Escuela de Oración. Pastor Richard Reyes. Iglesia Cristiana Ciudadanos del Reino. La primera fase de una oración Efectiva esta expresa en el Salmos 51 (Recomendar a toda la Audiencia a hacer esta lectura in-voce) Objetivo: Al Finalizar la sesión de oración la Iglesia estará equipada para poder orar con confianza en Dios, con amor a Dios y deseando a Dios. Frase de Impacto: Dios al amarnos, nos diciplina, nos sana y nos restaura. Jeremías 17:14 Sáname, oh Jehová, y seré sano; sálvame, y seré salvo; porque tú eres mi alabanza. Al recibir el Amor de Dios en nosotros, Dios ira ganando terreno que el enemigo ha tomado a causa de nuestras debilidades. II Parte: Reconozcamos nuestras debilidades delante de Dios y oremos por Sanidad. Una Segunda Diapositiva: No cedamos más terreno a nuestra carne, Ganemos terreno para el espíritu. Los Deseos de la Carne: (La Ira, las Contiendas, las Disensiones y los Celos). LA IRA: La ira, cuando se convierte en un patrón no controlado, puede ser destructiva tanto para nuestras relaciones humanas como para nuestra relación con Dios. La ira puede bloquear nuestro crecimiento espiritual y dificultar la manifestación de los frutos del Espíritu, como la paz, el amor y la paciencia. Aquí te explico algunas de las formas en que la ira afecta nuestra relación con Dios: 1. Rompe la comunión con Dios La ira no controlada puede endurecer nuestro corazón y alejarnos de una relación íntima con Dios. Como dice Santiago 1:20, "porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios", lo que significa que cuando permitimos que la ira nos controle, nos desviamos de la voluntad divina. La justicia de Dios, que es compasiva y paciente, no se refleja en un corazón dominado por la ira. 2. Dificulta el perdón y la reconciliación La ira puede hacernos reacios a perdonar, lo que va en contra de las enseñanzas de Jesús sobre el perdón (Mateo 6:14-15). Si no perdonamos a los demás, eso también afecta nuestro estado ante Dios, ya que Él nos llama a vivir en un espíritu de reconciliación. Un corazón lleno de ira alberga resentimiento, lo cual impide que la paz de Dios fluya en nosotros. 3. Distorsiona nuestra percepción de Dios y de los demás La ira tiende a hacernos ver a los demás y las situaciones a través de una lente distorsionada, exagerando las ofensas y minimizando nuestras propias fallas. En lugar de reflejar el amor de Dios, proyectamos juicio y desprecio, y podemos incluso cuestionar la justicia y la bondad de Dios si no actúa según nuestras expectativas. Esto nos aleja de la verdadera imagen de Dios, quien es compasivo, y nos impide ver a los demás con gracia. 4. Debilita la práctica de la oración y la devoción Cuando la ira se instala en nuestro corazón, nuestra vida de oración y devoción se ve afectada. Nos cuesta acercarnos a Dios con sinceridad, pues la ira crea un bloqueo en nuestro espíritu, un peso que nos distrae de orar con sinceridad y gratitud. La oración efectiva requiere un corazón limpio (Salmo 66:18), y la ira no resuelta contamina el corazón, generando una desconexión espiritual. 5. Fomenta actitudes de venganza y odio La ira puede fácilmente llevarnos a desear venganza, algo que la Biblia prohíbe explícitamente (Romanos 12:19). Dios nos llama a dejar la justicia en Sus manos y a responder con mansedumbre, porque la venganza y el odio solo profundizan nuestro distanciamiento de Dios. En lugar de reflejar Su carácter, estamos reflejando el impulso carnal, que nos aparta del propósito y la santidad que Dios desea para nosotros. Cómo vencer la ira para restaurar nuestra relación con Dios Oración y entrega: Llevar nuestra ira a Dios en oración, pidiéndole que limpie nuestro corazón y nos llene de Su paz. Meditación en la Palabra: Reflexionar sobre las Escrituras que hablan de la paz, la paciencia y el dominio propio (como Gálatas 5:22-23). Buscar reconciliación: Si la ira surge de conflictos, debemos buscar resolverlos y pedir perdón si es necesario, siguiendo la enseñanza de Jesús en Mateo 5:2324. como la Contiendas (deseo de la carne) afectan nuestra relacion con Dios LA CONTIENDA: Las contiendas, caracterizadas por conflictos, rivalidades y divisiones, son una obra de la carne que afecta gravemente nuestra relación con Dios. Cuando permitimos que las contiendas dominen nuestra vida, se generan barreras espirituales que nos alejan de la paz, la unidad y el amor que Dios desea para Su pueblo. A continuación, veremos cómo las contiendas afectan nuestra relación con Dios y qué enseñanzas bíblicas pueden ayudarnos a evitarlas. 1. Rompe la Unidad en el Cuerpo de Cristo Dios desea que Su pueblo viva en unidad (Juan 17:21), y las contiendas son contrarias a este llamado. Cuando permitimos divisiones y enfrentamientos, dañamos la unidad que Dios busca en la iglesia, impidiendo la obra del Espíritu Santo y deshonrando el testimonio de Cristo ante el mundo. Las contiendas dividen a los hermanos y dificultan que el amor de Dios fluya en la comunidad, creando un ambiente de desconfianza y discordia. 2. Desvía el Enfoque del Propósito de Dios Las contiendas nos distraen de nuestra misión principal: glorificar a Dios y llevar Su mensaje al mundo. En lugar de trabajar en la edificación del cuerpo de Cristo y de nuestras relaciones con los demás, nos enfocamos en ganar argumentos, defender posturas personales o tener el control. Este egoísmo desvía nuestra atención del propósito de Dios y, en su lugar, promueve nuestra propia voluntad. 3. Fomenta el Orgullo y la Soberbia Las contiendas suelen surgir cuando el orgullo y la necesidad de imponer nuestra opinión nos dominan. Proverbios 13:10 dice: "Ciertamente la soberbia produce contiendas", lo cual muestra que la contienda a menudo nace de un deseo de demostrar superioridad o defender nuestro orgullo. Esta actitud obstaculiza la humildad y mansedumbre que Dios nos llama a tener (Filipenses 2:3-4), volviéndonos menos sensibles a la corrección divina y al consejo de los hermanos. 4. Impide el Amor Fraternal y el Perdón Las contiendas llenan el corazón de resentimiento y amargura, lo cual dificulta el amor y el perdón. Jesús enseña que debemos perdonar y amar a nuestros hermanos, pero las contiendas hacen que el corazón se endurezca, impidiendo la reconciliación y el restablecimiento de relaciones. La falta de perdón y amor bloquea nuestra comunión con Dios, ya que Él nos llama a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos (Mateo 22:39). 5. Oscurece el Testimonio Cristiano Las contiendas dentro de la iglesia afectan nuestro testimonio ante el mundo. Cuando los creyentes permiten que los conflictos y divisiones se extiendan, pierden credibilidad y se alejan del ejemplo de Cristo. Juan 13:35 nos recuerda que el mundo reconocerá a los discípulos de Jesús por el amor que tienen entre ellos. La falta de unidad y amor en la iglesia puede hacer que las personas pierdan interés en el mensaje cristiano, viendo en su lugar división y hostilidad. Cómo evitar las contiendas y fortalecer nuestra relación con Dios Para evitar las contiendas y vivir en paz con Dios y los demás, debemos practicar los principios bíblicos que promueven la paz, la unidad y el amor: Cultivar la humildad y mansedumbre: Recordar que Jesús, siendo Dios, mostró humildad (Filipenses 2:5-8). Al cultivar la humildad, reducimos las posibilidades de caer en disputas que promueven el orgullo y la competencia. Promover la paz activamente: La Biblia nos llama a ser pacificadores (Mateo 5:9). Es importante buscar la paz en nuestras relaciones y evitar todo lo que pueda causar divisiones innecesarias. Escuchar con empatía y discernimiento: Santiago 1:19 nos anima a ser prontos para oír, tardos para hablar y tardos para airarnos. Escuchar a los demás con un corazón abierto puede reducir la posibilidad de malentendidos y contiendas. Practicar el amor y el perdón: Efesios 4:31-32 nos exhorta a desechar toda amargura, enojo y gritería, y a perdonarnos unos a otros como Dios nos ha perdonado. La disposición a perdonar y amar evita que las ofensas se conviertan en contiendas. Controlar las contiendas es esencial para tener una relación sana con Dios, ya que esto refleja un carácter transformado por el Espíritu Santo. Al buscar la paz y la unidad, nuestra vida glorifica a Dios y se convierte en un testimonio poderoso para quienes nos rodean. un Estudio profundo sobre las disensiones como (deseo de la carne) DISENSIONES: Las disensiones, mencionadas como uno de los deseos de la carne en Gálatas 5:19-21, son divisiones y conflictos intencionados que causan separación y discordia dentro de la comunidad de fe. Las disensiones, al igual que otras obras de la carne, son resultado de actitudes y deseos egoístas que nos alejan de la voluntad de Dios y del fruto del Espíritu. Aquí veremos un estudio profundo sobre las disensiones, cómo afectan nuestra vida y qué principios bíblicos nos ayudan a evitarlas. 1. Definición de Disensiones Las disensiones provienen de una actitud de desacuerdo divisivo que va más allá de las diferencias de opinión. Implican una postura de obstinación, en la cual una persona o un grupo insiste en sus ideas de manera conflictiva, con el fin de causar división o atraer seguidores a su bando. Este tipo de conflicto se caracteriza por generar polarización y enfrentamiento dentro de la iglesia, y a menudo está motivado por orgullo, deseos de poder o inseguridad. 2. Efectos Espirituales de las Disensiones Separación del Cuerpo de Cristo: Las disensiones destruyen la unidad que Cristo desea para Su iglesia (1 Corintios 1:10). Jesús oró por la unidad de Sus discípulos (Juan 17:21), y cualquier tipo de división intencional atenta contra esta oración y el propósito de Dios para Su iglesia. Desviación de la misión de la iglesia: Las disensiones distraen a los creyentes de su verdadero propósito, que es predicar el evangelio y vivir en santidad. Cuando una iglesia está ocupada en conflictos internos, pierde su enfoque en el servicio a Dios y en su testimonio hacia el mundo. Enfriamiento espiritual: El ambiente de desconfianza y división generado por las disensiones afecta la vida espiritual de los creyentes, apagando la obra del Espíritu Santo y haciendo difícil la adoración y el crecimiento espiritual. La constante fricción genera cansancio emocional y espiritual en la comunidad de fe. 3. Causas de las Disensiones Las disensiones pueden surgir por varias razones, algunas de las cuales incluyen: Orgullo y Egoísmo: Cuando una persona pone sus intereses, deseos o puntos de vista por encima del bienestar de la comunidad. En lugar de buscar la edificación mutua, el orgullo lleva a buscar reconocimiento o control, lo cual genera división. Falta de Madurez Espiritual: Las disensiones suelen surgir cuando los creyentes no han desarrollado madurez en el Espíritu, ya que una vida controlada por la carne es susceptible a los conflictos y divisiones (1 Corintios 3:3). Desacuerdos en Doctrina o Tradiciones: Aunque las diferencias doctrinales pueden manejarse con respeto y diálogo, cuando no se abordan con amor y humildad, pueden convertirse en disensiones. Este tipo de divisiones suele surgir cuando una persona o grupo insiste en imponer su interpretación de las Escrituras sin considerar la unidad del cuerpo de Cristo. Influencias Externas o Culturales: A veces, las divisiones pueden originarse al intentar adaptar prácticas culturales o sociales que no están alineadas con los principios bíblicos, lo cual puede llevar a confrontaciones entre los miembros de la iglesia. 4. Consecuencias de las Disensiones Las disensiones tienen graves consecuencias en la vida del creyente y de la iglesia en su conjunto: Debilitamiento de la Fe Comunal: La iglesia, al ser el cuerpo de Cristo, se debilita cuando los miembros están en conflicto. Las disensiones generan un ambiente tóxico que afecta la fe y la esperanza de los creyentes. Pérdida del Testimonio: La iglesia es llamada a ser luz en el mundo (Mateo 5:14-16). Cuando la iglesia está dividida, pierde su credibilidad y su capacidad de influenciar al mundo, ya que las personas verán la discordia en lugar del amor y la unidad. Bloqueo de la Bendición de Dios: Dios bendice la unidad y la armonía entre Sus hijos (Salmo 133:1-3). La división y la contienda interrumpen el fluir de Su gracia y Su favor, dificultando que la iglesia reciba las bendiciones espirituales que Él tiene para ella. 5. Cómo Enfrentar y Evitar las Disensiones Para combatir las disensiones, es fundamental que cada creyente cultive una actitud de amor, humildad y respeto hacia los demás. Aquí algunos principios bíblicos que ayudan a evitar las disensiones: Fomentar la Unidad en el Espíritu: Efesios 4:3 nos exhorta a esforzarnos por "mantener la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz". Esto requiere que cada miembro de la iglesia esté dispuesto a ceder y buscar la armonía en lugar de la confrontación. La paz y la unidad deben ser prioridades en la vida cristiana. Cultivar la Humildad y el Respeto: Filipenses 2:3-4 nos llama a actuar con humildad, "considerando cada uno a los demás como superiores a sí mismo". Cuando damos prioridad al bienestar de los otros y respetamos sus puntos de vista, evitamos que las diferencias se conviertan en conflictos divisivos. Resolver los Conflictos Rápidamente: La Biblia nos enseña a resolver las ofensas de inmediato, antes de que se conviertan en una causa de división (Mateo 5:23-24). Ignorar los conflictos o guardar resentimientos permite que las disensiones crezcan. Jesús instruyó a Sus seguidores a buscar la reconciliación con rapidez. Buscar Sabiduría y Discernimiento: Santiago 3:17-18 nos recuerda que la sabiduría que viene de Dios es pura, pacífica y llena de misericordia. Es esencial que los creyentes busquen dirección en la Palabra y en la oración antes de involucrarse en cualquier situación que pueda causar división. Escuchar y Comprender antes de Juzgar: Santiago 1:19 nos exhorta a ser "prontos para oír, tardos para hablar, tardos para airarnos". La falta de comunicación y la falta de entendimiento son causas comunes de divisiones. Escuchar con paciencia y comprensión puede evitar muchos conflictos. Reflexión Final: Evitar las Disensiones para Glorificar a Dios El llamado de Dios es que Su pueblo viva en unidad, amor y paz, reflejando el carácter de Cristo al mundo. Las disensiones son un obstáculo para alcanzar esta meta, ya que generan un ambiente que no refleja el amor de Dios y debilitan el cuerpo de Cristo. Al vivir en el Espíritu, desarrollamos el fruto de la unidad, y al caminar en humildad y amor, evitamos que las diferencias se conviertan en divisiones. En última instancia, cuando evitamos las disensiones, estamos obedeciendo el llamado de Jesús a ser uno (Juan 17:21), y damos un poderoso testimonio del amor transformador de Dios. un Estudio profundo sobre los celos como (deseo de la carne) CELOS. Los celos, al igual que otros deseos de la carne, son una actitud que va en contra del carácter de Dios y obstaculiza el crecimiento espiritual del creyente. En el contexto bíblico, los celos son un sentimiento de envidia, descontento o resentimiento hacia las bendiciones, logros o posesiones de otros. Los celos pueden aparecer en diversas formas y a menudo están acompañados de emociones como el resentimiento y la rivalidad. Este estudio explora cómo los celos afectan la vida espiritual, sus causas, sus consecuencias y cómo, por la ayuda de Dios, podemos superarlos. 1. Definición Bíblica de los Celos Los celos son el deseo ardiente y egoísta de lo que otro posee, ya sea en términos materiales, reconocimiento, relaciones o capacidades espirituales. En Gálatas 5:19-21, los celos se mencionan como una obra de la carne que va en contra del fruto del Espíritu, y en varios otros pasajes bíblicos, los celos son vistos como un pecado que conduce a la rivalidad y al conflicto (Santiago 3:1416). Los celos son, en esencia, una insatisfacción con lo que Dios nos ha dado y una falta de gratitud, ya que nos hacen enfocarnos en lo que no tenemos en lugar de valorar lo que sí tenemos. 2. Causas de los Celos Inseguridad Personal: La falta de confianza en nuestra identidad en Cristo puede hacer que busquemos validación en lo que otros poseen o en lo que parecen lograr. Cuando no estamos seguros de quiénes somos en Dios, es fácil envidiar las bendiciones de otros. Comparación Destructiva: Compararnos constantemente con otros nos hace sentir insatisfechos. Al enfocarnos en lo que los demás tienen, perdemos de vista las bendiciones únicas que Dios nos ha dado. Esto crea una mentalidad de competencia en lugar de una de gratitud y contentamiento. Orgullo y Ambición Egoísta: El orgullo hace que deseemos ser vistos como superiores o más importantes que los demás. Cuando vemos que otros reciben reconocimiento o son bendecidos, esto puede despertar celos si nuestro orgullo se siente amenazado. Falta de Gratitud y Contentamiento: Los celos surgen cuando nos falta un espíritu de agradecimiento por lo que Dios ya nos ha dado. La gratitud es una barrera contra los celos, ya que nos ayuda a valorar lo que tenemos en lugar de enfocarnos en lo que no tenemos. 3. Consecuencias Espirituales de los Celos Ruptura en la Relación con Dios: Los celos muestran una falta de confianza en la bondad y provisión de Dios. Al dudar de Su amor y fidelidad, nuestra relación con Él se ve afectada. Los celos hacen que cuestionemos la soberanía de Dios, preguntándonos por qué ha bendecido a otros en lugar de a nosotros. Destrucción de la Unidad en la Iglesia: Los celos pueden causar divisiones y conflictos dentro de la iglesia, dañando la unidad del cuerpo de Cristo. Cuando los creyentes compiten entre sí o sienten envidia, la unidad se ve comprometida. Romanos 12:15 nos llama a “gozarnos con los que se gozan” y no a envidiarlos, pues los celos destruyen el amor fraternal. Envenena el Corazón y Mente: Los celos afectan nuestra paz interior y generan resentimiento, amargura y pensamientos negativos. Santiago 3:16 advierte que "donde hay celos y contención, allí hay confusión y toda obra perversa". Los celos nos alejan de la paz que Dios quiere que experimentemos, pues permiten que la mente esté llena de pensamientos egoístas y amargos. Conduce a Otros Pecados: Los celos a menudo llevan a otros pecados, como la murmuración, el odio y el juicio. En el caso de Caín y Abel (Génesis 4:1-8), vemos cómo los celos de Caín hacia su hermano Abel lo llevaron al asesinato. Esto muestra cómo los celos, si no se controlan, pueden tener consecuencias devastadoras. 4. Ejemplos Bíblicos de los Celos Caín y Abel: Caín sintió celos de la aceptación que Dios mostró hacia la ofrenda de Abel, lo que lo llevó a asesinar a su hermano (Génesis 4:3-8). Este es un claro ejemplo de cómo los celos pueden llevar a actos de violencia y odio. José y sus Hermanos: Los hermanos de José lo envidiaron por el amor especial que su padre le tenía y por sus sueños, lo que los llevó a venderlo como esclavo (Génesis 37). La envidia causó división familiar y grandes sufrimientos. Saúl y David: El rey Saúl comenzó a sentir celos de David cuando el pueblo comenzó a aclamar a David por sus victorias (1 Samuel 18:7-9). Los celos de Saúl lo llevaron a intentar asesinar a David en múltiples ocasiones, mostrando cómo los celos pueden transformarse en odio. 5. Cómo Superar los Celos según la Biblia Para superar los celos y vivir en contentamiento y gratitud, la Biblia nos da varias herramientas espirituales y principios importantes: Renovar la Mente: En Romanos 12:2 se nos llama a renovar nuestra mente. Esto significa que debemos adoptar una perspectiva divina, viendo nuestra vida y las bendiciones de los demás desde la perspectiva de Dios y no desde el egoísmo. Renovar nuestra mente con la Palabra nos ayuda a reconocer que Dios tiene un plan único para cada uno. Practicar la Gratitud: La gratitud es una barrera poderosa contra los celos. Al recordar las bendiciones de Dios y agradecer por lo que ya tenemos, reducimos la posibilidad de envidiar a otros. 1 Tesalonicenses 5:18 nos insta a dar gracias en todo, recordándonos que cada bendición es un regalo de Dios. Aceptar nuestra Identidad en Cristo: La Biblia nos enseña que somos amados y valorados por Dios. Cuando confiamos en nuestra identidad en Cristo, no necesitamos competir ni compararnos con otros. Gálatas 2:20 nos recuerda que Cristo vive en nosotros, lo que nos da seguridad y paz. Rejozar con los que Gozan: Romanos 12:15 nos anima a alegrarnos con los que se alegran. Cuando aprendemos a celebrar las bendiciones de los demás, evitamos que los celos se instalen en nuestro corazón. Ver las bendiciones de otros como un reflejo de la bondad de Dios puede ayudarnos a alegrarnos genuinamente por ellos. Desarrollar un Corazón de Amor y Generosidad: 1 Corintios 13:4 dice que "el amor no tiene envidia". Cuando nos llenamos del amor de Dios, nuestro corazón se inclina hacia la bondad, la generosidad y la compasión, lo cual elimina los celos. Pedir a Dios que llene nuestro corazón de Su amor es una clave para superar esta obra de la carne. Reflexión Final: Transformando los Celos en Contentamiento Los celos son un deseo de la carne que nos aleja de Dios y de una vida plena. Superarlos es un proceso de transformación que implica depender del Espíritu Santo, renovar nuestra mente, y cultivar gratitud y amor. Dios nos llama a vivir una vida llena de Su paz y a reflejar Su amor en nuestras relaciones. Cuando confiamos en la bondad y en el plan de Dios, podemos aprender a vivir en contentamiento, libres de la comparación y el resentimiento. Así, en lugar de permitir que los celos nos dominen, podemos experimentar el gozo de una vida centrada en Cristo y en el amor hacia los demás.