ARTROSIS DE RODILLA La artrosis de rodilla es un proceso degenerativo crónico, caracterizado por el desgaste del cartílago articular de la rodilla, que puede ser generalizado o circunscrito al área interna o externa de la rodilla. Causas La artrosis aparece por causas hereditarias, fracturas previas, sobrepeso, morfología de la rodilla en varo o valgo, o enfermedades inflamatorias. Síntomas La artrosis de rodilla provoca: Dolor mecánico, generalmente al caminar, pero también podría ser en reposo - Impotencia para la deambulación. Dificultad para subir y bajar escaleras, sentarse e incorporarse de una silla. Deformidad progresiva. Ruidos. Ocasionalmente derrames. En consulta La exploración física al paciente nos permite evaluar la alineación de la rodilla, el estado de los ligamentos laterales, el grado de impotencia y el rango de movilidad. El estudio radiográfico confirma el diagnóstico, ya que nos permite apreciar la reducción del espacio articular (el fémur y la tibia estarán en contacto) y la deformidad ósea. Tratamiento conservador y quirúrgico Se puede valorar el tratamiento conservador con el fin de reducir el dolor y la impotencia funcional de la rodilla, aunque a largo plazo la única solución para controlar el dolor y devolver la funcionalidad a la articulación será la colocación de una prótesis de rodilla. Los meniscos son unas estructuras fibrocartilaginosas (cartílagos fibrosos) en el interior de la rodilla, con función de amortiguación y congruencia de la articulación, ayudando también a repartir las cargas de peso corporal del fémur a la tibia. Hay dos meniscos, con forma de C: un menisco interno y un menisco externo. Causas La rotura de menisco puede tener su origen en un proceso degenerativo. Con el paso de los años, los meniscos se van deshidratando y perdiendo elasticidad, y terminan por romperse en algún gesto brusco que realicemos, o incluso con poco o ningún traumatismo. Además, la rotura puede ser traumática, por aplastamiento (cuando el fémur y la tibia atrapan al menisco y lo rompen), en movimientos como los siguientes: -Al aterrizar en un salto sin flexionar las rodillas. -En la hiperextensión o hiperflexión forzada de la rodilla. -En un cambio brusco de dirección mientras caminamos o corremos. -Incluso arrodillándose, poniéndose de cuclillas o levantándose de esta posición. El riesgo es particularmente alto para atletas, especialmente los que participan en deportes de contacto o que impliquen pivotar como el futbol, tenis, baloncesto, pádel o esquí. Síntomas Dolor, especialmente al girar la rodilla; hinchazón, rigidez, sensación de chasquidos en la rodilla que pueden llegar a impedir el movimiento completo de extensión y/o sensación de algún elemento suelto en la rodilla al moverla. En consulta La exploración física, con una serie de movimientos de la rodilla, nos permite sospechar que se trata de una rotura de menisco. Realizaremos estudio radiográfico. El menisco no aparecerá en las radiografías, debido a que éste no está compuesto de calcio como los huesos. Sin embargo, las radiografías siempre nos ayudan a descartar otro tipo de lesiones en la rodilla y a valorar el estado general de la articulación. Con la resonancia magnética confirmaremos el diagnóstico en la mayor parte de los casos. No obstante, en caso de duda, el procedimiento de la artroscopia, al que recurriremos para resolver la rotura, nos servirá en primera instancia para comprobar el estado de los meniscos y resto de estructuras de la rodilla. Tratamiento conservador y artroscopia de rodilla Las roturas degenerativas, generalmente asociadas al desgaste de la articulación, mejoran con el tiempo y el soporte de un adecuado tratamiento conservador, por lo que la cirugía generalmente no está indicada. Otro tipo de roturas, principalmente las horizontales, dejarán de doler en un tiempo prudencial, por lo que tampoco requerirán cirugía. En aquellos casos en los que el paciente continúe sintiendo dolor o bloqueos de rodilla, la lesión requerirá una reparación quirúrgica. La artroscopia es un dispositivo que contiene una cámara muy pequeña, que se introduce en la rodilla, a través de una pequeña incisión, y transmite una imagen ampliada del interior de la rodilla y sus estructuras a un monitor. Por otra pequeña incisión, se introducen una serie de precisos instrumentos quirúrgicos, destinados a reparar, suturar o recortar la porción dañada del menisco. En algunas ocasiones, es posible reparar la rotura de menisco mediante sutura de la misma. Siempre que sea posible, especialmente en niños y adultos jóvenes, se prefiere la sutura meniscal. Sin embargo, cuando la rotura meniscal se produce en los dos tercios periféricos del menisco, llamada zona blanca porque carece de vasos sanguíneos para cicatrizar, se recurre a recortar la zona rota (meniscectomia parcial). Desde hace años se desaconseja la extirpación completa del menisco (meniscectomia completa), que se realizaba en el pasado, ya que favorece el desarrollo de artrosis de rodilla. LESIÓN DEL LIGAMENTO CRUZADO ANTERIOR Los cuatro ligamentos principales de la rodilla son el ligamento cruzado anterior, el ligamento cruzado posterior, el ligamento colateral interno y el ligamento colateral externo. Unen el fémur a la tibia y ayudan a proporcionar estabilidad a la rodilla. Se conoce por esguince la distensión de cualquiera de estos ligamentos o más de uno a la vez. El ligamento cruzado anterior es el que más frecuentemente se lesiona. Su función es limitar la capacidad de la tibia para seguir hacia delante y ayudar al control de la rotación y torsión en valgo de la articulación. El ligamento cruzado anterior tiene 2 fascículos: antero-interno, más débil, que evita el desplazamiento anterior de la tibia en flexión, y postero-externo, más fuerte, que evita el desplazamiento anterior de la tibia en extensión. Las roturas del ligamento cruzado anterior pueden ser parciales o completas, siendo estas últimas las más frecuentes. Causas La lesión del ligamento cruzado anterior puede ocurrir por un traumatismo directo, cuando se sufre un impacto en la cara lateral de la rodilla, mientras el pie está apoyado en el suelo, se fuerza el valgo y la hiperextensión de la rodilla. Sin embargo, hoy en día sabemos que la mayoría de las lesiones de este ligamento se producen sin contacto, por una rotación de la rodilla mientras el pie está fijo en el suelo. La lesión se produce en movimientos como los siguientes: -Reducir la velocidad y cambiar de dirección de forma brusca y repentina. -Girar la rodilla con el pie firmemente asentado en el suelo. -Aterrizar de manera incorrecta después de un salto. -Detenerse de forma repentina. Es más frecuente en deportes que implican frenar y cambiar de dirección de forma brusca, como el fútbol, baloncesto, tenis, pádel y esquí. En ocasiones la rotura del ligamento cruzado anterior puede ir asociada a lesiones en otras estructuras de la rodilla como los meniscos, cartílagos u otros ligamentos. Síntomas El cuadro típico se caracteriza por sensación de crujido, hinchazón de rodilla, cojera y dificultad para el apoyo. Se puede realizar una punción evacuadora de la rodilla, para explorar la cantidad y características del líquido. Si el líquido que se evacua es sangre roja, hay que sospechar rotura del LCA. En consulta Una vez controlada la fase aguda, realizamos una serie de pruebas físicas (movimientos de la rodilla) para detectar la rotura del ligamento cruzado anterior. Además, realizaremos resonancia magnética, la prueba de imagen más fiable para detectar esta lesión. Tratamiento con artroscopia de rodilla El objetivo del tratamiento de la rotura del ligamento cruzado anterior es evitar la inestabilidad articular. Ésta puede aparecer en actividades de la vida diaria o practicando deporte. Si un paciente no presenta inestabilidad de rodilla, decimos que tolera la rotura del ligamento cruzado anterior y en un tiempo prudencial puede volver a realizar sus actividades deportivas habituales. Si presenta inestabilidad articular, lo que ocurre en la mayoría de los pacientes con rotura del ligamento cruzado anterior, se recomienda la reparación quirúrgica ya que, de no ser así, se producirán más lesiones asociadas (roturas de meniscos y cartílagos) y una degeneración temprana de la articulación con artrosis precoz. Antes de la cirugía, hay que realizar unas semanas de tratamiento rehabilitador, con el objetivo de reducir el dolor y la inflamación (enfriar la rodilla), fortalecer los músculos y recuperar el rango de movilidad de la rodilla (someter una rodilla inflamada y rígida a cirugía puede provocar que no se recupere el rango completo de movilidad). La intervención mediante artroscopia de rodilla se realiza con anestesia raquídea y sedación, a través de dos pequeñas incisiones, una para introducir el artroscopio y otra para el acceso de distinto instrumental quirúrgico a la articulación. Tras extirpar los restos del ligamento roto, se obtendrá un injerto de tendón o fragmento de tendón autólogo (del propio paciente) de otra parte de la rodilla, generalmente de los llamados 'tendones de la pata de ganso'. Una vez procesado este injerto, se coloca en el interior de la rodilla, a través de unos túneles realizados de forma y localización precisa en el fémur y en la tibia. Posteriormente, se asegura el injerto a los huesos con tornillos u otros dispositivos de fijación. El injerto se transformará en el nuevo ligamento cruzado. Recuperación La intervención precisa un día de ingreso. Al día siguiente, el paciente se podrá ir a su casa con ayuda de muletas para caminar y una férula para proteger el injerto. En el postoperatorio inmediato es importante mantener la pierna elevada y aplicar hielo a la rodilla. A las dos semanas se retiran los puntos y la férula de protección. Es el momento de iniciar el tratamiento rehabilitador, de forma progresiva, para fortalecer los músculos y recuperar el rango de movilidad de la rodilla. Seguir una adecuada rehabilitación será fundamental para conseguir los mejores resultados posibles. CONDROMALACIA ROTULIANA El cartílago es un tejido acolchado que cubre la superficie ósea de los huesos que articulan en la rodilla (fémur, tibia y rótula), para amortiguar sus movimientos y disminuir el rozamiento. La condromalacia rotuliana se produce por reblandecimiento o erosión del cartílago. Es más frecuente en la articulación entre el fémur y la rótula, aunque también puede darse en la articulación femoro-tibial. Es una patología muy frecuente tanto en jóvenes como en adultos, y en deportistas como no deportistas. La rótula es el hueso que tenemos en la parte anterior de la rodilla, que parece estar flotando, debido a su amplio rango de movimiento. Tiene una función muy importante, ya que forma parte del aparato extensor de la rodilla: a ella se une el tendón cuadricipital por arriba y el tendón rotuliano por abajo. Además, la rótula posee uno de los cartílagos más gruesos del cuerpo humano. El cartílago de las articulaciones no está vascularizado, su nutrición se produce a través del intercambio de nutrientes y oxígeno, procedente de la matriz extracelular y, en definitiva, el líquido articular. Causas Se produce por traumatismos repetitivos en la articulación entre fémur y rótula. No hay correlación entre el grado de lesión y las manifestaciones clínicas. Puede haber pacientes mayores con condromalacia rotuliana e incluso desgaste de la articulación femoro-rotuliana con pocos síntomas y (más habitualmente) pacientes jóvenes con menor grado de lesión y síntomas mucho más intensos. La condromalacia rotuliana puede aparecer por factores mecánicos. Debido a la tensión que se produce en la rodilla entre el tendón cuadricipital y rotuliano, favorecen que la rótula esté desplazada hacía el lado externo de la rodilla, lo que se llama ángulo Q aumentado, lo que produce desgaste del cartílago rotuliano. La medición de unos ejes óseos en la extremidad inferior nos indica el alineamiento de las rodillas. Existe diferencia de este ángulo entre hombres y mujeres, es más elevado en mujeres, que tienden a sufrir más lesiones en esta zona. También puede producirse por descompensaciones musculares. Cuando el vasto interno es más débil que el vasto externo del cuádriceps, el movimiento de la rótula esté descentrado respecto al fémur y se produce un roce del cartílago rotuliano, predominantemente en el lado externo. Síntomas El grado y tamaño de la lesión de condromalacia rotuliana no es proporcional a los síntomas que se producen. Una lesión pequeña puede producir mucho dolor, una lesión grande puede no provocar síntomas significativos. La condromalacia rotuliana causa dolor en la zona anterior de la rodilla (rótula), ruidos o chasquidos en la articulación de la rodilla, cierto derrame articular y limitación del movimiento. El dolor es característico en la posición de flexión de la rodilla, al subir y bajar cuestas y escaleras, en la posición de cuclillas o al estar largo rato sentado con la rodilla flexionada ('síndrome de la butaca', que se produce en el cine o conduciendo). Diagnóstico En la exploración se detecta una zona dolorosa en la parte externa de la rótula. Realizamos pruebas de provocación del dolor al roce de la rótula con el fémur. La radiografía nos permite valorar la alineación rotuliana y la resonancia magnética nos indica el grado de la lesión (se clasifican del grado 1 al 4, dependiendo del nivel de pérdida de cartílago). Tratamiento El tratamiento conservador consiste en la prescripción de analgésicos y antiinflamatorios orales, antiinflamatorios intra-articulares mediante infiltraciones, e infiltraciones intra-articulares con ácido hialurónico. En el caso de pacientes con alteración del ángulo, es imprescindible la rehabilitación para fortalecer los músculos implicados. En la gran mayoría de los casos, la condromalacia rotuliana se soluciona con el tratamiento conservador. Si sigue habiendo dolor, puede ser necesario recurrir a la intervención quirúrgica. OSTEOCONDRITIS DISECANTE La osteocondritis disecante es una lesión de causa desconocida que se produce por una interrumpción del flujo sanguíneo, que causa la necrosis del hueso y provoca el desprendimiento del cartílago al que va adherido. Cuando se acompaña de un fragmento de hueso subcondral, se denomina lesión osteocondral. Es una lesión habitual en niños y adolescentes, y en adultos jóvenes. Síntomas La osteocondritis disecante causa dolor, limitación del movimiento, sensación de bloqueos o chasquidos y ocasionalmente derrame articular con inflamación de la rodilla Tratamiento con artroscopia El tratamiento precoz de estas lesiones mejora los síntomas y evita su progresión, que puede desembocar en artrosis precoz. El tratamiento de este tipo de lesiones generalmente requiere cirugía mediante cirugía artroscópica. Dependiendo del alcance de la lesión, podemos emplear diferentes técnicas: Microperforaciones En lesiones de pequeño tamaño, se realizan unos pequeños orificios en el hueso para romper la capa de hueso subcondral y permitir la llegada de sangre y con ella, células de reparación a la zona de cartílago dañado. De esta forma se posibilita un cartílago de reparación (fibrocartílago). Reparación con precursores del cartílago Colocados en la zona dañada durante la cirugía, contribuyen a su reparación. Mosaicoplastia Se realiza en lesiones de tamaño medio. Consiste en la extracción de cilindros óseos con cartílago de otras zonas de la articulación donde no se produzca carga de peso, que se transplantan a las zonas dañadas de mayor carga de peso. Su nombre se debe a que suelen requerirse varios cilindros osteocartilaginosos, que se montan en la zona dañada como si se tratara de un mosaico. Esta técnica tiene buenos resultados a medio plazo. Recuperación El paciente debe permanecer tres semanas sin apoyar la pierna y caminando con muletas. Posteriormente comenzamos con el proceso de rehabilitación. El tiempo de recuperación variará en función del alcance de la lesión y la evolución del proceso de rehabilitación. ARTROSIS DE CADERA La artrosis de cadera o coxartrosis es la patología articular más frecuente y una de las causas principales de discapacidad en nuestro país. Causas La artrosis está relacionada con la edad. Afecta sobre todo a personas mayores de 50 años y a menudo a personas con antecedentes familiares. Además, la artrosis puede estar causada por anomalías en el proceso de crecimiento o por una fractura de cadera. Síntomas El cartílago que cubre la articulación de la cadera se desgasta y los huesos rozan uno con otro, provocando dolor y rigidez. Es importante saber que la artrosis no causa dolor ‘en la zona de la cadera’, sino en la ingle. En ocasiones, baja hasta por la cara anterior del muslo e incluso puede llegar a doler la rodilla, lo que puede hacer pensar al paciente que tiene un problema de rodilla. Al principio, el dolor aparece al caminar y al subir y bajar escaleras. Con el tiempo se siente también en reposo. De forma progresiva, aparecen dificultades para realizar acciones sencillas como cruzar las piernas estando sentado, calzarse o ponerse unos calcetines. Puede llegar a aparecer cojera al caminar. En consulta La artrosis se diagnostica mediante radiografía, que muestra el desgaste de la articulación. Cuando las medidas conservadoras, fisioterapia y farmacología no consiguen atenuar el dolor y la patología compromete de forma seria la calidad de vida de la persona, recomendaremos la sustitución de la articulación dañada por una prótesis de cadera. CHOQUE FEMORO - ACETABULAR - PINZAMIENTO DE CADERA El choque femoroacetabular es una de las causas más frecuentes de dolor causado por la cadera en adultos jóvenes. Causas Aparece en personas con una relación anatómica anormal entre la cabeza del fémur y el acetábulo de la pelvis. La rotación y flexión repetidas causan un impacto continuado entre ambas partes, provocando la degeneración precoz del labrum (fibrocartílago que sella la articulación a modo de ventosa y permite una correcta distribución de las cargas en la articulación) y del cartílago adyacente. Es frecuente en adultos jóvenes, fundamentalmente deportistas o personas que desarrollen actividades que impliquen movimientos continuos e intensos de cadera, como los bailarines. Es habitual que estas personas refieran que no son 'muy elásticas'. Les cuesta atarse los cordones, abrir las piernas... Sufren estando sentandos en sillas bajas e incluso en el coche. El desconocimiento de esta patología lleva en muchas ocasiones a errar en el diagnóstico, atribuyendo el problema a los tendones y prescribiendo fisioterapia sin resultados. Sin el tratamiento adecuado, esta patología puede llegar a provocar artrosis. Un diagnóstico temprano es esencial para favorecer una buena recuperación y evitar complicaciones. Síntomas El choque femoroacetabular provoca dolor y limitación. El dolor se siente fundamentalmente en la ingle, pero también en el glúteo, en la cara interior del muslo e incluso en la rodilla. Aparace especialmente tras la práctica deportiva pero también tras situaciones de flexión de la articulación, tras un largo viaje en coche, por ejemplo. En consulta Es fundamental la entrevista con el paciente, recabar la información que nos permita suponer que sufre esta patología. La exploración física y el estudio radiológico confirman el diagnóstico. TROCANTERITIS La trocanteritis es una patología muy dolorosa que afecta a personas de cualquier edad, aunque más frecuentemente a mujeres de más de 40 años. Causas El trocánter mayor es una protuberancia ósea situada en la parte superior del fémur, donde se insertan los tendones de músculos de la cadera. Alrededor del trocánter mayor existen cuatro bursas, bolsas rellenas de líquido sinovial que evitan el roce entre huesos y tendones en las articulaciones. En ocasiones se produce un rozamiento, una fricción en la zona que va dañando los tendones y a la larga provoca bursitis, es decir, la inflamación de la bursa. Sin una correcta amortiguación, el movimiento de la cadera se vuelve progresivamente doloroso. La trocanteritis es más habitual en mujeres por la forma anatómica de la cadera femenina. La patología puede aparecer en uno de los costados o en los dos. Síntomas El dolor se siente en la cara lateral del muslo, a la altura de la cabeza del fémur. Al principio de forma aguda y muy localizada. Posteriormente, el dolor puede extenderse por toda la cara lateral del muslo hasta la rodilla (si el dolor llegara más abajo de la rodilla, hay que descartar que el origen esté en la columna lumbar). La trocanteritis puede llegar a ser muy limitante, ya que dificultad incluso el caminar y movimientos como subir y bajar escaleras. Duele al sentarse y al dormir sobre el lado lesionado. En consulta La entrevista con el paciente y la exploración física, con maniobras específicas, junto con un estudio radiográfico y por resonancia magnética, nos permiten diagnosticar esta patología. Como tratamiento conservador, pueden pautarse fisioterapia, ondas de choque y/o infiltraciones. Si no dan resultado, recomendaremos la artroscopia para eliminar de forma definitiva la fricción de la zona. ARTROSIS DE HOMBRO La artrosis de hombro se produce por desgaste del cartílago que cubre la cabeza del hueso de la articulación y que facilita que el movimiento se produzca sin fricción. Al desgastarse esta almohadilla, aparece la fricción, las limitaciones y el dolor. Causas Es una lesión frecuente en mayores de 55 años, por el desgaste propio de la edad, y en personas que, por el desarrollo de su actividad profesional, se han visto obligadas a tener los brazos por encima del hombro durante periodos prolongados de tiempo. También existen casos de desgaste precoz provocados por una patología llamada necrosis aséptica. La cabeza del hueso se queda sin riego sanguíneo y se va desestructurando, perdiendo su forma curva y achatándose. Síntomas La artrosis de hombro provoca dolor, más o menos intenso, y pérdida de movilidad que afecta al día a día. Se vuelven dolorosos movimientos como el de peinarse, atarse el sujetador o levantar el brazo por encima del hombro. Las lesiones de hombro no son tan limitantes como las de cadera y rodilla, ambas necesarias para estar de pie y andar. En muchas ocasiones, una persona afectada de artrosis de hombro posterga la visita al médico y se autolimita en sus movimientos, hasta que el dolor se vuelve más intenso. A la izquierda, hombro sano. A la derecha, hombro con artrosis. En consulta Realizamos una exploración y valoración del caso. Si no hay dolor, se recomendará fisioterapia para no perder movilidad. Si el dolor es moderado, se puede tratar con infiltraciones y ácido hialurónico.Si el dolor es intenso y afecta gravemente a la calidad de vida de la persona, recomendaremos la intervención quirúrgica para la colocación de una prótesis. El síndrome subacromial es el causante de una gran parte de los casos de dolor en el hombro que vemos en consulta. Suele ser causa de rigidez y provoca dolor, especialmente nocturno, por lo que suele afectar de forma significativa a la calidad de vida de quien lo sufre. Causas El síndrome subacromial está provocado por un rozamiento entre la parte inferior del hueso acromion, los tendones y la bursa (pequeño saco de líquido que reduce la fricción en las articulaciones). Su causa puede ser genética (hay personas que tienen un acromion 'picudo' por naturaleza) y es más habitual en personas mayores (se pueden ir formando 'espolones' o picos en el hueso). Pero puede aparecer a cualquier edad: también lo sufren deportistas y personas que trabajan mucho tiempo con los brazos en alto. Síntomas Comienza con dolor e inflamación y, si no se trata, puede provocar una gran rigidez del hombro. Es muy importante diagnosticarlo a tiempo. Cuando el hombro sufre ya rigidez, debemos actuar con sumo cuidado, ya que podríamos reactivar la inflamación y empeorar el problema. En consulta Exploramos al paciente para observar el grado de inflamación, dolor y/o rigidez que sufre. Realizamos un estudio radiográfico y por resonancia magnética para observar el estado de la articulación, la bursa y los tendones. Es fundamental descartar otras posibles fuentes de dolor, referidas a la región del hombro. En particular, lesiones que provengan de la columna cervical, de donde parten nervios que se encargan de la sensibilidad del hombro. Una vez confirmado el síndrome subacromial, valoramos el tratamiento a seguir. Tratamiento Si el paciente refiere dolor moderado y problemas de movilidad, el tratamiento será conservador: recomendaremos fisioterapia y tratar el dolor con infiltraciones. Si presenta rigidez, pautaremos fisioterapia bajo supervisión estricta del cirujano. Si el dolor persiste más allá de los seis meses, propondremos solucionar el problema por vía quirúrgica. . LESIÓN DEL MANGUITO ROTADOR El manguito rotador es el conjunto de cuatro tendones que dan estabilidad al hombro y permiten su movilidad. Son el supraespinoso, el infraespinoso, el redondo menor y el subescapular. La rotura o desgarro de cualquiera de estos tendones compromete el correcto funcionamiento del hombro. La lesión más frecuente es la del supraespinoso, en la parte superior de la articulación y justo sobre la cabeza del hueso húmero. El tendón supraespinoso es el responsable de iniciar el movimiento de ascenso del brazo y es, por tanto, muy utilizado. Además, al estar situado entre dos huesos (el acromión y el húmero), se ve directamente afectado por el estrechamiento de dicho espacio (picos en el acromión) al elevar el brazo, especialmente al subir la mano por encima de la altura del hombro (movimiento habitual en muchos puestos de trabajo). El tendón subescapular es, junto con otros músculos, el responsable del movimiento de atarse el sujetador en las mujeres. Detectar dificultad en este movimiento puede ser síntoma de lesión. Causas La lesión del manguito rotador aparece, sobre todo, en personas mayores de 50 años, por un progresivo deterioro de los tendones hasta producirse una rotura. Es habitual que el paciente sufra molestias y dolor durante meses, e incluso años, antes de producirse la rotura. La lesión del manguito puede aparecer, además, por traumatismo directo y/o luxación de hombro en pacientes de cualquier edad. Y en ocasiones, pueden ocurrir ambas cosas: un hombro con tendones en mal estado que sufre un traumatismo directo. Hay personas que, por genética, tienen un espacio subacromial estrecho o un hueso acromion ‘picudo’ y, por tanto, propensión a sufrir este problema. Quienes, por su trabajo o actividad deportiva, realizan movimientos de brazo muy repetitivos también pueden sufrir este tipo de lesión. El tabaquismo y la diabetes son factores de riesgo asociados a lesiones de tendones en las articulaciones. Síntomas Una rotura en el manguito rotador provoca dolor y pérdida de fuerza, que afectan a la movilidad del brazo. En consulta Es fundamental actuar a tiempo. La rotura de los tendones subescapular o infraespinoso puede provocar una atrofia grasa del músculo al que están conectados, lo que obligaría a colocar una prótesis de hombro. En consulta realizamos un examen radiológico completo y una resonancia magnética. De esta forma descartamos otras lesiones y observamos el estado del hueso acromion y si existen calcificaciones en los tendones. . PATOLOGÍA ACROMIOCLAVICULAR La articulación acromioclavicular une el acromion (parte de la escápula u omóplato) con la punta de la clavícula, y participa en un 10% en la movilidad del hombro. La patología acromioclavicular se presenta por dos causas: -Por el desgaste de los ligamentos causado por la edad. -Por luxación tras traumatismo o caída, que provoca una rotura de los ligamentos y el desplazamiento de la clavícula. Es habitual en deportistas por caída (ciclistas, motoristas, esquiadores, snowboarders…) y, más específicamente, entre quienes practican halterofilia y levantamiento de pesas. Síntomas Aparecen molestias al levantar el brazo por encima del hombro y al cruzar un brazo sobre otro. Según avanza aumenta el dolor, de leve a moderado y frecuentemente nocturno, por lo que puede llegar a afectar a la calidad de vida. En consulta Tras la exploración al paciente, realizaremos radiografías y resonancia magnética, que nos permitirán descartar otras posibles lesiones (manguito rotador, edema óseo…) y confirmar el diagnóstico. En función de la gravedad y síntomas, se recomendará tratamiento conservador, rehabilitación y, en los casos más graves, la intervención quirúrgica mediante artroscopia. Tratamiento conservador Si los síntomas son leves, probaremos con un tratamiento analgésico/antiinflamatorio y, si no es suficiente, pautaremos rehabilitación supervisada. Si el dolor persiste, es limitante y afecta al sueño y a la calidad de vida, recomendaremos la intervención quirúrgica. Lesión acromioclavicular por luxación tras traumatismo o caída En la luxación acromioclavicular se produce una rotura más o menos severa de los ligamentos que unen la clavícula y el hueso apófisis coracoides (parte de la escápula), causando el desplazamiento de la clavícula. Medimos la gravedad de esta lesión en cinco grados, del más leve (I) al más grave (V): Grado I: Esguince sencillo de ligamentos. Grado II: Esguince sencillo de ligamentos + esguince coracoclavicular. Grado III: Desgarro de ligamentos coracoclaviculares. Se palpa un bulto. La escápula se desplaza hacia abajo y la clavícula sube. Grado IV: En su desplazamiento, la clavícula queda encarcelada en el músculo trapecio. Grado V: Un grado III más grave, la clavícula asciende y se produce el desgarro de la fascia deltoidetrapezoidea. Síntomas El paciente sufre dolor y limitación de la funcionalidad del hombro. En consulta Tras la exploración al paciente, realizamos radiografías y resonancia magnética para verificar el alcance de la lesión. Grados I a III: tratamiento conservador En estos casos pautaremos antiinflamatorios locales y analgésicos, junto con fisioterapia para calmar la contractura de la zona. En deportistas profesionales, el grado III se resolverá por vía quirúrgica. Grados IV y V: intervención quirúrgica El procedimiento variará en función de si la lesión está en fase aguda (han transcurrido un máximo de 10 días desde que se produjo) o crónica. Fase aguda: devolvemos la clavícula a su posición original y la estabilizamos, mediante un sistema de tracción con sutura de alta resistencia apoyada sobre un botón de titanio. El tiempo de ingreso en clínica es de una noche. Fase crónica: Será necesario, además, añadir un injerto tendinoso, de la clavícula al acromion, al tiempo que limaremos el extremo de la clavícula para evitar una futura artrosis. Recuperación El paciente llevará cabestrillo durante 6 semanas para asegurar una cicatrización correcta. Posteriormente, realizará ejercicios pasivos (con ayuda de otra persona) y rehabilitación. La vuelta a la normalidad suele producirse en unos cuatro meses. TENDINITIS BICIPITAL (PORCIÓN LARGA DEL BÍCEPS) La tendinitis bicipital es la inflamación e hinchazón del tendón de la porción larga del bíceps, tendón de la cara anterior del brazo que conecta el músculo bíceps con el omóplato y que se sitúa en íntima relación con el tendón supraespinoso y subescapular. La tendinitis bicipital aparece, en la mayoría de ocasiones, asociada al desgaste del propio manguito rotador. Causas Puede aparecer, ligado al deterioro por edad del manguito rotador, en personas a partir de 50 años. Realizar tareas repetitivas, tanto por motivos laborales como por actividad deportiva, contribuye a la lesión del manguito rotador y, al mismo tiempo, del tendón de la porción larga del bíceps. Es una lesión frecuente entre deportistas jóvenes y profesionales. Síntomas La tendinitis bicipital provoca dolor en la zona anterior del hombro, que puede extenderse al brazo, especialmente al usar la articulación. El tendón puede llegar a romperse, lo que causa dolor súbito e intenso. El músculo bíceps cae parcialmente hacia abajo, dando lugar a la deformidad conocida como ‘bola de Popeye’. La fuerza no suele verse afectada, ya que la porción corta del bíceps está intacta. En consulta Tras la exploración, la resonancia magnética nos permite observar el estado del tendón, si está fuera de su lugar y si presenta o no acúmulo líquido. Tratamiento En primer lugar, para aliviar el dolor causado por la tendinitis, recurriremos al tratamiento conservador, con infiltraciones y fisioterapia. Si el dolor no cede, será necesario ir a quirófano. Tenotomía o tenodesis Durante la intervención, se repara la lesión del manguito rotador y se realiza una tenotomía, que consiste en cortar y desinsertar el tendón de la porción larga del bíceps de su lugar natural. Se realiza por artroscopia y es muy rápida y eficaz. Alivia el dolor sin pérdida de fuerza en el codo. Sin embargo, la tenotomía puede provocar que el músculo acabe cayendo parcialmente, causando el efecto ‘bola de Popeye’. Por ello, en pacientes jóvenes y muy activos puede ser recomendable la tenodesis, técnica mediante la cual el tendón vuelve a reinsertarse en una posición más inferior del hueso. Realizar una u otra técnica será decisión del paciente, debidamente informado por el cirujano. El resultado de ambas a nivel funcional es similar, aunque el tiempo de recuperación varía. INESTABILIDAD GLENOHUMERAL - LUXACIONES El hombro es una articulación tremendamente móvil y, por ello, muy vulnerable. Cualquier cambio en su complejo equilibrio puede comprometer su movilidad y causar limitaciones y dolor. La inestabilidad glenohumeral es una patología que afecta, sobre todo, a deportistas y se manifiesta a través de la inestabilidad o luxaciones repetidas de hombro. Causas La luxación de hombro se produce cuando la cabeza del hueso húmero se sale de su lugar, la cavidad glenoidea. Suele suceder a raíz de una caída: se daña el labrum (tejido fibrocartilaginoso que rodea el borde de la cavidad glenoidea) y la cabeza del húmero se desplaza hacia afuera. También se produce en personas que, por genética, presentan una mayor distensibilidad de los ligamentos y las cápsulas articulares. Decimos de ellas que son ‘hiperlaxas’ por naturaleza. Hablamos de inestabilidad glenohumeral cuando las luxaciones se repiten, ya sea por la propia condición natural o por las consecuencias de una primera luxación que altera y vuelve inestable la estructura del hombro. Síntomas En personas que sufren luxaciones repetidas por hiperlaxitud, los episodios no suelen ser muy dolorosos ya que no se rompe ninguna estructura. La inestabilidad tiene más gravedad y causa dolor agudo en el hombro sano que sufre una luxación, normalmente traumática, muchas veces ligada a la práctica deportiva y con el resultado de una rotura de ligamentos. A la izquierda, hombro sano. A la derecha, hombro luxado. En consulta Tras la exploración al paciente, realizamos radiografías, resonancia magnética para valorar el estado del labrum y el manguito rotador, y escáner para evaluar la glena. Tratamiento conservador Las luxaciones en personas hiperlaxas suelen responder bien a la fisioterapia y no suelen requerir cirugía, salvo si se vuelven muy habituales y dolorosas. Cuanto más joven es la persona, mayores son las probabilidades de que la luxación se repita. Es habitual que la persona desarrolle aprensión y evite hacer ciertos movimientos por temor a que se produzca la luxación, lo que afecta a su calidad de vida y/o a la práctica deportiva. En estos casos recomendaremos resolver la inestabilidad en quirófano. CAPSULITIS RETRÁCTIL - HOMBRO CONGELADO La cápsula articular es una fina capa que rodea la articulación del hombro, proporcionándole estabilidad. La capsulitis retráctil, también conocida como ‘hombro congelado’, provoca la disminución progresiva del movimiento del hombro por inflamación y retracción de la cápsula articular, que pierde su tono, se engrosa y endurece. Causas Puede producirse por traumatismo aunque, en la mayoría de ocasiones, la causa es desconocida y aparece de forma espontánea. Afecta en mayor medida a mujeres de entre 40 y 60 años y personas con diabetes. La capsulitis retráctil puede aparecer, además, asociada a lesiones del manguito rotador o al síndrome subacromial cronificado. Síntomas En una primera fase, se siente un dolor más o menos intenso que, al no tener causa traumática llamativa, no se suele consultar. Si no se actúa, con el paso de los meses la cápsula articular se va engrosando. Disminuye el dolor pero aparece la rigidez, el hombro se queda ‘congelado’, con la consiguiente limitación progresiva de movimientos. Acciones como atarse el sujetador, o vestirse, se vuelven cada vez más complicadas. Se trata de una lesión que puede llegar a afectar seriamente a la calidad de vida de la persona. Es fundamental consultar con un especialista ante la aparición de cualquier dolor en el hombro. En el caso de esta lesión, con la aplicación de ejercicios en la primera fase podemos evitar que se produzca la rigidez posterior y conseguir que la patología remita por sí sola. En consulta Tras explorar al paciente, realizamos radiografías para descartar otras posibles lesiones, como la tendinitis calcificante. Además, hacemos una resonancia magnética para descartar problemas tendinosos asociados o lesiones óseas, que pueden pasar desapercibidas en la radiografía. Tratamiento En la primera fase de dolor, combinaremos rehabilitación y tratamiento del dolor con inflitraciones. Si no es suficiente, trabajaremos en colaboración con especialistas de unidad del dolor, aplicando tratamientos avanzados como el bloqueo del nervio supraescapular mediante anestesia de larga duración, radiofrecuencia… El tratamiento del dolor debe ir acompañado de la realización de ejercicios supervisados por el cirujano, para evitar alcanzar la fase de rigidez del hombro. En la segunda fase, disminuye el dolor pero aparece la rigidez. Intentaremos la recuperación a través de la autorrehabilitación y rehabilitación asistida por fisioterapeuta. Si pasados unos meses no remiten los síntomas, recomendaremos la intervención quirúrgica. TENDINITIS CALCIFICANTE La tendinitis calcificante se produce por una inflamación de los tendones del hombro, que provoca microsangrados tendinosos que posteriormente se calcifican (se forma una piedrita). Es más frecuente en el tendón supraespinoso (en la parte superior del hombro). Causas Aparece en personas de cualquier edad y condición, proclives por naturaleza a generar dicha calcificación o con un hueso acromion picudo, que es el que daña el tendón. La lesión va produciéndose con el tiempo, hasta que un día, de repente, provoca una explosión de dolor intensísimo, que lleva al paciente al médico. Síntomas Dolor muy intenso, no mecánico sino inflamatorio, especialmente nocturno. Puede suceder que remita el dolor por sí solo, aunque la calcificación continúe ahí. Si no se trata debidamente, la tendinitis calcificante puede acabar provocando capsulitis retráctil (‘hombro congelado’). En consulta Dado su carácter muy doloroso, lo primero es tranquilizar al paciente e informarle bien de las diferentes opciones terapéuticas. Para el diagnóstico, realizaremos un estudio radiográfico. Si se opta por la artroscopia, realizaremos además una resonancia magnética. Tratamientos no quirúrgicos En Artrosasun colaboramos con especialistas en tratamientos innovadores, a los que derivamos a nuestros pacientes si por su lesión no necesitan intervención quirúrgica. Salvo excepciones, la tendinitis calcificante se resuelve bien mediante tratamientos no quirúrgicos, siempre bajo la supervisión estricta del cirujano. Recomendamos el drenaje de la calcificación bajo ecografía. Se extra el calcio acumulado y se introduce en su lugar un antiinflamatorio para evitar que se reproduzca. Este procedimiento se realiza con anestesia local, con excelentes resultados. También da buen resultado el tratamiento con ondas de choque, que consiste en la aplicación indolora de ondas acústicas en la zona en la que se encuentra la calcificación, con el objetivo de ir eliminándola. Si estas opciones terapéuticas no dan resultado (ocurre en casos muy aislados), recurriremos a la intervención quirúrgica. Drenaje mediante artroscopia Durante la intervención realizaremos el drenaje de la calcificación mediante artroscopia, o bien el limado del pico del hueso acromion si es ésta la causa de la tendinitis. La intervención requiere una noche de ingreso en clínica. Más información sobre la artroscopia de hombro Recuperación Con la desaparición de la calcificación, desaparece radicalmente el problema. El paciente que refería no poder dormir en toda la noche, pasa a dormir de un tirón. Si ha sido necesaria la artroscopia, la recuperación lleva unos dos meses. Durante los primeros días, el paciente lleva cabestrillo por encima de la ropa, pero desde el primer día se le insta a hacer ejercicios, bajo la supervisión del cirujano, hasta ir recuperando progresivamente la funcionalidad del hombro.