, pero fue el primer estilo que hizo de él la fuerza generatriz de un movimiento entero. Esa- oposición puede conseguirse mediante una serie de procedimientos. Enumero algunos de los má.s sencillos, como también algunos de los más -finos, y- resumo, además, parte de la discusión. precedente. 1) El método más sencillo reside en una semicadencia sobre la dominante de la dominante, con una clara interrupción <;lela textura. Para que ese recurso funcione debidamente, la ·semicadencia sobre el V del V tiene que ir precedida por alguna referencia al V del V del V: . j - ___ .,,..._"""--""~------•,, 246 FORMAS DE SONATA partit del V del intermedios: a " " De esta Sonata para ·piano en Si mayor, K. 333, de Mozart, de 1783, he presentado el contra-enunciado del primer tema, en el que se concluye con mucha gracia la modulación. El V del V del V (la tríada de Sol mayor) ve su presencia sugerida sin cesar dado que los Si naturales empiezan a aparecer en el compás 15, después del primer cambio hecho a partir del V del V al V, que necesita un claro refuerzo antes de que aceptemos la tonicalizqción del V. El método empleado por Mozart es popular, pero no sé si se nos presenta en él con más frecuencia que en algunos otros. La gran sensación de normalidad que nos da aquí se debe en gran parte a lo bien que está- realizado. · 2) Otro procedimiento muy usual que se siguió empleando desde mediados del siglo xvm hasta fines del x1x estriba· en un cambio súbito a la dominante de la relativa menor, con la secuencia siguiente: V del VI al VI; V del V al V; V del V del V al V del V; ~- ·, __ , VI, Allegro IV p'\,1·, v. 247 LA EXPOSICIÓN ' para pasar por alto después .~ -·, .,--.- ~- ~ ...... ' ' ... todos los grados l! ~ "" . p.f:_ ~--.. 4 Atfi ~p 1 - ::,fí'··:t.~ -~ En este caso, parte del trabajo del establecimiento de la nueva tOnalidad corre a cargo de esa misma nueva tonalidad. 3) El pasar simplemente a la dominante y quedarse en ella no va a dar resultado (con el modo menor, el cambio a la relativa mayor es menos problemático). Lo que sigue tiene que regresar todavía al V del V y también casi siempre al V del V del V ( al menos sí la música en cuestión tiene alguna ambición). En la Sonata para piano en La mayor, op. 43, de Dussek (escrita antes de 1800), el simple cambio efectuado al V exige aparent6mente más adelante una semicadencia gigantesca sobre el V del V. Presento aquí el fin del primer tema y el puente con los dos primeros compasés del segundo grupo: u Hay miles de ejemplos de esto, pero he dado ya uno, tomado de la Sinfonía Oxford de Haydn, en la página· 203. Se trata de algo más dramático que el método precedente. Una secuencia similar, hallada a menudo, es la siguiente: V del n al n; V al I; V del V al V. Son frecuentes los saltos a armonías todavía más distantes o a la tónica menor; sirven para dramatizar el cambio al V. El efecto más dramático es el.de una elípse, como la de Beethoven en su Sonata para piano en Fa mayor, op. 10, núm. 2 (1796-1798), donde se inicia el procedimiento a !!f;';:1=·;:;;:1=~ 248 FORMAS DE SONATA LA EXPOSICIÓN 249 !!:: ~!!dr•;,n,,ftrto r::::::·':::, p Se trata de un modo absurdamente dispendioso, aunque espléndido, de llegar al V del V. Ese movimiento proporciona, además'. un ejemplo tardío, aunque idiosincrásico de la «reprise prematura». Hacia el comienzo.de la sección de desarrollo, el fin del primer tema (con el que empezó nuestra cita) .regresa a la tónica, tras _lo cual el pasaje citado se repite como desarrollo (Dussek es igualmente pródigo con· las notas para alcanzar el V del v1); entonces entra en la tónica el segundo grupo. Hay un elaborado desarrollo secundario, que pasa a la tónica menor y a la submediante bemol antes de alcanzar la subdominante. 4) Hay cambios de textura y ritmo en el momento de separación de la tónica, en la llegada a la dominante y en la cadencia confirmativa. Se _producen siempre dos interrupciones muy significativas del ritmo armónico (así como, con mucha frecuencia, una pausa) para señalar los dos acontecimientos de la exposición: justo antes del comienzo Gel segundo grupo y al fin de la sección entera. La división en secciones ·de la ·exposición da lugar a una serie de posibílidades. Son frecuentes -dos secciones muy contrastadas entre sí, estableciendo la primera el centro tónico, para alejarse a continuación de él; la segunda contiene el grupo de la dominante y una cadencia final. La primera sección tiene siempre una textura cada vez más animada, circunstancia ésta tan esencial al estilo como la modulación misma, contribuyendo, desde luego, a dar a· la modulación su significado dramático. La sección de la dominante (aunque puede contener con frecuencia una animación rítmica hacia el final, exigida por una explosión de virtuosismo solista u orquestal y que, en términos generales, conserva también el impulso barrOco hacia la cadencia) tiene un ritmo armónico que se opone a esa creciente animación iniciándose con 250 FORMAS DE SONATA· un movimiento más rápido del ritmo armónico y terminando en un-ritmo mucho más estable. 5) Son posibles otros esquemas, especialmente una división binaria de la exposición en la que la segunda sección, no la primera, no sólo inicia la modulación sino que además la Confirma. Tenemos como ejemplos el Quinteto en sol menor, K. 516, de Mozart y el Cuarteto en_ Sib mayor, op. 50, núm. 1, de Haydn. La primera sección de este por el esquema de la mano izquierda (que ejecuta 112 + 1/2 + 1/2 + un descanso). La unidad más larga, por lo tanto, impone una aceleración; aquí, conduce por ley natural a un calderón o a una ruptura completa de la textura, cortando el enunciado del tema. Aliegro h esquema incluye una fuerte cadencia sobre la tónica. Se dice a veces que en el Quinteto en sol menor de Mozart el segundo tema está en la tónica. Sería un error afirmar que la modulación se consigue dentro del segundo tema, que adquiere una forma nueva y más expresiva una vez que se ha estableci_do la nueva tonalidad. Un segundo tema (o incluso un tercero, un cuarto, un quinto, un sexto y un séptimo) puede presentarse en cualquier parte de un·a exposición de sonata, El segundo tema ut sic constituye una reificación metafísica de la que podríamos prescindir perfectamente. 6) La alternancia de un fraseo regular (periódico) con otro irregular o de cambios del período son algo esencial para definir la textura y para hacer las articulaciones de la estructura. Sólo ttnemos lugar aquí para señalar un esquema básico que aparece frecuentemente en las exposiciones y que refuerza el sentido de animación creciente. Se fija una periodicidad y después se la reduce a la mitad, pero las unidades menores se suman entre sí, de lo que se sigue un período único más largo que el primero. Presento dos ejemplos de entre los miles disponibles, el primero tomado de la Sonata op. 2, núm. 1 de Beethoven; el segundo, de la Sinfonía en Mib, K. 543, de Mozart: 251 LA EXPOStCIÓN 26 ; . ; 1 1 • ·-· 1 1 1 1 ' 1 1 1 1 ve,.;..¡ ... 1 1 1 '' 1 --l -- 1 ' " 1 1 1 1 1 1 1- 1 1 1 1 1 1 1 ' ' 1 1 ' 1 1 I' . ~ 1 1 ' ' ' 1 1 1 1 1 1 ~ p 1 1 1 , 1 1 1 1 1 1 ¡w__,l---t 1 - . _1 . ;:_~- 1 1 1 1 ,~, .... 1- 1 -, r~ í~: J ' r. E La longitud de las frases (en número de compases) es respectivamente. de 2, 2 y 4, pero aunque la última frase es el doble de larga que las otras, está compuesta por unidades más pequeñas. La mano derecha de lo:-compases 5-8 (por analogía con las primeras frases) está dh:idida en 1 + 1 + 2, estando de hecho los dos últimos compases divididos a su ve1 El esquema seguido por esta parte de la sinfonía de Mozart es semejante al anterior: 4 compases + 4 compases + 6 compases. De nuevo, la frase m(i:, lar-ga divide sus seis compases en 2 + 2 + 2. Esta aceleración 1 252 FORMAS DE SONATA LA EXPOSICIÓN interna que conduce a una continuidad más la'íga --on aumento de la cadencia está casi siempre señalada animación integrado dentro de un movimiento más largo y lento-constituye un procedimiento esencial del estilo 'de .sonata par.a poder habérselas con la complejidad de la textura, y podemos observar suefecto en la técnica del desarrollo. 7) Podría sernos útil resumir aquí brevemente la articulación mediante el tema. Puede aparecer un tema nueyo de carácter inconfundiblemente distinto cuando se ha completado la modulación a la dominante. Ese nuevo material,. denominado desde el siglo x,x Segundo tema o. comienzo del segundo grupo, recibía el nombre de «pasaje característico» (según GaleaZzi) a fines del siglo xvm. En este punto los sinfonistas de Mannheini utilizaron una oposición de temas, cosa que rara vez hizo Philip-Emanuel Bach; y es también más típica de Mozart sivo). que de Haydn. · Para articular el movimiento a la dominante, en vez de uú tema nuevo, puede ejecutarse el primer tema en la nueva tonalidad, o se puede ejecutar también una variante de ese tema, por lo general más compleja, de movimiento más rápido y más inestable .. Ese método, 253 por un tema nuevo (tema conclu- Aunque la distinción entre dos ·niveles opuestos, el de la tónica y el de la dominante, puede estar señalado por el número y la variedad de los temas, la estabilidad de la tónica suele verse realzada por dos ejecuciones sucesivas del- tema inicial: enunciado y contra-enunciado. La afirmación tiene que concluir, por lo tanto, con una cadencia auténtica sobre el I, o con una semicadencia sobre el V. El grupo de la-dominante, siempre más ~mimado en algún sentido, cOntrasta con el de la tónica, . particularmente en¡ el caso de Mozart, mediante una mayor sucesión y una mayor variedad de temas de carácter expresivo. La cadencia final está señalada casi siempre, incluso cuando existe un tema nuevo conclusivo, por una serie de floreos convencionales, que repiten y hermosean una cadencia en V-I. Al final de la exposición, y a fin de confirmar el nuevo centro ·armónico, hace falta una cantidad considerable de insistencia en la dominante, ahora tonicalizada. En ese momento se suele hallar el material más convencional,- con mucha repetición de frases cadenciales. Como ya observaran los teóricos del sigló xvm, la sección de la favorito de Haydn, exige una sección modulante más larga y variada entre el comienzo y la -sección en la dominante. De hecho, cuando se emplea el tema principal, tanto al comienzo de la sección de la tónica como de la dominante, la modulación misma suefe iniciarse por un cambio temático importante. · Aun cuando los temas no se transformen, -la acusada di:feiencia existente entre las funciones de las distintas secciones formales que constituye la esencia de las formas de sonata da un significado diferente a cada aparición de un tema. El tema principal de las formas «inonotemáticas» de Haydn adquiere un significado radicalmente difeI'ente al reaparecer en la exposición en la domínante para iniciar lo que se denomina el «segundo grupo». Eso se debe básicamente a la mallera con impresión que se prepara e introduce. En el concerto grosso de principios del si-· forma empleando un tema nuevo para señalar la llegada a la dominante, glo xvm (del que podría derivarse la técnica haydniana); el segurn.io ritornello puede traer de nuevo el tema principal: en e1 V, una :yez que una sección de solo se ha concluido y redondeado con una cadencia auténtica sobre el V. En la forma monotemática de Haydn, en cambio, el regreso del tema principal sobre e_lV, o bien interrumpe brutalmente un pasaje anterior en la tónica (en cuyo caso el tema principal.inicia la modulación), o se ve preparado por una semi.cadencia en el V del V-. En cualquiera de estos casos, la sección anterior no Se redondea: cdmpletamente, y el tema aparece para interrumpir o coinpletar una cadencia. Sea cual sea el origen de la reaparición de un tema principal en e,l V, ese rtuevo sentido de articulación transforma- el procedimiento. (La reaparición del tema principal al final de una exposición conserva, de todas maneras, gran parte de su parentesco con el cOncierto.) La cadencia final confirmativa se pone siempre de rdieve po;r medío de temas .. Si existe un tema nuevo al comienzo del segundo grupo. la es inevitable que la mayoría de los «segundos» temas t-engan un carácter que contraste tajaritemente con el «primero». Cualquier otra cosa exigiría una adhesión perversa y fanática a la anticuada doctrina de la uriidad del sentimiento y esa unidad, tal. como s_iguieron manteniéndo- dominante es más larga qÚe la de la tónica. En suma, el número y la variedad de los temas no es lo determinante de la forma, pero incluso cuando se emplea ~n solo tema tiene que servir para articular la polarización. Por ese motivo, en las obras monotemáticas hay siempre toda una serie de motivos subsidiarios o incluso de pasajes convencionales-, que pueden no-alcanzar el nivel de individualización necesario para _que se les considere como tem3:s, pero que sirven, de todas maneras, para poner de relieve la estructura de la forma. En la mayor parte de las explicaciones de la forma sonata se le concede un gran papel al principio del contraste temático. Tengo la de que, una vez que se ha_ gestado la idea de articular una la los alemanes del norte durante gran parte del período final del siglo xvui, se lograba idóneamente a través de una forma monotemática. Después de. todo, carece de sentido tener dos temas si no proporcionan algún tipo de contraste. Supongo que se podrían presentar argumentos de peso apoyando la idea de que a los alemanes del sur y a los italianos les gustaba más la_ variedad por sí misma que al resto de Europa, pero me horroriza la idea de tener que aportar las pruebas al caso; la unidad del sentimiento, tal como la empleaba en la práctica Philip Emanuel Bach, concedía un amplio margen a la variedad de Iris efectos. Las exigencias opuesias en pro de · la unidad y de la variedad del tema, respectivamente, se ,_vieron reconciliadas por Haydn y, sobre todo, por 254 'i FORMAS DE SONATA LA EXPOSICIÓN Beethoven, que hizo uso del contraste radical de unos temas que se segu~an, no sólo en Jo temático sino también a través de una reaparición ulterior en el tempo más rápido. Hallamos esto incluso en el aria operística: tanto la Armida de Haydn, de 1783, como La Contessina de Florian Gassmann, de 1770, presentan ejemplos en los que parte de la lenta sección inicial aparece más adelante, escrita en el nuevo ritmo. La Sinfonía núm. 103, Redoble de timbal, de Haydn y el Trío para piano y cuerdas en Mib. op. 70, núm. 2, de Beethoven, constituyen los dos ejemplos más famosos de esta técnica. También se pueden hallar reapariciones de la introducción en el tempo original más adelante en el movimiento: la Sinfonía Redoble de timbal ofrece también un ejemplo de esto. cosa que hace también el Quinteto con viola en Re mayor, K. 593, de Mozart, y la Sonata Patética, Op. 13, deBeethoven. Los (<segundos» temas encuentran su tonalidad ya definida {<a la medida» para ellos po_r ta modulación anterior, habiéndose establecido ya para entonces la importancia la obra (en el caso contrario, se diría que no habría ya nada que hacer). Disfrutan, por lo tanto, del lujo de exhibir cualidades ·más expresivas., de ser <<Característicos», como 1os denominaron en el siglo xvm y en los comienzos del xrx. Como no definen una tonaiidad sino que se limitan a confirmarla, su ritmo armónico es, por lo general, ligeramente más rápido que el del tema principal, siendo, a men_udo, menos enfática su dependencia de la tríada tónica. . 8) Una modulación dentro de una exposició,1 exige preparación; es ahí donde hallamos uno de los aspectos más revolucionarios del estilo de sonata. Para que se produzca una auténtica polarización, el cambio a la dominante ho puede ser ese cambio secuencial tan querido a comienzos det siglo x.vm, sino que requiere unas medidas drásticas; más drásticas en una obra de cualquier envergadura que un breve indicio de V del V del V, seguido de una semicadencia sobre el V del V. El establecimiento del V como nueva tónica opuesta a la primera constituye una rel_ac;:iónde disonancia, que, por lo tanto, necesita de una afirmación dentro de la obra. La dominante es concebida entonces como una tonalidad disoliante dentro de la exposición. . . . . Las dos_ fuentes principales de la energía music~I son la dison~ncia y la secuencia. A gran escala, la disonancia es, con mucho, la más poderosa. Para maritener una pieza en movimiento, el comienzo del siglo xvm se apoyó principalmente en la secuencia, un movimiento armónico con Ja fuérza propulsiva de la repetición rítmica. La extensión de la disonancia aI nivel de la gran estructura constituye, sin embargo, básicamente un invento del estilo de sonata, siendo la tensión dramática de la prolongación de esa disonancia con su resolución equilibradora to que constituye la cualidad común a todas las díferentes formas de. sonata. La polarizacjón conduce, de hecho, al concepto de la sección disonante, que eleva el intervalo o el acorde disonante a una más alta potencia: es decir. una sencilla reintroducción de la tonalidad de la tónica no servirá ya como resolución, pero la sección situada fuera de la derivan claramente del mismo material básico. Los estilos alemán del sur e italiano tendían a ser más ligeros que las adustas modalidades propias del norte, por lo que dejaron de manera natural espacio para más melodías~ pero esto ejerce poca influencia en el desarrollo histórico de las formas de sonata, al transformar radicalmente el· esquema monotemático su tema único, para corresponder .. a las demanOas del estilo. Algunas de esas transformaciones son tan completas que parecen ternas nuevos, cosa que inevitablemente aproxima la manera de componer de Haydn y Beethoven. El contraste del carácter depende del contras_te de la función. El tema intcial define la tonalidad, siendo esa la razón de que la mayoría de los temas iniciales utilicen muchísimo las tres notas de la tríada de tónica. Esa insistencia en una definición inmediata e inconfundible de la tonalidad por parte del terna es típica del estilo del último cuarto del siglo xvm; esa es la razón de que los temas de los compositores menores de ese período (y a menudo los de los más grandes) sean por sí mismos menos expresivos y menos- característicos que los de décadas anteriores. Ninguna forma sonata plenamente· madura podría iniciarse con los ternas de la mayoría de las fugas de Bach, ni tampoco por los de la mayoría de las sonatas de Scarlatti. Los temas iniciales del período clásico son con frecuencia más neutrales y más obvia y explícitamente dependientes de ·la tríada de tónica que los del barroco. Esa es también la razón de que ltts semejanzas temáticas no sean, por lo general, muy impresionantes en sí mismas. Puede haber gran cantidad de permutaciones de las doce notas de la escala cromática, pero no tantas de las tres notas de la tríada de tónica. La estructura subyacente de una cantidad enorme de temas iniciales del período clásico está condenada prácticamente a ser casi idéntica. Las semejanzas de ritmo y textura son, por consiguiente, mucho más per.:-uasivas que las de la entonación de sus relaciones temáticas. El primer tema no sólo define la tónica sino que proclama, además, la importancia de la obra. Cuando un compositor deseaba (como le ocurrió con frecuencia a Haydn) basar un gran movimiento en un tema relati\lamente modesto o en uno que no empi:zase bosquejando la tríada de tónica, oomponía, por lo general, una introducción lenta para anteponerla al allegro. Las introducciones dan importancia a los comienzos tranquilos, definen la tónica y casi invariablemente cambian a través de un giro hacia el modo mayor a un pedal de dominante y a una semicadencia sobre el V. En su aspecto rítmico lo idóneo es enfocarlos como anacrusas a gran escala, siendo en su aspecto armónico el pedal de dominante el elemento más importante de su estructura (como también si consideramos su efecto emocional, puesto que produce la sensación de que va a ocurrir algo). Una vez que las introducciones lentas se hicieron más comunes en las sinfonfas compuestas alrededor de 1780, fue tal vez ineyirnble que se integrasen más íntímamente con los allegros que las de 255 256 FORMAS DE SONATA tónica necesita ser resuelta en su conjunto. La exposición: es concebida, por lo tanto, en lo que respecta a su eventual recapitulación, dentro de un estilo de sonata plenamente desarrollado, constituyendo entonces la modulación un cambio dinámico que establece 1a disonancia de lo que la sigue. Los valores armónicos disonantes implícitos en el material temático no tienen ya un objetivo simplemente expresivo, sino que sin'en para preparar la modulación. Haydn fue el primer compositor que relacionó coherentemente con la gran estructura las disonancias existentes en el material temático inicial; Philip Emanuel Bach, de. quien tanto aprendiera él, fue incluso más sensible a las propiedades expresivas de la disonancia, aunque menos consecuente en el empleo estructura~ que hizo de la misma. Con Haydn, por lo tanto, la totalidad de los nuevos elementos --en lo que toca a fraseo, ritmo •. armonía y figuras de acompañamiento--:- y el nuevo sentido de la forma se ·ven finalmente compendiados deptro del estilo de sonata. En- ·ias obras de Mozart. la modulación surgirá a menudo de la introdu,·ción de material nuevo o de la de uñ.á disonancia inesperada en el contra-enunciado del tema inicial. Haydn, por otra parte, puso de relieve, a menudo repetidarpente, un elemento disonante en e.l tema principal hasta que éste producía la modulación deseada. Estos dos esquemas exigen evidentemente diferentes clases de material temático y se traducen en diferentes disposiciones de la textura. La polarización establece un claro cambio del lado del «sostenido». o sea; de la dominante. En las diferentes" formas de sonata del ·siglo xvm no se podía emplear la subdominante.dentro de la exposición, como no fuese del modo más superficial. (Discutiremos sucintamente más adelante la costumbre que prevalecería después de ·1800.) Es cierto que Galeazzi habla en 1796 de la rara posibilidad de pasar a la subdominante dentro de una exposición ( que denomina simplemente «la primera parte») aunque, si 'sabía de algún ejemplo se le olvidó mencionarlo. 1 Otros autores se refieren en exclusiva a la dominante (y a la relativa mayor de piezas compuestas en tono menor). Se da el caso de alguna que otra anomalía, siendo la más extraña la del Quinteto pp. 25. núm. 6, de Boccherini, de 1778, ¡donde hay una exposición de sonata con un primer tema en la menor. uno segun.do. en Do· ma;.10r. y_ un.os temas tercero y cuarto en La mayor! Lo mejor que se ptiede hacer posiblemente es clasificar esa obra como un malentendido singularmente negligente de las posibilidades estilístic.as. . 9) El intercambio entre la armonía y el ritmo puede ser demostrado P?r una rareza de algunas exposiciones clásicas: podía parecer ineludible 1. Podemos hallar algunos ejemplos mucho más tempranos dentro de ese siglo. en Vivaldi y C. P. E. Bach. Un dis,,.:ípfRode este último. Johann Gottfried Müthel_. compuso una exposición que va ~! IV en el primer movimiento de su Sonata en Sol :mayor para c!avedn. publicada en 1756 (edición moderna editada por L. HoffmannMErbrecht). 257 LA EXPOSICIÓN un alejamiento de )a-tónica cuando la cadencia inicial de afirmación -de la tónica resultaba demasiado enfática y demasiado terminante. Es dificilísimo hacerlo bien; Mozart fue en ello un maestro, y la Sonata para piano en Fa mayor, K. 332, de 1778, constituye un hermoso ejemplo: '"'"" . = IClrir:1:1:~1: I',:·1 ==1::: 1: :;1:: ~ --:~ e:~ ::IZ: 1::1:::C:,.: ::1 t:n:::1:::::i~. 0 :: ® . ~~ No sólo son demasiado enfáticas las cadencias, há.y, .además, demasia,.. das. El primer tema tiene una cadencia oculta sobré la tónica ( compases 8-9) y termina allí de modo conclusivo (compás 12). La fanfarria que sigue permanece t0do el tiempo cerrada ell' la tónica: tiene nada -menos que tres cadencias sobre el I (compases 20, 21 y 22). Se hace inevitable un cambio rápido -a otra tonalidad. 10) El segundo tema de esta sonata (K. 332) presenta una forma ternaria que sería adoptada más adelante por Schubert y muchos otros compositores: . 258 FORMAS DE SONATA LA EXPOSIClÓN 259 (compases 41-56): tema lírico en modo mayor. (compases 56-70): textura de desarrollo (fragmentación y secuencia) en modo menor. A (compases 71-81): tema lírico (relacionado con los compases 41-56) en modo mayor.. Temas conclusivos (compases 82°93). A B Las agrupaciones ternarias de los primeros temas son más raras, pero las encontramos en Schubert (v. p. 270). 11) La exposición_en tres tonalidades--exposición con una segunda tonalidad entre la tónica y la dominantepuede parecernos un tanto desconcert2-nte. Si una exposición consiste en una polarización de la tónica y la dominante (o de la tónica y ·la mediante), ¿cómp puede incluirse en este esquema la tercera tonalida{J? ¿Y cómo es posible que un esquema semejante se libre de ser forzos_á.mente menos efectivo? La mayÜría de las respuestas son sencillas, a_unque ninguna de ellas vale para todos los casos. La exposición en tres tonalidades aparece por primera vez en la última década del siglo xvm como una manifestación de la expansión de todas las formas musicales de esa época. 2 Siguen apareciendo ejemplos de ella con más frecuencia a partir de 1800. Se puede dar, sin embargo, una regla general válida para los experimentos más tempranos: la segunda tonalidad no está del todo establecida, y se la concibe sobre todo en su relación con la dominante que va a seguirla. La Sonata para piano en Re mayor, op. 10, núm. 3 (1796-1798), de Beethoven, nos lo_ demuestra con toda sencillez; el contra-enuncia.do inicia la primera modulación: 2. Un ejemplo muy temprano se haUa en el Cuarteto en Re mayor, op, 17, núm. 6 de Haydn, de 1771; pero se produce como resultado de la antigua costumbre de iniciar e! segundo grupo én la dominante menor (v. p. 166). El esquema armónico se traduce en: IV VIIb V, o Re mayor, la menor, Do mayor (est~ último durante .trece compases, 40-53), La mayor. El Do mayor constituye sólo una variante del la menor, una coloración más dramática. Una de laS ma_neras más comunes de pasar del I al V era la vía de la relativa menor: V del VI al VI, V del V al V (v. p. 246). Este ejemplo hace se!}cillamente que el proceso dure .un poco más de lo normal: un descanso sobre el V del VI (calderón del compás 22); un tema nuevo sobre el VI (compás 23); un cambio al V del V (V 7 del V en el compás 35) aproximado a través de la dominante menor (Fa#) del vI (si menor) que establt:ce un movimiento secuencial; y el V en el compás 37 con un esfuerzo un poco más convencional a fin de darle más solidez introduciendo el V del V del V en el compás 46. Todo queda así muy bíen hecho, pero no hay sorpresas; nos limitamos a hacer alto en el camino que conduce al V. 260 FORMAS DE SONATA 261 LA EXPOSICIÓN Los ejemplos posteriores de· Beethoven sorr más interesantes. Se puede- emplear la misma progresión interpolando·.la dominante menor en el cambio al. V del V al V. Tendríamos en Sol mayor: _ . od~• f· _ #frf:ª!,-li; ___g:f'!f:r-J':ffl'frf.i!e ,~ #ff 11 ffl 11§ ffl rn Vde!Vl Vl Vdc[V V Vde!V V :rt·-=- * Entonces la dominante menor se agranda por efecto de la expansión interna siguiente: 3 rii 1111 conduciendo a un Si b mayor~ del que hace uso Beethoveil en su Concierto para piano nÍím. 4 en So1 mayor. La parte solista sola nos bastará para Ver cómo este paréntesis se convierte en una sección lírica. ~ . s,;::-· ~ . .. El Si b mayor de los compases 105 al 109 es esencialmente una apoyatura al La (V del V), cosa que nos revelará un simple vistazo a la línea del bajo. Ese proceso es llevado más allá en el Concierto para piano núm. 5 en Mib mayor (el Emperador), pero se ha hecho más complicado, y vamos a necesitar la partitura entera, dado que _laorquestación ayuda a clarificar la técnica armónica; La progresión es de Mib, Si mayor (si menor, Dob mayor), Sib mayor. Y uno podría pensar que la técnica precedente de una apoyatura al V del V se había extendido audazmente como una apoyatura a la domina_nte misma, pero no es eso lo que ocurre: . ~ 1e.1: lj;::Q!;!~t:1:2::1 ~Jr:: ... , ~~·~-:-: •~-Ud ""ª , HH ;¿Hí •~!'.I' ·c-m~ di '.---... ,f @., "' lz r 12 7 C•d lf 1 1 ilft'f j'j;J&l]JJJJ1Jll. JjgJ&1-JJJwJJ _: JJt)lJ}¡P . j ' espressivo . . -- .. ---- . . . ce,~- 3. Véase mi Classical Style donde aparece una discusión más extensa de la técnica clásica esencial: la expansión interna de una frase (pp. 83-89 y 279-282). 7 f * '11 !li t f 1~ ,. 262 FORMAS 263 LA EXPOSICIÓN DE SONATA T~< Th.U ~~ f v,u,,.~ •·• f r::r:::r:::i::::,r: ··=1:.·:::: - .., •-== , ---== - •~•A / n,.,. , ·- ·¡¡---:, ·011•1. "OJO!,!. ¡~u ll"IO!}. l"l"!ll • JI(OD) ,."" f ... n., •·= f"" f·u: / f,io "' ·u "' , ":'f ,, 1 "' NQDISO.JX3 V7 YJ..YNOS 3G SYW"MO.:I P9Z 266 FORMAS DE SONATA 267 LA EXPOS[CIÓN La progresión báSica, antes de la expansión, es muy sencilla, y como en el ejemplo tomado -del Concierto en Sol mayor 1 establece una relación napolitana al V del V, una apoyatura de Solb a un Fa: " •~ ,,J 127 . La expans1on correspondiente a la tercera tonalidad (Si mayor) se sitúa entre los Compases 133 y 164: y la tercera ~<tonalidad» no es en absoluto una tonalidad sino una estupenda prolongación debida a una serie de acordes de 6/4 de la tríada de Solb mayor (que tampoco constituye una tonalidad, síno un paso de la progresión que va de Mib mayor a Si b mayor pasando de nuevo por la tónica menor. Y la expansión sigue así: 133 135 137 etc. 148 !Sl 154 ISS 4,,,,. •§¡'¡~•tr''ni! ~,¡'~ lf~]nullffli '$ ~J.; ·r r•r.,,!JL ~· ~· m ,. " ~J ., n ""'' ,~J , ~·· "'"'" ~ y,u.,.. C.•:S, ,;. .,. if • " , > \' 161 '" "' 164 La partitura evidencia al punto dos cosas: el Fa#-Sol b constituye la nota más destacada, sféndo por lo general la nota más grave de cada frase, (Obsérvese la implacable repetición de Soln-Fab no sólo en los compases 133 al 147 sino también como una especie de insistente pedal interior en los compases 148-157.) Como Consecuencia, cada frase se resuelve en una tríada de Fa ff mayor, que constituye él punto de descanso armónico fundamental. Nl.lnca llega a establecerse el si menor-Dob mayor, sino que se mantiene en una relación inestable, aunque maravillosamente controlada, con la tríada de Fa# ejecutada por primera vez en el compás 133. Todo lo demás prolonga esa tríada hasta que se resuelve en 6/4 de Sib mayor en el último tiempo del compás 163. El golpe del genio se revela en los compases 156-158: constituye uno de los efectos más mágic0s de toda la obra de Beethoven y crea un aura ·de distancia, ·un súbito despejamiento del espacio. Es aquí, si éllo ocurre en algún sitio, dÜnde se produce una ilusión de resolución a la tonalidad de Dob mayor (donde por un momento el Dob es, por fin, la nota más grave de la frase). Pero lo mágico se debe precisamente a que se trata de un espejismo. Esa frase, igual que cualquier otra, se resuelve de nuevo (compás 163) en una tríada de Faij mayor. La instrumentación revela cómo se ha logrado eso. El Dob es matenido por el pedal en la parte solista; el contrabajo sólo toca pizzicato. A lo largo de toda esta frase el omnipresente Sol b de la expansión entera se ve sostenido en piano por un solo cello. En el compás 159 el Solb, después de todo, se convierte en la nota más grave de la frase, resolviéndose todo en su tríada en el 163. (El Fa desempeña el mismo p-ape] en la parte que sigue, al resolverse la frase siguiente de un modo parecido en el Fa mayor o V del V.) 268 En dos palabras, esta inmensa excursmn a Do b constituye una ~g_;: . ,:· d proyección y una prolongación de un Sol b disonante con el Fa. Fue necesario hacer una cita de tanta duración debido a tjue este pasaje es, tal vez, la expansión más grande de ese tipo que existe en una forma sonata, y el modo que tiene de mantenerse evidencia la magnitud que 1 puede alcanzar ese estilo. ,_ ·1 fP;? :..1!1 1 r..i.P La práctica de Schubert es a la vez más complicada y más audaz. _su grandioso Quinteto en Do mayor, compuesto en el último año de su vida, da la impresió.ri de interponer un Mib.mayor entre el Do mayor y el Sol mayor, y el «segundo grupo» pasa_ directamente y sin avisar: al Mib tras una semicadencia sobre el V de la tónica menor; r:~; 57 ,-:---~ 7 / ,.~~.º ,.~ :::~ ~ -··"'!,,. I¡,"· ~ ••w,' ,~ 1 -,.. =--- .Y_,._,, ·-¡pp ~ --~r 1~1 -- ~:r:: .~. :~. ,r:~ l :::r:-. --- ---:'.:'::'· ., .:f .. ~ ~ r • ., ............1, ·.'T:". LI.J ' ' I, ,, -4?]; ~ ~ Pero el regreso a Do mayor sin previo aviso en el compás 71 demuestra que el status del Mi b mayor no es el de una tonalidad ,establecida opuesta a Do, .sino un contraste de color.- Lo que se sale aquí de lo común es que el Sol mayor es establecido por el segundo tema en sí mismo, procedimiento empleado por Mozart en el Quinteto con viola en Sol mayor, .K. 516 (v. p. 250). La progresión de Schubert es una expansión de ia más éom~n. de las cadencias: 57 59 63 65 69 70 1,·t! &r] 77 78 l¡{j 7 f 65 269 LA EXPOSICIÓN FORMAS DE SONATA .---:T: C:t ~ -'---'--.:!!. ~ e, ~' 3,... ... n~.:T-> ~ ,, ~, - El tema constituye una manera de diferir la cadencia quedándose en .una región cromática, oscilante entre el Mi~ mayor y el Sol mayor: ni una ni otro son tratados del todo como tonalidades hasta que el Sol mayor queda establecido por la cadencia al final de la frase._ Antes de eso, el acorde de Sol mayor sigue siendo la dominante de Do, que suena como do menor debido a 1a arnionía de Mi~ ton que se· inicia el tema. El secreto del maravilloso efecto colorista de Schubert reside en que el Mib mayor no es todavía más que una armonía cromática de otra tonalidad, aunque es tratada dúrante un breve momento como . si fuese una tonalidaO. por derecho propio. La dulzura de esi:e tema tiene su fuente en la ambígüedad, en el intento de mantener•a_lgo gue es esencialmente transitorio. Esa es la razón de que el brusco ..acortje en Do mayor del compás 71 tenga el efecto Qe un sentimiento cuya definición no quiere ajustarse a palabras exactas, aunque implica al mismo tiempo renuncia y aceptación, un regreso a algo que se había procurado alcanzar siempre. 4 :--:--, r-:--. P~. !!f. n 4. En un excelente artículo, «Schubert's Sonata Forms and Brahm's First Maduritp,, publicado en Nineteenth-Centwy Music, vol. 11, 1 (1978), pp. 18-35, James Webster dice qu~ «la mediante Mi b no constituye en consecuencia una tonalidad, sino un gigantesco acorde bisagra flotante». Creo que la extraordinaría reaparición del Do mayor en el compás 71 y_el modo con que se le mantiene convierten la expresión ~<acordebisagra» en una descripción inadecuada de1 modo en que actúa el nuevo tema en Mi b.En el caso de un acorde bisagra, nos hallaríamos con una tonalidad de un lado y la nueva tonalidad del otro; no cabe duda de que el Mi b debería ser un acorde bisagra por derecho propio, pero e! regreso a Do mayor socava su función. Es esa situación doblemente ambigua de la armonía to que le da tanto patetismo a esta sección. ., ~"-"X'"-':>Í>"··- .. ,~,,,,,_,._.,,=~--- } ·-~t,:¡,;;:~.s·,tt~{~::; dGt •...,,"·, ...;;?~ 270 FORMAS LA EXPOSICIÓN DE SONATA Podría resolverse parte de la ambigüedad analítica enfocando este pasaje con una perspectiva algo más amplia .. La f;ase anterior termina en el modo menor, con una semicadencia sobre ·sol como dominante de do menor. La armonía en Mi b se resuelve naturalmente regresando a Ja misma dominante de do menor" en el compás 64, y fundiéndose sorprendentemente en un Do mayor. La modulación básica es enton<;:es una cosa muy sencilla, quedando ahora establecida la dominante del modo más familiar: se con un·colorido doblemente exótico. -El do menor transforma primero en su relativa mayor, Mib, y después en su propio modo mayor, el Do mayor, antes de que se le pennita seguir adelante. El juego de Schubert con las relaciones mayor-menor es una· cosa obsesiva al final de su corta vida y adquiere aquí su estatura más magistral. El tour de force del alarde schubertiano del manejo de la exposición en tres tonalidades aparece en su última sonata para piano en Sib mayor. Hallamos la siguiente estructura: Primer tema: A B A Segundo grupo: Sib Solb Sib fa~ :rp.ayor compases mayor mayor menor 1-18 19-35 36-47 Fa mayor La segunda tonalidad, fa~ menor, se prepara por la estructura ternaria del primer tema con su sección central en Solb_mayor. El regreso del Sib mayor en el primer tema se efectúa sobre un pedal de dominante, sirviendo de ese modo corno un pasaje puente: 1e:m1;;;1,$mml l==~1;m,4';,J 271 ----- 272 FOR~AS _J -------- LA EXPOSICIÓN DE SONATA 273 El pedal de dominante se mantiene a lo largo de los compases 36-45. El parentesco del fa# _menor que sigue al Fa mayor es más complicado que el de los ejemplos lomados de Beethoven. Los cambios secundarios son más numerosos y el continuo balanceo hacia atrás y adelante ·entre el Fa~ y el Faq (o Mi#) del bajo es menos claro. Es bastante fácil de discernir la progresión básica, _aunque difícil de reducirla a un diagrama sin hacer una enorme injusticia a las ambigüedades, fabulosamente expresivas, de su superficie. El lector puede darse el gusto de sacarla del papel, tocando el pasaje y observando el modo en que aparece el La mayor, sólo para verse doblegado y debilitado inmediatamente por el Sib de los bajos (compases 58-59), la sugerencia de un si menor que nunca llega a realizarse. y el nuevo significado armónico del re menor ·añadido fugazmente al Faq del bajo aunque mantenido con la misma brevedad. La unídad de la progresión entera depende del marco siguiente, 5 en el cual el movimiento armónico paralelo situado antes y después del nuevo tema indica que la sección en fa"menor constituye un magnífico desvío: '"!: Td 1~ Uff !U:rl ioim w,rrr!Jl:::: 1 • : Compás 9',I, "§ .. :i ri,)! 4S •9~ 70 ~ 71 72 ~ •9~ 73 11~!' ' Segundo grupo I!" V del V La frase inicial del primer tema de este movimiento termina con un trino en el bajo, pianissimo, sobre un Solh resuelto en un Fa y, cuanto más la toca uno, tanto más parece surgir la obra entera del seno de esa misteriosa sonoridad. El largo pasaje en fa# menor resuelve las implicaciones del tel'l1a inicial a muy gran escala. 5. La misma progresión básica que subyace a eSte pasaje había sido empleada unos años antes en otra· de las exposiciones en tres tonalidades. de Schubert, la del Gran Dúo. Se alcanza la tonalidad inteimedia --entre la tónica y la dominante- mediante una brusca transposición de todo el ·material un semitono ascendente y luego descendente. ; 1, ' ! wff11: 11,!! 1~ i ~! 11 La segunda tonalidad en la .exposición del movimiento aliegro Lebenssrü:rme, para cuatro manos, de 1828, está enmarcada por modulaciones paralelas de una manera aun más impresionante. Esos paralelismos reducen la energía polarizada de las exposicio,nes convirtiendo la opósición ·de las tonalidades en un movimiento secuencial. Es ~hf donde Schubert ·ejerce una influencia más poderosa en las generaciones posteriores. 10. EJ desarrollo La palabra desarrollo tiene dos sigpificados que se superponen en parte: indica por un lado la sección «central>) de una sonata, y por el otro una serie de técnicas de transformación temática. Las funciones de una sección de desarrollo no son, de hecho, características en exclusiva de la misma y se las puede distribuir tanto sobre la exposición como sobre la recapitulación (y puede asumirlas incluso una coda). Las técnicas cte· la transformación temática son: 1) la fragmentación; 2) la deformación; 3) el empleo de los temas (o fragmentos) dentro de una textura imitativa contrapuntística; 4) la transposición Y adaptación en una rápida secuencia modulante. La textura creada se caracteriza, por lo general, por unos períodos más cortos que los del comienzo de la exposición, pudiendo contener incluso series de períodos rotos o irregulares; el movimiento armónico es naturalmente más rápido que el de las secciones más estables. Los tres lugares principales de un movimiento de sonata donde es más fácil que se produzca un desarrollo son: 1) ta modulación al V de la exposición ( cuando la exposición aparece en tres partes, las técnicas de desarrollo se evidenciarán sobremanera en la sección central); 2) la denominada sección de desarrollo propiamente dicha; 3) la segurnJ;l frase, o alrcdedore:s, de la recapitulacion, que inicia con frecuencia la sección de desarrollo secundario. La textura se encuentra también en ocasiones en la coda, habiéndola empleado Mozart a menudo para variar el segundo grupo en obras tales como el Trío en Mi mayor, K. 542, don.de la sección dominante (Sí mayor) de la exposición modula nada menos que a sol menor. La sección central de una forma sonata tiene dos funciones separadas, la de desarrollo y la de retransición: el desarrollo intensifica la polarización y retrasa la resolución; la retransición prepara la resolución. Todavía en 1791, se consideró la modulación de la retransición de regreso al I como un apéndice de Ia sección central, y es cierto que, a menudo, constituye una seccíón corta, completamente separada. 276 FORMAS DE SONATA 277 EL DESARROLLO En la segunda mitad del siglo xvm la sección de desarroll,, se iniciaba en la mayoría de los casos ejecutando el tema principal en la dominante, para terminar con una cadencia sobre la relativa menor. (Ambos estereotipos se convirtieron en tediosos y anticuados hacia fines de sig:lo, pero ninguno de ellos se vio abandonado nunca.) Después de la cadencia sobre el vi o bien había una retransición o seguía la recapitulación sin más añadidos. El desarrollo del primer movimiento de la Sinfonía en Re mayor, op. 18, núm. 4, de Johann Christian Bach (publicada en 1781) ilustra la separación que había entre el desarrollo y la retransición. Ese desarrollo comienza en el compás 51; no se inicia con el tema _pri_ncipal, sino con un tema nuevo: 55 Reprise prematura ?- si " «Sección de desarrollo» ----- ·-- f·•~ ---·--- Vn.i v,. VcL Cb. fp fl p cresc. 6 _______ v,. cresc. !!l. v,. cresc, f Ve!. Cb. l 6 1 7 Q ___ _ L. 278 279 EL DESARROLLO FORMAS DE SONATA Ob. --·· if-- p. So!1 Hn. Tpt. pp v,. Caden~ia sohn: d Vl Recapitu!:a:::ión Rctransición Ob. Hn. v,. Vc:l. Cb. - _J ---~- 280 FORMAS 281 EL DESARROLLO DE SONATA La cadencia sobre el v1 grado del compás 71 es suficientemente decisiva. El comienzo de esa sección presenta la forma de la <<reprise prematura>incluso con el material nuevo, puesto que ese nuevo material es ejecutado primero en el V (compases 51-54) para ser ejecutado inmediatamente en el I, lo que demuestra una vez más que ese estereotipo (el tipo 2." de nuestras formas de aria) tenía sus encantos armónicos, independientes de. la estructura temática. Una manera de escapar de la eterna cadencia sobre el VI antepuesta al reg~eso al I --o al menos animándolo-- residía: eh una cadencia sobre el Y del v,, seguida por un salto a la tónica y al tema principal. La Sinfonía en Míb mayot de Michael Haydn, de 1783, contiene un,ejemplo de esto, realmente de envergadura y de un efecto bastante dramático: 76 " "' . O< 1 - l.. , 7 7 1 1 1 1 1 1 1 1 . .. -O-- {I., ., _, . - ' - . ~,. •f"'O,Solo] ¡/>, 1 7 1 1 1 L l 1 1 ' - 1: 1 1 - . il.,- ,. 1- -~ r ~.!. ,,,...--e=- ~ 1 " ft ' ¡. ~ I•' . ,...,.•.I••• ••"· . '. ' . '' f' f -~,n r., . -··· ""ª·" k.,- • · ri•• lol• o•ld••é~. ... kio o.a.li: • l ky . i;::; ., - - ,. f' ~, f ' Su -hermano J.oseph lo empleó tamQién, en varias ocasiones. Uno de m<;Í.sbellos está en el kirie de la Harmoniemesse, de 1802, tal vez su pieza maestra de música litúrgica. Este kirie está eri forma sonata, poco adagio, y el fin del desarrollo es el siguiente: los ejemplos ' h < ,,,, klo .____. 1' ., '" - 1- ··•-•· '" -1-·- ..,.,. Solo -J1o1- '--" ft -¡ ., -,,_.. 'i '"1 f•I • ..,~. lol• .. ~ 1 1 . 1., . 1 1 ;. ,- 1ft, - • ~¡. • o -1 • · /ld· ..... Id· -~. rl• • • M • ···- ,. •• l -~•-•· ¡;f. I""~•..,., ,;;L"". ♦ •!el . · Ky • {¡.• .. 282 s,. . ... . 1 ¡: , ' ..--;;---. ,- • • 1 1 I-" 1 1 lf :1 1"- 1 1 V 1 1-" 1 1 ...V :1 1 . .. . ·1 lf . ft '1 Se elude nítidamente la cadencia sobre el VI (sól menor). El lacónico regreso que da tanto poder y tanta emoción a la reprise del tema principal y a un tutti completo es llevado a cabo por las tres notas ascendente:las violas, cellos y .contrabajos sin continuo. Se podría compilar una -amplia antología a partir de 1770 de las maneras de evitar una cadencia sobre el vr al {inal del desarrollo. La técnica de Mozartt como ser(ª' de esperar, es la más acabada. El final del desarrollo de su Sinfonía en-Mib mayor., K. 543, constituye, tal vez, el mejor ejemplo: 1 . ~ l --- f• ., • ' • =,- ft l .. ,-, 1-" '1 1/:-· 1 . ... . . . lf 283 EL DESARROLLO FORMAS DE SONATA 1· ' 1 ,., ' '· ,. . 1' ,, . ' 1' ' 1' ' ' 1 .' !; . . J . 1 . '" "' """"""'. 1 ' l.o: -1·" 1-"' . /pi« .. .-..... t;,/4,. , q¡ J O 11 ........ -~·- :·\~• l«>•,, l"""· -·- . ··-· '1 f 1 l" 1 .,, . hl .,- ¡... rh. fT'»Ul 1:·T\<ttl l;· T~tu !<L•-.- ., T~ttt <I·•• "1••· 1 ¡.. 1., ,, 1 1 .J ' .. . -- ,, -"':", -. ... - 1 . 1 " 1 ---1· I' 1' -·'17-•1· - 1 . .. -I·••-.... .-¡,.,. -·- rt • • 1., ••·••. ¡,.,_-•u;! " . 1.. ., 1-" /-r,,,u -. ·~-.,.. '" . 1-· •· .--'-"" 1 1 ' f ¡·. ,.. . • .. "¡ 1 1 ' ..-~ ¡..¡. m .. .. _,._,..,. Re JI!= e ~ . .. • :-e= ' "1. !!= -~ 1 1~ - 1 e e N• -T 1 ' _•f 7 -~•. . 1 1 ! I' f ' .. . . ' • 1 1 1 1 1 ·T 7 285 EL DESARROLLO 284 FORMAS DE SONATA ==- p ,..,_ rrrr rrrr rrrr = = = rrrr Clementi simula que· va a haber allí una cadencia firme sobre el v1, y presenta el trino convens:ional para hacérnoslo creer. Cambia entonces la armonía al V7 del I en el compás 175, y sigue adelante con la re- capitulación. '" El ir del V del vi al I constituye, como muestra Clementi, una elipse. La forma original de cadencia auténtica sobre el vi seguida de una _f__l;,_ ---.;:---,. ;- retransición, aunque breve, sigue siendo el modelo original. Y es Mendelssohn quien hace el más sorprendente empleo del mismo. La obertura de El sueño de una noche de verano empieza así: =.::':"'~:7·,~: ~----=- f i:rc~-=z= Allegro dt mallo ,.,, $-,t!. ..-,"" I':\ ~ ~ ,-·•· 2 FlauU ., . PP p ,.,, ,.,, ,.,, ,s: >-"' '2 2 Obol 2 Cla rinetti In A 2 Fagotti 2 Corni In E La cadencia se detiene cuando falta un acorde para la ·resolución: el v1 grado es sustituido por un compás de silencio~ tres compases de retransición conducen inmediatamente a la reprise. Tal vez el empleo más ingen.ioso de este movimiento del Y al v1 a la recapitulación está en la Sonata en Re mayor, op. 40, núm. 3, de Muzio Clementi (publicada en 1802), cuyo efecto es tan poético como ingenioso: . u ,.,, ,.,, ,.,, PP p ,.,, ,.,, tí,.,, i ,,, PP p ,.,, ,.,, .,. p l ~ . 286 FORMAS DE SONATA El desarrollo termina con una cadencia sobre el v1 (do" menor), cadencia completamente exhausta. En el caso de Mendelssohn, el final del desarrollo constituye con frecuencia no. un clímax sino el punto de tensión más bajo. ,. .. V , CJ. (A) 7g. -- . =- . - " =- v ¡. ~ \# =- ü Co, (K) " n .,,;-- ,,,----diJi-_ -- dim. ----- ., ., . -C:L7 p espress . "../ '--1:!' - VI, ,,-,, ".,, .,, ,.,. .,,. .,, 'f--->:>':-e,"', :;;r ;;< y¡I - .. - ' ' ~ .;;_; ~ ¡,p Ye. eCl:,. !'/' "' "' ' ~ Vla, "' . . ' ,; et ' "' "' ' ~ "' ppr 1 ~" pp "'- f--A, " - --" " .. ~ . . "' ~ p ~ :::~ -- - pp -, e-,,----""'-:,,, lJ~-y ~'';- "' "' " ~ PP "' "' " pP PP h -r ,,_ "'- ~ - ,.-, o. ~ "' ~- ~ " diu1, g,::_ ... "' ~. =;c p . Co, (S) _,_ ' ' "' "' -- v v, • eb. . (A) "" •-- , ~ a. V ., .' . CJ. 380 i, "' ~~¡..; Yl. Ob, __,,. ' 287 EL DESARROLLO - ,,.- 1--/ ~ e;! pp "' '"' ~ ~ "' "' "' "' ,_ ~ :o."il. . --z··--= ,_ 1 .Y v, ,e b, ' " r ~ ·•-· El regreso a Mi mayor refleja la sencillez del genio: el Mi y el Sol tt de las flautas están situados encima del Dott de las cuerdas, que se retiran en ese momento. El regreso está desfasado;_ el tema principal regresa ant•~s. que la armonía tónica, siendo ese tema en sí el que conforma la retransición. No necesita más que cuatro compases. La sección de ."desarrollo no sólo puede enca_rgarse de parte de las funciones de la recapitulación, sino incluso de las de la exposición. Esto vale, sobre todo,· para lo que he-denominado forma sonata dt;;;minueto. Ve~n •. por ejeITlplo, el scherzo de la Sonata para piano en La mayor de Schubert (1828), en la que los motivos de la primera frase están reordenados al comienzo de la segunda parte, dando lugar a un esquema completamente nuevo. Esto constituye, por supuesto, un procedimiento corriente. El. minueto de la Sonata en Re m_ayor, op. 10, núm. 3, de Beethoven, proporciona otro buen ejemplo: 288 ®~n 1::, r:-: 1;---'---', 1,,;J;1 ~:: 1:1:: t: 1;·: 1:;; :i; l!:"➔eletS 1: ,!¡w~·:1:: c~~l!Fli~ FORMAS rrr DE SONATA ú Después de la doble barra existen claramente tanto un segundo grupo como un desarrollo, es decir. material nuevo orientado hacia el área de la dominante (la modulación es nuestro modo familiar de llegar a la dominante, V del v1 al v1, V del V al V) y una textura de desarrollo, fragmentada, secuencial, y contrapuntística. Existen muchos ejemplos de introducción de material nuevo en la.sección de desarrollo; la Heroica de Beethoven constituye el ejemplo más famoso, aunque en su .caso ese nuevo material tiene relación con el tema principal. _Hemos de distinguir dentro de las prácticas del siglo xvm: entre las secciones de desarrollo que introducen un tema nuevo éaraGterístico y recordable dentro del desarrollo temático de material tomado de la exposición, y las que no hacen. ninguna alusión a esta última. En el segundo esque·ma, representado por la Sonata para piano en Do mayor, K. 330, de Mozart, no aparece-ningún tema nuevo de carácter acusado, estando el material un poco emparentado con la exposición, sobre todo por su contorno rítmico. Per~, en este caso, no pode~os hablar de desarrollo temático. 289 EL DESARROLLO Mib mayor, D. 929, de Schubert (1827), uno de los temas se presenta en la sección de desarrollo dentro de una Serie de secuencias que dura cincuenta y dos compases; que se repiten a continuación, transportados una quinta más arriba. La serie entera empieza por tercera vez, pero en el medio una alternancia cromática convíerte el pasaje en una retransición, _conduciéndonos de regreso a ·Ia tónica y al tema principal. En dos palabras, Schubert dispone las secuencias secuencialmente. Esta organización rítrriica a gran escala está emparentada con el período de ochÓ compases impuesto con tanta frecuencia al flujo musical a lo largo del siglo XIX como una leil.ta pulsación que· controla ese fluir. (La secuencia de cincuenta y dos compases de este Trío está distribuida de hecho en seis frases de ocho compases, con dos compases m-ás antes y después de la primera frase.) La relación que establece Strunk (v. p. 167) entre la falsa reprise y el esquema de mediados de siglo de iniciar el desarrollo tocando el tema principal primero en el V y después en el I («reprise prematura») sólo tiene sentido cuando se trata de obras tan cortas como los tríos para barítono de principios de los años sesenta del siglo XVIII. Podemos aceptar el tendencioso término de «reprise prC.m;!_tura>> referido a ese estereotipQ puesto que no tiene o_bjeto multiplicar la terminología. En cambio, una falsa reprise es algo que trata de engañar al oyente, o p0r lo menos de sorprenderle, y nadie puede haberse visto sorprendido por ese artilugio trivial y, más que trivial, que tan prOnto estaría, además, trasnochado. Podemos dejar en claro el asunto, al menos en parte, con un caso extremo: el primer movimiento de la:Sinfonía en Míh mayor, núm. 55, d_eHaydn, de 1774, tiene una «reprise prematura», una «reprise falsa», una «réprise auténtica>>, y, para empezar, un equívoco sobre Ja idea de reprise. Necesitamos ver los compases iniciales de la exposición para entender la secuencia de- acontecimientos en el desarrollo: Al!"\P'!J di mohv En general la textura de la sección de desarrollo se parece más a la textura barroca que ninguna otra parte de una sonata: tiene que evitar tanto la modulación decisiva de la exposición como la estabilidad de la recapitulación, invenciones esenciales del estilo sonata. A ese .fin, no sólo emplea la textura imitativa contrapuntística sino también el movimiento secuencial del barroco (las secuencias que inCluyen un descenso del IJI. al II son de lo más común en el siglo xvm). Las modulaciones no sólo tienen que ser rápidas, sino qlle no tienen que dar nunca la impresión de una segunda tonalidad tan fuerte como la dominante; lo. más útil al respecto es algún tipo de mOvimiento secuencial, lo que implica más movimiento sin ningún punto de parada necesario o>lógico. El cromatismo de la sección de desarrollo está casi siempre más acusado que en ninguna otra para posponer la estabilidad. La estructura secuencial del desarrollo constituye el aspecto más importante del siglo XIX. La secuencia aparece enormemente extendida en Schubert. técnica que adoptaría Bruckner. En el Trío con piano en D:1,, 2 Oboi 2c.,,...,¡ ¡., Mit/&s ;';'Yf,,3t''"==L-~4:'PIT:;¡rn:-::pf.lfNJf -~-· 7J; 12 Fa!...,,rtl! "' ~~JE.E ~~! """"" =f-~-~cc• A.l!P.gro di mp!to ª· 1:,f84=ptt4+ít;;,~ 1 Violinnl C \'iolinn Jl VinJ:,. Vin/onc,•1.h> ., Da,;~o ,n ;; ---';r-· .L ·• La exposición termina con el motivo inicial de los cuatro acordes repetidos y el desarrollo empieza con el mismo motivo, despiazado ahora a la relativa menor: ..- L .. 290 FORMAS DE SONATA 291 EL DESARROLLO _, . - ~ -· f . f •· .., 1 ¡1 '. 11!' --.j"",. ¡ 1 ' llII '.~·- 8l ,, - ·=. ~,--rr.z=•q1L,.k.-··· -4} ,,·--. -•· ' 1 - ;- 1 -1 1. 1 1 1 - - ~~- l\c<':=".t:-"- 1 1 11• • • 1 • ,; :;;., ! ;¡ 1' - 1 1 1 1 , 1 ,, 11 1 i.21 J# • .. f ,,---· ~ ,, 1 1 ·1 tr: -1 7 I'" . - l . . . li' ' 1 -- ,.. ,p 1 1 )' ,,~: 1 ' • ·.·;'T:.i , ! 1 1 .-- "' f 1 ..!!/ ~•· , .5:E: !f. - 1 .;_p: .. • ·7 • i ·- 1 1 f @11 f --4&444-™ .f ..t.~- -p~ ' ,; <I> . ¡·;; 1 f 1 I' •1 f 1 !'.: "' ....1. ,, .f J~ •• /J;-_•::. !@ , ' . 7 • 1. l" .:• • , 1 1 1 7 1· ·- '•-t' 1 -1 1 M . 1 . 1 1 ··1 1 §1 ~ A,> -" [ . filil • ... . üEl 0 A_2 (fil] ,_ \~ 1 • 1 .. 1 "' ¡• 1 1 l ,_ _ '1· 1 -¡¡t I' -~ . 1 ,. l. l ~ "' 1. 1 1·' 1 1 1 1 . •g ·- - 1 1 1 11 1 .. 1 11 1 l 't··- -~-· r-~' 1 ~ 1 "' • 1 I' 1 1 1 ,,, ,, 1 292 FORMAS DE SONATA 293 EL DESARROLLO ffil ., [§1 ~ f "'ª ~ • ., 1 1 •· ~ .. pP ,------. .... ·.=-- --- - .. -- li'ª1 El equívoco mencionado está en los compases 69-70: recapitulan los compases 3-4 en su altura correcta pero en un contexto falso. Tras la repetición de los acordes (V 7 del v1), el tema principal en la entonación @fil Jl.l .:1 l..i " J- cialmente porque va a hacer su falsa reprise todavía más falsa; es decir, §ill • ckt=-=.,..~ ~ l melQc;liC3 de la tónica, pero no en la armonía de tónica, constituye uno· de esos finos toques de humor de Haydn. Prepara la inmediata aparición de la «reprise prematura» que Haydn había abandonado prácticamente para aquel año y a la que da empleo entonces circunstan- ,,, ~ T : i:>1:;1; f [illJ "" "' [iliJ '•'!:.~ p p p -1'.:: p "' p todavía más convincente. La «reprise prematura>> se inicia en el compás 73. con el redoblamiento én los oboes y ha terminado ya en el compás 78 cuando empieza el cambio al IV, sólo para verse interrumpido inmediatamente por un giro al m. La armonía se establece con firmeza sobre el V del III en el compás 84 y a partir de ahí se utiliza el tema conclusivo para cambiar gradualmente, regresando a la tónica a través de una docena de compases. El regreso a la _tónica constituye la ocasión idónea para la reprise falsa, en el compás 97. Esa reprise comienza con el motto inicial y continúa con el tema principal. Ha concluido ya en el compás 103 y, al igual que la reprise prematura, hace primero un giro al IV. La mayoría de los oyentes que la escucharon por primera vez tienen que haber caído en la trampa de esta teprise, creyendo, con una sensación incómoda, que el desarrollo se había pasado de corto. Esta humorada sigue dándonos gusto después de haberla escuchado muchas veces. El resto del desarroHo no es nada convencional: en cuanto a proporciones; tiene· una cadencia. final convencional sobre et VI en el compás 123, seguida de una retransición muy larga. Tan larga, de hecho, que gran parte de ella debe considerarse como un desarrollo adicional (a aquellas alturas Haydn se había acostumbrado ya a añadir cfesarrollos siempre que le venia en gana). Los compases del 123 al 150 constituyen una preparación de la tónica: el compás 139 ha logrado ya establecer el I y se dedican entonces diez compases a hacer que parezca inevitable el regreso del comienzo. La reprise auténtica se inicia en t::l compás ¡51. 294 295 EL DESARROLLO FORMAS DE SONATA Una reprise falsa no sólo es una resolución falsa, sino un breve momento de consonancia en la sección más disonante de la ob:ra. La sección de desarrollo prolonga la tensión provocada por la exposición debido, sobre todo, a que gran parte de la disonancia de la obra está concentrada en su centro. Ese efecto se refuerza por la rapidez e inestabilidad de la modulación conforme va cambiando la música a través de una serie de tonalidades, muchas de ellas tocadas sólo de paso y sin confirmar nunca. La reprise falsa es un falso descanso: tanto su manera de entrar como su modo de desaparecer están concebidos como choques, por producirse ambos demasiado pronto .. Tal vez ninguna cosa demuestra mejor la eficacia y las facultade_s del estilo de sonata como su capacidad de incrementaf la tensión mediante un fa1so momento de estancamiento. La reprise falsa es sólo una forma especializada y no muy sutil de hacerlo. Es más interesante la detención del movimiento en la sección de desarrollo del Trío con- piano en Mi mayor (H. XV: 28) de Haydn. He aquí el tema inicial: f f Violín Violoncello r Ji ' ~ ' l No se trata de una reprise falsa. Cuando una reprise no está en la tónica (o en la subdominante), sólo engafi.a a las personas poco preparadas, y dudo mucho que ésta haya hecho creer a nadie que había empezado ya la recapitulación. Por su fuerza misma y su estabilidad provoca un alto súbito en el desarrollo, e implica, por lo mismo, que ese alto va a ír seguido por un movimiento y una energía mayores. El ejemplo más brillante anterior a Beethoven de· esos momentos estáticos que generan tensiói:i_puede hallarse en más de diez compases de _unfabordón repetido y un forte continuo que preparan la recapitulaCión en el Cuarteto en Do mayor, op. 76, núm. 3, Emperador, de Haydn: ~ E .. J' - ,#>'3 i,. = que aparece así transformado hacia el comienzo del desarrollo: k 1 65; I" fi,:._;..· - fi- - - . . tic fi G e- - .J. fa ,_ - . - ' •=pu .. -"' " .h ...., + - ~- 296 FORMAS DE SONATA EL DESARROLLO Se trata de algo tan despiadado que Haydn no necesitó molestarse en hacer una modulación a Do mayor: cambia el Sol# a un Solq, mantiene el pedal sobre el· Mi durante otros cuatro compases en pianissimo y lleva el tema príncipal a la tónica. El Do mayor se restablece convincentemente por el solo efecto de alivio que aporta después de catorce compases de un pedal inmutable e insistente. Beethoven utiliza .ese reposo aparente dentro de las secciones de desarrollo a una escala demasiado grande-para que nos ocupemos de él aquí._ Tal vez su ejemplo más emocionante pueda estar en el desarrollo del primer movimiento de su Cuarteto de cuerdas en Sih mayor, op. 130, con su suave movimiento ostinato por debajo de las frases líricas del primer violín. Fue Schubert, sin embargo, quien hizo de ese efecto el ·~ más personal. f. f '1's f ... 297 11. La recapitulación El principio de la recapitulación como resolución puede ser éonsiderado como la innovación más fundamental y radícal del estilo sonata. El germen de esta concepción puede buscarse en las formas binarias barrocas, pero la sonata, a difrrencia de las formas binarias, no se limita meramente a repetir toda la exposición o parte de ella, transportada a la tónica (con o sin variaciones). En la sonata hay una reinterpretación del esquema de la exposición, una transformación de un alejamiento claramente articulado de la estabilidad rumbo a la afirmación de un área estable y amplia, Los· principiqs de la reinterpretación y de la resolución necesitan una definición. Los teóricos del -siglo xvm y los posteriores han prestado tradicionalmente menos atención a la recapitulación que a otras secciones de la sonata, dando la impresión, en el siglo xvm, de que el compositor tenía libertad para hacer lo que le ve~ia en gana; y en el XIX, de que la repetición del material inicial era un asunto rutinario. Sin embargo, incluso en el siglo x1x, esta sección despliega una variedad de formas tan grande como la de la exposición y la del desa:i;-rollo. Lo que hay que recalcar antes que nada es que la forma de la recapitulación está tan determinada por la sección de desarrollo como por la exposición, en la que está basada dé un modo más notorio. Cuanto ma~ 0r.es ia tensión dramática producida por el desarrollo, más elaboradas son las medidas tomadas en la recapitulación· para resolver esa tensión. Y a ese fin, la recapitulación puede continuar el desarrollo temático al tiempo que resuelve las tensiones armónicas. El nombre tradicional que ·damos a esta sección es un vocablo equivocado ( como lo son el alemán Reprise y el francés réexposition); al seguir empleando el término- de recapitulación, no hemos de suponer que al compositor del siglo xvm se le .exigiría empezar desde la cabeza del primer tema ni que tuviese que recorrer la exposición entera. Era incluso posible empez~u- por cualquier parte del primer grupo. El regresar a la tónica en el compás 3 o el 5 del comienzo constituye 1 --- 300 FORMAS DE SONATA LA RECAPITULACIÓN un estereotipo de mediados del siglo xvm que deriva, como he dicho, de la reprise del tercer tipo de aria. Se hizo eso a menudo un tanto a Ia ligera. Debe haber satisfecho a un vago sentido de la simetría: los compases 1-4 al comienzo del desarrollo, el compás 5 y lo que sigue al comienzo de la recapitulación. De todos modos, esa fórmula parece haber dejado satisfecha a más de una generación, y en muchos países. Cualquier compositor dotado del sentido del drama podía extraer de ella grandes efectos. C. P. E. Bach logró, tal vez, su uso más efectivo. El final de su Sonata en fa~ menor 1 demuestra que ese procedimiento puede ejercer un gran poder. He aquí sus compases iniciales: m -- --~ ' ---·----··----- ,_,_;.. • = @m r r L 1 l:,• El regreso"' empieza con el compás 3 en ·la tónica, tras haber aparecido los dos pri.rneros en Re mayor: ,. 1 1 ( 1" r, :>· '! l. Núm. IV de la Zweyte Fortsetzung von Sechs Sonaten fürs Clavier. Berlín. 1763. Estoy en deuda con Darre! Berg por haberme propordon,ado una copia de esta obra. 301 1 La súbita detención en el compás 67, seguida por un compás de silencio, y el regreso, señalado con piano, son a la vez enérgicos y delicados, y realmente conmovedores. Es fácil comprender por qué dijo Haydn que lo había aprendido todo de Philip Emanuel Bach. A últimos de aquel siglo era todavía posible eludir la ejecución de los compases iniciales al principio de la recapitulación, pero en ese caso se hacía necesario, por lo general, volver a tocarlos al final. Mozart, en su Sonata para piano en Re mayor, K. 311, de 1778, em'pieza la recapitulación justo antes del segundo grupo, reservando el primer tema para el final. Hay muchos ejemplos de esta recapitulación al inverso o en forma de espejo: la hallamos en la Sonata para violín en Re mayor, K. 306 (1778) de Mozart, en su gran cuarteto núm. 21 de Jdomeneo (1780) y en su Sinfonía en Do mayor, K. 338 (también de 1780). Haydn la emplea en el movimiento final de su Sinfonía núm. 44 en mi menor (nacía 1772)2 y Clementi lo hace en su Sonata en Sol mayor, op. 39, núm. 2 (1798). La rareza de esta forma despu~s de 1780 señala un importante cambio en el estilo sonata entre los años cincuenta y los ochenta. No se trata tanto _de que· Ias recapitulaciones que comenzaban con el primer tema se hubiesen convertido prácticamente en la regla general, y no sólo en la forma más corriente, sino de que se había hecho posible entonces una correlación directa entre las estructuras temáticas y tonales gracias a la nueva_ concepción del tema como portador de motivos de trabazón sumamente individualizados e írimediatamente identificables. La posibili2. Véanse también las observaciones hechas en la página 240 y siguientes sobre la Sinfonía Señal de trompa. L_.. 302 LA RECAPITLLACIÓN FORMAS DE SONATA dad de una identificación parcial de la tónica eon las frases iniciales resulta naturalmente más grande y apremiante al h~cerse el tema inicial más <<Característíeo» (en el sentido en que se utilizaba esa palabra en los siglos xvrn y XIX, con la ·significación de <<idiosincrásico, expresivo, lleno de carácter»). . Eso no implica que en los años ochenta se conservase siempre en ·la recapitulación el orden del material empleado en la exposición. En el caso de una exposición qu~ vuelve a emplear el primer tema para empezar el segundo grupo, o que conti~ne una modulación e~t~~sa y elaborada a la dominante, ese orden se hace francamente d1hc1l de repe~ir sin una modificación considerable. Los carnbi?s hec~os en el mat'erial ell la recapitulación rara vez son decoratwos; tienen un significado estructural. Lo que tiene que reaparecer en la recapitu~ación -siendo esto una regla que mantiene su vigencia desde los comienzos mismos· de cualquier cosa que pqeda recibir el nombre de estilo s011ata-:es el segundo grupo, o al menos cualquier parte de él que tenga un aspecto individual y característico, cosa que carece ya ?e análogo ~n el primer grupo. Un tema que sólo se ha tocado en la dommante constituye una disonancia estructural, carente de resolución mientras no se la haya transportado a la tónica. La resolución de ese mater~al confirma la articulación de la exposición en secciones estables y disonantes. Esto constituye menos un canon de composición, por lo tanto, que un sentido del equilibrio estético esencial de fines del siglo xvm. En los pocos casos en que áparece conculcado, o bien el tema del segundo grupo que no aparece en la recapitulación es sustituido en ell~ por un pasaje de un carácter y forma armónicos significativamente similar (por ejemplo, en la Sinfonía núm. 75 de Haydn, donde los compases 52-55 están representados armónicamente por los compases 135-140), o bien el tema. ha hecho ya su aparición en la tónica en la sección de desarrollo, como o.curre en el primer movimiento de la Sinfonía en Mib mayor, op. 9, núm. 2, de J. C. Bach o en el Cuarteto en Sol mayor, op. 77, núm. 1, de Haydn. En. este último ejemplo, el tema sirve para preparar y restablecer la tónica, y la sección de desarrollo se ha encargado., en correspondencia, de parte de .lá.función de resolución. Pue'de· ha~erse la misma observación en l;:i.S.ón-ata-para piano en do menor, K .. 457, de Mozart, de 1784: uno de los temas del segundo grupo nunca reaparece en la recapitulación, pero ha sido ejecutado e~ la .se~ció~ de desarro~ llo en Ja subdominante. Esto es una inconfundtbl_e md1cac1ón del papel de la subdominante como sustituta de la tónica dentro del lenguaje clásico vienés. Por otra parte, cuando el desarrollo contiene material nuevo, ~uede ser resuelto también dentro de la recapitulación. Esto no se aplica al material nuevo relacionado, de un modo inmediato y evidente, con uno de los temas principales de ln exposición, como ocurre en la Sonata para piano en Fa mayor, K. 332, de Mozart, sin9 a un material cuyo carácter se manifiesta como diferente de cualquier otro de la exposición. El 303 de,arrollo de la Sonata para dos pianos, K. 375a (448), de Mozart, empieza con un tema nuevo de ese tipo en la dominante, y es resuelto de un modo correspondiente al fin de la recapitulación; el terna nuevo en la dominante que inicia el desarrollo del primer movimiento del Concierto para piano en La mayor, K. 488, de Mozart, reaparece también en la recapitulación en la tónica. En los movimientos finales --estén o no en forma de rondó-hallamos a veces mate.ria! nuevo introducido en el desarrollo en la subdominante (por ejemplo, el movimiento final de la Sonata en Fa mayor, K. 332, de Mozart, que no tiene otras características de rondó). Un material como ése no necesita resol_ución. La subdominante desempeña un papel especial en el estilo sonata: actúa por sí misma como una fuerza de resolución, como una antidominante, de hecho, produciéndose por otro lado en 13:segunda mitad de la sonata una tendencia a cambiar ~1acia la subdomi~ante y las tonalidades bemoles relacionadas. Surgía allí mcluso una especte de rec<1pitulación degenerada que no empezaba en la tónica, sino en la subdominante, y que hacía posible una reprise literal de la exposición, transporta.da una quinta más abajo. El ejemplo más conocido está en_la pequeii.a Sonata para piano en Do mayor, K. 545, de Mozart, pero existe ,_yaese rasgo casi desde el comienzo de las· formas de sonata (v. P: 156). Fue adoptado con entusiasmo por Schubert, quien Io empie¿ muchas de sus obras tempranas. 3 Existe, sin embargo, un papel mas mteresante ·de la subdominante, e~ la sección de desarrollo secundario, donde_ supone, de hecho, la fuerza generatriz. La sección de de~arrollo secundario aparece en la gran mayoría de las obras de fines del_ siglo xvm justo al comienzo de la-recapitulación y a menudo con la segunda frase. A veces no tiene más que unos cuantos compases de longitud, pero en ocasiones es verda-deramente extensa. El objeto de esta $ección reside en reducir la L • ·,,,-)]l armónica sin sacrificar el interés; introduce una alusión a Ja subdominante o a las tonalidades «bemob emparentadas con ella. El empleo de la tonalidad del IV .grado fue fam1har entre los teórict:--; del siglo xvm. En su def:cripción de la recapitulación, Koch llama la atención sobre ella; insiste además en 1~ ausencia de u_na cadencia en el IV. lo que implica que debe introducirse la modulación como parte de una sección con carácter de "desarrollo. Koch recomienda ·también la abreviación del primer grupo ( «1ie vorzüglichsten Sii.tze werden nun gleichsam zusammen gedriingt»), ast co~o el .regr~so completo del contenido temático del segundo grupo ( «endltch wird- die zweyte Hiilfte des ersten Perioden, diejenígen melodischen Theile des ersten Perioden, die dem Quintabsiitze in der Quinte folgten, in dieser Haupttonart wiederholt»). 4 Sería un error identificar la aparición de la subdominante en la sec- :n i1. 1 1 1 1 . 3. Para una importante recapitulación iniciada en el IV, véase el Trío con piano en Mtb mayor, op. 96, de Hummel. catalogado a veces también como op. 93. 4. KocH, H. C.: Versuch einer Anleitung zur Composition, Leipzig, 1793, III, p. 311. ------ 304 FORMAS DE_ SONATA -------- - ·---------- LA RECAPITULACIÓN ción de desarrollo secundario con una alteración necesaria de la armonía para transformar una exposición que va de la tónica a la dominante. en una recapitulación que permanece en la tónica·. El desarrollo secundario la mitad de las veces reestablece uno de los temas del .primer grupo, lo que hace necesario un nuevo cambio más adelante de Ia sección a fin de llevar el segundo grupo a la tónica. La Sonata Waldstein de Beethoven ofrece un ejemplo muy sencillo. Entre el retorno de los compases 12 y 14 de la exposición: i ¡ 305 Esto podría demostrarse del modo más fácil mediante un caso extremo, un famoso-pasaje de desarrollo secundario en el que Beetho-· ven convierte en subdominante una,tonalidad de dominante. Ese pasaje es el comienzo de la reprise de la Sinfonía Heroica, en donde el Do~ de los ceUos es interpretado como si fuese un Re~, lo que nos conduce a un nuevo desarr-ollo; )94 -.m: "' la recapitulación interpola un corto desarrollo bemoles (o subdominante): en la dirección _de los lfi;;:li lt:::1~:~f~:'[;:~;::::1 O<> ""' .' ,.,.~ ,,:; p 410 ,.,.J ..Jr---JJ_J. .,,_(« Esta introducción del área de la subdominante (Reo mayor, Mio mayor, y-do menor) sirve para hacer más decisivo el regrc~o de la tónica. 5 Es el restablecimiento del equilibrio armónico tanto como la necesidad de variación lo. que le da a su función al desarrollo secundario. Comoquiera que, al menos en teoría, todas las obras del estilo sonata están compuestas dentro de un sistema armónico de temperamento igual, una tona1ídad de subdominante o dominante no constituye un valor absoluto; el dar la vuelta al círculo de quintas. en la dirección de la dominante nos llevará enseguida al área de la subdoininante, y viceversa. En consecuencia, un parentesco tonal se define según la manera como nos aproximamos a él. 5. He presentado antes algunos ejemplos más antiguos de secciones de desarrollo secundario. especialmente en las páginas 121-123 y 188. _,__L. T 306 LA RECAPITULACIÓN FORMAS DE SONATA En ese nuevo desarrollo el tema principal aparece ejecutado en la supertónica (Fa mayor), la sensible bemolizada (Reh mayor) y, por último, sobre el V 7 del I. Hay un acercamiento al Fa mayor, sin embargo, como si fuera a ser un fa menor: el modo mayor del compás 409 constituye una sorpresa, debido a que la progresión precedente implica un cambio al n, la relatíva menor de la subdominante. De hecho, ni por un momento se deja oír el Fa mayor como si fuese V de V. que es lo que sería si se le enfocase como una dominante en vez de una coloración cromática de la subdominante; ni por un momento sugiere la música que el Fa mayor vaya a llevarnos a un Sib mayor. La subdominante se ve confirmada por lo que sigue: el regreso a un Reb, convertido ahora en tonalidad, Re.b mayor. Podemos ver el sentido .del desplazamie_nto armónico si n(?S fijan:ú)s en foS felacioiles tonales: Dirección de la dominante Dirección de la subdominante Mib mayor I IV Lab may_or (u fa menor1/ IV del IV Re h mayor //- Sib mayor V ~ - Fa mayor V del V La progres10n se mueve aparentemente hacia el II (fa menor) cambiando al V del V (Fa mayor) en el último momento; hace entonces una compensación cambiando al IV del IV (la subdominante de la subdominante, Reb mayor), para resolverse regresando al l a través de! V. 7 307 Estos detalles, por tediosos que puedan resultar, explican parcialmente el colorido ilusionista de las secuencias de Fa mayor/Reb mayor, acaso el ejemplo supremo del manejo de Beethoven de los parentescos tonales _locales y a pequeña escala. La contradicción del significado normal del V del. V, su transformación en su polo opuesto, hace de todo ello un momento en el que da la impresión de que se detie.ne todo movimiento armónico auténtico: la dinámica, piano y dolce, refleja un cese de la energía armóni<;a. El tema principal_ se cierne sobre esas armonías durante unos cuantos compases. Esto constituye un pasaje crucial: el tema principal es esencialmente por su carácter una llamada de: trompa, pero falta todavía que la trompa lo ejecute en solo. Intentó hacerlo unos pocos compases antes, en Mib~ vién"Óose cortadó brutalmente en la mitad del tema por la orquesta entera. Por fin ejecuta el tema, pero con una sonoridad diferente: no en la sonoridad natural Mib del instrumento, sino en Fa. El rápido cambio al Reh mayor, y la delicadeza del s~lo de flauta confirman el exótico aspecto de esta sección. La mayoría de los desarrollos secundarios, sin embargo, pasan sin ningún problema a la subdominante. De hecho, a lo largo de la segunda mitad del siglo xvm en·casi todas las formas grandes --el aria de ópera, el concierto, la sonata, la sinfonía- el cambio al IV justo al comienzo de la reprise constituye una especie de segunda naturaleza. La coherencia del sistema depen~ía de él. En las contadas ocasiones en que se omite por completo, o bien ha habido un énfasis tan denso sobre el IV en el desarrollo que cu~lquier otra cosa de más constituiría un pleonasmo, o bien la omisión _se compensa después (como ocurre en la Sonata para piano en Mib mayor, op. 31, múm. 3, de Beethoven, cuya coda se inicia con el primer tema en el IV grado). En el siglo xvm, e incluso después, la coda constituye esencialmente una p'arte de la recapitulación, y suele estar insertada antes del último de los temas conclusivos del segundo grupo. La función de la coda reside en la reafirmación de l.a tónica, y se nos presenta como un balance de las modulaciones centrales de la sección de desarrollo. Cuando se inicia alejada de la tónica, regresa a ella inmediatamente, produciendo generalmente una insistente serie de variaciones sobre una cadencia V-1. Las proporciones del área final de estabilidad (es decir, la recapitulación y la coda) tienen importancia estructural. La parte que sigue al regreso a la tóníca que inicia de recapitulación abarca alrededor de una cuarta parte de todo el movimiento. Por lo tanto, en el caso de un desarrollo desusadamente prolongado, se hace inevitable una extensión de la recapitulación mediante excursiones a b subdominante, o una coda cuando la obra pertenece a un compositor dotado de sensibilidad y de un sentido de los valores expresivos del estilo. La manifestación más clara de este nuevo sentido de la proporción está en la creciente irnp0rtctf1cia que se da a la longitud de la cadtncia final. ; 12. Beethoven y Schubert El modelo a seguir en la primera década del siglo xrx fue Mozart: fue él, más que Haydn, quien determinó la forma que- iba a adoptar la sonata, excepto en Francia, donde el ejemplo de Haydn reflejó su influencia en Méhul y en Cherubini. En consecuencia, a panir de ese momento podemos hablar de una forma normativa, constituida básicamente por una generalización y una malinterpretación de Mozart por la generación de Beethoven. Esa es la forma estándar definida en las primeras páginas de este libro. Hacia 1810 existía la cre_encia general de que Haydn había inventado el nuevo estilo instrumental y de que Mozart lo había perfeccionado. Semejante mito, _aunque necesario para entender bien el siglo x1x (se convirtió en parte :esencial de la historia) empieza ya por falsificar nuestra idea del cambio de siglo, cuando en la música de compositores como Clementi (en sus ú.ltimas obras) y Dussek hay un interés renovado por concentrar la expresión en el adorno, por las posibilidades coloristas de la textura y por los gestos dramáticos permitidos por el impresionante pasaje virtuosista. Existe también extraordillaria elaboración del detalle en las obras de Weber y Hummel, elaboración que crea una .serenidad relajada, imposible de lograr en el estilo sonata, de organización más rígida, del siglo xvm. Las grandes formas instrumentales, ·sin embargo, se ·convierten en un género clasicista;· se _toman como modelos- al principio las obras de Mozart Y después, más adelante, las de Hummel y las del período temprano y medio de Beethoven. Existe, sobre todo, un intento de agrandar esas formas, de aumentar la longitud de las secciones. al tiempo que se conservan algunas de las proporciones de la frase individual. Esa tendencia clasicista puede apreciarse ya en las primeras obras de cámara de Beethoven y en las de Schubert, así como en sus sonatas y sinfonías. Es básica en ella una concepción esencialmente nielódica de la forma sonata; la exposición se convierte en una sucesión de temas, separados por desarrollos de enlace. La evasión de Beethoven de aquel proceso c.Iasicista se ve confirmada l f.;.:sgual~ d@ Art@<® 310 FORMAS DE SONATA por las sonatas de su opus 31 y por la Heroica. AnteS de ese momento, sus obras se basaron claramente en modelos mozartianos, como ocurre con el Concierto para piano núm. 1 y con el Cuarteto en La mayor, op. 18, núm. 5. Algunas de sus primeras obras ofrecen una construcción un tanto libre a base de contrastes de temas,- con la relación de la tónica y la dominante debilitada por largas transiciones cromáticas, como en la Sonata para piano en La mayor, op. 2, núm. 2. La Heroica reafirma la oposición binaria directa de tónica y dominante que conservó en lo sucesivo. Pero siguió haciendo experimentos el resto de su vida con sustitutos de la dominante: por lo general, con la mediante y la submediante (por ejemplo, las op. 53, 106 y 127). Sin emb.argo, esas fnediantes y subm'~diantes funcionan dentro del gran sistema corno dominantes; es decir, crean una disonancia de gran envergadura contra la tónica, proporcionando así la tensión necesaria para avanzar hacia un clfmax central. Por otra parte, su aparición se prepara siempre de tal manera que la modulación produce una disonancia de más potencia y mayor excitación que la que creaba la dominante de costumbre, sin perturbar la unidad armónica. He tratado a Beethoven todo el tiempo como si fuese un compositor de fines del siglo xvm. El clima emocional de su música es, por supuesto, el de las eras napoleónica y posnapokónica, y es así también el contenido ideológico de la misma. Jens Peter Larsen insiste en que hay que practicar un corte estilístico entre Beethóven y sus predecesores, debido a que su música es mucho más ruidosa. Aunque a Mozart le gustaba oír su música mucho más fuerte de lo que solemos creer (era feliz cuando podía disponer de cuarenta violines y dieciséis contrabajos para tocar una sinfonía), no hay duda de que Beethoven hacíá mucho más ruido -aunque no tanto desde luego como compositores franceses tales como Méhul o Lesueur cuando les proporcionaban el poderío de masa adecuado para alguna obra conmemorativa patriótica-. De todas maneras, tengo la impresión de que la mejor manera de entender la estructura y el estilo de la música de Beethoven está en verlos como una extensión de los de Haydn y Mozart. Y de hecho son las obras del período final .. de Beethoven las que están más fundamentalmente emparentadas con el estilo· vienés clásico, a pesar de sus evidentes idiosincrasias personales; o, acaso mejor dicho, debido a ellas. El lenguaje tonal se vio sujeto a un cambio .durante la vida de Beethoven; la subdominante, sobre todo, perdió su antitética función de opositora a la dominante, para convertirse en otra tonalidad más íntimamente emparentada con ella. Si la obra de Beethoven sólo sigue siendo inteligible como una parte y extensión de la tradición dieciochesca del estilo de sonata, se debe más que nada a que él observa esa clásica distinción. Ni en una sola ocasión emplea la subdominante dentro de una forma de sonata como !o hizo Schubert. Beethoven conserva, sobre todo, el sentido clásico de \a resolución de una disonancia a gran escala mediante el restablecimiento de un equilibrio simétrico. BEETHOVEN Y SCHUBERT 31) Su cuidadosa resolución de la mediante y la submediante com(i sustitutos de la dominante es característica. La exposición de la Waldstein va de Do mayor a Mi mayor. El proceso de resolución de su recapituLKló;~ es elaborado; el comienzo del segundo grupo eS interpretado primen; en 1~ submediante La' mayor (en un equilibrio simétrico respecto de la mediante Mi), después, en la menor y, por último. en Do mayor, lo que da una resolución absoluta. El comienzo de la recapitulación, a mayor abundamiento, contiene, en la segunda frase, el desarrollo secundario tradicional con un cambio hacia el lado de la subdominante citado en la página• 303. Este sentido de la resolución del material diSonante persiste en todas las obras de Beethoven y lo sitúa aparte entre sus contemporárieos. Et primer movimiento de la Sinfoní_a Heroica contiene evidentemente nuevo material temático que se oye en las remotas tonalidades de mi menor y la menor. Ese material no se puede tocar en la tonalida,d mayor sin caer en el absurdo y por ello Bcethoven tomti medidas especiales. para resolverlo: al comienzo de la coda se le oye primero en fa menor, la relativa menor de Ia subdominante, y después en la tónica menor (~1ib-) como introducción a un .pasaje increíblemente largo que no hace otra cosa que repetir una cadencia de V-I una y otra vez en Mib mayor. Tal vez la inás asombrosa de las resoluciones de sonata de Beethoven está en el primer movimiento del Cuarteto op. 132. La exposición pasa de la tónica a la submediante (la menor a Fa mayor); la sugerencia de subdominante del Fa mayor que es ligera en este caso es compensada tras un desarrollo muy breve por una repetición de la exposición desde la dominante a la mediante (mi menor a Do mayor). Tanto el primer grupo como el segundo se resuelven a continuación elaboradamente en la tónica. La sección central actúa en lo armónico como un desarrollo, y en lo temático, como un·a rec.apitulación, que provoca entonces una segunda recapitulación, esta vez en la tónica, aunque con desarrollos temáticos. 1 Las 9bras deI último período de Beethoven representan con frecuencia, y sin duda alguna, una contracción, o incluso una destilac;ión del procedimiento clásico, y no una expansión del mismo. El comienzo de su Sonata para· piano en Mi mayor, op. 109 (1820), muestra esta determinación a. abreviar sin perder nada: sempre legatc l. Existen estructuras comparables en Haydn, especialmente en las sinfonías núm. 75 v núm. 89,. en las que las secciones de desarrollo conservan e! orden temárico de una 1..·xposición. si bien con la estructura armónica recapitulaciones en la tónica, pero d~sarrollando de un desarrollo, permaneciendo los temas y cambiando su orden. las 312 BEETHOVEN FORMAS DE SONATA 313 Y SCHUBERT violín y piano en sol menor. op. 137, núm. 3 (D. 408) de 1816 tiene la estructura siguiente: Exposición: <~Desarrollo»: Recapitulación: Aquí se contiene el primer grupo entero (4 compases), el comienzo del contra-enunciado (1 compás), un pasaje de puente (3 compases) y el comienzo del segundo grupo. Nadie lo ha hecho nunca así de a-prisa. Por esas razones sería justo afirmar, como hizo Tovey, que las innovaciones de Beethoven constituyen básicamente una combinación de los diferentes métodos de Haydn y Mozart, y que el modo. mejor de comprenderlo es situarlo dentro de Ia misma tradición; al' dinámico sentido del continuo desarrollo motívico de Haydn añadió el sentimiento mozartiano del movimiento de gran envergadura y el tratamierito masivo de las áreas tonales subsidiarias. Más aún, añadió el movimiento de gran envergadura más directa y firmemente al detalle motívico, derivando la preparación de las grandes áreas estables a partir de los temas- mediante el empleo que hizo de motivos basados en tríadas simples. En ese sentido sobre todo, Beethoven se quedó casi solo en su tiempo: mientras el material subyacente de las obras de todos sus contemporáneqs se haCía más complejo y cromático, los motivos básicos de. la música de Beethoven se hicieron más simples y diatónicos, con mucha frecuencia los elementos fundamentales del lenguaje tonal mismo. Esto le permitió continuar y extender el estilo sonata, haciendo la polarización más explosiva mediante el empleo de las rela~iones de la mediante, y extendiendo la sección de desarrollo a longjtudes no intentadas nunca antes (las exposiciones de Beethoven se mantienen, en cuanto a longitud, en la extensión mozartiana). Beethoven fue también el gran maestro de las texturas heterogéneas, _tan esenciales para la sonata, en una época en la que las homogéneas texturas de la. primera. parte del siglo xvm empezaban a estar de nuevo de moda. Beethoven fue capaz, más que sus predecesores, de hacer que la iteración rítmica (a veces casi obsesiva en su obra) se encargase de hacer el trabajo principal, tanto de la creación de la tensión como de la resolución. Mediante sus logros elevó el prestigio de la forma sonata a unas alturas qu~ hicieron de ella el máximo desafío de cualquier compositor durante I11ás de un· siglo. Schubert, por otra parte, representa en muchos aspectos de sus obras instrumentales, incluyendo las que compuso en la forma sonata, una ruptura con .el procedimiento clásico. Esto es particularmente impresio~ nante en su período temprano. El primer movimiento de la Sonata para _í"' Primer tema sol menor Segundo tenia Si b mayor (lll) Tercer tema Mib mayor (VI) Transición sol men~:>r (basada en el primer tema) Cuarto tema Reb mayor transición Primer tema sol menor transición -> IV -> VI Segundo tema Mi b mayor (VI) _, III transición Tercer tema Si b mayor (lll) -)o sol menor Primer tema sol menor 18 compases 14 compases 19 compases -> Reb mayor ( 1) 12 compases 10 compases 11 compases 14 compases 7 compases 14 .compases 3 compases 12 compases 4 compases Aun en el caso de que llamásemos a esto forma sonata por falta de un término mejor, su distanciamiento · del procedimiento clásico es evidente, como .IO es su -imprecisión. Existen, con todo, analogías importantes con la .técnica clásica: el primer tema y el tercero están em.parentados; la· submediante y la mediante de la reprise reflejan en espejo la relación invertida de la exposición (especie de distante eco de la costumbre de· Beethoven. sin nada de su rigor). Pero la forma constituye más un contraste sucesivo de temas y tonalidades colorísticamente dispuestas_ que a cual-quier cosa que se parezca a una forma sonata anterior a 1800. Y no es nada malo que sea así. Digamos además que, de hecho~ Schubert. rompe aquí más audazmente con 1a tradición que Beethoven. Sin embargo, una obra como esa, no revela nada de aquella maestría que habría demostrado ya Schubert con el Lied. Schubert iba a conquistar esa maestría en las formas instrumentales más adelante, y adquiriría toda la técnica clás_ica que necesitaba. Lo que manca perdió fue una dependencia clasicista de los modelos, cosa por lo demás natural en un compositor joven. Et movimiento final de su temprano Quarteto de Re mayor (D. 74) de 1813 constituye un plagio flagrante de la Sinfonía París, K. 297, de Mozar\: L BEETU' FORMAS DE SONATA 314 ~-r.N Y SCHUBERT 315 (Mozart) t 9::· 1l J J 1 1 1 r,.,,.,;,,.,,/1,/1) tt ""'", ¡ 1 ...L .d- .. '±.· . Yicfi•~ 11 ' 1 1 1" 1 • 1 1 ' Yi4J .. «l/c, Rute 1 1 1~.r 1 '" 1 1 !, 1 1 1 ¡r!.ria ¡. - ~ ~ ' 1 1 1 1 1 -- - - 11 1 1' 1 - - -~ 1 ', . __J - " 1 ¡,- - 1 1 ., 1 1 ' 1 - - ¡- 1 1 - . , . " I' 1'· . 1 1 ' i 1 1 1• . ¡- 1 1-IV, V-! (Schubert) Alli:-gro. '" ' ; ' No cabe duda de que ese ~s el método con que aprende su arte cualquier compositor. Pero se pueden halJar ejemplos similares de los últimos años de la corta vida cte· Schubert tomad'os ·ctesus numerosas remiriiscen.éias de los opus 28 y 31 de Beethoven en sus últimas tres sonatas de piano . Algunos de los _materiales adoptados son transformados en puro Schubert; su origen es, por lo tanto, irrelevante. Esta caracter:i'.stica distingue los últimos «préstamos)> de Schubert de los que tomara también Beethoven después de la Heroica. Beethoven adaptó sus fuentes (generalmente mozartianas) a un objetivo más dramático: ·realzó su efecto, las hizo más poderosas y aumentó su enverga.dura. En el caso de Schubert, cuando la fuente no es irrelevante ...:_una especie de recuerdo involuntario, Un estímulo exterior a su imaginación creadorala adaptación suele constituir un fracaso. El Concierto para piano nµm. 4 en Sol mayor de Beethoven no desmerece de los conciertos K. 453 y K. 503 de Mozart, de los que toma material prestado, El hermoso movimiento lento del Gran Dúo de Schubert se empequeñece un poco en cuanto' nos recuerda las sinfonías núm. 2 y núm. 5 de Beethoven; desgraciadamente, haY momentos en que las fuentes significan mucho. Beethoven se apropió de lo que halló en otras partes; Schubert siguió empleando las obras de otros como modelos. A diferencia de Beethoven. Schubert rompió en ocasiones con la clásica oposición existente entre la dominante y la subdominant.e: en ese aspecto, es el verdadero precursor de la generación i-ornántica nacida alrededor de 181b. El movímiento final de su Cuarteto en Sib mayor de 1812 tiene su segundo grupo en el IV, y el Cuarteto en sol menor de 1815 tiene un movimiento final cuyo esquema binarío es: • 1 1 forma que utilizarí.a más adelante en el movimiento final del Quinteto La Trucha. de 1819.:Tanto Sthubert, como más adelante Schumann. no veían nada absurdo en el hecho de que una exposición fuese del I al IV. El comienzo de una recapitulación en el IV es empleado también con más frecuencia por Schubert que por ningún otro compositor. Es significativo que abandonase esos dos procedimientos en sus últimas obras, en las que Jlega a su máxinw refinamie!'fto en el manejo de la forma clásica. 316 BEETHOVEN FORMAS DE SONATA Las innovaciones de Schubert en las formas de· sonata constituyen menos unas extensiones del estilo clásico que unas innoVaciones abSÜ!utas, que condujeron a un auténtico estilo nuevo_(al menos, a un estilo que no se puede incluir fácilmente en los. términos clásicos). ·Antes hemos tratado (pp. 268-273 Y 289) su manejo de la tonalidad en las exposiciones y su empleo de -la secuencia. Tenemos ahora ocasión de mencionar otra innovación suya, tal vez la_majror de todas: la oscilación entre dos planos tonales que se traduce en una especie de estasis. Dos ejemplos de sus últimas sonatas para piano muestran este nuevo arte~ el primero es el comienzo del desarrollo de la Sonata en La mayor (D. 959) de 1828: ~~f~ . 317 Y SCHUBERT ~- '~ HJif¼ 1;,,.-:11, ..1:;;~gn:•I :~,,sg l ~- a 11~ ~ ·1· ~. ----------~ ·~ 11::::aH1.::1 :;;:r1s~ ! @) J J .J ~ ~ ~ ~ j~;:::ru•mun¡·:woo¡ @] # ~~ª--~. ; \QS· :lul'Z::11,I:.: :;¡¿¡g;¡ JJ~ 1:,: \ íl~ ::w;':1:.:1·:!.! :;:,¡.-;-¡ ~~ @. ~ . Schubert utiliza sus desarroUos para componer nuevas melodías con los motivos de ltt exposición. La frase periódica es, de hecho, más regular que la de fa exposición, pero la armonía de esos períodos constituye un movimiento aparente que oculta el hecho de que no hay un movimiento auténtico hasta los compases 168-170. En ellos hallamt:Js también la primera ruptura dentro de una serie de frases de cinco compases: 131-135 136-140 141-145 146-150 151-155 156-160 161-165 166-167 168-172 173-179 180 Do mayor Si mayor Do mayor Si mayor Do mayor si menor Si mayor Do mayor -> Si mayor -> Do mayor -> si menor ----),Do mayor -> -, do menor eco -de los últimos ocho compases -.¡. la menor tra•>Sporte a la menor de los compases 161-167 pedal dé dominante para preparar la recapitulacíón. --- 318 J.._ .• FORMAS ·oE SONATA BEETHOVEN Y SCIIUBERT 319 Hay una oscilación de Do a Si hasta que entra la tónica menor con una interrupción en el ritmo de la frase. La ausencia de un movimiento armónico auténtico crea una tensión notable, pero no se trata de la tensión del desarrollo clásico tradicional; esperamos que ocurra algo, pero no se trata de una preparación para el regreso de [a tónica, ni de una cadencia de ningún tipo. El regreso de la tónica (compás 168) no Se percibe de hecho como tal'; el pedal de domina:iúe que sigue a este pasaje, sin embargo, no es sino la preparación más convencional, que aparece al final. De hecho, nos prepara para algo que ya está presente. La sección de desarrollo de la Sonata en Sib mayor es todavía más radical. Allí la estasis es la verdadera preparatión para el regreso del I al final del desarrollo: · ~9¡,,:-·-·-·---·····--------------, füiJ 1 1 1 1 1 ' ~ nF La (_)Scilación es ~n este caso entre do menor y Si b mayor, y la do1:110ante, Fa, ~e rntroduce al principio, de ta! manera que elimina su caracte~ d~ dominante: en los compases 176 y 182 la tríada de Fa mayor ha supnm,do todo su poder convencional, y el V 7 del V (fin del 177 y 320 FORMAS DE SONATA 183) sólo nos lleva a re menor. La tónica se introduce únicamente como un plano alternativo de sonoridad al re menor en el. compás 192, un plano inferior, desde luego, que disminuye inmediatamen_te a ppp. El regreso del péndulo a re menor es marcado por un .crescendo. El regreso del l se cumple, por último, con el sforzando y 7 del compás 202. El efecto físico de semejantes pasajes no tiene nada que se le parezca en la músíca anterior, y los compositores han tratado a menll;dO de conseguirlo desde entonces. Fue probablemente Brahms quien llegó más cerca del éxito en su intento de detener todo el movimiento c_on las aumentaciones existentes al comienzo de: la reprise· de su Sinfonía Ilúm. 4 en mi menor, aunque ese extinguirse exhausto que'apl"eciamos al final de algunos de los desarrollos de Mendelssohn constituye un fenómeno contemporáneo y rdacionado con ello {véase la sección de desarrollo de su precoz Concierto para piano en si menor de 1823. dedicado a Goethe). 13. La forma sonata después de Beethoven Cuando la forma sonata no existía aún, tenía ya una historia, la del estilo musical del siglo-xvm. Una vez que lo sacó a la existencia la teoría de principios del siglo XIX, no tenía ya bistoria posible; estaba definida y fijada como cosa inalterable. Exceptuando unos cuantos detalles, pequeños y sin importanciá, la forma sonata será ya, por toda la eternidad, lo que Czerny dijo que era. · Existe, en cambio, por supuesto, la historia de lo que hicieron los dis~intos compositores con esa forma, pero ese tipo de historia tiene muy poca continuidad: termina, con cada uno que la practica, _y vuelve a empezar a partir de cero con el siguiente. Incluso sus exponentes de más peso, como Brahms) no pudieron cambiar esa forma como lo habían hecho Haydn o C. P. E. Bach: después de Brahms, la forma sonata siguió siendo lo que había sido á.ntes de él. Existe) sin embargo, 1~ historia de su prestigio. Se puede hallar . un buen acervo tanto de instrucción como de entretenimiento en el modo con que los diferentes compositores, desde 1830 hasta nuestros días,· se las apañaron con esta potente forma en una completa variedad de estilos, ninguno de los_ cuales se prestaba demasiado para tratar. con ella. Esta historia es irremediablemente muy discontinua~ debido a que la forma sonata es sumamente irrelevante para la historia de los estilos de los siglos x1x y xx; no es ella quien los engendra, ni se ve modificada tampoco por ellos. La única manera· de superar esa falta de continuidad consistiría en tomar cada cambio sucesivo del lenguaje de la música y presentar hasta qué punto se fue haciendo más o menos difícil manejar esa forma en cada momento. Haría falta un libro muchas veces más grande que éste sólo para esbozar una aproximación, lo que implicaría nada menos que una historia del estilo musical desde la muerte de Beethoven hasta nuestros días. Existe~ además, el tremendo problema de la selección de ejemplos. En el caso del siglo xvm, podemos hallar ejemplos de esas formas de sonata aún en desarrollo, representativos en uno o más 322 LA FORMA FORMAS DE SONATA sentidos; y que, además, se complementan entre sí: esos ejemplos pueden representar la costumbre estilística normal y estereotipada en un momento dado, o pueden representar también los extremos a qué se puede llevar ese estilo. No podemos hallar, en cambio, muestras paradigmáticas semejantes en el período posterior a Beethoven. Los estereotipos de la construcción de la sonata en los siglos x1x y xx no son tanto representativos del desarrollo de un lenguaje musical como de la pereza o desesperación de cada compositor estudiado, y los ejemplos extremos tampoco trascienden, casi nunca, un interés individual localizado, al reflejarse, como máximo, en sus contempo~*neos más inmediatos. E! grandioso éxito cosechado por Brahms con la forma sonata no ilumina la absolüta indiferencia que tuvo Wagner por- _ella (exéeptuando un ensayo temprano). Por otra parte, y por mencionar dos compositores contemporáneos que emplearon esa forma durante toda su vida, Brahms y Bruckner, una comparación entre ambos dice muy poco acerca de la forma y sí solo un montón de cosas acerca de la diferencia de sus relaciones con respecto a Schubert y Beethoven. Resumiendo, mientras gran parte de la historia de la música que va de 1740 a 1828 se puede escribir en torno al desarrollo y los cambios de las técnicas de la sonata, cualquier intento similar referente a tiempos posteriores estaría condenado, o bien a crear un contexto falso en el que todos los detalles se malinterpretarían, bien a presentar detalles dispersos y fuera de contexto, ordenados sólo de acuerdo con la cronología y, por lo mismo, carentes de cualquier enfoque histórico genuino. En lo que sigue trato sólo de indicar sucintamente· unos cuantos de los problemas existentes, problemas que sugieren básicamente la generalización siguiente: el prestigio de la forma constituyó una fuerza conservadora en la historia de la mú:-:ica romántica y posromántica, que actuó como freno sobre la mayoría de los desarrollos más revolucionarios. Es indudable que en ocasiones proporcionó un conducto bien construido, aunque de diseño artificíal, a los nuevos mbdos de expresión. La discontinuidad de la historia de Ia forma sonata tiene, por otra parte, un extraño resultado: !as utilizaciones más originales de esa forma --obra de Brahms y Bartók, entre otrosno parten del trabajo de la generación anterior nl edifican sobre lo que había hecho ésta, sino que vuelven a Haydn, Mozart, Beethoven y Schubert. Después de· Beethoven, la sonata fue el vehículo de lo sublime. Desempeñó en la música el mismo papel que la épica en la poesía, y el gran fresco histórico dentro de la pintura. La prueba de la artesanía musical fue la fuga, pero la de la grandiosidad fue la sonata. Daba la impresión de que sólo a través de la sonata podían realizarse las ambiciones musicales más excelsas. La ópera, debido a sus aspectos extramusicales, fue sólo la segúnda mejor opción. La música pura en su estado más aquilatado fue la sonata. La coda del último movimiento de la Sonata en fa menor, op. 20, de Hummel transluce esas aspiraciones: DESPUÉS DE BEETHOVEN SONATA 323 )Cf~• •11!tr~ r1pí' J~eJJ¡!9''!1;; t;·:"'+•11:il!Ác, ,:ar r1:w1:: 1 iQ::t::1:~· ~:,!1!1! C!I 1• ti·- ♦~ .-+ - ._..., .._. ._ No cabe duda de que Hummel cita aquí el final de la Sinfonía Júpiter: está menos claro, en cambio, si la varía deliberadamente o si no recuerda exactamente cómo va. En cualquier caso, es difícil adivinar el obje~o de sus alteraciones menores. La cita, no la imitación, es la formá. propia de homenaje que se quiete hacer aquí y esto es algo muy diferente de lo que acostumbra a hacer Schubert. Hummel cita la Júpiter porque es una obra maestra famosa y eleva su coda hasta el súmmum. El comienzo del opus 1 en Do mayor de Brahms hace una «reverencia» parecida y con pretensiones parecidas: 324 FORMAS DE SONATA Como habría• dicho Brahms, cualquier asno puede Ver que_ esto es la Hammerklavier, !a sonata ert Sib mayor, op. 106, de Beethoven, y para aquerias personas tan tardas que no lo adviertan a la primera, fa segunda frase vuelve con lo mismo, esta vez en Sib mayor. Puede tratarse del opus 1 de Brahms, pero es su Sonata núm. 4 según los manu$critos, lo que significa ( dado que la segunda sonata en fa# .inenor fue corripúesta antes que ésta) que fueron dos las sonatas para' piano que destruyó Brahms antes de sentírse lo suficientemente seguro para publicar una en la que pudiese citar impunemente la HammerklcÍ.vier. Por esa misma razón destruyó todas las sinfonía$ que compuso antes de su gran Primera, en la que se exhibe una cita de la Novena de Beethoven para que la oigan todos. Detrás de muchas formas de sonata del siglo x1x -la mayoría de las de Brahms, par ejemplo-- existe un modelo específico, a la vez un ideal y una guía. En el caso de Brahms, la forma sonata era una salida innata de su talento. En el de muchos de los compositores nacidos en la generación que lo precedió --Cho pin, Schumann, Liszt, BerlioZ- esa forma no era tan natural. Tras haber proclamado que la sonata había muerto y que no era posible seguir repitiendo eternamente las mismas formas, Schúmann, tan sólo unos años después, se quejaba de que había demasiados compositores capaces de escribir piezas cortas -nocturnos, canciones, etc.; que lo que se necesitaba era un compositor de sona_tas, sinfonías y cuartetos-; es decir, de formas sonata. La dificultad residía en que el lenguaje musical y el sentido de la forma habían. cambiado significativamente para 1825. La generación romántica se había vuelto hacia un sentido de las relaciones tonales de principios del siglo xvm, o sea, el barroco:. Para Bach, una tonalidad estaba unida más de cerca con su relativa menor que con la tónica menor. Re mayor y si menor venían a ser para él más o menos la misma tonalidad, mientras que si menor y Si mayor eran cosa muy diferente (aun-teniendo en cuenta que una pieza en si menor puede terminar en una tríada mayor). No ocurría así a finales del siglo xvm; el tener la misma tónica era muchísimo más importante para Haydn que tener las mismas notas de la escala diatónica. El estilo sonata insistió en un enfoque muy definido sobre la tónica. Los románticos supieron ver las tremendas ventajas que les ofrecía un sistema más borroso. Se había hechb posible integrar la músíca dentro de un área tonal general y no ya dentro de una tonalidad específica, LA FORMA SONATA DESPUÉS DE BEETHOV.EN 325 definida con toda claridad. La Kreisleriana, las Danzas para la Cofradía de David y el Amor. de Poeta de Schumann, como también la Segunda Balada de Chopin (eri Fa mayor/la menor), crean en cada caso una unidad tonal, aunque no exista un enfoque en torno a una tonalidad central. La modificación de la relación existente entre la tonalidad menor y la relativa mayor lo revela de un modo todavía más impresionante: para Chopin, la Faritasía en fa menor/Lab mayor y el Scherzo en sib menor/Reb mayor vienen a estar más o menos en la misma tonalidad y lo propio ocurre con Schumann en el «Aveu» de su Carnaval y en otras obras. Comoquiera que gran número, si no la mayoría de las -formas románticas de sonata, están en modo menor~ se ven obligadas por las reglas clásicas a pasar a la relativa mayor. Bajo el enfoque de la. sensibilidad romántica más moderna, no llegan a ningún sitio en absoluto y, en consecuencia, no se produce modulación alguna, ni tampoco ninguna polaritación. Se ensayaron varios remedios. En su hermosa Sonata para piano en fatt menor Schumann empleó una variante de la exposición tritonal; entre el faff menor y el La .mayor convencional situó una tercera tonalidad, lo más alejada que pudo del La mayór: la de mib menor. El cambio de míb menor a La mayor constituye una serie de secuencias descendentes. Es imposible hallar en ellas aquel íntimo parentesco armónico existente entre la tonalidad segunda y la tercera que prevaleciera en los ejemplos de Beethoven y Schubert. En el de Schumann, no es una oposición o -una polarización lo que define su exposición; lo que cuenta para él es producir una sensación de distancia. Paradójicamente, el cambio a La mayo_r existente a) fin de la exposición de su obra tiene un sentido de regreso. Tenemos que voiver al movimiento final de esta Sonata en fa# menor para dejar claros esos parentescos:- reaparecen tanto la distante oposición de trítono de Mib/La como la ambigüedad de fa~ menor/La mayor, y lo hacen incluso a gran escala. La forma del último movimiento nos es ya conocida de antes (v. p. 215): el rondó de sonata sin desárrollo. La técnica esencial de ia sonata reside en la recomposición completa de una exposición muy targa con el objeto de devolverla a la tOnica, pero hay algunas anomalías sorprendentes que revelan la inaptabilidad del pensamiento de Schumann a los esquemas tradicionales de la sonata. (El texto continúa en la página 337.) Fina.te Allt•gro un poco mt1.estoso )!.)! • u6 .--;W~~fl~ --T~7'!~·-¡ ~· Jtii•"j¡J-.i-;t= ;; ¡:,1 326 . LA FORMA FORMAS DE SONATA ; - .,,. ,! ¡ -,._ • -._!,_.., l ¡ r----ri ¡__ . ¾1~ ~Y¾o. . ~'3:.'ro."~ ~_,..<"'i'i.l~-f.:o.;;;. SONATA DESPUÉS DE BEETHOVEN 327 ,r ·_ :I odmai ti §TI 6Zt N3AOH.13'.3H 30 S;!OdS3G VJ..VNOS VW'M:0.:l VI V.LVNOS 30 SVWHOd 330 FORMAS DE SONATA LA FORMA SONATA GEi Transi<:ión 331 DESPUÉS DE DEETHOYEN ·: :· ~~k;if:n!;;TI )¡ 1 ,,,,~- fu,Jf· . #"· R'········•·•·•·••••········-··:•······•·······•··•··•· . '¾..\ (1- ~ 8 ......... •~. !) # • ,;;!· # • . ................................................................ ¡;/. . •.• ··•••••··•···· ~ aea:::1::~ c::111:¡c:tcc= cz:111:1::s1: .. ...,. (~ il 1"'½ t ef f f' rit=. f a tempo t •. ef el • • . ~ < < ,.. odma¡ "' ,::> di ¡ Q/1Uj -J,, r.:;::..1 .J tillJ N3AOH.L338 30 s;m&saa V.lVNOS i:... ,1 i .J. ..J. J. • ' - _,.' e e • '' - 1 =,...,t t ~ I o r--e.,c;,.. • ' 1 VlYMOd V'1 1 ! V.LVNOS 3G SV.W'HOd ~ ,____, .. . ·"· -=~·~' '~i _, , Zff - - --- L ·~ 334 FORMAS DE SONATA LA FORMA ¡ .if. F @B a.tern o ·~ 2 '.;. = = p ,--:==:==; .if j : t ~ .if p ' . J . =- SONATA DESPUÉS DE BEETHOVEN 335 ---- 336 LA FORMA SONATA DESPUÉS DE BEETHOVEN FORMAS DE SONATA C::l''lril:'J@¡1:i a;;:'.I¡::1 1 ~~ 'º.~.• ~ ~ ••é.'J ..~,- J;;_ ... Tran5ición .:~ - 1 i::n.nltm¡;,,nJ1•;•7 '.l:r:J ~, " 1 pP~ ~· ... ""' ~· • q· . q· !· La primera de esas anomalías está en el tema principal A de dieciséis compases, que está a la vez en fa# menor y La mayor y, de hecho, mucho más en La mayor. Tiene dos cadencias (compases 8 y 16), conduciendo sólidamente ambas a una tríada en La mayor. Un tema nuevo B de transición (compases 17-24) plantea la oposición de tritono mediante una rápida modulación de la menor a Mib mayor. Esta oposición, fundamentalmente no clásica, queda planteada casi como un hecho consumado, y Schumann no trata de dar ninguna justificación: para su sentido de la estética no hacía falta ninguna. Siguen, en consecuencia, un grupo de temas en Mi~ mayor, derivados algunos de los compases de transición: C (compases 25-32), D·(32-38), C 1 (39-42), y C 2 (43-49); este último conduce al do menor. En ese punto, el tema principal, que pasó del faff menor al La mayor, se vueh e a ejecutar de nuevo, transportado esta vez a_ do menor/Mib mayor. Se confirma la oposicién de tritono. Obsérvese que esa oposición de tritono no se deriva del material temático sino que ·se impone al mismo. El tri tono aparece ahora invertido:- los compases de transición B, que en ~u origen -iban de la menor a Mi b mayor, reaparecen ahora llevándonos de mi menor a La mayor. Reaparecen los temas del segundo grupo, en variación y oscilando entre fa# menor y La mayor. La tonalidad de La mayor da la impresión de confirmarse ~n el compás 114, seguida de una larga y brillante sección conclusiva de la exposición del rondó de sonata en La mayor,. que termina, de pronto, en un débil y nada concluyente fa# menor (compás 159). Uno de los pasajes más deliciosos de Schumann conduce a la dominante de fa~ menor, y la preparación del regreso del tema principal se inicia (compás 177) con una variante del tema mismo. El regreso del tema es direCto, concluyendo, como antes, en La mayor. Este esquema de doscientos -compases experimenta entonces una recapitulación, prácticamente sin variación, aunque con_algunos cambios sorprendentes de estructura .tonal. El tema de transición B pasa una vez más del la menor al Mib mayor, para virar repentinamente a ·no mayor. Se repite entonces en Do mayor el segundo grupo de temas ( C 1 , D 2 , C 1 y C2 ), regresando el tema principal en la menor/Do mayor. Esto añade otra relación de trítono, Faq /Do#, externa también al material temático. El tema de transición de ocho compases no regresa, sino que se sustituye por ocho compases del segundo tema C, ejecutados esta vez sin ninguna preparación en Mib mayor. El pasaje entero que va en la exposición del compás 74 al 159 es transportado entonces a la distancia de un trítono de La mayor a Mil, mayor (compases 262-350), dando ahora toda la impresión de que esa relación es la fundamental de la estructura. Sólo hacia el final se añade un compás (342) en la mitad de una secuencia modulante, que se presenta un tono entero más bajo, terminando (compás 350) no en do menor (que sería paralelo al fa# menor del compás 159) sino en si h menor. Es, desde luego, cosa extraña ··=-f~=; 1e,11;1~1;:c 1e ::u2 11:2 m:=s:::::i ~ : · ! =:1t f:=~Ig:g1:::1:::a e::tlH!:r:Zl;::c:i . ·t~= = r..·~ -:uez:EJ:Z: @ A @ -~Hn· ~ ' . :·,;:; ' - - · • ·· SIGUE CODA 337 ___ L.,. 338 FORMAS DE SONATA que una estructura grande dependa de un detalle insignificante, un comµás de más en medio de una larga secuencia. Los compases 351-396 recapitulan ahora los compases 160-189, de nuevo con un cambio: el sib menor no conduce a su propia dominante, sino que se emplea como dominante para preparar el regreso del tema en mi b menor (re~ menor). Como el tema principal fue primero de fa~ menor a La mayor, se limita ahora a pasar de re# menor a la tónica de Fa mayor. Podriamos decir que este momento constituye, de· un modo extraordinario, la primera indicación de que Fa, es la tónica de este movimiento (y los sesenta compases de coda que siguen son los únicos que están sólidamente situados en la tonalidad de Fa!). Hé aquí, p_ara máyor comodidad, ·Un·resumen de esos paralelismos: Exposición Compases 1~16 17-24 25.32 32-38 39-42 43-49 50.65 66-73 74-85 Só-97 98-114 114-125 126-134 134-142 142-159 160-176 lTT-189 Recapitulación Tema Tonalidad A fa " menor/La mayor Compases 190-205 Tema ToMlidad Mib mayor A 206--213 B fa n menor/La mayor Mi~ mayor Mib mayor C' Mi mayor (n sobre V) e' Mi mayor - do menor A do menor/Mí b mayor B mi b menor - La mayor D menor La mayor C' fa U menor C' - La mayor E La mayor F La mayor G La mayor H 18 compases de modulación -. fa~ menor I menor Trans. V de raUmenor 214-221 221-227 228-231 232-238 239.254 255-262 262-275 276-287 B la rtk:nor-. C' D t fa" fa" 288-304 304-315 316-324 324-332 332-350 35¡.357 368-380 381-3% 397-fin 339 LA FORMA SONATA DESPUÉS DE BEETHOVEN !a menor -. Mí b mayor -. Do mayor C' Do mayor D Do mayor C' Do mayor (n sobre V) C' Do mayor - la menqr A la menor/Do mayor C' Mibmayor D Mí b mayor - do menor C' do menor __,,_ Mibmayor C' E Mib mayor F Mil, mayor G Mibmayor H 19 compases de modulación - síb menor I síb menr Trans. V de sí menor A menor (re menor}/FaU mayor coda Fa~ mayor Compases 1-16 50-65 190.205 [fa~menor/La mayor J Tritono [do menor/Mí b mayor fa~a mayo, J Tritono o 239-254 381-296 la menor/Do mayor Tritono do# menor/Fa.f< mayor Cornn esta estructura no obedece a una derivación temática, y habida cuenta (al menos antes de Sch6nberg) de que de ningún modo tonalidades situadas a un tritono de distancia pue9,en desempeñar la_s funciones de uila tónica y una dominante, ni siquiera de un · modo rudimentario, ese parentesco tritonal sólo se puede oír en esas asombrosas modulaciones de corto alcance (Tema B, compases 17-24, 66-73, y . 206-213). Difícilmente podríamos hablar de esa polarización tan vital para las formas de sonata del siglo xvm. La ambigüedad del fa~ menor/ La mayor bastaría para excluir ese puqto. La relació~- existente entre la exposición y la recapitulación en este movimiento ha: sido reconc~bida por Schumann y dispuesta como una gigantesca secuencia apoyada por secuencias internas. Han desaparecido casi totalmente la e;xposición como oposición y la recapitulación como resolución. Más aun, tanto si el centro tonal se considera situado en faff menor como si se le considera en -La mayor, la <<recapitulación»~ casi por entero en Do mayor y en Mib mayor, resulta por su estructura más disonante que la «exposición>> en Mib mayor y La mayor. En una obra de tales dimensiones la resolución es diferida todo lo más posible. Mir-ando en retrospectiva a los movimientos anteriores, podemos ver qtie revelan también la ambigüedad dé -una tonalidad menor con su relativa mayor, tal como hemos hallado aquí. La sección inicial del scherzo se remonta a la remota tonalidad de la sensible bemolizada: mít A.ut:gr1~suno. . Los únicos lapsos existentes en la estructura paralela de la recapitulación están en los compases 213, 255-262 y 342. El último compás mencionado está enterrado en medio de una larga serie de secuencias, constituyendo una anomalía casi imperceptible. La estructura tritonal a gran escala puede apreciarse mejor observando de cerca todas las apariciones sucesivas del tema principal: ·. ,,·_,., r,r·· . ~ M.M. J • 176 ef _ ~ . i ef . .. - ef ·- ' ' ~ ' <> .•. a, 1 ' ef ef " f - __.'·-~ ..!i.--- ' ' ' ~ .;- " ~ ,, " ""'<> ef ef ------ 340 FORMAS DE SONATA 341 LA FORMA SONATA DESPUÉS DE BEETHOVEN exceptuando que no da ya la impresión de ser una tonalidad remota. Esta frase de dieciséis compases pasa de fa# menor a Mi. mayor. Siguiendo Ia tradicíón clásica, debería pasar a la relativa mayor (La mayor). Beethoven experimentó con las mediantes y Schubert con la subdorninante,1 pero Schumann es a la vez más y menos experimentador. Para_ él, el fa# menor y el La mayor son casi equivalentes. Si el sche.rzo se iniciaba en La mayor más bien que en fa# menor. pasaría tradicionalmente a Mí mayor, y eso es lo que hace. Para ilustrar la potencia del ataque de Schumann contra la tonalidad clásica y contra la integridad de la forma clásica en su obra hacen falta tres citas del movimiento inicial: la lntroduzione, la reaparición- de la introducción dentro del desarrollo, y el final del movimiento y el comienzo del movimiento lento: -~= =~=1=::1::3 ¡ ' ,-,;:--... = ;:;~:-~J ~ ~ 'B.). 1~·F?I~~ 9 <~ ¡L ~~~;;;; "" H R.H.f • 1lO. 'ih). f [Hl. at. ...,_ ~ :#f_~-_,~~-7:~~.:ffl~ l--v~-J-;;·-~~~~ --~ ~· ~--~ ~- a. Introduzione -·- !~::=,:C,:;ti;l&mil --==- ./'~=- ~ • . ~ 11\i). - ~~ ~ ...,_ & • 'Bñ '&. • 'fa). º .i c:Sl:Sd!:=:1 • .. ·= ·: ' ~ ~ ~ ·""' C~¡¡;;¿j~a¡:tm~l:;&2 'fta ~ 'fa),_ ~' ""' ...,_ c::s::i;;:1,=~JI e~,1mJt¼IT:: ~ • 'f.;). :P.,"'¡_ - ~ = • 'B.:!. Q ·~ =··· ====:E: 1: 'fw.• 'fa)_ 1. Véase el scherzo de su última Sonata para piano en Si~ mayor. ·'.l\i). IIJ !fe;). ~-O 'f..l.ó 'fil. - = 1'1''-" b""-~ 342 FORMAS Allegro DE SONATA LA FORMA SONATA DESPUÉS DE BEETIIOVEN 343 viva.ce M.M. .la 1111 ;r b. De 1a sección de desarrollo e:m~==..,_ .,, c. Fm del primer movimiento Una década antes del Concierto para violín de Mendelssohn, Schumann saca una nota del acorde final de su primer movimiento -no la tónica de Fa# sino la de su relativa mayor; el La- e inicia el movimiento lento con ella. Ese movimiento se inicia con el compás 344 v1ges1mo segundo FORMAS DE SONATA de la introducción al primer LA FORMA SONATA mov1m1ento y sigue durante varias frases con su melodía. Los dos procedimientos llegan a un compromiso, sutil y poético, en cuanto a la independencia de la cadencia final en la tónica y de la forma; el p#mer movimiento no términa propiamente, apareciendo el segundo c~mo una continuación de, parte de una melodía interpretada algún tiempo antes, un recuerdo más que un nuevo comienzo, y un recuerdo qtie comienza en la mitad .. La lntroduz.ione misma es radicalmente distinta de cualquier introducción clásica a una forma sonata. La introducción clásica, en su aspecto rítmico una especie de an~crusa al movimiento rápido, en lo melódico suele ser fragmentaria, y en lo armónico, siempre incompleta; o bien ·conduce directamente al allegro después de un largo pedal de dominante, o termina con un calderón sobre la dominante. La Introduzione de Schumann culmiria en una imponente cadencia en la tónica, con un extraordinario efecto de pedal. Sólo la desnuda quinta que queda al fin, cuando uno levanta el pedal, da a entender. que el discurso no ha con cluido. De acuerdo con las normas clásicas, no se trata de una introducción, sino de una canción sin palabras, lo que hace su asombrosa reaparición en la sección de desarrollo del allegro todavía más inexplicable de acuerdo con la estética clásica. La introducción clásica puede estar enlazada temáticamonte -en su tiempo lento original a su Allegro de dos maneras: puede reaparecer en un punto estructural importante como una textura identificable, separada e independiente, en la coda (como en el Quinteto con viola en Re mayor, K. 593, de Mozart), o al comienzo del desarrollo (como en la Sonata para piano en do menor, op. 13, Patética, de Beethoven). O también puede formar parte del material temático del allegro, como en la Sonata para piano en Mib mayor, op. 81 a (Los adioses). Pueden estar combinados los dos métodos, como ocurre con la Sinfonía Redoble de timbal de Haydn y con la Sinfonía núm. 7 en Do mayor de Schu\,ert. 2 En la Sonata de Schumann en fa# menor, el regreso de la introducción en el desarrollo no satisface ninguna de esas condiciones. Ne va entretejida con el materia! temático del allegro, sino que se añade como una cita; no se trata, sin embargo, de una textura independiente, sino que se ejecuta en la figuración continua de la sección anterior. Constituye a la vez _una interrupción de la. sección de desarrollo y una parte de su proceso (llevando la armonía de fa menor a sol# menor), como ocurre con la interrupción del vals de la Sinfonía fantástica de Berlioz por la idée fixe. Su llegada divide la sección de desarrollo en dos mitades; lo que isigue a ese pasaje es una repetición sin variar de los treinta y ocho primeros 0 2. El regreso de la introducción al finaf de esta sinfonía de Schubert está en el ;tempo original, aunque escrita (con valores de nota más largos) dentro del tempo rápido. Esto nos dice que el allegro es aproximadamente dos veces más rápido que ei andante, aunque esto algunas veces no se efectúa con exactitud a.l interpretarla. DESPUÉS DE BEETHOVEN 345 compases del desarrolio transportados un tono entero más arriba. Este esquema de secuencia a gran escala dentro de un desarrollo deriva, como hemos visto (p. 288), de Schubert: la interrupción constituye la aportación personal de Schumann. Su efectividad depende del· hecho de que no es inteligible en términos clásicos. Se trata de un procedimiento formal cuyo objetivo está en romper la forma, y deriva su pathos de la manera (lue el tero~ de la introducción entra a la fuerza dentro de una textura ajena, así como del carácter miSmó del tema. Este procedímiento, como todas las demás «anomalías» de la técnica de sonata de Schumann, no puede ser comprendido_ debidamente, y no digamos discutido,:den-i:ro de un contexto exclusivo de formas de sonata~ corresponde más bien a úna consideración más general del estilo de Schumann,_ y ·exigiría una discusión sobre los efectos parecidos que. existen en la Kreisleriana, el Carnaval, el Amor de poeta y las Danzas para la Cofradía dé David. Sin embargo, esa misma relación respecto a la forma de sonata es aplicable también a la obra de cualquier otro compositor posterior a Beethoven. Nos hemos detenido tanto con la Sonata en_ fan menor de Schumann porque muestra con claridad meridiana las dificultades que tenía un compositor· del siglo XIX con una forma sonata ya establecida. Cualquier otra obra de los contemporáneos de Schumann nos revelará alguna de esaS tensiones. Pata Beethoven constituyó la sonata un esquema casi establecido que él fue capaz de recrear de un modo extraordinario. He ahí la paradoja de su estilo tardío: da la impresión de ser comptctamente libre y, como he dicho, está más cerca en sus derroteros más importantes de las ideas de fines del siglo xvm que de sus propias obras del período medio. Después de Beethoven, la for:ma sonata, igual que la fuga y la forma ternaria o en ABA, era un esquema confeccionado, Heno de poder y de eficiencia. Sin embargo, y al igual que en la fuga, la forma sonata llevaba consigo ciertos presupuestos de textura. El más importante de ellos es el acompañamiento temático u obbligato (v. pp. 195-202). Una de las invenciones más características de lo~ años treinta del siglo x1x, por lo tanto, no pudo ser .absorbida dentro de la sonata sin gran dificultad. Esa invención podría llamarse el acompañamiento heterofónico_: la figuración acompañante es una versión fluida del tema. El Preludio en Sol mayor de Chopin tiene un ejemplo: 346 FORMAS DE SONATA LA FORMA SONATA DESPUÉS DE BEETHOVEN 347 Chopin, sin embargo, rara vez emplea esa creación romántica en sus sonatas. En ellas, y de un modo significativo, Sigue estando ante todo la técnica clásica. En los compases siguientes, del desarrollo de su Sonata en sib menor, op. 35: · la Fantasía, op. 17, de Schumann, otro: La preparación de la coda del Scherzo en do~ menor, op. 39, de Chopin, nos ofrece otro más: No se trata de un contrapunto barroco ni del acompañamiento obli_ldo clásico. El acompañam:t:nto en este caso es algo así como un eco p:fvio superpuesto, existiendo una. doble versión de la misma linea. 1 ' el motivo del tema principal aparece como acompañamiento, para intercambiarse a continuación el acompañamiento con la voz principal. Esta es la técnica clásica básica. En la Sonata en si menor, op. 58, la segunda frase del comienzo de la exposición funciona de acuerdo con el mismo principio: La figura de- acompañamiento del compás 11 deriva del motivo inicial 1 pero no se afirma tomo voz principal. La forma sonata sigue siendo una ·fuerza conservadora. En el caso de muchos compositores, como ocurre con Schumann, la exposición no crea una polarización sino sólo una sensación de distancia. La polarización se ve debilitada por empañamiento cromático provocado por la aproximación a la segunda tonalidad. En su Sonata en sí menor, op. 58, Chopin ensayó una aproximación análoga; su modelo fue la Sonata en fa n menor de Hurnmel. He aquí el contraenunciado y el pasaje puente de la otrora famosa obra de Hummel: --··------ 348 FORMAS DE SONATA LA FORMA SONATA DESPUÉS DE BEETHOVEN 349 Para ir del fa# menor al La mayor, Hummel pasa por Do mayor y por bastantes pasajes cromáticos con . el fin de empañarnos el sentido armónico y añadir tina sensación de drama a lo que el compositor creyó evidentemente que era una plácida excursión. De un modo parecido, Chopin cambia de si menor a Re mayor a través de Si b mayor, tocando brevemente el mib menor. Ni el Sit, mayor ni el mib menor se establecen siquiera vagamente; la música se desplaza rápidamente a través de ellos mediante una técnica que Chopin adquirió de su estudio de J. S. Bach. A veces c;lesapafece la concepción dieciochesca de la recapitulación como resolución. Er segundo tema de) Concierto núm. 2 en fa menor de Chopin, primer movimiento, no suena en absoluto en la tónica, mientras el segundo grupo del Concierto núm. l en mí menor de Chopin aparece en la exposición- en la tónica mayor (!), siendo recapitulado en la mediante. Las relaciones tonales en la forma sonata de Chopi.n fueron, en cambio. mucho más ortodoxas después que abandonó .Polonia. 3 La Fantasía en Do mayor de Schumann, que originalmente iba a llevar el nombre de sonata, tiene una exposición que pasa a la subdominante,· y una recapitulación en la mediante bemol (Mib mayor), una tonalidad de mayor tensión. Las texturas heterogéneas de finales del siglo xvm, tan esenciales al estilo sonata como la· polarización armónica que refuerzan, suel_en ser 3. La exposición de la Sonata en do menor, op. 4. de 1827. nunca se sale de la tónicn. Chopin sólo tenía dieciséis años cuando la compuso. pero no se trata del mismo lipo de error que podría haber cometido Mozatt a los seis. Es evidente que en Varsovia no tenían unas ideas muy claras S()hrc l:is sonatas. 350 FORMAS DE SONATA LA FORMA SONATA DESPUÉS DE BEETHOVEN abandonadas en favor de un movimiento rítmico unificado, implacable y casi hipnótico. El problema que esto creó a la forma sonata puede apreciatse en las dos versiones del primer movimiento de la Sonata para piano en fa menor de Schumann (la forma r:evisada redujo aún más la variedad en la acentuación rítmica) y en los obsesivos ritmos de determinados movimientos de sus sinfonías. La generación nacida en torno a 1810 prefería situar el clímax, el punto de extrema tensión. muy cerca del fin de la obra. Esto hace que el área de estabilidad final de la sonata se.a una cosa incompatible con ellos. Lo que rechazan en_ la mayoría de los casos es la sensación de clímax y de resolución existente· al final del desarrollo· y comienzo de la recapitulación. En las obras más impresionantes de Mendelssohn, según he dicho, el final del desarrollo constituye el punto de tensión más baja, un momento de extraordinaria y poética tranquilidad. El cambío de función existente en ese crucial punto de la forma. es tan radical que sólo la tradición y la comodidad nos impiden decir que se trata de una forma nueva y darle un nombre nuevo. La sonata es una estructura cerrada y ordenada. Los compositores de 1825 a 1850 prefirieron las formas abiertas y buscaron el efecto de la improvisación. El intento de abrir la sonata siguió dos direcciones, básicamente relacionadas: · 1) La sonata cíclica, en la que cada movimiento se basa en una transf~rmación de ~os ~em~s. de los demás. _Podrí~mo~ hallar ya en .Beethoven sugerencias hgens1mas en este sentido a partIT de su Quinta Sinfonía en do menor, pero fue en la obra de Mendelssohn, de Schumann y Berlioz donde tuvieron lugar los desarrollos más significativos. Esa influyente idea continuó a través de César Franck y Chaikovski hasta el día de hoy. 2) La combinación de una estructura de un movimiento con otra de cuatro formando una amalgama. La sugerencia en este sentido vino también de Beethoven, que empleó un esquema modulante en la estructura a base de variaciones del último movimiento de su Novena _··s1nfonfa, dando lugar a_la su~esión·allegrq:-scherzo-desarrollo-..inovimiento lento-final, con la estructura tonal de un final de forma sonata (la submediante en vez de la dominante). La Sonata en.-·si menor de Liszt constituye acaso el más famoso ejemplo. Ha ejercido también una influencia duradera, que se extiende a nuestro siglo, hasta la Sinfonía de cámara núm. 1 y el Primer Cuarteto de Schünberg y el Tercer Cuarteto de Béla Bartók. La forma cíclica se prestaba especialmente para los estilos del si. glo x1x, dado que situaba el centro de gravedad en las relaciones temáticas, que predominaron cada vez más sobre la estructura armónica. Las relaciofles temáticas existentes entre los diferentes movimientos de una sonata pueden ser de dos tipos: implícitas y explícitas. La forma explícita no es frecuente antes de Beethoven y escasea también en su obra. Las citas explícitas del tema de un movimiento en otro aparecen sólo en las sinfonías Quinta y Novena, en la Sonata para cella en Do mayor, op. 102, núm. 1, en la Sonata para piano en La mayor, op. 101, y en el Cuarteto en _do# menor, op. 131. Si exceptuamos el último de estos casos, en todos ellos la reaparición de un tema de un movimiento anterior no se integra en absoluto en el último (conserva su carácter de cita). La forma implícita es frecuente en Beethoven (con frecuencia los temas de varios movimientos o incluso de todos constituyen inequívocas versio_nes de un mismo material). Un sorprendente ejemplo de forma explícita aparece. en la Sonata para piano en· La mayor, D. 959, de Schubert. Su primer movimiento empieza así: 351 y el final termina: > con una libre versión cancrizante del comienzo. Brahms repite ese efecto, sin la retrogradación, al final de su_Sinfonía núm. 3 en Fa mayor. La· innovación romántica 1esultante. (llevada más allá por Chaikovski, Franck y otros) consistió en integrar la cita explícita del primer movimiento como parte de los movimientos siguientes; en dos palabras, en combinar las técnicas implícita y explícita. En Schubert y Brahms la cita no constituye l)asta entonces más que un procedimiento de encuadre, pero en la Sinfonía núm. 4 en fa menor de Chaikovski, el motto del tema entra en fórma de clímax en el movimiento final. Ejemplos posteriores (la Sinfonía núm. 5 en mi menor de Chaikovski, la Sinfonía núm. 4 en Sol mayor de Mahler) integran el regreso de temas de! primer movimiento de un modo aun rhás completo, sin dejar que pierdan su carácter de citas de un movimiento independiente, Esto no es un inventario de los defectos de la forma sonata romántica temprana, sino una indicación de las tensiones a que se vio sujeta. 352 FORMAS DE SONATA Codificada ya hacia 1840, esa forma dejó de ser un libre desarrollo 353 LA FORMA SONATA DESPUÉS DE BEETHOVEN de principios estilísticos para convertirse en un intento de alcanzar la grandiosidad mediante la imitación de los modelos clásicos. Los restiltados, en su mejor caso, alcanzan una belleza noble, expansiva, relajada y académica inasequible (ni buscada tampoco) a fines del siglo xvm. Ese academicismo fue muy aumentado por la generación siguiente y cosechó grandes éxitos. La música de Brahms ensaya de nuevo las formas cerradas del siglo xvm; si sus esquemas carecen de la variedád de los de Haydn, Mozart y Beethoven, se debe a que el estilo de Brahrils constituye en parte una destilación de los suyos, una cuidadosa selección de aquellos procedimientos que se pres_taban más a la textura, más rica, de la música del hamburgués y a su mayor tendencia a un entretejimiento sincopado de las estructuras de fraseo. De todas maneras, Brahms amplió el abanico armónico, mediante una concentración efectuada en muehas obras sobre la dominante menor, mucho más allá del alcance de cualquier compositor anterior. Pero la fuente, una vez más, está en Beethqven, en su AppassiQnata, cuya tonalidad secundar_ia de la tónica fa menor es .un la~ tanto menor como mayor. Para un compositor de fines del siglo xvm, la dominante menor podría constituir solamente una interesante modificación cromáti~ ca de la dominante mayor, pero en Brahms se convierte en una tonalidad secundaria completa por derecho propio dentro de la exposición. Los ejemplos más grandiosos de esto están en los primeros movimientos del Concierto para violín y del Segundo Concierto para piano. Más que ningún otro compositor, explotó Brahms las posibilidades de la superposición de secciones y las ambigüedades de las fronteras de la forma sonata. Dei-ivó parcialmeñte su· arte de su es.tudio de Haydn y de Mendelssohn, pero su expansión de la técnica _fué considerable. El movimiento hacia la recapitulacíón del Quinteto con viola en Sol máyor, op. 111, de 1891, le brinda una hermosa oportunidad para esfumar los linderos: ~ :.._;_: pc.~niitc -;---::. :._;_.;. -~ -:---, --:----, -._;___· . - . . - . . . .tT ----:- -=--~-:-:-··. . .tr 354 FORMAS LÁ FORMA DE SONATA SONATA DESPUÉS 355 DE BEETHOVEN Allegro Clarlr,-..tl!> In A •.- '. f:if' Vio lino I " ViolinO II f =-ª 11 Viola.· · ~ ~ - .___ - - ~.,,~ - 11 - - V "\1"ioloncello .. ,. 'º ./ - •• f -..j~ r---~ w t! 1!:14--..... p . -e f ~ ,~ .• }' -.........:.:, - p• ,, - ·f ' - ~ ..,_. :.___ v..,· TI t_ f ' Empieza estableciendo el Sol -mayor con gran ambigüedad en tos compases 100-102, en parte como si se tratase de uná. dominante de do meilor pero sin insistir demasiado; el cambio a Mib se produce bruscamente al fin del 102. Es en medio del acorde de Mib situado al fin del compás 105, después de dos tiem_pós de desorientadores contrarritmos, cuando el celista inicia el tema principal. (Si· tuvo dificultad para hacerse oír al comienzo del movimiento, halla ahora resueltos sus problemas.) La tónica aparece al comienzo del compás 106, pero no hay una verdadera cadencia sobre el I hasta el compás 107. La entrada del tema, la llegada del I y la cadencia están desfasadas, siendo subrayados todos esos efectos tambaleantes por los ·contrarritmos y por el salto súbito del tema del cello al primer violín (compás 1()7). Este desdibujamiento se aplica incluso al comienzo mismo de otra obra. El opus 111 iba a ser el adiós de Brahms a la música, pero su interés por la composición retoñó en unas cuantas obras para clarinete. El comienzo del Quinteto de clarinete) op. 115, de 1892, es un homenaje al Cuarteto en si menor, op. 33, núm. 1, de Haydn (v. pp. 201-202): como en el modelo, los compases iniciales podrían estar en Re mayor: - ; -~ ,.~ j, ··~·.. ==--p •:.___--- . ·~-;d-_w 356 FORMAS D;E SONATA 357 LA FORMA SONATA DESPUÉS DE BEETHOVEN que los- acordes completos de tónica del compás 25 parecen un nuevo comienzo. La gloria del academicismo de Brahms reside en la transfor- mación casi completa que hace de sus modelos. Contemporáneo ·de la obra de Brahms, hallamos un gusto crecí.ente por el cromatisino :que hace que sea cada vez más difícil realizar la orientación tonal. de una exposición de sonata. Los temas primero y segundo de la Sinfónía núm. 7 en Mi mayor de Bruckner muestran de qué modo se manej_aba el cromatismo en dos partes de una exposición: ~ ·=- ==~-~~"' ~ 13:-,·. ~ -= ~j~--....::,_, --= ~ 'P -_--7 p a. PRlMER TEMA. ,. 20 Alleg,e~ ~ (Allegn~) ~ FIOlCII > oi..:- 1.2. l.ln A KIHl-m hA I.Z.l11F H.,.., ).-t. h1 F tz.1,. F T=>~F ~ 7. Ah.T......- ... Po..,..,.,.., .g-· i/ f f • VioliMl V!oli"c :t No hay ningún acorde de tónica en posición de fun~amental hasta el compás 18: se le eltlde nítidamente en el compás 3, volviendo la posibilidad del Re mayor en los compases 4-7. El tema que aparece eri el compás 14 se presenta primero sobre un peda1 de dominante. La técnica es fluida, y la afirmación del si menor, hecha de un modo tan delicado Viola 358 FORMAS DE SONATA L<\ FORMA SONATA SEGU/'100 b• ...,._,.,,__. Lfr:SPUÉS DE BEETHOVEN 359 TEMA Ol,l.l. .- - - -- ··-- .-, . ., f{ .. t ,.;;::;;_, v,~1.2 ·:-_:'"':'-~-....--· " El primer tema perfila de un modo tan firme la tríada de tónica que el Mi mayor queda fijo a través de las modulaciones que lo siguen, a pesar de su intensa indinacíón hacia el Si mayor. El segundo tema es capaz de dar J)or sentado ese Si mayor, pero el cambio armónico es entonces tan continuo, y las modulaciones tan rápidas, que la oposición existente no es tonal sino de carácter armónico y de textura. AI terminar el siglo el cromatismo se hace omnipresente y toda sensación de oposición armónica desaparece comp-lctamente con Reger y Scriabin. ------------ 360 361 FORMAS DE SONATA LA FORMA SONATA DESPUÉS DE BÉETHOVEN Después de Brahms, la forma sonata proporcionó un modelo de vaga construcción, un esquema que daba un libre acceso a·Ia imitación de los clásicos. El esquema de exposición, desarrollo y regreso_ era realmente útil y susceptible de variada interpretación. Se le consideraba en general como una variante de la forma ternaria, como un esquema en ABA 'cuya primera sección A no concluía realmente, caracterizándose la sección B por la fragmentación, el desarrollo temático y una textura dramática. En ocasiones puede estar sólo presente parte del esquema. La Sonata :para piano de Stravinski tiene un desarrollo central, pero, por otra- parte,¡ está claramente en forma de concerto grosso. La orientación tonal puede ser con frecuencia realmente vaga, incluso cuando, por -razones de simétría, el movimiento comienza y termina en. la misma tonalict3.d: la Sonata núm. 3 pará piano.en SitJ mayQr de Hindemith tiene un segundo tema en mi menor- que sufre una iecapitulación en la menor y re menor·. La recapitulación rto está concebida en ese caso como una resÓlución :sino como un libre regreso del material inicial. Ya en el siglo xx la única._cosa que diferencia la forma sonata de una estricta forma. ternaria o da Capo es su libertad. En cualquier caso, un regreso simétrico libre del material inicial sigue siendo algo básico en gran parte de la música del siglo xx. Con las formas de sonata no tonales, por descontado, la polarización tonal y la resolución desaparecen totalmente; lo que queda es la estructura temática con texturas contrastantes: un· contraste ·entre la relativa senciHez de la sección externa y un céntro más intenso, y otro dentro de 1a exposición para distinguir los temas primero y segundo~ En las obras seriales se idea a veces un sustituto de la orientación tonál: el Cuarteto de cuerdas núm. 3 de Schónberg, por ejemplo, emplea, una transposición de la serie una quinta descendente para el segundo tema de la exposición, derivándose directamente la relación de esa quinta de la serie inventada para esta obra. La primera forma sonata atona! es la tercera de las Tres Piezas para Orquesta de 1913 de Alban Berg. En su ópera Lulu, se emplea la forma sonata para caracterizar_ el importante papel del Dr. Schón. Considerando que su esquema se realiza intennitentemente a través de diferéntes escenas de los dos actos primeros, es difícil oírla como forma integral. El aspecto puramente de textura es, en este caso, supremo: la forma soilata constituye aquí .Para Berg una textura caracterizada por el desarrollo temático, utilizando los procedimientos clásicos de ese tipo de desarrollo; y la exposición y el regreso tienen necesariamente un efecto limitado al estar situados tan lejos la una del otro. En las obras atonales se ·pueden crear elaboradas analogías d:e la estructura tonal de la forma sonata. Magistrales por excelencia son en este caso las de Bartók. Su Cuarteto núm. 5, por ejemplo, es atonal al menos por su evasión completa de la torralidad triádica, exceptuánd-o el scherzo y una frase parodística del último movimiento. Una nota central ocupa el lugar de la tríada central ( en este sistema sería tal vez mejor emplear la palabra modal que la de tonal). El desplazamiento de la nota central da la posibilidad de- una modulación; y la sustitución de un movimiento invertido descendente por una modulación inicial ascendente constituye un excelente paralelo de la resolución clásica. Exposición 1-14 Tema I (Sib formando el centro) compases 15-24 Transición (puente), textura de desarrollo 25-44 Tema II (Doq como centro inicial en el bajo) y regreso del tema I con Do como centro 45-58 Tema III (Laq como centro) Bajo cromático ascendente eno mossa J.11i-10~ ,..,. 1m p,d<>lu• p •. YlU. ·----. _____ _ p ::::: ~·-12:..--.:? !1.. ..1,.-, •r= ,~- •= •l~il. ::::= ·P1~ ,~.J.1'· "';:"tr """ ~i:p,. an:c,_" 362 FORMAS DE SONATA LA FOR.MA -"" P"~" psu ,.p, -:_. ,. ll~' . - "bel<. ~~~.-:G ~ • -- ,,,. puco f"" "-"f'"'"'"· --- a _tempo -¡ pií'",p (o) • . , ·~- ...... . .I;, -- rli,11:, " J f - f . f - . • f . Mp 45 49 53 54 55 poco pfü N,pr~-pin. ¡ 363 DE BEETHOVEN dim •• ¡ . ··-·-~ -- - -pin. ,u, - -_¡. DESPUÉS Tempo l. (J ~ 138) e-:: IF~ ~--· ' poco rit. _ 2oco -rit. _ l' ~ ,_ • ,_ 11,> dilll: •• _ 1 '.! SONATA 56 Síb Si\ Do Do# Re Mib 59 Regreso del tema I (Mi\ como centro) ~n-? __p1u. ,,;¡¡.,, r pJ.u. ¡,l:u.. mo - •- / Desarrollo compases_ 63-132 Regreso del tema r-(Fa como centro, 126-132) Recapit1,1lación en orden inverso compases 133-146 Tema nr invertido (Fa! como centro) Línea superior descendente eno mosso, J.112 6 ,, J b.r. ,, -· piu. . -~ ) ""'º" - 364 FORMAS DE SONATA LA FORMA SONATA _poco rit. _ a tempo ~..___ :-ttbt~·!· ,,. IL:: ·-~- ·¡ - ._m ,'__f',_ IE- u-npoc,, pii1 r~prtt&~. 11• , ~ . ' :11.- ;l_1n .. ' "! 11«2 l.. l r: _,¡ ¡. ~- ...- ¡:..---- ;;::; • ·~· ' , .:::-;--;--.: o p_l.zz. ij ' f!ir' ph;z. ' J !lf 11, pin. ~ ..... ' qu ::::: iq•--:11'1r"" -~--·· a tempo ~ - !ti p. ,_., ....- "'"º ·;;:;1 1 ~, ,,.,,,¡¡., ,-rr,,,-_ " ,';! ' • -- ..... C.. .. -~ w,f:1 ---:-- ,a,L -- ·~· ft ffl=· ~ --- $ ph:r..P .. , ~ • ¡. ¡. k~ ;. "" ~ ¿;-,i. . - .e¡¡ d~CQ ,rr,,c•. p¡:,, ,,.,,f/v ... »- f 1 11~ fe ~"- ,,, = I[ h3 ;;;;p· •= pi!t ¡J '11,,IJ1-_F.rm 1 m-,lto ,-rvw,·•• 1 :;;:: - 1pióp u@J,J 2 R • pi,,,,...._.., 1 ~~ pP, -:-• ,. .,,,..,,~f ' _ in .-i/it"fXJ '"" ~ U~ f ., lu. ' ' -= e= ------ - ;;.rm,,u., - :f i ~'½ ~rit ~Jrg ,. ,.,,. .;;.rm1:rí J _ - ,.,,. - )~ U• - í, - = d,m . • . .,,_ mo --- ¡¡•• ~. ·-·~ l"d;m. - . d,m. ¡. l.(J ~ .. ,:~~✓ tfim • • - ¡. J, = ta., __ ,. 365 DESPUÉS DE BEETHOVEN ~ ¡. ¡. ;. ~- •- u ~~ !47-159 160-172 l 72-fin 13] Fu n 136 Mi# 137 14(t Mi q Re~ 142 143 144 Rcb Do~ (reforzad() SiP por d hajo y las partes interiores) Tema 11 (Do b como centro inicial en la línea superior) Tema I (Si b como centro) Coda Una recapitulación invertida, según hemos visto, tiene muchos precedentes en el siglo xvm, y el empleo de la inversión ha desempeñado un gran papel en el estilo del siglo xx. En el Cuarteto núm. 5 de Bartók la inversión funciona claramente como ún movimiento cromático descendente que se resuelve en el Sib inicial. El éxito mismo de ia estructura de Bartók la hace, como a la mayoría <le las obras maestras, inadecua-da como modelo. No se trata tanto de una nueva versión de. la forma sonata como de una briHante metáfora de la forma sonata en el siglo xx. Al empleo de la forma sigue siendo inherente un clasicismo doctrinario. La Sonata núm. 2 de Pierre Boulez, por ejemplo, tiene, igual que el opus I de Brahms, una dependencia del opus !06 de Beethoven, reconocida mediante una cita explícita. Además, su movimiento inicial tiene unos temas primero y segundo claramente definidos, un desarrollo y unos elementos de recapitulación (incluyendo la inversión de parte de la exposición) entremezclados, como en las recapitulaciones de Haydn. con un desarrollo ulterior. Elliot Carter ha sustituido yuxtaposiciones de la textura por el contraste temático en una serie de obras. La simetría de la forma y sus pósibilídades latentes .de drama la hicieron inevitablemente atrayente para un compositor com Prokófiev, que necesitaba una estructura temática fácilmente identificable. En el caso de algunos ·compositores. esta forma proporciona un revestimiento ~<decente,> de 366 FORMAS DE SONATA respetabilidad a algo que de otra manera podría aparecer como una frívola condescendencia con los_ gustos de ·10s ejecutantes virtuosos. El mismo Debussy, que .il ·principio, igual que Schumai:m, había sido un enemigo implacable de esa foi:-1na, fue ganado al final de su vida por el tipo de perspectiva clasicista que implica hoy en día la forma sonata. , Indice de conceptos Las paginas referentes a ejemplos musicales están ·indicadas en negritas. Las referencias bibliográficas estáfl indicadas con un asterisco. Abert, Hermano: 155; W. A. Mozarl: 166* Affektenlehre: 24. 26 «Ah dí si nobil alma», (Ascanio in Alba, Mozart): 71 Alberti, Domenico: 155 «A!!e minaccie di fiera Belua» (Grúelda, Vivaldi): 53 Amor de poeta (Schumann): 325, 345 aria: 22, 25, 30, 41*82;-83, 90, 92, 98. 105, 120, 148, 149, 155, 160, 161, 167, 169, 255, 300, 307, 360 arias Galuppi, B., La Diavolessa «Una donna ch'aprezza»: 57 Graun, C. H., Montezuma «Da te impara»: SS «Erra que! nobil core»: 55 «Noi fra perigli»: 55 «Vedrai fra questemura»: 53 Jomelli, N., Fetonte «Le mie smanie>•: 57-67 ,,Tu parla, tu degli»: 70 Olimpiade «SO che fanciullo Amore»: 69 Mozart. W. A., El rapto del serrallo «Martem aller Arten»: 83 Ascanio in Alba «Ah di si nobit alma»: 71 _«Da! tuo gentil sembiante»: 71 «Spiega el desio. le piume»: 7l ldomeneo «Fuor del mar>•: 99-100 «Nó, la morte»: 71 «Se il tuo duo!»: 99 Sea! labbro mio non credi, K. 295: 71 Zaide «Ihr Machtígen seht ungerührt»; 71 «Tiger, wetze nur die Klauen»: 71-81, 82 Scarlatti, A., Griselda «Se di altri»: 47-48 Marco Arrilio Regalo «Son costante»: 46-47 Vinci, L, Didone abbandonata «Non ha ragione»: 49-50 «Se dalle stelle»: 52 «Sono intrepido nel!'alma»; 51-52 «Son regina e son amante»: 50-51 Vivaldí. A., Griselda «Alle minaccie di fiera Belua»: 53 «Dai Tribunal d'Amore: 53 «Ho il cor gia lacero»: 53 Artaserse (Hasse): 71 Arte de la fuga (J. S. Bach): 21 Ascanio_ in Alba (Mozart): 71 Bach, Carl Philip Emanuel: 69, 137. 155156, 166. 204. 252. 253,256, 256n. 1'" Concierto:.: 83 Sonatas para teclado fa# menor, de la Zweyte Fortset~ zurig... : 300-301. 300n La -mayor. de las Sechs Clavier Sonaten ... : 192-193. 194-195. Bach. Johann Christian: 91. 142, 175 Conciertos; para ·piano: 84 · Op. 13. núm. 4 en Si~ mayor: 103, 103-108 Sinfonías Op. 9, núm. 2 en Míh mayor: 302 Op. /8, núm. 4 en Re mayor: 251-279 Sonatas para píano: 87 368 FORMAS DE SONATA Op. 5, núm. 2 en Re mayor: 89 Op. 5, núm. 4 en Mí b mayor: 87 Bach. Johann Sebastian: 21, 23, 34, 35, 53, 254, 324, 349 Obras para teclado Arre de la fuga, BWV 1080: 21 Clavierübungen: 21 Concierto italiano, BWV 971: 151, 152 Invención en Mi mayor (a dos voces): 32 Invenciones! 21, 32 Parti!a en Re mayor (Clavierübung, libro I) Aria: 32-33 Zarabanda: 32-33 Partita en Sib mayor (Clavierübung, libro 1) Alemanda: 35 Varíaciones Go/dberg: 23, 39-40 Bartók, Béla: 322 Cuarteto núm. 5: 360, 361, 361-365 Beethoven, Ludwig van: 15, 15n, 3z-, 86, 156, 174, 175, 191, 196, 254, 273, 295, 309-3Í5, ;l21, 322, 325, 340, 351, 352 Conciertos para piano: 85 Núm. 1 en Do mayor, op. 15: 96, 101, 310 Núm. 2 en Sib mayor, op. 19: 96 Núm. 4 en Sol mayor, op. 58: 260-261, 267, 315 Núm. 5 en Mib mayor (Emperador): 102, 261, 261-266 Cuarteto!i (de cuerdas) Op. 18, núm. 5 en La mayor: 310 Op. 127 en Mib mayor: 310 Op. 130 en Sib mayor: 126-127, 297 Op. 131 en do# menor: 125, -191n Op. 132 en la menor: 311 Sinfonías Núm. 2 en Re mayor, op. 36: 315 Núm. 3 en Mib mayor, op. 55 (Heroica): 69, 212, 240, 288, 305-3-06, 307, 310, 311, 315 Núm. 4 en Sib mayor, op. 6á: 126 Núm. 5 en do menor, op. 67: 134, 142, 209-211, 212, 315 Núm. 8 en Fa mayor, op. 93: 204 Núm. 9 en re menor, op. 125 (Coral): 324 Sonatas para piano Op. 2, núm. 1 en fa menor: 250 Op. 2, núm. 2 en La mayor: 310 Op. 10, núm. 2 en Fa mayor: 246, 247 Op. JO, núm. 3 en Re mayor: 258-259, 287-288 Op. 13 en do menor(Patética): 255,344 Op. 28 en Re mayor (Pastoral): 315 Op. 31: 310, 315 Op. 31, núm. 1 en Sol mayor: 175 Op. 31, núm. 2 en re menor: 69 . Op. 31, núm. 3 en Mi~mayor: 126,175, 307 Op. 53 en Do maj0r'(Waldstein): 91· 92, 304, 310, 311 Op. 57 en fa menor (Appassionata): 141, 212-215, 216, 353 Op. 81a en Míb mayor (Los adioses): 205-208, 211, 344 Op. 9(} ell. mí menor: 135-136, 137 Op. 106 en Síb _mayor (Hammerklavier): 310, 324, 365 Op. 109 en Mi mayor: 311-312 Op. 111 en do menor:. 69, 112--113, 113 Sonatas para piano y cello Op. 69 en La mayor: 191n Tríos para piano, violín Y.eello Op. 70, núm. 2 en Mfb mayor: 255 Berg, Alban Lulu: 360 Tres piezas para orquesta: 360 Berlioz, Hector: J5n, 324 Obertura. Waverly: 121 Sinfonía fantástica: 344 Boccherini, Luigi, Quinteto de cuerda núm. 36 en la menor, op. 25, núm. 6: 256 Bodas de Fígaro, Las (Mozart): 121 Boulez·, Pierre, Sonata para piano núm. 2; 365 Brahms, Johannes: 320, 321, 322, 324, 352, 360 Conciertos Concierto para piano núm. 2 en Si b mayor, op. 83: 352 Concierto para vio/in en Re mayor, op.1 77: 352 Quintetos Quinteto de clarinete y cuerdas en sí menor, op. 115: 354,.355~356, 357 Quinteto de cuerdas en Sol mayor, op. 111: 352-354 Sinfonias Núm. 3 en Fa mayor, op. 90: 351 Núm. 4 en mi menor, op. 98: 320 Sonata para piano en Do mayor, op. /: 323--324, 324, 365 Bruckner, Anton: 289, 322 Sinfonía núm. 7 en Mí mayor: 357-359 cadencias: 89-90, 91, 112, 114, 252,253,255 capo, aria da, ver aria Carnaval (Schumann): 32!i, 345 Carter, Etliot: 365 Cimarosa, Domenico: 121, 174 Clasicismo vienés: 155, 156,_ 165, 174 Clementi, Muzio: .309 Sonata, op. 39, núm. 2 en Sol mayor: 302 Sonata, op. 40, núm. 3 en Re mayor; 214, 285 coda: 14, 130, 275, 307 Caneen de la Loge Olympique: 17 Concert Spiritue/: 17 concierto: 22, 25, 83-109,. 189, 238, 307 Concierto /laliano (J. S. Bach): 151, 152 conciertos para ce.mbalo INDICE DE CONCEPTOS Wagenseil, G .. C., Fa mayor: 84, 102 ·conciertos para piano Bach, J. C.: 84 . Op. 13, núm. 4 en Sí~ mayor: 103, 103-108 Beethoven, L. van Núm. 1 en Do mayor, op. 15: 96, 102, 310 Núm. 2 en Sib mayor, op. 19: 96 Núm. 4 en Sol mayor, op. 58: 260-261, 267, 315 .• Núm. 5 en Míbmayor, op. 73 (Emperador): 102, 261, 241-266, 267 Brahms, J., Núm. 2 en Síb mayor, op. 83: 352 Chopin, F. Ni1m. 1 en mí menot, op. 11: 349 Núm. 2 en fa menor, op. 21: 349 Mozart, W. A. K. 238 en Si b mayor: 92, 93-95 K. 414 en La mayor: 95 K. 415 en Do mayor: 95 K. 449 en Mi¡, mayor: 85 K. 450 en Sí~ mayar: 86-81, 96-97, 107 K. 453 en Sol mayor: 107, 212n, 315 K. 459 en Fa mayor: 95 K. 467 en Do mayor: 81n K. 488 en La mayor: 96,. 303 K. 491 en do menor: 96 K. 503 en DQ mayor: 103, 315 K. 595 en Sib mayor: 96 conciertos para teclado Bacb, C. .P. E.: 83n Conciertos para violín Brahms, J., Op. 77 en Re mayor: 352 Mendelssohn, F., Op. 64 en mi menor: 369 Op. 33: 201, 202 Op. 33, núm. 1 en s{ menor: 201-202, 354 Op. 33, núm. 3 en Do mayor: 124 Op. 33, núm. 4 tn Sib mayor: 126 Op. 33, núm. 6 en Re mayor: 202 Op. 50, núm. 1 en Sih mayor: 250 Op. 50, núm. 2 én Do mayor: 125 Op.- 50, núm. 3 en Mibmayor: 170-172, 173 Op. 50, núm. _5 en -Fa mayor: 125 Op. 74, núm. 1 en Do mayor: 128, 128-130 Op. 76, núm .. 3 en Do mayor (Emperador): 132, 133, 134, 295.29' Op. 76, núm. 4 en Sí~ mayor: 124, 124-125 Op. 77, núm. 1 en Sol mayor: 302 Mozart, W. A. K. 387 en Sol mayor: 120n K. 42/j en Mib mayor: 141 K. 458 en Sib mayor: 120n K. 464 en La mQ:yor: 141 K. 465 en Do mayor (de las disonancias): 120n, 122, 122-123 K. 499 en Re_ mayor: 175 K. 575 en Re mayor: 120 K. 589 en Síb mayor: 120n Schónberg, A., Núm. 3: 360 Schubut, F. D. 36 en Sib mayor: 315 D. 74 en Re mayor: 313, 314-315 D. 173 en sol menor: 315 D. 887 l'n Sol mayor: 134 Czemy, Carl: 16, 321 343 Mozar't, W. A.* K. 219 en La mayor: 142 Contessina, La (Gassmann): 255 Cuartetos (con piano y de cuerdas) Mendelssohn, F., Op. 3 en sí menor: 320 Schobert, Johann, Op. 7 en Mlh mayor: 166 Cherubini, Luigi: 309 Chopin, Frédéric: 165, 324, 325 Balada núm. 2 en Fa mayor, op. 38: 325 Conciertos para piano Núrit. I en mí menor, op. 11: 349 Núm. 2 en fa menor, op. 21: 349 Fantasía en fa 111enor, op. 49: 325 Preludio en Sol mayor, op. 28, núm. 3: 345-346 346 Scher.zo en síb menor, op. 31: 325 Scherzo en do# menor, op. 39: 346 Sonata en do menor, op. 4: 349n Sonata en Síb mayor, op. 35: 341 Sonata en si menor, op. 58: 347, 349 Churgin, Bathia: 149• Cuartetos (de cuerdas) Bartók, B.: 360 Núm. 5: 361-365 Beethoven, L. van Op. 18, núm. 5 en La mayQr: 310 Op. 127 en Mfb mayor: 310 Op. 130 en Sí b mayor: 126, 297 Op. 131 en do# menor: 125, 149n Op. 132 en la menor: 311 Haydn, F. J. . Op. 2, núm. 1 en Mi mayor: 162-164 Op. 2, núm. 4 en Fa mayor: 164 Op. 9: 166 «Dai Tribunal d' Amere» ( Grise/da, VivalOp. 9, núm. 3 en Sol mayor: 124 di): 53 Op. 17: 166 «Da! tuo gentil sembiante» (Ascanio in Op. 17, núm. en Mí~ mayor: 124 Alba, Mozart): 71 Op. 17, núm. 5 en Sol mayor: 90, 124 «Da te impara» (Montezuma, Graun): 55.56 Op. 17, núm. 6 en Re mayor: 166, 258n Danzas para la Cofradía de David (Schu• Op. 20: 1% mann): 325, 345 Op. 20, núm. 4 en Re m6lyor: 173 Debussy, Qaude: 366 370 FORMAS de!':arrolto: 13, 14, 36, 82, 98, 99, 114, 120. 121, 122, 128, 170, 173, 275-297, 312, 313, 344, 345 desarroliu secundario: 120, 121, 122, 275, 303-304, 304n, 307 Diavolessa, La (Galuppi}: 57 Didone abbandonata (Vinci): 49, 49-52 Dívertimenri para Baryton (Haydn): 167 Don Giovanni (Mozart): 82n ÍNDICE DE CONCEPTOS DE SONATA «Da te impara»: 55-56 ,~Erra quel nobil core»: 55 «Noi fra perigli»: 55 «Verdrai fra questemura»: 54-55 Griselda Scarlatti, A., «A lle minaccie»: 53 «Se di altri»: 4748 · Vivaldi, A., «Dai Tribunal d'Amore»: «Ho il cor gia lacero)>: 53 53 Dussek, Jan: 237, 309 Sonata para piano en La mayor, op. 43: 247-249 Empfindsamkeit: Eraclea 16 (A. Scarlatti): 44 «Erra que! nobil core» (Montezuma, Graun): 5S-56 Escuela de composición práctica (Czemy): 15 . Escuela napolitana: 166 Escuela nortealemana: 155, 156, 253, 254 Essercizi (D. Scarlatti): 21, 23 «Et incarnatus est» (Misa ~n do menor, Mozart): 83 exposición: 13, 36, 37, 38, 92, 97, 98, 113, 114, 120, 121, 122, 245-273, 275, 312, 313, 345 falsa reprise: ver reprise prematura Fantasía.en Do mayor, op.17 (Schumann): 346, 349 Fantasía en fa menor, op. 49 (Chopin): 325 Feronte (Jomelli): 57, 68 form,1 binaria: 30--39, 41-44, 70, 127, 147, 154, 155, 299 forma de minueto: 30, 43, 128 forma de movimíenl:o final de sonata: 111, 134-143 forma de movimiento lento: 42, 1:i0-126, 148 forma de primer movimiento: 13, 30, 42, 111-120; 121, 126 forma sonata de minuefo: 126-134, 287 forma ternaria: 13, 23~'29-31, 71, 81, 82, 85, 137, 143, 155, 345, 360 Franck, César: 351 fuga: 25, 27 «Fuor del mar» (ldomeneo, Mozart): 99~108 Galeazzi, Francesco: 252. 256 Ga!uppi, Baldassare La áiav<ilessa: 57 «Una donna ch'appr.ezza¡,: 57 Gassmann, -Florian: 195 La Contessina: 255 Gcrvasoni, Cario, La Scuola della Musica: 28, 28', 168 Goethe, Johann Wo!fgang von: 167n, 320 Graun, Car! Heinrich: 53 !vlontezuma: 53, 55 Hiindel, Georg. Friedrich: 34, 53 Suite núm. 4 ifl re menor (1733) Zarab_anda: 41 Suite itúm. - 8 en Sol mayor (1733) Couranté: 32 · Xerxes: 53 Hasse, Johann Adolph_, Anaserse: 71 Haydn, Franz Josepb:-.16, 17, 17n, 18, 19, 22, 23n, 25, 30, 34, 38, 97, 109, 112, 113, 114, B0, 142, 143, 147, 153, 155, 161, 165, 166, 167, 168, 174, 175, 188, 189, 191, 195, 196, 202, 203, 2ITT,216, 236, 239, 252, 25~. 254, 255, 256, 301, 309, 310, 312, 32!, 322, 324, 352, 365 Cuartetos de cuerda · Op. 2, núm. 2 en Mi mayor: 162-164 Op. 2, núm. 4 en Fa mayor: 164 Op. 9: 166 Op, 9, núm. 3 en Sol mayor: 124 Op. 17: 166 Op. 17, núm. 3 en Mib mayor: 124 Op. 17, núm. 5 en Sol mayor: 90, 124 Op. 17, núm. 6 en Re mayor: 166, 258n Op. 20: 206 Op. 20, núm. 4 en Re mayor: 173 Op. 33: 201, 202 Op. 33, núm. 1 in si menor: 201-202, 354 Op. 33, núm. 3 e11--,.Domayor. 124 Op. 33, núm. 4 elf. _Sib mayor: 126 Op. 33, núm. 6 en Re. mayor: 202 Op. 50, núm. 1 en Sz'bmayor: 250 Op. 50, núm. 2 en Do mayor. 125 Op.-50, núm. 3 en Mib- mayor: 170-172, 173 Op. 50. núm. 5 en Fa mayor: 125 Op. 74, ·núm. 1 en Do mayor: 128, 128-130 Op. 76, núm. -3 en Do mayor (Emperador): 132, ]33, 134, 295-296 Op, 76, núm. 4 en Si b mayor: 124, 124-11.5 Op. 76, núm. 5 en Re mayor: 143 Op. 77, núm. 1 en Sol mayor: 302 Divertimenti para1 Baryton: 161 Misas «Kyrie"' de la Misa en Síh mayor (La Creación): 180, 180·187, 188, 189 «Kyrie» de la Misa en Sí b mayor (Harmoniemesse): 280, 281-282, 283 Sinfonías Núm. 24 en Re mayor: 169n Núm. 31 en Re mayor (Señal de trompa): 240, 240-243, 243, 301 Núm. 44 en mi menor (Fúnebre): 114, 114-119, 119, 301 Núm. 45 en fa~ me.nor (Los adioses): 175, 176-179 Núm. 47 en Sel mayor: 167 Núm. 55 en Mib mayor; 289·293 Núm. 61 en Re mayor: 200 Núm. 62 en Re mayor: 201 Núm. 67 en Fa mayor: 175, 179 Núm. 68 en Sib mayor:_ 197-199, 200 Núm. 73 en Re mayor: 196 Núm. 75 en Re mayor: 302, 311n Núms. 82-87: 17 Núm. 85 en Sib mayor: 131-132 Núm. 89 en Fa mayor: 311n Núms. 90-92: 17 Núm. 92 en Sol mayor ( Oxford): -203, 204, 246 Núm. 99 ·en Mib mdyor; 127 Núm. 101 en Re mayor (El relo¡): 200 Núm. 101 en Mib mayor (Redoble de · timbal): 255, 344 Núm. 104 en Re mayor: 128 Sonatas para piano H. 16:S en La mayor: 166 H. 20 en do menor: 68-69 H. 51 en' Re mayor: 175 Tríos para piano, violín y cella H. 15:3 en Fa mayor: 174 H. 15:14 en Lah mayor: 142 H. 15:28 en Mí mayor: 294--295 H. 15:36 en Mib mayor: 55 H. 15:38 en Sib mayor: 54 Haydn, Michael, Sinfonía en Mib mayor (1783): 280 Heinse, Wilhelm: 24 Herder, Johann Gottfried: 167n Hindemith, Paul, Sonata para piano núm. 3 en Síh mayor: 36 · «Ho il cor gia lacero» (Griselda, Vivaldi): 53 Hummel, Johann Nepomuk: 309 Sonata para piano en fa men.or, op. 20: 322, 323 Sonata para piano t'.n fa# menor, op. 81: 347, 348-:-49 Trio para piano, violín y cello en Mib mayor, op. 96 (o 93): 303 idée fzxe: 344 Jdorn.v1eo (Mozart): 71, 99 «Ihr Miichtigen seht ungerührt>~ (Zaide, Mozart): 71 Imbrie, Andrew, Beethoven Studies: 211"' Invenciones (1. S. Bach): 21, 32 Jenkin$, Newell: 149 371 Jome!H, Niccoló: 70 Feronte: 57, 68 «Le mie smanie»: 58.67 «Tu parla, tu deg!i»: 70 Olimpiade, «So che fanciullo Amore»: 69 Koch,' Heinrich.Christoph: 27, 38, 237, 276, 303n Kreisleriana (Schumann): 325, 345 Kuhnau, Johann: 31 Partita 111 del Neue Clavierübung Minueto: 31-32 -Zárabanda: 31, 34 . «Kyrfo» (Misa de la Creación, Haydn): 180, 180-187, 188 «Kyrie)> (Harmoniemesse, Haydn): 280, 281-282, 283 Landon, Landon, Christa: 166"' H. C. Robbins: 166, J66n, 180, 238n; Haydn at Es1erha2a: 17"'; Haydn, Sinfonías: 17* Larsen, Jens Peter: 113, Mozart Companion: 239* Latrobe, Christian: 157 Sonata para piano núm. 1 en La mayor: 158 Lebensstifrme, ap. 140 (Schubert): 273n Lehre van der musikalischen Komponisten, Die (Marx): 15 Lesueur, Je;m Fram;ois: 310 Liszt, Fran:z.: 324 Lockwood, Lewis: 191n Lottí, Antonio: 53 Lulu (Berg): 360 Mahler, Gustav, Sinfonfa núm. 4 en Sol mayor: 351 Mannheim, sinfonistas de: 16, 55, 252 Marco Attilio Regalo (A. S_carlatti): 45, ... 46-47 «Martern aller Arten» (Rapto del serrallo, Mozart): 83 Marx, Adolph Bernhard: 15 Méhul, Étienne: 309, 310 Mendelssohn, Felix: 320, 352 Concierto para- violín en íni menor, op. 64: 343 Cuarteto para piam,, violín y cel!o en sí menor, op. 3: 320 Obertura de El sueño de una noche de verano: 285•287 Mercure de France: 17, 18 «Mie smanie, Le» (Fetonte, Jome!Ji): 58-67 Misas Haydn, F. J. Misa en Síb mayor (Creación) «Kyrie»: 180, 1&0-187, 188 Misa en Sib @~·· mnyor (Harmoniemesse) _____ ,,----·-···-····· ,_j 372 FORMAS «Kyrie»: 280, 281~282, 283 Mozart, W, A. K. 427 en do menor: 180 «Et incamatus est~>: 83 Mitchell, Donald, Thf! Mozart Companion: 238* , Mono, Georg Matthias, Sinfonías en Re y Sol: 166, 166n monotematismo: 17, 19, 113, 188,194,252, 253, 254 Montezuma (Graun): 53.55 Mozart, Leopold: 166 Mozart, Wolfgang Antadeus: 16, 23n, 41, 70, 71, 83, 87, 89, 90, 91, 108, 114, 143, 156, 167,189,207,253,256, 283,309,310,312,315,322,349n, 352 Arias . Se al !ahbro mio non credi, K. 295: 71 Cooci~-it,_,s para piano K. 238 en sil, mayor: 92, 93--95 K. 414 en La mayor: 95 K. 415 en Do mayor: 95 K. 4-19 en Mi b mayor. 85 K. 450 en Si~ mayor: 86--81,96-91, 107 K. 453 en Sol mayor: 107, 212n, 315 K. 459 en Fa mayor: 95 K. 467 en Do mayor: 81n K. 488 en La mayor: %, 303 K. 491 en do menor: 96 K. 503 en Do mayor: 105, 315 K. 595 en Si~ mayor: % Conciertos para violín K. 219 en La mayor: 142 Cuartetos (de cuerdas) K. 387 en Sol mar•Jr: 120n K. 428 en Mi~ máyor: 141 K. 458 en Si b mayor: 120n K. 464 en La mayor: 141 K. 465 en Do mayor ( de las disonan• cias): 120n, 122·123, 124 K. 499 en Re mayor: 175 K. 515 en Re mayor: 120 K. 589 en Sib mayor: 120n Misas K. 427 en do menor: 180 «Et incarnatus est»: 83 Óperas El rapto de serrallo: 82, 83 Ascanio in Alba <(Ah di si nobil alma»: 71 «Da! tuo gentil sembiante»: 71 «Spiega il desio, le piume»: 71 Don Giovanné: 82n ldomeneo: 71; 121, 179 · Cuarteto, núm. 21: 301 «Fuor del mar»: 99~101 <(Nó, la morte»: 71 Obertura: 121 ,~Se il tuo duo!»: 99 Las bodm de Fígaro, obertura: 121 Zaide: 99. 179 «[hr Machtigen seht ungerührt»: 71 DE SONATA «Tiger," wetze nur die Klauen»: 71~ 81, 81 Quintetos (de .cuerdas) K. 515 en Do_mayor: 138, 138,;140 K. 516 en sol menor: 137, 250,, 269 K. 593 en Re mayor. 255, 344 Sinfon(a concerlante pflra violln, .viola y orquesta en Mft, mayor K. 364, 137 . Sinfonías K. 297 en Re mayor (París): 314 K. 318 en Sol mayor: 175 K. 338 en Do mayor. 109, 301 K. 504 en Re mayor (Praga): 174; 216, 217-235, 236-240 K. 543 en Mí~ mayor. 250, 251, ZU:289 K. 551 en Do mayor (Júplter): 323 Sonatas para piano K. 283 en Sol mayor: 101 K. 309 en Do mayor: 309, 135, 136, 137 K~ 311 en Re mayor: 109, 126, :.301 K. 330 en Do mayor. 101, 288 K. 332 en Fa mayor: 101, 101, 14l•l42, 257, 302, 303 K. 333 en Sib mayor. 245-246 K. 457 en do menor: 302 K. 545 en Do may.or: 303. Sonatas de piano y violín K. 9 en Sol mayor: 166 K. 303 en Do mayor: 125 K. 306 en Re mayor: 125, 301 K. 379 en Sol mayor. 105, 105 Sonatas para dos pianos K. 375a (448) en Re mayor: 303 Tríos para pianp, violín y cello K. 254 en Si t, mayor: 175 K, 542 en Mi mayor: 275 Música orquestal Berg, A., Tres piezas para orquestá: 36 Música para piano Chopin, F. Balada núm. 2 en Fa mayor, op. 38: 325 Fantasfa en fa menor, op. 49: 325 Preludio en Sol mayor, op. 28, núm. 3: 345-346 Scherw en sib menor, op. 31: 325 Scherzo en do#menor, op. 39; 346 Sonata en Sib mayor, op. 35: 347 Sonata en sí menor, op. 58: 347, 349 Sonata en do menor~ op. 4: 349n Schubert, F., Lebensstúrme, op. 140: 273n Schumann, R. Carnaval: 325, 345 Danzas para la Cofradla de David: 325, 345 Fantas(a en Do mayor, op. 17: 346,,349 Kreisleriana: 325, 345 Müthel, Johann Gottfried: 256n Neefe, Christian Gottlob, Sonatas para teclado: 166 ÍNDICE DE CONCEPTOS Newman, William S. Sonata in the Classic Era: 21• Sonata sinct BeethoVen: 15• «NO,. la morte» (Idomeneo, Mozart): 71 «Noi fra perigli»- (Montezuma, Graun): 55 «Non ho ragiom::» (Didone abbandonaca, Vinci): 49.50 Oberturas Berlioz, H., Obertura Waverly Mendelssohn,- F:, Obertlu-a de El sueño de una noche de verano: 285.281 Mozart, W. A. ldomeneo: 121 Las bodas de Fígaro: 121 Rossini, G.: 121 Obras para teclado Bach, J. S. Arte de la fuga: 21 Clavierübungen: 21 Concierto italiano: 151, 152 Invención en Mi mayor (a dos voces): 32 Invenciones: 21, 32 Parlita en Sib mayor (Clavierübung, Libro !) Alemanda, 35, 36, 35-38 Partita en Re mayor (Clavie.rübung, Libro !) Aria: 3:Z.33 Zarabanda: 32-33 Variácicnes Goldberg: 23, 39 Handel, G. F. Suite núm. 4 f!N re menor (1733) Zarabanda: 41 Suite. núm. 8 en Sól mayor (1733) Courante: 32 Kuhnau, J., Partita fll del Neue Clavierübung Minueto: 31-32 Zarabanda: 31, 34 Scarlatti, D., Essercizi: 21, 23 Olimpiade (Jomelli): 69 opera bu/fa: 51, 125 Operas Berg, A., Lulu: 36 Galuppi, B., La Diavoléssa: 57 Gassmann, F., La Contessina: 255 Handel, G. F., Xerxes: 53 Hasse, J. A., Artaserse: 53 Jomelli, N. Fetonte: ss...67, 68, '70 O/impiade: 69 Mozart, W. A. El rapto del serrallo: 82, 83 Ascanio in Alba: 71 Don Giovanni: 82n Idomeneo: 11, 99-101, 179, 301 Zaide: 71, 71-81, 82, ,99, 179 Scarlatti, A Erac/ea: 44 Griselda: 41-48 373 Marco Attilio Regalo: 45, 46--47 Vinci, L., Dido,ie abbandonata: 49, 49-52 Vivaldi, A., Griselda: 53 Wagoer, R., Tristan_e lsolda: 212 opera seria: 57 Pergolesi, Giovanni Battista: 175 Pleyel, Ignaz,. Trío con piano en Fa mayor: 174 Prokófiev, Serguéi: 365 Quantz, Johann Joachim: 38 Quintetos (Clarinete y cuerdas) Brahms, J., Op. 115 en si menor: 354, 355-356, 357 Quíntetos (cuerdas) · Boccherini, L.; Núm. 36 en la menor, op. 25, núm. 6: 256 Brahms, J,, Op. 111 en Sol mayor: 352-353 Mozart, W. A. K. 515 en Do mayor: 138, 133-140 K. 516 en sol menor: 137, 250, 269 K. 593 en .Re mayor: 255, 344 Schubert, F., D. 956 en Do mayor: 268-269, 270 Quintetos (piano y cuerdas) Schubert, F., D. 667 e.n La mayor (La trucha): 315 rapto del serrallo, El (Mozart): 82, 83 recapitulación: 13, 14, 52, 53, 68, 108, 111, 114, 120, 121, 173, 275, 299-307, 315, 345, 360 Reger, Max: 359 Reicha, Antoo, 3, Trailé de mélodie: 15* reprise prematura: 167•169, 173, 238, 249, 280, 289, 293 retransición: 14, 98, 108, 121, -125 rondó: 30, 111, 126, 134, 135, 137,138,325 Rosen,. Charles, The Classical Styie: 82*, 202• • 212*, 260"' Rossini, Gioacchino, oberturas: 121 Rutini, Giovanni Marco (Placido) Sonata en Do mayor, op. 3, núm. 3: 160-161 S0nata en Re mayor, op, 3, núm. 1: 159, 159 Sonatas parir" teclado (1757): 156 Sonatas para teclado, Opus 3: 156, 159 Saint•Foix, Georges: 166n, 167 Sammartini, GiQvanni Battista: 145, 155, 188 Sinfonías: 175 Núm. 6 en Fa mayor: 152•153 Núm. 15 en La mayoT: 149•150 Núm. 16 en La mayor: 153-154, 155, 179, 188 Scarlatti, Alessandro: 53 Eraclea: 44-45 374 FORMAS Grise/da, <<Se di altri»: 4748 Marco Attilio Regolo, «Son·costante»: 45 Scarlatti, Domenico: 21, 23, 145, 147, 149, 155, 254 Essercizi: 22, 23 Sonatas para piano K. 140 en Re mayor: 145, 146, 147, 166n K. 212 en.La mayor: 147-148 K. 218 en. Ja menor: 148 Schlegel, Friedrích: 25 Schobert, Johann: 143 Cuarteto para piano y cuerdas en Mib mayor, op. 7: 166 Trio para piano, violín y cella en Fa ·mayor: 166 SchOnberg, Arnold: 339 Cuarteto núm. 3: 360 Schubart, Christian Friedrich Daniel, Ideen zu einer Aesthetik: 191* Schubert, Franz: 32,237, 7.57, 258,297,303, 312-320, 322, 325, 344, 345, 351 Lebensstürme, op. 140: 273n Cuartetos (de cuerdas) D. 36 en Sib mayor: 315 D. 74 en Re mayor: 313, 314-315 D. 173 en sol menor; 315 D. 887 en Sol mayor: 134 Quintetos D. 667 para piano y cuerdas en La mayor (La trucha): 315 D. 956 de cuerdas en Do mayor: 268-, U9, 270 Sinfonías Núm. 7 en Do mayor: 344 Sonatas para piano D. 812 en Do mayor para cuatro manns (Gran Dúo): 273n, 315 D. 959 en La mayor: 287, 316-317, 318, 351 D. 960 en Sib mayor: 270-272, 318-319, 340n Sonatas para piano y violín D. 408 .en sol menor; 312-313 tilo, El: 205 Tríos para piano, violín y cello D. 929 en Mib mayor: 289 Schumann, Robert: 315, 324, 325, 347, 366 Amor de poeta: 325, 345 Carnaval: 325, 34.'> Danzas para la C-jradla d,e David: 325, 345 Fantasía en Do mayor, op. 17: 346, 349 Kreisleriana: 325, 345 Sonata para piano en fa~ menor, op. 11: 325-336, 337-339, 339-343, 344 Scriabin, AJexander: 359 Se al labbro mio non credi, K. 295 (Mozart): 71 «Se dalle stella» (Didone abbandonata, Vinci): 52 «Se di altri» (Griselda, Scar!atti): 47-48 «Se il mo duo!» (ldomeneo, Moza.rt): 99 DE SONATA seriales, composiciones: 360 sinfonía concertante: 83 Mozart, W. A., K. 364 en Mí~mayor: 137 Sinfonfa fan1á..,·1ica(Berlioz): 344 Sinfonías Bach, 1. C. Op. 9, núm. 2 en Mi mayor: 302 Op. 18, núm. 4 en Re mayor: 276-279, 280 · Beethoven, L. van NU.m. 2 en Re mayor, op. 36: 315 NU.m. 3 en Mih mayor, op. 55 (HerÓica): 69, 212, 240, 288, 305-306, 307, 310, 311, .315 Núm. 4 en Sí~ mayor, op. 60: 126 Núm. 5 en _do menor, op. 67: 134, 142, 209-211, 212 Núm. 8 en Fa mayor, op. 93: 204 Núm. 9 en re menor, op. 125 (Coral): 324 Brahms, J. Núm. 3 en Fa mayor, op. 90: 351 Núm. 4 en mi menor, op. 98: 320 Bruckner, A., Sinfonía núm. 7 en Mí mayor: 357-359 Chaikovsky, P. I. Núm. 4 en fa menor: 351 Núm. 5 en mi menor: 351 Haydn, F. J. Núm. 24 en Re mayor: 169n Núm. 31 en Re mayor (Señal de trompa), 240, 240-243, 243-244, 301n Núm. 44 en mi menor (Fúnebre): 114119, 3ITT Núm. 45 en fa# menor (Los adioses): 175, 176-179 Núm. 47 en Sol mayor: 167 Núm. 55 en Mib mayor: 289-293 Núm. 61 en Re mayor: 200 Núm. 62 en Re mayor: 201 Núm. 67 en Fa mayor: 175, 179 Núm. 68 en Sib mayor: 196, 197-199, 200 Núm. 73 en. Re mayor: 196 Núm. 75 en -Re mayor: 302, 311n Núms. 82..S7: 17 . Núm. 85 en Sib mayor: 131-132 Núm. 89 en Fa mayor: 311n Núms. 90-92: 17 Núm. 92 en Sol mayor (Oxforá): 203, 204, 246 Núm. 99 en Míb mayor: 127 . Núm. 101 en Re mayor (El re/o/}: 200 Núm. 103 en Mib mayor (Redoble de timbal): 255, 344 . Núm. 104 en Re mayor: 128 Haydn, M., Mib mayor (1783): 280 Mahler, G., Núm. 4 en Sol mayor: 351 Monn, G. M., Re mayor y Sol mayor: 166, 166n Mozart, W. A. K. 297 en Re mayor (París): 314 K. 318 en Sol mayor: 175 ÍNDICE DE CONCEPTOS K. 338 en Oo mayor: 109, 301 K. 504 en Re mayor (Praga): 174,216, 217-235, 236-24() K. 543 en Mihnayor: 250,251, 283-284 K. 551 en Do mayor (Júpiter): 323 Sammartini, G. B.: 175 Núm. 6 en Fa mayor: 152-153 Núm. 15 en La mayor: 149-150 Núm. 16 en La mayor: 153-154, 155, 179, 188 Schubert, F. Núm. 7 en Do mayor: 344 «So che fanciuUo _Amore» ( Olimpiade, Jomelli): 69 · Sonatas para piano Bach, J. C.: 87 Op. 5, núm. 2 en Re mayor: 89 Op. 5, núm. 4 en Mi bmayor: 87 Beethoven, L. van Op. 2, núm. 1 en fa menor: 250 Op. 2, núm. 2 en La mayor: 310 Op. 10, núm. 2 en Fa mayor: 246, 247 Op. 10, núm. 3 en Re mayor: 258-259, 287-288 Op. 13, en do menor (Patética): 255, 344 Op. 28, en Re mayor (Pastora[): 315 Op. 31, 310, 315 Op. 31, núm. 1 en Sol mayor: 175 Op. 31, núm. 2 en P,e mayor: 69 Op. 31, núm. 3 en Mfbmayor: 126,175, 307 Op. 53 en Do mayor (Waldstein): 9192, 304, 310, 311 Op. 57 en fa menor (Appassionata): 141, 212-215, 216, 352 Op. 81a en Mib mayor (Los adioses): 205-208, 211, 344 Op. 90 en mi menor: 135-136, 137 Op. 106 en Sib mayor (Hammerkla• vier): 310, 324, 365 Op. 109 en Mí mayor: 311-312 Op. 111 en do menor: 69, 112-113, 113 Boulez, P., Núm. 2: J65 Brahms, J., Op. 1 en Do mayor: 323,324, · 365 Chopin, F. Op. 4 en db •menor: 349n Op. 35 en Síb mayor: 347 Op. 58 en si menor: 347 Clementi, M. Op. 39, núm. 2 en Sol mayor: 302 Op. 40, núm. 3 en Re mayor: 259, 285 Dussek, J., Op. 43 en La mayor: 247-249 Haydn, F. J. H. 16:S en La mayor: 166 H. 20 en do menor: 68·69 H. 51 en Re·mayor: 175 Hindemith, P., Núm. 3 en Síb mayor: 360 Hummel, J. N. Op. 20 en fa menor: 322, 323 Op. 81 en fa# menor: 318-349 J..,atrobe, C.~ Núm. 1 en La mayor: 158 375 Mozart, W. A. K. 283 en Sol mayor: 101 K. 309 en Do mayor: 135, 136, 137 K. 311 en Re mayor: 109, 126, 301 K. 330 en Do mayor: 101, 288 K. 332 en Fa mayor: 101, 141-142, 257, 302, 303 K. 333 en Si b mayor: 245-246 K. 457 en do menor: 302 K. 545 en Do mayor: 303 Scarlatti, D. K. 140 en Re mayor: 145, 146, 147 K. 212 en La mayor: 147-148 K. 218 en la menor: 148 Schubert, F. D. 959 en La mayór; 287, 316-317, 318, 351 D. 960 en Sibmayor: 270-273, 318-319,' 340n Schumann, R., Op. JI en fa# menor: 325-336, 337-339, 339-343, 344, 345 Stravinsky, I.: 360 Sonatas para piano (a 4 manos) Mozart, W. A., K. 375a (448) en Re mayor: 303 Schubert, F., D. 812 en Do mayor ( Gran Dúo), 273n, 315 Sonatas para piano y cella Beethoven, L. van, Op. 69 en La mayor: 191n Sonatas de piano y violín Mozart, W. A. K. 9 en Sol mayor: 166 K. 303 en Do mayor: 125 K. ••i!J en Re mayor: 125, 301 K. J i9 en Sol mayor: 121 Schubert, F., D. 408 en sol menor: 312-313 Sonatas para teclado Bach, C. P. E. La mayor, de Seis sonatas para clave .. 192-193, 194-195 fa#menor, de la Zweyte Fortsetzung. 273-74, 273n · Neefe, C. G.: 166 Rutini, G. M. Sonatas (-1757): 156, 157 Op. 3, 156, 159 Op. 3, núm. 1 en Re mayor: 159, 159 Op. 3, núm. 3 en Do mayor: 160-161 «Son costante,, {Marco Atcilio Regalo, Scarlatti): 45, 46 «Seno intrepido nell'alma .. (Didone abbandonata, Vinci}: 51-52 «Son regina e son amante» ( Didone abbandonata, Vinci): 50-51 ,,Spiega il desio, Je piume» (Ascanio in Alba, Mozart): 71 Stamitz, Johann: 155 Stevens, Charles R.: 157* Stevens, Jane R.: &4• Stravinsky, Igor, Sonata para piano: 360 376 FORMAS DE SONATA Strunk, Oliver: 161, 167, 168, 173, 289 Essays on Music in the Western World; Tyson, Alan: 175•, 211* 167* Sturm und Drang: 167 sueño de una noche de verano, Ef, Obertu~ ra (MendeJsson): 285.237 «Tiger, wetze nur die Klauen,. (Zaide, Mozart): 71..Sl, 82 Tovey, Donald F.: 108, 312 Essays in Musical Analysis: 83* Traité de haute composition musicale (Rei~ cha); 15 Tríos para piano, violín y cello Beethoven, L. van, Op. 70, rlúm. 2 en · Mi bmayor; 255 . Haydn, F. J. H 15:3 en Fa rrayor: 174 H. 15:14 en La[) mayor: 142 H. /5:28 en Mi mayor: 294-295 H. 15:36 en Mi~ mayor: ,54..SS H. 15:38 en Sí mayor: 54 Hummel, J. N., Op. 96 (o 93) en Mí> mayor. 303 Mozart, W. A. K. 254 en Si~ mayor: 175 K. 542 en Mi mayor: 275 Pleyel, l., Fa mayor: 114 Schobert, J., Fa mayor: 1(?6 Schubert, F., D. 929 en Mib mayor: 289 Tristan e Jso/da (Wagner): 212 «Tu parla, tu degli» (Fetonte, Jomelli): 70 Türk, Dani i Gottlob: 27 Variaciones Goldberg (J. S. Bach): 23; 39 «Vedrai fra questemura» (Montezuma, Graun); 54 Vinci, Leonardo, Di'done abbandonata: 49 781.52 : R 722 «Non ho ragione»: 49--SÓ «Se dalle stelle»: 52 «Sono intrepido neU'alma»: 5h52 «Son regina e son amante»: 50-S1 Vivaldi, Antonio: 256n Griselda: 53 . «Alie minaccie di fiera Belua»: 53 «Dai Tribunal d'Amore»: 53 «Ho íl cor gia lacero»: 53 Vogler, Georg Joseph: 38 Slg,~-- . To)I_Gll_aw:a F.llffll. =~"tJ@ T ·...... ~:,;~;¡:y;:~ "~·~•w;1tú·•··~.m l,lf. ro.·wfaz1:1Jc'B'.ffeit 1.cto i~.U,b_ffe.J~l~~~b•.• ..ffe¡ Wagenseil, Georg Christoph: 105, 156: Concierto para cémbalo en Fa mayor: 84, 102 Wagner, Rich.ard: 322 Weber, CarI Maria von: 310 Webster, James: 269n Winter, Robert: 191* Wyzewa, Teódor de: 166n, 167 781.52 Xerxes (Hiindei): 53 R 722 E Rosen, Pormas Charles de Zaide (Mozart): 71•81, 99, 179 !nv. 9856 k sonata